Tomo 6

TOMO VI

CÁTEDRA 83

       Gloria a Dios en las Alturas y Paz a los hombres que tengan buena voluntad; Gloria a Aquél que Gloria merece cuando él recibe suavemente, humildemente la merecida justificación de su vida, con que, justifica su vida el Glo­rificado.

Gloria a Dios en las Alturas y Paz al Pacificador de Almas, y Paz a vosotros, los que seáis internamente pací­ficos. Buena voluntad a los hombres de buena voluntad.

He aquí la Vibración, he aquí el Pensamiento del Es­píritu que tanto ha amado al Mundo; del que viene a darte, Pueblo mío, Paz, Amor y sobre todo Sabiduría espiritual, fuerza, Luz y conocimiento de las cosas ultra humanas, de las cosas superiores. He aquí la omnipresencia de Mi Pensamiento, la omnipresencia de Mi irradiación mental, para iluminarte con la Luz de cada una de Mis palabras; por que cada una de Mis palabras, son para ti, para tu entendimiento, si es que es tan maduro tu entendimiento.

Glorificado Aquél que humildemente se humilla; y co­mo humildemente se humilla, está avergonzado de sus errores; es dócil, es manso, noble, él será glorificado. Y en esta cátedra de Encarnados y Desencarnados, en esta Cátedra en que vienen a escucharla multitudes de Desen­carnados, voy a dar Luz a unos y a otros, porque Luz es Mí Palabra,  ya he dicho antes.

Vosotros que decís, oh Grupo Mayor de Descarnados, decís: “No aproveché bien la vida, -decís unos-, y sin embargo ya no existo en la Tierra”. ¿A qué llamáis  vosotros: Provecho de la vida? ¿Qué queréis sacar de la vida, qué vais a hacer de ella, con ella y para ella? ¿A qué llamáis vosotros: “No le saqué provecho a la vida; dejé la  vida sin el provecho máximo, por qué no dejé el capital material para la carne? ¡Carne y más carne que tiene cla­ra la aflicción del espíritu! ¡La carne y más carne, que hace sufrimiento seguro al Espíritu! Queréis de la  fortuna material hacer un lecho de vuestros billetes, de vuestras monedas de papel, y dormir en él. ¿Eso es sacarle provecho a la vida? Pobres Criaturas, pobres almitas humanas; con pequeñeces humanas queréis y creéis conocer la ciencia del aprovechamiento. ¿Cómo es posible que habiendo venido  a la Tierra, penséis en esta forma? Y sobre todo, Oh Alma, que habiendo escuchado Mi Palabra espiritual a través de Facultades, penséis así todavía, y decís: “¿Por qué dudé de tu obra?” Y hoy por mi Obra vais a recibir Luz, por lo que tú dudaste, de ahí te viene la Luz. Dudé de tú Obra, decís muy claramente, muy sencillamente, y de ti también dudaste, dudaste de ti que eres Espíritu, y creís­te que eras la materia, y quisiste hacer un lecho de billetes para la materia; y  todavía habiendo llevado una fortuna, creíste que era todavía poco lo que la Vida te dio. ¿Oh, In­sensato sin Luz, a dónde vais, a dónde va esa manera de pensar, si no a hundiros? Ya que vuestros bancos materiales, ya que vuestras monedas materiales no os sirven para nada en las cosas del alma. ¡No podéis con vuestros mi­llones comprar un Lugar en el Reino de mí  Padre! Y en verdad, si lo hubierais hecho así, si hubieseis hecho un Banco para ti solo, y para ti y para ti y para vosotros, que  en grupo pensáis más o menos igual:  Que la fortuna, es  el  capital material; si lo hubieseis hecho así, tendríais más  a qué responder ante Mi Padre y ante Mí, porque de cada billete, de cada uno de vuestros billetes, de cada una de vuestras monedas, de cada cabello de vuestra cabeza tenéis que entregarle cuentas a Mi Padre Celestial que os lo ha dado, y los ricos, no son otra cosa que administradores  de lo que Mi Padre a depositado temporalmente para que deis  a los  pobres, o para que os hundáis en vuestros pensamientos o en vuestras nieblas que estáis formando en vosotros mismos; por que  aún después de haber dejado la materia  seguís pensando en lo que habéis dejado, y os duele lo que habéis dejado, y sufrís porque no habéis hablado a tiempo, para haber repartido a los que os hicieron el bien, por temor de que ellos recogieran, no habéis hablado a tiempo, y  cuando quisisteis hacerlo, era porque ya no ha­bía sonido, no había voz en vuestros labios, ya no había palabra, ya no estaba en vuestros labios el poder de la palabra, la facultad de hablar, vuestra garganta se cerró, vuestra voz se apagó y vuestro pensamiento no se ha apa­gado; he ahí el sufrir de vuestra conciencia: Que habéis dejado para después, el reparto del después, pero lo habéis hecho tan tarde, que ya no hay después.

Bien, ahora os encontráis sin el cuerpo, frente a una Facultad que está recibiendo Mi Pensamiento; una Facul­tad por la cual estoy dando Mi Palabra, Mi  Evangelio, es­toy evangelizando a Encarnados y Desencarnados, como a ti y como a ti, y como a todos los que estáis sin materia; pero de vuestra Cátedra, recibirá ejemplo este núcleo de Encarnados; éstos que todavía tienen la cruz de la Materia; éstos que todavía creen que son la Materia, porque el hom­bre, porque la Criatura humana, siempre cree y confunde y dice: Que él es la Materia. Pues bien, a vosotros que habéis sido calcinados de la materia; que os han quemado el cuerpo, que decís: “Cuando el Alma sigue pensando por su mente infinita, por su mente que no muere, por una voluntad que no muere, por una conciencia que no termina  jamás; y vosotros que seguís pensando quietamente, cuer­damente; sabéis que no tenéis la materia, podéis decir cuando teníais razón, si cuando negabais mi comunicación con el hombre pecador o cuando creíais que cuando el cuerpo terminaba, con él terminaba la vida. El cuerpo termina, pero no la vida, y si me habéis sentido lejos de vosotros porque vosotros os sentíais pecadores, pero estabais satisfechos con sentirse pecadores; si vosotros habéis creído que me alejé de vosotros, Yo os digo que no; Yo estoy como la luz del mediodía del campo y del vergel, cómo la luz claramente; cuando las nubes tapan por un momento al sol, parece como que el sol se esconde,  es la nube la que lo cubre, el  sol está ahí, la nube es vuestra individualidad, vuestra falsa y baja personalidad, vuestra forma de pensar y de sentir, siempre profundamente humana, llena de egoísmos, llena de miserias, llena de cadenas,  llena de orgullo y vanidad, y a veces no le habláis a vuestros semejantes porque creéis que ellos no os hablan, y de esa manera seguís siendo esclavos del rencor y de las pasiones. ¡A dónde vais, si estáis atados y los que están atados no pueden elevarse a mi Reino; tienen que quedarse otra vez abajo, con las cadenas, con las cadenas que estáis haciendo de tantos errores, de tantas pasiones, de tantas bajezas, de tantos defectos, de tanto materialismo.

Y en  verdad, oh Almas que pensáis en diferentes for­mas y decís; puesto que hay aquí setecientas almas, como dice mi Enviado, mi Apóstol amado, que es vuestro Director, setecientas opiniones, setecientas maneras de pen­sar,  setecientas Almas que esperan diferentes cosas; unas esperan por su castigo,  un pozo, un infierno eterno, y no lo han hallado;  lo han buscado en el alma, para encerrase en él, y no lo han hallado. Otros  creían  tener solamente el purgatorio como castigo, pero tampoco lo han hallado como pensaban que era, con llamas, con lumbre, con fuego. ¡Qué más fuego que la vergüenza y el dolor de haber pecado tantas veces, habiendo desobedecido las Leyes divinas de Mi Padre Celestial! ¿Y que necesitas  que el dolor os haga pedazos, para pensar en Dios? ¡Oh Humanidad profana y olvidada del Padre Creador de los Mundos, Creador de las Almas! ¿Es posible que necesitéis que el dolor venga y os sacuda, y en esta forma medianamente desper­téis de un sueno materialista tan pesado?  No, no necesitéis más que el dolor os despierte, Despertad vosotros por el mensaje del Amor. Yo os traigo el Amor divino; Despertad en mi Palabra, Despertad con esta Voz, en la que surge en este momento el desgranar de perlas espirituales que son el Evangelio  vivo de la Palabra clave de la salvación del hombre para siempre; entiende, comprende, razona y siente, pues de no hacerlo, seguirás en tu Mundo de Ti­nieblas.

Esta cantidad de  Desencarnados, que tienen, el dolor unos, el coraje otros, el arrepentimiento otros, el asco de haber pecado, y sobre todo de haber bajado hasta los bajos fondos del materialismo, en el que sienten horror y vergüenza. Podéis veros en ese espejo, Humanidad: poco es el llanto del cuerpo, comparado con el llanto del alma; pequeño es el llanto de la  carne, comparado con lo grandioso del dolor del Alma, que es altamente sensitiva. El Alma misma no se perdona, por desobedecer y haber desobedecido las Leyes de Armonía con el Infinito, las Leyes de Armonía con el Universo, las Leyes de Armonía con Mi Padre.

En verdad, decís: “Si yo hubiera sabido que iba a morir, hubiera gastado en mí mismo, todo lo que trabajé; porque así hice una equivocación, cometí una torpeza: Tra­bajé para los demás”. ¡Ay de Vosotros, ay de Vosotros! ¡Que pensáis así, solamente en vosotros, y no pensáis en lo que manda la Ley Divina de Mi Padre, que es mi propia Ley! Al decir: “Amaros los unos a los otros”, quiere decir: Ayudaros los unos a los otros, por lo que el amor ins­pira, por lo que el amor impulsa y el amor dice: Dale a tu Hermano de lo que Dios te ha dado a ti. Entonces, a vosotros que decís: “Que si hubieseis sabido habríais gastado en vosotros”. Así hubierais sido en vicios, así, en corrup­ción. Habéis caído bajo, profundamente bajo, porque en vuestra encarnación que viene, seréis nacidos en miseria; tal es la Ley. No soy Yo, es la Ley que habéis formado vosotros: La de “Ojo por ojo y diente por diente”. En miseria naceréis en miseria moriréis, porque la Ley divina, es de Amor y el Humano, el humano que tiene rencores; lo que recibe, devuelve “Ojo  por ojo y diente por diente; por eso sufre el humano pero si tú vienes a mi Ley que es la más hermosa la  más luminosa, la más grande de todas las leyes: esa no te hará llorar, esa no te hará sufrir, esa te hará dulce como el fruto dulce, y si lloras, no llora­rás por efecto del rencor. Lloraréis por el dolor de tus hermanos, es una elevación para tu escala espiritual; se llora por rencor, por coraje, por orgullo, por venganza, por tantas pasiones  y todos los que lloran por pasiones y por ardores de la Tierra, están muy bajos en alma: pero Aquél que derrama llanto por el dolor de la Humanidad, por los  que tiene cerca y ve sufrir; Aquél que comparte su pan, su mesa y su sal; Aquél que enseña lo que es en verdad el  Amor, ese es mío, y mi Reino es de él,  De cuáles sois vosotros  Sois de los que pensáis solamente en vosotros, o de  los que compartís el pan, la masa y la sal De los que dais agua para el sediento y alimento para el ham­briento y descanso para el cansado, reposo para el pere­grino. Piensa, Humanidad calificante, Humanidad; reflexio­na, Humanidad; analiza, siente y vive quién eres, qué eres, qué hay dentro de ti.

Tú que sabes ver lo que hay fuera de ti, Yo te pre­gunto ¿Tú que vez por fuera, que hay dentro de ti;  qué has hallado, qué has encontrado? No te has hallado en ti mismo; no te has encontrado espiritualmente hablando, no sabes quién eres, Hijo mío. Y me andas buscando, y moro en ti. No sabes quién eres, oh Átomo mío, Átomo espiritual, Átomo esencial, y me andas buscando, creyendo que eres de una Esencia extraña y de  una vida ajena. Hijo mío; y tú y Yo, somos Uno, mas Yo en grandeza y tú en Átomo, pero un Átomo que vas creciendo para dejar de ser Átomo cuando seas Uno Conmigo. Crece, oh Átomo mío, crece más cada día; siéntete lleno de tu grandeza; siéntete lleno de mi Padre y  de Mí; crece más oh Átomo mío hasta llegar al Solio por el cual los Pecadores reciben la unificación y la solidificación del Santo Uno; y en Verdad en esta Cáte­dra de dos Auditorios combinados, porque uno es espiritual y el otro tiene materia; combinada también es mi Pala­bra, y cada uno tome en esta combinación lo que a cada uno corresponde; dentro de lo que debe saber, de lo que debe saber por ahora;  porque lo que sabes ahora, no es lo que tienes que saber en el mañana de tu vida; cada  día sabrás más  y más, y en el futuro te harás más entendido de las cosas espirituales, más comprensivo, más dócil. Bienaventurados lo que se sienten pequeños como niños;  Bienaventurados, porque de ellos es el reino de los Cielos de las blancas Luces. Entonces, ay de vosotros que habéis pensado que no habéis gastado todo, puesto que si hubieseis sabido,  ¿lo hubierais hecho? ¿Y cuáles serían las cuentas que hubieseis recibido? Peores de las que habéis llevado como un fardo en vuestra conciencia.  Si hoy vais a recibir lo que merecéis, si hubierais gastado en vicios todo, mayores serían las cuentas del dolor y mayores las reencarnaciones dolorosas del porvenir. De cierto os digo que las muchas reencarnaciones dolorosas que hacéis en vuestros       errores, sólo el Alma las llora   y la conciencia las entenderá, pero la alta Conciencia espiritual. Y así os digo: No  os liguéis con nadie en la Tierra por odios ni rencores ni errores, ni caprichos, ni vanidades ni pasiones ni materialismo­ no os liguéis así, ligaros por amor, por amor divino, por amor sagrado, por amor espiritual  que es el amor perfecto; o sea el verdadero amor al que se le debe llamar Amor como al rocío se le llama rocío y a la luz de la mañana, se le llama luz de la mañana; y vosotros le llamáis a otras pasiones: Amor, cuando las pasiones no son Amor; el Amor, es del espíritu y es inmaculado. Pueden tener reflejos  espirituales, pero no son todo espíritu. El que tiene la capa­cidad de amar espiritualmente, es ya grande, ya tiene Luz, ya es un Apóstol en la Tierra; el que tiene la capacidad de  amar espiritualmente  a sus  Semejantes, él es en verdad a mi semejanza, pero ¿cuántos hay ya en la Tierra, que tienen la capacidad, esa capacidad amplia, espiritual y lu­minosa para amar a sus semejantes? Porque Yo os enseñé en verdad el Amor espiritual, el verdadero Amor espiritual, el que no se confunde con los otros mal llamados  amores;  por eso os amé antes de que me llevaseis á la cruz; os amé en la cruz, y os amó todavía después de la cruz en el  Reino de los Cielos; y os sigo amando, os sigo perdonando,  os sigo dando  mi bendición; os sigo curando el alma y el cuerpo, si venís a Mí, pero por medio de la fe pedirme todo, porque si lo pedís sin la fe, no recibiréis, y por medio de la fe recibiréis cosas grandes que llamaréis maravillosas que sin la fe no podréis recibir.

 La fe, es la medida de las posibilidades en la Criatura Humana. Entonces, mi Pueblo de Encarnados y Desencar­nados, entended que si vais a entregar cuentas de lo que mi Padre os ha dado, cuentas de cada Hijo de la Tierra, cuentas de cómo habéis sido como hijos, cómo sois como padres, cómo sois como hermanos, cómo sois como Hermanos de la Humanidad, cómo sois como ricos, como pobres, cómo sois en materia, para que así recibáis los reflejos como Ser, en espíritu, ya que la materia es el instrumento que el espíritu tiene para trabajar en ella, o sea en el instrumento materia, dejadlo trabajar  porque es mi Átomo, por­que es mi Hijo, porque es mi Criatura, porque es la Verdad interna, que eres tú mismo; así en esta Enseñanza podéis entender, que nadie pasará, nadie, absolutamente nadie; con su Libro de las Cuentas cerrado sin abrirlo; todos tendrán que abrir el Libro de la Conciencia, ante Cristo y ante mi Padre Celestial; pero Yo no soy vuestro Juez, soy vuestro Defensor, y como Defensor he venido a daros mi Palabra espiritual para que ella os purifique el pen­samiento, las intenciones y sobre todo para que vuestras obras sean mejores.

Yo no hablo para dejar a vuestros oídos, satisfechos; Yo hablo para dejar a vuestra conciencia alerta, para que ya no pequéis más en contra de vosotros mismos,  por que el Pecador peca en su contra, puesto que cada error es  en verdad un filo que hiere un lodo que mancha,  un dolor punzante contra sí mismo. El Pecador incurre en un pecado y con el se hiere  y por él llora, quiere dejarlo atrás y no puede desprenderse de lo que ha hecho y sigue vi­viendo  con el, y el hombre sigue aumentando sus hijos del pensamiento malo, sus pecados, y sigue con ellos como un fardo, por eso os invito a dejarlos y a tomar la enseñanza espiritual: “No pienses mal, no hables mal, no hagas mal”, dicen mis Libros de la Verdad, para que no hagas fuego que te queme, para que no te quemes en el propio fuego de tus pensamientos, palabras y obras; y así vuelvo a  repetir: Aquel que dice: “No aproveché la vida”, lo dice porque no aprovechó más en la Materia. Si supieseis vosotros, que es todo lo contrario; aprovechar la vida, es aprovecharla en cuanto a lo que lleváis espiritualmente; en cuanto al saber del sentir y el pensar espiritual que habéis desarrollado.

Vosotros, Sembradores, lleváis la Semilla y levanta­réis la cosecha; pero a  un Espiritualista, si Yo le preguntara: ¿Para qué quieres la vida? El Espiritualista, si fuera un verdadero Espiritualista, en caso de serlo, diría: “Quiero la vida para ganar el Cielo; quiero la vida para trabajar para el bien de mi alma; o sea para obedecer la Ley de mi Padre, para que florezca la Ley de mi Padre, para mani­festar cómo Quiere mi Padre que vivan los hombres de la Tierra; para manifestar la Voluntad de Dios Vivo; la Vida dentro de la Ley, como ejemplo de mis Semejantes; No quiero avergonzarme de nada, quiero vivir armónicamente con cada Criatura, armónicamente con el Infinito, armó­nicamente Conmigo mismo. Un Espiritualista diría que quiere la vida para hacer su Gloria, que quiere la vida para hacer su Cielo.  Pero dónde está ese Espiritualista  Ayúdame a buscarlo por el Mundo, Pueblo, porque todavía no está entre nosotros, mas los que lo dicen, no lo  hacen; Yo no busco al que lo dice, busco al que lo dice lo piensa y lo hace; hay tantos Apóstoles y Facultades de Cátedra y Pueblos de diferentes Naves pequeñas o grandes, que pueden decir: “Yo Señor, quiero la vida humana para hacer mi vida espiritual, para hacer la Gloria espi­ritual”; pero si los llevo al Camino de la acción, es decir; al Camino de la demostración de lo que hablan, del cumplimiento de la palabra; ahí no responden, porque son más carne que espíritu; y en esto se necesita ser un espíritu fuerte que domine un cuerpo ya entregado al espíritu.

Cuando tú hables en el Mundo, a Aquél que suspire por el Cielo, y quiera pensar cada noche que va a entregar cuentas de todo, a entregar cuentas de la educación de ca­da hijo, de la forma y comportamiento con sus hermanos y con sus semejantes, de las palabras hirientes que ha pronunciado, de las veces que no ha sabido perdonar, por­que también ese es un pecado, es un error de rencor, de no querer perdonar, esa es una pequeñez humana, no saber perdonar es una pequeñez del que vive en miseria; hay que ser amplios para amar, nobles y humildes para ense­ñar a amar.

Entonces, esta es una Cátedra que dejo para el entendimiento; Cátedra que en cámara de tu propio corazón, hará mi Presencia  para el que vea con la mirada del espí­ritu. Estoy en cada espíritu, soy Él, o sea: Soy entre vos­otros, la mayor parte de vosotros, porque soy Grandeza, y esta Grandeza, escucha, atiende, esta Grandeza os  ama, esta Grandeza, viene a enseñar el Camino del Cielo; vengo a vosotros á señalar, Yo he dejado las huellas de mi paso sobre la Tierra; pero a vosotros todavía no os han crucifi­cado, por eso no sabéis cuán grande es el dolor de la trai­ción; y cuán grande es el dolor de la Cruz, y todo eso, mi Pueblo todo eso se puede perdonar. ¿Qué es lo que tú no puedes perdonar? Yo he venido a dejar en la Tierra, he dejado mis huellas de paz, de perdón, de Luz y de Amor. Yo perdoné todo lo que me hicieron, de Herodes a Pilatos; lo que el hombre me hizo, no solamente lo de la corona de espinas, no solamente los clavos de mis manos y mis pies; Yo perdoné  todo lo que el hombre me hizo; y tú, mi Pue­blo, no sabes, no quieres, no puedes perdonar pequeñeces. Y Yo perdoné todo en la crucifixión. Te digo: “No hay nada en la Tierra, no hay nada en ninguna parte del Sistema Planetario ni del Universo, no hay nada que no se pueda perdonar. Todo se debe perdonar y todo se puede perdonar; y entonces, el que esto hace, es un ungido cris­tificado, y el cristificado y Yo, no somos dos, somos Uno; cristifícate tú y verás mi Palabra cumplida.

He aquí mi Enseñanza, he aquí mi Cátedra… Habla.

-Habla el Hermano que pide se le permita la palabra a un Hermano.

-¿Cuándo el Amor se ha negado a recibir, me amen o no me amen; me crean o me duden? Nunca me niego a recibir creyentes  o dudosos, Yo lo escucho.

El Hermano guarda un momento de silencio.

Aquieta tu mente, dame tus pensamientos y dame tu pena. Aquieta tus labios. ¿Tienes  fe en Mí?

-Sí, Maestro.

-En esto has sido sincero, ahora me has hablado con Verdad. Eso es lo que Yo dije antes; créalo el hombre o no la crea Yo a todos amo, y a todos bendigo.

-Habla el Hermano.

-Y en verdad te digo, Varón Amado, si tú tienes fe en Mí, será salvada por tu parte esa grave responsabilidad en la que tú te encuentras preocupado. Si tú en verdad tienes fe, déjame  a Mí, que esto se arreglará según tu fe. Es decir, me sirvo de la fe para entregar. Y aquellos quedarán conformes, comprendiendo que tú no eres culpable y la familia y tú tendrán entendimiento y habrá paz. ¿Me comprendes o no me comprendes? Tú Habla con los Dolientes, explica tu parte de inculpabilidad; es decir, no pueden culparte personalmente, ¿entendido? Bien, habla dócil y humildemente, habla razonable y amorosamente. Piensa en Mí, y habla bien; Yo me encargaré de mover el entendi­miento y los corazones de aquellos. Comprendido Ahora, por la verdad que has dicho: “Quiero tener fe”, me agrada más la verdad que has dicho, que si dijeras: Tengo plena fe. Por esto que has dicho, te bendigo. Por esto que has dicho, recibo tu pena y Yo solucionaré favorablemente este problema; si tú has entendido bien lo que vas a hacer, hablarás amorosa, cariñosamente, comprensivo, considera­do; lo  demás, déjamelo a Mí, si es que me invocas de co­razón; Bien.

Habla otra hermana, para dar las gracias por haber tenido éxito en su labor espiritual.

Concepción amada,  entiende la Palabra de Verdad del que te ama, voy a contestarte. Los que están en la Perla Mexicana, recibiendo a raudales mi Palabra, son Hijos de Dios y son Hijos de mi Amor y de mi Doctrina, pero los que están allende los mares, también lo son; y éstos necesitan y aquellos necesitan la Palabra, y llamó a unos y llamo a otros, y llamándolos a todos, tengo que hacer que mi Semilla sea sembrada en todos los lugares, por aquellos Sembradores de buena voluntad y obedientes, vayan a sembrar; entonces en aquel lugar, también tengo Ovejitas amadas, y en otros lugares en los  que todavía no se conduce todavía la bendita palabra que purifica el pen­samiento; la palabra que purifica la mente; la  palabra que mejora la vida; la palabra que despierta al  espíritu, en aquellos lugares o donde no ha llegado mi Enseñanza.

También tengo que mandar Sembradores, porque quie­ro que en la redondez de la Tierra el hombre sea relativamente iluminado, pero que tenga la oportunidad de oírme, pues de no tener la oportunidad de oírme, pocos  años faltan para que sólo quede la cuarta parte de la Humanidad. Siquiera que esta Humanidad conozca mi Enseñanza. Mu­jer amada, quiero que esta parte de Humanidad, entienda que es la oportunidad de redención, la oportunidad de que se dominen todos los materialismos y se eleven todas las voluntades; por eso, en aquellos lugares en que también hay hijos amados; tenéis que tomar camino, tenéis que pensar en Mí, que Yo quiero manifestarme a aquéllos en verdad e invitarlos a la Mesa de los Bienaventurados; que no estoy en la Tierra descendiendo; que no vengo como vine en mi cuerpo; que mi Pensamiento omnisciente, que mi Pensamiento omnipresente, que mi Pensamiento omnipo­tente, omniabarcante, que todo lo penetra, todo lo compe­netra,  y en todos  está; y con ese Pensamiento se forma la conexión; el Amor se conecta con los cerebros, con las mentes que están en éxtasis y transmiten así el mensaje del Redentor del Mundo; sí, Concepción amada; eso es así;  quiero dar la oportunidad a mis Sembradores, de que va­yan a buscar mis Hijos amados, a mis Ovejitas amadas, y les digan: Es tiempo ya; ya no hay tiempo que perder; no es mañana, es el hoy, porque no sabéis vosotros, en qué momentos dejáis la materia, porque no sabéis en qué año, qué mes, en qué día, no sabéis en qué hora; el hom­bre puede saber cuándo nace, pero no puede nunca saber cuándo muere, según él; y Yo puedo decir: Cuándo renace, porque la muerte no es muerte, en ella hay renacimiento después.

 Bendita seas, mujer amada, que siempre me has bus­cado, que siempre me has sentido, que necesitas mi Palabra para fortificar tu alma; bendita seas; te amo y te bendigo en el Nombre del Padre, en el nombre del Cristo te ilumino con la Luz del Santo Espíritu, bendita seas.

¿Qué vais a hacer? A obedecer; ¿otra vez como siem­pre, habéis olvidado una Cátedra más? No, analízala lleva algo de esta Cátedra en tu pensamiento, reflexiona algo de ella, si te quedan solamente de ella tres pensamientos, bien está; si solamente de ella vas a hacer una sola cosa, bien está, pero esa sola cosa que vas a hacer, es transfor­mar tu vida, elevarte tú, buscarte a ti mismo. Ya te he dicho tantas veces que dentro de ti mismo hay una Luz; por qué no buscarla si está en tu espíritu, si eres tú, por qué no hablas intuitivamente con tu conciencia espiritual de tu Yo; busca el silencio, busca la soledad, entra en me­ditación, toca tu corazón y tu frente, tócame, llámame, Yo te responderé desde ti mismo, si tienes dudas, Humanidad mía, entonces, Alma que habéis dejado el cuerpo. Sabed que en este momento, oh Almas, Yo os bendigo y os per­dono en nombre de la Potencia Amor, sabéis que estoy irradiando mi Pensamiento, no es un efecto del descendi­miento, es un efecto del Pensamiento movido por mi Volun­tad, hasta donde se encuentra quien pueda recibirlo. Yo soy el Poder del Amor.  Quién puede interponerse para que Yo mande mi Pensamiento hasta las profundidades de la Tierra para animarlo todo y así hablarlo todo dentro de la Verdad de quien me envía Mi Padre Dios me ha enviado, mi Padre Celestial Quiere que esta Humanidad se doctrine, que esta Humanidad reciba el Evangelio como el bautismo de Juan; Quiere que esta Humanidad, ya sepa perdonar, ya sepa amar. ¿Y quién va a enseñar a amar y a perdonar, si no Aquél que ama y perdona?

Almas habéis dejado la carne, habéis dejado el cuerpo pero no se ha apagado el pensamiento; el pensamiento si­gue. Y decís: ¿Cómo vamos a  demostrarte que estamos arrepentidos? Yo, todo lo siento, todo lo se y todo lo veo. Recibir mi bendición.   

Y vosotros que todavía  no estáis arrepentidos, porque  a pesar de que no tenéis carne necesitáis algo más todavía, mas os espera la prueba reencarnaciones y muertes y dolor, porque la duda es sombra, y los que están revestidos de sombra, están revestidos de bajeza; oye, entiende, tú ya no tienes el defecto físico que tenias, ya no te falta pierna; ni a ti, ya no te faltan ojos; ni a ti, tampoco te falta voz, no hablabas, eras mudo, no oías, porque eras sordo; eso en la carne, eso era el cuerpo. Glorifica al Señor. Todos vosotros que tenéis tendencias de la materia que habéis deja­do, que les faltan sus facultades todos vosotros estáis su­friendo eso, una equivocada tendencia, nada más; un con­cepto equivocado porque ya no tenéis lo que habéis tenido; habéis dejado el cuerpo como se deja un vestido que ya no se necesita, pero no podéis dejar el pensamiento, ni la inteligencia, ni la memoria, ni la voluntad, ni la conciencia ni las facultades, ni los dones ni los atributos; porque son del espíritu. La carne es poca cosa, mayor es el espíritu; entonces, a dónde vais, decís. En este momento Yo os digo que invoquéis al Ángel de la Guarda, el Ángel de cada uno, para que os lleve a donde cada uno corresponde. Algunos de vosotros no podéis, no podéis sentir ni ver la Luz de vuestro Ángel por el materialismo porque no tenéis cuer­po, pero estáis cual si lo tuvieseis, tal es vuestro materia­lismo, que os sentís humanos; y otros iréis a media luz, y otros iréis a mayor Luz. La escala del progreso es tan in­finita que no puedes entender las matemáticas, ni puedes entender la escala de perfección en su inmensidad, y por esa escala tienen que llegar las almas hasta la gran cate­dral, es decir hasta el verdadero Reino donde nada es ma­terial y todo es Luz y espiritualidad. Es infinita la escala que tenéis que pasar en cada grado, en cada plano, en cada uno, hasta haceros maestros en cada grado; esta es en ver­dad vuestra peregrinación inmensa, pero un día conocerás la Luz del Reino de mi Padre. Yo bendigo a vosotros y lo que habéis traído para bendición; Yo recibo el pensamien­to de los que mucho me pedís en el silencio, y me mandáis vuestra súplica y vuestras necesidades; sin voz pero con la mente, y os digo: De acuerdo con la forma de recibir, encontraréis la grandeza, para ello, para recibir; unos re­cibís más, otros más, otros menos y otros quizás nada por­que no queréis recibir. Tenéis por ejemplo a algunos que decís: ¿Qué haré para tener fe?  Estáis Desencarnados y no sabéis ni cómo caminar, ni a dónde ir, ni sientes al ángel de tu guarda: no tienes fe ni conoces nada; y has ocupado un lugar en la Tierra y en el espacio, lo que llamas espa­cio; sin embargo, ni sientes ni ves ni sabes, y eres ya Alma. ¿Qué vas ir hacer contigo mismo, Criatura del Señor? A dónde vas como un bulto que rueda como un bulto opaco y sin Luz Yo te invito nuevamente para que pienses que tú eres espíritu, porque sigues pensando que tú eres la ma­teria, que estás en la materia: entiende, si es necesario para esto tomar materia, si tu materialismo es así, permitido es, toma materia, pero breve, toma materia, pero breve, toma materia, esta es mi Voluntad, pronto, ayúdate tú.

-Dice que cómo hará para tener fe; la fe para cami­nar como espíritu, para saber a dónde va como espíritu. Qué tristeza ser alma, y no tiene ni conocimiento en la vida del alma, ni saber a dónde va, ni cómo va, ni con quién va; tú qué harías así, Mateo?

-Contesta el Hermano Mateo.

-Mira qué dificultad tiene hasta para comunicarse, hasta para eso, no sabe. No sabe ni entiende ni ve.

-Adelante, en brumas vive, en brumas vivió, en som­bras vive, en sombras se fue y cree que la fe es una cosa que se pide y se da; como si te pidiera una flor, y tú la dieras; por eso  qué hago para tener fe, qué hago para saber a dónde voy, qué hago para saber cómo me muevo?

-Señor…

-Bien, habla pues.

-Dime Señor, que hago para poder tener lo que tú llamas fe; cómo sentirla si no la conozco; cómo andar por el Mundo donde vivo si  no conozco nada.

-Yo a la fe, le llamo fe; ¿y tú, cómo le llamas a la fe? Dices que no la conoces y no sabes cómo llamarla.

-No, yo no sé, lo que es la fe, porque no conocía nada de eso, cuando tuve un cuerpo; el deleite fue lo que ocupó mi mente; la vida fácil, Señor, la vida fácil.

-La vida fácil te fue difícil; hoy en Espíritu, lo digo Yo. La vida fácil te es difícil aún.  ¿Sabes qué es la fe? Es tener total seguridad y confianza plena, en aquello que se pide. Por ejemplo: Tener fe en mi Padre, es tener plena confianza en mi Padre; plena seguridad en mi Padre, iden­tificación espiritual de seguridad con mi Padre. Plenitud de fe y confianza.

-Pero yo viví en un hogar donde no conocía a Dios, donde ignoraba todo, en donde fui creado; decían que todo así tenía que ser, que la Naturaleza misma era obra, pero no de Dios. En ese hogar, nunca se habló de nada que fuera Dios. Entonces, mi mente desde pequeño fue acostumbrán­dose a no sentir nada, a no buscar nada, más que lo necesa­rio para que el cuerpo subsistiera: Carne y pan. ¿Tengo yo la culpa de eso, Señor?

-Tienes tú la culpa, porque tú creciste hasta hacerte hombre. Porque tú, ni con el sentimiento ni con el pensa­miento buscaste jamás a Aquél que te formó. Y  ¿Qué es la Naturaleza? La Naturaleza es la manifestación de mi Padre Celestial. Es manifestación plena, te lo dicen los campos, te lo dicen los vergeles en el sol del mediodía, te lo dicen las flores, te lo dicen las fuentes, te lo dicen los can­tos de los ruiseñores. La Naturaleza es manifestación de mi Padre Dios; nada se hace por casualidad; nada se hace porque tiene que hacerse. Hay un Creador, una Monte crea­dora, una Mente perfecta una Mente infinita, y la es la que hace soles, estrellas y mundos, hombres, agua, aves, tierra y sol; todo lo que existe más allá de la Tierra y en la Tierra; entonces, tiene que haber una  Mente creativa, para que vengan las criaturas que formó la Mente; y si eso es: llámale Padre Celestial, llámale Ser Supremo, Crea­dor del Universo; llámale Infinito; llámale como quieras, pero esa Mente Criadora, existe, puesto que existe la Luz, puesto que existes tú, puesto que existe todo lo que es. No importa el nombre importa el sentir y el pensar, para unirse con Él. Mira en este momento, mira mi Luz, esta Luz que deshace tus tinieblas y tus sombras; esta Luz que viene por ti, y al ver esta Luz santa…

-Ser, qué grande es tu Luz, cúbreme con ella, cúbre­me con ella.

-Levanta la materia y vamos Conmigo. Levanta y vamos Conmigo, porque tú que eres un Pecador, ahora, serás un Ángel en  la mañana de tu vida; elévate alma y ven Conmigo, al Reino de mi Padre; elévate para que Yo te enseñe, saliendo de las tinieblas, las diferentes etapas de la Luz. Yo te haré ver la Luz, como tus padres te hicieron ver las sombras; Yo te haré ver la Luz de la Verdad, si en tu hogar existió la materia. Elévate Alma, elévate que eres perdonado porque tú naciste en un hogar, en una familia que no tenía orden, es decir, en un caos; pero elévate Alma, en mi Nombre de Cristo te traigo a ti la Luz del Santo Espíritu. La Luz del Santo Espíritu es  contigo, sí­gueme Alma, sígueme.

CÁTEDRA 84

Paz, Amor y Verdad, a los Hombres de la Tierra que viven llenos de buena voluntad, que están llenos de amor; paz a los pacificadores; paz a los mansos y sencillos de corazón; paz a los humildes, a aquellos que se sienten po­bres de espíritu; porque son temerosos y pequeños según ellos, pero en el espíritu, no hay pobreza; en el espíritu está la belleza y la igualdad en la elevada evolución; paz a vosotros, amor a vosotros, y Luz de Verdad a vosotros.

Bienvenidos seáis a  esta Cátedra, porque esta Cátedra, no es Cátedra de Parvulitos, no es Cátedra común y corriente para el pueblo o para los pueblos; esta es Cátedra para Discípulos, para los que han oído mi Palabra espiritual a su tiempo; esta es Cátedra para aquellos que son Representantes de una Agrupación, o para aquellos que quieran y saben analizar; para aquellos que quieran llevar mi Pala­bra en esa mente, hasta la comprensión, hasta donde está el entendimiento claro; a ellos hablo Yo, y ellos sois vos­otros, y vosotros sois los Representantes de un lugar o Representantes de vosotros mismos, como lo es el espíritu que representa al hombre material; pero se necesita tener el entendimiento abierto, porque ha llegado el tiempo para vosotros; ha llegado el tiempo de vuestra Obra; habéis sem­brado ya Conmigo, habéis empezado a escuchar Cátedra, la Semilla de Rosa Fina, la Semilla de Sol de Amor; ahora falta que la cosecha sea recogida ya; que la Siembra ha sido antes voluntaria, la cosecha es hoy obligatoria.

A vosotros vengo Yo, oh Discípulos, para daros el Agua de Vida y para daros el pan de Sabiduría; a vosotros ven­go Yo, oh Discípulos, para enseñar el Camino trazado por el Espíritu de Verdad y a vosotros vendré y con vosotros me quedaré, y con vosotros me he quedado ya desde el momento en que la comprensión de la Unidad empieza en el hombre, que se acuerda que estoy en su Alma, que Yo soy omnipresente, que estoy en su cuerpo, que estoy en su mente y quiero estar en su voluntad para espiritualizarla. Por eso, oh Discípulos, el Maestro está con vosotros, para hacer la pregunta precisa, la pregunta necesaria, la pre­gunta de justicia.

Discípulos amados, el Tiempo ha llegado, el Tiempo, está ya en el Planeta Tierra; el Dolor se ha enseñoreado del Mundo; otra vez el Planeta se bañará de sangre; se acerca el tercer: “ay”, y una tercera guerra el hombre co­nocerá. Y Yo pregunto a vosotros que me habéis oído, que me habéis escuchado por tanto tiempo; recordaréis de mi Palabra acaso cuando veáis a Jerusalén en guerra y todos contra él, sabréis que el tiempo ha llegado; y vuelvo a re­petir, Jerusalén empieza a prepararse, y tú también debes comenzar a prepararte, para enseñar. En un tiempo, habéis recibido lecciones, hoy vais a darlas, porque el Dolor remo­verá a las multitudes, y buscarán éstas, sus propias doc­trinas de acuerdo con su evolución; y buscarán las multi­tudes sus templos diversos para confortar espiritualmente a cada contemplativo en la tragedia mundial. Y vosotros seréis aquellos, los que Yo enseñé y que vais a enseñar.

¿Y por qué vais a enseñar?

Si el Dolor, que se ha enseñoreado de la Tierra, ya es­tá esperando tus primeras palabras de Discipulado; tenéis que enseñar la Ley divina, porque aquél que ama, perdona, y el que perdona, será perdonado.  ¿Pero, ya estáis acaso preparados? Después de tantos años, antes de que fueseis Discípulos o cuando erais Parvulitos, cuando habéis empe­zado con las primeras palabras de espiritualidad, cuando vuestros oídos se acariciaron con las notas primeras de la armonía universal; cuando mis Ruiseñores primeros de la palabra de antaño engalanaban la mente maestra del hombre, con la magnífica palabra redentora traída a la Tierra para la redención del humano; entonces, fue el Tiempo del Aprendizaje, de aprender. Yo te revestí de gracia, te llené de santo espíritu, para que hoy madure su fruto en tu corazón, en tu entendimiento y en tu alma; y el fruto ma­duro será que tú vas a evangelizar; y así como tú has recibido el Evangelio de Mí, lo darás al Pueblo, darás la Enseñanza y enseñarás que en las Leyes mayores entre todas destaca la Ley de Amor.

Yo recomiendo sobre todo, que se practique la Ley de Amor, porque en ella radica el poder creativo, la Sabidu­ría; ya que es Luz, en el Sendero, es Verdad, en el camino; es todo lo bueno, lo santo, todo lo perfecto, lo puro; todo lo excelente; es el manantial primero de todas las cosas, porque por Amor fueron hechas, y sin Amor no hubiera sido la Creación. Por eso, oh Discípulos, Yo os entrego esta vez el trigo dorado a repartir; para que vayáis a repartir el Evangelio, y os reunáis en los hogares, para la palabra espiritual de la identificación del espíritu del hom­bre, con el Espíritu de Cristo, que soy Yo, y vayáis lim­piando hogares con las palabras, la oración y las comuni­caciones de seres espirituales, o para mi comunicación, hablando de mi omnipresencia, que Yo estoy presente, porque Yo, la Mente de Cristo  quiero trabajar en los entendimien­tos, en las almas, en los cuerpos; Yo que estoy irradiando como Cristo, quiero cristificar al hombre, cristificar la men­te, cristificarla en forma que el espíritu  cure su propio cuerpo; y de que la Mente de Cristo, trabaje, en el cuerpo del hombre, a través de su mente o sea Yo saturaré tu mente, para que tu mente se refleje y sature tu cuerpo; la curación del espíritu y la curación por el espíritu, será de Espíritu a espíritu, de Mente a mente, y del Verbo Divino derramado en palabra, para justificar en verdad y para rectificar en la obra y en la conciencia del hombre, todas las cosas. El conmigo y Yo con él; tú conmigo y Yo contigo.

Grupo de Parvulitos amados, algunos; pero Grupo también, porque estáis aquí, de Discípulos. Hay muchos Párvulos ahora, y hay también Discípulos en esta ocasión. El Parvulito, en este momento será Discípulo, porque el Discípulo será llenado de Espíritu Santo. En Verdad es el Tiempo en que Yo derramó mi Espíritu Santo, sobre todo entendimiento, sobre toda mente, sobre todo cerebro, sobre toda carne, sobre toda enfermedad. Mi Espíritu Santo es derramado si lo pedís, si lo invocáis, si conocéis de la omnipresencia que vais a enseñar, entonces conocerás cómo curar, y entonces, cómo sanar, porque Yo sanaré a través de vuestra palabra, pero cuando vuestra palabra sea mi Verbo, cuando estéis dispuestos a ser iluminados por Mí, cuando dejéis verter mi Verbo en vuestra mente, en vosotros, Yo hablaré con espíritu santo a las multitudes y a los pueblos, y tomaré Extáticos y Despiertos, Y tomaré Sa­cerdotes inspirados, y tomaré Representantes de todas las Doctrinas, y los inspiraré y hablaré la Verdad del Santo Espíritu, en el Tiempo del Espíritu que es este Tiempo, pero se necesita para ello que se cumpla mi Palabra: “Ayú­date a ti mismo; ayúdate, para que Yo te ayude; ayúdame a ayudarte a ti; disponte a ayudarme en ti, ayúdame a ayu­darte en ti”. ¿Cómo vas a ayudarme?  Dejándome en libertad de obrar en tu cuerpo y en tu mente. Ayúdame a ayudarte

Vosotros, oh Discípulos, enseñaréis a los Pueblos que por la noche, cuando entreguen su cuerpo al sueño, también me lo entreguen a Mí; entreguen su cuerpo y su mente para que Yo también trabaje en ese cuerpo y en esa mente, para que permanezcan sanos tanto como sea su fe. Yo los sanaré por medio de la virtud de la fe, solamente a la Criatura que no tenga fe, no sanará; pero todos los que tengan fe, Yo los sanaré con su propia fe. El hombre debe poner su fe, para sentir mi Espíritu, para sentir la cura­ción, para sentir mi Amor, para sentir la Verdad de  que tú y Yo somos Uno.

Es el Tercer Tiempo, por eso habéis sido llamados,  por eso mismo, a esa Enseñanza de Discípulos, a esta Enseñan­za de Representantes en que tengo que preguntar: Qué vais a darle a vuestros Grupos  ¿Qué vais a hacer con las multitudes, si vosotros también tenéis la obligación de evangelizar, como Yo os he enseñado? Seréis vosotros los Cristos en desarrollo, en altitud, en iluminación, en des­prendimiento de la materia, en verdad de las ideas de al­truismo, de amor universal, en una palabra: Vuestra mente dejará de ser mente personal, para que piense como una Mente universal, como una Mente impersonal porque esa es mi Voluntad; para que piense en el amor a Aquellos a los que va a entregarles mi bendición; a aquellos en los que está mi Fluido, mi Fuerza, porque en verdad el cuerpo vuestro es poroso, y el fluido espiritual, el fluido mental penetra a todas las cédulas de vuestro cuerpo; por virtud de eso, de que el fluidico, no se necesita operar directamente por una forma materializada e inyectable, no; el es­píritu tiene su poder en su fluido, en su fuerza penetrante al cuerpo, al cuerpo que es absorbente; y si el cuerpo es poroso, es decir, si absorbe, absorberá la eficacia que va en la fuerza fluidico mental y espiritual. No necesitáis lo­calizar el fluido en un sitio, porque el fluido llega, hace su recorrido del cerebro hasta la planta de vuestros pies; el fluido espiritualizado, el fluido mental, el fluido magné­tico, el fluido que sale con el pensamiento a curar, es un fluido que va a viajar por el cuerpo, es decir, en el torrente sanguíneo, a darle movimiento a todo lo que es tu cuerpo y tu mente.

Tu cuerpo y tu mente, son inseparables; entonces, oh Discípulos, tenéis que enviar vuestras ondas vibratorias, a las mentes de los enfermos, para que la mente del enfermo, reciba, y por tanto, de la mente vaya al cuerpo, a su acti­vidad. No hay una sola célula del cuerpo que no tenga su parte de mente; porque en verdad el cuerpo, es mente corporeizada, el cuerpo es la última, el último grado densifi­cado de mente. Mente y cuerpo son totalmente unidos y nadie  puede separarlos.

Curad, oh Discípulos, la mente de los enfermos, para que el cuerpo se llene de vibraciones, porque todo el cuerpo tiene mente y porque toda mente tiene cuerpo, estando en­carnada la mente. No hay mente sin cuerpo, ni cuerpo sin mente, entre los Encarnados. Curad a los enfermos  así, proyectar vuestros rayos luminosos, vuestras centellas del pensamiento espiritual sobre las mentes de los enfermos; y las mentes de los enfermos, entonces, daros cuenta de lo que digo: Imprimirán en su cuerpo la salud que vuestra mente les ha dirigido, porque la mente opera en el cuerpo.

Dejad que la Mente del Cristo, que es mi Mente, tra­baje en vuestro cuerpo en la mañana. Enseñad a vuestros Parvulitos que serán tus discípulos, como tú eres mi Dis­cípulo; enseñarles que en la mañana se entreguen a la Mente de Cristo, en la noche al dormir, cuando se entreguen al sueño, se entreguen a mi Mente de Cristo, y mi Mente de Cristo trabajará, siempre que me dejen trabajar; entregaos a Mí y Yo no os entregaré enfermos, os devolveré sanos  Entregaros a las nuevas ideas de la Mente Universal, Im­personal, y Yo os entregaré luminosos Catedráticos; Entregaros a Mí, para que Yo haga uso de Vosotros e influya por vuestros labios, la sabiduría que dimana de mi Espí­ritu de Verdad.

Esta Cátedra, oh Discípulos, no es para guardarla, es para repartir la Nueva la buena Nueva, directa del Espíritu, derramando en toda carne, en verdad, en esencia, en presencia, en potencia; omnisciente, omnipotente, omnipre­sente. Deja hacer en ti,  y el milagro será hecho. Llamáis milagro a lo que Yo llamo simplemente: “Ejecución del Es­píritu”; que el espíritu ejecute en vosotros, dejad que eje­cute el espíritu,  y obrará maravillas. Se cumplirá la pala­bra dicha: “Lo que Yo hago, vosotros lo podéis hacer en el Nombre de mi Padre y en mi nombre”. Y en verdad lo que Yo hice, vosotros podéis hacerlo, si os llenáis de Cris­to. Sentidme presente en la misma vida, sentidme presente en todo lo visible e invisible, porque el aire que respiráis está lleno de Santo Espíritu; sentidme presente, para que seáis sanos; sentidme, para que seáis fuertes. He aquí por qué os he llamado a vosotros para hacer la preparación, como la hice con mis Apóstoles en el Tiempo en que los entresaqué de las multitudes, como tú también has sido entresacado de las multitudes; para que les leas con mi Cátedra, de esta omnipresencia, y me den entrada; y que cada cuerpo sea mi Jerusalén, y que Yo cure a ese cuerpo e ilumines a aquella Jerusalén de carne; en verdad, lee al enfermo, lee mis cátedras, lee esta cátedra; haz que oiga, haz que sienta, haz que viva, para que el Mundo progrese,  para que el Mundo vaya conociendo la santa unidad y la grandeza del Espíritu para conmover al Mundo. Basta, que el hombre sienta mi Amor verdadero para conmover al

Mundo; basta que mis Discípulos ya se amen los unos a los otros. Pero ¿cómo van a creer que sois mis  Discípulos sino dais fe de la verdad? Id al Mundo y enseñad al Mun­do con vuestro ejemplo, que sois de mi Verdad, que sois abarcados por la Luz de la Esencia divina, para hacer el bien; y en donde pise vuestra planta, sea donde pongáis alma vida y  corazón.

