TOMO IV
67. La trinidad y la cruz
1948 – 1950
1 ¡He aquí el amor de Dios! El hálito del Cristo, manifestándose para vosotros, párvulos y discípulos muy amados. Venís buscando la luz, y porque la esperáis de mí, os la doy. Todo aquel que busca al Cristo, lo encuentra, todo aquel que espera del amor del Padre, recibe. Más fácil sería que dejase de alumbrar el astro rey, a que Dios, rechazase a uno solo de los pequeños que le buscan.
2 Os profeticé a través de Jesús, que volvería, cuando la humanidad se encontrase en su mayor altura de confusión y perversidad; y ¡heme aquí!, no podía faltar a la cita.
3 Vengo a traeros mundo, la rectificación a vuestros grandes errores porque no es mi voluntad que sigáis confundidos.
4 El tiempo de las primeras preparaciones de redención, está terminando para muchos de los humanos y necesario es dar paso a lecciones más puras y más elevadas.
5 Los profanos, tienen que convertirse en párvulos, los párvulos, en discípulos y los grandes discípulos, en ejemplos vivos de razonamiento, de Verbo y de acción.
6 En la gran obra del Cristo, ¡es ya mucho, ser párvulo! Muchos tengo de éstos, sí, muchos pequeños de la espiritualidad tengo, no sólo en las muchedumbres de este pueblo, a las que yo enseño; sino también en otras muchedumbres de sectas, religiones y ciencias.
7 Pocos discípulos he tenido; y muy pocos, muy escasos han sido, aquéllos que han dado los ejemplos del Cristo en el mundo de las formas materiales y visibles al ojo del hombre. Sin embargo, en los dominios espirituales de luz, tengo muchos y muy aplicados discípulos.
8 Ya sabéis que en el reino espiritual del Padre es en donde más se adelanta. Allí es donde reciben mis modestos parvulillos del mundo, mis pequeños seguidores, mis pobres cristianos olvidados, humillados, despedazados; mis sedientos y hambrientos de paz, de justicia y de amor.
9 Allí, en la realidad de la vida eterna, es donde su Maestro les da mayores caridades que las que el mundo les negó. Allí es donde brillan los opacados de la tierra; y donde lloran tristes y asombrados, los que brillaron con los oropeles de la vanidad de vuestro mundo.
10 Sí, allí es en donde mis pequeños párvulos reciben las sorpresas inefables, que les da su Maestro divino. Allí, en mi reino, yo les doy las gratas sorpresas que no esperaban, ni soñar podían, cuando en la tierra restituían llorando amargamente, pero bendiciéndome.
11 No importa que hayan tenido momentos de desesperación, instantes de duda, segundos de renegación, no importa eso; porque también tuvieron grandes días de dolor, grandes momentos de resignación en los que me bendijeron.
12 Esos amados míos, a su medida y a su manera, sintiéndolo en diversas formas, recorrieron también algunos calvarios. Sintieron mi vía de dolor por instantes; y quien conoce de mis sufrimientos, por momentos tiene, si de Jesús se acuerda: ¡siglos de vida en plenitud de gracia! Así, mi pueblo, así responde el amor eterno, al amor momentáneo de los hombres.
13 ¡Bienaventurados son, en verdad, aquellos que cayendo y levantándose, llorando y bendiciéndome, y también dudando, heridos por la dureza de sus hermanos, aun así, confían en mí, allá muy dentro de sus corazones!
14 ¡Bienaventurados esos pequeños y tristes, escarnecidos pero mansos y humildes y por lo mismo fuertes en Espíritu! Ellos en verdad son mis discípulos en el más allá de la carne.
15 En el Segundo Tiempo, cuando yo vine a Jerusalén; para ser mi discípulo en la tierra, se necesitaba ser una verdadera fortaleza de carne y de espíritu, reconfortados ambos, vida y cuerpo, todavía más por mi potencia; era necesario así porque los pueblos, eran más inicuos que ahora; estabais peor, mi pueblo, estabais menos purificado, erais más ciego y más cruel; y ahora en este Tercer Tiempo, no lo necesitáis así, otro, es el plan divino para ayudaros.
16 Hoy, ya tenéis una poca más de luz, que muchas penas os ha costado, porque no me habéis querido escuchar, y esa experiencia, adquirida a través de vuestras vidas humanas; esa mayor luz, que con muchos sufrimientos habéis conquistado, os ha elevado en comprensión, os ha hecho algo más tolerante, más sensible, un poco menos cruel, ligeramente menos duro, algo más entendido.
17 Ahora, la mayor parte de la humanidad, ya no dice como antes: hay que quemar vivo a ese, porque tiene el diablo dentro o está lleno de demonios. hoy, ya muchos de vosotros decís: los demonios somos nosotros, cuando obramos mal; no creo que haya tal diablo o satanás con cuernos, cola y otras pequeñeces que solamente pueden espantar a los niños mal enseñados.
18 Ahora por mi enseñanza, ya comprendéis que la alegoría de los ángeles caídos en desobediencia, sois vosotros, los moradores del planeta tierra; y empezáis a reconocer que ese ser imaginario que me ponéis como adversario y que considerabais enemigo de Dios y del hombre, no es más que vuestra propia desobediencia a mi Ley, vuestra inclinación a las bajas pasiones, vuestra soberbia, egoísmo y vanidad; es todo aquello; con que por medio de la carne, tentáis a vuestro propio espíritu y al de vuestros hermanos.
19 Sí, es verdad, todavía hacéis y pensáis, amados míos, muchos actos indebidos; pero, ¡alegraos! Vais adelantando, aunque algunos de vosotros supongáis lo contrario porque os dejáis guiar en vuestros ligeros juicios, de vuestras impresiones superficiales y momentáneas y todo lo relacionáis con la vida de la carne, con vuestros momentos y con vuestro alrededor; no abarcáis el gran conjunto mundial visible e invisible y por eso os equivocáis en vuestros pareceres; pero en verdad os digo, que esos momentos y esas impresiones vuestras; son, dentro de vuestra vida real o espiritual, menos que un parpadeo en vuestra vida de peregrino en este mundo.
20 Según vuestro estado, pueblo, según vuestro merecimiento y vuestra necesidad y capacidad de comprensión, así os he mandado a mis mensajeros para que os guíen; y según encuentro vuestra mente, así os enseño.
21 También, en correspondencia perfecta con lo que sois, os toco secreta y ocultamente; mas, respetando siempre vuestra libertad de actuar hasta los límites justos que os da el amor del Padre. He ahí por qué todos los humanos tienen el sentimiento innato de la existencia del Ser Supremo.
22 Os repito: que porque tenéis la relativa luz que habéis ganado a costa de multiformes aprendizajes y con dolor, el amor viene, como siempre, en vuestra ayuda y os trae un nuevo libro que substituya a vuestros vetustos volúmenes que llamáis sagrados.
23 Esos antiguos textos que llamáis sagrados, cumplieron ya su cometido; amadlos a todos sin distinción de creencias o religiones: respetadlos, repasadlos si queréis y tomad de ellos, solamente su inspiración pura, o sea, lo que tengan de amor y de claridad espiritual; y, apartad lo demás. Amadlos, sí, porque en el pasado fueron en parte útiles para vos, o para vuestros hermanos; y por último, guardadlos, archivadlos en vuestros libreros. A su escogido lugar de antaño llega un nuevo sol a iluminaros, un nuevo libro con más claridad, que os trae lo que vos ansiáis y esperáis: luz y más luz, amor y más amor, verdad y más verdad, que lo mismo es todo esto, cuando de espiritualidad se trata.
24 ¡No sentís, pequeño mío, que la humanidad ya no puede resistir tranquila, tanto mito, tanta mentira, tanta comedia y falsedad? Los hombres ya no pueden ni deben nutrirse con las tradiciones inútiles de tantas prácticas y costumbres anticuadas.
25 Estáis ya más preparado para recibir más luz, así es que, muchas tinieblas y obscuridades se alejarán de vosotros; mas, cada una, a su tiempo; unos primero y otros después, acercándose van a mí. El lugar, lo escogéis vos, mi parvulillo, y el tiempo, también.
26 Sin embargo, nadie ni nada pueden opacar indefinidamente la claridad y la comprensión de los resplandores de luz del amor divino y salvador del creador.
27 Habéis estado por siglos y estáis todavía, divididos por diferentes sectas, ciencias, filosofías y religiones porque siempre habéis tenido deseos e intuiciones de conocer algo distinto de lo que conocéis, y que no os agrada a plenitud.
28 Todavía tenéis el corazón marchito y el cerebro frío a pesar de las hogueras que arden en las montañas de tantos libros y tantas creencias; mas, pronto tendréis que agruparos las mayorías, para recibir el suave calor de vida que emana del libro de la Verdad del Padre: el gran libro de la vida eterna.
29 Agonizando estáis de sed espiritual; os enjutáis por falta del rocío de afectos y cariños inconmovibles y puros; os sentís solos y secos sin correspondencias fraternas y sin albura en el alma ni lucidez en el espíritu; y por eso os vengo dando en abundancia; por eso vengo derramando entre las páginas del libro de mi amor, los torrentes multicolores y cristalinos que calmarán vuestra sedienta agonía, y harán resurgir y aflorar, a las ocultas virtudes de vuestro espíritu.
30 Pues bien, escuchad, para que os arranquéis las viejas cortezas que cubren vuestro entendimiento y no os dejan contemplar, los bellos arcoíris de las irradiaciones de mi luz:
31 A través de los siglos, algunos grupos de la humanidad, han hecho de Jesús, del manifestador del Cristo, un hombr eDios exclusivista y seleccionador de idólatras, de fanáticos y, ved qué enorme contradicción del hombre: de anticristos.
32 Esos, mis pequeños amados que se nombran a sí mismos: “cristianos” divididos están en diversas religiones; no se aman en verdad, se han convertido en sectarios intransigentes que anatematizan y menosprecian a sus hermanos. Son cristianos sin amor, es decir: no son cristianos. Pues quien no ama, en espíritu y verdad, de cierto, os digo: no es cristiano.
33 A través de los siglos, algunos grupos de la humanidad han hecho de Jehová, el Dios de Moisés y de mis hijos los judíos y de otros, el Padre de Jesús; y lo “representan” como a un anciano lleno de muchos de los defectos y pasiones de la humanidad: vengativo, cruel, interesado, exigente de frivolidades y oropeles, lleno de vanagloria y más terrible que el peor de vuestros jueces.
34 A Jesús, le han convertido en un ídolo pagano, en una imagen humana tristemente multiforme que venden y explotan en sus comercios y en sus lucubraciones mentales.
35 A través de los siglos, algunos grupos humanos han hecho del Espíritu Santo, otro “hombresímbolo” con los mismos defectos de los otros dos. No hablan de las virtudes que les atribuyen porque eso es contradictorio, es inverosímil, es absurdo, porque hombres o espíritus, que tengan esas tremendas potencias y pasiones, no pueden tener virtud alguna.
36 Así es que allí tenéis, tres figuras humanas representativas, dicen, “de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo”, a las que han denominado: “la santísima trinidad divina” o bien, siguen afirmando: “tres personas distintas y un solo Dios verdadero”, mas, como esos grupos humanos no pueden explicar ese mito triforme, agregan, encerrándose en su propia ignorancia e impotencia: “es el misterio de la santísima trinidad sagrada”.
37 En verdad os digo: que no hay tal “misterio” ni hay tal “triángulo santísimo” y mucho menos, hay, ni hubieron jamás, tres “personalidades” en forma de hombrecillos pasionales que sean tres “dioses” que constituyan al Dios verdadero, al Ser Supremo, al Ser absoluto del que dimanó la primer a esencia creadora del cosmos universal.
38 Ya os dije: que Dios, no es hombre, ni el hombre es a su imagen y semejanza, ni en la forma ni en los atributos humanos. Mas no os asombréis, ni critiquéis, ni os burléis, parvulillos míos, de otras creencias.
39 Todos vosotros, en el hoy o en el ayer, habéis hecho como ellos, habéis adorado como a “dioses” a otras trinidades: a las bestias, a las aves, como también a las piedras, a los astros, y como ellos, o peor que ellos, habéis convertido en “dioses” o en “jerarcas” o “jefes celestiales” y misteriosos: desde a los insectos, reptiles y batracios hasta vuestros hermanos en tinieblas o hasta cierto punto iluminados.
40 Yo tengo potestad para señalar sus errores a toda la humanidad; errores que con mi luz, corrijo; con mi amor, perdono; y con mi ejemplo, domino.
41 Yo tengo potestad para remover las llagas del humano, para sanarlas con mi amor; pero ningún ser humano en el mundo, tiene potestad para menospreciar ni burlarse de las creencias espirituales y religiosas de alguien.
42 Sois los padres y los hijos, los siervos y los esclavos, de sectas y más sectas, de malas costumbres y más malas costumbres, de absurdos y más absurdos, de vicios y más vicios; !por eso!: porque sois intolerantes, burlones, ególatras, ciegos defensores fanáticos de vuestros respectivos mitos; adoradores de imágenes, de símbolos y de metodismos rígidos; reverenciadores de extravagancias, admiradores de pequeñeces y podredumbres, estudiantes torpes de pequeñeces y más pequeñeces, ¡oh, cultiparlistas, cultivadores de la incultura espiritual!
43 Pero sois mis hijos muy amados, las ovejillas temporalmente perdidas, sois mis futuras estrellitas que iluminaréis en el universo.
44 Yo no vengo a heriros, vengo a enseñaros, a uniros; vengo, como antaño vine, a deciros que os améis con amor santo, que dejéis de ser eso que sois por vuestra propia voluntad; que más allá de esta vida material tenéis otra vida superior. Mas, necesito manifestaros claramente los conocimientos de la Verdad, que vosotros mismos me pedís, porque no respondéis al amor.
45 ¡Ah, si supierais responder al amor! No habría necesidad de deciros amargas crudezas, porque no tendríais errores, ni creencias absurdas, ni habladurías imaginarias, ni tristes problemas; todo entre vosotros, sería paz y armonía, sabia actividad y renovación perfecta.
46 Yo os he hablado con palabra sencilla y clara, humanidad; pero queréis la Verdad científica, la deductiva, la derivada de vuestra lógica y de vuestro léxico, queréis la Verdad que llega al cerebro antes que la Verdad sencilla, que llega al corazón. ¡Y allí, la tenéis!, eso sois, dicho está.
47 Seguid escuchando, mis bienamados, seguid escuchando con serenidad y fortaleza, porque necesario es que cauterice los infectos y contagiosos focos de vuestros males.