Yo he venido primero en materia, y hoy en espíritu por irradiación, para hacer en  el hombre lo que Yo quiero en vosotros: tú y Yo, una sola Obra; tú y Yo, una sola iluminación en el Mundo. Sí, son mis Rayos que la ilumi­nan, y son mis Rayos que la transforman; y son mis Ra­yos los que hacen que ella tenga por sus labios, mi Palabra de sapiencia, de impersonalidad, de santa palabra de espi­ritualidad y de Verdad. Mis Rayos que la iluminan, pero que son los mismos que quieren iluminarte  a ti. Déjate iluminar, déjate que te amen, pero enséñate primero a amar con ternura, para que seas amado. ¿Cómo van a amarte, si no das amor? ¿Cómo van a acercarse a ti, si los alejas? No, Discípulos amados, amad y respetad todo lo que tiene vida; vuestras manos no deben mancharse de sangre, no digamos humana, ni siquiera animal, porque el animal debe ser res­petado, porque tiene vida, y vosotros que queréis ser del Discipulado, de los Espiritualistas verdaderos, debéis tener purificadas las manos y el pensamiento; limpios los Cami­nos y la Providencia divina sé encargará de Vosotros.

He aquí que la excelencia está en el espíritu mas no en la materia putrefacta; la excelencia esta en él: “Yo soy”, verdadero y eterno; esa es la excelencia  que al espíritu corresponde. Entonces, enseñaos a curar. Y ponte al alba, Miguel; ponte al alba, Mateo, y poneos al alba todos vos­otros con las enseñanzas éstas. Cuando el enfermo esté por frente a vosotros, habladle de la curación y de mi omnipre­sencia en él, y decidle: “Cristo está en ti”. En este momento El está removiendo cada una de tus células, y está transmitiendo desde el Centro mental de su supremo Amor, las ondas vibratorias de perfecta salud en tu cuerpo. Tú estás sano porque Cristo esta omnipresente; está manifes­tando: Ritmo, Armonía, exactitud y equilibrio; desde tu propio cuerpo, Cristo está oficiando en ti la Santa Obra de curación perfecta, por el Poder del Espíritu. Tu cuerpo no es un cuerpo sólo ni vacío, tu cuerpo está lleno de espí­ritu santo, porque en verdad, espíritu  eres. Habladle de las cosas espirituales al enfermo, mientras lo curáis, puesto que todavía no tenéis la suficiente fuerza en vuestro pensamiento, podéis a cierta distancia ayudaros con vuestras manos, mientras es necesario; después, bastará el pensa­miento; pero curad haciendo notar la existencia de mi Es­píritu en cada Criatura; sólo  conviene que os dejéis entre­gar a Mí, todo cuerpo, mente y alma, para que Yo tome posesión de lo que es mío. Transformar vuestras vidas, que Yo transformaré vuestros cuerpos, en salud; transformar superiormente vuestras mentes que Yo transformaré vues­tras conciencias.

Esta es la Cátedra y mi llamado. Os he llamado, para saber, para preguntar, hasta qué punto estáis preparados; para que digáis qué vais a entregarle a vuestros Grupos vosotros directamente, vosotros personalmente, vosotros que habéis sido escogidos para el  trabajo, y también para recibir y para dar lo que habéis recibido.

Tú, David, Sembrador eres, como Sembrador de mis Caminos, también tienes en el Discipulado al que llegáis en este momento, tenéis todos vosotros que hablar para que os escuchen en la palabra santa del espíritu; santificad vuestros labios purificando, dejando hablar al: “Yo soy” divino, para que él, que es poder, amor y sabiduría, por­que está unido al Padre, demuestre al Mundo el Poder del Espíritu que reina en este Tiempo, para acabar con la ignorancia, para romper las nubes y las sombras, y para que el sol de sabiduría os ilumine; oh Discípulos, recibid de Mí que os estoy dando, oh Discípulos, recibir de Mí, para que deis.  ¿Que vais a entregar a vuestros Pueblos? Hable una Voz de un Representante. Yo os escucho.

-Habla un Hermano.

-Cuando Yo te entresaqué del Pueblo, oh Discípulo, para darte el nombre que tienes, sabía que iba a  madurar el fruto de mi Evangelio en tu corazón; Yo te digo, oh Apóstol amado, que tienes que entregar siempre, siempre. La presente omnipresencia de mi Ser en cada Criatura. En el momento en que vais a curar, llamar a mi Omnipresen­cia, sentidme presente en el cuerpo enfermo, sentidme en vosotros que curáis; y entonces veréis que Yo estoy ani­mando a vuestros labios, a vuestras manos, para dejar el fluido curativo, el fluido es la Fuerza, el fluido es el poder admirable que se esparce por todo el cuerpo; ya se acabó el tiempo de localizar un punto para curar, Dejad que la Fuer­za del Espíritu, recorra por el torrente sanguíneo, y veréis que esa es la curación directa. Entonces tenéis que llamar a mi Espíritu en el enfermo, mi Espíritu en vosotros, a mi omnipresencia; dejadme hacer, y vosotros hablaréis palabras de verdad, palabras espirituales. Sentiréis la Palabra y la daréis al Mundo, sentiréis amor y lo daréis al Mundo; no os importe si os aman u os desprecian, dad amor, porque  Yo os doy amor y por amor espiritual se cura, y por amor espiritual, Yo os curé. El Amor, es la fuerza di­vina, el amor es la fuerza creadora, el amor es el poder perfecto, y he aquí el Verbo Amor entre vosotros, irra­diando la Palabra entre vosotros, en espíritu y en verdad. Tomad.

A otro Representante, os digo: ¿Qué vais a entregar al Pueblo? Porque en esta Escuela: “Luz del Bien”, será siempre Luz del Bien, y podrá ser más grande de lo que es, porque es Luz del Bien, cómo el árbol que crece, es para eso, para dar amor y enseñanza, mientras vosotros también podréis hacer lo mismo, es decir el árbol grande para dar amor y enseñanza de igual manera que tú.

-Habla el Apóstol Mateo.

-Oh Apóstol, buen Sembrador, que habéis captado exactamente mi idea, tal como Yo lo quiero. Yo te he pre­parado para ello, para que no se hable de lo que se dijo hace cuarenta o cincuenta años, sino que se hable del Espíritu, puesto que eso quiero, de mis poderes y posibilida­des, de su grandeza, para que traiga al Mundo la Luz del Cielo, porque todo Discípulo debe entrar en actividad. Fijad bien esto en vuestro entendimiento, en actividad vues­tra unión Conmigo, porque tú y Yo seremos activos sobre el cuerpo y la mente del enfermo; así operarás Conmigo, trabajarás Conmigo, actuarás Conmigo, tú y Yo en el en­fermo; el enfermo con tu fuerza, sentirá mi Fuerza; con tus palabras, sentirá mi Luz, y por tus palabras, sentirá la curación, y por tanto, mi Presencia; la idea que tú has dado, ha sido el motivo de mi llamado, ha sido el motivo de mi enseñanza en esta ocasión. Hoy se cura por el Espí­ritu Santo, por el Poder del Espíritu, para que en verdad sea la curación mental y venga después de la mente, a la materia.

Debéis saber una cosa: Es necesario que se sepa en los hogares, en donde hay también inmundicia de fluidos nega­tivos, de sombras y de nieblas; debéis derramar la palabra clave, la palabra espiritual para limpiar llamando mi Pre­sencia y la Presencia del Bien y de la Luz de mis Envia­dos; debéis evangelizar el ambiente de los hogares, el am­biente de la Humildad. ¿Cómo vas a evangelizar? Limpiando, limpiando, limpiando. Con Evangelio, limpiáis, con el Evangelio enseñan, con el Evangelio curan, con Evangelio, aman. Benditos seáis oh Discípulos.

-Habla una Hermana.

En Verdad, amada mía, vas a dar un paso adelante, has enseñado que se curen por mi Espíritu, que es mi Mente de Cristo, y llene su mente por su voluntad de ellos, o sea: Podéis decir a vuestros enfermos: “Disponte, disponte a recibir la Presencia de la Mente de Cristo, en todo tu Ser, en toda tu mente y en todo tu cuerpo, Disponte a recibir en esa forma”. O sea directo Yo, que sea mi Mente en toda Criatura, la que  ponga en movimiento las células de su cuerpo, la que ponga en movimiento la actividad de vuestra mente propia, la que ponga en actividad a mi Hi­jo, a mi Criatura, al Átomo Espiritual que sois vosotros, a mis Hijos espirituales, que son mis Átomos divinos, que son vuestros espíritus. Yo tocaré y sobre ellos será para que ellos Conmigo y en  Mí, muevan su cuerpo y no sean dos luces, ni sean dos mentes; mis Hijos serán Conmigo, una Luz, una Mente.

Ahora, vais a decir: Prepárate, oh cuerpo enfermo, para que recibas directamente de Cristo, que todo lo tiene en ti, que vive en ti, que existe en ti, que brilla en ti, y que sea porque ella es plena salud en tu cuerpo; ahora darás un paso adelante y me dejarás hacer mi Voluntad directa, sin intermediarios; Yo tomaré tu propio espíritu, tomaré tu propia mente, tomaré tu propio cuerpo, y bajo el poder de mi fluido, de mi fuerza espiritual, en un mar de Luz, en un mar de Amor, el enfermo será sano cuando me entrega su fe, y cuando me entrega su voluntad; esta es, Amada mía, la enseñanza del Tiempo del Espíritu Santo, y en el Tiempo del Espíritu Santo me estoy derramando en cada Criatura. Ahora, sigo escuchando a otro Representante de Recinto.         

-Habla el Hermano Ángel de Dios.

-Esa es una parte de tu Misión, pero no toda la Misión, porque el espíritu no tiene limitación para dar, y tú tienes que dar eso y más. Hacer el bien en todos los aspec­tos y en todas las formas; con los niños, con los ancianos, con hombres y mujeres de todas las edades, de todos los pueblos, de todas las razas; todos vosotros. El Discipulado de Cristo, tenéis que enseñar, no sólo como potestad, amados, no; sino como obligación superior o deber; entonces, tu deber, tu potestad, tu derecho y tu obligación es  derra­marte a manos llenas en la Humanidad; la obligación de todos mis Discípulos es sembrar para que recojáis, amado mío; estoy complacido de todo lo que tú hagas y de todo lo que tú pienses en bien, porque cuanto viene de bien, es del espíritu, el que armoniza el ritmo, todo lo que es dulce, todo lo que es equilibrado, grande; del espíritu surge la luminosidad, y Yo en verdad te digo: Deja que tu espíritu trabaje en todos los caminos y en todas las formas, por­que mi Discípulo eres y esa es mi Voluntad; toma tu cruz; amado, y sigue a tu Jesús Cristo, bendito seas.

-Has dicho: “Hágase en mí tu Voluntad y no la mía”. Bendita sea tu palabra: Hágase en Mí tu voluntad, y si en esa palabra el hombre viviera, el hombre sería siempre sano, fuerte y luminoso, feliz, triunfante y victorioso. Há­gase en vosotros la divina Voluntad de mi Padre, y hágase en vosotros mi divina Voluntad, oh Átomos míos, oh Hijos espirituales, Átomos críticos de mi propio Ser. A vosotros, Yo os doy, a Vosotros mi Fuerza, porque por vuestra Luz, pasará mi Gran Luz, para hacer de las dos, una sola; y hagáis Vosotros Conmigo, un haz  de Luz para iluminar al Mundo, para iluminarlo todo, montes y prados, para ilu­minar altos y bajos; para iluminar razas y pueblos  todos, en la forma que quieran, todas las religiones, todas las  religiones deben evangelizar a su manera, como sepan, porque el baño de sangre se acerca a la Tierra; debe el hom­bre estar preparado como entienda cada uno, debe buscar su religión de acuerdo con su evolución de su Ser; por eso estás aquí Conmigo, mi Pueblo, porque tu evolución indi­ca cosas superiores, y lo superior lo doy Yo; lo superior lo recibes tú a manos llenas; te fluidifica para que te fluidi­fiques también, y con el fluido también venga la virtud a manifestarse en plenitud de salud. Espero otra voz.

-Habla un hermano que viene de lejanas tierras.

-En verdad, oh Varón amado, Yo soy el manifestador de lo inmanifestado para vuestros ojos o vuestra vida; soy el manifestador de la Palabra y del Amor; y en verdad tu enseñanza debe seguir adelante, porque Dios está en cada Criatura, porque la vida es una manifestación de su Presencia, y si la vida es una manifestación de la Presen­cia Divina, la vida empieza, pero empieza en todo lo que tiene Vida; también la Presencia de la Vida, anima al ani­mal; no es que esté Dios en su Infinita Sabiduría; es que la Vida emana de Dios. ¿Me has entendido? En cada Criatura está el Padre, en cada Criatura estoy Yo como Cristo; en cada Criatura está el Santo Espíritu como forma material del Supremo y Único Absoluto. Único y Divino Ser, el Padre. En él está el Poder; en Mí, manifiesto el Poder del Amor; el Espíritu Santo manifiesta la Luz de la Verdad, pero es Uno y Trino en verdad. Tres manifestaciones del Ser, no espíritus separados de Gran Espíritu.

Hijos muy amados, mis Átomos Divinos que moráis en vuestros cuerpos, cada Átomo en ese cuerpo; a ese Áto­mo Divino, Yo vengo a él por omnipresencia, para derra­marme en verdad, en salud, en amor; y dile al Pueblo lo que le has dicho y lo que tanto le he repetido en esta Cátedra, hasta que sea grabado en vosotros: Bendito seas, toma tu cruz anda por los Caminos, sigue dando mi Enseñanza  sigue recibiendo mi Palabra; bendito seas, siembra, siem­bra, siembra en el nombre del Amor divino.

-No temas pequeña, no tengas  temor, ni te sientas pequeña, porque tienes un Recinto, que es mío, y desde este momento, ya no  eres pequeña, eres Discípula  y estamos en Cátedra para el Discipulado, habla, Mujer amada.

-Habla la Hermana.

-¿Recuerdas el nombre espiritual que te entregué?

-Raquel…       

-Bien, desde el momento en que te entregué ese nombre espiritual, puse en tus manos espirituales, la Semilla de sembradora, y al sembrar la Verdad del Santo Uno, en la Humanidad, tú participarás desde luego de mis Trabajadores, y serás en Unidad conmigo en mi Obra Celestial que traigo a la Humanidad. No temas de la Palabra; basta con que tu entendimiento haya recibido;  tu entendimiento ha comprendido que a cada enfermo que esté frente a ti o ante ­las Facultades que trabajen en tu lugar; a aquel enfermo, se le hable de Mí Presencia de Cristo en todo cuerpo, en toda mente, en toda su alma, en todo su Ser. Esto que comprendes, harás, porque esa es mi Voluntad, Raquel ama­da; toma tu cruz y sigue mis Caminos, bendita seas…

Todo lo sé, todo lo atiendo, todo lo entiendo y todo lo veo.

Déjamelo todo a Mí y no temáis nada.

-Habla el Hermano Mateo, dando gracias por un beneficio recibido.

-Dé  hoy en adelante, haz que con el torrente sanguíneo; fluya el fluido del espíritu, por arterias y venas, para que seas inmune a todo mal, a toda sombra y a toda enfermedad. Dejad que en el torrente sanguíneo, recorra la Fuerza del Espíritu, para vivificar; el hombre será otro hombre, y la Criatura cantará un Hosanna al Señor.

He aquí, por qué os hice el llamado; el llamado diferente a cada mes, a cada trabajo y a cada pueblo; porque de vez en cuando se harán estos llamados a los Represen­tantes; para prepararlos de acuerdo con las necesidades de los Tiempos; para prepararlos de acuerdo con la necesidad de lo que está por llegar, y de lo que ha llegado ya en este Planeta Tierra, donde hay ambiente de guerra, de peste, de sangre y de muerte; porque el hombre, esto ha hecho.

-Dejad que pase la Luz divina ante tanta sombra y ante tanta ignorancia. Dejad que venga la Luz de la Sabiduría, para poder armonizar en parte, para que equili­bres en parte, lo que el hombre ha trastornado atrevida­mente; por eso se juntan la Luz y la sombra en este Tiempo.

-Y a ti, Pequeña de esta Nave: “Luz del Bien”; Yo hablo a ti, oh Discípula. ¿Has comprendido, Amada mía, por qué Raúl mi Amado, te pidió esta Escuela para Mí? ¿Has comprendido lo que tengo que hacer en esta Escuela? Porque esta Escuela por ahora, es el árbol pequeño, pero la Humanidad va a necesitar que este  árbol pequeño se haga más grande y pueda  crecer. Entonces, en verdad se dará pan y agua al espíritu, agua de gracia y pan espiritual de conocimiento, de sabiduría, de preparación; porque éste es el Tercer Tiempo en que ya no se hable del pasado; en este Tercer Tiempo en que se hable del presente y del futuro; pero a ti te digo: María de la Luz, tu nombre significa lo que quiero; María de la Luz en Luz del Bien, cui­dando mi Nave que crecerá, cuidando mi Nave que será amada y respetada, porque se derramará en ella: Sabidu­ría y Amor; y se derramará en ella: Enseñanzas nuevas, porque la Progenitora me la ha entregado para eso, y  tu Progenitora sigue gozando y llorando de alegría en ese momento, y llorando de satisfacción me la vuelve a entregar en mis manos espirituales, para que sea el Árbol del Bien, que de fruto de Amor; ella llora de felicidad y me la en­trega de nuevo, y me entrega también a ti, es decir, te entrega para ti y Yo te recibo, Amada, como recibo a “Luz del Bien” otra vez; recibo a esta Alma amada de tu Progenitora, porque tú me das la Escuela para que Yo te au­mente tu Luz; Yo te aumento tu felicidad y tu progreso, bendita seas, mujer, que hoy espíritu eres y como espíritu, te llamo a mayor Luz regocíjate en verdad, mi Amor está contigo y con tu hija y con tus hijas; mi Amor está con vosotros  ¿Ahora, que les dirás tú cuando tengas frente a ti a los enfermos, como Representante de la Venerable Escuela Luz del Bien? ¿Qué harás y qué dirás para sanar?

Dale paso a la Luz del Padre, dile a tus enfermos; dale paso a la Luz del Cristo, porque está presente; y entonces tú estás mandando Fuerza, y estás hablando de que me entreguen todo: Su Ser, su mente, su alma y cuerpo; todo lo que sois; y ayudáis a Aquel enfermo, para que sea curado por mi Fuerza, por mi Presencia, por mi Fluido por mi mismo. Esta es mi Voluntad bendita seas.

Es el Tiempo en que lo Invisible se haga notar en la haz de la Tierra, y que se haga visible; Por eso vendrán relámpagos de Luces maravillosas, para entregar.

Y tú, Amada mía, que tuviste la dicha también, de ser Hija de mi Apóstol Andrés que también estás presente, y que tu Alma es una Alma sensitiva, una Alma evoluciona­da, una Alma noble, una Alma buena; a ti, Amada, hablo en este momento; tú también estás facultada para curar con mi omnipresencia; para que el enfermo se ponga frente a ti, y tú des un baño de fe al enfermo. ¿Cómo vas a decirle, Amada?

-Habla la Hermana: “Que reciban la Luz divina de tu omnipresencia.

-Sí, que reciban la Luz divina de mi omnipresencia, que reciban la Luz directa; que reciban la Luz confortante de mi omnipresencia, esta es la Palabra que debe hacerse notable en todo y por todo, de lo que vais a hacer; porque tú también en este momento, Amada, has recibido en tus manos espirituales, la Semilla del Poder de hacer el Bien sin éxtasis, pero puedes curar, y puedes hablar poco a poco, la palabra evangélica; porque serás iluminada con palabras hermosas, porque florecerán tus labios, porque consolarás al triste, y porque tú también dejarás en la memoria de los demás, buenos recuerdos de lo que fuiste. ¿Me has en­tendido? Cura en mi Nombre, cura con mi Omnipresencia, consuela en nombre de mi Espíritu Santo, bendita seas.

-He aquí que el Espíritu de Revelación, ha revelado a vosotros, para que os encaucéis en este nuevo mandamien­to, de que os améis y os curéis los unos a los otros, por la virtud del conocimiento de la omnipresencia en cada Criatu­ra. He estado con vosotros, he sido con vosotros; después de esta enseñanza, ¿creéis que hay algo que se pueda me­jorar dé lo que ya se ha dicho?

-No, Maestro Contesta el Auditorio

-Pues bien, y tú Director Espiritual de este Lugar, que estás lleno de satisfacción, complacido en verdad; go­za en verdad de lo que tú has pedido para Mí; goza de lo que tú mismo has traído para Cristo, mi Amado, porque en ti he puesto dones y virtudes, gracias, poder, amor y sabiduría; para que guíes tu Escuela en una forma alta y elevada, para que tu Escuela sea siempre venerable, porque es un Árbol que he sembrado en el mundo, para que eleve sus ramas hasta el Cielo; por eso, Raúl Amado, regocíjate siempre porque Yo te bendigo, pero sigue enseñando mientras puedas comunicarte por María Amparo; sigue tu Camino,  cuando ya no sea posible, tendrás enton­ces que entregar a otro Ser, o afinarte a otro cerebro; pero mientras tanto, sigue adelante. ¿Habéis entendido lo que os he dicho? Cuando María Amparo ya no oficie como Rui­señor, entonces, él entregará a otro Director, o se afinará a otro cerebro; que por ahora le ha sido muy difícil afi­narse a otro cerebro; para eso se necesitan Ruiseñores, nuevas Facultades que vengan a arrullar con la Palabra espiritual llena  de ternura, llena de amor al Pueblo, que desgarrado, que triste, buscará Santuarios a donde llorar, a donde ir a orar; porque el corazón está lleno de amargu­ra, porque ve muchos cadáveres por donde pasan, y el es­píritu buscará refugio en los Recintos Espirituales, y en los lugares que queden, serán muy poca cosa para conte­ner las multitudes que vengan. He aquí que los que que­den, ya estarán preparados, y los que no estén preparados, vendrán simplemente como oyentes; y es muy triste seguir siempre como oyente, porque vosotros tenéis siempre la Semilla en vuestras manos. Tomad y recibir, mi Paz y mi Amor os dejo; mi Paz y mi Amor os doy, para que vosotros deis también paz y amor.

Recibo todos los  pensamientos de vuestras necesidades. ¿No os he dicho, que moro en vosotros? En cada uno de vosotros, sé lo que le hace falta, lo que sufre, lo que le duele; en cada uno de vosotros estoy presente; todo lo sé, todo lo veo; los que tenéis miseria, seréis en abundancia, si entendéis mi Palabra; y los que tenéis tristeza, tendréis alegría, si comprendéis mi Enseñanza; los que tienes en­fermedad, seréis sanos, si comprendéis lo indicado; si sentís debilidad, venid a Mí, si sois mansos y humildes de co­razón, y si no sois mansos y humildes de corazón, oh mis Átomos Crísticos en evolución, también Hijos muy amados; venid a Mí porque Yo os haré mansos y humildes de corazón; siempre seréis a mi semejanza, porque mi Amor os dejo, mi Amor os doy.

Gloria a Dios en las Alturas y Paz a los hombres de la Tierra, de buena voluntad; glorificado, glorificado sea el Evangelizado, glorificado sea el Amador de los Pue­blos, el Amador de la Humanidad; Yo os glorifico si sois amorosos, y si no sois amorosos, es que os falta llorar toda­vía; Yo os invito al Amor, ya no lloréis, porque en vuestro Camino hay amor o hay lágrimas, pero no pueden haber dos cosas iguales; el Amor, no necesita lágrimas de dolor; pero cuando no seáis blandos al Amor, es que os hace falta que el Dolor, llegue y os hiera. Y os hace falta llorar; ya no lloréis, amaos los unos a los otros; ya no lloréis, perdonaos los unos a los otros; ya no lloréis curaros los unos a los otros.

CÁTEDRA 85

Paz a Dios en el Amor excelso, Gloria a Dios en la Paz de los amados; Paz a los hombres de la Tierra que tengan el entendimiento lleno de buena voluntad; Paz a los hombres de la Tierra que estén dispuestos a sentirla. El Padre se manifiesta por el Hijo; el Hijo, amorosamen­te sabiamente manifiesta al Padre; y en esta unión  de mi Padre que hay conmigo, de unión cristificado y creativa; en cada unión, mi Pueblo amado, entras tú, porque Yo ven­go a ti en espíritu y en verdad.

Bienvenido seas, bienvenido seas con tus dolores; Bienvenido seas  con tus errores pero siempre, bienvenido seas. El Amor de siempre te espera, el Amor de siempre está contigo. Yo soy la manifestación de ese Amor Celestial y te recibo con mayores o menores manchas en tu mente, porque siempre delante de Mí y en la mesa de la Fiesta espiritual; delante de Mí, todos, sois Señores.

Bienvenido seas, una Cátedra más, amados míos, una cátedra más para vuestro corazón, para vuestra sensibili­dad, para vuestro entendimiento, una cátedra más para que el alma pueda memorizarla, quiero que no la olvides, quie­ro que la lleves bien a tu memoria álmica, para que en tu memoria álmica sea siempre un eterno presente y no pase, porque el alma vive siempre un eterno presente; por eso, cuando ella ya empieza a manifestarse a través de la memoria humana, van empezando poco a poco los recuerdos de un pasado como si fuesen la verdad de un presente, porque la memoria espiritual y la memoria humana, quitan las bañeras que hay entre las dos manifestaciones, de memoria entre las dos fases y se queda como una como la memoria espiritual, que siempre vive un presente, que siempre vive un pasado, que nunca se olvida de un ayer, porque para ella todo es presente, puesto que es la memoria del Espíritu. En el Espíritu, mí Pueblo, todo está presente; Yo quiero que por medio de mis Cátedras espirituales, se haga en ti una preparación, como la preparación que mi Padre Ce­lestial hace en tu cuerpo; y te va preparando desde antes de nacer, al nacer y después de nacer; sé van operando cosas milagrosas, como dices tú, en el desarrollo de las fa­cultades y en la manifestación funcional de cada uno de los órganos de tu cuerpo. Mi Padre ha dado vitalidad a ese cuerpo, con su propia vitalidad; y tu corazón trabaja aun­que tú no lo sepas; y tu cerebro trabaja, aunque tú lo ignores; y se mueven tus manos, tus pies y tus ojos maravillosamente; tus oídos oyen; pero todo eso lleva a cabo mi Pa­dre, trabajando en la arcilla que modela El mismo con su Voluntad; y ese es tu cuerpo. Entonces, mi Pueblo, Yo quiero prepararte también espiritualmente, para que naz­cas con todos tus sentidos y todas las facultades espiritua­les, que desarrollen en ti la vida; y que desarrollen en ti sobre todas las cosas, la verdad, la altitud.

¡Qué hermoso es el sol, mi Pueblo! Cuando lo ves, lo ves con tus ojos materiales; y te agrada mucho ver los ra­yos del sol, y dices: “¡Qué hermosa mañana!” Está llena de sol y solamente son los rayitos  de sol para alumbrar al Mundo; y te agradan, mi Pueblo, te agradan esos rayitos de sol que ven tus pupilas, que ven tus ojos. Y fíjate en esto que te digo: Hay otro Sol interno, al que tu Ser no lo ha sentido; así como estás de materializado, no; pero tu Ser lo sentirá espiritualizando tú que eres Él, que eres tu propio Ser. Por eso pretendo que te espiritualices, para que tú puedas ver el Sol de virtud, para que tú pue­das ver el Sol espiritual con tu mirada espiritual, que es la Presencia de mi Padre Celestial en todo lo creado, en todo lo que  es su Voluntad y le place darle vida y vivir en todo lo qué vive; Dios vive en todo lo que se mueve; Dios vive en la mente pensante; Dios vive en el canto de las aves; Dios vive también en el correr  de las aguas del mar o del arroyo; Dios mueve todo lo que existe, Dios mueve su creación, puesto que la Naturaleza es la mani­festación materna del Excelso Padre entonces, porqué no he de prepararte, si tú lo quieres; si tú lo quieres, tu verás una Luz que no es la Luz material; tampoco es la luz solar; es la otra Luz, la que tú debías haber visto ya, si tú hubieras querido, mi Pueblo, pero no lo haces.

Yo te he hablado tantas veces de estas cosas espiri­tuales y tú has dejado que pase un tiempo y otro tiempo, y te has acostumbrado a escuchar mi Palabra, pero no a desentrañar lo que contiene mi Palabra,  en lo profundo de su esencia. Entonces Yo te digo en la carne ¿Has pen­sado ya la Verdad que palpita en ti? ¡Qué eres espiritualmente hablando, el Manifestador de la Verdad!  ¿Has sen­tido ya el aleteo del Ángel que en ti ha nacido, para domi­nar a la materia precisamente porque tú eres un Ser que va hacia la plenitud? O sea, eres un Ángel en formación. Es necesario que sepas que aquí  si verás el Sol de virtud, el Sol del Mediodía. Es necesario que sepas que aquí verás la Luz de Dios Omnipresente, y sentirás, así como en el sol material sientes el calor; de la Presencia espiritual del Amor de mi Padre, sentirás el Amor manifestado, como un arru­llo, como una oración, como una canción de cuna, como la bendición, en el ambiente sentirás la presencia de mi Pa­dre, solemnemente, maravillosamente. Por eso te estoy pre­parando, y en cada Cátedra te dejó mi  toque más para que tu alma me entienda y se abra. ¿Tú no sabes lo que es eso? Abre a tu alma, para que le des  paso a la Luz crística que está aquí por ti y para ti. Abrir tu alma, es abrir la mente a las emanaciones de la mas alta espiritualidad, es abrir la mente espiritual hacia el Cielo, hacia mi Padre Dios.

Las mentes están desorientadas, Yo vengo a cambiar el contenido de las mentes, las mentes contienen por ahora… ¿Qué contienen?  Pecado, dolor, mundo, pero no contie­nen todavía el  elíxir divino, o sea esencia divina. La mente, todavía no contiene blancura; y por  eso, Yo vengo a desmanchar la mente de la Criatura humana, con mi Doctrina espiritual en la  faz de la tierra; vengo a desmanchar al hombre, para que sepa pensar bien, pensar derechamente, verdaderamente, sin mentira, sin materialismo, sin formar nada que traiga dolor o que cause dolor; no formes imágenes dolorosas que te quitan la paz, forma cosas grandes, un despertar del alma, una puesta de sol, un yo que bendiga, un yo que ame, pero en obra, no sólo en palabra. Forma en tu mente, imágenes sagradas, blancas y espiri­tuales, porque si formas en tu mente, rencor, te costará dolor para borrar la mancha que deja el rencor.

Te estoy lavando la mente, y por eso Yo quiero que te prepares para ver el Sol de la Presencia de Dios; el otro sol que no es este Sol, la Presencia de Dios, la verás como ves con los ojos de la cara este sol, la verás como una Presencia Luminosa que, todo lo ilumina, que todo lo envuelve, que todo lo acaricia, que en todo está; en una palabra lo verás como un mar de Luz, siempre Luz por doquier; Luz en ti, Luz fuera de ti; Luz en el ambiente alto; Luz en el ambiente bajo, porque aunque sea el pecado muy grande más grande es el Amor de mi Padre, tu también en el  bajo ambiente, verás la Luz que va a iluminar a las criaturas que hay en este bajo ambiente; la cruz creadora va a todas partes, donde se le permite su llegada; pero si vosotros le cerráis el paso con el pensamiento si le cerráis el paso con palabras faltas de amor; si os cerráis para ella, es decir, para la caridad divina del Padre, que viene buscando a  sus Hijos, ¿cómo queréis recibir de mi Grupo Sagrado; si Vosotros sois flores, pero marchitas, y vuestra fe es  como una hoja seca, que convertida en polvo, se la lleva el viento; por eso teméis perder la fe, porque el que tiene temor de perder la fe, es porque su pobre fe es tan débil, tan débil que no es fe, es un remedo de fe, es una equivocación de fe; pero el que tiene fe verdaderamente, ni siquiera teme perderla, porque cuando la fe llega y hecha raíces, bene­ficia, nadie puede quitar la fe, cuando la fe es  verdadera, y solamente aquél que tiene verdadera fe, tiene verdadera fuerza en la palabra, fuerza en la obra, y fuerza en la ora­ción; pero el que tiene verdadera fe, es porque es más espíritu que carne; por eso Yo quiero que tú aprendas en mi Evangelio, a buscar el Sol de Vida, que es en lo espiritual, la Presencia de mi Padre; y quiero que aprendas a enten­der, que el Mundo está lleno de Pecadores, ¿Y quién de los que estáis en la Tierra, no es Pecador? Unos, son los grandes pecadores, y otros sois pequeños pecadores, pero todos sois Pecadores. Entonces, decía Tadeo: “El que mu­cho debe, mucho sufre, o mucho sufre, porque mucho debe”. Y Yo os digo: Quiero dejar en vosotros abiertos los sentidos espirituales, para que os importe mucho, no el pe­cado del prójimo, sino el dolor del prójimo. Y el prójimo peca, es verdad, porque todos sois pecadores; que no os importe el pecado, que os importe el dolor que  vayáis regando amorosamente, hasta donde está el adolorido, hasta donde está el dolor; y le digáis: “Hermano, ven a mí, yo te ayudaré en tu pena y en tu sufrimiento”, pero no preguntes, si es pequeño pecador o grande pecador; porque Yo no te pregunto a ti, si eres grande o pequeño; con el  amor con que Yo te recibo, recibe a tu hermano y no  pregun­tes sus errores, pues Yo no te los estoy preguntando; en­tonces, debes de sentir como en carne viva la pena, de tus Semejantes. Ayúdales en su pena, en su aflicción; ora por ellos dales lo que puedas, darle de amor, de oración, de servicialidad, pero nunca les tomes cuentas porque si tú llamas, si tú les tomas cuentas, llamas a la Justicia para, que te las tome a ti. Esto  no puede ser así; Yo te digo:

Está siempre cerca del que llora, consuela al que sufre, acaricia al niño… y seas bendito.

CÁTEDRA 86

Amor y Paz a los hombres de la Tierra de buena vo­luntad; amor y paz á los Pecadores, porque los Pecadores necesitan de eso, de amor y de paz.

Una vez más para tu entendimiento, oh Escuelita muy pequeña, pero Escuelita muy grande a la vez; una vez más para tu entendimiento mi Cátedra, para que la lleves al sentido espiritual de orientación, donde podéis encontrar plenamente la comprensión espiritual orientadora; una Cátedra más para que sea dignificada por ella, la parte de la Humanidad que más tarde la lea, que más tarde la estu­die, porque es Cátedra también para el mañana; a ti, mi Pueblo, que más que Grupo, sois mis Trabajadores, Escue­la de Trabajadores; a ti dedico esta Enseñanza, a ti dedico esta Palabra de hoy porque esta Palabra te fortifica para que sigas luchando en la vida, porque el tiempo que tienes, ya es tiempo de lucha, no de paz, el tiempo de espinas y de abrojos, no de tranquilidad; pero es el Espíritu el que te conforta.

Yo estoy por irradiación de mi Presencia, entre vos­otros, mientras tanto se preparan los cerebros que utilizo para que sea el trabajo sin éxtasis, pero; ¿qué es lo que se necesita, para que sea el trabajo, sin éxtasis?  Se nece­sita eso, que habéis oído, antes de vuestro hermano, de mi Discípulo; que el espíritu hable por los labios del hombre, que el espíritu haga obra en el cuerpo de carne, que el  espíritu sea el Hijo de Dios, el  que tome el timón del barco, cuando el espíritu vivo, plenamente consciente esté manifestando la Verdad espiritual  a través de los labios humanos, ya que no necesita el éxtasis precísamente; es ahí cuando el hombre acaba, cuando acaba con sus pasiones, cuando acaba de vivir su vida de sentidos limitados; cuando el hombre acaba, el espíritu oceánico, empieza; porque en verdad todo lo que es espíritu, es unidad; todo lo que es unidad, es inmensidad; todo lo que ya es inmensidad, está más allá de la palabra; porque no puede expre­sarse en palabra humana.

Sólo Dios, conoce a Dios; y Jesucristo entiende a Je­sucristo por eso, OH mis Trabajadores de la Escuela del Bien, vosotros que estáis ya dotados para recibir más, para entender más, porque esta Escuelita es precisamente pa­ra que detengáis vuestro paso y oigáis palabras mayores, y con estas palabras mayores, madure el fruto de vuestro entendimiento, y prestéis de inmediato al espíritu toda la atención, para que entréis en la grandeza de la Vida. Mien­tras el espíritu no interviene, todo es personalidad, limita­ción, ni tu hermano divisó porque es eso el espíritu, por que el capitán que no ha llegado al timón; pero cuando el  espíritu llega, entonces todo se unifica, es uno y se va ha­cia el océano, entonces, ya se puede utilizar la mente espi­ritual unitaria, que es la mente de tu espíritu, y la Mente mía, unida a la Mente de mi Padre.

Mientras el fruto no sea maduro, no se puede alimen­tar el hombre de fruto verde; por eso, Trabajadores míos, es necesario que entendáis bien cuando terminan  ya los Mensajes de Éxtasis; y de una vez para siempre, enten­derlo, pero todavía vosotros no podéis trabajar sin éxtasis, porque todavía en  todos vosotros habla él yo personal, habla el yo carnal; de no ser así, ya os amaríais como Yo os he enseñado a amar.

Unos, están mas adelantados que otros, pero ninguno ha llegado directamente, a ser Portavoz del Espíritu. Unos están más adelantados y sin embargo queda todavía la voz individual de la materia, queda todavía el concepto per­sonal. El éxtasis es para aquietar la mente y entonces utilizar  yo ese aparato físico, con mi Mente. Y a veces es permitido como por esta misma Médium, que venga algún mensaje entonces de vez en cuando mi Mensaje sin éxtasis, pero de vez en cuando, cuando su mente se aquieta y no interviene porque aquel que no ha madurado, no puede in­tervenir más que el que está en verdad, dominado por el éxtasis, que el espíritu espiritualiza en ese momento; porque el ÉXTASIS es abandono de sí mismo, es preparación pa­ra recibir del eterno Oriente; allá acaba la personalidad la individualidad no tiene que ver en ese Mensaje, porqué se ha entregado en cuerpo y en alma; ahora hay quien aun con éxtasis, materializa la enseñanza, pero inmediatamente el Discípulo y el Parvulito, sienten quién habla. ¿Habla el Espíritu? No, ¿habla la Materia? SÍ. Pero cuando habla el Espíritu, cada palabra está sazonada con la sal de la Sabiduría; Cuando habla el Espíritu, es Cátedra de palabra mayor, y quiere decir entonces, que soy Yo, el Amador que te ama, y que no te pregunta si tú me amas; en verdad, basta con que te enseñe Yo a amar, y Yo amaré en ti las propias células de tu cuerpo: Yo amaré en ti tus ojos y bendeciré en ti la Luz de tus ojos: y poder de tu palabra, cuando esté impregnada de espiritualidad. Por eso digo que aquellos que trabajan mejor extáticos, lo hagan porque hay mayor entrega si saben hacerlo y dejan que aquellos que trabajan sin éxtasis, lo hagan entonces, comparar un tra­bajo con el otro, y en la comparación encontraréis el mérito; es decir, encontraréis que cada uno debe trabajar lo que puede y como  puede, como está en su naturaleza espiri­tual y humana. Todavía vienen Médiums de trance, toda vía vienen Facultades de profundo éxtasis, porque siempre las ha habido, y porque siempre las habrá, aunque cada vez habrá menos cantidad, cada vez  habrá más Portavoces despiertos, será más el número, pero no todos serán des­piertos siempre quedará como Teresa de Jesús, que desde entonces, con el éxtasis espiritualizando sus labios, manifes­taba mi presencia siempre quedará, aun que sea en menos cantidad de Médiums, la necesidad extática, porque siem­pre así lo hacen mejor. Esta es la clave de oro; no discu­táis, que todos van a ser despiertos; no discutáis que todos van a ser dormidos, o sea en éxtasis; entender que cada una trabaja como mejor le acomoda y de acuerdo con la naturaleza de alto o pequeño mensaje. David Daniel tiene éxtasis, soy Yo el que habla; María Amparo tiene éxtasis, soy Yo; otras Facultades también tienen éxtasis, y sin em­bargo también la palabra es diamantina. La Palabra os dirá hasta qué punto soy Yo. Analizar el espíritu de la Enseñanza, no el grado extático del Médium; Analizar la esencia, no contéis la paja. En verdad, todo es estudio, Auditorio amado, todo es la realización  de la sabiduría en el hombre. Yo me estoy realizando en  cada uno, y me seguiré realizando a cada momento en cada uno que esté preparado; aquí está precisamente en dónde y por qué  no se entenderán los Espiritualistas completamente, y no se entenderán porque defenderán que es ya necesario que se reciba todo el Mensaje despierto, otros dirán lo contra­rio, y va a ver por ello desarmonía, división, porque falta el entendimiento que lo explica todo y lo explica todo en el más alto y completo cumplimiento de la Misión de natu­raleza especial de cada Criatura Mediumnímica, es nece­sario entender esto. Los Médiums oradores, ellos siempre buscan la Luz del Espíritu Santo, porque ella es en verdad la que derrama siempre sabiduría  Verbo. La Luz ­del Espíritu Santo, o sea la Luz de mi Espíritu en  la manifestación crística y materna, está iluminando en este momento la  palabra mayor; hoy es día del Señor de la Vi­da; hoy es día del Señor del Amor; hoy es día del Señor de la Paz; hoy es día del Señor de la Verdad; hoy es día del Señor Iluminador, no porque sea un día preciso para Mí, sino porque vosotros os habéis reunido para escucharme; así como hacéis dos corrientes, hacéis también la unión, para escucharme, porque hay una corriente aquí, de Encar­nados y una corriente de Desencarnados, que éstos Desen­carnados han sido movidos, mi Pueblo, mi Auditorio amado, por el pensamiento de los Encarnados, según, la fecha que vosotros decís en noviembre, y atraéis con vuestro  pensa­miento a Seres conocidos y desconocidos, y estos Seres en Grupo están aquí Conmigo, oyendo mi Palabra, y quieren preguntarme muchas cosas, ya que necesitan hablar, ser entendidos y comprenderme a través de un intérprete, por­que su espíritu, o sea su Ser, no puede entenderme en el Espacio, sin Médiums y sin Mediadores, porque están ma­terializados, porque no sienten  mi Vibración,  porque no ven mi Luz, porque no entienden mi Idea. Necesitan desde luego de la palabra; ellos se han reunido para preguntarme y para que Yo les conteste. Y me dicen: unos de ellos: “Señor estamos sacrificados, estamos crucificados aquí, porque hace mucho tiempo, hace muchos años y hace muchos siglos, no se nos ha dado un cuerpo carnal para hacer evolucionar en el Mundo de la experiencia, a nuestro espíri­tu. Necesitamos encarnar, porque si no  ¿cómo podemos evolucionar? ¿Cómo podemos reunir conocimiento de la expe­riencia en la obra? El Mundo del Pensamiento, puede en él vivirse sin materia, pero en el Mundo de la Materia y de la Experiencia, necesita un cuerpo, y hace siglos esta­mos esperando un cuerpo, millones y millones de Seres; un cuerpo, aunque nazcamos  entre gente pobre, enferma, pa­ralítica, ciega, sorda, lisiada, llena de pobreza física y ne­cesidad; pero, Señor, danos un cuerpo, necesitamos un cuerpo para poner en él nuestra mente, para que aprenda nuestra fuerza espiritual, para usar nuestra voluntad, para desarrollar nuestra conciencia, porque sin los cuerpos, cómo podemos entonces, cómo puede un hombre sin manos, diri­gir un barco; cómo podemos manifestarnos así en la evo­lución superior, si nos hace falta la experiencia, vivida”.

Estáis en verdad necesitando cuerpos, es cierto, y cuando tenéis los cuerpos, como los tenéis ahora, pobres, enfer­mos y con defectos, no lo queréis; entonces, protestáis porque decís que ya no queréis el cuerpo, que el cuerpo es el ve­hículo del trabajo del espíritu para su evolución, es el instrumento evolucionante.

Y me preguntáis otros: ¿Señor. Qué todo espíritu de­be reencarnar siempre en materia? Y Yo os digo en Vedad. En diferentes formas, en diferentes planetas y en diferentes Sistemas Planetarios. ¡Pobre sería la Creación!, pequeña sería si todos tuvierais forzosamente que encarnar en este pequeño planeta Tierra: Nuececita en el Espacio: por eso hay muchos sistemas planetarios, por eso hay en  vedad nuevas formas de tener un cuerpo. De acuerdo con el pla­neta y que viváis v de acuerdo con el Sistema Planetario que os corresponda: Pero todos vosotros que están aquí os corresponde venir todavía a la Tierra. Porque  habéis descendido suficientemente, es decir, habéis descendido muy profundo. Y ahora tenéis que vivir muy en tinieblas. El Planeta Tierra, es el planeta de las sombras. El planeta del dolor el planeta de la tristeza; porque he aquí, todas vues­tras madres y toda vuestra familia os enseña desde peque­ños a llorar, siempre a llorar; tenéis como idea,  siempre necesaria, el llanto, ¿Y por qué os enseñan vuestra madre, vuestros familiares, siempre a llorar, desde  pequeños? Porque todavía no  ha aparecido en ellos la enseñanza superior del Espíritu, para que os enseñe la felicidad  y  la alegría del espíritu, desde pequeños. Cuando la madre entienda que ya es un espíritu despierto, que tiene un cuerpo temporal; entonces, la madre enseñará a su hijo, la felicidad del espíritu,  y no le enseñará a llorar desde sus primeros años; el espíritu trae felicidad, porque es el Hijo del Pa­dre Perfectísimo, del Padre Omnisciente, Omnipresente, Omnipotente, del  Creador Increado, del Único y Supremo Hacedor de todo cuanto existe, del Poderoso entre todos los poderosos. Vosotros sois Hijos de un Padre Perfecto, y en esa perfección está la Paz, el Amor, la armonía, la felicidad, la salud, la abundancia de toda cosa buena. Por eso, Auditorio Trabajador, Auditorio de iniciativa, Yo os digo que debéis aprender a vivir la vida del Espíritu, y que todo Espiritualista tiene que poseer conceptos de Es­piritualista, para vivir la vida así. Como Espiritualista, en mejor forma y sufrir menos de lo que  sufrís, cada vez mejor de lo que vivís, y a medida que alcancéis la plenitud, alcanzaréis también con la  plenitud del espíritu, la ale­gría del vivir. Entiende esta palabra: “La Alegría del vi­vir viene del Espíritu”. Mientras el hombre materializado llora, el hombre espiritualizado sonríe con felicidad porque siendo una eterna bendición, todo lo ama  todo lo bendice.­

   ¿Cómo quieres actuar tú? El hombre espiritualizado todo lo ama, a todos ama y a todos bendice, por eso, amados Desencarnados que venís pidiendo, lamentando que os hace falta un cuerpo, mirad todo lo que prometéis antes de nacer, queréis un cuerpo no importa que nazcáis en familia pobre,  no importa que vuestro cuerpo venga lacerado, ven­ga enfermo, venga con defectos, pero queréis un cuerpo  para el dolor, del que brota  la experiencia, en verdad el dolor y la experiencia van siempre juntos. Queréis ese cuerpo para escalar porque  es la forma  que escalan  los Terrestres, como lo sois vosotros por la escala del dolor,  ya que pocos queréis escalar por la escala del Amor, que es la escala que Yo os he enseñado.

Ama a tus enemigos; escala de Amor es llegar al Cielo sin lágrimas; escala de Amor, es dejar de llorar, para gozar la Presencia unitaria del Espíritu Padre, en el Espí­ritu Cristo del Espíritu Hijo, en el espíritu despierto, vive, pero vive  como vive un Espiritualista, con las ideas del Espiritualista; es decir, vive juntando tu mente con mi Mente, para que en esa forma tu mente que tiene de mi Mente, pueda ser lúcida y no engañadora. No os engañéis a vosotros, pensando  en que vosotros sois mucho en la Ma­teria. La Materia, sin el Espíritu, ¿qué  es?

-Nada. Contesta  el auditorio

-Entonces, Trabajadores míos, entender estos ayes de dolor, de éstos que vienen a los  Desencarnados, pidien­do un cuerpo enfermizo y pobre, para reencarnar; y lo ten­drán como una bendición. Estarán llenos de júbilo y de alegría, porque van a encarnar, porque vienen a la Escuela del Saber, llorando; porque el hombre primero aprende llo­rando, porque no entiende la Escuela del Amor; vuelvo a repetir: Tendrá que nacer, aprendiendo y llorando, mien­tras nace en Mí, para que aprenda a reír y a bendecir, y no a llorar; basta ya de llorar; basta ya de sufrir; si cada pena y cada dolor da por fruto una experiencia; y ellos vienen a buscar experiencia; entonces, Amados pensad en lo que hacéis vosotros. Vosotros que ya no queréis el cuerpo de la experiencia, queréis  ir  con menos experiencia de la que el cuerpo os puede dar, cuidándolo. Cuidad vuestro cuerpo, bendecid, vuestro cuerpo, curad con el Pensamiento del espíritu a vuestro cuerpo; mandarle a cada célula de vuestro cuerpo, la irrigación de vuestra bendición espiri­tual, desatando del espíritu interno, la corriente fluidicamente, la corriente bendita, la corriente  balsámica, la co­rriente divina, la corriente de salud moral y espiritual. Dejad que el espíritu bañe su cuerpo de santa  lucidez y de suprema paz y calma. Calma, detened vuestro paso, vosotros qué vais precipitadamente por la vida. Detened vues­tro paso vosotros que vais precipitadamente, siempre vais de prisa, como puede llegar el espíritu al Señor de la Se­renidad, que es el Espíritu; cómo puede  manifestarse si estáis de prisa. Buscar la concentración, buscad la concentra­ción, buscad la paz y la calma y entonces el Espíritu dará su Mensaje al Mundo.