48 Entended que toco precisamente la leyenda de esta “trinidad”, porque es allí donde habéis tratado de meter al Cristo, al Ser que animó a Jesús, a mí; mas entended que para mí, todas vuestras grandes religiones son solamente sectas; entended que yo no tengo escogidos ni vine a fundar ninguna religión; esas, las hicisteis vosotros.
49 Yo, vine a poneros ejemplos de amor y de sus grandezas objetivas para que de cualquiera de esos ejemplos pudieseis derivar sistemas superiores de convivencia terrenal, plenos de armonía.
50 Yo os he dicho, que todas las sectas que habéis formado, andan confundidas; pero también os he dicho, que todas han tenido un origen elevado y que sobre todas ellas flotan todavía vestigios o huellas de altura, de pureza, de paz, de rastros de mis iluminados o míos.
51 Si habéis empleado algunas de vuestras ciencias para analizarme y juzgarme, ¿no os parece más razonable y sencillo, que las uséis para analizaros a vosotros mismos y que sigáis con vuestros est uDios hasta llegar a deshacer el imperio de vuestras frívolas costumbres de locos materialismos?
52 ¡Contemplad cara a cara, sin cobardías ni sofismas, vuestras falaces estructuras sociales y morales; colocaos, con el mismo valor que tuvo Jesús, en todos los ángulos del panorama de vuestro actual vivir para que lo podáis embellecer; sirviéndoos de vuestro propio conocimiento científico, también os ayudaré por ese camino más complicado y más tardío, si es que sois tan duro que rechacéis el suave irradiar del amor sentido que todo os lo facilitaría, sin tener que afanaros, ni desvelaros tanto en vuestros pequeños est uDios de saboríos profanos!
53 Os digo que habéis tratado de rebajar y dividir a Dios, en “tres figurillas humanas” y defectuosas; que lo habéis tratado de humanizar, de rebajarlo a reptil, a bestia, a pájaro, a piedra, a símbolo y así habéis también inventado, el rebajar a los espíritus de luz, vuestros hermanos mayores.
54 Y, como vos sois, ¡oh, humanidad! Contradictoria en casi todo, mientras por un lado bajáis y materializáis al Ser Supremo, por otro lado, habéis hecho dioses de todo y habéis “divinizado” o “santificado” a muchos de vuestros hermanos.
55 ¿Quién creéis que sois vos, humanidad, y quién os ha dado la autoridad y la sabiduría espiritual necesarias para conceder “lugares escogidos” y “jerarquías sagradas” o “divinas” a los humanos, a los animales y a las cosas?
56 No hay más que una sola armonía universal y sagrada; una sola energía suprema, una esencia creadora de todas las grandes luces, mi pueblo. Pero toda esa sublimidad, no la podéis definir ni representar, porque no la podéis entender ni abarcar con vuestra mente reducida y trastornada por vuestro materialismo.
57 Tampoco vuestro pequeño lenguaje puede expresar lo divino, ni definir lo indefinible con vuestros reducidos términos humanos.
58 No tratéis de encerrar a Dios en “palabras”, ni en “alegorías” porque incurriríais, indefectiblemente, en las mismas equivocaciones que han tomado fuerza en vuestro mundo; porque vuestra ceguera voluntaria es, ya de siglos.
59 Decid, con simplicidad e inocencia: Dios, o como vosotros queráis en vuestros dialectos; pero decidlo, con una sola idea plenamente deseada o sentida: la idea del amor inmenso, que os enseñé encarnado en Jesús para vuestros hermanos y para Dios, es decir: decidlo, pensando en Jesús, para que lo tengáis como punto de referencias; pero no para que a la “imagen” que creéis, de aquel cuerpo, la hagáis Dios.
60 Con “alegorías”, “símbolos” y pobres “definiciones” de Dios, sólo hacéis negadores de Dios o pequeños de espíritu.
61 Fijaos en que he dicho: dialectos, porque ninguno de vuestros “idiomas”, tiene las palabras dignas y propias para manifestar exactamente lo que es de Dios, lo que es fragancia de esencia purísima, lo que es espiritual.
62 Para definir lo del espíritu, vuestros idiomas son pobres; son menos que los dialectos primitivos, para los conocedores de las lenguas de hoy.
63 Por eso, en todos los tiempos, he tenido que hablaros con metáforas, con parábolas, con perífrasis, con sencillez y de diversos modos; pero, ya lo veis, aun hablándoos así, poco me entendéis; porque os falta, por propia negación, la bella y diáfana voluntad para percibir las delicadas sensaciones de la alta espiritualidad.
64 Vosotros, siempre estáis riñendo por el significado de vuestros vocablos; y a medida que conocéis más palabras, más crece vuestro orgullo y más confundís vuestro espíritu.
65 ¡Ah, hombres de muchas palabras, de muchas lenguas y de muchas creencias, pero de muy pocas obras de amor!
66 La humanidad ha hecho de sus propias creaciones, laberintos y más laberintos de incomprensión y de insapientísima necedad. Unas de esas creaciones, son sus idiomas.
67 Los animales se entienden y las aves entonan sus trinos en todos los confines de la tierra, con la misma y atractiva sencillez y uniformidad. Las fieras, al rugir dan gracias al Padre; pero vosotros: os dormís maldiciendo, os levantáis odiando y camináis renegando de todo y sin entenderos los unos con los otros.
68 Todas las especies de criaturas que conocéis, cumplen sus misiones mejor que el hombre y se entienden mejor que el hombre. ¿Por qué? Porque todas siente n la Ley divina mejor que vosotros; y porque vosotros, ya os lo he revelado: habéis invadido, os habéis entremetido en los dominios que no os pertenecen y mucho habéis echado a perder a vuestro alrededor y en vuestro propio perjuicio.
69 Vuestros dominios, son los del Espíritu, los de las energías vibrantes de vida luminosa; mas, habiéndoos salido de esas dimensiones, habéis penetrado a la materialidad; y a ésta, la habéis corrompido porque no la entendéis.
70 Yo vengo a enseñaros cómo, aun dentro de los estados de la materia en que os encontráis, podéis también armonizar con el espíritu, transformando vuestro paso por el mundo en bellísimo progreso, que os dará aquí en la tierra y en el más allá, cuando dejéis vuestro cuerpo humano, sorprendentes y gratas sensaciones en espíritu y en verdad.
71 ¿Cómo? Imitando a Jesús. ¿Cómo imitaréis a Jesús? Amando a vuestro semejante como a vuestro propio hijo, como a vuestra propia madre, como a vuestro propio hermano. Amándolo todo, bendiciéndolo todo en el nombre de Dios; respetando la vida material de todos los seres y amándoles también con suave ternura.
72 ¡He ahí! Mi pequeño párvulo, cómo podéis ser un pequeño Jesús, en la tierra; un discípulo del Cristo, aquí y un espíritu de luz en el más allá, que vuele feliz a los campos espirituales que le pertenecen para ocupar su lugar en los sublimes designios del Padre.
73 Si así lo hicierais, no volveríais a reencarnar en este mundo; en el que sufrís, porque no estáis en vuestro medio espiritual y os encontráis materializado. Ascenderíais rápidamente y cumpliríais con inmensa alegría las altas y delicadas misiones espirituales que os corresponden en el gran todo universal.
74 En todos los tiempos habéis tenido guías espirituales y materiales de diversos grados que os han enseñado y demostrado las potencias de las virtudes, de la gran palanca: el amor.
75 Hermanos vuestros más adelantados, purificados los más, como estáis siendo vosotros, han venido como orientadores, y otros os han puesto el ejemplo de cambiar su vida llena de errores por otro modo de ser mucho más digno y elevado.
76 En todos los tiempos habéis tenido los clamores y los reflejos de vuestro origen espiritual.
77 A cada momento, desde la infancia hasta la vejez, os encontráis con ejemplos vivos, fuertemente impresionantes, toscamente objetivos y clarísimos, de lo que hace el amor y de lo que hace el desamor; mas, vosotros, queréis tercamente ser más duros que las rocas y no tomáis la enseñanza que a gritos os expresa el diario vivir.
78 Si comenzáis, analizando desde los microbios, que hacéis malignos, si seguís con los insectos y los reptiles, para algunos venenosos si continuáis hasta llegar a las fieras; y si así, meditando y analizando, llegáis al hombre y finalizáis vuestras observaciones en los espíritus desencarnados y en tinieblas que poca diferencia con el hombre tienen, os encontraréis con millares y millares de ejemplos y de respuestas que harán concluir vuestro estudio con la afirmación irrebatible, evidente y clarísima, de que: todos responden noblemente, con cariño y mansedumbre, cuando se les trata o toca con el amor.
79 Y pensáis: ¿pero, cómo voy a tratar con nobleza y con amor a un microbio maligno que ni siquiera veo, o a una víbora ponzoñosa?
80 Yo os lo he dicho: bendiciendo, con auténtico amor de Dios, con amor como el que manifesté en Jesús, a todo lo visible e invisible; porque si vuestro corazón, no irradia amor del mío, al lanzar vuestra bendición, nada obtendréis; mas, si sentís en vuestro espíritu, al Cristo, ya veréis entonces las maravillas que ocurren.
81 La domesticidad de los animales está en su mansedumbre, en su docilidad, en su alegría purísima, y con ellas responden jubilosos al hombre en sus llamados de paz, de amistad, de concordia, de caricias y amor.
82 ¡Ah humanidad! En verdad, os digo: que así como responden los animales y los hombres al amor divino, así responden, dentro de sus esferas de acción y de reacción, todos los elementos, todos los reinos, todas las fuerzas, todos los fluidos, todas las cosas, por eso os digo, que bendigáis todo con amor, en el nombre del creador universal.
83 Bendecir, es perfumar; es decir el bien, sentirlo y darlo; es saturarlo todo con amor divino, con ternura de madre, con arrullos de bondad; es impregnarlo todo con pensamientos sublimes de dulzura inmaculada; es llenarlo todo de paz y de melodías de conciertos celestiales, en armonía con la creación.
84 Eso y más es bendecir, humanidad; quitad esas desdichas y tristes definiciones de vuestros diccionarios y de vuestras enciclopedias salpicadas de dolo; y dad un paso hacia adelante enalteciendo vuestro léxico, para que interpretéis mejor la luz espiritual.
85 ¡Ah humanidad! ¡Ah, humano negador del Cristo, pero a pesar de eso, muy amado mío! Ya que lo que vos, tenéis, vuestras monedas, las dais con desprecio y asco a las manos cansadas y adoloridas de vuestros hermanos los pobres; ya que vuestras monedas, las dais con orgullo de vano gran señor, humillando y estafando a vuestros trabajadores, a quienes turbáis y enloquecéis, con los yugos de vuestra economía dizque científica y absurda.
86 Dad siquiera, sin orgullo y sin repugnancia, a solas en vuestro cuarto, dad un poco de amor del omnipotente, de la bondad y gratitud de vuestra alma; bendecid y orad, aunque sea nada más por vos mismo, por vuestros hijos y por vuestros padres, para que vayáis así aprendiendo a sentir lo que es generosidad, grandeza de corazón, altitud de espíritu.
87 Mas, vos, mi parvulillo, en la noche, en el día, al apuntar la aurora, a todas horas, en todo lugar, siempre que podáis, tened presente a Dios, a vuestro Maestro divino y decid: mundo mío, yo te bendigo en el nombre de mi amado Padre universal; yo te mando todos los pensamientos de paz, de dulzura, de armonía y de fortaleza que ha puesto en mi corazón, mi Maestro muy amado.
88 Y, comenzando así; y poniendo en ello todas las exquisiteces inmortales de vuestra alma; en vuestro espíritu, yo os intuiré los pensamientos para que lo bendigáis todo; y si me obedecéis, si comenzáis a educar vuestro espíritu en esa amorosa disciplina de saber orar, bendecir y esperar del gran dador el bien excelso para todo lo que os rodea; principiaréis, a sentir agradables y extrañas emociones; sentiréis hondas e indefinibles conmociones espirituales, grandes sacudidas morales, porque habréis empezado a sentir al Cristo, en todo vuestro ser; porque estaréis en mi camino como mi trabajador verdadero, rompiendo las densas tinieblas, el ambiente pesado de sangre y de lágrimas que envuelve a vuestro mundo.
89 Y, entonces, empezaréis a ver maravillas en vos mismo; os transformaréis, os haréis fuerte, grande y luminoso; se alejarán de vos las angustias y las enfermedades, todo irá cambiando a vuestro alrededor; os haréis sereno, impasible, justo, majestuoso, humilde, manso y puro en materia, alma y espíritu.
90 Todo eso y más, parvulillos míos, ocurrirá en vos; todo eso y más, ¡oh, parvulito mío! Es ser un pequeño mesías, un pequeño Cristo en la tierra.
91 Ya veis, criaturas mías, que orar y bendecir es algo inmensamente más grande y más poderoso que el repetir tediosamente las pobres palabras de vuestros rezos, cantos y ceremonias chocarreras que nada pueden, mucho dicen y nada valen; pero en cambio, agostan, envenenan o matan los sentimientos elevados y radiantes que habéis sepultado en la tumba helada que habéis hecho de vuestro propio corazón.
92 No acostumbréis hacer rezos y cantilenas con palabras y cultos que todo pueden tener, menos amor. Orad con el espíritu; bendecid con el alma; mandad grandezas espirituales y materiales a todo lo que es o existe, con toda vuestra alma. Para vos, no pidáis nada, y ¡oh, poder infinito del amor! ¡Oh, alquimia divina que todo lo transforma!, todo vendrá a vos, en grande por añadidura.
93 Porque, acordaos, siempre os lo he dicho, recibiréis multiplicada la semilla que vos estaréis lanzando, con el pensamiento, palabra y obra, en los surcos concéntricos de vuestras sincronizaciones espirituales.
94 ¡Amad! Os he dicho; ¡amad! Os repito; ¡amad! Os diré eternamente; y cuando sepáis ya, seguir mi consejo plenamente, todo lo demás os vendrá por añadidura, en lo material y en lo espiritual.
95 Os he aclarado que Dios, no es “tres” y que “tres”, no pueden ser Dios. Dios es, lo que vos no podéis saber, ovejita mía, muy amada. Dios es, lo que vos no podéis entender a plenitud, porque tenéis carne, porque tenéis materia y mente limitadísimas.
96 Dejad de estudiar tanto a Dios, porque os extraviáis, os perdéis. Dejaos de analizar a Dios con vuestros pobres conocimientos y alcances humanos, porque más os confundís.
97 El pequeño, que por sus caminos de límites estrechos pretendiera clasificar a Dios, quedaría turbado, anonadado, enajenado.
98 Sólo Dios entiende a Dios. A vos, os toca dejar que su amor os guíe. Dejad que el recuerdo y la enseñanza de Cristo, en Jesús, sean la luz que os oriente en todos los pensamientos, palabras y actos de vuestra vida.
99 Lo más grande que pálidamente podéis entender de Dios, es el ejemplo del mesías negado, del Cristo increído, del Jesús crucificado
100 Y ya os dije, que vos, podéis y debéis Ser, un pequeño manifestador del amor de Dios. Cuando lo seáis, sabréis y sentiréis un poco más de Dios porque estaréis más en armonía con la inteligencia suprema.
101 Dejad que os guíe, el fuerte, por su humildad; y el grande, por su sencillez. ¿Qué no podéis todavía entender que la fuerza, el poder, la grandeza y la dicha están en la energía impoluta, dominadora y sutil, de la excelsa humildad y sencillez del corazón? ¿Qué no pensáis que la sencillez y la humildad, son hijas del amor?
102 Si amáis, es imposible que no seáis manso, sencillamente majestuoso, sereno, como Jesús, lo fue. Si amáis, no necesitáis alegorías, ni ritos, ni cultos, ni algo externo, porque lleváis en todo vuestro ser, la irradiación de una luz interna, cuyos destellos os cubren de aureolas bellísimas, ante las que se romperán todas las tormentas y tinieblas de este mundo.
103 ¡No hagáis ya más deslucir lo divino, pueblo! ¡No digáis ni cometáis más blasfemias, pueblo! ¡No maldigáis jamás a algo ni a alguien, párvulo mío! Aunque os estén matando, aunque os estén sacrificando.
104 ¡Oh, pueblo amado!: ya no hagáis el “símbolo” de la cruz materialmente en vuestro cuerpo, puesto que me encuentro crucificado en vos mismo. ¡No profanéis más lo divino!, porque en verdad os digo, que es profanarlo, es motejarlo; es mucha la ingratitud con que respondéis a Dios, cuando hacéis todas esas prácticas externas que habéis heredado y con las que os habéis cegado y endurecido.
105 Empero, a Jesús, le visteis, y si queréis por algún tiempo más estatuas o imágenes, allí tenéis en las que os habéis imaginado a Jesús, ¡seguidles crucificando, humanidad; seguid crucificándome a través de vuestros bronces y en vuestros barros, si es que acaso no os bastan todavía los centenares de años que lleváis de exhibirme como el cadáver de un débil y agotado!
106 Sois un mal interpretador, un artista de pobre lucidez imaginativa, ¡ah hombres de la tierra! Cuando pintáis e imagináis a un Jesús con rostro dolorido, exhalando quejas y pidiendo mercedes a Dios.
107 Yo, traía caridades de Dios y vine a darlas, no a pedirlas; y caminé sereno e imperturbable, entre los turbados de aquel tiempo.
108 Cuando un Espíritu de luz, que es uno con el Padre Celestial, irradia en un cuerpo de forma humana, no hay armas ni suplicios que dobleguen a ese cuerpo superior, entonces, ¿por qué pensáis que yo, en la carne de Jesús, me convertí en un pusilánime o cobarde, ante lo que yo sabía, que tenía que suceder?
109 ¡A eso vine! A enfrentarme a eso, que vosotros llamáis grande y difícil sacrificio; y que yo llamo, pequeño y fácil deber de amor. Vine a poneros ejemplos, de lo que es la fuerza amorosa del Padre; a probaros la potencia del amor, ante vuestras equivocaciones y barbaries; no vine a enseñaros debilidades, timideces o ignorancias; sino a demostraros fuertemente la plena sabiduría de la conciencia valerosa e invencible que está llena del amor y de la luz de Dios.
110 ¿Por qué no hacéis monumentos de Jesús, levantando, con el solo poder de su amor, a un hombre putrefacto, ¡a vos, por ejemplo?
111 ¿Por qué no hacéis esculturas de Jesús, dándoos, ¡humano insensato!; ¡dándoos, la salud de vuestras llagas y la paz a vuestro espíritu?
112 ¿No os avergonzáis de presentarme hecho vuestra víctima, coronado con espinas, herido y colgando, enclavado en este madero que erróneamente adoráis?
113 ¿Por qué no tenéis como símbolo de vuestra supuesta justicia y de vuestro aparente amor a la sociedad: a la guillotina, a la horca, a las cárceles o a vuestros fusiles, que son otras tantas cruces, para vuestros hermanos? Así seríais, ¡oh, mis amados! Más racionales, como presumís de ser, mas en realidad no lo sois.
114 ¿Cuándo empezaréis a hacer los grandes monumentos de vuestros héroes, danzando sobre los que mató y dándoles la espalda a las viudas y huérfanos que dejó y que gemían amargamente; mientras vuestro supuesto gran hombre, se embriagaba con vinos y mujeres tan inconscientes como él?
115 ¿Por qué no “simbolizáis” y metéis en vuestros “vinos” y en vuestros “panes”, los cuerpos de vuestros colgados, de vuestros electrocutados, de vuestras mujeres burladas y de vuestros hijos abandonados?
116 ¿Por qué no personalizáis, les prendéis candelas y les hacéis rimbombantes cultos y ceremoniosas farsas, a las pocas maldades de las que todavía os avergonzáis?
117 Y os digo pocas, porque no todas os lastiman; de muchas os jactáis y a otras las adornáis con descaro, con vanidad o con barbarie entonces, ¿por qué hacéis todo eso con la representación de Jesús ensangrentado?
118 Vos, ocultáis o defendéis vuestras faltas, os vestís de simuladas “virtudes” y cubrís la desnudez de vuestras carnes; pero desnudáis al Cristo y a vuestros hermanos; despedazáis y devoráis, al nazareno y a vuestros prójimos.
119 Vos, destrozáis cuerpos y os hartáis de variadas carnes, pero no os gusta que os destrocen ni que se harten de vos.
120 Con inaudito desdén y petulante arrogancia, llamáis salvajes, a las criaturas de la naturaleza que os comen; y vos, ¿acaso no hacéis lo mismo devorando animales de variadas especies?
121 ¿Acaso creéis que las raquíticas fuerzas de vuestras necias costumbres, ¡oh, mis pueblos! Son “grandes poderes” que el Cristo no pueda tocar y desvanecer?
122 En verdad os digo, que vuestros cuerpos, son más dignos de ser el alimento de los animales de rapiña; que las carnes de mis animales puros, los manjares de las mesas de vuestros festines.
123 Y, como para vuestra glotonería, como para vuestra gula, os parecen poco, todos los seres que cruelmente matáis para engullir, habéis inventado, “el comeros el cuerpo y el beberos la sangre de Jesús”, en apetitosos “símbolos” que ponéis en vuestras copas de oro.
124 Vos odiáis y deshonráis, os vengáis siempre que podéis y maldecís; pero no os gusta que os odien, ni que os deshonren, que de vos se venguen ni que os maldigan.
125 ¡Todo lo convertís en alegorías, simbolismos y filosofías de paja, humanidad!, habláis de “trinidades”, de “dualidades” y “unidades”, de números “sagrados”, de “cábalas”, de “estrellas” con vértices de más o de menos, de palabras “misteriosas”, de “sellos”, de “catedrales”, del “ojo de Jehová”, de “círculos”, de “talismanes”, de “signos” y de “fórmulas”, todo ello, repleto de superstición; y caéis en una falta peor, al tratar de “divinizar” todo eso.
126 Amados míos, de todas las creencias y conocimientos mal encauzados: ¡destruid ya esa avalancha que os ha enfriado y aplastado el corazón! Si no lo hacéis, estáis llevando a las mentes sencillas, confusiones y tinieblas que les alejan más y más de mi amor.
127 Y después, de decíroslo esta vez tan claramente, seréis más responsable que antes, de las incongruencias de vuestros hermanos, de las malas costumbres del mañana; y de acuerdo con vuestra Ley de expulsión simple y de reabsorción multiplicada, ¡muy dolorosamente, lo pagaréis!
128 ¿Qué tiene que ver esa caterva de vanas estulticias que matan el sentimiento, con la dulcísima emoción espiritual, del amor a todo lo creado?
129 ¿Cuándo habéis visto a una buena madre, mujer o animal, tratar de demostrar su amor o su afecto maternal, al hijo, con prácticas estudiadas o faramallas externas, para opacarle sus nobles sentimientos; y colocarle en su lugar, automatismos rígidos y oropelescos?
130 Si una buena madre, nada material tiene para darle a su amado pequeño, le bendice con toda su alma, le mira dulcemente y llora a solas; pero jamás, trata de deslumbrarle con actos vacíos de amor y colmados de orgullosas y vanas artimañas.
131 ¡Pues bien! Eso hacéis muchos de vosotros que os llamáis grandes sacerdotes o grandes guías espirituales.
132 ¿Por qué no les guiáis con el ejemplo, como lo hice yo, a través de Jesús? ¿Por qué no les enseñáis a bendecir, a perdonarse, a disculparse los unos a los otros; a ser mansos y dulces, buenos y complacientes, a pesar de que les hagan sangrar su corazón?
133 ¡Entended! Que si no lo hacéis así es porque no tenéis ni el más pequeño reflejo de la sabiduría del Cristo, para derrumbar la montaña de fetiches y de sombras que habéis formado, reformado y reheredado, de los unos a los otros.
134 ¡Ya no temáis arrancar las cortinas de asfixiante humo en doquiera que se encuentren. No temáis ser sembradores de amor; porque ya no hay cruces, ni hay caifases, ni hay pilatos, ni sois vosotros, Jesús!
135 Pequeños calvarios sin cruces, podréis encontrar a vuestro paso; pero avanzad por ellos cubriéndolos de efluvios de serenidad; ¡marchad sobre ellos sin cobardías, indignas de auténticos cristianos!
136 Jesús, ya fue, y Cristo, fue, es y seguirá eternamente siendo: el amor divino, en Espíritu y gran verdad.
137 Es el Espíritu supremo, eterno e inmutable, el Espíritu de consolación, el Espíritu de la santa verdad, no persona alguna. Es, la esencia vibratoria del Espíritu de Dios que palpitó en el Jesús amoroso y que también palpitará en vos, cuando amar sepáis.
138 Es, el efluvio del mismo Padre Eterno: el Cristo y sus discípulos. Eso es lo que viene a despertaros, ¡oh, humanidad!
139 Dejo en vuestra mente un átomo más de sabiduría; dejo en vuestro corazón un átomo más de mi dulzura y amor; no permitáis que se os escapen esas esencias purísimas, ni las rechacéis; porque lloraríais más tarde vuestro descuido y vuestra ingratitud.
140 En mi divina bendición, os dejo todo lo que es para vuestro bien supremo; mi pueblo, permaneced en ella.
¡Mi paz, sea con vosotros!
68. Los próximos al reino de los cielos
1948 – 1950
1 Que sea en este mundo, la luz de la Verdad. Que brille en este mundo, la luz de la gloria, y que el hombre, sea controlado por la justicia y el orden. Que se ilumine el mundo, con la luz del justo, con la luz del redentor del mundo, con mi luz: que está en vuestra alma, mi pueblo.
2 Pueblo amado, sed bienvenido, yo os recibo en el nombre de la potencia amor, que es la potencia creativa, que es la potencia creadora del ser humano, de su poder y de su luz. Yo, el amor, os consuelo en vuestras penas y os dirijo en los diferentes caminos de vuestra vida humana y espiritual.
3 Sed bienvenido, porque como luz de santo Espíritu, es desbordante en esta noche, la irradiación del que en aquel tiempo, a través de Jesús, fuese en el mártir del gólgota; es desbordante, mi ternura y mi amor para vos; la bondad que consuela, el amor que acaricia.
4 La dulzura que hace olvidar vuestras tristezas, está irradiando para vos, congregación bendita. Os estoy dando, mi pueblo, de mí mismo, de los propios resplandores de la luz de mi pensamiento para iluminaros; os doy del néctar que irradia mi Ser, de la esencia, substancia y fragancia que emana del amor divino; de ella recibid, mi pueblo, porque a vos viene, porque para vos es.
5 Una noche más de amor, una noche más de paz, una noche más de luz para confortaros; y sed bienvenido, mi pueblo, en nombre de mi amor. ¡bienvenido seas, Maestro! Me decís, ¡oh! Pueblo amado.
6 En esta noche bendita de gracia, se abren las páginas del gran libro de la vida, para encontrar en ellas, algo sublime de la vida verdadera, de la historia de aquellos que están próximos al reino de los celos.
7 Yo os hablaré en esta noche, mi pueblo, de ellos, de los que están próximos al reino. De aquellos de los que tenéis tan pocas ocasiones de oír, de escuchar y conocer, porque pasan muchos años, cientos de años y milenios, para que los próximos al reino dejen en la tierra, la huella luminosa de su paso.
8 Todos vosotros, sois hijos del reino, porque sois hijos del celo; pero no todos vosotros, estáis ni sois, de los próximos al reino.
9 Si todos vosotros, sois hijos del reino y sois hijos de Dios; no todos vosotros, estáis tan unidos al Padre Dios, como aquellos que ya están próximos al reino.
10 Y de ellos, os voy a hablar en esta noche, para que recapacitéis y podáis tomarle amor a la vida, amor a la Verdad, amor a la evolución constante y eterna. Para que podáis conocer, cuál es vuestro futuro y bendigáis vuestro sendero, como quiera que sea, con espinas o con rosas; porque todo es enseñanza y toda experiencia grata o no, será siempre para el bien del espíritu; ya que todo espíritu, necesita pasar por todos los conocimientos expresados en el todo mismo y que vienen de Dios, para entonces, ya con la sabiduría adquirida, poder elevarse por encima de los mundos.
11 Necesitáis pasar por todas las experiencias que os dignifican, para que en ellas podáis acrisolaros y elevaros, porque ese es el camino de la perfección; y ese camino de la perfección, es para cada espíritu en cuerpo o en alma, encarnado o desencarnado.
12 Pueblo amado, vos no sabéis, porque no habéis hablado como uno de los próximos al reino, de lo que ellos son capaces. Sin embargo, yo os lo diré, pero comprended también que más allá de éstos, están ya los que están en el reino. Que si los próximos al reino, hacen tantos bienes con sus facultades y poderes; los que están en el reino, hacen más maravillas.
13 Pues bien, aquéllos que en forma natural, sin artificio, cual el nacimiento de las flores en los campos, espontánea y libremente son prestos al amor, a la bondad, al perdón y a la ternura; aquéllos que con sumisión y obediencia están dispuestos a servir a Dios, es cuando ya en su corazón y en su alma, está la luminosidad de las potencias espirituales que se están desarrollando en las virtudes y poderes de su espíritu, hasta verse en su alma, la blancura de la luz resplandeciente.