Así que  vosotros que os lamentáis, porque no tenéis cuerpo y queréis cuerpo, en verdad os digo: Que tomo vues­tra pena para remediarla  pronto, porque muchos de vosotros pronto obtendrá y Yo ordenaré la reencarnación de los cuerpos que pedís; ordenaré en verdad a los Trabajadores que están cumpliendo esa Misión, para ayudaros a reencarnar; pero recordad vosotros que pedís un cuerpo, no importa cómo, un cuerpo no importa que tenga fealdad, ya no pedís belleza, buscáis un cuerpo. Se os va a dar a algunos de vosotros, a muchos de vosotros, más no a todos, porqué a vosotros os falta todavía cumplir el Karma, lo que llamas Karma. O sea, La Ley de Causa y Efecto; os falta pagar el mal trato que habéis dado al cuerpo cuando lo teníais. Por eso ahora tenéis que  estarlo  esperando   por  mucho  tiempo. Porque no habéis sabido cumplir con el cuerpo, que le habéis dado el lugar de instrumento evolucionante para el espíritu. No le habéis espiritualizado, no le habéis educado espiritualmente, y el hombre material, necesita la educación material, pero él yo espiritual, necesita refinarse en esa educación que dan estas escuelas mías. En donde se enseña a espiritualizar la mente, para hacerla florecer en espíritu. Por eso, Amados, vais a encarnar una parte dé vosotros, y otra parte vais a esperar todavía, para que comprendáis que el hombre no está contento nunca; el hombre es el siempre inconforme; cuando tengáis vuestros cuerpos, vais a sentir pesado el cuerpo y vais a querer, no tenerlo; vais a querer, iros de él; Si encarnáis, sufrís algunos porque no todos están conformes con encarnar; si desencarnáis, sufrís también; si hace, frío, os lamentáis; si hace calor, hay inconformidad; si hay poca familia, hay inconformidad; si hay mucha familia, hay inconformidad. ¿Cómo tener al género humano contento, faltándole la comprensión y la cla­ridad en el entendimiento? Cuando tenga el entendimiento claro, no protestará por nada, y solamente tendrá el enten­dimiento claro, cuando el espíritu despierto en el hombre, sea el Señor del Centro de la vida humana, porque el espí­ritu es Uno con el eterno Oriente, y el eterno Oriente siem­pre da abundantes dádivas, inmensas; mi Padre da siempre en grande, nunca da mi Padre en pequeño; por eso,  oh Trabajadores míos de esta Escuela del Bien, Yo os digo que meditéis, dar gracias a mi Padre porque tenéis el Vehículo que os hace evolucionar, el Vehículo, es el Instru­mento, fíjate bien, de la mente y del espíritu, porque es el Vehículo de la Voluntad, es de la Conciencia, es de todos los dones, facultades y poderes espirituales que hay que desarrollar y  que todavía no habéis desarrollado. Mentes que quieren comprenderme algunas, pero pocas pueden en­tenderme todavía; recibir como tónico para vuestra vida interna, el toque del Espíritu que con su Sabiduría en esta mañana os habla, para que  entendáis que estáis vosotros en mejores condiciones de los que están esperando cuerpo; quieren un cuerpo ciego, pero un cuerpo; quieren un cuerpo sordo, pero un cuerpo; pero un cuerpo paralítico, pero un cuerpo; quieren un cuerpo pobre, pero un cuerpo donde el espíritu tenga el Vehículo; ver, pero ver un día y dirigir la palabra interna, y que lo escuchen; y que lo escuche su discípulo, que es el hombre personal; porque el espíritu es el maestro impersonal y el hombre es el discí­pulo individual; y en cada Criatura, hay un discípulo y un maestro; pero después de ese maestro, que es vuestro espí­ritu, llegaréis a Mí, que soy el Maestro de tu maestro, el Maestro de tu espíritu. Y he aquí que vosotros sabéis que en una forma se piensa antes de nacer: “Cuando yo nazca, señor, voy a ser bueno, voy a perdonar y voy a recibir todos los dolores y sufrimientos que tú quieras enviarme; bendeciré a mis enemigos, haré caridad y viviré la vida de acuerdo con el Evangelio, en mi corazón”. Pero he aquí que cuando encarna, por la influencia animal del cuerpo, el Hijo de Dios, se desorienta y no cumple lo que prometió antes de nacer y después de nacer, de acuerdo como va creciendo, va creciendo también su desorientación; si el hombre no  se espiritualiza, es un desconectado, desorganizado, y se nece­sita la Escuela Espiritual en diferentes filosofías, en dife­rentes formas de expresión, pero se necesita la cultura espiritual, para que esta Humanidad pueda desmateriali­zarse, apartarse de la animalidad con que ha vivido y en­tonces se verá la Luz que no se ha visto, porque la Luz de tu interno, que viene del Espíritu, te está esperando para reflejar en ti con la Luz divina que el Padre te ha dado para iluminar al hombre, en el que vive por ahora enredado en la materia, pero vive por ahora. ¿Por qué al yo espiritual lo tienes encadenado todavía? Y a medida que aparece, una virtud, se rompe un eslabón de la cadena con que está sujeto. Entonces romped las cadenas, para que el espíritu sea liberado y así viva conscientemente. Pero cada eslabón de la cadena, sólo puede romperlas las virtudes elevadas del Espíritu. ¿Cuántas virtudes has logrado en un año? ¿Cuántas  en veinte años? ¿Cuántas en cien años? ¿Estáis seguros, de qué en cien años de evolución, habéis logrado siquiera firmemente una virtud? Ahora, si queréis anali­zaros a vosotros mismos,  entender los defectos  que son abundantes y las cualidades que son menores; mas es necesario el análisis para que tu sepas lo que has ganado en cada virtud y lo que has dejado  de ganar en cien años si no aparece la virtud. 

 ¿Por qué no cultiváis la virtud de la bondad que es la expresión dulce y suave del amor eterno y verdadero que fluye del Hijo de Dios perfecto, que es el espíritu? Has venido para conquistar tu perfeccionamiento, lógralo  si puedes, el espíritu puede, que el espíritu lo  logre, pero respetad la materia, mientras la necesitéis; y aunque vues­tra materia sea decrépita, aunque vuestra materia la sin­táis como una anciana inservible, bendecirla porque todavía ella te sirve de escala para el espíritu; Escala con ella en el dolor y en la experiencia, sigue adelante.

Y a vosotros, qué también me he dirigido, oh Seres sin materia, Yo os doy fortaleza para que sigáis por el camino largo de la vida, por el camino de espinas y abrojos; os doy fortaleza con mi Amor, pero tenéis que seguir unos, preparándose para la reencarnación; los otros, preparando la paciencia para esperar otra cantidad de años, otra can­tidad de tiempo; por eso, Yo os fortifico amorosamente a unos y a otros, para que mi Palabra os dé la Luz del Saber.

Y a vosotros, oh Almas que venís a recibir directa­mente del Verbo de Dios, la Palabra, así, de Mí para vos­otros; Yo os digo: Que habéis dejado el cuerpo, que no tenéis materia, y al haber dejado el cuerpo y al no tener materia, Yo, a través de una Antena Humana, a través de un cerebro humano, estoy haciendo sonar mis pensamien­tos a través de voz humana, para decir a vosotros, que elevéis vuestro espíritu hacia el arrepentimiento, para que alcéis en verdad  la purificación. Sentís  vergüenza de vuestros pecados, es lógico  porque tenéis descubiertos vuestros pecados, descubiertos ante la mirada de mi Espíritu,  pero sentís también arrepentimiento,   porque es justo que sintáis arrepentimiento de tantos pecado y de tantos errores, pues habéis visto los pecados del prójimo, pero no habéis visto los pecados de vosotros, podéis señalar a vuestro hermano, pero no queréis que se os señale; no tenéis materia en verdad os digo: Que Yo os doy la Luz a vosotros que formáis el número de trescientas almas que estáis recibiendo la claridad de pasar de las sombras a la Luz; ya que por diferentes formas habéis dejado el cuerpo.

Dices que no me ves, oh Alma. ¿Pero cómo quieres verme?, si no me entiendes que ya dejaste el cuerpo? Dejad ya esos pensamientos equivocados; el cuerpo,  no os  perte­nece, ha bajado al sepulcro a donde toda vanidad acaba; toda falsa grandeza termina; el cuerpo será pasto de gusanos y tu Morada, es el Infinito. Veo a tu Morada Más Yo os digo que como sois Almas, ya sin cuerpo, Yo, en el Nombre de mi Padre y en mi nombre de Espíritu, derramo en vosotros la Luz del Santo Espíritu para el conocimiento de vuestro estado, y podáis entonces, ir por el camino de las almas arrepentidas. Y decís: “Que si allá están esperándoos vues­tros enemigos”. Y Yo os digo que sí, pero que ya no volveréis a verlos si estáis arrepentidos, purificados por el arrepentimiento y el dolor de haber pecado; si les pedís perdón y le sabéis perdonar. Ya no tenéis para que entrar en causas de vergüenza; entrad en la Causa de mi Amor y del perdón. Pecador, os doy la Luz por medio del Verbo, por medio de la Palabra; os doy, oh Almas que vais a encarnar, la Luz y la Fuerza para vuestra preparación. Y vosotros que vais a esperar, os doy la Fuerza para la paciencia; tomad en paz, lo que en paz mi Amor os concede. Paz, Amor y Luz.

            Y este Auditorio, recibe la enseñanza de Encarnados y Desencarnados por medió de mi Palabra; porque he hablado a las dos orillas;  he hablado a los dos Mundos, a los dos estados del hombre; al hombre que tiene cuerpo y al alma que no lo tiene; al Mundo de la Forma y al Mundo donde no hay forma, al Mundo del Éter, al Mundo Astral, especialmente el bajo astral, que es aquél en el que han venido a tomar Luz, porque la palabra astral no quiere decir sólo un nivel en el astral, hay infinidad de niveles, y quien dice astral, puede hablar del astral superior, del astral medio o del astral inferior, y en cada uno hay infinitos niveles; por eso os he hablado claramente, para todos los niveles y todas las comprensiones. Y a vosotros también, Amados, os deja mi Paz, mi Luz y mi Amor.

Y lo que no tenéis. Sí, lo que necesitáis y sé que os hace falta; y los que están en la Doctrina del Cristo, ni dormirán en la calle, ni quedarán sin alimento en el día; y los que están con el Cristo, tendrán casa, vestido y sus­tento; y no seréis a la intemperie, en verdad. Sé de vuestras necesidades, de vuestra soledad, de vuestros sentimientos y de vuestra tristeza; y estoy escudriñando en cada uno de vosotros lo que le ha menester, lo que le hace falta; todo veo, todo siento en vosotros por la unión de vuestro propio espíritu;  todo sé, todo entiendo, y todo lo que es necesario os será concedido. Si  las aves con hermoso plumaje están vestidas, ¿por qué los Hijos de Dios no han de tener casa vestido y sustento?  Y lo que han de menester en su necesi­dad. No, Amados, no penséis en que no sois escuchados por la providencia infinita. Yo estoy entre vosotros por irradia­ción, más bien dicho, por omnipresencia, por eso estoy dentro de ti y lo sé todo, aquí y allá, y lo entiendo todo; estoy con los que están agonizando, estoy con los que están encarnando, estoy con los que están desencarnando, estoy con todos y me preguntáis: ¿Y con los que no han tomado alimento, también estáis? También, pero no han tomado alimento porque no piensan con fe en Mí, se han cerrado, no me llaman, no me invocan, no me imploran; acabándose la fe, se acaban todas las posibilidades; si ellos están muriéndose de hambre, es porque ellos no tienen comunicación Conmigo, la han interrumpido, no me llaman, no me sienten, no me dejan a Mí, resolver sus  problemas. Yo los re­solveré, dejadme resolverlos, que Yo estaré con vosotros. Mi Paz y Mi Amor están con vosotros.

Donde está mi Palabra, está la Luz, tomadla para vuestro entendimiento. Gloria encontrará Aquél que ha des­pertado a la Unidad del Espíritu.

CÁTEDRA 87

Gloria a Dios en las Alturas, y Paz a los hombres de la Tierra, de buena voluntad. Glorificado sea el Padre en el Hijo, glorificado sea el Hijo en el Espíritu Santo, glorifi­cado es el Espíritu Santo en la excelsitud del Amor. Paz a vosotros oh Hijos del Amor divino, a vosotros, Luz del Cristo a vosotros. Cristo ha venido, he aquí la Vibración, la irradiación del Espíritu Santo que tanto ama al Mundo, por medio del Amor iluminando a la Tierra con esta Luz, la Luz del Amor; para recibirte, oh mi Pueblo, mi Pueblo pequeño, para darte al recibirte, la fortaleza; para que sigas en el Mundo; la fortaleza para que encuentres la Luz del Cielo.

Bienvenido seas, Pueblo muy amado, porque el Redentor del Mundo te trae el Mensaje que tu Alma está esperando, porque el Redentor del Mundo, que es mi Ser, viene a eso, a redimir a tu Alma con el Evangelio que to­cará tu corazón, y que hará que tu corazón sea cada vez más, mío, porque esa es mi Voluntad. Me dais la bienvenida y Yo os recibo a vosotros y recibo también la Morada que se me da; esta Morada que fue antes una Escuela, no pre­cisamente como todas las escuelas que antes sé formaron, porque las últimas escuelas que se están formando, no son solamente para escuchar, no solamente son para Parvulitos, es Escuela ya para que empiecen unos a iniciarse, y los otros y están iniciados; esa escuela es ya para hacer en verdad, realización, trabajo, mi trabajo del espíritu, un trabajo en los poderes espirituales, que es lo que se nece­sita en este Tiempo; ya pasó el Tiempo de la Materia, de la pura materia que quería dominar al espíritu; Ahora, en Aquellos que ya están iniciados, está el espíritu empezando a dominar a la materia, y en verdad: ¿de dónde salen los iniciados? Los Iniciados, que son los Discípulos, salen de los muchos Parvulitos en verdad los muchos Parvulitos, hacen Discípulos y aquellos ya iniciados llevan de mi Luz, para repartirla en eso, en obras para, la Humanidad; ya se acabó el tiempo de rezar y rezar como antes, hoy es el tiem­po de sentir al Cristo, de sentir el poder del espíritu de cada uno de vosotros, para que al sentir el poder del espíritu que mora en cada uno de vosotros, que son mis Átomos, que evolucionan, puesto que cada espíritu es un Cristo en evo­lución; en una palabra, es el Hijo de Dios que esta cristificándose; para eso son estas Escuelas, son el arbolito espiritual que se pone, para que este árbol espiritual dé frutos; los frutos espirituales a la Humanidad; los frutos espirituales en verdad, aquellos que me sientan de corazón y de espíritu. Aquí vais a desarrollar la mente espiritual, porque vais a estudiar, habrá cátedra y habrá estudio; cá­tedra y estudio; la cátedra, porque el Alma necesita su alimento; y el estudio, porque la comprensión, el entendi­miento necesitan madurar, el estudio es necesario para unirlo con la cátedra; es para el corazón la cátedra, es para el Alma; el estudio es para  el entendimiento, el estudio es pa­ra la comprensión, y espíritu y materia tienen que estar unidos, para que el espíritu espiritualice a  la materia; no es la materia la que va a materializar al espíritu; es el espíritu el que tiene desde luego su iniciativa, suavizando a la materia, dulcificando a la materia, trayendo a la materia poco a poco, más dosis de ingrediente espiritual, y en esta forma  cada criatura será una fuerza viva, cada criatura será su verdad, y tendrá una Luz, un Mensaje. Este Recinto-Escuela, Oratorio, esta Fuente de Bien, como las fuentes de bien que se siembran como el árbol benéfico, tienen una misión muy hermosa en el Mundo, tienen una misión muy hermosa en la Tierra, y en esto se conoce el que es Iniciado, el que es Discípulo, que fue sacado de los Parvulitos: en que quiere hacer el Discípulo su obra la obra del espíritu, cualquiera que sea ésta; quiere obrar, quiere trabajar, quiere llegar al Reino de mi Padre; no quiere ir solo, porque sabe que solo no se eleva al Reino de mi Padre, tiene que elevarse por medio de las obras que lleva y ¿ quién me da un Recinto, que no le de Yo una Morada en mi  Reino, si el Recinto lo lleva bien? Un Recinto por una Morada, y una Morada por un Recinto; el que pueda entender esto, que lo entienda, pero el que lo sepa llevar, recibirá en mi Morada la participación que en él tenga.

Y así el Cristo, así vengo Yo por medio de la Irradiación Espiritual, por medio de ella, haciendo de cada Hogar, de cada Morada, de cada aposento, una escuelita si me la dan para Mí, un Recinto para orar, un oratorio para ele­varse a Dios, si me lo dan para Mí; y Yo vengo transformando y entregando en esta transformación cada vez cosas mayores: Cada vez cosas magníficas, cada vez cosas favo­rables al espíritu.

En estas Escuelas se enseña a romper la cadena del egoísmo y de la personalidad, en estos oratorios en que mi Palabra es una oración en verbo, para mi Dios y Señor, se rompen las cadenas de las pasiones, y se evoluciona en altitud, en mejor manera; y he aquí que muchos de vosotros anhelabais una Escuela, muchos de vosotros, anhelabais un Recinto, un lugar para tener un coloquio Conmigo, para que Yo viniera por vuestras penas, para que Yo trajera en verdad el consuelo y todo aquello que me pedíais en vuestro corazón; ha llegado a vosotros por medio de una Iniciada, por medio de aquella que fue parvulita y que ahora es dis­cípula, porque solamente los discípulos me entregan algo para mí Obra Mundial, mientras tanto los parvulitos si­guen adormilados, oyendo cátedras, pero oyendo cátedras a veces para olvidarlas, porque ni siquiera quieren  pasar las de su mano a otro mano; creen que oyendo cátedras, encuentran la Morada de mi Padre, y no es así, la Morada de mi Padre  está dentro de la acción, por eso se necesita que comprendáis vosotros vuestros propios quilates, enten­diendo en el estudio propio lo que sois cada uno, si vais a escuchar una cátedra y solamente os agrada, pero no os lleva esa cátedra a obrar en algo Conmigo, a entrar en obra Conmigo, sois parvulitos, sólo para el montón del pueblo que llena los lugares porque ha sentido satisfacción, pero hasta ahí, está en párvulos; pero si aquel siente el corazón, siente el alma, siente la emoción divina de la espiri­tualidad, y pone las manos en obra y dice: Yo quiero ayudar al Cristo en su tarea espiritual de espiritualizar a la Humanidad; entonces, canta el ave, canta con canto espiritual el alma y coopera conmigo, y dice: “He aquí lo que Yo puedo entrar para Cristo”, y me dan sus hoga­res, en los que Yo hago Oratorio, y me dan a veces la facilidad de llevar a cabo los libros de mi Palabra, los libros de  mi Enseñanza, los libros de la Verdad.

Y una Iniciada aquí me ha entregado para ti y para Mí, mi Pueblo, para unos Pueblos entendido que vendrá, porque en verdad os entrego, María de la Luz, ¿seríais capaces de prohibir a alguno de tus hermanos que vinieran a recibir el pan espiritual, en esta casa, que es tu casa, que es mi Casa, sabiendo que por eso tu alma se  une a mi Espíritu?

    Tiene ya la satisfacción de decirme: “Señor, yo ya he trabajado contigo; ya estoy trabajando  contigo en espíritu, y entonces hemos hecho la alianza, que  lo tuyo y lo mío es una sola cosa. ¿No es así, Amada mía? Y he aquí que tu Progenitora llorando de alegría, de felicidad de emo­ción, no sabe cómo dar las gracias y ella hablando espiri­tualmente, llorosa de alegría, arrobada de satisfacción, no sabe cómo decir que es feliz en este momento, que es feliz en este instante, porque ella será en esta Escuela, una de las que lleven la palma de  la entrega. ¿Me has comprendido, amada mía?, Ella está feliz, y entonces, así los que trabajan ya en mi Obra, se unen Conmigo; no pueden estar oyendo, tienen que trabajar porque los llama el deber, por que hay en vosotros una necesidad, cuando el fruto de la vida madura.

Aquí vamos a sembrar un árbol, Pueblo, piensa que estás mentalmente Conmigo, sembrando el árbol del Bien, el arbolito del Bien, o sea el arbusto que será árbol, y des­pués, gran árbol, porque tendrá sus ramas benéficas; pero no será ayudante o afín con la ignorancia, no tendrá afinidad con el fanatismo; él es este Recinto, es amigo de la Verdad, Discípulo de la Verdad, pero no es de ninguna manera parte de la ignorancia, es parte de la realidad; por eso piensa Conmigo: Estamos sembrando ya, porque tiene que dar fruto espiritual en tal forma que sea benéfico para cada alma de las que vienen; en él habrá cátedra, en él habrá estudio, en él habrá rocío; porque esta es mi Voluntad. Habrá Cátedra una al mes, los demás podéis poner  una vez al mes, rocío, y otra vez al mes, estudio; pero cátedra siempre habrá una vez al mes. ¿Estáis escuchando, María de la Luz, que es lo que Yo quiero, que es lo que Yo explico?

-Habla la  hermana repitiendo la orden recibida uno al mes, osea que se trabajará a veces, una vez, al mes, en ocasiones dos veces al mes, porque la Humani­dad necesita espiritualizarse, el rocío lo podéis hacer y él estudio, una vez al mes  cada dos meses sino  se  puede  más, pero la cátedra al mes, sí será.      

Ahora, seguid regando con el Agua de la Vida, y el agua de la Gracia; seguid regando este arbusto, que pron­to, pronto lo veréis transformado en un árbol, en el árbol del fruto del Bien, porque no habrá ni fanatismo ni cizaña, ni egoísmo ni ignorancia; porque la Ley está donde está la nobleza; si hay nobleza, hay desinterés y hay buena volun­tad, y entonces la escala de la espiritualidad está segura. Yo os digo a vosotros: Andrés, Alma Rosa, David, Jacobo, Mateo: He aquí lo que anhelaban vuestros corazones, vosotros queríais una escuela, esta es vuestra Escuela, y aquél día es vuestra Escuela, y la otra es vuestra Escuela; os quitaron una Escuela grande, y en cambio ahora tenéis muchas pequeñas, más efectivas para realizar; en las escuelas grandes; a veces por llevarlo todo, no se pueden ha­cer realizaciones espirituales, cómo cuando en verdad están los Auditorios escogidos; cuando hay más discipulado, se obra mejor.  ¿Me habéis oído y entendido? Ahora en este lugar, y en todos los lugares preparados; que últimamente se han hecho Escuelas y que se siguen haciendo Escuelas, habrá días de una modificación en el trabajo, tan hermosa que es identificación crística; y el Cristo en esta identificación será manifestado por cada Creatura, porque vais a recibir esta clase de  Enseñanza; mi Cátedra va a ser pequeña, porque después viene una sorpresa mayor para vosotros: por que Yo lo quiero, porque Yo lo ordeno, porque Yo lo mando. Entonces, aquí tienes esta Escuela ¿Qué más quieres, que más pides? Ahora, prepararos, prepararos to­dos  que vais a recibir en este instante la consagración de la Escuela, porque tengo que entregar novedades que no es­peráis; Oh sencillo y bendiga Semilla, Yo te siembro en tie­rra fértil, Oh Semilla de Luz del Verbo. Te sembramos aquí para que des buenos frutos té lleno de fuerza, de amor, de Paz y de Luz, en el Nombre de mi Padre y en el nombre de Cristo; Yo te consagro y te pongo por nombre: “LUZ DEL BIEN”, Luz del Bien es tu nombre, Luz del Bien eres Tú, Luz del Bien será en la caridad y en el amor. En este momento deposito en ti abundantemente, derramo con abun­dancia Luz del Bien, para ti, dones, gracias y sobre todo, abundante espiritualidad.

Luz de la Bien consagrada con este nombre, porque tus puertas quedarán abiertas para eso, para hacer el bien; y vendrán a ti mis Discípulos, que son tus maestros, para enseñarte a eso, a hacer el bien; y la cadena de Luz del Bien, que llevas el nombre de mi Escuela; de mi Oratorio espiritual, el mismo nombre lleva la cadena que conoceréis ahora y el mismo nombre que lleva esta Escuela: “Luz del Bien”, que consagrada eres para espiritualizar esta Huma­nidad, quien te ha entregado a Mí, cumpla con su destino espiritual gloriosamente.

    En verdad, ven a Mí, pequeña, para que recibas lo que voy a entregarte. Pon tus manos, voy a entregarte. Tú vas a recibir.  ¿Qué me pides, antes de entregarte?

-Habla la Hermana.-  “Oportunidad de servirte”.

-Tienes la palabra del Discipulado, de la Iniciada; es­tás hablando como una iniciada, no como parvulita. Y me sigues sirviendo y me seguirás sirviendo cada vez, den­tro de “Luz del Bien”, dentro de esta Escuela, dentro de este Oratorio, dentro de este Recinto; ahora en verdad, pongo en ti, con el signo del Hijo del Hombre, que es el signo del Hijo de Dios, pongo en tu frente la cruz de Luz de Guía de este Recinto, que es el Recinto de “Luz del Bien” que te he entregado; pongo también en tu corazón la cruz de gloria, de Luz y de felicidad; la cruz de amor y pongo tam­bién en tu cerebro, el velo, para que seas altamente intui­tiva, para que nadie te engañe, para que tú lo comprendas, para que nadie te mienta. Pongo en ti  que este momento, mi Voluntad y mi Palabra abrace tu cerebro para que pueda captar la verdad y siempre la verdad y siempre el bien. Ahora vuestras manos están preparadas, sostente tú mis­ma. Pongo en tus manos la Semilla, Oh buena Sembradora, la Semilla de mi Enseñanza, la Semilla de mi Evangelio, la Semilla de mi Doctrina; la Semilla de Paz, la Semilla de Luz, la Semilla de Amor. ¡Oh Sembradora magnífica para que siembres Conmigo, a mi lado, porque esta es mi Voluntad!

Ayudad a tu hermana porque voy a entregar Sostenía, Hosanna, aleluya, glorificado el momento en que tu espíritu se eleva para bien, porque tu espíritu se eleva para bien, porque tu espíritu en este momento es mío, porque tu cora­zón es mío, porque está unida a Mí, porque me entregas a “Luz del Bien”. Yo té envuelvo con mi Amor, y en mi Luz te fortifico con la suficiente inteligencia y luminosidad para que lo que tú vas a hacer y a admitir, sea  siempre cada vez mejor porque esta es mi Voluntad. Bendita seáis, pequeña María de la Luz es tu nombre y Luz del Bien tu Escuela; y Luz del Bien, la cadena de Luz cristiana qué vais  conocer  hora. La Paz es contigo.

    Yo bendigo flores y todo lo que habéis traído para el bien. Tomad vuestro sitio y bendigo esta Escuela, así, como Escuela y como Recinto y como Oratorio; la bendigo por­que ella llenará de bendiciones a los que vengan a su seno, porque ella llenara de bendiciones, de amor y de fortaleza. Aquí vendrán los tristes a quitar la tristeza de su corazón y de su alma; aquí vendrán los enfermos a borrar sus enfermedades; aquí vendrán los pobres de espíritu hacer fortificados por el espíritu; en verdad esta es la Fuente que se derramará de mis Aguas limpias, esta es la Fuente, que se derrama de mis Aguas buenas, esta es el Agua que se derrama en Amor, para que la reciba todo el que quiera porque aquí dejo abundante Amor.

¿Qué me decís de estas cosas, amados míos? Lo que el hombre ignora, Yo lo estoy preparado silenciosamente. David, decís: “El Señor me ha dicho que me dará una Es­cuela. ¿Es aquí? No me agrada. ¿Es acá? No la siento. Por­que también tú, Mateo, porque todos vosotros decíais lo mismo. Ahora, dejad que hable el corazón.

-Habla una Hermana.

-Escucha, Amada mía: En esta Escuela os esperan grandes sorpresas, porque aquí se reunirán, de tu escuelita y de “Refugio y Consuelo”, que tendrán aquí Juntas, si quiera tres o dos al año; se reunirán las Escuelas aquí precisamente,  para hacer, escucha bien, obra de unión, de cristiandad, y también tu Escuela, Estela amada, si queréis vosotros; Tres veces al año, si quieres, dos veces al año, en que os uniréis para que tengáis  fuerza en la unión, y para que vengáis vosotros practicando la unión. ¿Habéis entendido? Ya no que cada una sea parte, no, hay que fraterni­zar, y a esas Escuelas que fraternizan, se les llamará precisamente: ESCUELAS FRATERNALES, dentro de los he­chos, de la realidad, y no solamente de la palabra. Así que como esta escuela empieza, dentro de poco será una Junta de Fraternidad, todas esas Escuelas en donde vengan hacer mesa redonda, y al hacer mesa redonda, cada uno  en desde su apostolado, de su iniciación, lo que el espíritu da, lo que el espíritu tiene: Mensajes magníficos, sin envidias, sin cizaña, mensajes benéficos; y tú Amado mío: Raúl de Montealto, serás el Director de este lugar, porque esa  es Mi Voluntad. Mientras esta Facultad esté en el Mundo, tu serás el Director de ella y de no ser así irás afinándote después, a falta de ella te afinarás entonces a Mateo, a falta de ella; Pero ha que empezar a afiliaros. Raúl de Mon­tealto te entrego este Arbusto pequeño, para que lo dirijas amorosa y sabiamente, como tú lo sabes hacer, como tú dirigiste, cuando fuiste Director de aquel otro Lugar.

¿Estáis conformes pequeña, con el Director que té en­tregado? ¿Estás conforme conque se reúnan los Grupitos cada tres meses, cada seis meses, cada vez que sea vuestra voluntad? Ya no para aprender a hablar, sino para apren­der a fraternizar; por eso se llama: “Luz del Bien”, por que tiene mucho que enseñar, y porque tienen mucho que aprender todos ustedes.

Es mi Voluntad que se le diga a María Amparo, que mientras ella pueda, cumpla puesto que solamente lo hará conforme le sea posible. Cuando él no pueda comunicarse a través de María Amparo, procura empezar a afinarte con él,  poco a poco, porque en verdad me piden muchos que se alargue un poco la vida de Amparo, y depende cómo os portéis, para que sea concedido lo que pedís.

Ahora, vais de sorpresa en sorpresa; viene otra sor­presa; esta Cátedra, no ha sido Cátedra grande, sino Cáte­dra de Consagración, de Iniciación, porque viene la sorpre­sa que va a especializarse en ella esta Escuela, Escuela Unitaria Espiritual. Yo no quiero solamente oídos que oigan o que escuchen, quiero mentes que comprendan, porque lo que va a venir, por ahora es algo nuevo para vosotros. Mi Paz y mi Amor, es con vosotros, abundantemente sé derra­ma en vosotros, abundantemente las Fuentes del Bien.

Antes de que se eleve mi Luz, ¿algo queréis decir al­guno de vosotros?

   -Habla un Hermano, pidiendo por la Hermana María Amparo.

-En verdad os digo qué de acuerdo como os comportéis, por vuestra petición, así la dejaré un poco y así no sufrirá.

Haced algo por los demás, que lo que hagáis por los demás, lo deis por hecho, Amada mía. Recibo tu palabra, recibo tu pensamiento y recibo tu voluntad. Bendita seas.

-Habla una Hermana.

– Amada mía, mi buena Trabajadora de  siempre. ¡Cuánto sufres, y Yo lo sé! Más Yo pediré a mi Padre Ce­lestial por lo que está pasando ahora, es un efecto de un ayer pasado, de unas deudas pasadas, como la enfermedad de Amparo y como la enfermedad de todos los que estáis enfermos. Estáis pagando deudas, mas yo estaré amorosa­mente con vosotros, y pediré que sea suavizada vuestra deu­da, Amada mía. Venid a Mí, eres Rosa y eres Luz, espiri­tualmente; tienes Luz y esencia espiritual, amada mía, ya habéis sufrido tanto y seguís sufriendo, poco te falta ya, porque después vendrás Conmigo y conocerás mi Luz y te elevarás a Planos Superiores; y de cierto te digo: Tu sufri­miento ya no es largo, Rosa muy Amada, tu sufrimiento ya no es largo, tú que supiste darme con la autora de tus días tu amor, tu tiempo y tu servicio, pronto Yo te mandare a descansar si dócil como siempre, eres dócil; esperas el momento, esperaras el instante, pronto descansarás, Amada mía. Ahora Yo te digo en verdad: Mientras te llega el descanso, ven a gozar en nombre del Bien, ven a olvidar tus tristezas en este Lugar, en este Recinto donde se guardan los pesares, y en este Oratorio, donde orando viene la alegría en esta Fuente de Consuelo, porque cada Recinto, eso es una Fuente de Consuelo. Desde tu cabeza hasta tus  pies, fe conforto, te ilumino y te bendigo, Rosa. Rosa – Luz, eres Rosa y eres Luz, Bendito sea tu espíritu, bendita seas tú.

He estado contigo, Auditorio muy Amado, y no olvides lo que te he dicho ya: De muchos Párvulos, se hacen pocos Discípulos y de éstos, la gran Obra espiritual. Gloria a Dios en las Alturas y paz a los hombres de la tierra, con amor y buena voluntad. Recibo de todos, lo que me traéis Recibo de todos, lo que me decís, lo que anheláis, lo que estáis sintiendo; Recibo y me llevo vuestras penas, enfermedades, vuestras necesidades. ¿No veis que ya desde este momento, “Luz del Bien” empieza a brillar y en ella se olvida todo y se queda solamente un recuerdo?: Cristo irradió, Cristo ha dejado hoy pensamientos de Luz y de Salud, y hoy lleno mi corazón de alegría, podéis decir vosotros, porque está llena de la irradiación de Cristo esta Nave; bendito seas, Pueblo, benditos sean en todo que habéis traído, benditos seáis en nombre de mi Padre y en nombre de Cristo, sea con vosotros mi Amor y mi Bendición.

CÁTEDRA 88

Gloria a Dios en las Alturas, Paz y Amor y Perdón a los hombres de la Tierra que tengan buena voluntad; Paz a los Pacificadores, Amor, al Amador, al que siente la ne­cesidad de ser servicial con su hermano, paz de corazón y de verdad.

Una vez más mi Auditorio amado, el Pensamiento de Jesús Cristo está con vosotros, la liberación y el pensamien­to, la paz y el Amor del Cristo está con vosotros. La vitali­dad purificante de mi Fuerza redentora que viene a limpiar desmanchando lo que tiene vuestra mente, como hálito lim­piador de todo mal. Mi Espíritu Santo está con vosotros.

    Bienvenidos seáis vosotros que venís a sentir y a saber lo que necesitas recordar puesto que hay muchas cosas que ya están en ti y que tú sabes, aunque no han pasado todavía a tu cuerpo, a tu persona. El alma sabe mucho de lo que fue mi vida en la materia de Jesús;  el alma del hom­bre sabe mucho de las vidas que ha vivido y que ha tenido, pero no pasa todo a la materia, y por eso te olvidas, mi Pueblo, de lo que el alma sabe. El hombre reverencia el recuerdo del  Lavatorio, y sin embargo no ha ejecutado na­da de ese Lavatorio, no lo ha comprendido, no ha llevado a cabo el hacer de acuerdo con la orden para lograrlo.

    Hay que sembrar ya, mi Pueblo; hay que sembrar amor; haz, logra; haz siembra y logra cosecha; el Alma del hombre, sabe perfectamente bien en la conciencia álmica, lo que quiere decir el Lavatorio en aquel tiempo; El pan y el vino, en aquel tiempo, cuando era necesario pre­cisamente el símbolo, estabais en el tiempo simbólico, hoy estáis en el tiempo de la Mente iluminada por la Luz di­recta; Estáis en el tiempo del despertar, y los que ya han despertado, ellos son los que tienen la palabra dé profesores en la Tierra, después Mí; el despierto hablará, el despierto enseñará, el despierto  tendrá sus Seguidores, porque el Despierto, ya está unido Conmigo y Yo estoy unido con él; porque el Despierto ha quitado las barreras que lo separaban de Mí; por eso, tu Conciencia sí  sabe lo que es el Lavatorio, simbólicamente hablando; puedes entender más que clara y llanamente hablando; lavar los pies a los Apóstoles.

     Hasta donde te indica la mente, ¿qué quiere decir este hecho de Jesús Cristo, qué alcances le da tu inteligencia, hasta dónde la lleva tu entendimiento, este suceso de mi vida? Porque no todas las cosas, mi Pueblo, son para oírse; las cosas grandes las cosas mías, son para analizarse profundamente, son para vivirse, para pensarse, son inolvidables; tienen que ser mi ejemplo que dejé y todos mis ejemplos parte de vuestra propia conciencia, memoria y mente. Lavar los pies a mis Apóstoles, quiso decir prepararlos para el Ministerio, para seguir predicando por el Mundo, mi Doctrina de Amor, mi Doctrina de Paz,  mi

Doctrina de Cristo, mi Amor y mi Luz, pero también era en sus alcances verdaderos ,muchas cosas de mi ejemplo; aparte de prepararles para el Ministerio, era también prepararles para que vieran sus Caminos y los siguieran, porque donde ponéis vuestra planta, debéis tener también vuestra mirada, para poder ver primero y poner luego la planta donde habéis visto después; tendréis que ser profundamente analítico de las cosas de mi Espíritu; y al entender las cosas de mi Espíritu, te entiendes tú mismo y te despiertas tú mismo, porque tú y Yo, somos uno                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             en Espíritu. Entonces, era también un acto de amor, de servicialidad y de humil­dad. Lavaba los pies a mis Apóstoles porque les amaba, para prepararles, para que siguieran en mi Obra. Para enseñarles a ser humildes, serviciales, como he querido en­señarte a ti, oh Auditorio amado, y tú “Luz del Bien” eres de los pocos más adelantados que hay, sin ser el único Recinto adelantado; no eres el único, pero hay pocos Recintos adelantados que deben visitarse, conocerse y unificarse para que así se haga la fraternidad como una Ley, porque mi Palabra espiritual te enseña las leyes,  y sobre todas las leyes, la mayor, la Ley del Poder del  Amor, que traiga consigo la paz, el galardón, la misericordia, la disculpa, la caridad, la compasión; pero no la compasión de lástima, como tú la entiendes, sino la que inspira el amor que se derrama dulce y tiernamente en el amado.

Lavé los pies a mis Apóstoles, para que tú hagas lo mismo, para que recibas en tu hogar en mi nombre, a aquellos a quienes tú debes rendir fraternal amistad y herman­dad. Para romper ese hielo que tú tienes, de ver a los que no son tus hermanos de sangre, verlos como desconocidos. ¡Qué error tan grande! Yo quiero que veáis a la Humanidad, así, un solo Padre, que es nuestro Padre Espiritual; un solo Maestro, que soy Yo, el Cristo; una sola Humani­dad Hermana, para entender la Fraternidad del Hombre y la Paternidad de Dios; pero no familias divididas ni mucho menos familias separadas y distantes; si sois una Familia, si sois Hermanos de Espíritu, ¿por qué, si el Espíritu es mayor que la carne, desconocéis a tu Hermano de Espíri­tu? Ten con él, amor y caridad, como Yo tuve amor con todos, me amaran o no me amaran; basta con que Yo, derra­me en vosotros la dulzura, y mi Amor, sin preguntar si­quiera si vais a corresponderla.

Entonces,  lavé los pies, sí; para enseñar con ello a limpiar la mente;  a  ti también té limpio con mi Cátedra la mente, la mente que es el símbolo de lavar los pies; Te enseño con mi Palabra, la humildad, preparo con mi palabra los caminos, la benevolencia, trata de que la intuyas como un impulso mío  en ti.

Entonces, ¿qué es también el pan?  El pan, es mi Pa­labra espiritual, la comunión de mi palabra espiritual, por­que en el momento de Cátedra, estás en comunión Conmigo, estás en la mesa de los invitados en donde te digo: “Delante de Mí, todos sois Señores, invitados al banquete de mi pa­labra espiritual”; ese es el Pan.

El Vino, es el símbolo poderoso, esencial de mi Amor cósmico, universal; sí, no personal, no individualista, uni­versal, cósmico; ese Amor divino, ese Amor dulce y suave y desbordante, que llega a todo lo que es mío, que llega a donde estoy Yo, por qué Yo estoy en vosotros, y vosotros sois vida encarnada en un cuerpo, sois Hálitos de mi Pa­dre, sois Hálito mío, encarnado en un cuerpo, como espí­ritu, Átomo de  la Divinidad.

       Entonces, el espíritu, el Hálito de vosotros, que están despierto, es precisamente Aquél que tiene los píes lavados, la mente preparada con la Luz de la Palabra, para que a su vez, haga lo que hago Yo, Yo te doy Cátedra a ti, para tu entendimiento, tú prepara a las Ovejitas que vas a traer, con lo que pueda hablar tu labio, con lo que pueda expre­sar tu menté, con lo que pueda dar tu obra; prepara a los míos, porque no solamente los que están en la Perla Me­xicana, son los míos; los míos están más allá de estos luga­res; en todas las lenguas, en todos los países y en todas las tierras, hay de los míos; y Yo me sirvo de todos aquellos que pueden estar en comunicación Conmigo, para que vallan atrayendo Creaturas a su Dios y Señor que habita precisamente en cada Creatura; y si vais a buscar a mi Padre en las montanas en un lugar determinado, vendréis con  corazón vacío; en cambio, si buscáis a mi Padre en vosotros mismos, en el íntimo vuestro, encontraréis la Fe­licidad, porque el Padre está en vosotros; Está en vosotros como parte de vuestro espíritu, como parte de vuestra men­te, como parte de vuestra conciencia, y será como parte de vuestra voluntad; porque sus poderes los tenéis vosotros, como herencia divina a desarrollar; Porque en verdad la majestad del Padre, quiere ponerse de manifiesto en los que ya están despiertos, en mis Hijos despiertos, ¿y qué está despertando el Cristo?  Las Conciencias, preparando las mentes, para que se sepa, que esa porción de mente tuya, es la parte espiritual, es mi Mente que mora en ti, que ama en ti; porque tu mente y mi Mente, no son dos; Yo estoy espiritualizando tu mente. ¿Me comprendes, mi Pue­blo? Estoy espiritualizando tu vida, estoy espiritualizando tu conciencia y tu voluntad, con la Luz de mi Espíritu.

   Entonces, el vino, es la esencia de mi Amor; ya pasó el Tiempo del Simbolismo, el pan, es el maná de mi Palabra, porque en ello te traigo la Luz de la Sabiduría, Luz de Enseñanza, Luz de Amor, Luz para todos los caminos, Luz para todos los senderos; ahora tú también puedes la­var los pies a los que tú vas iniciando, porque tú ya estás iniciado. Puedes empezar, Oh Discípulo a hacer Parvulitos, para que al hacer Parvulitos, los traigas a Mí, y algo ha­yas hecho en ellos, hayas sembrado en el suelo de su mente, la semilla de la Sabiduría, de la Sabiduría Crística, para que pueda Yo tomar en tierra fértil, lo que es mío y tú siembres y Yo coseche, y te devuelva la cosecha a ti, como el Hijo magnífico para  sembrar, y de placeres esta­rás Conmigo como buen Sembrador; y de placeres estaré contigo, como buen Cosechador; pero necesito saber que el Tiempo Simbólico está ahora claro. Si ahora te preguntan ¿cuál es el pan? ¿Cuál es el pan en el símbolo espiritual, recordando al apóstol que en, el día, o sea en la última noche? ¿Qué dirías tú de ese pan, cuál es el pan?, mi Pueblo te lo acabo de decir: Es mi Palabra que fortalece, es mí Cátedra que te enseña lo desconocido,  es mi Palabra  que te enseña el Camino, que es el Pan, la Cátedra espiritual:

¿Cuál es el Vino, mi Pueblo? La esencia de mi Amor, fortificando a todos, aquellos que están por desmayar y por caer; la esencia de mi Amor vivificante, la esencia de mi Amor que palpita en vuestro corazón; la esencia de mi Amor que fortalece, que prende su Chispa en el Alma y despierta al Hombre. Pero he aquí que entre las multitudes de los Recintos grandes, de todo lo que es Mundo, Oh mi Pueblo, en verdad, si el Pueblo es grande, ¿qué difícil es sacar tres despiertos, tres despiertos de quinientos o de seiscientos que escuchan mi Cátedra? Tres preparados para el arado, tres preparados para la iniciación y el trabajo espiritual. Entonces, habrá lugares en que no haya uno sólo; habrá lugares en que haya escogidos, y haya tres o dos en un número pequeño, porque los despiertos, ¿cuánto han hecho para despertar? Milenios y milenios de años, atravesando los caminos de diversas naciones, de diversas sectas, religio­nes, lenguas diferentes, experiencias desde el temible ocul­tismo de puerta cerrada, hasta el Camino de la Luz y de la Verdad, que es este claro, como la Luz del día sin puerta cerrada; así el Alma tuya ha pasado por diferentes Escue­las, el Alma tuya ha pasado por diferentes naciones, y has hablado diferentes lenguas y conoces Egipto y conoces Per­sia y conoces muchos lugares álmicamente hablando, por la reencarnación, que no has querido estudiar como debes es­tudiarla; entonces, los Despiertos son de aquellos de los que Yo me sirvo, y me sirvo porque si no estuvieran des­piertos, no me servirían. Una lámpara apagada, no es lám­para que alumbre sino  está encendida, por tanto una antorcha vale como antorcha, estando encendida, pero apagada, ¿qué es?  Simplemente una vela, una vela sin vela, porque está apagada, y no puedes velar sin Luz. El que tenga sentidos internos de orientación, que encuentre el sentido oculto de esta frase, si puede, si no puede, que espere otro siglo, mas en verdad, para vosotros que habéis estudiado y que habéis despertado hasta cierto grado vues­tra alma, porque el despertar no es solamente un grado, son miles de grados de despertamiento, desde el interior, un pequeño despertar, un mayor despertar, y así vais to­mando grados, miles de grados diferentes, desde un simple despertar, de conocer en su principio que Dios mora en ti, hasta un Conferenciante, capaz de sentir y de hacer sentir la Divinidad en el hombre. Son grados de despertar, y tú tienes que tener ya diferentes grados entre  el Pueblo. Oh Luz del Bien. Porque cada uno de vosotros tiene su  grado como dije ya; es el Tiempo en que las Facultades, los médiums de Cátedra, mis Portavoces de Cátedra, también  harán su éxtasis ligero, más sencillo, menos fuerte, pero la mayor parte de los Médiums, mas algunos, muy pocos, quedarán en sueño profundo y la mayor parte en sueño en éxtasis ligero porque son los Tiempos de la Con­ciencia, y vendrán grandes Conferenciantes, simplemente por el Verbo, Intuitivos o sea, Yo, el Verbo, los utilizaré por la vía de la intuición, por eso, Yo os digo en verdad, que también son diferentes grados de éxtasis pero ya ha­ré que todos aquellos de la alta palabra espiritual, que deban tienen  éxtasis  ligero, vayan siendo ya ligeros en todo y por todo: ligeros para pensar, fáciles para amar, dóciles para comprender dispuestos para trabajar, prepa­rados para sentir el dolor  ajeno. Tienes que aligerar, mi Pueblo, aligerarte en todo, aún en tus propios movimientos. Cuando vosotros  dejáis muchas cosas que os servirán ayer, guardadas en un lugar de rezago; ¿no necesitas escombrar a veces lo que ya no os sirve y quitarlo? Pues en esta forma tenéis que cambiar vuestra manera de pensar, de muchas comodidades, de mucho materialismo, de muchas satisfacciones físicas; porque todo eso os llevará al sufrimiento anímico; porque entre más tengáis, tenéis más responsabilidad de lo que tenéis; ante la necesidad y la pobreza, ante el dolor y la miseria, sois más responsables de lo mucho que tenéis; entonces, se necesita ir al cuarto de escombros y quitar lo que ya  no os sirve, es decir, lo que no se necesita.

Ve tú también, a esas cosas de mente inferior, a lim­piarlas, lavando todo lo viejo con pensamientos nuevos. Tu mente, tu mente buena, tu mente espiritual sobre todo, cuando ya empiezan los primeros grados de espiritualidad, tiene un borrador, un borrador magnífico, para borrar  to­dos los malos pensamientos de la menté baja; y ese borrador es la luminosidad de la Mente espiritual, de la Conciencia espiritual, es la actitud del amor, que borra el ayer y el desamor de antes; por eso Yo te enseño y no me canso, mi Pueblo.

Y tú dices que aprendes, pero en verdad, demuestra que aprendes, realizando y enseñando que ya estás reali­zando. Lee los libros espirituales de vuestros Médiums, que ya son varios Médiums los que tienen mensaje espiritual para el Mundo. Oye cátedras, baña el alma de Luz con la palabra espiritual. Santifica el Amor que llega a ti, el Amor divino, el amor espiritual, para que en esa forma tú tam­bién sepas amar, pero así, con el amor del espíritu, con ese amor que no reconoce solamente parientes de sangre, que no reconoce solamente razas; que ama, porque dice: Solamente un Padre, un solo Maestro que es el Cristo y una Humanidad de Hermanos, de hermanos mas que de carne y de sangre; de Espíritu. Entendedme el que es hermano de espíritu. Es más que de carne y de sangre; y vosotros sois de un Padre, de un Maestro y de una Humanidad her­mana. ¡La Hermandad humana! Entended esto, Oh Hijos del Rey, Oh Discípulos del triunfante Príncipe de la Luz, que es el Cristo, el que te habla. Entended la palabra vivi­ficante, para que el Alma haga un  capitulo más  de su Libro, del paso por este Mundo para saber hasta dónde te ha servido este cuerpo. ¿Qué has hecho con este cuerpo? ¿Hasta dónde te ha llevado? ¿Cuántas experiencias has logrado a través de él?

Así pues y en verdad entiende y atiende: Quiero despertar ya, a los que tienen solamente cierto grado de adormecimiento, o sea, grado de estancamiento, grado de sombras, de velo y de tinieblas; deja que pase la Luz del Sol, aparta las nubes con tu propia voluntad; las nubes las haces tú; Yo soy el Sol que quiere alumbrarte, para iluminarte a mi vez, y tú ilumines a tu vez a los demás, ilumina ya, oh futuro Iluminador pero al iluminar, es por­que Yo ilumino por ti, porque tú sólo, todavía no puedes iluminar sin Mí, y he aquí que mi palabra espiritual te ha enseñado, y vuelvo a repetirte: ¿Qué quise decir con el Lavatorio de los Apóstoles? ¿Cuántas cosas manifesté en él para que aprendas? Manifesté en ese Lavatorio y acabo de explicarte, aparte de la humildad, el amor, servicialidad, prepararlos para el Ministerio.

-¿Qué más?

-Contesta un Hermano.

Todavía hay algo más profundo: La participación Conmigo en mi Obra cristificada para el Mundo; es decir, aparte del Ministerio, el doble trabajó, el otro, el interno, del que se va a hablar también en próximas cátedras por Facultades preparadas para ello; porque hay una doble vida y una  doble acción, y una doble misión en el hombre que todavía, no conocéis vosotros. Es la que di a los Após­toles: Que teníais que trabajar en la Materia, y como espíritus; si la Materia y fuera de la Materia el Apostolado interno, del que no hay por ahora un Apóstol con aposto­lado interno aquí en la Tierra.

Tengo en el Mundo Apóstoles, y hechos así, nombra­dos por mí Amor y mí Voluntad; pero el Apostolado interno no ha florecido en ningún Apóstol, todavía; y en ellos hice que floreciera el Apostolado interno, y por ese motivo.

En verdad, todavía os falta saber cuál es la doble vida interna.  Dentro de mi Obra dentro de mi aprendizaje, den­tro de  mi Doctrina, dentro de mi Luz, dentro  de mi movi­miento crístico dentro de mi enseñanza purificante; os falta saber todo lo que es interno, por qué es lo profundo, porqué es lo superior, porque es lo exceso, que es lo grande, porque es lo magnifico, porque  no llegáis a ver todavía y en verdad; habéis llegado hasta darme, oh Planeta Tierra, algunos Apóstoles y nada más; pero los Apóstoles de vida interna, sólo están allá en espíritu, en mi Reino, en alma. Aquellos Doce que  Yo preparé, Aquellos que fueron Conmigo Uno; en conocimiento, en comprensión, pero más en espíritu, después que en la materia, después me comprendieron más que en la materia; Después me amaron  más que en la materia; después me han servido más que cuando estaban ellos en la materia. Y he aquí que me conformo con tener Apóstoles y simplemente Apóstoles, que quiere decir que ya están dando los primeros pasos, aún cuando no sean Apóstoles de la Vida Interna. La Vida Interna, en donde está la unificación Conmigo, en dónde tú llegarás a conocer la Luz del Alma y con la Luz Del Alma, la Luz del Espíritu, en donde hablarás con don de ubicuidad, en diferentes partes para trabajar, y te presentarás; Té presentarás mi Pueblo, así, como Iniciado de la Vida Interna. Esta ha sido mi Enseñanza espiritual. Ahora, Aquellos que han entendido, porqué eso sí se necesita, lo que Yo preten­do, que a los que están aletargados, necesito despertar. Demostradme que ya habéis despertado, hablad algo alguno de vosotros, en muestras de que ha despertado.

-Nadie habla del Auditorio.

-Hay un pensamiento que me dice: Yo te siento, pero no puedo hablarte, hay Dos, hay Tres, hay Cuatro, hay mu­chos pensamientos que me dicen: “Yo te siento, pero no puedo hablarte, ¿no es mejor sentir?”.

     Y Yo os digo en verdad: Es mejor sentir, que saber; pero hay un tiempo  en que se necesitan las dos cosas ya, en el Discipulado, porque en el Discipulado se necesita sentir y saber; así que, ¿qué hay antes del Discipulado, mi Pueblo?

-Los Parvulitos. (Contesta el Auditorio).

-Esos vienen con una sola cosa, sentir. Son Parvuli­tos candidatos a la iniciación  a ser iniciados pero después, tienen que reunir él sentir con el saber, esto lo hacen los Iniciados. Los Iniciados del interno, los Iniciados espiritua­les. Ahora, si vosotros habéis entendido lo que digo Repetid: Los Parvulitos se conforman con sentir, el Discípulo nece­sita reunir el sentir con el saber. No hay ningún Ángel ignorante en la Escala Celestial. Todos los Ángeles, son sabios y amorosos a la vez; porque no puede ser un ángel, ni falto de Amor, ni falto de Sabiduría. Entonces, hay un tiempo para conformaros nada más con sentir; hay otro tiempo para conformaros con sentir y saber; y hay otro en que el Despierto, es un Ángel futuro que tiene que sentir, saber y enseñar lo que comprendió. Que  los Ánge­les enseñen y que el hombre aprenda. Y Vosotros, oh Án­geles futuros, tomad mi Palabra como un puñado de rosas, y deshojar una por una hasta encontrar que Yo que moro en ti, también daré por vosotros mi Mensaje, tan pronto como estéis despiertos; por cada uno de los Despiertos, de acuerdo con el grado que tiene de despertar; con ese gra­do Yo manifestaré mi Palabra; porque también mi Pala­bra, por unos es sencilla, por otros, más elevada; por otros, más elevada porque todo está graduado en la Escala del Infinito.

CÁTEDRA 89

Gloria a Dios en las Alturas y paz, amor, bendición y perdón; a los hombres que bajo el sol moran, buscando a un Dios exterior que no ven. Paz a ellos, y Luz a ellos para que encuentren, al Dios interior que sentirán.

Yo, una vez más, mi Pueblo amado, baño tu alma de Luz con mi vibración espiritual, baño tu alma de amor, y te recibo con este Mensaje de primero de año, para que en este Mensaje de primero  de año sea también en nueva conciencia espiritual. Bienvenida seas, oh mi Pueblo, ama­do, bienvenido seas.

-Bienvenido seas Contesta el Auditorio.-

Mensaje de Paz, Mensaje de Luz para el pensamiento, Mensaje de Amor para el corazón, una vez más, la Doc­trina del Alma una vez más, la Doctrina del Corazón vibrando para ti, mi Pueblo amado; vibrando para ti intensamente, maravillosamente, desde el Centro de ti mismo, hasta los labios humanos que transmiten mi Mensaje del pensamiento a la palabra; porque de ti tengo, Pueblo, por momentos; pero que fugaz, un instante Conmigo, un mo­mento Conmigo; cuando hay una cátedra sentida, cuando es algo de: Libro del Maestro o del Libro de Cátedra, cuando te conectas por la caridad, o por la oración o por la pena; pocas veces en tus alegrías me llamas; entonces, Yo estoy  contigo. A mayor dolor,  mayor acercamiento a ti, para fortificarte, para que sigas adelante, porque en verdad, el dolor sin Mí no podrías soportarlo, Pueblo mío, como viene, porque como viene, es más que como ha sido. Por eso te invito a que bañes en las aguas límpidas de la misericordia, tu entendimiento, para comprenderme; tu voluntad, para servirme; tu espíritu, para unificarse a Mí.

Yo te dije: Mensaje de Año Nuevo, que trae precisa­mente las primeras palabras que puede decirte este Men­saje de Año Nuevo.  Qué puede traerte de importante  Siempre es importante lo de Cristo. Quiero que con el año nuevo que empieza, principies a preparar de tu vida y de ti, una nueva vida y una nueva conciencia, que acabe ya el torbellino de tu conciencia, que tú llamas: Personal, y que es personal para ti; que acabe ya y que florezca la conciencia mía, o sea que tú y Yo somos Uno. La Conciencia de Cristo en el hombre es la salvación del hombre, es la salvación de la Humanidad, que tú en ese cuerpo que tienes para tu servicio espiritual, que es para mi servicio, tie­nes que ir sintiendo cada vez mas amor por el Padre, más amor por el Cristo, que soy Yo, que quieres decir: Más es­piritualidad, porque más amor por el Cristo, es más espiritualidad en ti.

Y quiero prepararte, quiero encender mis Antorchas con la Luz del Espíritu Santo; quiero preparar en Aquellos que ya son servidores intermediarios, entre mi Ser y la otra Humanidad que va empezando apenas a las primeras cátedras, a los primeros pensamientos o a las primeras palabras; tú tienes que ser también intermediario, OH Pue­blo que eres tocado ya por el espíritu de Verdad, ya que me sientes, ya que comprendes que no pudiste seguir por mi Camino, por el camino de salvación firme, por el Camino de Reden­ción por el Camino de salvación; y ya te dije: Tú tienes que hacer un camino, donde empiece tu camino y tu camino te lleve a mi Camino; empieza por el camino que tú haces al andar, y  luego seguirás por el Camino que Yo hice al  dejarte en la Tierra las huellas de sangre del Calvario, por el poder del Amor redentor; y por ese Amor redentor, te sigo hablando; mira que es un grande Amor, pues ni siquie­ra por la mal llamada muerte, dejé de estar contigo y  de entregarme a ti; más allá del sepulcro donde el espíritu no existe, mi Mensaje se levanta, para iluminarte, mi Mensaje se levanta para atraerte, mi Mensaje se levanta para que tú atraigas a los demás, por medio de la Conciencia de Cristo, que debe ya estar en ti.

Entonces, comprende que este Mensaje de Año Nuevo, es para dar a tu vida un cambio, para dar a tu entendi­miento una Luz mayor; si en el cuerpo de Jesús te serví, si en el cuerpo de Jesús te amé, si en el cuerpo de Jesús, Yo, el Cristo, me manifesté, así, en el sacrificio ofrecién­dote todo por Amor; mi trabajo espiritual es más fuerte ahora; estoy contigo ocupado y preocupado por ti; Huma­nidad, porque soy el Redentor de este Mundo; soy el Encargado de darte redención; el Salvador de este Mundo, el Rabí de este Mundo, el Rabí espiritual de tu propia vida, de tu propia Alma.

Si este Mundo es mío, tú también eres mío, mi Pue­blo, si mi Padre me ha dado este Mundo para que Yo lo redima, entonces sigue Oveja, con tu Cordero, que Yo Cordero, sigo con mis Ovejas y cada una de mis Ovejas está dentro de mi Ser espiritual, porque en verdad el Amor que Yo tengo a  cada Trabajador no tiene limitación, ni tampoco tasa; en lo físico ni limitación en lo espiritual. ¿Me has comprendido ahora?  Porque más allá del sepulcro me levanto más fuerte en mi Palabra, más fuerte en mi Acción, para que tú también hagas lo que Yo hago y pienses que en la muerte está la  vida y que no hay muerte es una palabra equivocada.

Te espera el Universo para trabajar, pero el trabajo que vas a hacer, es el trabajo del Doctor y del Maestro; Que ya llegó a ti, y ese Doctor y ese Maestro, soy Yo en ti, Yo, el Cristo que vengo, a darte el Mensaje de impersona­lidad, que es el Mensaje de espiritualidad. De hoy en ade­lante, piensa solamente esto, piénsalo muchas veces: “Como cada célula de mi cuerpo está en mí, yo estoy en Cristo”; porque mi cuerpo de doctrina, es inmenso, y tú eres célula de cuerpo de doctrina; por eso os digo en verdad: Necesi­táis libertaros y necesitáis despertar; no a lo que llamáis vosotros: Vuestra Luz, sino a mi Luz, a la Luz del Cristo en el hombre, para que ya no sean dos luces, sino que sean una sola: La Luz del Cristo en tu espíritu, que es parte de mi Espíritu, y mi Espíritu, uno con tu espíritu; estás tan unido a Mí, que nadie puede separarnos; estás tan unido a Mí, que no podemos ser dos en espíritu; sólo falta que tú te entregues a recibir el estado de la nueva Conciencia del Cristo, porque tu conciencia cristificada, será la sal­vación de tu vida; porque te apartarás entonces de las pequeñeces, y vendrás al camino de grandeza; y entonces, mi llegada es la llegada del Médico, del Doctor espiritual que va a curar con el poder del Espíritu. Yo soy en ti, y de la palabra sabia del Maestro que va a enseñar, soy en ti, déjate tomar por la Divinidad, déjate cristificar por un momento, para que esa parte divina que debe vibrar en ti, también busqué sus parvulitos y forme más tarde su Dis­cipulado.

Déjate tomar por mi Corriente divina, para que una vez que tu corazón sea iluminado por el Santo Espíritu, seas tú también iluminador de los demás.

Hay un Pueblo, Oyente, y un Pueblo Trabajador, es decir; no es la mitad, pero entre el Pueblo, hay pocos Tra­bajadores entre muchos Oyentes, para que tú sepas si eres solamente Trabajador y Oyente; necesitas preguntarte a ti mismo: Si ya sientes la necesidad de hacer obra, si ya sientes la necesidad de trabajar bajo la protección y el am­paro de un Rayo de mi Luz divina; si tú ya sientes esa necesidad, porque has despertado; entonces, soy Yo en ti, haz ya la entrega, la divina entrega; Entrégate a Mí y se dulce como el fruto dulce, manso y humilde de corazón; Porque Aquél que a Mí me sirva, tiene que ser sencillo y humilde, si no es humilde y sencillo, no podrá servir a mi Obra espiritual; mi Obra espiritual te da tanto beneficio, que de ella depende el futuro de tu gran vida, de tu vida súper humana, de tu vida superior; estás sembrando preci­samente en ese Camino, superando tu vida, la vida supe­rior, porque es el Camino de la Conciencia Crística en el hombre. Es lo que pasó con mis Apóstoles, mi Pueblo, ellos tomaron conciencia Crística evangelizando al Pueblo, dirigiendo la Palabra divina, y tú puedes, cuando tomes con­ciencia Crística, hablar de las  cosas que tu intelecto no entiende, esto hablo al poco intelecto que hay en algunos de vosotros, pero más allá del intelecto está la Luz espiri­tual, está la verdadera sabiduría del Espíritu; y  sin que tu cuerpo, sin que tu persona sepa lo que habla. Deja que tu espíritu hable en ti, porque tu espíritu está ligado con mi Espíritu; y mi Espíritu, es Uno con mi Padre; en­tonces, desde el Espíritu, empieza la Unidad, ya te he dicho, ya te he explicado; y tú, ya no debes decir más, que la palabra: Espíritu,  Espíritu o Espíritu del Cristo, que es uno mismo, como tu espíritu Conmigo, eres uno, en dife­rentes grados y manifestaciones  de conciencia, porque tú tienes la Conciencia del Hijo, Yo tengo la Conciencia del Cristo y mi Padre tiene, como Creador, Increado, la supre­ma Conciencia del Padre Absoluto que rige todo  lo que existe; pero en todas esas Conciencias, queda una, hay una, y esa sería la de mi Padre, la mía y la  tuya, cuando  entres a la corriente sabia de  la cristificación.

Por eso, en este Mensaje de Año  Nuevo, ve apartando poco a poco, todo lo que te estorba; si hay vanidad, quítala porque te estorba a ti espiritualmente y me estorba a Mí; si hay cizaña, córtala para que no nos estorbe, ya que Yo voy de la mano con tu espíritu, y tú estás, bajo mi égida; va Conmigo por el Camino que empezaste tú y que fue a dar, tu camino a mi Camino; y quiero que  ya des pasos por mi Camino; y el camino que tú has hecho al andar, se queda atrás, porque ahora tienes que empezar por el Camino de la renunciación a toda bajeza; de la renunciación a todo capricho a toda vanidad, a  todo egoísmo, a todo rencor; renuncia a lo que le estorba al espíritu, y verás que en mi Camino, que va a ser el tuyo, a medida que se anda en él, se ama más a la Humanidad, y se ama porque se com­prende que los que están en el pantano, no pueden hacer lo que hace el cóndor; no pueden subir a las Alturas. Yo te ayudaré a subir, mi Pueblo amado; y si tú tienes la vida fuera de la doctrina espiritual, la vida que ya regre­só, la vida que cada año es más fuerte y dolorosa; no po­drás vivir ya igual, no podrás vivirla igual porque será terrible y dolorosa físicamente hablando, mentalmente ha­blando, personalmente hablando; solamente será llevadera dentro de una mentalidad de espiritualizado; del que ya vive buscando en la Luz, su Camino y su lugar.

Tú eres Hijo de la Luz, la Luz es tuya y tú eres Luz, la Verdad es tuya y tu espíritu es Verdad; la Sabiduría es tuya porque es del Espíritu, y tú eres espíritu. ¿Entonces, qué quiero decirte al afirmar que tú en tu personalidad, en tu mente personal, llorarás mucho en este año, y para poder estar mejor, necesitas que mi Luz y mi Conciencia sean en ti?;  ya olvídate un poco del hombre, olvídate un poco de la mujer que te sientes ser y piensa: “Este cuerpo, es vehículo de Cristo, porque mi Espíritu y el Cristo, son Uno en Esencia y en Verdad; ¿No ves que tu espíritu,  es parte de mi Espíritu, parte de mi Ser? ¿No ves que no so­mos dos diferentes, y somos Uno en Verdad? Entonces, ten tu mente preparada y limpia, para que Yo la use, déja­me usar tu mente con mejores pensamientos; déjame usar tu voluntad, con mejores obras; déjame usar tu Conciencia, con mejores Luces de Sabiduría; y qué satisfacción sentirás cuando comprendas y digas: “Yo soy un Vehículo que estoy como Intermediario entre los que empiezan la Obra, y el Cristo que me utiliza a su Servicio”.

En este momento, quiero utilizar a mi Servicio; empe­zar a utilizar a aquellos que sean blandos, a aquellos que sean sencillos y humildes de corazón; porque de cierto, mi Palabra será dada por cerebros nuevos y nuevos Ruiseño­res habrá en este año, porque se necesita también que se evangelice el hombre con mi palabra espiritual. ¡Si tú pu­dieras ver lo que viene a tu Mundo en este año, sí buscases mi Palabra con ahínco! Mas si Yo te digo: Búscalo por la salud mental y espiritual, no por lo que quieras ver o pue­das ver; búscalo porque tú lo quieras, y porque Yo lo Quie­ro. ¿No ves que en el Camino espiritual te encontrarás Conmigo? Y en el Camino espiritual en el que te vas a encontrar Conmigo, es el Camino espiritual en el que siem­pre te he esperado; en ese Camino en el que tú te revuelves y difícilmente das un paso adelante.

¿Qué quiero decir cuando expreso:”Toma nueva Con­ciencia”? Significo: Elévate a un peldaño más en la escala evolutiva de Jacob. Quiero decir lo que te he manifestado antes: “Que destruyas, que apartes tu personalidad, o sea tu individualidad materializada; que espiritualices todo lo que hay en ti”. Compréndeme, di: en la mañana al desper­tar’: “Cristo, utiliza mi cuerpo para hacer bien a la Humanidad; utiliza mis ojos, para mirar con amor; utiliza mi pensamiento, para bendecir; utiliza mis labios, para hablar la Palabra; utiliza mis manos, para curar a los enfermos”. Y en verdad, si te encuentro en servicio, tú serás utilizado por el Espíritu Santo.

Yo quiero que analicéis y me contestéis lo que es to­mar Conciencia de Cristo. ¿Qué es entrar en la Conciencia de Cristo?  ¿Qué es lo que Yo digo a mi Pueblo en esta noche?

-Habla un Hermano.

-Que no sean vuestros labios capaces de herir; ni vuestra mirada sea capaz tampoco de lastimar; que vues­tras palabras, acaricien, pero que no hieran; así se conoce­rá que el Cristo  ya está en vosotros; dispuestos a dar la caridad, sin juzgar al que la recibe; dispuestos a no pronunciar ninguna palabra contra tu hermano o semejante. Por la nobleza, se entiende que ya llegué al hombre, por­que en muchas ocasiones el corazón se mueve a piedad, porque se mueve el sentimiento a misericordia con los de­más; puedes entender que ya he llegado a ti que has llega­do a Mí; que ya estás tú en Mí, como Yo en ti; porque no nos unimos por el cuerpo, nos unimos por el Espíritu, nos unimos por el Amor; porque tú tienes cuerpo y Yo soy Espíritu; pero el Espíritu que ha venido encargándose de la espiritualidad del Mundo; ese que está en ti y que soy Yo, te dice en esta noche: No solamente hablo en esta forma a los que se están preparando para ser Espiritualistas, no; hablo a todas las sectas, ciencias, religiones y doctrinas, que quieran entender mi Mensaje, porque Yo no tengo pre­ferencia alguna; hablo a todos aquellos que sin condiciones se rindan ante la Verdad del Espíritu. Entonces, esta pa­labra que no es solamente dada así aquí; el sacerdote que se eleve pronunciará palabras de éstas; el hombre cientí­fico, que en un momento sea tocado por el espíritu, sentirá amor y caridad y brillará su aura; pero Yo os digo en verdad que no desprecio a ninguna criatura cuando les toco y me responden; porque siempre estoy tocando para que me respondan, y otros todavía no; cuando ya toméis faci­lidad de obrar en la palabra o sea, cuando empecéis ha hablar, sin tu yo material cuando ya en tus labios termine la palabra: yo, y yo y yo; cuando en tus labios termina tu yo, entra mi Espíritu, que ya no es tu yo, es mi Espíritu y tu espíritu en unidad; pero acaba ya tu yo de la palabra; termina ya eso que me estorba y que te estorba; analiza la carga que llevas, y despréndete de ella, porque Yo os quiero mansos y ligeros y dispuestos a que seáis vosotros favore­ciendo a los demás con el Mensaje, como Yo te favorezco a ti. ¿Y qué Mensaje vas a dar? El Mensaje que da la rea­lidad de las obras. Si eres escaso todavía en palabras, enseña lo que dicen tus obras, pero con el ejemplo, con el ejemplo vivo; si cada Criatura viviera como ejemplo vivo, dignificado sería el Mundo.

Así en verdad, cuando tu mente afinada  a mi Mente, y tu voluntad se rinda ante mi Voluntad; cuando tú conciencia se entregue a mi Conciencia, te verán brillar y tu cuerpo a semejanza de un pequeño sol y después a un sol mayor, te verás también tú iluminado y glorificarás al Se­ñor que mora en ti. Deja ya las palabras de antes: “De que Dios está lejos de ti, en un Cielo apartado”; deja ya las palabras  de antes: “De andarme buscando en una imagen fría hecha por la mano del hombre. Si tú eres un hombre formado por Dios;  ¡Qué mejor Templo, que un Tem­plo vivo, en donde el Dios manifestado permite que el Cristo oficie en el Santo Templo del Universo para dar a la Humanidad lo que la Humanidad quiere y necesita!  ¿Por qué siempre esa Humanidad me sentía apartado y lejano? Cuando que palpito en el corazón de cada Criatura, cuando que acaricio con la sonrisa de los niños; a los que están tristes y a los que están solitarios, y la sonrisa de un niño es en verdad, un reflejo de mi Amor espiritual para vosotros. No, necesitáis saber que el Espíritu anima todo, todo lo que es noble limpio y puro; porque las cosas del instinto materializado, es el que está llevando al hombre al fango y a los vicios; pero Yo te digo que dejes el cieno y vengas Conmigo; entonces conocerás si encuentras ya la palabra espiritualizada, si el amor está creciendo para la Humani­dad; sentirás mi llegada.

El Espíritu está pronto, Parvulitos y Discípulos; pre­paraos, velad y orad, porque no sabéis en qué hora llega el Maestro y hace uso de lo que es suyo; y como Vosotros sois míos, Yo usaré vuestro cuerpo para entregarme a los hombres para hablar mi Evangelio cual Mensaje de Amor, y decirte: Pueblo, ni existe la muerte, ni existe la casua­lidad, ni existe el castigo injusto; porque todo lo que vosotros sufrís, lo habéis sembrado antes, para recogerlo ahora.

Sólo existe la Justicia Divina y mi Amor, para ayu­darte en el camino amargo; porque a eso he venido, a ayu­darte en el camino duro de tu vida; y he venido de acuerdo con la Palabra, porque de acuerdo con el Espíritu, Yo es­toy en todas partes, mas la Palabra no puede ser escuchada en todas partes, como del Espíritu puede ser sentido como la manifestación de la vida, pero una vida amorosa una vida constructiva, una vida en donde el beneficio espiritual se manifieste. Pongo un ejemplo para vosotros:

 Pensad en este año,  qué labor ha dejado completa. ¿Habéis dejado ya alguna labor para beneficio del espíritu o de la vida? ¿Habéis dejado ya el sendero de la espiritua­lidad con tus señales? Las señales de tus pies  en el camino de la servicialidad, de la caridad de tus manos, o de la palabra espiritual. ¿Habéis señalado el camino que se te ha trazado?  ¿Ya oyes, cuando duermes, el Evangelio en tu propia vida como si viniera la voz del viento?  Todavía no lo oyes, búscalo, porque a veces el viento te lleva Mensaje, como la luz de la mañana te lleva Mensaje, como el canto de las aves te lleva Mensaje, pero tú no lo dejas pasar, porque no lo has entendido y Yo también te traigo Men­saje, pero no lo has comprendido, a pesar de que lo sabo­reas no has comprendido que tomes conciencia Crística conmigo, para que entonces oficiemos amorosamente como sacerdotes, como médicos, como amigos, como Maestros pero no el sacerdote que condena, no, el sacerdote que eleva a las almas, enseñándoles lo que es la voz de la oración; tú no sabes todavía lo que es la voz de la oración, de la oración verdadera, de la oración que a veces se baña con el llanto del arrepentimiento, de la humillación por el peca­do, de la vergüenza, de haber pecado y de haber dejado con el pecado, esas formas en los éteres en la Memoria de la Naturaleza, en donde está cual si acabara de pasar, cual si fueseis cuerpos vivos que estáis obrando en aquel donde está cual si acabara de pasar, cual si fueseis cuerpos vivos que estáis obrando en aquel momento. Dejad que hable vuestra conciencia, dejad que hable vuestro yo hasta aho­ra, para que te despida de él. Di adiós a tu yo personal y  tu último pecado; Di adiós a tu yo personal, analizándolo por última vez, analiza tus errores, para que al analizar tus errores ya no les des entrada otra vez en tu pensamiento, puesto que ya has encontrado el camino de mi Conciencia en ti.

Esta es mi Enseñanza. Primero el  hombre viene al Planeta Tierra para ensuciar lo que toca, pero después vie­ne el hombre al Planeta Tierra para limpiar lo que toca y lo que tocan otros pecadores, sus hermanos que están como él estuvo, en pecado. Yo vine a tocarte y a limpiarte con mi toque espiritual, limpio lo que toco, y quiero venir a ti para tenerte limpio. ¡Qué bonito al despertar una mañana, ya sientas que se mueve en tu mente un Mensaje que una noche antes no tenias! ¡ Qué bonito cuando en una noche haya visto una forma angélica y que ha venido a visitarte que ya te trae Mensaje de superación; y que ha venido aquella Visita espiritual para decirte: Adelante, a delante, que Cristo ya está esperándote, que Cristo ya está para recibirte tan pronto como tú te entregues!; y ven­drán los Seres Superiores, mis Enviados, a darte la voz de delante y la Luz de la esperanza; con el Mensaje, diciéndote: “Ya estás para recibir”, o para decirle a otros: “Ya estás recibiendo”. Espera que tu mañana sea mi mañana en ti. Analiza mi Palabra, y Aquél que esté preparado para dirigir resumen cortó sobre lo que he dicho, Yo escucho esa preparación de vuestro hermano, de mi Discípulo, de mi Parvulito amado.

-Habla el Hermano Miguel.

-“Maestro, aunque la profundidad de tu Enseñanza, no me permite entender, o ser capaz de dar un resumen verdadero; voy a hacer un esfuerzo para decir a mis Her­manos que lo que tu has querido enseñar en esta Cátedra es, que ya llegó el momento de la verdadera comunicación, entre el Cristo, y la manifestación del Hijo en la Tierra; la verdadera, no la equivocada: que ya llegó el momento en que nosotros debemos demostrar una que ya hemos aprendido a amar al Padre en nuestros Semejantes, que es la única manera de amarlo. Que ya sentimos la necesidad de limpiar nuestro interno, nuestra conciencia, no solamente con el pensamiento limpio de pasiones, sino también con la obra sinceramente amorosa que ya somos capaces de llevar tu doctrina por los caminos y por medio del ejemplo humilde de nuestras vidas: y eso sólo lo podemos lograr con sinceridad, con decisión, porque nosotros estamos acostumbra­dos a decir, lo que no es la verdad, a expresar la paciencia que nos conviene; y es necesario qué ya a través de la cruz­ del esfuerzo en favor de los demás, podamos nosotros ma­nifestar la sinceridad del coeficiente que hemos adquirido de tu Enseñanza; lo que tú quieres es que nos convirtamos en Agentes verdaderos de tu Amor, que seamos tus Ve­hículos  de manifestación, pero para ello, tendremos que limpiarnos grandemente; si es necesario, con el dolor; que tengamos la voluntad de pasar por ese crisol, con tal de manifestarte; que no tengamos temor al dolor, si eso se constituye en goce para  nuestros hermanos; si nosotros podemos servir a nuestros Semejantes, a través de nuestro propio sufrimiento; en ese propio sufrimiento nosotros debemos encontrar la dicha de obedecerte. Eso es en resu­men, lo que yo he entendido”.

En verdad, has puesto el dedo en la llaga Miguel Amado, eso es lo que Quiere el Maestro de Amor; has puesto el dedo en la llaga porque quiero obras, y esta vez has hablado, ni una palabra mas, ni una palabra menos; o sea, he hallado por mediación tuya, lo que he querido que tú expreses. Bendita sea tu palabra y sobre todo, ben­dita sea tu palabra porque tu palabra es parte tuya y, parte mía; he puesto en ti ideas para tu contestación; eso quiero, amado mío; eso quiero, que no temáis al dolor que es tan sólo un purificante que vosotros habéis salido a buscar al mundo. El dolor es un purificante porque no habéis que­rido que os purifique solamente el Amor; entonces, si el Amor no puede utilizaros, entonces viene el dolor a hacernos llorar, Cambia, cambia al dolor  por el Amor, y déjame hacer en ti mi Obra, y entonces verás como he dicho en la idea que puse en Miguel “Cuando seas sincero, es por­que Yo estoy en ti”, pero se necesita que termine tu “yo”, que no quiero en ningún Espiritualista esta palabra: “Yo te detesto, yo le aborrezco, yo no lo quiero, yo no le doy, yo no le recibo en mi casa, yo no le recibo en mi amistad; “yo”, la palabra “yo”, te separo de Mí, Humanidad, por­que hablas de tu yo egoísta, no hablo de tu Yo divino que soy Yo en ti, y que es el Espíritu de Verdad. Cuando ese yo egoísta, no sea, es porque el espíritu ha tomado su sitio y todo será Luz; es necesario que tú comprendas que ese yo egoísta, será el que te regrese al Mundo a seguir haciendo encarnaciones tras encarnaciones; es el yo pequeño; es la serpiente que se enreda en sí misma y que te quiere enredar, como te ha enredado, porque estás enre­dado en las matas profundas del egoísmo y no puedes salir de ellas; Necesitas ya quitar: “yo”, y poner “él”, y él soy Yo. Entonces, dirás Él, el Cristo, ama por mí, Él, el Cris­to, está en Mí. Cristo y mi espíritu, somos Uno;  el Cristo enseña por Mí; el Cristo, bendice por Mí. Cambia él yo por él, y todo ira bien en tu vida.

Ya no vuelvas a decir: “Ya no le hablo, no le quiero”. Di: “El Cristo, ama por mí, yo soy parte del Cristo, y esta es la Verdad. Esta es la Enseñanza profunda de UNIDAD, que te dejo en esta Cátedra de primero de año, pero en esta Enseñanza voy a conceder un permiso, un permiso a uno de mis Enviados, a un Ser Espiritual que va a entre­gar a vosotros lo que Yo quiero que entregue; voy a darte un Regalo, Miguel, al retirarme, porque mi Enviado viene a entregarte ese Regalo y a abrir, a quitar una incógnita, a recorrer el velo de algo que tiene que ver contigo y con el Auditorio. Tú recibirás por ahora -recibe mi Amor y mi bendición.

Y tú, mi Pueblo amado, recibe también mi Amor v mi bendición porque Yo te bendigo para que tú bendigas, porque Yo te amo, para que tú ames; Yo te enseño, para que tú enseñes y sí puedas decir: “Jamás tendré enemi­gos”. Para eso, sí puedes usar tu yo. “Yo no tengo enemi­gos, todos son mis amigos”; Para las cosas nobles y espi­rituales, pero el falso yo, el yo egoísta, no uses más ese término. Piensa en la grandeza divina, para que no  te hun­das en las pequeñeces de acá abajo. Piensa que tu Cielo te espera, para que no quedes extraviado acá en los enre­dos de la Tierra. Piensa en Mí y olvídate un poco de lo tuyo, porque de lo tuyo me encargo Yo. Que tienes pesa­res, déjamelos a Mí; que tienes llanto en tus ojos por mil motivos; eso, por mil motivos déjamelo a Mí; porque si tú te entregas a Mí,  te entregas sin llevar pensamientos tuyos, para que quepan los brillantes pensamientos míos; tu cuer­po no se enfermará ya, cada día será menos y menos y menos la enfermedad, y más la salud; quiere decir que Yo estoy trabajando en vuestro cuerpo; que Yo estoy traba­jando en vuestra mente.

Ayúdame a ayudarte, mí Pueblo, déjame ayudarte y sé sano; déjame ayudarte y sé armónico; déjame ayudarte y sé fuerte déjame ayudarte y sé Maestro; déjame ayu­darte y ama.

Humanidad, ama y perdona y olvida las ofensas; ven a Mí, Humanidad, que mi Amor te espera. Gloria a Dios en las Alturas y Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad; glorificado es el Padre en el Hijo, glorificado es el Hijo, en el Espíritu Santo; glorifi­cado es el Espíritu Santo, en el Pueblo cristiano que tiene corazón para entregarse a la Humanidad como pan bueno de la Humanidad; ven y quita tu hambre, aparta de ti toda sombra con la Fuerza de mi Amor divino que fortalece tu corazón e ilumina tu vida.

Ya se acabó tu “yo”, entró mi Espíritu, déjame hacer por ti. Bendito seas.

MENSAJE  DE RAMA

En el nombre de la Luz del Santo Uno, amorosamente, yo recibo a mis Hermanos en el Nombre de la Suprema y Absoluta Verdad; Rama entre Vosotros.

Bienvenido seas. Contesta el Auditorio

He venido para entregar a vosotros lo que el Señor os ha mandado:

Pensamientos que como flores, como rosas espirituales están aquí en el ambiente, para que vosotros respiréis el Hálito de Cristo, pero aparte de esto os traigo una ense­ñanza verificando la realidad, la verdad, los Médium olvidadizos, a veces se les ha olvidado que también ellos son Médiums, como en el caso de mi Protegido, que se ha olvi­dado que también es él Médium.

Miguel. Yo te saludo y vengo a darte una  sorpresa a ti y a los que están oyendo, mira. Hijo, bendice esta noche, bendice esta noche en que yo declaro que tu, sin darte cuenta y sin entenderte a ti mismo, tú también has sido un buen Médium, y seguirás siendo un buen Médium. Los Médiums a veces no se dan cuenta lo que escriben, y tú eres un Médium que no te has dado cuenta lo que ya está escrito por tus propias manos. Las preguntas que tú hacías en el Recinto: “Luz del Bien” esas preguntas que tú decías que no se había hablado de ello en los Libros de ­Verdad, están maravillosamente escritas por ti las contes­taciones de lo que tú mismo preguntabas. Tú has escrito con sabiduría, y se te ha olvidado que todo lo que estas preguntando ya lo has escrito, y está en los libros. Y fíjate qué cadena: De la irradiación  divina del Maestro, vino a la Médium, y del Mensaje de la Médium, pasó a ti que eras otro Médium, de otra forma diferente, Médium despierto, para poder arreglar lo que has arreglado. No lo has arreglado tú sólo, te hemos ayudado a arreglarlo nosotros. En­tonces, si tú lees, Hijo, tus propios libros, sabiamente, tú mismo verás que ya está contestada, pregunta por pregun­ta, de todo lo que tú querías saber.

Por tal motivo, declaro a vosotros que ml Protegido, aunque no  entienda por ahora la importancia de mis palabras, también es Médium, anda buscando que le con­testen lo que él ya tiene contestado y explicado tantas ve­ces y en tantas formas y maneras diferentes. Léete tú mis­mo, estudia tu trabajo, admírate y asómbrate tú; llénate de alegría, porque lo que tú has escrito, es lo que la Mé­dium ha transmitido, y lo que la Médium ha transmitido, es el Mensaje divino del Señor; entonces, tenemos aquí: Nú­mero Uno: El Divino Maestro, que es la Cátedra, la Enseñanza.

Numero  Dos: La Médium, la que estoy ocupando.

Numero Tres: Tú mismo, tú mismo y tu como persona ajena; haz de cuenta que no conoces  a María Amparo y que no conoces  a Miguel: lee tus libros para que te admires de la sabiduría que hay en ellos, y andas buscando cosas más pequeñas que lo que  está escrito por ti mismo.

Siéntete ahora, desde ahora, lector de ti mismo, lee tu propia  obra. Bueno, el Libro del Maestro, ¿no es por ti, verdad? ¿El Libro del maestro, no lo has  trabajado tú?

El Libro del Maestro, no lo trabaje.

Bueno, pues entonces, en esos libros maravillosos que tú has trabajado están las contestaciones mejores de lo que tú has pedido o de lo que tú pedías, y por eso te digo: Médium, léete a ti mismo.

-¡Se fijan ustedes qué cosas tan interesantes! Eso les pasa a los Médiums, la mayor parte de los verdaderos Médiums, no se dan cuenta de la grandeza que pasa por ellos; y debo decirles a ustedes, que soy su Protector Espiritual, soy vuestro Hermano Rama, él es mi Protegido, porque en la pasada vida, yo fui su Maestro, y él fue mi Discípulo muy adelantado, de estas cosas espirituales, porque  él des­de la vida pasada ya andaba en estos caminos de la espiritualidad. Y si él, algunas veces se violenta, es por­que él quiere la Obra en su corazón, en su vida; en su cerebro brilla la Luz del Cristo, así que él, como Médium Escribiente, recibe de esta Médium Receptiva y arregla, corrige y compone; y anda pidiendo una contestación me­nor de las que él mismo ha trabajado.

Entonces, a ti, Médium, Hijo mío, Miguel digo una cosa: Asómbrate del misterio que hay en ti. ¿Qué té pare­ce? Léete a ti mismo, piensa que Roberto va a leer el tra­bajo de Miguel. ¿Qué te parece?

-Que es muy interesante.

-¿Verdad que está interesante? Hay un libro, ustedes no se acuerdan en qué capítulo estás la pregunta que él ha­cía ¿Qué número de los libros de él? Bueno, pues en los libros de él, hay magnificas contestaciones de lo que él quería saber y de muchas cosas más. Es decir, no hay nada que  quiera saber, que no esté en los Libros de la Ver­dad; y muchas ocasiones llegó a decir, que él trabajaba co­mo Médium, pero no le dio importancia a este trabajo, no le dio importancia a esto.

He venido ahora para decir a ustedes lo siguiente: Si alguno de mis hermanos tiene facilidad de escribir, y en su escritura escuchaba palabras, es decir, Mensaje impor­tante; ya no es personal ya no es de la persona, es un Mensaje que viene de más allá de vosotros; como el caso de Miguel, esos Mensajes, él los arregló, pero vienen de más allá de él, pero pasaron por él, y se arreglaron más aún. Voy a decir más todavía; hay pedazos de Cátedra que han sido trabajados para arreglar directo del cerebro de él, y no se da cuenta, y no se daba cuenta; pero ahora debe darse cuenta.

Ustedes que escriben…

No estés triste, ¿por qué tu voz suena a tristeza, en vez de que suene a alegría? Porque esta noche sabes que un buen Médium; es noche de alegría; no quiero verte triste, porque no quiero entristecerme yo. Hoy que ha sido motivo de felicidad. ¿Qué no te ha gustado ese Mensaje te doy?

-SI Maestro.

-Entonces, ¿no te gusta saber que eres Médium?

-Ahora se dirige al Hermano Mateo: ¿No te gustaría a ti, hermano mío hacer esto mismo?

-Claro que sí.

-¿Por qué no te pruebas en escritura?

-Voy a hacerlo, maestro.

Pruébense en escritura, los que quieran probarse, y verán las cosas maravillosas que hacen los Médium. Escri­ben lo que no saben y hablan; y piden que se les explique, lo que ellos explicaron antes, de mejor manera.

-He venido a decirles a mis Hermanos, que este año empieza ya el Ejercicio de las Concentraciones Espiritua­les, a las Meditaciones Espirituales; es decir: En que no se va a decir: “yo”, en la parte material, sino que se va a decir: “él”.

El Señor, venga a Nosotros; el Señor, el Cristo, el Maestro, para que dejéis sin dificultad que su fluido divino pase por todos los Chacras, por todos los plexos, por el Sistema Respiratorio, por el Sistema Nervioso, por el Sis­tema circulatorio, por el Aparato Digestivo; en una pala­bra de la cabeza a los pies. Pedir que la corriente divina del Santo Uno, pase a vosotros desde vuestro cuerpo hasta vuestra alma, ya que el Espíritu, es Uno en  realidad. Es el Tiempo de las Concentraciones.

-Hermano David: Vuelvo a encontrarte otra vez, que tu pensamiento se llena de alegría cuando yo vengo. ¿Por qué me quieres?

-No lo se, Maestro.

-Sientes un cariño por Mí, pero este cariño que tú sientes, no sabes por qué es; yo te voy a explicar. Mi Pro­tegido, Miguel antes de esta encarnación -como estaba ex­plicando- él ya andaba por los caminos espirituales, pero tú también andabas por los caminos espirituales; y en ese tiempo, es el tiempo en que tú, sin saberlo, llegaste a escu­char algunas conferencias mías, -en el cuerpo que yo te­nía; entonces, cuando Miguel era mi Discípulo-conferen­cias espirituales de sabiduría, de la corriente unitaria, de la vida unitaria; es decir: tú fuiste mi Discípulo, pocas veces, pero llegaste a oír mi palabra.

Ahora comprendo la relación. Responde el Her­mano David.

Esa simpatía que tú sientes, que tú tienes, es por­que Miguel y tú me conocieron, pero él no solamente me conoció, sino que fue mi Discípulo amado, porque en todo sacaba dieses; pero es muy sensible; y yo no quiero verlo triste, porque yo lo quiero mucho. ¿Me has comprendido?

Cada Protector queremos mucho a nuestros Protegi­dos, como si fueran nuestros Hijos, por este motivo me quieres tú; porque me oíste alguna vez. ¿Qué sientes?  Tu alma te dice que me conociste, ¿verdad?

-Sí, Maestro.

-Sientes emoción, pues he ahí a tu Hermano que fue mi Discípulo amado. He ahí también, Miguel a tu Hermano que pocas veces me oyó, pero que llegaron a sentarse cerca el uno del otro; por eso tienes tú también, ese afán de saber, saber y saber; y quieren saber porque necesitáis ser alimentados con la sabiduría que corresponde al espí­ritu; porque la Sabiduría es del Espíritu, y en el Espíritu está la sabiduría; así que cuando termine este trabajo, dense el abrazo de las almas que ya se conocían; de las almas que vuelven a reencontrarse para hacer Misión; para hacer Labor; porque tú no eres precisamente de  los Contemplativos, tú eres de acción, como Miguel es de acción; porque Miguel siendo un excelente Médium, quiere seguir ignorando que es Médium. ¿Qué te parece? Por eso no sabe lo que escribió.

-Ya lo había comentado con algunos de mis Hermanos.

-Pues ahí tienes. Bueno, me da gusto que eso sea, pa­ra que sea sencillo, para que siga siendo el Miguel de siempre; porque ni la revelación que yo le doy ahora, sería para que hiciera vanidad, no.

-¿Verdad que no habrá vanidad en ti, Miguel?

-No veo la razón. -Contesta Miguel-.

-Exactamente. Bendito seas.

-Hasta cuando yo leo mis libros, los leo con expectación, como si fueran ajenos a mí. -Expresa Miguel-.

Exactamente; pues ahí verás  que ya estás contesta­do en todas tus preguntas. Ya está explicado para la Hu­manidad.

Bueno, pues aquí hay almas que se conocieron, pero ya no hay tiempo para que yo explique estas cosas; pero sé decirles a ustedes, que hay que reconocerse con la voz del corazón; mira allá hay otra hermanita, que le gustaba an­dar en las escuelas ocultas, desde el tiempo de la reencar­nación pasada.

-Sí, a ti, Hermana Esther, a ti me refiero. Tu espíritu corresponde también al camino de los Iniciados de vida pa­sada. Aquí hay varios de vosotros, en verdad.

-Tú, volverías a ser todo, menos sacerdote. -Le dice al hermano Mateo-.

-No, Maestro, tengo la seguridad que no volvería a hacerlo. Contesta Mateo

-Porque ya pasaste por muchas cosas de estas. Ya no volverías a ser sacerdote.

-Entonces, mí hermana Esther, no fue de mis Discí­pulas, no; pero ella pasó; no me conoció tampoco, no, pero ya pasó ella por ese Camino.

Y aquí me encuentro a varias personas que ya estaban en ese camino del Ocultismo de antes, de las escuelas iniciativas de antes que buscan la Verdad, como se busca una estrella para iluminarse en su noche, alumbrarse con ella el corazón y el entendimiento. Que encontréis vuestra es­trella, yo deseo.

CÁTEDRA 90

Paz Amor y Perdón a los Hombres de la Tierra que tengan buena voluntad para sus Semejantes y para darse los unos a los otros. Paz, la Paz sea vuestra, la Paz sea con Vosotros.

Una Cátedra más, una Cátedra más para aumentar la Luz del Camino; una Cátedra más para poner más páginas al Libro interno que le corresponde al hombre interno; pa­ra que esta Cátedra, también, a semejanza de la llave de oro, pueda abrir vuestro cerebro, a semejanza de vuestros caudales, para que en esa forma, el hombre vaya contando su debe y haber; abrid la caja, hacer cuentas, analizar debe y haber.

Auditorio muy amado, mi Vibración mental, mi Vibra­ción del pensamiento espiritual está contigo, pero con ella, también está mi Amor, mi consuelo y mis bendiciones, por­que también Yo os vitalizo, con el poder de mis bendiciones porque con el amor que os  tengo os doy consuelo, mi Pue­blo, porque el Amor también consuela, él es Consolador; así en vosotros haya eso, paz armonía y amor, que es lo que Yo os doy.

Hace mucho que os estoy preparando y sigo preparan­do; y os he dado siempre las palabras de los valores del espíritu; ahí están los Libros de la Verdad, siempre os he hablado de la herencia divina del Espíritu, y de lo que es en sí; La realidad como creadores pequeños, o sea Hijos del Padre, heredados a semejanza del Padre; porque en vuestro espíritu hay poder, ya lo he dicho en algunas ocasiones y vosotros podéis recordar, en vuestro espíritu hay amor si lo dejáis manifestar; si le dejáis manifestar, también la Sabiduría que hay en vuestro espíritu la encontraréis, y para ello son mis Escuelas, para enseñar los valores del espíritu; lo que el espíritu puede hacer; os estoy preparan­do y os sigo preparando para que empecéis. Nadie sois Maestros todavía, tenéis que empezar a que el espíritu, -fíjate bien mi Pueblo- os eduque, eduque su persona, su personalidad. Yo lo ilumino a él, para que él eduque a su personalidad temporal que hoy mora. Yo lo tomo de la mano a mi niño espiritual, que es vuestro Ser, para que vaya en ascenso evolutivo, y conociendo y usando los pode­res que tiene para toda cosa buena, para todo lo que es el Bien: Hacer bien, pensar bien, obrar bien; está dicho desde el primer Libro de la Verdad, cosas del Espíritu.

Bien, si tenéis apenas que empezar a disipar las nubes de la mente, de la inconsciencia; para que una vez alejadas esas nubes, entre la Luz a tu conciencia y puedas entender que Yo, espiritualmente, voy contigo de la mano, de la mano simbólicamente hablando, para ayudarte a que te realices a través de la Materia en la que has venido a realizar las experiencias que te hacían falta.

Tienes que proyectar el espíritu, en la materia, con obras; precisamente con el conocimiento que  da el Amor y el Poder. Tienes que manifestarte en el Mundo de la for­ma; porque tienes forma; cuando ya no tengas cuerpo humano, tendrás que manifestarte en los demás planos en los que tú descendiste; tienes que ir ascendiendo, y cada uno, en el vehículo del plano que le corresponde; tienes que dar a semejanza del pequeño Maestro, la Enseñanza que has recibido, aún disminuida, pero tienes que darla.