14 Aquellos, los bienaventurados, los que ya siente n la fe y el poder de la fe, los que ya siente n el amor y el poder del amor espiritual y sus virtudes, los que ya tienen la dicha de sentir ternura, yo les he visto, mi pueblo. Yo les he visto espiritualmente, alegres o tristes, gozando o sufriendo, pero siempre firmes, sea que la vida les brinde rosas, sea que la vida les conceda solamente espinas. Yo les he visto, mi pueblo, sentirse iluminados por su fe, fortificados por el Padre Dios, pronunciando el nombre del Padre y mi nombre, en las alegrías y en las tristezas, en los grandes gozos y aún en los más cruentos dolores.
15 Aquellos hijos buenos del Padre Celestial, en la pobreza bendicen al Padre y su gloria; en la abundancia bendicen al Padre, en salud y en enfermedad, cuando Dios ha tocado aquellos corazones, que son dignos de ser tocados. En las míseras salas de hospital, de pueblos y lugares apartados, en las chozas humildes; a pesar de que están tristes, pobres y enfermos, brilla su alma, su espíritu se eleva por encima de la carne y del dolor; y se eleva por encima de la materia y de los ¡ayes! Del dolor; y a pesar de las necesidades y de las angustias, dulce y suavemente pronuncian, iluminando sus labios: “Padre nuestro que estás en los celos, hágase en mí, tu santa voluntad”
16 Ellos, cual pequeños niños, nada me piden, porque siente n el don, la facultad, la gracia de la obediencia en ellos; y como verdaderos cristianos o espiritualistas, poco esperan y con muy poco se conforman.
17 Ellos, que son sencillos como niños, iluminados como sabios, curativos como médicos, también saben llorar por los sufrimientos y dolores de sus semejantes; ellos, olvidando sus propios pesares, olvidando sus penas, oran por las penas de sus hermanos.
18 Y en medio de aquel antro y de aquella miseria, hay una luz; que no es de una lámpara material ni tampoco es luz de una antorcha, tampoco es luz de una estrella; y sin embargo, brilla en aquella choza; hay una luz que no es humana, que no es una luz material, que se ve, que se siente espiritualmente: es la luz del alma de aquél próximo al reino.
19 Luz del alma, porque el alma que tiene luz, de luz es su emanación y de luz son los pensamientos de su espíritu. Su luz brilla más que una antorcha; con la belleza de una estrella, cual una luz cintilante que lejana llama a la humanidad con su ejemplo, a obedecer los dictados de la Ley del supremo hacedor del universo.
20 Yo les he visto en la pobreza, y sin embargo, bendiciendo al Padre. Les he visto, sin poder ver con su materia; y aunque ellos no puedan ver con los ojos de la carne, tienen su vista espiritual abierta ante el mundo de las almas y del espíritu. Les he visto sin caminar, paralíticos, pero con luz, pidiendo a Dios, una sola gracia: la luz del reino celestial.
21 Ellos, a pesar de su tristeza, tienen dulzura en su alma, porque aquel que se ha hecho fuerte en la elevación espiritual, aquél que ha conquistado los poderes del espíritu, siempre será conforme cumpliendo su destino, que sabe que su destino es el camino que le marca su propia evolución.
22 Pueblo mío, ¡meditad! Les he visto también sin hogar, diciendo: Dios me ha dado todo; y él mismo, que todo me dio, me lo ha quitado todo, porque todo es del Padre Dios, y yo también soy de él.
23 Cuando los huracanes, cuando las aguas, cuando los elementos le han dejado sin hogar, también bendicen al celo, aquel que ya ha sido tocado por la luz espiritual; y no se le oye blasfemar, no se oye le maldecir, a aquél, que ya es más espíritu que carne.
24 No tienen hogar, no tienen pan seguro; pero hay en ellos algo seguro y verdadero, mi pueblo: la luz de su alma que les ilumina espiritualmente. Ellos en todas partes buscan a Dios para iluminarse, cuando en su choza, no hay siquiera una pequeña antorcha. Buscan a Dios para confortar su alma. Buscan a Dios en el presidio, para confortarse también con su luz y con su nombre. Buscan a Dios en la alegría y buscan a Dios en la tristeza.
25 Le siguen buscando las almas ya tocadas por Dios, dondequiera que se encuentren, en lo alto, en lo bajo, en la cumbre, en el abismo, en la pobreza o en la abundancia. En plena naturaleza siente n a Dios, llaman a Dios, aman a Dios, y están en comunión con Dios. En los castillos y en los palacios, aquél que ya ha sido tocado por el Padre, le busca, le llama y pronuncia respetuosamente su nombre.
26 Los marinos, cuando han sido tocados por el santo Espíritu, en las tempestades, en el mar con furia, recuerdan un nombre: Cristo un nombre que es y que fue, mi nombre invocado. Recordando, parecen vivir el recuerdo del mar de tiberias el recuerdo del poder de aquél que reprendió a los vientos, y los vientos obedecieron al rabí; y ellos, dondequiera que estén, piensan en mí.
27 ¿Por qué? Porque son ellos, prestos para amar; porque son los próximos al reino, dispuestos a perdonar y nunca a juzgar a sus semejantes, porque son buenos hijos, buenos padres, buenos prójimos, son buenos cristianos, aunque estén en este mundo envuelto en pecados. Están pisando en el fango de este mundo, pero tienen su corazón, sus sentimientos, sus pensamientos y su mirada puestos en el azul del celo, que les place contemplar y sentir.
28 Así son los próximos al reino. Tienen esa sencillez, esa pureza propias del espíritu que está presto, ya os lo dije; mas, la carne es débil. Así son ellos, los que prestos están para servir a sus semejantes, reciben todo amorosamente con sus labios llenos de amor y ternura y bendicen al sacrificio, se disponen a sacrificarse por su semejantes, y lo hacen con amor.
29 Ellos, que conocen el secreto del amor universal más que vosotros, ellos iluminarán la tierra, de cuando en cuando. Sí, mi pueblo, iluminarán la tierra, con la luz que ya reciben de los celos; porque ellos, están destinados a iluminar el mundo, siendo señal para los hijos de los hombres que todavía no están en la mitad del camino evolutivo, que todavía no han pasado por las etapas terribles de los remordimientos que vienen tras las obras que violan los ordenes y dictados de la Ley universal divina; terribles remordimientos, en las reencarnaciones, en que la mayor parte de la humanidad se encuentra; porque todavía la mayor parte de esta humanidad, no ha llegado a la mitad del camino; y la menor parte, ha llegado a la mitad del camino; y muy pocos, pasan de la mitad del camino.
30 Por eso, mi pueblo, ellos, los próximos al reino, están siempre en armonía con el infinito, en armonía con la Ley, en obediencia plena; dispuestos a repetir en pensamientos, palabras y obras: hágase en mí, Padre amado, según tu voluntad y así, en las chozas como en los hospitales, como en las prisiones, se levanta dulcemente la oración, del: ¡Padre nuestro que estás en los celos, hágase en mí, tu santa voluntad!
31 Y para ellos, siempre hay la oportunidad de bendecir a Dios, de sentir a Dios y de amar a Dios. ¡Qué diferentes son los próximos al reino, al resto de esta humanidad!
32 Pero, los que ya son del reino, aunque estén en la tierra por un tiempo, esos ya son a mi semejanza, son pequeños redentores en la tierra; ellos como lámparas votivas, ya me aman e internamente dicen: yo conozco el amor y amor doy y en verdad, amor os dan; porque el amor es la potencia celeste, la potencia creadora, por la cual estáis aquí todos vosotros.
33 Los próximos al reino van sintiendo la alegría del acercamiento a su primer hogar: el paraíso a su primer amor: el Padre a su único Maestro: el Cristo van sintiéndose cercanos a los celos; y por tanto, amando intensamente a los hijos de la tierra, que también son hijos de Dios y de la gloria.
34 Por eso, os he dicho; mi pueblo: todos sois hijos del reino, pero no todos estáis próximos al reino tampoco, todos sois ya, correspondientes al reino.
35 En verdad, entre vosotros, han venido algunas almas celestes de espíritus de luz, hijos del reino o próximos a él; y aun estando con vosotros, no les habéis reconocido; y les habéis reconocido a todos ellos, más, cuando se han ido de la tierra, que cuando estaban con vosotros.
36 Entonces, cuando después de su partida, algunos escribieron su vida y sus dolores, su angustia y su soledad de todos aquellos espíritus con almas más evolucionadas; después es cuando pensáis que aquél vuestro hermano, que aquella vuestra hermana, era una flor que vino de paso a este mundo y que al celo volvió, como vosotros volveréis algún día. Pero que no podéis entender, lo que tenéis, mi pueblo; por eso, tampoco a mí me comprendieron, cuando estuve viviendo en carne con vosotros, bendiciendo la mesa del pobre y entregando a los pecadores, mi amor universal y verdadero.
37 Así tampoco, comprendisteis a quien nombrasteis buda; así tampoco, entendisteis a krishna; así tampoco, comprendisteis a algunos seres con mucha luz que iluminaron con su huella vuestros senderos en este mundo. Y yo, os digo, mi pueblo: conoced esa dicha de los próximos al reino la dicha, de poseer el don de la fe y el de estar manifestando amor y caridad a su paso.
38 ¿Acaso vos sabéis, qué es, el don de la fe; que es, el amor y la caridad? La fe: es la llave de oro con la cual se abre el reino de los celos el amor: es la esencia sublime de mi Verbo Divino que mueve los mundos y la caridad: es la verdadera hostia sagrada, del pan eterno y de la vida santa.
39 La caridad, la verdadera caridad, que brota cual flor de loto del amor espiritual, ¡qué muy pocos la conocen! Sólo éstos, los que yo he mencionado y otros que poco conocéis de ellos. Pero, si vos queréis saber ¿cuánto habéis avanzado y cuánto os falta por caminar? ¿Si estáis lejos o estáis cercano, al reino? Estudiaos a vos mismo, sin pretextos ni justificaciones, sincera y honestamente; y entonces, encontraréis que vuestros hechos, os darán la clave, de: si estáis cercano, o lejano del reino celestial.
40 Meditad sobre vos mismo: lo que sois y lo que habéis sido, y de lo que sois capaz de hacer, para bien o para mal; y así, sabréis lo que os falta en vuestro camino; y si todavía, no pasáis por la reencarnación de los remordimientos, arrepentíos; pero es tiempo que pidáis al celo protección, porque para el arrepentido, siempre hay protección, siempre hay disposición de perdonar, si en verdad, anhelan cambiar, aquellos que están intentando avanzar por mi camino.
41 Aquellos que están avanzando en mi camino, aquellos que han avanzado ya, han purificado su mente, su corazón y sus almas, en las límpidas aguas de la vida, del perdón y del amor. Han limpiado su mente de sombras, han eliminado y han depurado lo que debían depurar; y habiéndose purificado por las lágrimas del dolor, del sufrimiento del arrepentimiento, ellos conocen la huella y el llamado del Maestro de maestros: y no les llamo dos veces, porque al primer llamado, ellos me responden humildemente, con amor y con obediencia.
42 Por eso, no todos los que vienen a oír mi cátedra, dejan al Cristo entrar a su corazón. No todos los que vienen a escuchar mi enseñanza, dejan que mi luz pase de lleno a su alma, no todos obedecen mis dictados divinos, no todos comprenden mis revelaciones, mis divinos mensajes; porque muchos de vosotros, apenas empezáis a dar los primero pasos en el sendero que os conduce a mi camino de luz y estáis muy lejos de la proximidad de mi reino. Comprended, que los senderos humanos, no son precisamente mis senderos.
43 Aquéllos que ya bañan su mente con la luz de la proximidad del reino, son semejantes a las flores matinales que se abren al despertar del alba y se dejan llenar y empapar sus corolas y sus pétalos con el rocío del cielo, rocío de lluvia benéfica; así son las almas que a Dios se entregan, porque se abren a la luz de Dios.
44 Por eso, amados míos, a algunos solamente les impresiona mi palabra y después la olvidan, se van nuevamente al mundo que le llama; al mundo del materialismo y de la forma; al mundo, de la vanidad y del oropel; al mundo, de la ilusión y de la quimera; al mundo, de las sombras y de los engaños y desengaños; y me dicen, la frase de siempre: ¡cuando llegue a la vejez, iré contigo, espera para después, Maestro!
45 ¡Atrevimiento grande, dureza y más dureza de corazón! ¡Decir al mensajero celeste, que espere para después, para cuando estéis ancianos, decrépitos y acabados! ¿Cuándo el mundo os arroje de su seno, por inservibles; hasta entonces, queréis servir a Dios? ¡Qué poco dais a Dios y cuánto dais al mundo! ¡Qué poco entendéis los auténticos valores del reino y cuánto os apegáis a las cosas pasajeras y sin verdadero valor, de este mundo!
46 ¡Confundís el oropel; vivís para la quimera; y siendo en copa de oro, aun la hiel la bebéis mejor, que si tomaseis alimento en simple vasija! ¿Cuál es el entendimiento humano, que no sabe sentirme ni puede comprenderme? ¿Cuál es el entendimiento humano, que todavía no se ilumina con mi luz?
47 Los próximos al reino, son aquellos que dejan que su inteligencia, se ilumine con mi luz; y su corazón, se llene de mi amor.
48 Ellos, son dulces, como el fruto dulce del árbol de la vida; ellos son blandos, como el pan blando que yo partiese para dar a mis apóstoles la última cena, que fue el símbolo de mi cuerpo herido por amor a la humanidad, dándome a la humanidad pecadora.
49 Porque todavía no habéis entendido, mi pueblo, que aquella noche en que partiese el pan para entregar a los míos; abriendo las páginas de mi historia, les mostraba lo que iba a ser en unas horas más para mi cuerpo, mi cuerpo sería herido, partido; y por tanto, mi voluntad quedaba sujeta y controlada bajo la suprema voluntad del Padre.
50 ¡No quise en verdad, no quise usar mi voluntad fuera de la Ley ni de la voluntad del Padre, ni aun perseguido ni golpeado, ni en la cruz, ni herido, ni crucificado, ni en agonía! No quise apartarme de la suprema voluntad del Padre, porque siempre acepté que la voluntad del Padre, llena de sabiduría, era mi propia voluntad. Así, los unificados, los hijos del reino, son uno con la voluntad del Padre Celestial.
50 Yo os digo, en verdad, que como el pan blando son los hijos del reino. Como el agua pura y cristalina, son los próximos al reino. Y como la roca sin pulir, es la mayor parte de la humanidad presente, que no ha llegado a la mitad del camino; y que esa roca, debo pulirla; pulirla, a pesar de los milenios, pero la voy yo; a pulir, aunque me espere un siglo o muchos siglos.
51 Mis rocas amadas, de corazón duro cual el granito: yo os doy amor en verdad. Mis mentes turbadas, desorientadas que no habéis entendido el valor de mi mensaje de amor: yo os amo en verdad. Vosotros, que sois mayores en cuerpo pero niños en conocimiento espiritual, yo os amo en verdad, porque manifiesto lo que es el amor del Padre y soy obediente a su Ley.
52 Y en verdad, yo conozco a las almas que ya son tocadas por el Espíritu Santo; aunque estén en otro cuerpo en el mundo, revestidas de otra materia. Yo conozco a los espíritus de las almas tocadas por el santo Espíritu, sea como reyes o como menesterosos. Yo conozco a las almas, de todos los seres del reino; aunque estén encarnados o desencarnados, conozco a cada espíritu y las reencarnaciones de cada espíritu, los pensamientos de cada mente y la voluntad de cada ser humano. La poca o mucha luz de cada conciencia y la dureza de corazón en cada materia.
53 Conozco, mi pueblo, que en el mundo y en el universo, todo está contado. En la exactitud de la Ley, en el equilibrio de la Ley del Padre, nada se pierde, nada se ignora, todo está dentro de la santa cuenta de la vida universal.
54 Y en verdad, os digo: que aquel que ha sido testigo de vuestras reencarnaciones está irradiando para vosotros, mis amados; que aquel que es testigo de vuestros pensamientos y de vuestras obras, está irradiando para vos, mi pueblo.
55 Yo soy como el sol de virtudes que os doy luz, sin pediros algo para mí; sólo para vuestros semejantes, amor os pido; y por eso, amor os doy.
56 Y muchas virtudes tendrán aquellos de los que yo, en esta noche, os he hablado; aquéllos, que ya van recibiendo la luz de la proximidad de mi reino futuro, son los iluminados, futuros mensajeros de los celos.
57 Pensad, que os estoy esperando; y que al estaros esperando, vosotros también, espiritualmente estáis esperando dominar la materia, en esa lucha terrible en que estáis empeñados. Estáis empeñados y lograréis con el tiempo, dominar la materia; dominar la mente humana, educarla, controlarla por el espíritu. Yo os espero, pero también vosotros, esperáis.
58 Así pues, en verdad os digo, que os enseñéis a ir conociendo las virtudes, los dones, las gracias que debe tener y manifestar, aquel que se aproxime al reino. Aquel que se aproxime al reino, tiene que ser: sencillo, humilde, callado, guardando secretos para hacer el bien, guardando silencio acerca de ellos, para no ofender a sus semejantes.
59 ¿Cuántos ojos tenéis? contestad, mi pueblo ¿cuántos oídos tenéis? ¿Cuántas bocas tenéis? Porque tenéis dos ojos, para ver mucho; y dos oídos, para oír mucho y una sola boca para hablar poco; para que lo que habléis, sea bueno, bello y verdadero. Porque aquél que no usase sus labios para hablar lo bueno, lo bello y lo verdadero, mancha su alma, en verdad; salpica de cieno, su vestidura espiritual.
60 Aquel que se permite la crítica y la censura para sus semejantes, aquél que se siente “juez” de los demás, ¿cómo tendrá su alma y su mente? ¡Cuánto tenéis que desmancharos, y cuánto que purificaros! ¡Cuánto tenéis que depurar, amados míos!
61 Porque si tenéis dos ojos, podéis ver mucho; si tenéis oídos en número de dos, podéis oír mucho; pero si una boca tenéis, por ella, se tiene que argumentar lo que la conciencia permita; y la conciencia permite que por los labios de los próximos al reino, por los labios de los cristianos o espiritualistas que queréis ser próximos al sendero que os conduce n hacia mí y sobre todo a lo que llamáis gloria, sólo pase la luz de lo bueno, de lo bello y de lo verdadero.
62 ¡Lo bueno? Ya sabéis qué es lo bueno: todo lo que es el bien decir, como es bendecirlo todo y amarlo todo. Lo verdadero; ya sabéis que ningún cristiano o espiritualista debe mancharse los labios con la mentira, menos con la falsedad de ilegítimos testimonios; porque esos, no son iniciados en la Verdad.
63 Entonces, si ya sabéis, lo que es: lo bueno si ya sabéis que es: el bien decir si ya sabéis que es: lo verdadero que sólo salga de vuestros labios, la Verdad; y nada más, que la Verdad.
64 ¿Qué será lo bello? ¿Lo bello que debe salir de los labios de los humanos? Lo bello, es: la palabra del Espíritu Santo, la palabra del Cristo porque yo quiero servirme de vuestros labios, cuando ya estén purificados; y cuando sean incapaces de herir a vuestros semejantes con la mentira, pueda servirme de ellos. Cuando vuestros ojos sean incapaces de ser utilizados para juzgar sin amor, podré servirme de ellos, para derramar miradas de bondad a través de vuestra faz. Cuando vuestros oídos se cierren a las murmuraciones dolosas, y escuchen todo lo bueno y verdadero, me servirán a mí; servirán al santo Espíritu.
65 Cuando vuestras mentes se cierren a la influencia negativa del egoísmo y de la personalidad humana, y dejen de ser de sí mismos y se entreguen en amor a los demás; entonces, las mentes me serán útiles, cual vehículo de la expresión del Espíritu Santo, del regenerador que va regenerando a vosotros, a vuestros hijos, y a los hijos de vuestros hijos; y por ellos, daré mayor enseñanza, como Espíritu Santo y verdadero.
66 Por los hijos de vuestros hijos, habrá más luz en los mensajes, más pureza en las obras y más espiritualidad en las vidas. Serán más útiles, como hijos del reino, al Espíritu de verdad que mueve al universo y que mueve y controla a cada criatura en la tierra.
67 Sí, humanidad, dadme esas pequeñas mentes de vuestros hijos, para que yo les prepare; y en la nueva raza, mayormente purificada, tenga yo la expresión del Espíritu verdadero y amoroso; y haga el Espíritu Santo, el vehículo de santa manifestación sobre la tierra.
68 Dejadme la santa simiente, la semilla de los hijos de vuestros hijos, para que yo la espiritualice y la haga útil en el mensaje espiritual; y así, alcancen la verdadera libertad; ya que la libertad es buena, cuando es espiritual; la libertad es buena, cuando es para fines justificados, honrosos y benéficos.
69 Así, solamente en lo sincero y honesto, se puede usar toda la libertad. Solamente en aquello que dignifica al hombre, el espíritu del hombre puede ser totalmente libre. Buscad vuestra libertad, dignificándoos; y en ello, encontraréis las luces santas de la espiritualidad.
70 Y en verdad, os digo, pueblo: que si los hijos de vuestros hijos son preparados como yo os he enseñado, usando sus labios para decir verdad, sus ojos para ver todo bien y los oídos para entender todo lo justo y bueno, sin herir a alguien con pensamientos, palabras y actos sin amor y con mentiras sí, mis amados, así va haciendo para la nueva raza el Espíritu Santo mejores vehículos, mayormente purificados; he ahí los templos de carne, en los cuales, los más grandes conocimientos de la Verdad, serán revelados a los espíritus de los hombres de todos los tiempos y de todas las edades.
71 He aquí, que el dolor purifica, como purifica el amor, como dignifica la sabiduría. ¡Purificaos por el sendero que queráis! Para que purifiquéis a la simiente y me la deis limpia, para que sirva como los próximos del reino.
72 Si en realidad, meditáis en esta cátedra, os hará pensar mucho, mi pueblo, porque en verdad, gran mensaje espiritual hay en ella. Pero ha llegado el momento, el momento en que voy a recibir de la tierra, una flor para la servicialidad, a la que voy entregar un cargo para el servicio correspondiente a vosotros, correspondiente al Cristo, que os habla.
73 Y en verdad, a vos, alma conocida por el Cristo, espíritu bendito que os vais acercando a la proximidad de mi reino, a pesar de estar encarnado en un cuerpo de varón; alma conocida por el Cristo, a la que estoy tocando ya el corazón que empieza a latir aceleradamente; a vos, os digo: el Cristo, está con vos; y en esta noche, a vos viene. ¡Venid vos, a mí!
74 Porque la evolución y el dolor han dejado en vos, huellas que son de luz y ya tenéis el derecho, amado mío, de venir aquí ante mi palabra para recibir la confirmación de vuestros dones; porque el derecho, lo habéis conquistado con vuestras experiencias y sufrimientos. ¡Venid a mí! Que por medio de mis instrumentos humanos, en este Tercer Tiempo de comunicación divina a través del entendimiento humano, os voy a llenar de luz y de amor.
75 Prepararad óleo, pueblo amado, que a marcar voy a uno de los míos. Todo el mundo, una flor os daré para que haya un intermediario más, porque ésta es mi voluntad y éste es su merecimiento.
76 ¿Qué me pedís en esta noche, amado mío? Han pasado los años en que os dije que teníais libertad para ir a ver en distintos lugares, los años han pasado. ¿En esta noche, qué me pedís?
77 Me contestáis internamente: servir a la humanidad, con tu voluntad, amado Maestro. Servir a la humanidad. Hubo un tiempo en que vuestro ser en otro cuerpo, se entristeció. Era otro corazón y era otro cuerpo. Se entristeció porque vos, mi amado, teníais cuerpo, cuando en aquél Segundo Tiempo en Jerusalén, vivió un hombre, el mártir del gólgota.
78 Era otro vuestro cuerpo; y era otra, vuestra existencia humana; y llorasteis intensamente cuando sentisteis, cuando supisteis y pudisteis ver al mártir del gólgota, que se dejó crucificar por amor a la humanidad. Y lleno de dolor y de amargura, decíais: ¡oh, Dios del celo, ten piedad de ellos! Y pedíais así, por aquellos que me habían sacrificado.
79 Y vos, no sabíais por qué sentíais ese amor por el crucificado, porque todos en aquel tiempo, dudaron de que yo fuera el Cristo; y sentisteis el dolor de verlo y saberlo. Llorasteis en aquel momento, porque vuestra alma, entonces vivía en aquella etapa de evolución espiritual. Y hoy, venís ante el Cristo que está irradiando y que va ungiros, a olificaros en un acto simbólico; y que en este momento, vuestro espíritu recordará, aunque no sea por vuestro cerebro, ya que este no lo percibió; recordará sí, aquel instante, y dirá: ¿por qué crucificar a este justo, en el pecado humano? ¿Por qué sacrificar al redentor del mundo, en la dureza del corazón humano? ¿Por qué cerrar las puertas a la bendición? Y así, os estremecéis en este cuerpo, al transmitirlo a vuestro cerebro, en verdad; como también os estremecíais en aquella ocasión, en otro cuerpo. ¡Bendito seáis!
80 Mas, en estos momentos, yo os preparo: frontal humana frente en la cual pongo el triángulo de luz que os corresponde como trinitario. Amado mío. El triángulo de luz, brillará en vos. El triángulo trinitario, de los iniciados, el brillará en vuestro cerebro que preparo de mayor manera, para que dé mayor paso a la potencia de mi amor y de mi verdad. En vuestro cerebro, pongo también una cruz, símbolo del cumplimiento con una estrella y con una luz. Por vuestros labios, mi bienamado, dulcificaré los dolores y entregaré la caricia; y vuestros labios, me bendecirán, aún en la agonía. Prepararo vuestro corazón.
81 En verdad, escuchad, no os dejaré muchos años en la tierra, porque al espíritu ya le pesa la materia; pero lo que habréis de vivir en la tierra, será unido conmigo. Y en vuestro corazón, hay este símbolo: tres clavos de luz, yo sé por qué. ¡Dadme vuestras manos! En nombre del Padre Celestial, pongo en vuestras manos el sello y símbolo de la abundancia, para bendecir abundantemente las pertenencias de vuestros hermanos y semejantes. Y lo que vos bendijeseis, yo lo bendeciré. Pongo en vuestras manos, el sello y el símbolo de la abundancia para mi pueblo.
82 Ahora, mi pueblo, para esta casa de oración, para este recinto; dispongo, mando y ordeno, porque ésta es mi voluntad, entregaros una columna central más; una columna central de esta mi casa, que en estos momentos pueblo mío, para vos consagro y para vos bendigo. Y como recuerdo de esta noche, amado mío, ¡tomad, llevad y guardad esta cátedra, que escrita queda entre vosotros! Ahora, ¡recibid al pueblo! Pueblo: ¡recibid a esta columna que os entrego! Columna central, venid por vuestro hermano. Convenceos de que yo conozco a todos los espíritus, aunque tengan otro cuerpo y otra vestidura espiritual.
83 Sabed que el espíritu de este hombre, vivía encarnado en aquél tiempo en Jerusalén y que sintió dolor por saber que los hombres destrozaron mi cuerpo; lloró entonces, y vino después muchas veces, obedeciendo la Ley dentro del orden de su evolución; y obedeciéndola, aquí le tenéis ahora en este cuerpo, en el que el alma lucha por dejar pasar a través de él, la maravillosa luz que le acompaña. La luz del espíritu, que ya empieza a dar sus reflejos en él. él sabe lo que es sufrir por los demás, y él cuidará mi casa.
84 Y decís vosotros, mi pueblo: ¡bendito sea el Maestro, que sigue nombrando columnas! Daré columnas que cuiden y protejan esta mi casa, porque las columnas no tienen limitación en sus derechos, ni en sus deberes, ni en sus obligaciones, ni en sus atribuciones. Son columnas centrales; y columnas además, que necesito preparar, para que cuiden mi casa y la vean como una parte de su propio corazón.
85 Si alguno de vosotros ha tenido entendimiento como aquellos que se van acercando a la proximidad de mi reino y que quieran poner en su inteligencia la luz del espíritu, ¿pudiera una voz darme resumen breve del contenido de esta cátedra? Pues, si no fuera breve, no sería substancioso. Sed breves, para que seáis más veraces.
86 Yo escucho una voz, en pensamiento y le contesto: los que están llenos de la negrura del rencor y del egoísmo, no han llegado a la mitad del sendero, a la mitad del camino de luz; porque el rencor y el egoísmo, son como raíces cancerosas en cuerpos putrefactos. ¿Me habéis comprendido ahora?
87 El rencor, la dureza de corazón, el engaño y la falacia, ya no estarán en el corazón de los hijos de vuestros hijos; en ellos existirán las flores de las virtudes, abiertas, esperando que a través de los rayos de la luz celeste, reciba el ósculo de paz, del celo con la tierra.
88 Por eso, en verdad, os digo: los de las nuevas generaciones, no tendrán rencores, no mentirán. Como consecuencia, ¿cómo conoceréis vosotros a los próximos del reino? En que preferirán morir, antes de mentir, o que mancharse con rencores o egoísmos; y antes que descender al peso brumoso del materialismo, prefieren morir mil veces.