Entonces, apenas tienes que empezar a apartar la niebla; a corregirte, a educarte a desmaterializarte, porque el espíritu ya está en acción. Recordad que Yo os estoy di­ciendo que quiero Escuelas Espiritualistas de Acción en espíritu. Lo recordáis bien, entonces las Escuelas Espiri­tualistas, las escuelas dé acuerdo con las Facultades que tengan, con los Intérpretes, con los Sensitivos; así necesita­ nuevamente vendrá el Mensaje, por el espíritu desmateriali­zando la materia por el espíritu, pero por medio de la cla­ve: “Y el Verbo se hizo carne”, dicen las Escrituras “y vivió entre Vosotros”. Y la Palabra, se realizará en la edu­cación que el espíritu de a su personalidad, que lleva el nombre X, pero que es una casa de carne temporal, es un vehículo temporal que tiene el espíritu que desmaterializar, que corregir, que armonizar; esa es la tarea del espíritu en la materia pero para ello necesitáis darlo en libertad para que rompa las cadenas de egoísmo, y desamor y de igno­rancia, que es la personalidad, para que el espíritu liberado pueda empezar a hacer su acción, porque esa es la ventaja que tiene la Doctrina Espiritualista; dejar accionar al espíritu, sentirlo; Sentir que el cuerpo se estremece al impulso del espíritu; Pensar cuantas veces al día en cosas nobles el espíritu toma su parte; impulsa a la personalidad a esa nobleza de aquel acto que habéis tenido; cuántas veces al día, actúa la materia sin nada de nobleza espiritual, en los mo­mentos de rencor, de rebeldía.

Materia y más materia. En el momento de espiritua­lidad, de dulzura; en el momento de amor; Espíritu.

¿Sabes de las horas del día, cuántas horas das a la ma­teria, y cuántas al espíritu das?  Entonces, estas Escuelas Espiritualistas, son las que ayudan a la realización verda­dera del “Yo soy inmortal” del “Yo soy espiritual”, de hombre interno, que es la Verdad, porque el espíritu, es.

Piensa por un momento que Yo voy tomando de la mano a muchos niños,  unos, de menor edad; otros de ma­yor edad; pero que aquellos niños van creciendo al contacto de mi mano, de mi Fuerza, de mi vigor, de mi virtud, de mi Enseñanza, y sobre todo de mi Poder de Espíritu. Y piensa que ellos, los que van creciendo, van creciendo con ellos una Luz, que va siendo más intensa, porque voy poniendo mi Luz a su luz, y al hacer más intensa su Luz con la mía; de Mí viene, de Mí viene esa Luz, de mi Padre; porque de mi Padre viene lo que soy Yo, y la mía también es una con la Luz del Padre. Mi Padre y Yo, no somos Dos, por que mi Padre y Yo, somos Uno.

Te he explicado y te repito. Entiende a tu Señor; en­tiende al Redentor del Mundo, entiende al Rabí de tu entendimiento; porque no quiero ser el Rabí de tus oídos; que oyes y me olvidas; quiero ser el Rabí de tu entendimiento, de tu Conciencia, de tu memoria; sobre todo, el Maestro de tu Conciencia, porque soy en Espíritu, el Maes­tro de todas las Conciencias, de todos Vosotros, espiritual­mente hablando. Si Yo voy con mis niños de la mano, y tú eres un espíritu, un niño espiritual que va de mi mano; o sea, tomado de mi protección, y tú Luz crece con la mía. ¿No es esto evolución, amados míos? ¿No es esto, mi Ver­dad en vuestra vida? ¿No es esto el Despertar que Vos­otros anhelabais? Despertando a la Vida, a la Vida conmi­go, a la Vida de Unidad. Entonces, date cuenta que apenas te estás preparando para educarte, para que el espíritu te eduque. Yo controlo al niño espiritual, a tu Ser; Yo trato de proyectarme en él; ese Cristo evolucionante y pequeño, que se va haciendo más grande y más inmenso; pero vamos de la mano tú y Yo, porque vamos unidos, porque somos de la misma esencia, somos la misma Vida, pero cuando del mar se escapan gotas, esas gotas que salen del mar, son para volver al mar otra vez; por un tiempo salen, para volver al Mar. El agua, vuelve al agua, el fuego, al fuego vuelve; la tierra, vuelve a unirse con la tierra; y el espí­ritu, vuelve a su esencia primordial; El alma vuelve al Alma del Planeta, que le dio la primera manifestación, para que la Esencia del Espíritu, tuviera una forma álmica como un Centro manifestativo del: Yo soy eterno.

Por esto, mi Pueblo, quiero que sepas que la debilidad del entendimiento, no está en lo que aparece escrito; la de­bilidad está en lo poco que el hombre que heredó, ha apren­dido. Si uno de vosotros, hubiera aprendido un sólo Libro de la Verdad, sabría mucho; Sería Maestro entre los hom­bres; pero he ahí que no ha aprendido del Primer Libro de la Verdad… ¡qué te diré!, Ni la menor parte del más pequeño capítulo; porque no lo lleva en el entendimiento, porque no lo lleva en el corazón para amar porque no lo lleva en el alma para sentir.

¡Oh, Alma evolutiva del más puro sentimiento derrámate sobre la materia humana que necesita enseñar a amar! Por eso, date cuenta oh Auditorio amado, que apenas em­piezas con el nivel educativo. ¿Y quién va a educarte? Yo estoy preparando a tu espíritu, y tu espíritu, es el Señor del control, el Maestro interno, del cual Yo soy el Maestro. Entonces, de ahí otra Trinidad, sí; mi Padre, Yo, Cristo y tú, espíritu Hijo del Padre; pero Uno conmigo; aparentemente muchos, pero en verdad, Uno sólo.

En espíritu, dices tú: Padre; en espíritu tú dices: Yo soy tu Átomo y tú eres mi Grandeza. En Verdad, soy la Grandeza de los Átomos Crísticos, de los niños espirituales que sois vosotros, pero un Átomo, un espíritu, un Ser de vosotros, puede hacer grandezas, porque un Átomo celeste puede conmover al Mundo entero, un Átomo celeste puede ser una grandeza humana; y tú eres un Átomo ce­leste, porque tú no naciste cuando nació la carne, tú naciste en el Cielo, cuando de Dios surgiste. Tú no eres del Mundo, oh espíritu humano, tú eres del Cielo y vienes de Dios, oh Criatura espiritual, y ante el Poder de mi Fuerza y con el poder persuasivo de mi Palabra, toma la Luz para que Conmigo analices y Yo te de la leccioncita que no has aprendido todavía. Estás en el nivel del Principio Educativo, muchos de vosotros; y otros de vosotros, pocos, estáis en el nivel de desmaterialización, pero todavía en un nivel pequeño; y otros de vosotros, ya estáis en mayor nivel de desmaterialización y de educación, al fin nivel para Mí menor, y para tu espíritu, para lo que le falta a tu espíritu, también nivel menor.

 Vamos a pensar que tienes que caminar un millón de kilómetros, y que has caminado cincuenta; los que estáis más adelantados. ¿Cuántos os faltan? Y los que están más atrasados, menos de 50 kilómetros recorridos a lo largo de la vida evolutiva que el hombre tiene que seguir, siempre adelante, iluminados por la Luz Crística, y en este camino los que tienen treinta, los que tienen cincuenta, tienen poco. Pero hay algunos espíritus evolucionados que ya se están despidiendo de las reencarnaciones; tienen ochenta, tienen trescientos, tienen mil. ¿Qué les falta para un millón de kilómetros?  Allá, donde todo es espíritu; Allá, donde nada es materia; allá, terminó el millón  de kilómetros, allá don­de todo es espíritu pero seguiréis otros kilómetros más pa­ra vivir en la Unidad, que fíjate bien que la evolución no tiene fin; si la evolución no tiene fin; tú serás también un Arcángel Planetario; pero no  te quedarás ahí, serás más y más, hasta lo que no conoces, hasta lo indecible, hasta donde no has oído mencionar, hasta más allá de donde tú comprendes;  ¿ pero cuántos millones de siglos faltan para que tú realices tal grandeza jerárquica, cuánto? Piensa, cuenta y pon tu pie en el Camino, y no dilates más, ahora piensa tú mismo en qué nivel te encuentras, en qué año educativo. En el Primer Año, unos; en el Segundo Año otros; en el Tercer Año, en el Cuarto, en el Quinto, en el Sexto. ¿Y después? Debéis empezar a educar a los demás, a desmaterializaros más, para que haciendo, sientas; tenga parte Conmigo, en el Reino de la Servicialidad, que es mi Reino. Porque el que se sienta mayor, el que se sienta ma­yor que sirva a los demás. El que se sienta mayor, que proteja a los demás. El que se sienta Maestro, que ame a los demás enseñando con su vida y ejemplo la realidad del Camino del Cielo.

No temas, mi Pueblo, son ondas vibratorias de mayor potencia, las que mando a mi Médium para que sea así la palabra, de mayor potencia; porque en ella siempre doy en grande, y lo doy en grande, porque soy Fuerza. Por eso aprende, aprende que como es aquí es allá, lo que tú llamas allá. Después de que el niño termina la Primaria, sabes lo que sigue: La Secundaria decís; y después que termine la Secundaria, ¿sabes ya lo que sigue? Preparatoria. ¿Y en qué nivel está cada uno de vosotros?  Esta es apenas la edu­cación que el espíritu tiene que hacer, educando el vehículo personal de la materia, de la personalidad, porque él tiene que educarla; así como Yo lo controlo a él, engrandezco a él; él también tiene que reflejarse a través de la persona que él ha tenido para venir al Mundo ha aprender estas cosas.

Hay aquí Ovejitas muy amadas, que no les gusta ha­blar Conmigo, pero que me hablan a través del lenguaje sin voz, a través del pensamiento. Y Yo digo: ¿Por qué no familiarizarse, no afinarse con el Gran Yo espiritual?, que es el Cristo, el Yo de tu yo el que tenga entendimiento que analice y que comprenda esta palabra, mía. ¿Por qué no hablar claramente si en tu íntimo Yo moro como Lámpara votiva que necesitas tú ser iluminado? Aprende, porque ha llegado el momento de que hables, siquiera un minuto o un cuarto de hora, en los ejercicios directos del espíritu y de mí mismo. Llámame a tu vida, llámame a tu conciencia; llámame a tu personalidad; llámame a ti como llamas tam­bién a tu espíritu y le dejas tu vehículo para que se centre en él; el vehículo consciente y cerebral de tu personalidad; dejando a tu yo para que se centre en él y sea el piloto de la nave.

Yo, necesito, Pueblo, hacer almas blancas por mis prédicas, por mi Amor y enseñanza; y tú necesitas tener el alma blanca, porque las manchas afean tu estado ál­mico, las almas se entristecen y desaniman. Y fíjate que hay mucho que caminar todavía.  Entonces Yo quiero que me digas en qué nivel estas; porque Yo necesito que estés consciente, de en qué nivel estas, consciente de ello; y hazte consciente además de nivel de desmaterialización en que te encuentras, porque son las dos cosas, las que debes vigi­lar: Tu educación espiritual y tu desmaterialización; que eso, el espíritu con mi ayuda tiene que hacerlo; Pero deja entrar mi Espíritu en ti, porque  él es el Maestro de la personalidad, y Yo soy el maestro de ese Ser que es tu Ser  aparentemente somos dos y siendo sólo Uno, y nada más que no Uno en Verdad, múltiple en manifestación. Ahora después de que te eduques y de que te desmateria­lices después viene la espiritualización verdadera, la ver­dadera, no la que tú crees que viene y se va. La espiritualidad en tu vida, es tu ascenso de inmortalidad. El que llega a la Cima ya no baja: el que llega a la Altura ya no viene a la Tierra, más que como Maestro o como Redentor; pero ahora, Redentor sólo has tenido uno y hasta ahora tienes uno.

Así pues, que son tres cosas que sé debe grabar; tres reglas, tres puntos que debes grabar en ti: Educación espi­ritual, Desmaterialización y verdadera Elevación. ¿Estás entendiendo, mi Pueblo. Ahora, de lo que entiendes, puedes decir algo y breve?

-Habla el Hermano Miguel.

– “Maestro, nosotros entendemos, es decir yo entien­do, que la primera etapa de que nos has hablado, es  la parvulario. La etapa en la que el hombre dice lo que no hace”.

-Pero ahí entra el Principio de la Educación; desde los Parvulitos empieza el principio Educativo. Sigue ade­lante.

– “La segunda etapa, en la que el Parvulito inicia su marcha hacia el Sendero del Discipulado, para alcanzar esa dignidad, necesita desmaterializarse, a efecto de llegar a merecer la jerarquía de Discípulo; o sea: La desmateriali­zación implica que la Ovejita se limpie en su interno: Su mente, para poder recibir las intuiciones necesarias”.

– Para poder tener amplia comunicación con su propio espíritu, para que el espíritu hable mucho en el hombre.

– “En esa etapa, el Discípulo necesita entrar en plena renunciación, pues de no entrar en renunciación, jamás po­drá iniciar la etapa de la Maestría. Entonces la renunciación, tiene que ir acompañada con el acatamiento de la Ley de Sacrificio, porque mientras el hombre no se acoja a la Ley de Sacrificio, no podrá hacer de su vida un continuo colorario de deberes, sino que seguirá acogiéndose a la Ley de Justicia, y se convertirá en un Sujeto de derechos y obligaciones, pero no creo que haya llegado a la Etapa del Discipulado. El Discípulo llega cuando la renunciación acompañada  del acatamiento de la Ley de Sacrificio, lo coloque en el plano de la utilidad en la Obra Evangélica; entonces, ya merecerá el título de Discípulo; y una vez que el Discípulo se identifica en el trabajo en bien de los demás, que es cuando sabe, siente y obra; se puede decir que ha puesto el pie en el aprendizaje de la etapa de Discípulo; así que yo considero muy importante la dignidad de Dis­cípulo, tan importante lo considero que en una ocasión, a mi Maestro y Protector, le dije: “Te reconozco como Dis­cípulo”, pero no porque lo quisiera yo deprimir, sino por ­que tengo una opinión muy grande de la etapa del Disci­pulado.

En verdad, en verdad os digo: Miguel Amado, que desde el Parvulito hasta el Discípulo, tienen que seguir el Camino de la Educación y de la Desmaterialización de su Personalidad; hay Discípulos que no han terminado su pu­rificación; no han llegado a la Perfección; por eso, hay desde los pequeños discípulos, hasta los grandes Discípulos; hay de discipulado a Discipulado, y en verdad te digo: En la gran vía del inmenso camino, no han terminado de educarse hasta la perfección, los que ya se sienten discípu­los. ¿No ves que Pedro hirió al Centurión? ¿No recuerdas eso, y no era ya un Discípulo amado? ¿No recuerdas eso?

-Sí, Maestro.

Y sin embargo tuvo un momento de violencia, hirió, pero el Gran Discípulo el Discípulo Mayor del Discipulado Mayor, jamás herirá ni siquiera con el pensamiento, y Pe­dro hirió, porque Pedro era Discípulo Menor todavía, pero él es Discípulo mayor.

Aún el Discipulado es como el Arcángel; hay ángeles mayores y ángeles menores; hay grados en el Discipulado también.

     -¿Tú no sabes que el Discipulado también tiene gra­dos y niveles?

-No, no lo sabía, Maestro.

-¿Pensabas que el Discipulado era una  sola cosa y ya?

-Sí, Maestro.

-Un sólo nivel, no; también en el Discipulado hay grados y niveles, y el verdadero Discípulo, prefiere ser el muerto y no el matador, el herido y no el heridor; prefiere ser la víctima y no el victimario. Ese es el de altos qui­lates, en el discipulado; todo tiene grados, todo tiene gra­dos y en todo lo encontrarás.

-¿Qué más querías decirme ahora? Respecto a lo que tú dices de renunciación; hay un pensamiento en el Audi­torio, que dice: ¿A que hay que renunciar? Hay que re­nunciar a todo lo que es contrario a la Ley de Justicia y de espiritualidad. Hay que reiniciar a todo lo que envilece, a todo  lo que mancha, a todo lo que empequeñece, hay renunciar a todo lo que no es ni espíritu, ni justicia. Lo que no es espiritualidad y Justicia; renunciar a vuestra violencia, ya dije; renunciar a vuestros rencores, a vuestro materialismo en las diversas formas en que este se presente y amar a la espiritualidad, amáis vosotros al Cristo Interno que es Uno Conmigo, y que sois vosotros en espíritu. Habla Miguel.

-Maestro, quería ofrecerte en el nombre  de Siete Ovejitas, que se han unificado en la Misión de distribuir tu palabra; queríamos ofrecerte el nuevo Libro que hemos hecho y que se llama: “Lecciones Crísticas”. Y aunque tú me indicaste en alguna ocasión que nuestra Misión había terminado como una obligación. Yo quería ofrecértelo por deber.                              

-Como un deber, puedes ofrecerme mil, si tú quieres, todo lo que alcance tu vida; pero ya es voluntad tuya, y cuantos más me ofrezcas, más Luz tendrá tu alma; cuantos más libros hagas para espiritualizar Ovejitas, la escala será mayor; Pero ya es siembra tuya y que Yo recibo con beneplácito, que Yo recibo cuanto tú quieras ofrecerme. Dád­melo, Yo lo recibo.

-El Hermano Miguel entrega el Libro.

-Lo recibo con infinito Amor, es trabajo, porque es esfuerzo, porque es dedicación; porque esto hace pensar; porque estos Libros hacen despertar la Conciencia. ¡Oh Li­bros míos, Oh Pensamientos míos, Yo quisiera que dieseis la vuelta al Mundo, para que dando la vuelta al Mundo, ayudaseis a espiritualizar a la Humanidad!

Y Yo hablo a través de estos Pensamientos, a las Almas que están Oyendo el texto, o a Aquellos que en el momento en que están leyendo mis pensamientos, están sintiendo, están conectados Conmigo. Y en el momento de la lectura y de la conexión, Yo estoy hablándoles a su Alma, iluminando a la conciencia y depositando en ellas, paz, consuelo y amor. ¡Libros! Sois solamente florecitas que Yo mando al Mundo, para que al mandar a estas flores al Mundo, el Mundo las reciba porque son del Jardín del Edén de los Pensamientos del Manantial inagotable de Gra­cia y de Sabiduría. ¡Oh Libros míos! Id al Mundo a espi­ritualizar a los Profanos, y a hacer más Hijos de Dios a través de la redondez de la Tierra. Yo os bendigo, y a ti con estos Libros, Miguel, bendigo tu vida, te bendigo a ti. Bendito seas. Cada Libro es un Amigo.

-Habla el Hermano Miguel.

-A ti en lo inmenso y en lo infinito, nunca sé acon­seja la desarmonía, y la rapidez es desarmonía. Todo tiene que ser de acuerdo, rítmicamente, armónicamente, equilibradamente; bien empleado, bien hecho, porque en el tiem­po es poco lo que se pierde, o sea que no se pierde. Un trabajo bien hecho, puede retenerse meses, pero hacerlo bien. ¿Me has entendido?

-Yo he entendido, que estamos haciendo estos Libros para la Posteridad.

-Así es.

-Habla el mismo Hermano.

-Así es, la distribución tiene que ser como el que siembra en tierra fértil y no estéril; lo que se reparte pronto, se deja guardado, guardado en el depósito del olvi­do. No, hay que sembrar con calma y repartir bien la cosecha, aunque la cosecha dilate un poco más.

¿Es en detrimento de la limpia distribución, el que uno no se cerciore de que los libros se repartan en las manos de los Hermanos justos que quieran comprarlos?

Justos, no hay, porque si hubiera justo en la Tierra, sobraban los Libros de la Verdad. Lo que quieres decirme, es cómo puedes tú saber, si los van a emplear bien. Pre­guntadle al que va a ser Lector, si lo va a leer. Preguntadle primero, para entregarle después; no repartir así, por repartir. Preguntar primero si quieren leer perlas crísticas; sí tú no notas su interés, guarda a tu amigo, porque cada libro es un amigo. Si él, con sus ojos vivos, dice Sí: en­trégalo; si no le importa, guárdalo; así como todos los que distribuyan contigo; deben hacerlo, primero preguntar; haz el bien con la voluntad de Aquél, entonces, entregar o guardar.

-¿He cometido un error al venderlos a precio de costo?

-No, porque todo es aprendizaje; tú lo hacías así, pe­ro en verdad te digo que cada día las cosas se harán más bien hechas. Ahora puedes hacerlo como Yo te digo y que­dará más bien hecho que en tu ayer. ¿Me has entendido? Bien.

-Ahora quiero, oh amadas Ovejitas mías, tenéis te­mor por lo que viene, y ahora decís: ¿En qué Doctrina podré refugiarme? ¿Para estar seguro, a dónde ir para estar seguro? Yo quisiera estar en la Cátedra del Maestro para estar seguro.

-¿De qué seguridad hablas? Porque debes tener pri­mero la seguridad del espíritu; al espíritu no le interesa el movimiento de la corteza terrestre; tu espíritu es todavía muy del Mundo; sé poco del Mundo y más mío; entonces, de acuerdo con eso es lo que debe importarte, y así te irá; porque aquellos que desencarnan, que dejan el cuerpo, por un hecho violento de la Tierra, del agua o del fuego; son míos y se van Conmigo; si son del Mundo, se quedan va­gando en el astral, mientras ellos se espiritualizan; enton­ces, si eres mío, ¿a qué temer? ¿Si estáis con mi Ley, a qué temer? ¿Si estáis en mi Amor, por que dudáis? Yo recojo lo mío, lo atraigo conmigo. Ahora, si estáis nubla­dos, manchados; si sois del Mundo, y carne y más carne sois venga el estremecimiento de la Tierra, o no venga; estáis lejos de mi Luz, hasta que vosotros recibáis la Luz; Fijaos bien, mi Pueblo, no de fuera, sino en donde está la Luz en Verdad, en el interno del hombre y para eso Yo os estoy afinando, para que seáis menos del Mundo y más míos; para que entendáis que Yo quiero que se conozca que se sepa cuantas veces y en cuantos momentos intervi­no el espíritu a través de vosotros en la carne; y en el día en que vosotros contéis cuanto fuisteis espíritu y cuanto fuisteis materia.

Contad, no la religión que queréis escoger, sino las obras equivocadas que queréis hacer o que seguís haciendo; pero hay un Fiscal y un Juez; ese Fiscal, es vuestra propia Conciencia, está también en vosotros, no la busquéis afuera, no podéis engañarlo, él sabe bien, porque está en vosotros y en vuestra conciencia; todo está medido, todo está exacto, todo está exacto, Pueblo.

-Esta ha sido mi Palabra, esta ha sido mi Enseñanza espiritual, pero ella siempre será de acuerdo con el cerebro intérprete y de acuerdo con el ambiente que le hagáis al cerebro que trabaja; y sobre todo, al ambiente que formara mi Mensaje.

-Habla una Hermana, preguntando si podrá hacer un tiraje de 10,000 ejemplares de un folleto de cátedras, o más corto.

-Más corto, amada mía, para que hagáis tirajes de otro tratado, de otras cátedras de otra forma; hazlo más corto, y tú sabes bien, o más bien, mi amada, no lo sabes, pero te lo voy a decir:

Algunos de los que han recibido mi Mensaje limpian con las hojas de mi mensaje, putrefacciones, suciedad del Mundo. Por eso amada, ten cuidado, a quién dais, haz me­nor tiraje y reparte mejor los escritos, para que quede mejor repartida tu siembra y tu cosecha; porque tú eres mi Trabajadora, mi Trabajadora incansable, que trabajas más que cualquiera de nuestras Facultades, de vuestros Médiums; porque trabajas sin pedir días de descanso,  por que trabajas sin aplauso alguno, sin adulación, a solas y en silencio; eres mi Trabajadora y tienes que repartir con sabiduría a los que en la mesa del banquete quieren sa­borear lo que es el evangelio de Cristo, que tú satisfacto­riamente saboreas y recibes; bendita seas, Mujer, bendito el nacimiento y el día de tu nacimiento; la paz sea contigo.

-Y en verdad, a cada uno, a cada Átomo mío, que es vuestro Ser, así quiero tocarle, uno por uno, tocarle como a vosotros, uno por uno; afinarme hasta que en esta for­ma os cristifiquéis también.

CÁTEDRA 91

Paz a los que tienen fraternidad; paz a los que tienen paz en el alma y que duermen tranquilos en conciencia y en verdad; Yo te recibo, oh Pueblo muy amado, en el Nom­bre de mi Padre Celestial; te recibo en mi nombre de Cris­to; Te ilumino en el nombre del Santo Espíritu; Seas bienvenido, seas bienvenido pero no solamente en materia, oh mi Pueblo muy amado, seas bienvenido en mi Mente, en entendimiento en conciencia en todas tus facultades espi­rituales, porque a todas tus facultades espirituales, quiero bañar de Luz; a todos tus sentidos en esta noche de Amor; quiero que esté presente tu entendimiento, mi Pueblo, porque a tu entendimiento vengo a regalar abundantemente del tesoro de la vida eterna; me comunico por el entendi­miento humano y brillaré por el entendimiento de hombres, mujeres, ancianos y niños en esta Tercera Era en la que empiezas ya a recibir y cada vez recibirás más, ahora, co­mo Santo Espíritu vengo a ti en esta noche, porque voy a darte Revelación, y para esta Revelación, necesito todos tus sentidos. Pueblo muy amado, Auditorio que sientes movimiento espiritual ya en tu vida y en tu corazón; atiende y entiende: Deja que la razón analice mi Cátedra, para que ésta brille en ella, en tu razón. Hay un tiempo para nacer, como tú sabes, y otro tiempo para crecer, como te he dicho. Hay un tiempo para sembrar y otro para recoger; hay un tiempo para lavar la Fuente y ponerla limpia, y otro para ponerla a la Fuente limpia, agua limpia; pues bien; este es el Tiempo; Al faltar al cumplimiento de lo  dicho, aquí, quien falte a ese deber, adquiere una obligación, es decir, un compromiso de mejorar, o un dolor para sufrir. ¿Por qué podéis decir: Por qué, Pueblo? ¡Porque ya acabó el Tiempo de la mucha oración; ya acabó el Tiempo de la mu­cha palabra, de la mucha…!  ¿Qué te diré Yo?  Parábola, porque necesitaste también mucha parábola, ya pasó el tiempo de tantas imágenes, de inciensos, de flores y de otras cosas más; ya pasó el tiempo de materializar mi Obra con imágenes, con altares, con cirios y con descendimientos múl­tiples, según la idea del hombre; antes se hablaba del des­cedimiento de las Tres Potencias; ya pasó el tiempo, de las marcas  por letra y ya pasó el tiempo también de los sitiales escondidos o muy señalados, pasó; porque el hom­bre ya viene marcado espiritualmente para  desempeñar la labor del Espíritu.

El Espiritualista no está a la altura de la mente espiritualista; o sea, el que se dice ser espiritualista, todavía no ha llegado, todavía no lo es. ¿Que va hacer el Doctrinario de hoy con esta mentalidad humana, con esta mentalidad humana, todavía llena de rencores y equivocaciones, en tal cantidad, que el hombre mismo no se comprende? Es tiempo de que la mente humana se lave, como la fuente que se lava para poner agua limpia; Pues Yo traigo el Agua de la Gracia Limpia; para la fuente tuya, para ti, para lavar la fuente de tu mente, y poner de nuevo la palabra santa y verdadera. Mi Mente de Cristo, está en tu mente espiritualizada. ¿Cuándo lo vas a entender? Pero en ese estado mental en que te encuentras ahora, humanidad, porque ese estado mental es en el estado en el que todavía mi Mente no llega a poseer tu mente; por eso todavía no sabes de la luz y de los poderes de mi Mente en tu mente, porque todavía no has espiritualizado el vehículo de tu mente, para que  obre en mi Mente. Como vehículo, es tu mente; como Sabiduría es mi Mente. Entonces, quiero que sepas que es obligatorio que todo el que esta en las filas de mi Doctrina, de esta Doctrina de Espiritualidad, debe saber, que debe tener, que debe formar una mente espiritualizada, mente preparada para el tiempo, pues ya estamos en la tercera era, en el tercer tiempo, en el Tiempo del Espíritu Santo en el Tiempo en que la paloma volara muy alto,  y en el que la mente como paloma servirá a Mi mente Divina a través del mismo hombre, entiende a través de ti mismo. Es el Tiempo en que ya no se debe mentir, no se debe engañar en ninguna forma, ni siquiera usando vuestra forma de ser en vuestro hogar, diciendo siempre: Yo lo juro por Cristo, o lo digo en el Nombre del Padre. Nunca me toméis a Mi en tus labios, para asegurar una cosa de vuestra palabra; nunca toméis como un dicho de vuestros labios, porque hay que respetar los altos Nombres en la vida espiritual de Dios en el hombre; de Cristo en lo más sagrado del hombre espiritual que sois vosotros, espiritual y mentalmente hablando. Ha llegado el momento en que el Hijo de Dios se mueva en el hijo del hombre y para moverse he venido a moverlo Yo.

 Antes, cuantos, cuantos, cuantos preceptos de Jesús, de Moisés, cuantas cosas para llevar mi Palabra por un momento en los sonidos y para olvidarla después, y sacarla de  nuestro corazón, por que no habéis practicado la ternura y la verdadera caridad como es necesario. El hombre tiene  por ahora su mente equivocada, porque no se entiende él mismo. Tú, mi Pueblo, vas a saber si se entiende o no, parte de esta Humanidad: Dicen que me aman, y dicen que sienten el dolor de lo que ellos llaman por ahora: Semana Mayor; y algunos, aún se ponen de luto; algunas Ovejitas mías andan de luto en lo que llaman: Semana Mayor   Semana  en que el hombre me dio el trono que pudo darme, la cruz; y en su tristeza y en su  dolor y en su verdad, hacen grandes paseos y grandes halagos. ¿Eso es amar, eso es sentir devotamente el respeto oh Espiritualistas, a mi nombre y a lo que sucedió como Redentor del Mundo?  ¿Si tú mismo no te entiendes, oh Pueblo de Jesús, cómo van a entenderte otros pueblos?  Van a reírse del Maestro, a reírse de lo que aseguras diciendo que es una semana muy triste, si vas por el halago del paseo. Ahora, cuando tu festejas mi venida al Mundo, lo festejas con lo que tu llamas: Nochebuena: en vez de irte a meditar a tu aposento, para pedir que el Cristo interno, aflore ya en ti para hacer nacer tu conciencia interna. Para que Yo llegue a ella como mi Belén, para que tu seas mi Belén, para que Cristo nazca en ti; ¿No vas también, no va la mayor parte de la Humanidad festiva, a embriagarse con licor, cuando eso es contra lo que Yo he indicado, contra mis preceptos y mis mandamientos?

El hombre anda buscando salud, y la lleva a dentro, porque él es salud espiritualmente; y sin embargo todo lo que tiene dentro, lo busca fuera; anda buscando la salud de fuera, cuando lleva la salud del Espíritu Santo, que mora en lo más intimo de vuestro Ser. El hombre anda buscando verdad, y va hacia la mentira, porque va buscando siempre lo que le complace allá fuera, de lo que se ve; va buscando espíritu y va en pos de cirios e imágenes; busca formas, y eso que dicen que va buscando  espíritu. El hombre dice que va buscando paz, y hace guerras; que va buscando fraternidad y corta la fraternidad; el hombre dice que tiene sed de justicia, y es injusto; que tiene deseos de verdad y miente. ¿Cómo es posible   que en el Planeta Tierra existan tan contradictorias formas de una Doctrina del Crucificado, que levante como árbol del Bien  en la Tierra para que el hombre pudiera purificar su mente y por tanto pudiera purificar  su pensamiento, si una cosa dice, y otra cosa hace; si una cosa asegura y otra cosa contraria, es la que efectúa en verdad por ello las autoridades materiales están ayudando a limpiar mi Obra y quitaran muchos recintos  porque éstos quieren seguir con la cáscara religiosa todavía, revolviendo y mezclando lo material y lo espiritual; imágenes y formas diferentes, con el espíritu, que es fuera de toda forma, de toda forma humana; enton­ces, viene vuestro Gobierno temporal y os aprieta las manos en angosto sendero, para que sea purificada mi Obra y verdaderamente sea en cada lugar una escuela espiritual. No más enredo de diversas religiones juntas; porque hay lugares en que parece catolicismo con protestantismo y con espiritualismo, y no se sabe por fin purificar la doctrina de lo que es cada uno. Entonces, os veis obligaos a andar con cuidado, en purificar mi trigo  y limpiar la semilla y enseñar claro mi mandamiento, y decir a esos Recintos que estáis preparando, que es obligatoria la reforma;  pues de no llevar a cabo esta obligación, quedareis entonces en el estado aflictivo del compromiso kármico. Es el Tiempo en que la Obra llegue a crecer internamente en el hombre; no es tiempo de lo que vosotros llamáis: Hablar mucho con crecimiento fugaz, no; éste es un crecimiento interno, en  el que la Obra  se está efectuando dentro de vosotros, y nece­sita ser purificada la mentalidad del hombre; ¿Para qué quie­ro Yo, Yo el Cristo, la mentalidad colectiva, en esta forma, como está, tan personal? ¿Acaso puede servir a mi Obra, en estas condiciones, de emanaciones grotescas, mundanas, densas y materializadas?

Yo quiero que cada Escuela sea una Reformadora, un Centro de Reforma, un Plantel de Reforma; Yo quiero que mi Palabra sea palabra espiritualizada; Yo quiero, que aprendáis a estar conformes con la Voluntad de mi Padre Celestial; y no pidáis lo que queréis, sino  lo que es la Vo­luntad de mi Padre Celestial; Yo quiero que améis la Verdad; porque la Verdad, está dentro de vosotros; pero no la dejáis pasar; dejad que el Espíritu Santo mueva vuestros labios, dejad mover vuestros labios, vuestra mente; para que entonces venga todo lo grande, todo lo santo, todo lo brillante, todo lo excelente, todo lo magnifico, todo lo bue­no, todo lo perfecto, todo lo puro, todo lo verdadero; pero dejarme hacer; mientras el hombre no me deje hacer en él, la purificación mental que es necesaria; quitando esa personalidad, sellando vuestros labios para que no mientan más para que no exageren más; para quitar esa forma de decir: “yo”, porque vosotros equivocáis y decís: yo; y cuando decís yo, parece que estáis haciendo un pedestal de vuestra personalidad; que no tiene esta mentalidad, ca­lidad en mi Doctrina; mi Doctrina, que es la que tiene que enseñar lo que yo fui; como Yo fui tenéis que ser, a mi semejanza, sencillos, mansos y humildes de corazón, o sea humilde de sentimientos; y podéis entonces comprender, para qué ha venido el Espiritualismo a la Tierra; el Espi­ritualismo está en la Tierra, pero como un fin, con un propósito; no está por estar. El propósito y el fin del Espi­ritualismo en la Tierra, está claro, es sencillo, es nítido: Espiritualizar a la Humanidad, purificar la mentalidad  de la Humanidad; enseñar a la Humanidad a que sea fuerte y no débil; o sea, sacar a la Humanidad del interno, el te­soro que la misma Humanidad desconoce que posee; por eso precisamente con los Hombres de las Religiones, perseguidos porque no saben llevar a la Altura, la Religión que tienen; y mientras aparezca mi Religión. que es la Religión Universal, tenéis que purificar esta Doctrina, que es la Doctrina Espiritualista con futuros Espiritualistas, porque por ahora, los más adelantados, apenas empiezan el princi­pio del Discipulado; porque los demás Párvulos son; y los que estén en el principio del Discipulado, son los mejores, y son muy pocos, y esos, tienen que conducir a los demás; y esos, tienen que limpiar su mente, pensando con espiritualidad que el Soplo divino, que el Hálito divino que existe en vosotros, está para manifestarse, no para ignorarse; vosotros tenéis que dejarlo manifestar. ¿Cómo lo vais a dejar manifestar? Pen­sando, pensando eso, que sois vosotros espíritus, espíritus Hijos del Espíritu Padre, del Espíritu Padre Celestial, y que vais a unir espíritu con Espíritu, mente a Mente, y sobre todo, vais a unir Tierra y Cielo, porque vuestro cuerpo representa Tierra, y vuestro espíritu simboliza el Cielo del que ha venido él; pero todo aquél que del Cielo ha venido, a él volverá; pero no así como vosotros creéis, tiene que volver por esfuerzo; por purificación, por obras; es inútil que queráis que la Doctrina os salve  sin obra ninguna.

Ninguna Doctrina, ninguna Religión os salvará, si no tenéis obras de amor, de fraternidad, de caridad, de mise­ricordia, de honrada y verdadera actitud ante la Humani­dad. Mira Pueblo mío, pero mira por dentro, mira con tu mirada espiritual y observa con tu criterio espiritual, que esa mente tuya, tiene que elevarse niveles, no un nivel, niveles de elevación, para que me sirvan para mi propósi­to; no me sirve así para mi Propósito, porque como va a hablar el Espíritu, si todavía no habéis desarrollado la mente espiritual para Mí,  porque tu mente espiritual es la que me va a servir para mi Mente espiritual; por eso vuel­vo a repetirte, en tu mente espiritual está mi Mente, no está en tu mente carnal para brillar en ella; Yo no puedo bri­llar en tu mente carnal, porque no me interpreta; tu mente carnal interpreta al Mundo, pero no interpreta al Cielo; por eso se necesita que aparezca tu Mente espiritual; porque tu mente carnal, ahora te rige pero ella será regida y dirigida por la Mente espiritual; para eso se han hecho ahora, Escueli­tas pequeñas, Oratorios, Recintos pequeños para que apren­dan mejor, para que obren y trabajen mejor; porque, entiende lo que voy a explicar: Contando desde este momento, tú vas  a hacer tu trabajo, y cada uno de vosotros, va a hacer su tra­bajo, su trabajo espiritual, y analizarse a sí mismo en la  meditación, para que halléis lo que es de espíritu, y aflo­rar hacia la parte humana, para que en la parte humana, se realice la otra en el Mundo; porque todavía la parte humana de la Humanidad, tiene que ser intermediaria, pues todavía es el momento, antes de que llegue el último, y entras tú en funciones, Pueblo mío,  bendito seas.

CÁTEDRA 92

He aquí el Poder del Amor, manifestándose a los hijos de Dios que moran bajo el sol.

He aquí el Poder del Pensamiento Crístico, manifes­tándose para aquellos que quieran saber algo del poder del pensamiento. Heme aquí, la Voluntad en acción, la Voluntad crísti­ca en acción, para revelar al hombre, de mis Poderes que son sus poderes; de mi Luz, que es su Luz, y de mi Amor que es su amor; porque de Mí pasa al hombre  espiritualmente cuanto es, ya que es Parte de Mí; como Yo soy Parte de mi Padre.

He aquí una Enseñanza más, la Luz diamantina de mi Espíritu; la Luz del Espíritu de Verdad, manifestando nuevamente su revelación; revelación como la Lámpara vo­tiva para que ilumine a la Criatura peregrina, que va por el Camino de la Vida, llorando mucho y sonriendo poco, pero que  va siempre iluminada con mi Luz.

A ti viene mi Irradiación, acariciar tu alma; a ti de nuevo viene mi Irradiación a acariciar tu sentimiento, a limpiar tu mente, a fortalecerte en tus desmayos por falta de fe o por mucho materialismo; pero Yo te quito de esa situación, y te pongo en mi Camino, porque esta es mi Voluntad.

Bienvenido seas, oh mi pequeño Auditorio de: “Luz del Bien”; bienvenido seas como vienes; así, con tus preocupaciones, con tus pensamientos, con todo lo que trae tu mente y con todo lo que traes en la vida; porque necesitas aprender de la Vida, vivir en la Vida y vivir de la Vida divina y saberlo y conocerlo concientemente, que dependes y que vives de la Vida divina; porque es una sola Vida, desde la Vida de mi Padre divino, de mi Padre Celestial, como te en­señe a decirle, hasta tu vida; es mi Pueblo una sola Vida, y por una sola Vida, una sola Luz, un solo Amor, toma de Mí, para que des al Mundo, como Yo tomo de mi Padre pa­ra darte a ti.

Ahora, pequeño Auditorio, en los que ya hay Discípulos y también Parvulitos; está frente a ti una realidad, un calen­dario de tu vida, que te marca un fin de año; y en este fin de año, forzosamente un balance en tu conciencia, para sa­ber tu Debe y Haber; para saber cómo estás, cuánto te fal­ta pagar y cuánto has pagado; cuánto te falta para per­feccionarte y cuánto has logrado afinarte a las cosas supe­riores; cuantos errores cometes menos que antes y cuan­tos errores has vuelto a cometer.

El Espiritualista, no debe decir: “No me  dejes caer en tentación”. No debe huir de las tentaciones. El Espiritua­lista debe decir: “Señor, dame fuerza, para que frente a las tentaciones, las venza.” No les huyas, las venzas; por­que si tú quieres no conocer tentaciones; no tienes con quien luchar, ni tienes por qué triunfar, y entonces seguirás ale­jado, aislado en tu individualidad, en tus pequeños recur­sos, y no dejas que el Manantial de agua viva, te favorezca y te proteja. No digas más: “Señor, aparta de mí las ten­taciones”. Dile: “Señor, está tú conmigo, para vencer las tentaciones, pónmelas enfrente, pero con tu Fuerza Divina, yo las venceré de una en una, porque tú eres el Señor, y yo en el cuerpo debo ser el señor, como tú eres el Señor en mí”. Entonces, enseñoreándote tú de tu cuerpo, tú espíritu logré no huir de las tentaciones, sino triunfar sobre ellas y decirle a la tentación: “Disuélvete, apártate de mí”; y ser triunfantes con palma y victoria, para que desarrolléis así el poder de la voluntad, sobre la mente, la voluntad controlando a la mente y a la conciencia, como foco de conocimiento de Luz, iluminando a la Criatura evolucio­nante, que por ser evolucionante, necesita de la debilidad y de la fuerza; de la oscuridad y de la Luz, del desamor y del amor; del engaño y de la verdad; de la falta de caridad plenamente transmutada en bondad en cada  Criatura; porque es necesario ya, Yo os lo digo, que entendáis bien este ciclo evolutivo que ya pasó de la palabra y va hacia la rea­lización de los hechos.

La palabra que tantas veces se dijo: “Hermanos” antes, hace mas de cien años, cuando empezara mi Ense­ñanza en esta forma ahora tenéis que decir, no solamente: “Hermano”, sino demostrar que cada Criatura, que en esta Hermandad, sois en verdad eso: “Hermanos de corazón, her­manos de espíritu, hermanos de verdad”; porque: ¿Qué es más, el Hermano de espíritu o el hermano de carne?

“El Hermano de espíritu”. Contesta el Auditorio.

Pues entonces, sed Hermano de espíritu; y amaros con el amor desinteresado, con el amor que es lucero del Amor divino. ¡Oh Centellas del Cristo y de mi Padre! Abrid el Camino a la Verdad y abrid el Camino a la Gracia y a la Resurrección; por que Yo soy el Camino, la Resurrección y la Vida.

El Muerto, no es el  espíritu; el espíritu sin fe, es el pequeño Hijo de Dios que empieza apenas a caminar debi­damente, por sendero angosto; y a medida que habléis y digáis: “Hermano”, lo digáis con el alma, lo digáis con el  corazón y lo demostréis en la vida; sintiendo que aquel que es tu hermano en Verdad, lo sea también en tu vida; y cuan­do se habla de Cristo, debéis pensar que Yo, Cristo, Yo que vivo en vosotros, que tengo mi Templo en el límpido Ser de cada uno, en lo más alto del hombre, en la más ele­vada conciencia, tengo Yo mi Templo predilecto; y digo esto porque me agrada mas que los hombres construyan; lo que Dios ha formado, y en lo más alto de la conciencia del hom­bre, está mi Presencia, brillante y efectiva, realizadora y verdadera; en lo más alto de la conciencia del hombre, se inspira fe y bondad.

Llega tú a la más alta conciencia y serás un Inspirado, como las aves, cantarás tus trinos, y cantarás al hombre de la Tierra, la buena voluntad de tí, para que aprenda a vivir también con buena voluntad; por eso Yo os digo: Despertad ya, ha llegado la mañana, estáis en plena Luz del mediodía, despertad, oh Almas, a la conciencia del Yo imperecedero, del Yo espiritual, para que así en esta for­ma seáis aves canoras enviadas del Reino de mi Padre, pero no sois almas prisioneras de jaula  alguna, sino almas libres para llevar los salmos, para llevar las bendi­ciones a donde quiera que estuviera uno de tus hermanos; que es blanco, que es negro, que es de raza amarilla, ¿y qué os importa? si es tú hermano de espíritu, tiene más poder que el hermano de carne, que pudo en otra encarnación ser tu enemigo; y el espíritu, no tiene enemigos, el espíritu está conciente de que emana y surge de la misma Creación como Criatura del Padre, igual que el Rey o el mendigo de la misma esencia el Rey, de la misma esencia el mendigo; de la misma esencia tú; de la misma esencia y del mismo Cielo y del mismo Camino evolutivo, y manifestantes de lo mismo; porque cada Criatura tendrá que manifestar en este Tiem­po de Realización, cosas  grandes y de la palabra  grande; cada hombre tiene que manifestar del espíritu que brillantemente mora en él; y como brillantemente mora el Espíritu de mi Padre, que es mi Espíritu en vosotros; y que el Espíritu Santo, Uno es en la Trilogía Divina.

Vosotros también tenéis que ser así, límpidos, perfec­tos en espíritu, y ¿qué podéis hacer para perfeccionar al espíritu? Tenéis que educar a la materia y espiritualizar a la materia, no materializar al espíritu. Para espiritualizar la materia necesitas desde luego tomar la voz de mando; dejar tú, que eres espíritu, dejar tú a la materia, por tu poder, por tu influencia y por tu Luz, dócil para ti; docilizada, hazla sutil, blanda, sedosa, tenue como una brisa; tiene que trabajar el espíritu sobre la materia; tiene que edu­car el espíritu en la materia, a la mente; a la mente que salta como ave inquieta, de un problema a otro problema.

¡Oh, Hijos de Dios, prisioneros de la cadena problemática que habéis formado! Yo vengo a romper esa cadena para deshacer los problemas, así con mandato del espíritu. El Espíritu, resuelve todos  los problemas del hombre; ele­va al hombre y lo hace consciente de la Unidad y de la Ley Divina; por eso se necesita que vivas en otra forma, oh Discípulos, oh Candidato al Discipulado espiritual; vivir en la forma conciente de la Santa Unidad y veréis como podéis encontrar planos superiores viviéndolos en conciencia; así, desde la carne,  desde el Mundo Físico se puede en­trever ya la vida del Mundo Astral superior, no del Mun­do Astral inferior, del Mundo Astral superior, para que vivas esa vida, necesitas despojarte de la personalidad con culto; no debes rendir culto a la personalidad, rinde culto al espíritu viviente; rinde culto al espíritu sapientísimo, porque en vosotros existe el sabio, por qué en vosotros exis­te el médico, el maestro; todo es Espíritu, el que va rompiendo las cadenas, es el maestro, el sacerdote, el médico sabio; pero a medida que se va liberando; mientras, es un prisionero; mientras, la Potencia está encerrada, inmanifestada por eso, mi Pueblo, para que tú entiendas  las cosas divinas, para que tú entiendas las cosas grandes y exqui­sitas, he venido Yo en tu plano, a través del Verbo y de la Palabra, a manifestar a mi Padre Celestial Inmanifestado, pero manifestado por Mí. Yo soy la manifestación del inmanifestado, en tu plano y en tu lengua; porque mi Padre transmite á los Ángeles sus Pensamientos, y por ellos, hace su Obra Celeste; y en verdad, los Ángeles esparcen en la Tierra, el divino elixir del Mensaje, del consuelo, del con­sejo, de la sabiduría de los rayos de Luz, iluminando al Mun­do, pero mi Padre Dios obrando en ellos, y los Ángeles rea­lizando la Obra de mi Padre; pero tú serás Ángel. ¿Y cuándo?  De tí depende, de ti depende; solamente de ti que sepas que en este Tercer Tiempo, la Voluntad debe imperar, y la Voluntad debe hacer, fíjate en estas cosas, debe hacer que el Libre Albedrío no sea equivocado de Camino; que el Libre Albedrío tenga un rumbo derecho, es decir; que sea el Libre Albedrío espiritualizado, bien en­tendido; no un Libre Albedrío bajo, no un Libre Albedrío materializado; un Libre Albedrío Espiritualizado eso de­bes entender que lo hace la mente despierta, la mente conciente, la mente espiritual hace que el Libre Albedrío, sea un Libre Albedrío mas que decente; espiritual, unitario, amoroso, servicial, reanunciador de todo lo que hay que renunciar para proteger a tus hermanos menores que tú, y no menores que tú en cuanto a la materia, porque los años del hombre, ¡qué importan los años del cuerpo! qué importa la materia del hombre, si el espíritu que vive en su casa de carne temporalmente, no tiene edad en verdad; entiende, no te rindan los años, que te pese el pecado, que te pesen los errores, que lo sientas como carga pesada, para que no los cometas y los lleves mas aún; que sientas estos errores o pecados como tú les llamas, como una  carga que ya no quieres seguir, no los quieres llevar un día más, porque el pecador de ayer, se le puede respetar como hombre justo hoy.