89 Los próximos al reino, tienen su pensamiento en las alturas, aunque en lo profundo del abismo tengan sus pies. Aquellos que están próximos, sueñan y sus sueños sencillos y sus sueños con ensueños siempre van a lo alto, a lo elevado, piensan en Dios, sueñan con él y piensan en su gloria y quieren iluminarse con su sacra luz.
90 ¿Cuándo, corazones humanos, contemplaré en vosotros, tales anhelos santos? ¿Cuándo, corazones pecadores, os bañaréis en la luz de mi santo Espíritu y con el alma regocijados pediréis vuestro turno en el dolor y el cumplimiento, entregando a vosotros y entregándose cada uno de vosotros a los demás, en voluntad y sacrificio? ¿Cuándo vuestros ojos verán todo eso, pueblo? En verdad, os digo, pasarán muchos lustros y en otros cientos de años, porque la raza iluminada en la servicialidad por el Espíritu Santo, todavía no ha nacido; porque los hijos de vuestros hijos, alcanzarán de la palabra que yo os digo en esta noche.
91 Falta mucho que eliminar en vuestra semilla, de purificar, de depurar; por eso pido que la otra semilla, la de vuestros hijos, sea más para mí y menos para el mundo.
92 Y así espero, mi pueblo, que vos también podáis dar, de la semilla de la nueva generación, aunque sea una sola, para que sirva al santo Espíritu; de un ungido, en que todo sea inmaculado que sea belleza en el porvenir de la nueva generación, donde podáis ver los pensamientos como flores, como veis la naturaleza, como una realidad, así podáis ver los pensamientos con su forma y color.
93 Por hoy, los hombres no pueden ver los pensamientos de sus semejantes, porque no habría dos amigos en el mundo. ¿Cómo van a ver los pensamientos de los hombres, si no hay una mente que no tenga gotas venenosas? Por limpia que sea, algo resta.
94 Por tanto: cuando los descendientes de vuestras nuevas generaciones formen la raza de la nueva edad, cuando los hijos de la luz, puedan verse mutuamente los pensamientos, es porque serán incapaces de lastimar con el pensamiento o la palabra a sus semejantes; y será, porque su alma sea blanca, su mente este limpia y sus pensamientos tengan luz, entonces, sí habrá amigos viendo el pensamiento, el uno del otro; por hoy, sería imposible que se amaran, porque el pensamiento no les dejaría aproximarse los unos a los otros.
95 Todo pensamiento tiene su color y su forma. ¡Qué pocos son los que brillan y son blancos! Y la humanidad contaminada de mentalidad pasional y terrena, no puede dar todavía la mentalidad plena en virtudes, de los destellos luminosos del reino de los celos.
96 Y he aquí que en esta noche, hay un pensamiento que dice: yo también quisiera recibir un nombramiento del Maestro. Me gustaría ser alguien con cargo, en este lugar. Yo lo sé, pero, pasará un tiempo corto; y vos también, varón, recibiréis un nombramiento.
97 Y vos también, mujer, que pensáis lo mismo. Tres mujeres, que pensáis lo mismo; mas, pasará un tiempo y recibirán. Mi palabra será con vosotros, para algo útil que tendáis a hacer. Ninguno de vosotros es desechado en el gran plan de salvación, porque para ello, probé la hiel de los hombres en la agonía: cuando pedí agua y me dieron hiel y vinagre.
98 Ya veis como siempre, os he amado. ¡Sed tengo! dije entonces “sed tengo” os digo ahora pero mi sed, no es natural, tengo sed, mi pueblo, os repito: tengo sed, de la salud de los hombres, de la salud del alma, de la blancura del pensamiento; tengo sed de la pureza de los hombres; sed: de que os améis los unos a los otros.
99 Cuando dije, por labios de Jesús: ¡tengo sed! En mi agonía febril, los hombres me dieron hiel; y hoy nuevamente, me dais hiel con el desamor de los unos a los otros; porque si yo, os estoy dando amor y soy el manifestador del amor, y represento el amor, comprended, que soy la blancura ante vuestro dardo; y vuestro dardo, hiere la blancura y traspasa; traspasa en verdad, como habéis traspasado mi corazón divino.
100 Por eso, en verdad, os digo: si blanco es el amor, en nombre del amor, yo os repito: ¡humanidad mía, tengo sed de la salud, de las buenas intenciones de los hombres, de los buenos propósitos de la regeneración de la humanidad, del bien hablar, del bien pensar. ¡Anhelo la salvación de la humanidad! ¡Anhelo vuestra dicha, anhelo vuestra gloria, deseo vuestra felicidad! Y si la llave de oro que abre el reino de los celos, es la fe; y la gran palanca que mueve los mundos, es el amor; entonces la fe y el amor, deben reinar y controlar vuestro ser, vuestra alma y vuestro cuerpo, para que seáis feliz como espíritu, en la tierra y en los celos.
101 ¡Hijos de Dios, hijos del reino! Por hoy, en el cuerpo, hijos de la tierra: yo os veré brillar un día con luz resplandeciente, en el reino inmortal de las almas puras.
102 Mientras tanto: ¡elevaos humanidad, dad gusto a mis anhelos con vuestra propia salvación! ¡Dadme gusto pueblo, para lo que yo quiero para vos! Os quiero, sano y feliz y lleno de alegría, incapaz de mancharos del alma con vuestros labios, con el agravio, con el engaño o con la mentira.
103 ¡Os quiero sencillo, modesto, bueno! Bueno, como el fruto dulce. Mas, para que vos seáis bueno, necesitáis obrar desde dentro hacia fuera, desde el interno hacia el externo, con el poder del espíritu y la brillantez de la Verdad.
104 He estado con vos, mi pueblo, y alimento espiritual os he dado en esta noche. En esta alba bendita de gracia, viandas mayores en mesa festiva, blanca y resplandeciente, espiritualmente ha habido para vosotros.
105 Me decís vosotros: ¿por qué estas cátedras, maestro, cada vez son más hermosas y más profundas a través de ese cerebro humano? Cuando lo que se da, es lo último que se da, siempre mejora, para que el recuerdo quede, después de los años.
106 Ahora pueblo, ¡recibid! Prepararo vuestras aguas y las convierto en bálsamo. Pueblo. Yo, Cristo, mis propias emanaciones espirituales, os curan en estos momentos, si vos dais paso a mi luz. Si vos queréis vivir, si vos queréis sanar, yo os curo con el efluvio de mi amor. Porque yo soy la salud; y aquél que quiere sanar, en verdad, sanará.
107 Estoy extendiendo por medio de mi voluntad a todo este Recinto: Mis emanaciones luminosas, que son: bálsamo, consuelo, caricia, bendición, ternura hálito dulce y suave del amor de los amores.
108 ¡Mis emanaciones ¡son tanto! Que vosotros, no podéis entender lo que son! Ellas, son: bálsamo en las heridas, consuelo en las aflicciones, luz en las sombras, calor de amor en la frialdad de vuestros corazones.
109 Y si yo preguntara a los corazones, fríos para el amor de Dios: ¿cuántas veces tendréis que volver y volver? ¡Oh, almas, de espíritus duros! Me diríais: me faltan muchos milenios, miles y miles de años en esta rueda de reencarnaciones y de muertes porque la dureza de corazón, indica insistencia en el mundo, por milenios en la tierra.
110 Por eso, en esta noche, si vosotros meditáis en mi enseñanza de cátedra mayor, podréis saber cuántos milenios, cuantos siglos os faltan para la aproximación al reino, porque ya podéis estudiar lo que sois, lo que pensáis, lo que hacéis y lo que sentís.
111 Podéis saber si estáis lejos o estáis cerca de mi reino, si cada uno busca sus sentimientos para que le digan si es buen hijo, si es buen padre, si es buen cristiano.
112 Si sois sinceros, honrados y honestos, buscad internamente en vosotros, y os responderéis a vos mismo. Porque el amor del hijo bueno, a su Padre Celestial, es como el nacimiento de las flores de los campos: no necesitan deciros que aman a Dios lo aman, de manera natural, ya os lo he dicho y para aquéllos que aman a Dios de esta manera, hay proximidad del reino; pero, los que todavía no son buenos hijos, no aman al Padre Celestial y son duros de corazón, ¡qué lejos está el reino! ¡Oh, almas! Y necesitáis para vuestros desmayos, que yo os conforte, porque estáis duros de cerviz y muy lejanos de mi reino.
113 Si queréis estar próximos al reino, de vosotros depende la proximidad. Elevaos por encima de las pasiones humanas, de las pequeñeces y de las sombras, por encima del valle terrenal, buscad la cumbre por medio de las virtudes. ¡Buscadme! Y encontraréis en el brillo de las estrellas o en la ternura del amor, el amor puro y santo de vuestro creador. Me encontraréis siempre dispuesto, a daros en grande y en grandiosa maravilla para vosotros: maravilloso bálsamo, maravillosa luz, maravilloso amor consolador y maravillosa sabiduría divina.
114 Ahora, mientras así os hablaba, curaba; y mientras os curaba, bendecía; y mientras bendecía, saturaba vuestras aguas, de mi luz; y mientras iluminaba vuestras aguas, vos recibíais del amor del Padre, porque yo soy su Verbo Divino; por eso, os digo, pueblo bendito: dadle a esta humanidad, como yo os doy, del elixir maravilloso del amor universal. ¡Tomad y recibid! ésta es mi cátedra. ¡Tomad y recibid! Así es mi amor.
115 ¡Tomad e iluminaos! ésta es mi luz. ¡Tomad para vuestro conocimiento! Seguid el sendero más corto hacia mi camino. Buscad la concentración en la meditación; y en el silencio, de Espíritu a espíritu, escucharéis el susurro suave de mi mensaje; mi mensaje, siempre dulce; mi mensaje, siempre bueno, siempre santo y celestial. Mi mensaje de los celos, que será más tarde, también vuestro mensaje.
116 ¿Y, cuándo será? De vos depende. Vendrán las edades planetarias; y donde vos debáis estar, debido a vuestro propio esfuerzo, vos mismo diréis: ¡heme aquí, Padre Celestial, ya puedo dejar que tu luz brille en mí e ir al mundo y entregarme en sacrificio, porque ya me he purificado en la santa corriente de la renunciación!
117 Y entonces, así, brillaréis como una estrella; y vendréis a la tierra, a ser un pequeño o un gran redentor. Mientras eso pasa, girarán los mundos; mientras, pasarán nuevos siglos y edades planetarias vendrán; y vos y yo, después de esta tragedia, volveremos a unirnos, sin sombras, sin dolor y sin intermediarios. En el universo: Cristo y los hombres de buena voluntad, en santa unión.
¡Mi paz, sea con vosotros!
69. Principios de los poderes espirituales y la oración
1948 – 1950
1 Paz, amor, luz y bendición a vos, ¡oh pueblo bendito de Israel! Al que yo recibo amorosamente en el nombre del Padre y en mi nombre de Cristo; yo os recibo amorosamente, para daros con mi amor, la enseñanza espiritual para fortificaros y para iluminaros.
2 ¡Seáis bienvenido a aprender, para después enseñar! ¡Seáis bienvenido para prepararos! Y después de preparado, sabiendo que el mundo es ancho y que Dios es infinito, ir al mundo para sembrar la semilla de amor universal, para sembrar la semilla de amor espiritual a todos aquellos que esperan y ayudarán a cosechar; ya que la siembra, es voluntaria; pero la cosecha, mi pueblo, es obligatoria.
3 Entonces, comprended: os ayudarán a sembrar unos; y otros, sólo van a querer ayudaros a cosechar; pero vos, saldréis al mundo, al ancho mundo para enseñar con vuestro ejemplo que habéis nacido, ¡oh! Mi pueblo, para la servicialidad espiritualizada. Yo os recibo si venís dispuesto ya, o si venís solamente a prepararos para después servir. ¡Bienvenido seáis, pueblo, bienvenidos seáis todos!
4 Una multitud ha venido a buscar mi palabra en esta noche de primera cátedra de año en vuestro mundo humano; multitud, a la que yo cubro de luz y le revelo enseñanza espiritual. Multitud, como la que antes me buscaba cuando querían las maravillas del poder del Espíritu a través de Jesús, mi cuerpo en materia. Cuando querían las maravillas del poder del Espíritu, las multitudes venían a mí y yo les recibía amorosamente para enseñarles el camino recto con mi doctrina de amor.
5 Y hoy repito a esta multitud, lo que dije antes en aquel tiempo: muchos son los llamados y pocos los escogidos pero los escogidos, no les he elegido solamente por un favor especial; yo les he escogido, porque ellos, antes ya se habían elegido; porque antes de que yo les escogiera, ellos ya estaban elegidos, no por un favor ni por una gracia especial, sino por su propia evolución, por su adelanto espiritual, por su experiencia, por su amor, por su obra.
6 El espíritu del hombre, por su evolución y experiencia, sabe; y porque sabe, comprende la necesidad de sentir la espiritualidad; y por ese sentir que llega al alma y que purifica, el ser humano, sabe que esa es la escala del celo, la escala del corazón hacia la gloria.
7 El espíritu del hombre, sabe que el sentimiento espiritualizado, es un purificante verdadero; y si reconocéis vos, mi pueblo, que el sentimiento espiritualizado es el purificante por excelencia verdadero, entonces, afinad vuestra lira, la lira de vuestra alma; la lira, de vuestra mente, de vuestro sentimiento espiritual, para que así llevéis las notas de amor universal a lo elevado, a lo sublime, adonde Dios espera vuestra plegaria, para entregaros lo que le pedís.
8 Quiero deciros más, pero para esto necesito toda vuestra atención; toda, de la que seáis capaz de dar: pueblo de mis complacencias, no llegaréis a poseer la sabiduría si no tenéis antes purificado: el sentir y el pensar comprended, que: el sentimiento y el pensamiento deben estar antes purificados. Limpios: el cerebro, vuestros ojos y vuestros oídos para que así, pueda pasar la luz de la sabiduría, por aquél, que tiene limpio el templo del Dios viviente; ya que el Espíritu de Dios, mora en el hombre mismo.
9 Si cada cuerpo, es un templo viviente del Padre Dios, esos pequeños templos de carne deben tener limpio todo cuanto tienen y cuanto son: desde el cerebro hasta la mente, desde el corazón hasta el sentimiento, desde el alma hasta el pensamiento, y todo lo que sois material y espiritualmente hablando.
10 Sí mis amados; y para que podáis limpiaros, debo deciros esto: el amor, mi pueblo, el amor espiritual, ese santo sentimiento que fluye del espíritu; el amor universal cuando vos, lo sintáis, os limpiará para que después pasen a vos los conocimientos de la sabiduría del espíritu; el poder adquirir sabiduría, el don que el Padre os ha entregado: el don del saber entre muchos otros dones solamente será para vos, verdaderamente claro, cuando ya el amor os haya purificado; entonces pasará a vos, la sabiduría del espíritu; y solamente pasará a vos, poco a poco: uno y otro y muchos poderes espirituales siempre, de uno en uno.
11 Los poderes espirituales, solamente podéis obtenerlos por medio de estos tres principios de que yo os hablo; principios, que son necesarios para vuestra propia iluminación.
12 El primer o: es el amor que limpia, el amor que purifica una vez que el amor, como una fuerza, no una fuerza nueva, ni desconocida; sino una fuerza purificante entré al hombre, entonces, lo prepara, para que llegue a él, el segundo principio: la sabiduría del espíritu y con ese amor y esa sabiduría, el hombre se prepara para que surja de ahí el tercer principio: el poder espiritual el que en una forma, en otra forma, y en otra, se manifiesta cual una facultad espiritual; por ejemplo: el poder para curar, el poder para consolar, el poder de enseñar a los demás las manifestaciones espirituales pero enseñándolas en tal forma, tan sencilla y tan claramente, que vos podáis cautivar a los que os escuchan, que seáis efectivamente atrayente, como un foco luminoso; y no, como una niebla que perturba.
13 Entonces, dejad que esa fuerza creadora del Cristo, que esa fuerza amor, influya en vos mismo, os llene del hálito del santo Espíritu; y una vez, que esa fuerza esté con vos, limpiándoos, quiere decir, pueblo amado, que ya podéis iros preparando para que fluya en vuestros labios cual numen de santo Espíritu, la enseñanza de cátedra universal, la enseñanza espiritual y divina, la enseñanza magnífica que conmueve; la única, que siendo del espíritu, no puede confundirse con ninguna otra; porque ésta, siempre es mucho mayor que las demás.
14 Cuando se habla con sabiduría espiritual, cuando se habla con amor espiritual, cuando la enseñanza brota de esa conciencia unitaria, de esa conciencia crística, no hay mejor, no puede haber otra que mejore, porque nada hay más allá del espíritu santificado.
15 Entonces, escuchad esta pieza musical para el alma; pero esta pieza de oratoria espiritual para el oído, escuchadla en espíritu y en verdad, mi pueblo, ya que tiene notas de caricia para las almas; ella tiene notas de enseñanza para todo hombre y tiene notas de ternura para los niños y los ancianos; por eso os he dicho muchas veces: soy el Maestro de los hombres, el amigo de los niños y el protector de los ancianos.
16 Pueblo mío. ¿En qué grado de elevación estáis? ¿Sabéis ya, acaso, en qué grado os encontráis? ¿Os encontráis en el grado en que el hombre está preparándose ya en esa fuerza; con esa fuerza, que limpia y purifica? O, ¿ya esa fuerza os ha preparado, para que fluya en vos la palabra de conocimiento superior? ¿Ya, acaso, estáis manifestando algo más allá, como es el poder de hacer el bien; de hacer el bien, con el pensamiento; de hacer el bien, con las manos que ungen y curan?
17 A esos son a los que yo me referí cuando dije en el Segundo Tiempo, que pondrían las manos sobre los enfermos y ellos sanarían; a esos me refería; no es solamente, poner las manos sobre los enfermos; sino aquellos que ponen las manos en el cuerpo de los enfermos y ellos sanan, son aquellos que se encuentran ya en esa preparación, clave de la nota espiritual; en aquella preparación sensitiva, en que pueden percibir lo elevado, lo sublime, lo fino; porque todo lo del Espíritu es fino, esencial, elevado, magnífico.
18 Vosotros los sensibles, que ya necesitáis del pan espiritual para seguir viviendo en la lucha de la vida; vosotros los sensibles que ya suspiráis a veces por vuestra morada celeste, no está lejos el camino de vuestra grandeza espiritual.
19 Pero hay quien dice: voy a oír la cátedra porque quiero saber ¿creéis, acaso, que es tan fácil saber? ¿Creéis acaso, que con una sola vez que oigáis una cátedra de espiritualidad, ya podréis saber? ¿Creéis acaso, que con un mes o un año de enseñanza, ya podréis decir que sabéis?
20 ¡Oh! Mis amados, en esta maravillosa ciencia del espíritu, tan alta como los celos y tan vasta como el universo, ¿qué es para vos, una ínfima edad humana, la edad de vuestro cuerpo; que es para vos, aprender las revelaciones del espíritu 40, 60, 70 u 80 años, si el alma tiene que pasar en miles y miles de años para sentirse en espíritu, ya no un párvulo, sino un principiante al discipulado de Cristo?
21 El más fácil camino, que se puede llamar el camino de la gracia, el camino de la facilidad: es el camino de la sensibilidad, de la devoción, del arrepentimiento. El camino de las buenas obras del amor espiritual, es el más fácil para poder saber.
22 En verdad, os digo: es más fácil sentir que memorizar y se hace más pronto la enseñanza, por el sentir que por el memorizar. Saber es sentir; ya que, el que siente la grandeza de las manifestaciones del espíritu, se alimenta y se ilumina con ello; y llega a la vida, del que siente la grandeza de la enseñanza, como una luz que lo llena de alegría y de optimismo; como si tomaran su cruz pesada, se la quitaran y le dieran una cruz de rosas, una cruz liviana, que aún llorando por las espinas, de todas maneras siente dulce el llanto. Porque el amor es así, aunque se destroce, el cuerpo a través del que se ama; sin embargo, el amor todo lo embellece; y de las espinas, forja rosas; y de las rosas humanas, hace rosas de luz; y de la cruz, puede hacer un trono; y de una corona de espinas, puede hacerla de luz o de laureles.
23 El amor, maravilloso poder que lo transforma todo en suprema belleza, es del espíritu, y en él existe. Cuando vuestro espíritu, ya utilice vuestro cuerpo para sentirlo, entonces vuestra vida tendrá un aliciente tan grande, que jamás sentiréis amargura ni soledad; un aliciente tan grande, que no tendréis dificultad para saber; porque las rosas que van juntas con las espinas, el amor las aprovecha todas: espinas y rosas y vos, todo lo hallaréis fácil; porque hasta vuestra cruz, amados míos, os parecerá liviana y fácil.
24 Amor, ¡oh! Supremo poder, que al embellecer el mismo sufrimiento, demuestras ser de los celos, ser del espíritu. ¡Oh! Supremo poder creador que por ti fueron hechas todas las cosas y que de ti emana la fuerza viva y la sacrosanta luz, si el gran cosmos ha surgido de la mente divina, del santo amor, de la suprema sabiduría, del infinito poder; en átomo, esas fuerzas creadoras, el Padre, ha entregado a su semejanza, al hombre.
25 Pero no olvidéis que cada átomo del Padre, para vos, mi pueblo, es una grandeza; que cada átomo del Padre, es algo poderoso y sublime; y en vos está esa fuerza creadora en átomo, porque el Padre os ha entregado a su semejanza, para que también seáis capaz de amar, capaz de pensar y de formar con vuestro pensamiento, bellezas, bálsamo, consuelo, caridad y aun pan de fortaleza; pero no el pan de levadura, sino el del alma.
26 Cuántas veces, pensamientos iluminados llegan a los cuerpos enfermos para acariciarles; y aquellos pensamientos iluminados, han surgido precisamente de lo que yo os digo, mi pueblo, de un sentimiento fino de ternura, de un sentimiento de amor espiritual.
27 Os habéis puesto a pensar por un momento, ¿cómo se verá cuando de la mente del ángel surgen pensamientos angélicos? ¿Cómo serán los pensamientos de un ángel? ¿Lo habéis pensado alguna vez? ¿Qué color tendrá el pensamiento de un ángel, cómo será la luz del pensamiento de un ángel, cuál será el poder del pensamiento de un ángel? Pensadlo, pueblo, porque eso es provechoso para vos, porque pensar eso, es llenaros de aliciente para querer ser vos, a través de los siglos, también un ángel.
28 No olvidéis que ya os dije en aquel tiempo: “ninguno de los seres se perderá” todos vosotros seréis celestes, todos vosotros seréis salvados, por eso existe la escala de los celos, por eso existe la santa encarnación o reencarnación para vosotros.
29 Porque la reencarnación va preparando cada vez más, más y más a cada ser y criatura, espiritual y materialmente, emocional y mentalmente; y a medida que ser y criatura se prepara, aumenta su medida y su capacidad.
30 Y vendrán los milenios en que vos sepáis cómo es la luz de un ángel, vendrán los tiempos en que de vuestra mente surja una vibración, una irradiación de luz espiritual.
31 Vos emanaréis luz, mi pueblo, vuestros pensamientos serán luminosos cuando surjan de vuestra mente espiritual; y podréis verlos más tarde y podrán verlos los demás; mas, para esto, mis amados, necesitáis tener la mente limpia; para que sea también el pensamiento limpio.
32 Y para tener la mente limpia, necesitáis siempre hacer todo lo posible por triunfar en la única batalla que os es permitida; hay una lucha, que os es permitida, y en esa lucha sí debéis luchar con afán, luchar para vencer. Vencer: vuestras pasiones, vuestras miserias, vuestros errores vencer: vuestra materialidad, vuestra bajeza y vuestra pequeñez y cuando vos, como vencedor de todo esto, os encontréis purificándoos con la devoción, con la vergüenza de vuestros errores delante de vos mismo; cuando en esa purificación, os encontréis; de vuestra mente, saldrá luz, porque vuestra mente estará limpia.
33 En este año, ya es año importante en el mundo, empieza cada vez más a prepararse el mundo para todos los acontecimientos que han de venir y para toda la sensibilidad espiritual que el hombre debe poseer por lo que ya se acerca, mi pueblo.
34 De cierto os digo: indudablemente el hombre, aún con lentitud, aprovecha cada pequeño paso que da ascendiendo siempre. Y en este año, se moverán en vos mismo, como una fuerza desconocida, como una fuerza viva, el mensaje de vuestra alma, pidiéndoos alimento espiritual.
35 En este año, no toda la humanidad, pero mucha parte de la humanidad sentirá la necesidad de algo del espíritu, porque su vida será triste, porque su vida tendrá un vacío y porque necesitan algo dulce, porque necesitan algo grato; y sentirá n la necesidad de espiritualizarse; sentirá n la necesidad de unirse para espiritualizarse. Sentiréis todos, la necesidad de pensar, ya no en el cuerpo, ya no en seguir acumulando riquezas para el cuerpo; sino sentiréis la necesidad, de acumular las verdaderas riquezas para el alma, para la vida del espíritu.
36 Y esa verdadera riqueza, está en las virtudes del ser humano que ha limpiado su mente y que ha despertado por eso los poderes del purificado: la riqueza del poder espiritual, la riqueza del conocimiento espiritual; la riqueza, del amor espiritual ¡oh maravilloso sentimiento sublime que todo lo dignifica!
37 En este año el alma de la mayor parte de la humanidad, empezará a agitarse; porque va marcando en la rueda del tiempo, un signo de importancia; por el tiempo; por los astros, por la humanidad misma, se notará el adelanto, el movimiento de la tierra y el movimiento del pensamiento del ser humano.
38 En este año, aparecerán novedades en el cielo; y en este año, para vos mi pueblo, para vuestros oídos también, habrá muchas novedades, unas dolorosas, las otras no. En este año empiezan las sorpresas en una gama diferente, pero siempre sorpresas.
39 En este año pensaréis, en que ya el alma necesita vuestra atención; que ya el alma, necesita un tiempo de dedicación porque ella también tiene derecho, porque ella vale más que el cuerpo del hombre, porque ella, la sensible, la emotiva por la cual el espíritu manifiesta amor y la cual el espíritu ilumina, el alma del ser humano, suspira por su celo y suspira también por su misión. La misión del hombre, la misión espiritual; lo más sagrado, está esperando al hombre.
40 En este año, en que empieza ya, pueblo mío, algo de lo importante por la fecha, preparaos, preparaos porque ese átomo mío, ese átomo de Cristo que está en cada criatura, empezará en vuestra alma a moverse buscando acomodo en el ancho mundo del Padre Dios y no solamente dentro del hombre quieto, sino dentro y fuera del hombre, pero en forma de actividad, de obra buena, de enseñanza de amor.
41 Así para vosotros, que queréis y que tenéis mucho interés por saber, sí mi pueblo, la obra espiritual enseña muchas lecciones y os enseña cómo habéis de purificaros, cómo habéis de limpiaros para que seáis vos, efectivamente, el vehículo por el cual se manifieste la sabiduría, que vos, anheláis obtener.
42 El Verbo, ¡oh maravilloso don! Tan atractivo que atrae con una palabra elocuente, dulce y emotiva a multitudes; la palabra espiritual que vivifica, la palabra espiritual que conmueve, la utilizará vuestro espíritu, el yo, el yo pensante, el yo amor del ser humano, para enseñar al hombre el camino por el cual encontrará la gracia y por el cual encontrará la paz.
43 Porque debo deciros, que solamente aquellos que son pacíficos, solamente aquellos que son nobles y resignados, aquellos que no manifiestan la ambición y que por resignados, por nobles, por pacíficos y sencillos, porque con muy poco se conforman, en verdad os digo: de ellos, es la paz.
44 Pero, tener la paz dentro del alma, le es dable a todas las criaturas bajo el sol, ser pacífico, viene de dentro, no de fuera: ser pacífico, pueblo mío, no es un don para unos solamente; es algo, que se alcanza y que alcanzaréis todos vosotros, siendo sencillos en vuestro vivir, sencillos en vuestro pensar; pero, el pacífico, el dócil, el noble, no sabe lo que es tener enemigos, porque él no siente ser enemigo de algo ni de alguno; es apacible desde su alma, porque cada alma manifiesta por su cuerpo lo que ella tiene; no es el cuerpo sólo el que manifiesta actos contrarios a su ser, el ser manifiesta por su cuerpo lo que él ha alcanzado, lo que él ha obtenido. De cierto os digo: ninguno da a los demás, lo que no tiene. Entonces, pensad vos, en esto que vais a escuchar:
45 Se prepararon tres pequeños párvulos, poned atención, mi pueblo, porque también ellos anhelaban el saber, porque también ellos anhelaban el poder, porque ellos querían conocer el mundo con la velocidad del pensamiento, deseaban ir a Jerusalén y estar en Jerusalén; querían conocer diferentes pueblos y naciones y ser como el pensamiento y ser como el anhelo, estar ahí, ver, vivir ahí por un tiempo.
46 Entonces, ellos que querían trasladarse, así tenían anhelo de pasar de parvulitos a discípulos; y para esa prueba a los tres se les hizo una ceremonia, una preparación, en esa preparación, pueblo mío, se puso una cruz, se puso una corona y se puso un trono.