La Justicia, hará la paz en la Tierra y la Justicia hará la paz en los hombres de buena voluntad, y la Justicia será comprendida por el buen entendimiento del inteligente, por el espiritualizado, el intuitivo; la Justicia será comprendida y se realizará por la justicia misma, la paz verdadera y benéfica.

Es necesario que entiendas, Pueblo mío, que las cosas grandes y maravillosas, llegan cada vez más a ti, y que la palabra angélica, fluye como venerito de agua viva, surgido de la Luz del Santo Espíritu de las Fuentes de la Di­vina Gracia; y cada vez la Palabra tendrá, como la sal y el sabor de la vida, más efectividad, más potencia, más pre­sencia del Espíritu; más verdad resplandeciente, más rea­lización efectiva, más espíritu, que carne; siempre que pien­ses en las cosas grandes, y seas ya tú a formar fila entre las cosas grandes; pero tú eres más que una cosa tú eres una Fuerza viva, una Fuerza inteligente, un Hálito divino, un Átomo divino, con Pensamiento de Dios manifestándose en ti, por tu y para la humanidad, Oráculo vivo de las cosas del Porvenir; es el Inspirado que vive el momento de la ilumina­ción interna, de mi Sagrario interior, que tengo en cada uno de Vosotros. Cuando este Sagrario se armoniza; cuando este Sagrario se afina; entonces recibe el torrente de las cosas que son, no perlas del Mundo, sino Perlas del Cristo; y mí Pensamiento fluye como catarata viva, porque son cosas de Dios para sanar tu mente, para sanar tu entendimiento y para llevarte Conmigo en el Camino de la Renunciación, porque cuando renuncies a las cosas de la carne, es porque ya eres grande en la maravilla del Espíritu, mi pueblo, pue­blo pequeño, pero entendido y tratas de afinarte en afinidad superior, con todo lo que tiene vida, evolución, movi­miento. Y podéis decir en vuestra preguntas que os hacéis ocultamente: “Señor, y los que antes oyeron tu palabra y pierden el sentido del oído, y estarán ya castigados a no oír más tu Palabra. ¡Por qué, Señor!, acaso quedan desheredados los sordos, los que no tienen el sentido del oído!  ¿Son acaso desdichados, puesto que ya no vuelven a escuchar tu pala­bra divina?

Otra vez, equivocación en la Tierra, otra vez, equivoca­ción en el hombre. Cuando el que pierde el oído, es ya espiri­tualizado, Yo le doy su Cátedra interna, que él siente com­prende, sabe, saborea, intuye, oye, ve y goza su Cátedra; porque desde dentro de cada Criatura, estoy catequizando, estoy evangelizando dentro de cada Criatura estoy dando Cátedra.  ¿Qué importa que no me oiga por fuera, si está oyendo la voz del corazón? Ya que mi Doctrina, es doctrina del Alma, ya que mi Doctrina, es doctrina del corazón. Oye tu corazón, donde estoy dando mi Cátedra de Amor para que enseñes a la humanidad así, a dar tu Cátedra así, sin­tiendo aunque no oigan. Aquellos que han perdido el oído, sienten una Fuerza como un arrullo de paloma, con la ter­nura exquisita de mi amor crístico que les habla, que les dulcifica sus pesares, que les hace ver en su conciencia y que les hace sentir toda una Cátedra de Luz y toda una Cá­tedra de Verbo; de Palabra porque la oye.  Cómo la oyen si no oyen por sus oídos  Pero el espíritu la oye, el espíritu se eleva, el espíritu lo siente y el espíritu toma cátedra, porque entiende bien. No hay un lugar donde no esté la Cá­tedra eterna evangelizando al Mundo. Si tú vas dentro de ti, en el Silencio del bosque o en el silencio de tu morada; escucha, sabe escuchar la Voz que procede del Silencio; y esa, la oye el sordo; y aquél que no ve también puede ver mi  Luz, si está espiritualizado, porque puede ser un gran vidente, que vea más que lo que pueden ver los ojos rela­tivos de la materia; no te has puesto a pensar, que por mu­cho que vea la materia, ve poco; y el espíritu ve en compara­ción, más que la materia; el espíritu de cada uno de vosotros ve incomparablemente más que la materia, si voso­tros podéis ver desde un lugar alto, donde os coloquéis, una ciudad lejana, por la altitud la veis. ¿Que no verá el espíritu? Si tú puedes ver de un pueblo a otro pueblo ¿Qué no verá el espíritu? El espíritu puede ver su mundo, mientras tú puedes ver tu pueblo, y si mientras tú puedes ver tu pueblo, el espíritu puede ver su mundo, es porque después el espíri­tu verá otros mundos también. Para la carne es tan poco lo que ve, que la carne del hombre es un ciego comparado a la vista del espíritu, que es como el que tiene sanos sus ojos; incomparablemente ve, grandemente, maravillosamente. El día que tú veas a plenitud, como ve el espíritu, no podrás terminar tu canto de gloria y de felicidad, porque el espíri­tu ve mucho, intuye mucho, sabe mucho, cura mucho, ense­ña mucho y aun tanto como tú lo dejes amar; pero vuelvo a decirte que espiritualices tu voluntad, para que pongas tu vo­luntad manejando tu mente, obedeciendo la mente, educando a la mente por medio de tu voluntad espiritualizada, por medio de tu conciencia iluminada, porque la mente puede convertirse en iluminadora; Ilumina tu conciencia, para que alumbres a los que vienen tras de ti. Es necesario que comprendas estas palabras, para que las hagas tuyas, para que las lleves como parte de ti, para que sean como tu Evangelio, como tu Libro de Misa, porque son palabras espirituales. Pa­sará el Cielo y la Tierra; las palabras espirituales no tienen por qué pasar, porque están más allá de los siglos, y más allá del Mundo, mi Palabra espiritual no pasará jamás; por eso Yo te digo, mi Pueblo amado: El sordo no es desheredado de mi Cátedra; él siente la cátedra interna y en el silencio puede sentirla también externa; porque ya te digo que la Cátedra puede ser interna y externa y está siempre; ¿Y por qué está siempre? Porque mi Omnisciencia, mi omnipresencia; mi Omnipotencia, es omniabarcante; todo lo lleno, en todo vibro, en todo estoy, y no puedes señalarme, no puedes se­ñalarme con la punta de un alfiler, un lugar en donde no esté la Mente, la fuerza, la Energía divina; porque señalarías mal si dijeras: “‘Aquí no hay mente o no hay energía divina” Vuelvo a repetir lo que dije un día: Dentro del Aura del Padre, dentro del Aura de Cristo, o sea: Padre, Santo Uno en Trinidad manifestado; dondequiera que esté mi Pa­dre, todo está dentro de mi Padre; así como mi Padre está dentro de todas las cosas; dentro del Aura divina están tus Universos; dentro del Aura divina está mi Padre, estoy Yo, está el Santo Espíritu, Parte Materna, Manifestación de lo que tú llamas: “Trinidad Sagrada”; todo está lleno de Dios. Por qué no sientes esas grandes vibraciones que te hablan de un Amor celestial que nunca muere y que nunca pasa, porque si tú sintieras esas vibraciones, en este mo­mento tu cuerpo se elevaría haciendo una levitación, porque el espíritu se encarga de manifestar a través de la materia, lo que ya que como espíritu ha logrado cuando el espíritu empieza a realizar, tomando el vehículo material, ya para enseñar pueblos, ya para curar enfermos, ya para levitarse si quiere levitación para que el hombre vea que hay algo más que la materia.

¿Y qué has hecho de esto, mi Pueblo? Has curado en­fermos, en verdad sin que intervenga la medicina material, salvándolos de una cosa grave y verdadera  ¿Has enseñado a evangelizar a mi semejanza? ¿Has enseñado a amar, amando tú? Porque ya es tiempo. Vuelvo a repetir, de hablar poco y hacer toda la labor que espiritualmente debes hacer.

Así que, es fin de año; prepárate porque en este fin de año (1975) hay balance; y Yo dentro de tu Conciencia, puedo recibirte las cuentas del año, o puedo no recibírtelas, porque estés muy  deudor; y para saber si las recibo o no las recibo; en tu conciencia lo sabrás  lo que tú debes a la Ley, o lo poco que has logrado y superado; y si no te has superado de acuerdo con lo que debes superar; recibo tus cuentas, si amas ya demostrando el amor y la bondad, en la caridad; recibo tus cuentas, si perdonas ya a la altura del que  perdona porque ama; Recibo tus cuentas, si brillas iluminando a los demás; recibo tus cuentas, si curas a los enfer­mos en mi nombre; recibo tus cuentas, si haces la caridad repartiendo tu alimento con el pobre; recibo tus cuentas, si hablas mal de la Humanidad, si piensas mal de la Huma­nidad; no recibo tus cuentas, mi Pueblo porque no puedo recibir errores como cuentas buenas. Desde tu conciencia sabes si las recibo o no; pregúntate a ti mismo y desde ahí, tú mismo contestarás.

Para el Espiritualista, ya debe pasar ese tiempo, ese tiempo de curarse con medicinas materiales;  de ir a pedir consejos a tus videntes o a otros menores que tus videntes; en ti paso ese tiempo de pasar una noche en fiestas pro­fanas; para ti ya debe pasar este tiempo; porque el Espiri­tualista se supera, y el que no se supera, no es Espiritualista todavía; y he aquí esta Cátedra de último mes, para que en esta Cátedra, tú mismo te perdones o tú mismo pongas otro plazo para que Yo te reciba las cuentas; que sólo tú y Yo sabemos como están. Si todavía provocas enojos, o si no per­donas a los que te provocan, ¿cómo voy a recibir tus cuentas, si todavía para regalar al pobre, piensas un poco y todavía te duele lo poco que regalas o lo que das? ¿Qué cuentas vas a entregarme, si niegas el agua, si niegas el pan, si niegas la amistad a tus Semejantes?  ¿Cómo puedes pronunciar la palabra: “Hermano”, si tú sabes que no es cierto, y a reci­birte cuentas? Cuando se dice: Hermano habla el alma, habla el espíritu, para que se  lleve la palabra a lo efectivo, que sea su hermano. ¿Cuándo te has probado dar una noche, al­bergue al peregrino?  ¿Cuándo te has probado volver a rea­lizar con tus hermanos la amistad fraternal de la Hermandad que predica mi Doctrina Unitaria del corazón espiritual?

Es necesario que entiendas, a qué he venido. Yo no he venido a dejarte como estabas antes; Yo he venido a decirte cómo voy a recibir tus cuentas. ¿Si todavía mientes, cómo voy a recibir tus cuentas, si todavía no eres sincero? ¿Si todavía no eres practicante de las obras del Bien?

Y decís: “Señor, Yo doy”; pero ¿a quién das? El re­galo de estas fiestas, a tus amigos. Eso es social, pero me agradaría que me dijeras: “Salgo de mi hogar, para repar­tir a los que tú amas, a aquellos en los que tú moras, al po­bre que no ha comido, al  pobre que tiene una amarga y tris­te nochebuena”. Y Yo a ti te digo: Mi Pueblo pequeño, mi Pueblo amado: Te encargo a mis pobres ambulantes que no tienen una nochebuena en su hogar, que no tienen fami­lia, que no tienen una casa, que no tienen una madre, que no tienen un padre ni un hermano y que deambulan en la calle, esperando el calor del hogar ajeno. Pueblo, te encar­go a mis pobres, te encargo a mis necesitados, te encargo a mis enfermos, tú que tienes ya el centro del poder, dentro de la Obra de la espiritualidad; Pueblo, te encargo a tus hermanos mendigos; dales, que se cubran, dales que comer; no solamente quedes bien con tus amistades, porque si tus amistades tienen, entonces, reparte al que no tiene.

¡Qué triste es no tener calor de hogar en una Nochebuena, en un Año Nuevo, que es familiar! ¡Qué triste es ser como las aves peregrinas, dejando un poquito de corazón aquí, y otro poquito de corazón allá, dentro del rumor de la tristeza que dice: “No tengo”, “estoy en la soledad” a éstos solitarios y tristes, Pueblos, pon tu mirada de amor, y pon tu bendición en ellos y pon tu corazón, tu caricia y tu ternura, y lo que hicieres al pobre, lo que le hicieras         al solo, lo que hicieras al triste, lo haces a Mí; y Yo te bendeciré por lo que haces a Mí, en los que tienen la necesidad de la presencia de tu hermandad verdadera. Esto es formar, esto es formar en la hermandad; formar, fíjate bien lo que te digo: Formar, perfilar al Cristo en ti. Perfilarme a Mí, en ti; Ve perfilando, ve  manifestando mi rostro en tu rostro, ve manifestando en tu corazón, mi espíritu, ve manifestando en la esperanza, la fe, ve manifestando la luz en los Caminos y en verdad, así me manifestarás.

Ahora, si en esta Cátedra de fin de año, quieres obse­quiarla para los pobres de entendimiento, que son todavía más pobres que los otros; también esa es forma de alimen­tar el entendimiento, dando lecturas purificantes, lecturas sanas, espirituales, lecturas evoluciónantes; porque mi Cá­tedra es eso, te ayuda a evolucionar, te ayuda a elevarte, te supera, pero Pueblo mío: Te encargo a los tristes y solos que pasan por el Mundo. Dales a ellos tu compasión, la ter­nura y tu amor que Yo recibiré, como si a Mí me lo hicieras.

Esta ha sido mi Cátedra, para que la saborees espiri­tualmente hablando y para que la ejecutes, no solamente para que la oigas; porque en verdad el que oye y no hace nada, deuda tiene de oír y no obrar, deuda con su propia conciencia; porque todo Espiritualista, yo debe ser en obra, no solamente en palabra.

Cuántos Pueblos quisieran la fortaleza de esta Cátedra; cuántos pueblos quisieran los rayos luminosos de esta Cátedra; cuántos Pueblos quisieran escuchar mi Amor, Mí enseñanza, mi Evangelio y mis bendiciones, en lo alto de la montaña en donde antes Yo hablaba a los hombres, del Evan­gelio vivo; de la gracia del Señor, derramada en la Tierra en mi venida de Jesús, Hijo del Hombre; y ahora soy como Cristo, Hijo de Dios; el Hijo del Hombre cumplió; y ahora Cristo, Hijo de Dios, te da su bendición; y Yo te bendigo en el Nombre de mi Padre; en el nombre de Cristo derramando en ti la Luz diamantina del Santo Espíritu, y bendigo cada gota de agua preparada para Mí, o sea, para saturarla, y bendigo cada pétalo de flor para que ilumine y bendigo cada canto de ave, para que cante a su Dios y Señor con el signo del hijo del Hombre, que es el signo del hijo de Dios; con él te librarás tú de toda mala influencia, de todo peli­gro, de toda persecución; pero el signo del hijo del hombre, no lo hace un profano, lo hace desde luego un estudiante, lo hace el practicante de las bondades del Cristo, para que tú puedas ordenar a los vientos con el signo del Hijo de Dios, se necesita que tú consolaras y compruebes que eres per­fecto como el Hijo de Dios Perfecto, es el espíritu; a eso estás evolucionando, estás perfeccionándolo, te estás hacién­dolo Señor de tu propia materia, para que él haga en ti lo que hay que hacer. ¿Qué hay que hacer en la materia? Limpiarla, purificarla, hacerla brillante. ¡Materia, obedece al espíritu! Cuerpo de cada uno de los presentes: Escuchar, que la apari­ción del propio espíritu, quiere manifestarse ya. ¡Espíritu de cada uno, sentid los toques en la materia! Porque es el tiempo de que el individuo, que el hombre, reciba del Yo impersonal, el llamado para manifestar su grandeza.

Criaturas que están aquí, escuchar que con la voz de vuestro propio espíritu, cada espíritu está ligado con mi Espíritu. Estás unido a mi Espíritu, como mi Espíritu está unido a mi Padre. Cuando ya empieza el torrente de la men­te, espiritual, ya todo está ligado con Todo; y el que dice: Todo, es bendito entre los Pueblos, por que se ha liberado; por eso, Yo os bendigo como Pueblo bendito.

Si alguno de vosotros ha entendido de verdad, el con­tenido de esta Cátedra, es para llevarlo, pero no solamente en el egoísmo para vosotros; no para dejarlo abandonado en la cámara del egoísmo; para presentarlo como alimento que sea para que lo coman los demás; para que se fortifiquen y pueda pasar, ya que el Mundo está en crisis pueda pasar el hombre del Mundo en crisis, con las alas del espí­ritu, para no ensuciarse con el lodo del barro del Mundo, sino ir a la Altura, como el cóndor buscando el Cielo, donde está mi Padre brillando como Creador del Universo; más potente que como está en ti; porque como está en ti, es en una forma, y como está en el Cielo, es en otra forma; inmensamente incomparable; oídos que me oyen, y mentes que poco o nada me comprenden. Escuchar la Voz impersonal del Espíritu que mueve Cielo y Tierra; y escuchad el Men­saje espiritual, mi Aleluya, mi Amor y mi Bendición.

Gloria a Dios en las Alturas y Paz a los hombres de la Tierra de buena voluntad. Glorificado sea el Padre, en el Hijo; glorificado sea el Hijo, en el Espíritu Santo; glo­rificado el Espíritu Santo, en el Pueblo bendito de Cristo. Amen.

CÁTEDRA 93

Gloria a Dios en las Alturas y Paz y Amor a los hom­bres de la Tierra que tenga buena voluntad; Gloria a Dios en la caridad, en el perdón, y por respuesta tendréis la paz profunda en el Alma y la alegría en vuestro corazón; Gloria a Dios en la servicialidad y tendréis la satisfacción del deber cumplido; paz y amor a vosotros de buena voluntad.

Bienvenidos, seáis una vez más ante mí pensamiento de Cristo, comunicándome por labios humanos, pero al fin mi pensamiento entre vosotros, bienvenidos seáis.

Bienvenido seas, Maestro (Contesta el Auditorio).

Una Cátedra más para beneficio espiritual de vuestra propia evolución y de vuestra mente; porque en cada Cria­tura doy Luz a la mente, doy Luz al entendimiento, pero todavía no sabéis graduar, ni guardar, ni utilizar la esen­cia que os pongo psíquicamente hablando, en todo lo que sois; pongo en el alma, para que el alma dé ternura; pongo en la mente vuestra inteligencia; pongo en el cuerpo para vuestro camino hacia el Bien y hacia el Amor; pongo pen­samientos amorosos en vuestros labios, para que así bendigáis todo sin necesidad de llevar a que otro lo bendiga; porque estáis en el Tiempo de la Luz directa, de la intuición directa, del pensamiento directo; ya os he dicho en otras cátedras, que en este Tiempo precisamente en este Tiempo, debes abrir tu Flor de Loto, para que esa Flor de Loto cu­bra el Altar del Reino de mi Padre que está en el Intimo Yo en lo Íntimo de vosotros.

En cada cátedra, hay un beneficio más, una Luz más como te estoy explicando, pero de acuerdo con el Tiempo de hoy, pasó el Tiempo de las Tablas de la Ley; aquél fue otro Tiempo; y pasó también el Tiempo del Viejo Testamen­to; aquel fue también otro Tiempo pasado, y está pasando ya para la mayor parte de la Humanidad, el Tiempo del nuevo Testamento, como lo escribieron antes, porque hubo inter­pretaciones, añadiduras, arreglos, cambios de lenguaje, di­rección diferente. Además, los Apóstoles no escribieron de inmediato mi Palabra, pasó un tiempo para que se escribiera, pero escribieron solamente lo que recordaba cada uno después de un tiempo. ¿Qué puedes recordar después de un tiempo tú? Cuando dándote una cátedra y otra cátedra, no sabes ni lo que te dije en la última, hoy mismo. Es decir, a las nueve de esta noche tuya, te olvidarás de la mayor parte de mi Enseñanza que te acabo de dar. ¿Qué quedó en la Biblia de aquellos tiempos? Si ya del Viejo Testamento, no es el Tiempo, y el Nuevo Testamento está arreglado y nuevamente quitando cosas y poniendo nuevas y trayen­do retazos de recuerdos. De cierto te digo que este es el Tercer Tiempo, es la Luz del Tercer Tiempo la que os des­pierta a cada uno a la alta Conciencia de Cristo; y en este Tercer Tiempo, en el Tiempo de la intuición directa, de la iluminación por la meditación y por la oración. En este Tiempo Yo os digo: Yo transmitiré el Mensaje, tan pronto como cada uno se esté preparando, así va siendo graduado mi Mensaje. Transmitiré del Interno al Externo, porque Yo moro en vuestro Interno, y de acuerdo como sea gra­duado vuestro merecimiento, vuestra capacidad, vuestro entendimiento, vuestra evolución; vendrán a iluminar las per­las del entendimiento de las Criaturas, que asombrados es­cucharán sus propios labios y aprenderán de su propia boca.

Entonces, ya no es tiempo de Biblias de ayer, ya no es tiempo de invenciones del Externo; es tiempo de escuchar al interno, para acabar con el más grande de los males. El más grande de los males se llama: Ignorancia, ignorancia do las cosas espirituales, por eso vienen los crímenes, por eso viene el materialismo, porque la ignorancia de las cosas espirituales, es el azote de la humanidad, es la bajeza de la Humanidad, la ignorancia, es la sombra, la ignorancia viene acompañada del miedo, y el miedo es la ignorancia; por eso quiero que analices cada una de mis palabras. El miedo no viene de la Luz, el miedo viene de la sombra, por­que la ignorancia, es sombra y el miedo viene de la ignorancia.

Pero he aquí que muy pocos de nosotros saben algo, y la mayor parte casi lo ignoran todo. ¿Qué podéis saber de aquel que ya quiere manifestarse y es vuestro propio espí­ritu? ¿Qué podéis saber de vosotros mismos espiritualmente hablando, si todavía no os dejáis llevar por el impulso di­recto de vuestro yo espiritual, de vuestro propio Ser? Y entended bien esta Palabra: De todo el caudal, de todo el tesoro que tiene vuestro espíritu, sois ignorantes, desco­nocéis las grandezas, ya que cada uno de vosotros, cada al­ma está unida con mi Padre y Conmigo; esta es una cadena maravillosa de Luz: El Padre, con el Hijo; el Hijo, con la humanidad, con la Humanidad  espiritualmente hablando en cada alma de Encarnados y Desencarnados; porque cada alma es un eslabón de mí Cadena Santa; del Cielo a la Tierra; de la Tierra al Cielo; por eso, en el Binario del hom­bre, que es en verdad: Materia en la Tierra y Espíritu en el Reino; está la cadena luminosa, está como un hilo de oro, del Cielo a la Tierra desde el hombre espiritual, ligado a Cristo, ligado a Mí, hasta el hombre de carne que come mu­cho y duerme mucho y sabe poco o no sabe nada. Por eso se necesita que el hombre ya no siga siendo puramente el hombre de carne, sino que sea el hombre Espiritual. Substituye ya, analiza ya, cambia las cosas ya; hasta ahora habéis sido vosotros la materia, la envoltura, y más tarde tenéis que ser: El Hijo de Dios, el espíritu, cargado de todas las cosas grandes, dones maravillosos; vosotros tenéis a semejanza de mi Padre: El Poder; a mi semejanza: El Amor; como Manifestación de la Trilogía del Santo Uno, que es Uno solo en diversidad de manifestaciones. Tenéis la Sa­biduría como: Santo Espíritu, porque es el Espíritu Santo, Uno.

Y si tenéis vosotros todo esto, también en vosotros tenéis el don de la Creación, porque vosotros sois también creadores.

Cuando este Mundo fue formado, ¿Quien hizo todas las cosas de este Mundo? Sino el hombre, con una mente creadora por medio de la inspiración. ¿No acaso el hombre hizo todo lo que existe en la Tierra?  ¿No  acaso el hombre sigue regando los prados y subiendo a las montañas? ¿No acaso el hombre ha puesto luz artificial en vuestro Mundo? ¿No acaso el hombre hace cada mueble de vuestra casa, porque ha menester de él? ¿No acaso el lecho donde dormís fue inventado por el hombre? ¿No acaso vuestros aparatos de sonido han sido inventados por el hombre? El hombre es Creador dé todas las cosas de este Mundo. El hombre las formó, entonces, ¿Por qué dudas que eres a semejanza de mi Padre?

La ignorancia hace al hombre, pequeño, materializado, denso, oscuro, atrevido; solo la ignorancia te aparta de Mí, porque solamente la ignorancia habla de distancia entre vosotros y Yo. No hay distancia para el Amor y los amados. No hay distancia para el Amador que está entre vosotros; porque soy el Amador de las Almas, y vosotros le llamáis: El Amado Maestro; y mi Padre Celestial ha reconocido el nombre, como vosotros habéis reconocido el hombre del Unigénito del Señor, del Redentor del Mundo, de Aquél que debe salvar, hasta que no quede uno solo a to­da esta humanidad que extraviada da vueltas y me busca y no me halla; porque quiere buscarme en un lugar. Que se toque el corazón en esa vida que Yo manejo y en la vida del corazón encontrará mi halito de Vida. Estoy en ti, en tu alma, en tu corazón, en tu vida, en tus ojos, porque la luz de tus ojos, no la ha hecho ningún hombre material; de Dios viene la luz de tus ojos, de Dios viene el caminar de tus miembros, de Dios viene el don de la palabra, de Dios viene la sabiduría y mi Padre Dios ha dado a cada  Criatura, el poder de crear, el don creador.

Creador, Conservador por el Amor. ¿Hay acaso alguna forma geométrica que no haya hecho el hombre aquí en la Tierra? Contestad esto. ¿Hay alguna cosa que en la Tierra el hombre no haya hecho?  Con su mente creadora como hom­bre, aún las piedras preciosas, ¿no ha acabado de darle el hombre la hermosura, la belleza y el pulimento que nece­sita? Entonces, tenéis genio creador, tenéis chispa de amor, tenéis chispa de sabiduría, y vuestras mentes tienen que ser creativas pero derechas, porque ahora estáis formando también en vuestra creación, una cantidad de pensamien­tos negativos, que no son míos, que no los quiero, que no deben ser tuyos si tú ya has sido tocado por la cátedra espiritual, como el baño purísimo de aguas lustrales, así os da un baño de Luz, en cada vez que mi palabra acaricia tus oídos, y por eso busca en ti mismo todo lo que haces, todo lo que eres; y el Mundo entero con toda su riqueza, no puede pagar lo que vale una Alma, una Alma de vosotros, por­que vale más que todas las riquezas de este Mundo, porque el alma no es de este Mundo, por eso mi Pueblo, al decir: “Voy á oír Cátedra” ¿Qué entiendes por: Voy a oír Cátedra? ¿Qué sabéis de qué se compone una Cátedra? ¿Cual es el cuerpo de doctrina de una Cátedra? No es solamente tres palabras; es arrancar al hombre del materialismo, y llevarlo a la espiritualidad sutil y magnifica; es volver las almas al Padre Dios; es la Vida, es la Luz, es el amor, es la Verdad. Una Cátedra es más de lo que tú comprendes; es más de lo que tú crees; es más de lo que tú sabes. No solamente es cambiar conceptos, sino es elevar tu entendimiento, buscar la cristificación, hacer una toma de conciencia en ti; eso es precisamente oír una Cátedra. Elévate en con­ciencia, buscar la cristificación de la conciencia por medio de la Verdad, pues verdad son mi Cátedras, Verdad es mi Palabra. El Cielo y la Tierra pasarán, más mi Palabra no pasará. Yo hablé a los hombres, de Amor celestial, de Amor divino, de Amor universal; y los hombres no me entendie­ron antes; hoy, cerca de dos mil años después, vuelvo a ha­blar a los hombres, del Evangelio, del Pan de vida, de Amor. Y pregunto a este pequeño Grupo: ¿Todavía no entiendes que él Amor está en ti, en tu espíritu, en tu Ser, no para retenerlo, sino para darlo?  Todo lo que Yo te doy, es para que tú lo des; así como Mi Padre Celestial me dio este Mundo para redimirlo; así como Mi Padre celestial me dio este Rebaño para redimirlo; así como soy vuestro Guía y Pastor, Yo también te doy de lo que tengo, para que tú también formes tus Parcelas, y puedas enseñarles a ser cristianas, y puedas manifestar el don de la Enseñanza que hay en ti, pero este don, aparece solamente cuando estás preparado para ello; por eso, es necesaria la preparación; no se habla la Palabra, nada mas porque se quiera; no se habla la Pa­labra nada mas por que te digan que ya puedes dar la Pa­labra; se habla la Palabra,  porque estáis capacitados, por­que la sientes, porque ya puedes hacerlo, porque tu evolución ya lo permite, porque la forma cristiana, -fíjate lo que Yo te digo- los perfiles de Cristo están llegando a ti, a tu vi­sualidad, para que tú me sientas en ti y hables la Palabra deifica, la Palabra magnífica que unirá a la Humanidad. ¿Y cual es el perfil de Cristo? Búscalo en ti mismo, porque estoy en ti. Entonces, analiza: ¿Qué es lo que quiere el Es­piritualismo de ti? El Espiritualismo quiere elevarte pre­cisamente; por eso se dice: Espiritualistas, que es contrario a Materialistas. El Espiritualismo, es la Doctrina de Amor puesta en el Mundo, como un sol que alumbra, para que esa Doctrina de Amor, te enseñe el Camino: La Verdad, por­que ella es la Vida.

Así esta Doctrina que como Pan Bendito os estoy en­señando, quiere en verdad, tener un Trono, pero no un tro­no hecho y formado por la mano del hombre; si no en tu pro­pia Conciencia, donde se practique en verdad lo que debes aprender para enseñar.

El hombre, primero aprende y después enseña. Este es el Tercer Tiempo de la Edad de Oro. Este es el Tercer  Tiempo, Humanidad, en que ya no se requiere, como te dije antes, los libros de tu ayer; ahora están los Libros de la Espiritualidad, libros de Cátedra para ayudarte al Mensaje interno, no para que dejes todo al Mensaje externo, porque la lectura te ayuda a recibir del Mensaje interno, pero debes tú así, en la dualidad, encontrar más Mensaje, y no ol­vides, mi Pueblo amado, que aun en la omnipresencia, aun el aire que respiras está embalsamado con el Hálito del San­to Espíritu. Mi Padre alienta, Yo aliento amor en el aire que respiras; El te fortifica. Encuentra lo que has perdido, encuentra la huella de mi paso y no lo pierdas otra vez, porque en verdad, Cristo ha venido a redimirte; recuerda que te estoy esperando, y ya se acercan los dos mil años de espera, y tú no puedes esperar, tú no sabes esperar y te impacientas; y sin embargo Yo te estoy esperando, pero viene el Tercer Milenio, el Tercer Milenio es en verdad  Tercer Milenio, y tu Tercer Milenio espiritualmente hablando, porque en el Tercer Milenio los Hijos de Dios, encon­trarán en sí al Padre y tendrán videncia natural, audición natural y escucharán la Voz del Señor, aun en el viento. El Tercer Milenio en que el hombre ya no matará; en que el hombre ya no cobrará monedas por golpear a un hermano o dejarse golpear de él; el hombre ya no matará a las bes­tias del Señor; los animalitos que debes proteger; les ten­drás consideración; y ya no cobrarán los hombres por ma­tar animales, sino que los protegerán porque los animalitos también han sido formados por mi Padre. El Tercer Mile­nio purificará la mente del hombre y el Tercer Milenio se­rá un purificante, no solamente por medio de la Palabra, sino también por medio de la Obra que liarás Conmigo; y de esa Obra, vendrán muchas obras, y de esas muchas obras, vendrá una elevación, y esa elevación, Pueblo, mi Auditorio pequeño, estará en ti mismo.

El Tercer Milenio, es como la Luz del Mediodía, el Tercer Milenio es Luz plena, y ya después será todo dife­rente, porque el Planeta Tierra va a espiritualizarse, va a elevarse y tú con él; así como habéis hecho descender y man­char el Planeta Tierra,  vais ahora a ayudarlo, es decir, a limpiar vuestra casa mundo, a limpiarlo con vuestro pen­samiento limpio, con vuestra palabra que bendice, con vues­tras obras que aman. Limpia tu Planeta que has ensuciado; limpia tu Planeta ya, empieza desde hoy.

Entonces, en el Tercer Milenio, cada Criatura bende­cirá, su alimento y su agua que tome; en el Tercer Milenio, cada uno de vosotros sabrá perdonar desde el fondo de vues­tro propio corazón en el Tercer Milenio, no habrá sangre derramada por las manos de los hombres no habrá man­cha de mentira en los labios de la Humanidad; no habrá necedad en el Tercer Milenio, porque esta Humanidad ten­drá que ser lavada con el llanto y con sangre pero la sangre no lava, la sangre también mancha, y sin embargo se teñirá de sangre el Planeta, habrá lágrimas, y la Tierra al tem­blar, hará que el hombre piense en Dios y tema, pero no precisamente que tema al Padre, al Padre se le ama, se le respeta en las Leyes. Teme a tus pecados, teme a tus errores, teme al atrevimiento de olvidar a Dios y de negarlo; teme a las frases ofensivas cuando dicen: “Mi Padre os mandará al infierno. ¡Blasfemia! Aquellos que blasfeman hablando de un infierno formado  por mi Padre, y de que mi Padre os mandará al infierno; eso es blasfemia. En el Tercer Mi­lenio, ya no habrá blasfemos; en el tercer Milenio, habrá Luz en la Tierra tú llegarás a sentirme y llegarás a verme. Unos, en la forma de Jesús, y otros en la forma de Luz y en dife­rentes formas. También me verás dirigiendo una barca, y tú en la barca Conmigo, siendo dirigido o dirigiendo a tu vez; y tú tendrás Conmigo participación, porque tú no necesitarás, tomar la comunión en ninguna forma, sino que comulgarás Conmigo por medio fíjate bien mi Palabra no abriendo tu boca, sino abriendo tu alma de espíritu a Espíritu, y de mente a Mente, de conciencia a Conciencia y de voluntad a Voluntad.

Tú serás en comunión Conmigo, ya ves que todas las formas de doctrina atrasadas han quedado en el sepulcro del ayer, vengo a hacer renovación, y en esta renovación, renovaré tu mente también.

Hay aquí algunas almas que están escuchando mi Cáte­dra, y estas almas que están escuchando mi Cátedra, escu­charon también no olvides esta palabra Cátedra en el es­píritu, Cátedra Cósmica, porque cuando ellas vuelvan a en­carnar, cuando ellas vuelvan a tener un cuerpo como voso­tros, cuando ellas desarrollen sus facultades; se escuchará también, como ya dije antes, por la omnipresencia de mi Espíritu, mi omnipresente voz, en el  aire que alcanza tu faz para el Tercer Milenio; los que estén preparados, me sentirán así, el aire será un conducto para mi Pensamiento.

¿Pero qué te hace falta para empezar?

¿Te hace falta acaso tu propósito? ¿Te hace falta acaso tu decisión? ¿Por qué esperar, si hoy puedes principiar, qui­tando hoy un error y otro mañana? Porque tenéis que qui­tar los errores, para entrar en lo cierto y en lo verdadero. Y he aquí que las cátedras de entonces serán tan diferen­tes a las cátedras de hoy; porque unos escucharán, otros verán y otros hablarán la Palabra, concientes; y otros ha­blarán la Palabra extasiados, pero de todos modos la palabra se escuchará por doquier; oídos que me oyen y mente que poco, unas poco me comprenden y las otras me comprenden más. Para vosotros que me comprendéis más, es mi prepa­ración, porque enseñareis a los demás. Aquel en que haya despertado primero la Conciencia Crística, tiene que ayudar a aquellos de sus hermanos en los que no haya aun desper­tado. Los unos, tienen que ayudar a los otros: y si en voso­tros ya despertó la Conciencia Crística, mostradlo ya, hacien­do eso, lo que la Conciencia Crística indica hacer.

¿Habéis entendido de mi Palabra? ¿Ha llegado mi Pa­labra a vuestro entendimiento? ¿Ha llegado mi  Palabra a vuestra razón? Y si ha llegado mi Palabra a vuestra razón. ¿Qué me dice vuestra razón? ¿Qué tiene que hacer vuestro propio yo, en este tiempo, para impulsar su forma o  sea la materia? ¿Sabéis acaso lo que debe hacer vuestro propio yo, o sea vosotros espiritualmente hablando, que sois el ver­dadero yo? Pues si sabéis, empezar ya, para evitar un error cada día; por romper la cadena de pasiones, de errores, pa­ra que seáis ligeros y podáis buscar mi Reino y encontrarlo pronto; porque he aquí que las almas se entristecen cuando saben que faltan muchos siglos para su ascenso, su ascen­so mental; pero si vosotros en verdad sabéis que todo em­pieza por la mente, pule ya tu mente; haz de tu mente un sagrario, y deja ya que en ella solo salgan buenos y purificantes pensamientos. No formes pensamientos de desamor ni de ignorancia, ni de miedo, ni de celos, ni de rencores, porque esos pensamientos son nubes que irán contra quien los forma; todo vuelve de donde ha venido; no olvides esta palabra: Hagas lo que hagas, pienses lo que pienses, recuer­da mi Palabra de esta Cátedra: “Todo vuelve de donde ha venido”. Sí vosotros lanzáis pensamientos benéficos; esos pensamientos son hijos de vuestra mente, e irán a vosotros trayendo pensamientos buenos, porque lo semejante atrae a lo semejante. Pero si traéis pensamientos equivocados, entonces, también lo semejante busca a lo semejante; Por eso haced de vuestra mente una fuente de Luz, espiritualmente hablando; que vuestro Ser, -fíjate en esta palabra- trabaje en vuestra mente, para enderezar en ella los cami­nos, para enderezar en ella los senderos; que vuestro Ser trabaje en vuestra mente y la purifique; que vuestra men­te esté bajo el control de la Voluntad Divina de mi Padre Celestial; pon tu voluntad sobre tu mente, no bajo tu mente; pon tu voluntad sobre tu conciencia, muy por encima de la ignorancia, para que cuando el día sea llegado, tú estés ya identificado con tu propio yo, en tu propia vida; porque es el Tiempo en que el espíritu ya se agita, ya quiere moverse plenamente, ya quiere manifestarse plenamente; es el Tiempo en que el espíritu ya quiero lo suyo.

Tanto tiempo entre encarnaciones y desencarnaciones. Habéis rodado en la materia, pero ahora, he aquí que el es­píritu ya quiere también, con el mismo derecho de Hijo de Dios, usar la materia para cosas buenas y espiritualizarla, no materializaría, porque el espíritu jamás podrá materializarla, aunque tú quieras; lo que es del Cielo, no lo contami­nará en el Mundo nadie; y el espíritu no es de los hombres, ni es hombre alguno. Mi Padre es Espíritu y quien lo ame, debe amarle en espíritu y en verdad; pero tú también eres espíritu, Hijo de mi Padre Creador Universal.

           Espíritu es mi Padre, y espíritu eres tú; y el Secreto de la Unidad, del Uno lo tiene tu alma; tráelo al Mundo y brilla con él. Su Esencia es tu esencia, y tu vida es de Él, analiza, razona, reflexiona, guarda primero y enseña des­pués; guarda mientras de que pasas el análisis; una vez que lo hayas analizado, ya limpio el trigo, dalo a quien ten­ga hambre y sea de las cosas espirituales. Por eso mi En­señanza, oh Auditorio amado, te dice: Cada Cátedra es para beneficio de tú espíritu, para quedar más libre; -fíjate en esto-, pero también para beneficio de tu persona, para espiritualizarte, espiritualiza tu mente personal, haz cada vez más de esa mente personal, haz cada vez más, una men­te impersonal, para que busques a la Divinidad, de la cual surgiste, porque tiene que tener un encuentro mental la Humanidad con su Creador, y ese encuentro de la Humanidad con su Creador debe empezar a hacerse ya, por los más Preparados; debe encontrarse su Mente, con tu mente; su Vo­luntad, con tu voluntad; su Conciencia con tu conciencia; porque el Santo Uno, vuelvo a repetir, es una Vida y una Esencia; El, tú y Yo, no somos dos esencias ni dos vidas diferentes.

Entiende de la Unidad. Ahora, el que  pueda  analizar, que lo haga; y el que no pueda por hoy, que insista, tal vez en el mañana  de la vida hagan más que hoy.

Alma que me preguntáis: “Señor, tengo mucho tiempo de estar esperando encarnar, y no se me da cuerpo para encarnar”. “Quiero descender al Mundo de las experiencias, por que lo necesito para mi evolución”.

      -Y Yo os digo: Habéis tenido un cuerpo sano, y no habéis estado conforme. Tú, Almita amada, quitaste la vida del cuerpo por tu propia voluntad; diste a tus labios la bebida que había de desprender a tu alma y separar tu cuer­po de ella. Ahora,  ¿por qué vuelves a reclamar un cuerpo, si tú ya no lo quisiste cuando los dejaste en la Tierra por tu propia voluntad, tomando veneno para desprender alma y cuerpo, separándolos así? Ahora quieres volver, porque ya hace mucho, dices tú porque tu impaciencia hace larga la es­pera. Y ahora pides un cuerpo aunque sea lisiado para pa­gar lo que hiciste; y en verdad, aunque tú no lo pidieras, quien destruye su cuerpo, trae en él, imperfecciones, viene el castigo, pero tú lo  hiciste, mi Padre no formó el castigo que tú mismo formaste. La señal con que tú indicarás en este cuerpo que vendrá también señalado en la incapacidad. ¿Quién lo hizo? Tú mismo contestas: “Yo señor”. Cuerpo inútil tendrás de acuerdo con la Ley que tú violaste, la Ley del Desamor, la Ley de Rebeldía, que es según tú, Ley del Mundo, pero no es mi Ley del Reino.

-Dices que quitaste la vida del cuerpo porque sufrías en el cuerpo, y según tú, eras, oh Alma, dueña del cuerpo, y ahora quieres un cuerpo inútil y señalado por la invalidez y te conformas con él; pero mi Amor estará contigo, porque por más grande que sea la mancha del pecado, más grande es mi Amor para desmancharos. Por más grande qué sea vuestra caída, más grande es mi Amor para levantaros; por más profundo que sea. Entonces, mi Amor no os dejará caer. Yo os levantaré y Yo estaré contigo en el sufrimiento del cuerpo, del cuerpo inútil, inválido; Yo seré tu validez y tu fuerza; Yo ayudaré a tu pobre paciencia, que es tan poca, para que no vuelvas a destruir a ningún cuerpo de carne, ninguna Casa de tu Ser; no destruyas más, ni siquie­ra los insectos; no destruyas nada que tenga vida, respeta en la forma diferente que tenga, respeta la vida; porque si tu no respetas la vida, ¿cómo puedes entonces, si  respetar la vida, pedir amor? ¿Pedir perdón, fácilmente?

-No, no es así como tú dices, Alma. Tú no me ofen­diste a Mí, espiritualmente al quitarte la vida a tu cuerpo; te lastimaste a ti misma; la ofensa no viene al Espíritu perfecto, el mal no me lo hiciste a Mí, tú provocaste el llan­to de tus ojos, y el llanto a tus ojos ha venido; y he aquí que Yo te doy, comparte mi Cruz, con la cruz que vas a llevar; es la Humanidad amada por la que sigo velando y traba­jando en su interno, para elevarla. Esa Cruz, es la Cruz que no ha terminado, mientras exista un Pecador en la Tierra, él será Conmigo. ¡Mi Cruz amada! Pero esa Cruz Yo no la abandonaré, y tú tendrás por cruz, tu materia; y tu cruz se unirá a mi Cruz y seguiremos adelante, porqué tú eres parte de Cristo, y no debiste jamás violar el Templo del Señor. En verdad no hay un arreglo mejor que éste, el molde astral está formado, y una vez que está formado, sólo le queda tomar lo que le es dable, la Casa de Carne que le corresponde, de  acuerdo con tu ayer. Pero vamos adelante, puesto que tú ese cuerpo que nada, por el dolor y la pena de que pasen milenios y tú esperes un cuerpo; entonces, tómalo, por que a veces te arrepientes; y ¿Por qué a veces queréis lo que a veces no queréis? Hay momentos en que dices que tienes miedo y hay momentos en que dices que quieres encarnar ¡Creaturas de la humanidad Encarnada y Desencarnada, que no os encendéis ni a vosotros mismos, cómo os van a entender los demás!  Pues bien, en verdad mi fortaleza está contigo, oh Alma, y mi fortaleza y mi bendición está con cada uno de vosotros. Esta ha sido mi Enseñanza en esta noche.

CÁTEDRA 94

Bienvenidos seáis en esta mañana en que  venís para llegar a la Vida que tenéis en estas mañanas de Luz, para poder recoger y formar en ti, mi Pueblo, muy amado, el triángulo que es tu verdadera Vida.

Luz para recoger la Sabiduría que llega a tí, para ger­minar en tu corazón, como semillita que llega a tí, a amar todo lo creado, por la Fuerza, fuerza de amor y de caricia para tí, Humano mío, que en este instante en que los Tiem­pos han llegado, para cumplirse mi Palabra en que año tras año has recibido, pero que no has sabido asimilar, comprenderla y entenderla, para poderla llevar.

Han llegado las pruebas a tu Nación, y no has podido contemplar tus manos, porque he ahí que tus manos en mi Enseñanza, te he repetido muchas veces por distintos enten­dimientos y distintas formas y distintos caminos, que la Fuerza de tu amor, repercute en tus manos, y que en ellas está el poder, para que puedas tú contemplarte cual Hijo de Dios, en los momentos de las pruebas que están en ti; pe­ro no has comprendido lo que te he entregado en mi Ense­ñanza, que has olvidado por completo.

        En tus manos está el poder, poder de Amor, que inun­dando tu corazón de él, repercute en tus manos, para poderlo extender, y como cruz de amor y de belleza en tu espíritu,­ hágase efectivo lo que en él se te ha entregado; Luz en el entendimiento, y sabiduría para que en esos instantes, Hijo de Dios, te levantes como un gigante, como Hijo de Dios, para retener los Elementos, porque los Elementos, te he explicado muchas veces, obedecen al Amor, a la Suprema Ley de Sabiduría que tiene que manifestarse en el hombre; vie­nes a ocupar un lugar, mi Pueblo muy amado, trayendo siem­pre tus problemas personales; más olvídate de ellos, que Yo como Amor, como Sabiduría, estoy siempre pendiente de tí; más es necesario que te olvides de tus problemas personales, reconcentres tu razón, tu inteligencia, en tu vida verdadera; es vida de amor, de sabiduría la que tienes que ir acumulando en tí, para que puedas principiar un paraíso que tiene que ser en tí, como Hijo de Dios; paraíso en el hombre es la limpieza de la conciencia, borrando poco a poco de ella, las manchas, que por equivocaciones habéis mar­cado en ella; y a cambio, veréis marcando con letras de oro de la Sabiduría eterna, palabra por palabra, acción por acción; obras que serán ejecutadas por tus manos, razona­das con las vibraciones que recibes en tu mente, para po­derlas aplicar en el sendero verdadero de tu vida espiritual; olvídate de los problemas materiales, que poco a poco irán desapareciendo en tu vida y a cambio, iras viviendo y sintiendo el paraíso de tu  verdadera vida. Paraíso de Amor que vas construyendo poco a poco, con las pequeñeces de tu vida, porque tu vida, es una serie de pequeñeces en las que el hombre puede manifestar la grandeza de su Alma y su despertar, para poder evolucionar.

Ley Suprema, Ley Divina la de la Evolución en el hom­bre; y es tiempo ya de que comprendas, mi Pueblo, muy amado, que tu evolución no consiste en venir a tomar  un lu­gar para escuchar la orientación de la Palabra que estás recibiendo ni consiste en quejarte y pedir misericordia; no consiste tu evolución en estar pendiente de lo que hacen tus hermanos, para que, si es de tu agrado, imitarlos, y si no, censurarlos. La verdadera evolución del hombre, es mani­festarse en esas pequeñeces de tu vida, te vuelvo a repetir, como Hijo de Dios y con la Sabiduría necesaria, extraí­da de la benevolencia de tu corazón; de la sencillez de tu espíritu; de la Luz alcanzada por tu esfuerzo; y fraternizar con tus hermanos, y marcar paso a paso tu verdadera conducta, que es la de ser Hijo de Dios, y como Hijo de Dios, fraternizar con la Humanidad. Recuerda que sois Hijos del mismo Padre, que sois Luz de la misma Luz; y que sois amor del mismo Amor.

Y decís: Una mente está diciendo: “Maestro, si no de­bemos censurar la criminalidad que hay entre la Humani­dad; si no debemos censurar el mal comportamiento de la Juventud, dime que hacemos para que ellos nos puedan es­cuchar.”

Yo te digo: Mente que así me hablas, y que tú anhe­las llevar por el camino de seguridad, donde tú crees tran­sitar, a todos aquellos en que desequilibrio hay en su men­te. Más vuelvo a repetir. Oh mentecita humana que has ol­vidado mis enseñanzas.  ¿Qué tiene que haber, para efec­tuarse el adelanto entre la Humanidad? Tiene que haber todas estas cosas que estáis contemplando, para que puedan encontrar las mentes, los moldes nuevos en donde podrán encontrar y asimilar la nueva conducta que tienen que se­guir censurados,  porque es el momento del desequilibrio mental; porque aquellos que llevan los moldes viejos, y que quieren desprenderse de ellos, y que quieren que sus Hijos sigan el mismo derrotero de ellos; Yo os digo: Analizar el Tiempo en que os encontráis; analizad mi Palabra que os he entregado en distintas formas, porque has tomado de la dulzura de la palabra, por medio de la mente humana; has tomado la dulzura del ejemplo de aquellos seres que van encarnados en tu Mundo, hablándote de las  grandezas de  Dios y  manifestando en su sencillez, en su humildad la grandeza que ellos traen como grandeza de Luz y sacri­ficio, para mostrar, Humanidad, y que los puedes contemplar con los brazos abiertos, para que puedas dar la mano a la Humanidad y darle la caricia.

Y tú, mi Pueblo muy amado, que la Vida te pone los problemas sencillos, para que vayas superándolos, que va poniendo la sencillez en cada uno de ellos, para que tú te encuentres a ti mismo; para que sepas lo que has asimilado de mi Enseñanza; y para que sepas lo que has razonado en tu propia mente, y puedas ir en las pequeñeces de tu vida, superándola, para que puedas llegar a dar gracias.

Te he pedido que te levantes del sepulcro en tu        ignorancia, que despiertes del sueño en que por siglos         has pa­sado entre la niebla, y lo único que has hecho es forjarte ilusiones.

             Despierta a la realidad, porque si no despiertas       a la realidad, mi Pueblo  muy amado, rezagado te quedarás entre las multitudes, y perderás  el instante de recoger la cosecha efectiva de tu verdadera vida. Tu Hermano en su preparación os dice: “Uno en donde termina la       Ciencia de la Materia empezaba la Ciencia del Espíritu”. Yo os digo, mi Pueblo muy amado: No esperéis que             termine la Ciencia de la Materia: con la Ciencia del Espíritu,    sana la Materia y alcanzarás a comprender, cuál ha sido él antídoto para esa enfermedad.

La Sabiduría del Espíritu, tiene que ser recogida     por tu mente, Humano mío, y aplicada a cada uno de tus             actos, para que puedas tú palpar y sentir la grandeza de esa Sabiduría.

Mi Pueblo muy amado, habéis pasado tiempo          tras tiempo, y lo habéis dejado transcurrir sin poneros a     estu­diar y analizar esos tiempos. Ha habido  manifestaciones en tu Mundo en las cuales se ha cumplido la Palabra  del Maestro Jesús, en el segundo Tiempo y  dices: “Yo creo en Dios, yo lo amo y lo venero, porque Él es el que me dio la existencia”. Y Yo te digo, mi Pueblo muy amado: Para amar a Dios, necesitas amar a tu Hermano, porque ahí está Él para adorarlo, necesitas creer en mi Obra, y esa Obra, eres tú, es tu hermano, es todo lo que puedan contemplar tus ojos materiales, pues así como contemplas tú Mundo; contempla también con tu mirada espiritual todas tus obras, para que sean aquilatadas por ti mismo y mar­cadas en el Libro de tu Existencia. Decís amar a Dios sobre todas las cosas, todo aquello que puedas contemplar con tu mirada, es obra divina, es Obra de Dios. ¿Por qué menos­preciáis al humilde, si  en él se está  manifestando?  ¿Por qué admiras al poderoso, si sabes que también es Obra de Dios, igual  que tú? Y recuerda, que el poderoso de hoy, será el humilde del mañana; y que el humilde de hoy, será el poderoso del mañana.

Pero escúchame bien, mi Pueblo muy amado; en cada obra del humilde, tiene que haber amor, para que haya evolución en él. En cada obra del poderoso, tiene que haber amor, para que haya evolución. No olvides que cada uno está en el lugar que le corresponde, y que ese lugar, es el sitio preciso para su evolución; es el sitio que le corresponde, como le corresponde vencer las pruebas que lle­gan a su Camino, para probarse él mismo; que el poder de sus manos, es Poder de Dios, que manifiestan sus ma­nos, es la Luz y la Sabiduría, el Amor que forma el Trián­gulo en su espíritu; Ley que no es material, Ley espiritual que debéis de cumplir, sobre todo en este Tiempo de las grandes pruebas en este Mundo.

Y una mente, dice: “Si en las pruebas termina la vida material, ¿qué será entonces de mi  espíritu?”

Grábate bien en tu mente, que la materia es sólo el vehículo de tu manifestación, pero los poderes son de  tu espíritu, y la conexión que hay de tu espíritu a tu materia, es tu alma. No termina tu vida, oh Mente que así me estás hablando; no termina tu vida con desaparecer esa materia, tu vida sigue su recorrido y Yo os vengo a ofrecer ese recorrido, el más corto, el más sublime, porque como base tiene el Amor. Mi Doctrina es Amor, pero en  el amor no cabe el egoísmo, no cabe el odio y la mala voluntad; así sea para ti el crimen más grave que pueda cometer un hermano, crimen que el hombre ha forjado con su mente y sus acciones; pero recuerda que para aquellos que llevan la marca del Amor, y que ellos mismos se han escogido para acercarse al Árbol de la Vida y tomar su fruto; para ellos no hay crimen que pueda cometerse por su Hermano, olvídate de las cosas de tu hermano y recuerda que si hay castigo de esos crímenes en tu Mundo, es porque el mismo hombre lo ha forjado para castigarse a sí mismo; pero la deuda con la Ley del Espíritu, no la pagas con el castigo humano, porque en eso el hombre ha formado una ven­ganza y la descarga sobre su hermano, sin saber, sin po­nerse a analizar que en la Ley de Reencarnación hay mucho misterio, todavía en el hombre, por su ignorancia.

Cuántas veces descargas lo que  tú le llamas Justicia humana, lo que el propio Padre, descarga sobre su Hijo, en otro plano.

            Grábate, que en tu Mundo, para ti tiene que desaparecer la falta de tu Hermano; para ti tiene que desapa­recer la falta, para ti no tiene que haber crimen ni castigo en tu Mundo, porque recuerda que sois Hijos del mismo Dios; estáis dentro de la misma Ley Universal, que rige a todos.

       Despierta, mi Pueblo amado, ya no es tiempo de que me hables de ignorancia, y de que me pidas continuamente. Ya no es tiempo de que eleves la plegaria hacia el Infinito, pidiendo el milagro. Es el Tiempo de la Lucha verdadera, pero la Lucha dentro del Amor, de la Lucha dentro de la Ley Universal, para alcanzar el conocimiento espiritual; y que tu mente sea vasta, para poderle entregar la Fuerza necesaria para sus Hermanos.

          Escúchame, esto que te voy a entregar en este instante: Nueve días te pido para que te concentres en ti mismo;            que extiendas las manos y medites lo que es la vida uni­versal; olvídate de la vida material y de los problemas que se le allegan. En este cuarto de hora de meditación, de reconcentración en ti mismo, analiza todos tus actos, ve borrándolos poco a poco con el despertar de tu razón, llama a tu espíritu, extiende tus manos y en ellas contemplarás la Luz y la Fuerza de la que te he hablado en esta mañana; y si en ese término no alcanzas a quitar la bruma de tu mente, sigue haciendo tus ejercicios limpiamente y llegarás a alcanzar el conocimiento que hay en tu espíritu, para poder evolucionar en este Tiempo.

Medita, que todo lo que contemplas acerca de la Hu­manidad, anunciado lo tenias, pero no quisiste prepararte para poder recibir los acontecimientos.

Es tiempo ya de que te levantes a trabajar de que olvides que hay pobreza y miseria en tu Mundo, y que otros están en la abundancia. ¿Qué sabes tú, oh Pueblo amado, del dolor, de la angustia que lleva cada uno de mis Hijos?; ¿qué sabes tú, mi Pueblo muy amado, si no has podido analizar tu propia vida para poder extraer de ella el conocimiento necesario para tu evolución?

Cuando el hombre se preocupe por su evolución; cuan­do el hombre alcance el despertar de su mente, de cierto y en verdad os digo: Entonces comprenderás la causa de cada uno y contemplaréis que todos, todos en  tu Mundo, llevan una causa, pero  también llevan un deber. ¿Qué sa­bes tú si en la miseria estarás cumpliendo ese deber? ¿Qué sabes tú si en la riqueza, estarás cumpliendo ese deber? Busca en ti, descubre cada latido de tu corazón y sentirás por qué late, y sentirás cuál es  el móvil de cada latido y eso te llevará a buscar en ti el cumplimiento de la Ley. Es una Ley, es una Ley que por mucho poder que haya en tu Mundo, puede ser cambiado.

El destino de cada uno está marcado por sí mismo; el destino de cada uno de mis Hijos, él mismo lo ha esco­gido, alerta, mi Pueblo amado, para que ese destino se cumpla y tu evolución sea una verdad.

       Evolución espiritual, evolución de Planos superiores, en donde encontrarlos el poder y la sabiduría que has alcan­zado cumpliendo con la Ley. Vive, no quiero la muerte en ti,  mi Pueblo muy amado, vive la vida, únete a ella: busca la grandeza en ti mismo, no busques la disculpa para tus errores; busca en qué forma puedes pagar y ya sabes que aquel que reconoce su error y busca el amor para redimirse, de él es el Camino de Luz, para evitar el dolor.

Ama, porque no has sabido amar; busca el amor desin­teresado, busca el amor verdadero, busca ese amor, que es grandeza y ternura, para que lo apliques en tu mirada, para que lo apliques en tus acciones, para que lo emplees en cada caso; y la Tierra  se vaya limpiando al Paso de Aquél que va marcando el amor en sus obras. Que esos Pensa­mientos vengan a ti con la Fuerza de la Sabiduría que está en ti.

Cuando lleguen a ti los momentos en que la obscuridad quiere hacer presa, recuerda que tienes poderes para apartarlos, y que te corresponde la Luz, que es la Luz  de tu propio espíritu santo, que es la Luz de la Verdad, que es la Luz de  la eterna sabiduría, alcanzada, sí, Hombre de  la Tierra, por tu esfuerzo, por tu amor, por la nobleza, de tus sentimientos.

 Sé recto en tu vida, que haya rectitud en tu palabra, que haya rectitud en tus obras, no importa que te censure tu hermano; recuerda que tú también has hecho lo mismo. Habla del amor, con tus obras; habla del amor que es tu verdad, sella tus labios al engaño y a la mentira,  aunque sepas que con aquello de momento le vas a hacer un bien, pero recuerda que es una mentira, que es un engaño y es preferible que le hables con la verdad y lo hagas compren­der con tus obras, con tu ayuda, porque nadie es tan ignorante que no tenga unas palabras de sabiduría al entregar su verdad. Nadie es tan pobre que no tenga un bo­cado que repartir a su prójimo, y escúchame bien, Pue­blo amado, si tú haces esfuerzos para la evolución, si tú haces el esfuerzo para amar y servir  a tu hermano, nada te faltará en tu camino, porque en ese camino estaré  Yo cerca de ti.

Soy en tu corazón porque soy el Amor, soy el Cristo, porque soy el Amor de Dios, y como Manifestador de Dios, estoy vibrando mis Pensamientos por medio de una fuerza humana, para que me puedas comprender, para que no te sientas el olvidado entre la Humanidad, para que no me digas: “Señor, me has olvidado”. Vengo a acariciarte, co­mo se acaricia al niño en la cuna que necesita el cuidado materno. Vengo a entregarte mi Amor, para que sientas de lleno ese Amor y busques donde refugiarte; vengo como Luz a iluminar tu mente para que puedas alcanzar el co­nocimiento de la vida, y así se abra para ti la Sabiduría eterna. Ven a Mí por un instante en pensamiento; Yo te llevaré para que puedas contemplar a tus hijos, a tus pa­dres, a tus hermanos, por los cuales  tanto has llorado, porque según tú, sientes el dolor en tú corazón cuando ellos llevan más  vida; ven a Mí en tu pensamiento, hoy  que vibra un pensamiento de amor hacia ellos, como almas vibrarán para ti.

Te invito también un instante de tu tiempo, para que puedas contemplar con tu imaginación, los  campos donde se extiende el odio, la mala voluntad y la ignorancia de la Hu­manidad, que no sabe por qué se arrancan los hilos  de la existencia, aún a sabiendas de que en su corazón  hay amor.

Pide con tu mente, Yo te pido los momentos de meditación, de oración, de concentración; como tú le quieras lla­mar; para que esa Fuerza se extienda como manto de paz y de consuelo, para toda la Humanidad. Y tú siente en ti mismo, la necesidad de ir forjando el Paraíso de Amor que da el consuelo y se extiende como esperanza en tu corazón. Gracias, mi Pueblo, Gracias infinitas te entrega el Cristo, y te bendigo y bendigo tus hogares, en el Nombre de Aquél que me envió, en el Nombre de la Fuerza Divina; para que haya Fuerza, comprensión y Amor, bajo tu techo Ayúdales con la fuerza de tu pensamiento a aquellos que necesitan de un techo, para poderse guarecer de la intemperie; ayú­dale con la fuerza de tu amor, y tú contemplarás, y qué efectivo será, porque en la dádiva que esta mañana recibes, recibes por haber venido un instante a obtener el sombrío del Árbol de la Vida, que te da el fruto verdadero, que te da el fruto que puedas saborear, para que puedas darla a los demás.

      No te olvides, mi Pueblo muy amado, que todo lo que entregas espontáneamente a la Humanidad, es trabajo efec­tivo en tu vida; Mas no se te ocurra pensar, que si das, es con el fin de recibir; tiene que ser espontánea la dádiva, tienes que ser espontáneo el amor que entregues.

      Ayuda ayuda, porque en este instante, la  Humani­dad necesita mucho de la ayuda; necesita mucho del sacrificio espiritual; necesita mucho de tu oración; necesita mu­cho de tu ejemplo para poder despertar y levantarse del pulcro en el que yace.

Vive en la vida misma, mata los deseos y levántate de abismos que representan tus pasos, tus pensamientos y tus palabras; hacia el Infinito, ahí encontrarás Planos Superiores de donde vendrá la ayuda, para que puedas se­guir evolucionando; marca tu huella de amor sobre la Tie­rra; y en esa huella de amor sobre la Tierra; y en esa huella de amor que dejes, sembrarás el pan de cada día, para la materia, y nada te faltará; es Dádiva divina, es Dádiva de Amor, es Dádiva de Poder y de Sabiduría, que pasaran los Tiempos pero se cumplirá mi Palabra, benditos seáis. Analiza mi Palabra y cumple con tu deber, cumple también con tus obligaciones, porque has hecho Juramento, y el Juramento es para ti como si te clavaras un clavo en el corazón y tuvieras que sacarlo. Así son tus obligaciones; pues cumple, que esta mañana es la Luz para todos los entendimientos que me están ofreciendo en este instante tra­bajar y luchar por todo lo sublime y lo maravilloso que hay en tu Mundo, para que pueda ser Paraíso verdadero.

Esta es la Dádiva de esta mañana. Y a mis Palomitas Mensajeras, nada más les recuerdo, amadas mías, que mar­cado está en vuestro Destino, el cumplimiento de un Jura­mento. No es Juramento para Dios, porque Dios está infi­nitamente Alto. Es la Promesa que hicieron en su Destino, de cumplir con ese Deber, porque en esa forma se pueden ayudar con su cumplimiento.

Analizad estas Palabras y buscar la forma de cumplir con vuestro Destino.

         Id, mi Pueblo muy amado, llevad grabado en vuestro corazón, mi Amor, que inundado va de Luz para vuestro pensamiento. Lección os he entregado, analizadla, repasadla para que no se olvide; y la podáis recordar después; Vida os entrego, Vida verdadera, amor y ternura; y por este instante, como se entrega, como habéis entregado un instante de vuestra vida, para venirte a adoctrinar; Yo os entrego el Pan que necesitáis, pero para que os sepa, para que os fortalezca para que os alimente.

CÁTEDRA 95

He aquí al Espíritu que tanto ama al Mundo; he aquí la Luz del Redentor manifestándose por medio del Verbo, por medio de la Palabra clara, sencilla y precisa; he aquí Aquél que sabe perdonar en la acción, no solamente en la palabra; en la cruz te enseñé a perdonar para que tú aprendieras a ser igual, a mi semejanza, con tus hermanos y semejantes.

  He aquí al que busca a las Almas para liberarlas, para que descansen en Mí; el que busca a las Almas para desen­cadenarlas y desatarlas de todo materialismo; de todas las pasiones de la Tierra. No quiero que tú estés sujeto ni mo­ral ni materialmente a ninguna pasión, ni defecto ni mal hábito en la Tierra; te quiero claro, con pensamiento claro; te quiero ágil, con acción rápida en amor; te quiero sincero, sencillo y dispuesto, dispuesto a ser tú también otro que lleva Luz a las Huestes que van Conmigo, Portadores de Luz os quiero; Manifestadores del Evangelio en la Tierra; porque cada uno, cada uno que siente lo que ha escuchado, tiene la obligación de demostrar que ya lleva  de mi Enseñanza.

No puede ninguno de los míos, de los que me han aten­dido hace tiempo y entendido, dejar de practicarla. Aten­dido, porque tienen que atender mi Enseñanza; y entendi­do, porque tienen que entenderla. No quiero oír palabras que digan: “Odio, aborrezco, tengo rencor; estoy atado a este defecto o a esta pasión insana”. Esto no es para vosotros; para vosotros es el cumplimiento de la obligación de seguir mi Camino en  el cuál dejé mis huellas como Redentor del Mundo. Yo te he explicado, Pueblo mío, que cuando el Mundo perdido en errores se ve, Jesucristo es la Luz del Mundo; Yo soy la Luz del Mundo; Yo, el Espíritu de Cristo, soy la Luz de los Pecadores para iluminarles y para que se aparten del camino equivocado.

Entonces, tienes que atender cada palabra y entenderla; llevarla del cerebro al corazón y volverla otra vez del corazón al cerebro, o sea entenderla y sentirla; luego de sentirla y entenderla, porque mi Palabra, no pasará, no morirá pasará en el Tiempo y en los Tiempos, muchas cosas; pero la Fuerza del Verbo, que imprime la Palabra de Amor, queda brillando en lo más alto de la Tierra, como brilla la estrella del nuevo día.

          A ti, mi pequeño Pueblo amado, que quiero entresa­car de ti a mis Discípulos, porque no quiero que todos se queden en Parvulitos; y estoy sacando Discipulado de aquellos más adelantados de esta Escuela; estoy buscando Discípulos, estoy tocando Discípulos, porque entiende  de una vez, que a esto estoy aquí con mi Palabra: Hacer discí­pulos, y el discípulo no es solamente un  oyente, sino que actúa dentro del Evangelio. Por ese motivo mi Pueblo, Yo te pregunto: ¿De acuerdo con los años que tienes de estar­me oyendo, está así tu liberación? ¿Ya estás desencadena­do, desligado de todas las bajezas? ¿Ya sabes lo que quiere tu propio espíritu, que es también lo que Yo Quiero? Por­que tu espíritu quiere unirse, y me dice: “Señor tu Luz sobre mi espíritu; tu Luz en mí para que se junte mi Luz con tu Luz”. Pero he aquí que la mente humana, que toda­vía no obedece al Espíritu, y el espíritu tampoco me obedece a Mí totalmente; porque está luchando a través de su alma, y a través de su libre albedrío, lucha entre lados corrientes, y en esa lucha que hace todavía no me obedece, pero Yo estoy a través de la Palabra, para hacer el llamado a vuestro espíritu, a cada uno de vosotros, espiritualmente hablando. Yo no vengo a tocar las materias, vengo a tocar al espíritu; ya no vengo a hacerle señales a la materia, ni a manifestarme directamente en la materia; me estoy manifestando en el espíritu; de Espíritu a espíritu, para que sea la realidad de la Luz directa, que es esa Luz; y Luz espíritu -Hijo, espíritu del Cristo en unión. Ya no es aquel Tiempo de decir: “El Señor se derrama en toda carne”. Ahora es el tiempo de decir: “El Señor se derrama en todo espíritu, y también en toda carne, pero sobre la carne el espíritu”. Es el Tiempo en que se derrama, sí, el Bien Ce­lestial que busca al Pecador para purificarlo, para desman­charlo, para hacer una higiene mental que es lo que está haciendo mi Obra en la Tierra.

Si Yo no hubiera venido del Reino de mi Padre, a representar a mi Padre, a manifestar las Leyes de mi Pa­dre, ¿cómo podrías conocer el amor y el perdón de los Cie­los, si antes la Ley que regia era la Ley de venganza: “Ojo por ojo y diente por  diente”?  Y Yo vine a enseñar en el Mundo, toda la nobleza del Espíritu del Padre, manifesta­do por el Espíritu mismo de Cristo, que soy Yo, que estoy irradiando la Palabra; que soy Yo, que estoy iluminando no sólo los  labios de la médium y el espíritu de la médium, sino todo lo que está por recibir mi Luz. Si cada uno de vosotros está por recibir mi Luz, seréis iluminados en entendimiento y tocados en espíritu; y así recibiréis el Men­saje directo, de la Luz directa del Espíritu a espíritu; pero en esa chispa que se une al Fuego, en ese Fuego que es Hoguera santa; en esa Hoguera santa donde existe la Unidad, ahí se acaban los karmas amargos, donde él Hombre se une Conmigo; cuando estáis unidos en verdad, ya no hay karmas y efectos dolorosos, porque precisamente el Amor lo purifica todo, pero demuestra que eres Uno Conmigo, amando a la Humanidad.

No pienses mal, no hables mal, no hagas mal; para que seas en verdad y seas Uno Conmigo; y él que éstas cosas hace y es Uno Conmigo, tiene Luz directa, porque su espí­ritu con mi Espíritu, unidos, su pensamiento lleno de  mi Pensamiento; mi Amor que fluye a través de su amor; aumenta, porque todas las cosas mías, son de él, como todas las cosas de mi Padre, son mías; todos los poderes, toda la riqueza celestial; cuando el hombre está cristificado, es de él; la riqueza espiritual es del Cristificado, no de aquél  es materia, no de aquél que tiene todavía asomos de rencor.

En verdad, ¿Cómo podrías, si no hubiera venido un Enviado Celeste, como vine Yo a la Tierra; cómo podrías saber la dulzura del Padre que perdona, que enseña otro Camino, como es el Camino del Amor; que es servicialidad; del Amor, que es renunciación y entrega total?

 Yo entregué al Padre, todas las obras de mí vida, y final entregué al  final el cuerpo y el espíritu. Por eso dije: “Pa­dre, todo está consumado”. Todavía mi espíritu habló a mi Padre, porque nunca dejó de hablar de espíritu a Espí­ritu del Padre;  el Padre con el Hijo y el Hijo con el Padre; siempre en comunicación, porque por medio de la oración y de la meditación, entras en comunicación Conmigo y con mi Padre; como Yo os enseñé, recordad que Yo iba a me­ditar y a orar; ¿si Yo oraba, por qué no habías de orar tu? Si Yo meditaba, siendo la Luz  del Mundo, porque esté Mundo mi Padre me lo ha dado para redimirlo; este Mun­do es mío, para lavarlo, para purificarlo, para desmanchar­lo. ¿Si el Dueño del Mundo meditaba y oraba, por qué no has de meditar tú? ¿Orar tú, que tienes tanto por qué pedir perdón en la oración? ¿Por qué no has de imitarme en verdad? Porque es una buena imitación que no sigas con esas formas del Mundo; es decir, no imites a lo desagradable; no imites a los Pecadores, imita a la santidad del Bueno, no el pecado del Pecador; por eso quiero que te detengas y hagas un alto en tu apresurado camino; en el ajetreo de tu vida, en ese torbellino en que todo lo envuelves y que no sientes al espíritu que está Conmigo y Yo con él; por eso quiero completar la Enseñanza dándote la palabra, porque debes saber que a todos los que conocen esta Doctrina, diario toco al espíritu de cada uno, diario tomo al espíritu de cada uno para hacer un desenvolvimien­to, un desarrollo de la conciencia, para llevarla a al nivel de la espiritualidad, al nivel de la grandeza. No hay un día que no toque a vuestro espíritu; ya no me dedico a la materia. Como antes que se decía: “Desciende al cerebro, desciende a la envoltura”. Ahora os digo: Estoy en el es­píritu de cada Creatura; y estoy del espíritu a la materia de cada Creatura.

Todas las mañanas al despertar del alba, debes sen­tir el toque de mi Espíritu a tu espíritu; porque es el Tiem­po en que Yo te dirija, te tome de mi mano; o sea, te de mi protección, te enseñe el Camino suavemente y debes sentir en la mañana al despertar del alba en qué momento recibes mi toque, en qué momento tu cuerpo se estremece; en qué momento sientes algo que te hago saber Yo, algo que es mío, mi toque luminoso, mi toque amoroso, mi toque de sabiduría en que te digo: “En este día vas a hacer esto. Ya está el momento cerca, muy cerca en este día vas a hacer estas caridades, vas a manifestar esta bondad y que tú y Yo queremos manifestar en el Mundo. Vamos a buscar a  los que no han comido y a repartir lo que tenemos; vamos a tener la dicha de perdonar a los que nos hacen daño. Vamos a tener la satisfacción de hacer algún bien en la Tierra”.

Soy Yo el que me muevo en ti. Soy Yo que pongo mi Pensamiento en tu pensamiento, que pongo mi Mente en tu mente; que pongo mi Voluntad para tu voluntad; mi Conciencia para iluminar tu conciencia; para que sientas las necesidades superiores, que son las de hacer el bien. Esas son las necesidades del espíritu. Por eso quiero que en­tiendas esta  Enseñanza, porque esta Enseñanza te revela que ya estoy tocándote; y cada vez tocaré más al despertar del alba, con la luz del alba. Se juntan la luz del alba con mi Luz, y doy el toque a tu espíritu y le hablo por su Nombre, no le hablo con el nombre de la carne no le hablo con el nombre del cuerpo; le hablo con el Nombre que tiene, con el Nombre que mi Padre le ha concedido, el Nombre espiritual que tiene desde que nació, el Nombre del Infinito que sólo Dios conoce, porque lo Infinito es de Dios.

           Por eso quiero que sientas: “Ya llegó el Rayo de Sol, ya Cristo tocó mi espíritu. Su espíritu vino a Mí”. Y Yo en verdad estoy en ti; y entonces te llenarás de buenos pensamientos; y entonces te llenarás de buenos sentimien­tos; y entonces serás tú dulce, suave, benéfico, recto, sincero y sensible. ¿No ves que si no eres sincero eres falso contigo mismo? ¿No ves que si no eres sencillo, complicas tu propia existencia? ¿No ves que  si insistes en las com­plicaciones seguirás dándoles vueltas a las lecturas de los libros que hicieron los hombres con las equivocaciones de los hombres? ¿No ves que el libro que no viene de Dios, tiene mucha sugerencia material, escuchas opiniones mate­riales? Además, Yo no he venido para enseñarte ciencias del Mundo, Yo estoy aquí dando mi Palabra para enseñarte verdades eternas verdades del Espíritu, verdades que  son del cielo iluminando la Tierra, como es la base, el Amor sobre todas las cosas, se manifiesta también en la caridad sobre todas las cosas, porque si no hay caridad quiere de­cir, que no hay testimonio de amor; el amor se manifiesta en caridad o no es amor. Por eso quiero llegar a tu enten­dimiento, pero quedar ahí mi Palabra, en tu entendimiento, porque el amor que no se manifiesta en obras, pues sólo es en pensamiento y no está completo; es como un cuerpo sin alma. El Amor tiene que ser manifestado. Vuelvo a repe­tirte, de no ser manifestado, no es amor, es una idea que no ha florecido, es un propósito que no se ha manifestado, es un cuerpo sin alma, el alma es el amor, porque el espí­ritu es el que posee el amor, el amor es del espíritu; por eso, ahí se sabe hasta dónde eres espiritual, precisamente entendiendo hasta dónde eres amoroso. Por eso, si sabes que vengo a liberarte a desencadenarte, a despertarte a la Con­ciencia Crística, a que tú espíritu sea Uno Conmigo, quiero también que hagas algo de lo que Yo hice, no precisamente que levantes muertos, no; pero que cures enfermos, sí, que enseñes a perdonarse unos a otros; sí; en una palabra, haz aquello que está grabado en tu espíritu, en tu Conciencia, que es una Ley para cuyo cumplimiento has venido; ten­drás que cumplir aquello que se llama: El Bien, en todo y por todo. Dentro de tus alcances, haz el bien. A veces me dicen: “Señor si tú siempre nos perdonas, entonces, ¿qué objeto tiene que paguemos con dolor los pecados que hici­mos por error? Si al decir que nos perdonas, ya no tenemos para que sufrir las causas y los efectos.

           –¡Qué bien te defiendes en verdad! Piensas a tu conveniencia, porque aunque Yo te perdone, no puedes tú que­dar manchado por el pecado, por el error; el dolor te desmancha. Una cosa es que Yo te perdone y otra cosa es que tú quedaras manchado. El dolor te hace sufrir, te hace llo­rar; entonces, te lava te desmancha pero para Mí; de mí perdón sientes la satisfacción de que aunque seas pecador, Yo te amo, aunque seas pecador y estés manchado, así te amo; y la Humanidad no te ama así. La Humanidad te ama por lo que tú tienes de bueno, así te ama, aunque te diga que te ama. Empieza a quererte, empiezas a recibir de aquella Humanidad, parte de un poco de cariño, que tú llamas amor. Y si no es así, contestadme: ¿Serías capaz de dar la vida por una sola de tus ovejas en una palabra, por uno de tus amigos? Nadie, es capaz de dar su vida por un amigo; Yo sí; así como di la vida por la Humanidad, podría haber dado la vida por uno sólo de vosotros. Sois mis Ovejas, Ovejas que eran del corazón, ahora Ovejas del Espíritu, del Alma de Cristo, pero mis Ovejas amadas, siem­pre mis Ovejas, manchadas, pero mis Ovejas perdidas, pero estoy aquí Yo para traerlas al Camino y a puerto seguro de salvación; para quitarlas de caminos opuestos, porque son mis Ovejas que Yo amo y al dar la vida por alguno de vosotros; eso es amor, y vosotros todavía no sois capaces de dar la vida quizás ni por vuestros padres materiales, ni por vuestros progenitores seríais capaces de dar la vida; y en verdad, estáis aprendiendo a amar, pero no habéis em­pezado, sois aprendices, pero no maestros en él Amor; y cuando os habla el Maestro del espíritu; cuando os hablo Yo, que soy el Maestro del espíritu y de la verdad; sabéis oírme, pero no seguirme, porque si me siguierais, ¡qué pronto estaríais Conmigo en el Reino! Por eso sentiréis cada mañana, que estáis más desatados de todas las cosas materiales; más desligados; que sois vosotros más ligero, más entendidos, más sinceros, más sensibles a las cosas del Espíritu. Y ahora os voy a probar que sois pocos los que sentís el toque de mi Espíritu, os voy a tocar espiritualmente a cada uno de vosotros; ahora falta quien me sienta.

        -Voy a empezar: Todo un espíritu… voy pasando a otro, y toco a otro… y uno más. No duermas ya, Hijo mío, despierta ya a la Luz de la Gracia… toco uno más, uno más y otro más; os toco y os sigo tocando; he aquí que sois mudos, pero seguiré tocando para que entendáis, que unos son como roca y otros serán como cera; poco a poco, como cera que se ablanda lentamente. Va otro rayo de Luz y otro toque, otro rayo de Luz y otro toque, sentís que palpita el corazón, sentís que empieza a moverse algo en vosotros; soy Yo, amados míos, que estoy tocando de Espíritu a es­píritu, para hacer la Luz directa en realización; soy Yo, que estoy tocando a vuestro Ser; tomad, que os estoy tocando de Espíritu a espíritu; Luz directa para vosotros en el Nombre de mi Padre y en mi nombre de Cristo, derramando la esencia de la inmortalidad y de la Vida; Yo que toco y toco y toco, para que me abráis las puertas, porque en verdad las puertas de vuestro entendimiento parecen que están cerradas y selladas ¡Cuánta paciencia debo tener pa­ra estar tocando, cuando se acercan ya los dos mil años de estar esperando y sin embargo sé que algunos de vosotros poco habéis sentido, pero habéis sentido, sigues sintiendo y sigo tocando y sigo manifestando; han pasado mil años, mil quinientos, han pasado muchos años mas, y en este año y en este momento, sigo tocando a tu conciencia espiritual, a tu mente espiritual, a tu voluntad, a tu materia, a tu es­píritu, a tu cuerpo a tu alma; a todo lo que es mío, porque este Mundo es mío, porque todos sois míos; por eso toco, para llevarme al Cielo, le que está en la Tierra, y para llevarme al Cielo pero ya desmanchado, lo que tienes que desmanchar en la Tierra.

-Ahora, os pregunto a vosotros: ¿Quién recibió el to­que? Brevemente vas a decir: yo.

-Dicen: Yo, varios hermanos.

-Si habéis sentido ese toque que habéis recibido, entended que todas las mañanas, voy a dar fortaleza a vosotros, de Espíritu a espíritu. ¿Lo entendéis, amados míos entendéis que vais a ser fuertes y que cada vez, más espíritu qué carne?…

-Bien, ¿y qué vais a hacer con esa relación interna, qué tenéis con el espíritu del Cristo y con vuestro espíritu? Vais a hacer algo, ahí hay una misión. Derramarla a nues­tros hermanos – dice el Auditorio.

-Derramar todo el néctar de mi Amor que sea posible en la Humanidad, porque el que sirve a la Humanidad, me sirve a Mí, y este  es el tiempo precisamente en que se cumple lo que decían los Profetas antes: “Señor, pon la Luz de tu Espíritu sobre mi espíritu”. Que quiere decir: Mí Luz con tu Luz, en tu Luz. Derrama Señor sobre tu Siervo, la luminosidad de tu Espíritu; eso es lo que estoy haciendo y eso es lo que seguiré haciendo. Tomad pues en verdad, lo que os corresponde a cada uno. Si habéis sentido, regocijaos; si habéis visto, regocijaos; si vuestro pensamiento cambia el rumbo de vuestras ideas, regocijaos, regocijaos en verdad; ahora ya sabéis por qué tenéis, aun­que Yo os perdone vuestros errores v vuestros pecados. Tenéis de todos modos que limpiar, que desmanchar con dolor o con amor; necesitas sufrir y así cumples apostólicamente hablando; de cada Hombre se hará un apóstol; de cada Creatura, se hará un Vehículo espiritual.

Si algunos de vosotros queréis tomar la palabra para decir algo de esto; sed breves pero dejad que el espíritu hable de vosotros y para vosotros. Yo espero. Si queréis dar un resumen, si queréis dar un resumen, si queréis llevar a tu entendimiento por medio de la palabra, al entendimiento de tus hermanos lo indicado aquí, brevemente espero.

-Habla un Hermano.

Porque estoy despertando vuestro espíritu cada maña­na; a vuestro espíritu lo estoy tocando para despertar, ya es más fácil que antes, porque la materia la he sensibilizado para que pueda dejar a ella mi piedad; vuestras materias también se están sensibilizando; entonces, aquel tiempo de antes, el espíritu tenía menos probabilidades de lo que hoy tiene facilidad; porque precisamente ese toque que os doy, que ya no sentiréis en la meditación, en la oración; es para sensibilizarte, Pueblo y para prepararte, para que seas Uno Conmigo; entonces, ya no hay karmas amargos, ya no hay causas y efectos, porque eso lo acaba el Amor; acaba con todo eso. La Servicialidad termina con todas esas amargu­ras, tan pronto como sea más espíritu que carne, seréis más alegría que sufrimiento. No veis que la verdadera feli­cidad es de Él; la verdadera alegría es del Espíritu; la tristeza viene por la culpabilidad de la persona que se sabe culpable; las complicaciones las hace la Humanidad, no las hace el espíritu en sí, ya liberado; las hace cuando el hom­bre espiritual tampoco estaba liberado. Hoy es tiempo de la liberación por Mí, por Cristo. Es Tiempo de desatar, como he dicho a vosotros, toda atadura negra, toda atadura de dolor y del ayer; pero también os he dado la respuesta de que aunque Yo os perdone, tenéis que pagar lo que habéis hecho; y si lo has de pagar, Pueblo, pues págalo con bondad, con amor, con caridad, con servicio cristiano; pero ahora en verdad os digo: Varón amado, que es más fácil al espíritu hoy que antes, su realización de Hijo de Dios. ¡No ves que ya me estoy entendiendo directamente, man­dando corriente interna a la Humanidad, a todo el interno de la Humanidad; lo toco y lo estoy haciendo evolucionar, tengo rayos internos para vuestro corazón. Tengo rayos in­ternos para vuestro cerebro; tengo rayos internos para  vuestra alma; tengo la servicialidad tan amplia, que no hay  nada que esté fuera de mi Luz; por eso, al estar tocando, al estarme derramando en todo espíritu y en toda carne, en todo  entendimiento, hoy es más fácil que el hijo de Dios realice su verdad eterna que antes. Antes era como el árbol milenario lleno de corteza sobre corteza; las cortezas se han adelgazado, las he adelgazado Yo, y ese árbol milenario que sois vosotros, ya está adelgazándose, ya está permitiendo ser menos corteza y más savia; bendito seas por lo que tu resumen ha manifestado, pero la Cátedra de esta mañana debe ser completa de entendimiento. En esta mañana os he indicado la acción de la Luz directa, en la unión de tu espíritu con mi Espíritu, o sea, cumpliendo la Palabra de los Profetas: “Pon Señor, sobre mi espíritu, la Luz de tu Espíritu”. Esto ha sido.

-Habla el Hermano Mateo, en favor de otro hermano.

-El también tiene una Escuelita que pone a  servicio; y también en todas las Escuelitas, manifiesto de acuerdo con cada Facultad, lo que puede aquella Facultad pronunciar. Viene la afinidad del entendimiento y viene sobre todo el motivo de la evolución Mediumnímica y de la evolución álmica. Entonces, también en los pueblos mi espíritu se da forma en la forma, modo y manera que ahí pueden interpretarme.

-Bienvenido seas, varón amado, Yo te recibo en el Nombre de mi Amor espiritual. Habla, Yo te escucho.

-Habla el hermano, haciendo presente los problemas de su Escuela.

-Amado mío, estas rodeado de problemas humanos en verdad, y tienes debilidad no en tu fe sino en tu cuerpo. ¿Me entiendes lo que te digo? Bien, pero Yo soy tu Fuerza, la Luz y la Estrella que te guía; soy el Amor que te recibe y de acuerdo con tu fe, cada problema será resuelto, de acuerdo con tu preparación, de acuerdo con tu disposición, de acuerdo con tu fe, Yo recibo, no solamente a tu persona, mismo a tu Ser, a tu espíritu. Recibo al Hijo amado; recibo lo que me haces presente; te recibo como vienes y acepto lo que me das. Si ya me has entregado, ya no temas por lo que me has entregado, que de eso, me encargo Yo, de acuer­do con tu fe. ¿Y qué piensas hacer en aquel Lugar? ¿Cuál es tu propósito para aquél Lugar?

-Ayudar a mis hermanos. -Contesta.

-Tienes tú también que saber más para enseñar, más, leyendo los libros espirituales de mi Enseñanza, preparán­dote con la lectura espiritual, porque amado mío, la lectu­ra material enreda al hombre; la lectura espiritual lo sacrifica, le da claridad y Luz. Toma la Palabra espiritual y llevarla, tomar mi bendición, mi luz y mi Amor espiri­tual y llévalo a ese Lugar y para todos, en el Nombre de mi Padre, en el nombre de mi Amor, bendito seas. La paz es contigo.

He estado contigo, mi Pueblo, y al estar contigo, siente y verás que he estado contigo internamente, no externa­mente; externamente deja que tu pensamiento se aquiete y venga a mi mente, y ahí entrégame todo lo que tú quieras entregar de preocupaciones, porque Yo te daré todo lo que hayas dé menester, tendrás casa, tendrás vestido, tendrás sustento, tendrás trabajo, pero pídeme, no con la palabra, con el espíritu pídelo, prueba el poder del espíritu que pide directamente a Mí. Ya se acabó el tiempo de  la Voz del Espíritu, del pensamiento del Espíritu, pídeme así y verás todo lo que se te concede, pero ya no con los labios, sino con el alma; pídeme con el alma y sabrás todo lo que se concede.

 Yo preparo vuestro corazón y cada gota de agua de lo que habéis traído queda altamente bendecida, saturado en el nombre del poder de mi Amor. Benditos seáis vosotros, amados míos, y seguid el Camino la huella que el Maestro trazó, sigo trazando el Camino, sigo trazando el sendero. Busca, no tropecéis con dificultad. Buscad para encontrar, buscad la Verdad.

Padre, tú me has mandado al Mundo para enseñar a la Humanidad cuánto le amas. Tenía que haber venido Yo al Mundo para manifestar tu Amor. Ahora que ellos se saben amados por ti, oh misericordioso Padre, que gocen de tu Amor Señor y tu paz con ellos quede, tú Amor y mi paz con vosotros queda.

Hosanna, Hosanna; ama, perdona y olvida las ofensas. Benditos seáis vosotros.

CÁTEDRA 96

Gloria a Dios en las Alturas, Gloria a Dios en el Amor Universal, Gloria a Dios en la Caridad que proviene del Amor a la Justicia, Gloria a Dios en la unificación del Hombre con el Padre.

Mi Padre, mi Padre Celestial que está en Mí, como Yo estoy en vosotros. Mi Padre Celestial a través de mi Men­saje, por Esencia, por Presencia y por Potencia, está en Mí, para estar Yo también en vosotros. Mi Espíritu está en vuestro espíritu, para que el hombre sepa, porque si el hombre no sabe nada de adentro de sí mismo, si no sabe del Espíritu, es ignorante y nada sabe. El hombre tiene que saber la Verdad pero no está flotando en el ambiente, no está fuera; el hombre tiene que saber la Verdad que está dentro, en el Maestro interno de cada uno de vosotros, que es el espíritu liberado, está la Verdad, están las leyes, está el Evangelio, está la Grandeza; porque vosotros en verdad estáis dentro de Mí que estoy en vosotros, como mi Padre está en Mí.

Paz a los hombres pacíficos, paz a los hombres dóciles, mansos de corazón. Almas mías despertad ya, despertad ya porque el Reloj Cósmico de los Tiempos, marca una nueva Era de Luz, Luz que ilumina al hombre espiritual porque está directo el hombre espiritual con el interno, es decir, es el Maestro interno, el espíritu liberado del hom­bre; es el Maestro propio, el espíritu liberado de vosotros. ¿Pero cómo sabéis que estáis liberados? Poned a prueba esta verdad en diferentes formas, oh Discípulos muy amados, poned a prueba la intervención del espíritu, si ya esta y hasta qué grado opera en vosotros.

Podéis tomar un ejemplo: Tratar de dominar un dolor, o la molestia de un órgano, encargándoselo al espíritu, al poder del espíritu. Encárgale al poder de tu mente espiri­tual, primero un malestar, una molestia, y después será una enfermedad que el espíritu pueda vencer en vosotros. Probad si ya está operante, almas muy amadas, despertad a la verdad, porque Yo os estoy poniendo los pies en el Camino; éste es mi Sendero, éste, el que señala vuestro Sendero a vuestros pies, o sea, que vuestros pies puestos en el Sendero que Yo enseñé a caminar, llevan mi Camino y llevarán mi Verdad.

Quién puede saber como entonces, como aquel  enton­ces, que sabías  quién era el  Maestro interno; se hablaba de que descendía un rayito de Luz a través del Médium, y el Médium lo recibía directamente en el cerebro; y que los Médiums  se desplazaban extasiándose y llegando en el éx­tasis al desdoblamiento; porque aquél era otro Tiempo, el Tiempo de los Parvulitos; ahora es el Tiempo de los Dis­cípulos, que como dije ejemplo Reloj del Tiempo marca una Era de la Verdad, una Era de la simpleza, de que todo lo com­plicado sea simple; la Verdad descubierta. ¡Atrás el Velo! Ahora se dice en verdad de acuerdo con el Mensaje de este Tiempo. El espíritu del Médium recibe el Espíritu de Cris­to, como el Espíritu de Cristo al Espíritu del Padre. El espíritu del Médium se llena del Espíritu dé Cristo, pero no porque quiera que se desplace y deje la carne sola, no, todo lo contrario, porque quiero que esté presente en su conciencia; mi Vida en su vida, mi Amor en él mismo, para que lo lleve a cabo y lo ejecute; mi Voluntad, tratando de suavizar a su voluntad y mi Mente tratando de manejar su mente. El éxtasis de los Médiums en la  mayor parte, cada vez será más leve, más suave, más ligero, más liviano; pocos Médiums se quedaran con éxtasis profundo, porque ahora ya no es el Tiempo del éxtasis profundo; es el Tiempo del Mensaje elevado, a la altura de la mente liberada que rompe las cadenas y los ligamentos para ir hacia él  Maestro interno, o sea, para que la mente carnal obedezca y escuche la mente espiritual de su Maestro interno, porque el hombre liberado, es su propio Ángel Guardián, es el Maestro interno liberado, por eso, para que tengáis en vosotros la certeza de que sois Ángel y Mundo; Mundo en lo que toca a la carne; Ángel en cuanto sois espíritus liberados; por eso en este Tiempo quiero hablaros de cosas tan hermosas y tan bellas, que al escucharlas diferentes antes, tendrán alegría para vuestro doloroso vivir, porque os esperan tiempos de angustia, y en esos Tiempos de angustia, la claridad del espíritu en vosotros, hará sentir con­suelo al Pecador que vaga por el Mundo en busca de dirección consoladora, y por eso estoy preparando  a mis mejores intérpretes, para que cada vez se acabe ya la per­sonalidad en el Mensaje que decía: “Desciendo, vengo, me elevo”. Ahora dice: El Espíritu del Cristo está en el espíritu del Médium; durante la Cátedra en una forma, en la forma del Verbo; ahora al terminar la Cátedra silencio­samente el Cristo espera desde el Sagrario del Espíritu, cuando el hombre debe darle, abriendo el velo, la bienve­nida; para que actúe pero en forma despierta, liberada, como los Apóstoles lo hicieran; y llegará el momento en que el médium diga: “He aquí al señor”, está en medió de vosotros la Luz del Señor, pero esa Luz se extiende y está en todos, está como engarzada en cada corazón y en cada alma, y todos sentiréis la Presencia de mi Espíritu, y todos recibiréis la intuición de mi liberación; y todos los sentiréis mi Hálito de Amor; todos os daréis el abrazo de hermanos, porque sois espíritus vosotros, y aunque sois aparentemente diferentes espíritus, sois uno en esencia y verdad; por eso, amados míos, Yo os hablo por mis mejores Ruiseñores,  la palabra más fuerte, para que de la vuelta al Mundo, para que el hombre ya no se complique tratando de llevar en alto, en torres de libros, una palabrita que  se escapara bien dicha, no, allá tienes tu Biblioteca interna; allá tienes tu Sagrario interno; no habrá ma­yor verdad que la que tu Maestro interno sepa intuirla por Mí; y esa Biblioteca interna que está en ti, está a tu disposición; pero esas cosas del Espíritu son siempre la Verdad, y lo demás, hay una combinación de hombre y espíritu; lo que los hombres han hecho, son combinaciones, y lo que el Espíritu transmite, del Espíritu es.

Ahora, hasta qué punto podéis decir: “Mi espíritu ya está Conmigo”. Esa graduación la llevas en ti mismo; porque la conciencia gradúa y entiende hasta qué  grado hasta qué nivel está manifestándose ya vuestro espíritu. En unos, ya puede vencer un dolor en un órgano; en otros, ya puede vencer la tristeza; en otros, el infortunio; en otros, una enfermedad; en otros, el espíritu triunfante vencerá diciendo: “Siento que yo aborrezco, o que yo no tengo amor o simpatía a esta persona”. Eso dice el hombre. Entonces, el espíritu se levanta, da el abrazo al hermano y dice: “Yo, el espíritu, te abrazo mientras de que la persona de la que estoy revestido te rechazaba, Yo te doy el abrazo de la misma esencia, Yo te doy el abrazo de la misma  vida;  porque tú y yo somos una Vida y una Esencia”.     

        El espíritu, si ha llegado a vosotros, jamás permitirá malas voluntades, ni cortes en la amistad, ni cortes en la fraternidad; es una prueba de que el espíritu ha llegado a vosotros; si el espíritu ha llegado a vosotros empezaréis a sentir una alegría interna, una alegría que no sabéis por qué es esa intuición, pero es la alegría del interno ya, la alegría del que sabe por qué está alegre; y la alegría del que sabe por que está liberado, la  alegría del Maestro interno que es vuestro propio espíritu; que muchas ocasiones­ en verdad en aquel Tiempo en que necesitabais de Luz ajena para caminar, decíais: “El Ángel de la Guarda”, y no tiene Ángel de la Guarda en particular; cada uno son Ángeles del Grupo de Protección; pero aparte vosotros sois vuestro propio Ángel, cada Conciencia liberada es un Ángel propio.

Entiende bien, Pueblo mío, porque esta Cátedra es pa­ra Discípulos; la verdad más grande que puedas alcanzar, no la ha escrito ningún hombre al forjar un libro; la tie­nes tú en tu interno: Que mi Padre, tú y Yo somos Uno, sí, que la Fuente y el Manantial está abierto para llenarte a ti de la  Gracia que se derrama abundantemente en este Tiempo de la Unidad y de la Misericordia; esto es verdad si tú  le dices al espíritu: “Yo me aquieto, yo naturaleza humana, me aquieto para que hables tú, para que veas tú la Luz y me digas por dónde debo caminar; entonces, en el espíritu todo son ojos, no tiene la mirada tan limitada como vuestro cuerpo; en el espíritu, todo son oído, en el espíritu están los sentidos, y más que cinco y más que siete; más aun en todo lo que es Espíritu y alma, todo está lleno ver y ver, oír y oír, saber y saber, intuición mayor habrá en el hombre, de todas estas cosas, porque hoy está limi­tada la mirada, la mirada material, por vuestros sentidos que poco ven, como vuestros oídos poco  oyen; ¡pero que será cuando el espíritu todo Luz, todo mirada, todo oído, lo abarque todo, y sepa que no hay distancia, y sepa lo que se habla, lo que se quiere; los que están lejos cómo os recuerdan, si os recuerdan con amor o con sentimiento; si os recuerdan con sentimiento el espíritu todavía no está liberado!

¿Cuántos pueden  estar liberados en mis Cátedras de Amor y de entendimiento, desde un principio de estas Cá­tedras? ¿Cuántos por ventura han entendido  mi Palabra para librarse de todas las bajas pasiones y de todas las envidias y rencores? Cuando hablo el bajo yo, el bajo yo que es precisamente el que está envuelto en las tinieblas, que el espíritu, que el Maestro interno trata de disipar. Tú sabrás quién obra en ti, si las palabras son del yo mate­rial. Tú mismo examina y entiende de quién son las palabras que dices, si las obras que haces son del yo material, conócelas tú mismo, y sabe de quién son las obras, si son del yo material, si tú mientes, conoce que es el yo material, el yo carnal, si tú engañas, si todavía estás apegado a la miseria de que no quieres dar, repartir del pan que Dios te da; comprende que esas son cosas de la  materia; si tu dices una palabra, un pensamiento en contra de  tu semejante, aunque te haya herido, es la materia la que obra en sombras, en tinieblas, equivocadamente; el espíritu es altruista, el espíritu es Átomo de mi Esencia; el espíritu va hacia la perfección por que la materia no puede llegar a la perfección del espíritu. Hay una perfección del espí­ritu, pero no es la perfección divina del Padre, es la perfección de los Hijos. Hay una relativa perfección de la falsa personalidad que se sentían los hombres, perfectos, porque hablaban bien; se sentían los hombres perfectos, porque estaban titulados, porque eran señalados como una cosa grande, pero en verdad la grandeza no está en la corteza; la grandeza no está en la materia, la grandeza está en el espíritu donde tú y  Yo con mi Padre somos Uno. Entonces, entiende quién habla en ti; entiende quién actúa; entiende qué dice, de quién es el Mensaje. Es de tu Maestro interno, que eres tú, el liberado Maestro; con él tengo tanto que hablar. Al Maestro interno que eres tú, tengo tanto qué decirle, Hijo mío. En cuántos caminos y en cuántos senderos Yo te he sorprendido caminando, a veces lentamente con lágrimas en tus ojos, diciendo: “Este cuerpo es pesado”. Pero sigues tomando otro cuerpo, y me repites: “Maestro mío, este cuerpo también es pesado”. Pero sigues en la rueda de reencarnaciones y de falsas muertes, quejándote de tantos cuerpos pesados, hasta que tú hagas livianos a los últimos de tus cuerpos, porque eres tú él yo operante, el yo consciente que tiene que hacer en verdad una estela luminosa de lo que fue una sombra densa en el ayer de tu vida; una estela luminosa de un cuerpo ligero, de un cuerpo liviano, de un cuerpo que canta como un ruiseñor la gloria al Dios de las Alturas que está en lo más alto de tu conciencia, en lo más alto de tu mente espiritual, en lo más alto de tu voluntad, de la santa unión del Binario Sagrado: Dios y Hombre espiritual.

Por eso, déjate ya de hablar como entonces diciéndote: yo; refiriéndote a la persona, a la materia; aléjate  ya de aquellos conceptos en que decías: “Y vi que descendió a la Materia un rayito de Luz que se posó en su cabeza”. Ahora no puedes ver como antes,  porque  la Luz se posa en el espíritu claro del Médium, para que el espíritu claro del Médium pueda dar por medio de su voz, Voz a mis Pensa­mientos, porque los Pensamientos son míos, y la voz es de mis Intérpretes, por eso, así como la alegría del ruiseñor es también del alma del ruiseñor; también la alegría de mi Ruiseñor es la de recibirme en espíritu, de decirme: “Se­ñor, mi cuerpo tiene estas enfermedades, tómalas, deshazlas con tu infinita Potencia y tu Bondad. El día que uno de mis Médiums, que una de mis Facultades, hiciera esa entrega, sería sana, pero para ello  necesitaba creer en Mí, como cree en la luz del sol que le alumbra. Creer en lo que el espíritu sabe y ve. ¡Cuántas cosas el espíritu sabe, y la Materia no sabe! ¡Cuántas cosas el espíritu ve, y el hombre no ve! ¡Cuántas cosas el espíritu anhela y el hombre no aspira! Busca el anhelo del espíritu la alegría del vivir, que tu alma quiere encontrar y encontrará un día, cuando te olvides un poco, hasta del nombre de tu carne, de tu cuerpo, de tus pies que se negaban a andar por mis caminos; de tus manos que se negaban a impartir la caridad.

 A  ti, oh Discípulo amado; a vosotros, a cada uno de vosotros; Yo  saludo al espíritu de cada uno de vosotros; Yo saludo al alma de cada uno de vosotros; saludo a la Conciencia de cada uno de vosotros, a la mente, a la voluntad de cada uno de vosotros; al Maestro interno de cada uno de  vosotros, para que dando este toque, diga: Conciencias, despertad en Nombre de mi Padre; Mentes espirituales, despertad en nombre de Cristo; entendimientos espirituales, despertad en nombre de Cristo, en nombre del Santo Espíritu; porque en verdad Santo Espíritu es mi Padre y Santo Espíritu soy Yo, su Hijo amado; y santo es el Espíritu, santificado es su nombre, y el tiempo del Es­píritu Santo, porque es el tiempo de la mente liberada, porque es el tiempo de la Luz del entendimiento.

       Salud a vosotros, oh Conciencias que está por ahora en este cuerpo y que desde ahora os doy Luz para el en­tendimiento cuando dejéis la carne, tengáis Luz por antici­pado; así en verdad antes Yo os decía: Pueblos que estáis escuchando mi Palabra. Ahora os digo: Almas que estáis en este cuerpo, escuchando mi Palabra, Yo os decía: Entendimientos humanos; ahora os digo: Entendimientos espirituales que estáis escuchando mi Palabra. Recibid el toque, esto es lo mismo que Yo os decía antes, esto es lo mismo de la Luz directa.

-En verdad, Miguel, dadme vuestra mano en verdad, David, dadme vuestra mano. Amados, el que niegue al Es­píritu, niegue darle el abrazo a su enemigo y niegue darle  la mano a su amigo; en prueba de que estáis recibiendo del Espíritu, daros la mano diciendo: “Yo y tú somos espíritu, estamos unidos ahora. Tú y yo somos espíritu, estamos unidos; Cristo está en mi espíritu; entonces Cristo y yo somos Uno, como mi Padre Celestial y Cristo es Uno; daros la mano borrad rencores, borrar envidias, borrar cizañas, borrar maldad.

Todos vosotros, paraos y daros la mano. Yo ordeno en Nombre del Padre, que os deis la mano; Yo ordeno en nom­bre de Cristo, que os deis la mano; aquéllos que no amáis, daros la mano; Yo ordeno  en nombre del Espíritu Santo, que os deis la mano; los que estén cerca, daros la manó; los que estáis aquí unos de otros. Ahora decid Conmigo estas palabras: “No volveré a sentir aborrecimiento jamás; no vuelvo a sentir rencor jamás, porque el Espíritu está en Mí. Cristo y Yo somos Uno”.

Se acabó el tiempo de resabios, se acabó el tiempo del doble pensamiento; se acabó el tiempo de decir: “Esto es de  mí  hermano”. Se acabó el tiempo de decir: “Esto es mío”. En verdad os digo, que los Ruiseñores preparados irán a esos lugares a desatar precisamente a aquéllas que están atados a su ayer y a su pasado; irán en busca de hombres que quieren liberarse; porque estoy liberando a los que estén conscientes de que deben hacerlo;  porque sólo ese es el dulce porvenir que será de vosotros cuando vengan las penas y congojas y amarguras; si todavía no os liberáis y juntáis el dolor de los rencores con el dolor de la escasez del pan. ¿No veis que os he dicho que este Mun­do padecerá precisamente hambre, peste, guerra y por tanto muerte?; para  eso es el espíritu; tiene que fortalecer a vosotros, para eso tiene que iluminar a vosotros. Estoy haciendo cristianos en mi Evangelio, predicando la palabra de Amor por labios humanos; predicando la  palabra de perdón; y  aquél que no perdone no será perdonado, y aquél que no ame, ¿cómo puede ser amado? Si no puede llegar a vosotros más que lo  que vosotros hacéis llegar. Pueblo, ayúdame a ayudarte, ayúdame a espiritualizarte, a desmaterializarte; ayúdame á ayudarte, a hacer que cada uno de vosotros llegue a ser el Maestro interno, el Guía, porque sois el espíritu liberado. Ahora, este es el Tiempo de que sepáis que esta es la Luz directa, de los espíritus liberados, pero todavía no pueden recibir la Luz directa ni aún los que estaban como  Instructores, porque aún les falta llegar al nivel que debe ser para él  Instructor.

¿Cuándo mis amados me podréis dar los lirios que Yo espero, para el Altar de Jesucristo?  En el Mundo de los Hombres, todavía no se entienden los unos a los Otros. ¿Cuándo vosotras que vais a ser Instructoras empezaréis, para recibir instrucción del Maestro Interno que está en vosotras mismas?

Oíd la Voz que procede del Silencio, oíd la Voz que hace palpitar el corazón, oíd la intuición que viene del interno; sentid la Luz de vuestro Ser inmortal, esta es mi Voluntad; así lo mando y así lo ordeno y así tenéis que obedecer.

¿Cómo habla el espíritu? Diferente al hombre. ¿Cómo Habla el hombre? Diferente al espíritu. Sabrás entonces en qué hora estuviste espiritualizado; en qué hora el materia­lismo volvió a tocarte y te inundó en sus sombras, en sus ondas de vanidad, de cizaña; ondas vibratorias de negati­vidad. Estuviste en un tiempo espiritualizado, cuenta las horas del día para saber cuántas horas te entregas a las sombras y cuántas horas te entregas a la Luz cuenta el bien que haces; cuenta los errores que cometes; cuenta lo que debes hacer y no lo haces. ¿Por qué no lo haces si pue­des hacer más? Cuenta lo que has dejado de hacer del bien; cuéntate a ti mismo antes de contar los pecados y los errores de tu semejante; cuenta tu errores, tus pecados, analízate en ellos, porque posiblemente tú tengas más errores que tus semejantes.

    Y he aquí que esparzo mis Multitudes, mi Grey espiritual para  diferentes caminos, para diferentes naciones, para diferentes senderos a que hablen de la liberación, la buena nueva; el Tiempo está marcado. Despertad, oh Almas, oh Hijos de la Luz; despertad para saber que el Maes­tro Interno,  sois Vosotros,  y en él está el Saber, está el verdadero Saber; cuando quieras saber verdades grandes, ve al Silencio y no hables, deja que el, que tu Maestro In­terno te de la lección: El hablará por ti cuando estés en la soledad y ves que el corazón late; déjale hablar. Cuando Sientas una paz apacible del Maestro, dile: “Maestro, dame tu Mensaje”. Maestro interno que eres tú el Liberado, te dirá el Mensaje para que eduques a la persona que  eras tú que eras antes, para que la Mente espiritual eduque a la mente humana; que la Conciencia espiritual eduque a la fal­sa, a la pequeña conciencia, que casi es inconsciencia; así para que esa Voluntad espiritual te eleve; pero dale tú la bienvenida y dile: “Oh Voluntad espiritual, que eres gran­de, yo te confundía con la voluntad débil y humana, pero hoy que eres la Voluntad espiritual, conduce tú el timón  de este barco, más allá de las obras, más  allá, en otras playas, donde tú con la Luz del Cielo, pueda dirigirme con su Luz a otras montañas, a buscar la Montaña del Espíritu, donde Jesucristo predicó muy alto el: “Amaos los unos a los otros” y os siguió predicando. Y no entendéis oídos que me oyen y mentes que muy poco me comprenden. Escuchad la Voz del Espíritu Liberante que dice: El que no se libera se queda para otras venidas en esta Tierra de dolor y de amargura, y sigue quedándose en el Planeta. Debes libe­rarte, para que ya no te quedes en el Planeta Tierra; y si te quedas, sea como Maestro, pero no como Discípulo. ¿Me has entendido? ¿Pueblo mío, ha llegado hasta ti algo de lo        mucho que he traído?

Quiero un pequeño resumen de alguno de vosotros que ha entendido que el Tiempo ha pasado de hablar como son los Mensajes, de recibir, cómo han cambiado los Mensajes, por que del  Espíritu mío, al  espíritu del Médium, de mi Mente a la mente del  Médium, de mi Conciencia a la conciencia del Médium el Mensaje es, no retirando al espíritu del Médium ya como antes se hablaba; todo lo contrario, siendo Él, el primero que interviene para que utilice precisamente la materia que sirve de Vehículo, de Aparato de Sonido; este enlace viene desde lo invisible hasta lo visible; desde lo divino hasta lo humano. Entonces, no esperes que el espíritu del Médium se vaya lejos, él tiene  que recibir mi Mensaje, y tú tienes que recibir mi Mensaje; y la Luz está hecha de oriente a poniente y de norte a Sur para que la iluminación sea por doquier porque es Tiempo de la Tercera Era.

¿Qué entiendes por: Tiempo de la Tercera Era, por tiempo del Tercer Tiempo? Es el Tiempo en que el velo  se descubre, aparece la Verdad y la Verdad os hace libres, y la libertad, amos y señores; siendo amos y señores, estáis liberados, y estando liberados, sois  Uno Conmigo, como Yo soy Uno con mi Padre Celestial.

He aquí: El que tenga resumen puede producirlo; mas Yo tocaré al que deba hablar…

Habla Varón, te estoy tocando… habla.

-No puedo Maestro.

-Habla, porque eres tú el que me da la bienvenida, habla, porque tú eres el que te regocijas y me dices cosas hermosas, cuando tus labios callan. El espíritu canta su aleluya cuando los labios callan el espíritu canta grandemente como  el mejor ruiseñor la palabra de Cristo: Gloria a Dios en las Alturas  y Paz a los Hombres de la Tierra de buena voluntad.

   Tú que te estás liberando cada día más. He aquí a un espíritu que saluda a su Maestro; una conciencia, que saluda a mi Conciencia que saluda a mi Mente; y he ahí que Yo te bendigo en verdad, porque no eres  la carne, es el espíritu el que llora de emoción; es el espíritu el que llora de alegría; es el espíritu el que llora, porque ya sabe que llegó a dominar su personalidad, más que antes. Amado mío, bendito seas, oh espíritu amado. Esta es la llegada de los Hijos de Dios, que ya dominan a la materia, que ya me saludan con el llanto del júbilo y de la alegría; que me  dicen: “Aleluya, Señor, ya me manifiesto en la mate­ria, ya no voy a sufrir más sombras; ya no te voy a sentir lejano, ni voy a sentir que mi cuerpo está enfermo, porque ya soy la Fuerza del cuerpo, y este cuerpo será sano.

Voy a tocar a otro Varón, como toqué a este Varón, para que ese Varón también me responda y me conteste, porque estoy tocando a su espíritu, a su espíritu…

­-Sí, a ti, a tu espíritu… todavía representas dureza, Varón. ¿Por qué, Hijo mío? Por qué si otras veces tu espí­ritu ya ha venido a Mí; habla sin palabras, déjalo llegar a Mí, habla… Allí está la lucha del espíritu y la materia; allí está la lucha del yo material y el Yo espiritual; allí esta porque está la duda…  ¿Seré Yo?  Y en esa duda, lu­cha carne y espíritu, y en esa lucha, el espíritu es en dificultad de hablar, pero voy a darte, Varón, para que cures con mayor fuerza, para que pongas tus manos con mayor certeza en los cuerpos que debes curar; otro toque más, respóndeme porque esta es mi Voluntad…

– ¿Soy Yo, Maestro?

-Habla, Yo te esperaba.

-Habla el Hermano.

-Alma muy amada, que pasaste ya por diferentes escuelas y caminaste diversos caminos por los desiertos de la vida; tú conociste en un ayer escuelas ocultas; en un ayer tú conociste antorchas superficiales, pero llega a liberarte tu propio espíritu,  por Mí, porque Yo libero, y hoy te digo: Tú que fuiste estudiante en un ayer, de Escuelas Herméticas; ahora la Luz de La Verdad está en ti, mi amor espiritual está en ti; y Yo, del cráneo a tu planta te mando mi Fuerza; y en tu cerebro y en tu corazón mi intenso­ Amor. Mi Amor es contigo; y si dices que estás impresio­nado, es que no me ha hablado tu cuerpo, me ha hablado tu alma; bendita sea tu alma, Varón amado y bendito seas tú.

-Miguel: ¿Estás entendiendo las clases últimas de es­ta Escuela Espiritualista que progresa como todas las escue­las progresan y como todos los discípulos progresan hasta ­convertirse en Maestros? ¿Te estás dando cuenta que ya no es precisamente el desarrollo extático de antes? Lo que importa tanto ahora, es la obra de contenido la que vale. ¿Te das cuenta que cada uno de vosotros  es un Maestro Interno Liberado?  Si ya estáis liberados, es como una Luz encendida para iluminaros a Vosotros mismos.

-Sí, Maestro, entiendo.

-Ahora es una forma diferente de Mensaje, porque Yo saludo a las almas; porque Yo saludó a los entendimien­tos, a los que están aquí con cuerpo humano, no saludo a los cuerpos; saludo a las almas; no saludo a las  gentes, saludo al espíritu. He aquí, analiza que en esta liberación, cada uno será mayor y cada uno comprenderá más lo que es la Obra espiritual; porque como se entendía antes la Obra, era la mitad de la Obra; era menos de lo que debía manifestar en el Mundo mi Obra; para volver a dejar nuevamente aquello de la “escala”, aquello de que: “dije mi palabra por el entendimiento, del cerebro humano”, no el entendimiento espiritual, sigo diciendo mi Palabra por el es­píritu de cada Mensajero, pero Yo te digo en verdad que tú debes entender esto, para que tenga más hermosura a lo que te falta escribir. Por qué lo que te falta, ¡es tan hermoso! La Lámpara votiva derramará su Luz y el bálsamo de consuelo y de curación será más abundante entre vosotros; porque la venida clara de vuestro espíritu, ya cons­ciente, servirá para los fuertes dolores que hay en la Tierra, para las congojas que hay en el Mundo, seréis sostenidos por el Espíritu y por la Verdad del Espíritu.

¿Me has entendido?

-Sí Maestro,

-El espíritu sale a vuestra defensa, el espíritu sale a vosotros y deja que sobre mi espíritu en que está el Es­píritu de mi Padre, seamos Uno, mi Padre en Mi y Yo en ti.

Esta es mi Palabra, mi Pueblo, sí, estoy  observando algunas Lucecitas que ya empiezan a manifestar, que em­piezan a encenderse y a crecer; pero esas Lucecitas que empiezan a crecer, crecerán más y me dirán: ¿”Señor, en­tonces cómo será tu Palabra y tu Cátedra”? Mi Cátedra será dada por Aquellos, fíjate bien, que hoy no hablan, Aquellos que serán mañana liberados, darán Cátedra, Cá­tedra de cátedras, Cátedra de toda esencia, Cátedra todo espíritu, Cátedra todo Amor superior a otras cátedras. Vendrán los Tiempos de cosas mayores, en que el Cielo resplandecerá ahí minando a la Tierra. Cielo, ilumina al Mundo. Mundo, ilumina con la Luz del Cielo.

Gloria a Dios en las Alturas, y Paz a los Hombres de la Tierra que tengan buena Voluntad. Amaos los unos a los otros, perdonaos los unos a los otros y daros el ósculo de paz, paz de espíritu a espíritu, mi Paz y mi Amor os dejo, mi Paz y mi Amor os doy.

-El Maestro de maestros se retira, pero en este momen­to y a través de la misma Facultad, María Amparo, viene una extraña comunicación…

–“Sí, tengo que poder, Padre mío, ayúdame a que en ­mi pequeñez, tenga tu fortaleza y tu grandeza; así como me has ayudado a escribir, no porque la carne quiera, sino porque mi espíritu obedece una intuición que me viene, tal vez de Cristo, que me dice: “Miguel, escribe”. Y Yo escribo obedeciendo y seguiré obedeciendo, yo, yo espiritual, yo, Miguel, mientras tenga un cuerpo, escribiré, lo que tengo que decir, porque en mi espíritu hay cosas escribir; ahora hablo poco, pero hay en mí una idea; estoy hablando yo, el espíritu de Miguel. No quiero pedirle a mi Padre determinada cosa, ni que yo muera en tal fecha o viva hasta tal fecha; pero sí quiero decirle a mi Padre, que viviré hasta cuando Él quiera, hasta el minuto y momento en que Él quiera, y aún los últimos movimientos de mano, serán para escribir, porque quizás yo escriba algo de mí mismo; si yo soy en verdad el Liberado Maestro interno, entonces ¿en cuántos caminos de escuelas ocultas, habré recogido enseñanzas que a través de mi cuerpo no he usado? Yo debo escribir, no Roberto, Miguel debe vivir para escribir; yo soy, y por tanto yo sé que debo hacerlo, y yo puedo hacerlo. Padre, en mi pequeñez extiende la divina Luz de tus favores espirituales.  Señor, este  se lanza a la Victoria de la liberación, y en esta  liberación que yo hago, Padre, por ti, yo quiero servirte. En mi pequeñez, me auxilia tu Grandeza, bendito seas”.

-Ahora, a través de la Facultad María Amparo, se comunica el Director Espiritual de la Escuela.

-¿Te reconoces, Miguel?

-Sí, son mis palabras, pero nada más que dichas en forma más elevada.

-Porque es tu espíritu, es tu conciencia espiritual, la que tomó y guió al espíritu del Médium, ¿lo  has entendido?

-Yo he entendido, pero apenas cabe en mi asombro.

-Expresa el Hermano Roberto, cuyo nombre espiritual, es Miguel

-En tu asombro, porque eso les va a pasar a todos mis hermanos, cuando se oigan porque algunos se comunicarán, no nada más tú; esto va a suceder. Esta es la pri­mera vez que pasa contigo; pero otro día se comunicará otro y otro y otro. Precisamente los que puedan liberarse fácilmente. Ahora sí me retiro, sigo siendo Raúl; felicita­mos a nuestro Hermano por ser él el primero que hizo esta comunicación. Pueden apuntar la fecha, para que sepan desde cuándo se hizo esta primera comunicación. -14 de noviembre de 1976-. A ver cuándo se hace otra, por ejemplo,  mi Hermano David está cerca de estas comunicaciones. Hay por ahí un hermano curativo que cura también muy fuertemente, que también está cerca de estas comunicacio­nes. Hay como tres  personas, que se están acercando a este conocimiento. Yo deseo para todos, felicidad; que la felicidad sea con vosotros. Miguel, si tú supieras qué eficazmente preparó Rama el ambiente para que ocurrieran estas cosas; porque el Operador no hace todo esto, lo hace el Protector del Operador, y tu Protector fue el que preparó este ambiente para que pasaran estas grandezas. Así que damos gracias al Maestro Rama porque estuvo en altos quilates como Operador Espiritual, para haber facili­tado un ambiente de Revelación. La Paz, sea con Vosotros.

CÁTEDRA 97

Gloria a Dios en las Alturas, y Paz en la Tierra  a los hombres que  tengan buena voluntad. Gloria a Dios en el Amor, que hace caridad; Gloria a Dios en la paz; gloria a Dios en la fe y en la esperanza; gloria a Dios en la Verdad y en la justicia. Paz a vosotros, de buena voluntad.

    Llegaron los Tiempos, mi Pueblo pequeño; el momento ha llegado ya, el Tiempo está contigo; la conciencia espi­ritual de cada hombre, de cada creatura, debe estar des­pierta ya, por qué es el Tiempo de la mente y de la  acción, porque es el Tiempo del Despertar claro; he aquí la Vi­bración mental del Espíritu que tanto ama al Mundo; he aquí mi pensamiento que toma voz para manifestar el Amor, del que he venido y para el que he venido a entregar al hombre; he venido del Reino de Amor, a entregar al hom­bre del Mundo del Dolor, la dulzura del perdón y de  la misericordia, mi Pueblo.

Bienvenido seas, bienvenido seas como quiera que ven­gas; inquietos algunos, cargados de… dijéramos así, car­gados de materialismo otros; sois vosotros mis Ovejas, y mis Ovejas son siempre bienvenidas a donde el Pastor les espera amorosamente.

Ha llegado el último minuto, y no voy ahora a diri­girme a la personalidad humana, porque ya pasó su tiem­po. No he venido a dirigirme a la personalidad humana, no voy  a dirigirme al hombre que se creía, a  la Creatura que se  creía  carne pensando: “Yo soy”, y al decir: “Yo soy”, se tocaba el cuerpo, creyendo que eso era él, que era carne; no, Yo no vengo a hablarle ya a la carne, a la persona, al individuo, Yo vengo a hablarle al espíritu del hom­bre, Yo vengo a hablarle a la Conciencia espiritual del Ser; Yo vengo a hacer de la mente humana un nivel mayor para elevarla a la mente espiritual. Yo vengo a iluminar a vues­tra conciencia,  porque soy la Luz del Amor, y tú también debes conocerme como la Verdad de Luz de Amor. Yo soy el Verbo en manifestación amorosa, para entregar el Ca­mino, la Verdad y la Vida; y para entregar esas  señales, he aquí mi Irradiación.

Yo soy Aquél que vino en un Tiempo, en un cuerpo limpio y perfecto, del hombre perfecto; Yo soy Aquél Ser que tuve por nombre Jesús; vine a cumplir una Misión, vine a cumplir la Voluntad de mi Padre, trayendo al Mundo la clase magnifica del Amor Universal, del Amor espiritual, sí, Yo soy Aquél que tuve el nombre y que tengo el nombre de: Jesús, para que el hombre me conozca todavía, porque estáis viviendo mi Era, estoy en mi Era; entonces, vengo a despertarte de ese sueño, mi Pueblo amado, que graduando en cada uno, unos más profundo y otros más ligero, siempre estás somnoliento, siempre estás en inquietudes, soñando, soñando que vives la verdadera vida; y digo que esa no es la verdadera vida, mientras tú te creas la carne, el hombre, el cuerpo. Por eso te digo, mi Pueblo: Que sueñas, vives según tú; y según Yo, estás soñando cosas inexactas; has perdido la relación, la unión con el Padre, y el acercamiento Conmigo; el trato con tus hermanos ángeles, aunque ya te sientes muy distante de tus hermanos ma­yores; te has alejado para vivir en la Materia, creyendo, otra vez te repito, que eres la materia; pero  Yo que ya quiero darle la Enseñanza a tu conciencia espiritual, para hacer  Yo mismo el despertar de las Almas, el despertar como principié la cátedra pasada de hace un mes, Yo mismo toqué y Yo quise, que mi Apóstol tocara después a los que ya y a las que ya han dado señales de despertar. Durante el tiempo de mi Cátedra, ellas  deben atraer cada palabra hacia su conciencia del espíritu, a su conciencia espiritual, para que en esa forma el contenido de la cátedra se quede en la conciencia espiritual, del hombre, y sea la  fuerza que lo va madurando hasta el estado del Yo soy ver­dadero del Hijo de Dios; porque la materia como hija del hombre, no debe confundirse con el Espíritu Hijo de Dios; uno es el instrumento que es el cuerpo; el otro, es el Hijo de Dios, el Amo, el que viene a utilizar el instrumento que el Padre le entregó por un tiempo.

        Por eso, mi Pueblo amado, trae a tu conciencia, mi Vida; es decir, piensa en mi Vida; en mi Vida tuve esa misión como Jesús; pero después, los hombres me llevaron al Calvario, y Yo fui al Calvario; después los hombres qui­sieron dedicarme el sitial de la Cruz, y Yo como Cordero fui, me dejé sacrificar, porque los hombres necesitaban la prueba de mi Amor; pero después mi Alma fue libre, mi espíritu fue en unión con mi Padre y entonces, Yo frente al firmamento, enseñando al hombre él: “Amaos los unos a los otros”, hoy tengo otra Manifestación, que es la del Espíritu; esta, la de hablar la Palabra, la Palabra desde el nivel espiritual, ya no tengo otro cuerpo que ofrecerte, por que si te ofreciera otro cuerpo, también lo sacrificarías; ahora mi Manifestación es: El Verbo, la acción, la Palabra, y acciono desde el Plano del Verbo, desde el Plano del Es­píritu, desde la Fuerza, fíjate bien, mi Pueblo, la Fuerza del Verbo que convertido en palabras con ideas iluminadoras, traigo Luz para ti la Luz del pensamiento, la Luz de mi protección, para que tú puedas vivir la Vida Yo os he hablado que sólo Aquél que viva la Vida consciente del “Yo soy espiritual”, sólo aquél sabe que Yo vivo en él, y me siente en él, porque  el que me siga sintiendo lejano cree que Yo vivo en otra parte y tú en otra parte, porque siempre los Pueblos  creen cosas muy diferentes de la verdad. Un ejemplo: Hay quien dice: “¿Se acordarán de mí los que se han ido? ¿Se acordarán de mí los que están más allá del velo de la carne?  ¿Se acordarán de mí acaso? ¿Por qué no lo siento, por qué no les veo?  ¿Si yo los amaba, por qué me abandonan?” Preguntan tu padre, madre, esposo, esposa, hijo: “¿Ya te has olvidado de mí? ¿Por qué no re­cibo señales desde el Mundo donde tú estás? ¿Por qué me abandonas en mi dolor, por qué no vienes a ayudarme? Eso haces, cuando no debíais llamarlos a vuestro dolor; debíais animarlos con vuestras alegrías y vuestras oraciones; pero no debíais llamarlos a sufrir con vosotros; y ellos a su vez, también en lugares lejanos por destino espiritual de  desmaterializar a aquellos que querían estar cerca de sus familiares, ellos también un tanto lejanos, dicen lo mismo: ¿Y aquellos que en la Tierra se quedaron, acaso me arro­jaron al olvido? ¿Qué ya no tienen sus ojos lágrimas para mí? ¿Su corazón ya no suspira al pronunciar mi nombre, por qué ya no conmueve el llanto con que antes me llama­ban? Ya no me llaman, ya no me necesitan”. Pero no tie­nen razón ni los unos ni los otros, nadie ha abandonado a nadie; nadie ha olvidado a  nadie, porque en verdad, el Amor, mi Pueblo, no tiene olvido; el Amor, no tiene ayer, el amor  es amor que no olvida y que no disminuye su po­tencia de vida y su potencia de verdad; por eso aquellos que se creen muy lejos porque han dejado la materia, están también en un sueño, están también equivocados, porque el poder del pensamiento se cruza con otros poderes del pensamiento, y hay mensajes que se cruzan en el viento y en los aires; unos, van de aquí para allá; y otros, vienen de allá para acá; aquellos piensan en vosotros, y vosotros pen­sáis en aquellos, y todos vosotros estáis en mi Amor, y Yo pienso en todos vosotros. ¿Y vosotros, como pensáis en Mí? ¿Pensáis en que os iba a dejar así, solamente escuchando mi Palabra para siempre, y que todo eso iba a ser mi Obra completa? No, mi Obra completa es hablarle directamente a la Conciencia que ocupa cada cuerpo, liberar  conciencias, despertar almas, identificar al espíritu, manifestándose en unidad, en una palabra: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, y tengo poder para despertar tu conciencia; pero necesito que tú te unifiques conmigo, para que tú quieras lo que Yo Quiero; si tú quieres  despertar, si tú ya has despertado en sensibilidad, en caridad, por qué no has de despertar Conmigo en el amor, en el amor Crístico. En­tonces, piensa que las cátedras de todo aquello que Yo te he hablado en diferentes formas, son para la identificación del espíritu de Cristo; tú puedes darte la mano con un Ausente a través de la distancia, por el Cristo que mora en ti, y por el Cristo que mora en el distante; entiende que un solo Cristo manifestado en cada uno de vosotros, no sol de igual forma, pero sí de igual esencia. ¿Y por qué no de igual forma?  Porque unos ya tienen mayor evolución; en unos ya puedo amar, y en otros todavía no me dejan amar, ni  repartir el pan de los pobres. Hay corazones en que mi Luz ya alumbra, y hay corazones que como fortaleza cerrada, se cierran y no me dejan iluminar desde su corazón, a los que todavía no han despertado. Hay corazo­nes fuertes, en los que Yo trabajo fuerte, y hay corazones débiles; hay quien da, pero de éstos hay pocos, pero hay muchos que reciben, y Yo, el mismo Cristo, estoy en el fuerte y en el débil, estoy en el que todavía no me deja brillar por la aspereza de su materia, y en el que ya brilla la sensibilidad exquisita del Yo soy espiritual; entonces, haremos lo que debemos hacer.      

He aquí, esta es mi Misión, este es mi Plan, para completar la acción de mi destino de Redentor del Mundo, de mi Destino de Mesías, de mi Destino como el Verbo;  eso, conciencia humana de cada cuerpo, Yo quiero que despier­tes ya; Yo paso lentamente el toque de mi Espíritu, a  cada una de vuestras almas, a cada uno de vuestros seres, a cada conciencia, a cada mente, a cada voluntad; estoy to­cando, haciendo este movimiento dentro de ti tocándote; y fuera de ti, tocándote, vosotros que ya estáis por des­pertar, oíd la Voz del Pastor, Ovejitas amadas, y despertad ya; Vosotros que ya habéis recibido la primera aurora diciendo: “Yo he sentido ya mi espíritu”; recibid, Hosanna en tu día, la tercera aurora, porque la segunda fue el principio de mi Cátedra, cuando empecé a tocarte, ahora dime: ¿Crees que solamente debo ser el que enseñe al hombre, cuál es su destino espiritual? Si vosotros estáis evolucionando hace mucho tiempo; si vosotros estáis en mi Enseñanza, ¿no creéis que ya debéis convertiros también dentro del Apostolado, en emisario de la Palabra Crística para hacer en él Mundo la Enseñanza, rodeando la Tierra? Entiende que no sólo has venido a oír, toma acción, toma la palabra, toma el sentido de lo que quiero decirte,  porque Yo os  estoy despertando ya.

Conciencia de cada cuerpo, oíd mi Cátedra Conciencias, oíd mi Cátedra y mejorad vuestro cerebro; mejorad vues­tro cerebro del cual debéis usar magníficamente con la Luz del Espíritu; debéis hacer mejor uso del cerebro, ce­rebro, aparato de la conciencia, ¿por qué  no elevas ese ins­trumento, para que Yo contigo lo utilice hablando la Pala­bra; ya no es necesario y forzoso, que en todas las Crea­turas haya éxtasis, ya te lo he explicado?; vuelves al tiempo del apostolado, en que los apóstoles hablaban la palabra porque el espíritu tiene los medios para hacerlo, sigo to­cando dulcemente, sigo tocando suavemente, Sigo tocando a cada uno de vosotros con la Luz externa y con la Luz interna; toco el interno de vosotros con la Luz interna, y en este momento con la Luz que tengo en conexión con este cerebro, estoy tocando vuestro cerebro externamente, para que sea externo el toque. Dentro y fuera, para que sea como mi venida, primero en cuerpo y luego en palabra, en espíritu que habla, en espíritu que ama, en espíritu que enseña, en espíritu que brilla, en espíritu que te invita a brillar también. Bien, porque tú asimismo eres espíritu; por eso, este es el Tiempo del Despertar; este es el Tiempo de la manifestación más allá de la carne, por encima de la carne, fuera de la carne y aún dentro de la carne.

Omnisciente, omnipresente, omnipotente; son las facul­tades del Ser. Ninguna Creatura humana puede limitarías, pero para eso está mi Palabra, para que conozcas en parte siquiera; conócete un poco a ti mismo, conócete, Pueblo, para que empieces a manifestar algo de la grandeza que tienes; conoce entonces cuáles son las palabras que se cumplen en esta noche. Recordáis vosotros del ofrecimiento del mes pasado. ¿Qué dije? ¿Qué iba  a haber qué? ¿Recor­dáis bien? Aquí estoy comprobando el caso, la atención que les ponéis a mis palabras. ¿Qué os dije hace un mes?

-Que íbamos a hacer un Círculo  de Estudios.

-Sí, mas el Círculo de Estudios va a ser interno, por­que externo no se puede retirar a ninguna Ovejita para hacer un Círculo estrecho. El Círculo va a ser interno; es un Círculo interno como es la vida interna; ¿pero qué más os dije hace un mes?

-Maestro, recordaste que hace 40 años más o menos, invitando a que salgan a flote los poderes del espíritu.

-¿Y sólo eso se grabó, Varón amado, sólo eso grabó tu mente y tu conciencia?

-Toda la Enseñanza se basó en eso, diciendo que en un futuro de 15 días y seis semanas sería la continuación de tu primera Enseñanza, Maestro,  que era más o menos lo mismo de lo que habías tratado de Luz directa, o sea la invitación para que se manifieste ya el espíritu.

-La floración del espíritu en plena conciencia, en plenitud álmica, mente y voluntad; el florecimiento del septenato como trino y uno que está en vosotros, ya debe conocerse por cada uno de los que saben sentir, y por eso precisamente comprendo, entiendo, mira si te amo, te co­nozco tanto  ¿qué de un manantial de palabras, te queda una gota, para decirme: “Maestro has hablado de esto, para darme un resumen, porque Yo te hablé de muchas cosas, y todavía dándote diferentes medios de entendimiento, diferentes formas de palabra, todavía no has entendido. Quiero que tú vivas conscientemente dentro de la realidad de la conciencia de tu yo, que no muere y que no nace de mujer alguna de tu yo que nació de Dios, que de Dios vino y a él volverá.

Quiero que vivas consciente, la Vida del Espíritu; él viaja pero no muere, él vive pero no duerme ya una vez que ha despertado; por eso te digo: Si tú despiertas en conciencia espiritual, ya no volverás a dormir. ¿No comprendes que Yo desperté a mis Apóstoles cuando iban a aprehenderme? Ellos estaban dormidos. ¿Y no estáis ha­ciendo vosotros lo mismo? Porque ya estáis para perder lo espiritual; estáis en una lucha en que no sabes si gana la materia o gana el espíritu. El Mundo está revuelto y sin embargo no podéis despertar Conmigo por más que oís mi Palabra no puede mi Palabra llegar a vuestro corazón, a vuestro entendimiento, como debe haber llegado. Quiero que seáis, no solamente Parvulitos, no solamente Discípu­los pequeños; quiero que cada hombre sea un Apóstol y quiero que cada  mujer sea una sacerdotisa de la palabra de Dios sobre la faz de la Tierra; porque la palabra de Dios, es la palabra del Cristo, y Yo soy el Cristo que debería venir al Mundo para enseñar al hombre cómo se ama; así, con el espíritu, sin pedir nada se puede  dar todo lo que tenéis capacidad de dar.

Entonces, cura ya, porque tu espíritu eso quiere: Ha­cer grandes curaciones que aparezcan como milagros de la Tierra y que digan: “He aquí, los Liberados están curando gente”. Pero todavía los que estáis enfermos, no estáis liberados del todo y que diga: “He aquí que hay un sabio o una mujer que abre su boca y derrama sabiduría”. ¿Por qué?  Porque el espíritu está en florecimiento, por qué lo estoy despertando,  mientras sigue así, con la conciencia adormecida, ni dirás la Palabra, ni harás obra de curación; pero cuando en verdad vuestras manos y vuestro cerebro y vuestra mente y vuestros ojos, y todo vuestro cuerpo, sea vehículo del espíritu; haréis maravillas, que quedaréis sorprendidos vosotros; y de Oriente a Poniente y de Norte a Sur, se levantarán Liberados que han despertado en un momento, se han puesto de pie y dirán: “Siento una Fuerza extraña. Yo amo, porque siento una Fuerza inconteni­ble, yo curo”, Y otros se levantan y dicen: “Yo siento que ha aparecido en mí, una sabiduría que no puedo contener; yo hablo, yo hablo porque la sabiduría ha venido a mí”. Y he aquí que ellos hablan, y es el espíritu. Y hay otros que se levantarán y dirán: “Yo necesito trabajar,  hacer bondades, dar de lo que yo tengo, llamarles a todos mis Hermanos: “Hermanos”, y demostrarles que lo son; yo siento el fuego del amor y de la caridad en mi corazón; yo  quiero ir al Mundo, yo quiero ir a amar, yo quiero ir a dar”. Es la floración del espíritu, y es el Tiempo de los Liberados; es el Tiempo en que estoy despertando a unos más, y a otros menos; por eso vuelvo a repetir: Yo no hablo al hombre ni a la mujer ni al niño; hablo al espíritu, de cada uno que tenéis un cuerpo presente.

Oh, si Vosotros, oh Almas que estáis aquí para recibir  conocimiento de vuestro estado, hubierais tenido estas en­señanzas, quizás hubierais adelantado más; pero se estan­có la Humanidad, por un Tiempo, y en más de cien años se oyó repetir lo mismo, la misma Doctrina, la misma Enseñanza; pero hoy sabrá el hombre que el fanatismo le hace daño a la razón, y el fanatismo debe caer de aquellos que están liberados porque ya me han comprendido, por qué estoy hablando. Yo no mando mis pensamientos para con­vertirlo en Palabra por pequeñas cosas; Yo lo mando por grandes cosas como es liberar a la Humanidad.

Así comprenderéis el movimiento que está en el Mun­do y mi Cielo; porque también los Ángeles se ocupan de los hombres pecadores; por doquier están manifestando mi Evangelio; también a través de Médiums en diferentes niveles de éxtasis o sin éxtasis; pero ya le da la vuelta al Mundo mi Evangelio, porque voy despertando a aquellos que antes no querían despertar; así que sigo haciendo un recordatorio a los que nada han dicho y solamente hace un mes que  habéis olvidado muchas cosas. ¿Qué habéis recordado vosotros, de lo que os dije la vez pasada?

      -Que es necesario que hagamos despertar a nuestro Ser, para que vayamos a los Pueblos y a todas partes, a hablar de tu Obra de tu Evangelio de Redención, para que justifiquemos ser discípulos de tu Enseñanza”.

-Dije, que se dedicara un momento consciente y voluntariamente, para sentir al propio espíritu cada uno de vosotros; y no habéis hecho como Yo os dije. No vais a hacer ningún trabajo especial, y ningún Enviado va a hacer un trabajo especial como antes habíais pensado; porque, fíjate bien mi Pueblo; pensé en la Humanidad, como siempre, pensé en todos, y por qué había de recibir un solo Grupo la Enseñanza. No, la Enseñanza del despertar; la recibirá todo el que quiera, porque Yo hablaré cómo hablo. Vosotros oh Almas que tenéis un cuerpo, cada una, despertad  en Nombre del Padre, despertad en conciencia vosotros oh Almas que me estáis escuchando teniendo un cuerpo cada una, despertad en nombre del Cristo, despertad en nombre del Santo Espíritu; Sabiduría perenne, sabiduría magnífica que mueve el entendimiento del hombre y que une la Dua­lidad en una manifestación, pero en una Manifestación del Santo Uno, trilógicamente hablando, tú que no quieres la trilogía, la trilogía está en ti, en cada Creatura está la trilogía: Espíritu, alma y cuerpo. El cuerpo ya no importa que me escuche, porque no supo escuchar; pero sí el espí­ritu y el alma deben entenderme y dirigir al cuerpo y orde­narle que obedezca:  al cuerpo solo toca obedecer: el espí­ritu a través de su alma debe ordenar y debe educar y debe suavizar la materia: mente material, aquiétate y sabe que la Luz de los Resplandores, ya está en tu cara y en tu cabeza; y los resplandores vienen del interno en donde estoy Yo, Cristo, en cada uno de vosotros, como vuestro Cristo interno, como un Átomo mío. Átomos amados, reci­bid al que viene a unir Átomos y a hacer unidad.  La Pa­labra, es lo más claro posible, lo más sencillo posible, por­que la palabra sólo sirve para manifestar una idea, un pensamiento; es el alimento de la razón, es la Luz del En­tendimiento; sigue mi Palabra y elévate, mi Pueblo, y ven a buscar a las Alturas, la Altura de tu Destino, como espí­ritu; elévate, ve, elévate y ve por encima de tu cabeza, la Luz de tu espíritu que va más allá; vela por encima de tu propia Alma, porque no sabrás a dónde llegó y a dónde quedó; los Átomos no pueden apartarse de su grandeza, de su Unidad.

Trata de ver, trata de sentir el latido de tu corazón que está recibiendo la vida de Él, que es el Dador de la vida, la vida del espíritu late en tu corazón.

-Varón, Varón que estás oyendo mi Palabra y que estás regocijado de lo que quiero decir y de lo que digo. ¿Ya sientes la alegría de la nueva Era de Luz y del Verbo? Habla, no temas, es a ti a quien me dirijo.

-¿Seré por ventura yo? -Dice un hermano-.

-Por ventura eres tú, habla.

-Habla el Hermano.

-Tú eres mi Hijo muy amado, y cada uno de vosotros, sois mis Hijos muy amados, mis Parvulitos, mis Discípu­los, Yo os digo, mirad las cabezas, cómo están llenas de Luz que vierte el espíritu; mirad las cabezas cómo están de todos aquellos que sensitivos, ya quieren ver su propia Luz que no encontraban antes, ve tu Luz, mi Pueblo, ve la propia Luz de tu espíritu y regocíjate con ello.

-Ahora ya sabes qué cambio de cátedra se está operando, hablarle al espíritu, hablarle a la Conciencia es­piritual, afinar la Voluntad espiritual; olvidar el cuerpo y olvidar la mente carnal y olvidar el libre albedrío del hombre que tantos errores cometió para atraerlo así a la vo­luntad de un destino que se cumple, de un destino espiri­tual. Mirad vosotros que podéis ver, cómo brillan las cabezas del Pueblo que sabe recibir.

      He aquí Violeta mi Palabra, para que me la entiendas y me digas que has comprendido, pues este es el cambio.

-¿Varón, tú has comprendido ahora, de qué cambio estoy hablando?

-Sí, Maestro.

-Que ya no le hablaré al Humano; le hablaré al Hom­bre  espiritual, ¿me han entendido? Bueno, a despertar vosotros, a despertar en conciencia. Ahí va mi toque, sentid vuestro Ser; cada uno sienta su espíritu, y si hay alguna palabra que pronuncie, dejadle que hable. Espíritu del hom­bre, escúchame y obedécele. Ahí están mis Rayos lumi­nosos.

-Habla una Hermana.

-Dejad que hable, habla, tocad y tomad. Habla la Hermana, dando gracias.

-Dejad que vuestro espíritu me salude, felicidad para aquel que se desencadena, espíritu de cada  uno de vosotros, dirigidme el saludo, adelante, oh Seres que estáis tocados y que estáis recibiendo de Mí, hablad con el saludo del espíritu.

Felicidad para el que se libera, felicidad para ti, Alma mía, adelante, adelante vosotros los Sensibles a vuestro pro­pio Yo real y verdadero.

-Habla una Hermana.

-Deja que tu espíritu me salude, dejad que vuestro espíritu me salude; espíritu de cada uno de vosotros, es de­cir, a través de vuestra alma, dirigir el saludo, adelante Seres que estáis tocados y que estáis recibiendo de Mí; sa­luda, hablad con el saludo del espíritu al Espíritu.

-Habla una Hermana emocionada.

-Alma mía, cada vez me servirás mejor, hasta que tus labios sean como un canto de amor, como un canto de perdón, como un canto de esperanza, alma mía bendita seas. Mirad, mirad cómo brillan otras cabezas; todavía falta.

-Habla otro Hermano.

-Y esas lágrimas que brotan de  tus ojos Varón, no son de la carne, son de tu espíritu que está también libe­rándose allá dentro hay lluvia en tu corazón, porque  tus ojos internamente lloran, tus ojos espirituales, de alegría de felicidad.

Sí, tú que sientes la fuerza de tu Ser, ¿podrás acaso explicar con palabras humanas lo que se siente? Creo que no, pero gózalo, recíbelo,  vívelo, para que sepas que ya  no estás soñando, que has despertado del sueño de la materia; bendito seas.

-He estado contigo, mi Pueblo, te he entregado, y to­davía hay otros que pueden hablar y aunque Yo me retire, pueden seguir hablando.

-Habla otro hermano, dando gracias por haber recu­perado la salud.

-Él, Raúl, es un Ser manso y muy amado por Mí; obediente y bueno y noble; Yo lo amo y en Verdad te digo a ti esta palabra: Tú también eres de los Liberados, goza tu alegría del Despertar, y una vez ya despierto, ya no volverás a adormecerte, menos a dormir completo. Alégrate porque un día tú curarás aún a distancia, sólo por el Amor y el pensamiento. Todo Aquél que se libere, será el hermano del que sufre, el médico del enfermo, el consejero del que necesite el consejo, y serás siempre un complemento en la Humanidad. Tú también serás liberado, plenamente liberado, porque Yo sé que tu corazón, fíjate en esta pala­bra, ya lo mueve el espíritu, bendito seas bienamado y  benditos seáis vosotros.

Ahora que ya habéis comprendido de qué cosas nuevas he querido hablar, tomadlas, vividlas y no las olvidéis jamás.

Hay muchos Caminos, el Camino de las Misioneras, el Camino de los Ruiseñores que llevan la Palabra a diferen­te a lados; también empezarán a hablar así, al Pueblo que ha despertado. Alondra de mi Cátedra ¿Me has escuchado? ¿Me entiendes? Tus labios también servirán como campa­na sonora para el toque del despertar de los Pueblos por que esta es mi Voluntad. Mi Palabra te conforta Pueblo amado, te ilumina y te bendice; dejad a los niños que ven­gan a Mí, porque vosotros volveréis a Mí como niños. Paz a vosotros.

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