47 Y en aquella sala, en aquella sala donde iban a pasarles a la prueba, en aquella sala de la prueba, toda iluminada, llena de flores, todos con blancas vestiduras, los tres quedaron de pie para elegir; y de acuerdo con su elección, así sería la prueba para pasarles, de parvulitos al discipulado.
48 Uno de ellos tomó la corona, y la puso en su frente; el otro, se sentó en el trono; y solamente quedaba vacía la cruz; pero como los dos anteriores ya habían tomado, cada uno, lo que les correspondía, el que quedaba, no se atrevía a acercarse y acomodarse en la cruz, la cruz estaba vacía y él estaba de pie; pero en aquellos momentos, por vergüenza, se fue acercando a la cruz; con temor, por vergüenza de aquellos que estaban en la sala, por vergüenza de sus compañeros, por vergüenza de sí mismo; no se acercó con resignación, con amor, al sufrimiento.
49 Entonces, ¿quién de los tres, mi pueblo, decidme, quién de los tres puede pasar de párvulo a discípulo? En verdad os digo: ninguno porque el que tomó la cruz, el que se fue acercando a la cruz, se acercó porque no le quedó otro remedio, porque los demás se habían tomado sus lugares y porque por vergüenza, dio pasos hacia ella. Es como aquel rico que da para que vean que da, ya no puede premiarle Dios por lo que dio, porque ya le ha visto la humanidad, ya le han visto los hombres, ya le han visto sus semejantes; y en ello tiene la satisfacción, en eso, en que han visto que dan.
50 Así aquél, vieron que se acercó a la cruz por compromiso, para que vieran que se acercaba, pero no le quedaba otro remedio, ya no puede tener el premio del celo. La cruz en sí, de corazón y de verdad estaba vacía, no todos saben llevar la cruz, no todos pueden caminar con ella por la calle de la amargura.
51 Ahora, el que tomó el trono, el que se sentó en el trono, hizo ni más ni menos que el hombre, para que le vean en trono, en la materia quiere elevarse a altos puestos humanos, quiere elevarse a ser una personalidad; eso, no tiene algo de la grandeza del espíritu.
52 No es el espíritu el que busca un trono, no es el espíritu el que busca un corona; el espíritu, busca una sola cosa: su celo, su Padre, su Dios y si es necesario, para llegar a su celo, ser crucificado, abraza amorosamente la cruz, la busca, se coloca en ella; y se prepara para exhalar en ella el último suspiro; aunque todo gire en caprichoso giro en su alrededor, cuando parece que el mundo tiembla, sin embargo, abraza su cruz.
52 Aquél que tomase la corona, también manifestaba vanidad; no es así como se eleva al ser humano al discipulado, no es así como el hombre alcanza ese estado unitario de grandeza en la conciencia del espíritu despierto.
53 Bendita es la cruz que eleva al hombre, bendita es la cruz que sirve para un redentor. Entonces, ¡oh, mi pueblo! Ya no quiero que vos toméis, para que paséis de párvulo a discípulo ni un corona ni un trono, ni tampoco una cruz que no podéis llevarla todavía; porque sois pequeño y os sentís débil, sólo quiero que toméis mi camino, mi camino de amor y sencillez, mi camino de paz y de enseñanza, mi camino de perdón y más perdón, de amor y más amor.
54 Volveré a repetiros lo que os dije antes, y lo que os he dicho siempre, no sintáis tener enemigos ni contrarios porque me estorbáis para que yo more brillantemente en vos mismo.
55 No quiero que seáis prisionero del rencor, porque es una cadena de amargura; no quiero que en esta noche, salgáis de aquí sin haber dado el abrazo de fraternidad a aquél a quien vos habéis herido, a aquél a quien vos habéis ofendido, a quien vos habéis lastimado, pedid perdón, pedid disculpa; y si a vos, os han ofendido, dadle también el abrazo de hermano y perdonadle y disculpadle con el amor con que yo os he perdonado; y con el amor con que yo os he disculpado, cuando en mi nombre, hacéis actos que no son de mí.
56 Entonces, en el momento de la cruz, os di la enseñanza cumbre, la enseñanza maravillosa que brilla en el mundo como una página de sol: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.”
56 Y vos también sabéis, mi pueblo, que el que ofende, no sabe lo que hace; porque el ofendido, si el ofendido es superior y en verdad ama, ni siquiera piensa en la ofensa, porque no hay ofensa que incumba al espíritu.
57 Entended esto, no hay ofensa que roce ni siquiera el alma del hombre; lo que vos sentís como ofensas, que os las hacen o las hacéis, queda en la carne, van a la personalidad; y vos, no sois la personalidad, vos no sois la carne, vos sois espíritu, hijo de Dios.
58 En esta cátedra de primer o de año, quiero decir que al espíritu no le alcanza, no le alcanza, pueblo, ni la ofensa, ni el lodo; no le alcanza la pequeñez, ni el cieno le mancha su luz; no hay ofensa que llegue al espíritu. Entonces, perdonad o pedid perdón, porque en verdad el camino espiritual es único: amor y más amor, perdón y más perdón. De cierto os digo: preferible ser el herido y no el heridor; preferible ser el muerto y no el asesino recordad muy bien mis palabras.
59 Entonces, pensando en la grandeza, en lo inmaterial del espíritu, en la superioridad del espíritu, que no lo roza nada ni le mancha, nada tenéis contra vuestro semejantes, nada debéis tener, porque todas las ofensas son de cuerpo a cuerpo, todas las ofensas y los rencores, son personales, pero no espirituales.
60 En el espíritu sólo hay amor y en la personalidad: el fuego del rencor y el fuego del rencor que quita la paz, puede apagarse con el agua de la gracia del perdón, pero esa agua de gracia del perdón, está en el interno del hombre, allá en la grandeza donde canta el alma, ahí tiene su canto de perdón en el templo del universo y en el nombre del Padre Celestial.
61 ¿Qué puede importarle a un astro que una oruga se arrastre por la tierra? Decidme, pueblo, ¿puede acaso, importarle a un astro, el que una oruga casi invisible se arrastre ignorada, por la tierra?
62 Pues bien, así es el espíritu, ¿qué puede importarle a ese átomo divino, al hijo del Dios altísimo, las cosas de su vestidura temporal llamada cuerpo? Le tienen sin cuidado, el espíritu percibe con otros ojos y con otros oídos, solamente oye la musicalidad espiritual, las notas finas espirituales; esas notas, que no se confunden con ninguna, porque son las notas del poder, de las que ve surgir luz y caricia de amor espiritual.
63 Así pues, que no confundáis una conducta con otra, cuando habláis de ofensas y rencores estáis acariciando vuestro traje, vuestra envoltura y os olvidáis de vos mismo; cuando habláis de ofensas y rencores, estáis solamente viendo los acontecimientos bajo el punto de vista personal y carnal, pero eso es pequeñez, es ver poco; con tan poco alcance, que quien esto ve, es plenamente materialista y no ha empezado a manifestar la espiritualidad que es un deber, que es una Ley para el espíritu.
64 Así es mi enseñanza, mi pueblo, en esta noche, para que la llevéis en el corazón, para que despierte vuestra conciencia con ella, para que améis, pueblo, con el amor con que yo os he enseñando a amar, antes de la cruz, en la cruz y después de la cruz.
65 Y para los que viene por primera vez y dicen: la enseñanza me gusta, la palabra me gusta, ¿pero cómo es posible que Cristo esté hablando en este cuerpo? ¿Cómo es posible que en un cuerpo humano, descienda Cristo? No, mis pequeños amados, ningún cuerpo humano puede soportar mi potencia; yo no subo, ni bajo, ni desciendo, ni me muevo, fijaos en esto: las cátedras en este tiempo, quitando la palabra, irradiación, se os entregan por omnipresencia espiritual.
66 La omnipresencia de Cristo, es como el aire que respiráis, pues aun el aire que respiráis, está lleno de efluvios del santo Espíritu; así como la luz para vuestros ojos, así como el oxígeno para vuestros pulmones, así es mi luz que todo penetra y compenetra y está en todas partes; y solamente falta una mente receptiva, una mente que interprete mis vibraciones; porque yo soy omnipresente, como seréis vos en espíritu; cuando lleguéis a ser grande en verdad, conoceréis de lo que es esto a través de la grandeza angelical, e iréis entendiendo cada vez más estas manifestaciones espirituales y divinas.
67 Mi luz está como la luz de vuestro mundo, mi pueblo, penetrándolo todo y compenetrándolo todo, entonces, el aparato humano receptivo, el cerebro capacitado para recibirlas, puede recibir en todas partes las ondas luminosas de mi pensamiento. Podéis llevar a un aparato receptivo a las montañas y las profundidades de la tierra y aquel aparato cual una lira para ser tocada por mi, en todas partes trasmitirá mi cátedra, porque en todas partes está mi luz vibrando brillante y brillosamente se manifiesta con el poder de mi voluntad, con el poder de mi pensamiento, con el poder de mi amor, con el poder de mi conciencia, con el poder de mi sabiduría. Todo lo lleno, en todo estoy, omniabarcantemente, omnipresente.
68 Entonces, desde la altitud celeste hasta las profundidades de la tierra, habiendo cerebros, mi mensaje, se dejará escuchar; porque mi mensaje no tiene limitación, porque mi mensaje está para tocar almas y corazones, iluminando la vida de cada hombre por el sendero de la gracia y de la Verdad. Esta es la enseñanza de este día de gracia, de esta noche, mi pueblo.
69 Ahora, a vos mi grupo amado de trabajadores, grupo de Cristo, grupo cristiano, a vos grupo cristiano por el cual yo manifiesto a la humanidad, ya el amor que transmito y el bálsamo para curar, porque vais a dejar mi voluntad, a vos os llamo, ¡oh! Grupo de cristianos, venid a mí, ¡oh! Grupo, que esperáis lentamente seguir con vuestros pasos adelante para buscarme, vos me encontraréis, ¡oh! Grupo de Cristo, yo os recibo, ¡oh! Grupo de Cristo, yo os amo, ¡oh! Grupo de Cristo, yo os revisto de luz y de fuerza, porque vos sois, en verdad, el vehículo por el cual yo manifiesto amor y caridad; vos sois el grupo elegido por vuestro trabajo, el grupo escogido por vuestro servicio; mi grupo amado, ¡seáis bienvenido! Ante mi amor, ante mi luz.
70 ¿Habéis curado a los enfermos, mi grupo amado? ¿Habéis ido a consolar a los que están tristes? ¿Habéis enseñado de lo poco que sabéis? Entonces, yo os recibo con amor porque sois en verdad, el grupo de actividad espiritual, el grupo de acción cristiana. Ahora, decidme, amados míos, decidme, ¿cuántos trabajos habéis hecho en este mes, habéis hecho ya 350 visitas y en esas 350 visitas habéis ungido un bálsamo de amor, o habéis dado consuelo al pobre, al triste también? Todo lo que hacéis en mi nombre, en verdad ilumináis con ello vuestro propio nombre, todo lo que hacéis por el pobre, es regocijo para vuestro verdadero ser ¿qué me pedís grupo amado, en esta noche para vuestro año?
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comentario eliminado, por no considerado de utilidad
71 Escuchad, ¡oh! Grupo de Cristo, y escuchad ¡oh! Pueblo que estáis oyendo mi enseñanza: es mi voluntad que os unifiquéis en cadena cristiana de trabajo espiritual, más allá de la perla mexicana es mi voluntad, que os unifiquéis con otras cadenas fuertes, en donde vuestro pensamiento este todos los días, unido a aquellos, rociando a los enfermos de la luz del bien pensar, transmitáis bálsamo así, con el pensamiento.
72 ¡Uníos, porción bendita de mi pueblo, a aquellos, aquellos a otros y a otros más que han de venir, a todos aquellos que quieran unirse a vosotros! Debéis empezar a estar unido, mi pueblo, porque la unión de todos, esa es mi voluntad. Ahí es donde está la fuerza de mi obra, en la unión, en la paz, en la enseñanza, en el amor, de los unos a los otros.
73 Vuestro lema será la caridad, amorosamente entendida y grandemente desinteresada, porque esa es la verdadera caridad que hace florecer el espíritu; entonces, ¿os agrada vuestro trabajo? ¿Estáis conforme con vuestro trabajo espiritual, amados míos?
74 En esta cátedra de primero de año, yo fortifico vuestro grupo que aumentará y será cada vez más grande; y vendrán trabajadores que verdaderamente reciban testimonio de curación y testimonio de fraternidad entre vosotros; yo fortifico vuestro grupo, amados míos, porque es mi grupo, yo le lleno de caricia y de amor y en esta forma os estáis purificando, estáis limpiando vuestra alma en una forma bella, hermosa; por obras de caridad, no por dolor, porque el dolor cada vez será menos en vosotros entre más vosotros améis. Viendo el sufrimiento del pobre, del triste que no ha llevado alimento a sus labios, iréis cada uno comprendiendo que estáis vos en mejores condiciones.
75 Os revisto de gracia y de luz, mi pueblo, y mi grupo amado, os revisto de gracia y de luz para que deis de lo que yo os doy y estéis siempre unidos; más allá de la perla mexicana, estarán unidos con vos y en ellos, porque esta es mi voluntad. Yo os recibo y os bendigo en el nombre del Padre, y en mi nombre de Cristo, os ilumino con la luz del Espíritu Santo ¡tomad y llevad! ésta es mi voluntad, ¡benditos seáis! Lentamente, tomad vuestro sitio; que mi luz, va con cada uno de vosotros.
76 Esta cadena será grande y será en el mundo, en unos y en otros les iré uniendo hasta que haya, fijaos bien, pueblo mío, una fuerza capaz de ser sentida desde el hogar de los enfermos, solamente falta una sola realización, que sepáis conectaros por medio de la oración verdaderamente sentida.
77 Ahora, quiero que me atendáis, con todos vuestros sentidos dispuestos. Grupo de Cristo, escuchad: proyectar los sentimientos puros nacidos del amor, de la caridad y la bondad hacia vuestros semejantes, son las oraciones espirituales que vos debéis elevar a Dios para solicitar al mundo espiritual de luz, por cada uno de los que quieran recibir servicio de vosotros; esta es la clave, para todos y cada uno: el hacer esta oración a Dios, los enfermos, los pobres, los necesitados, los tristes, los afligidos, es como si tocaran un timbre hacia los celos, ésta es la clave, por esta clave, por esta forma de oración, os atenderán los protectores del grupo, los protectores espirituales de cada quien, que entonces trabajarán con vos, dando curación o dando ayuda, atendiendo la plegaria del que haga la oración plenamente sentida en lo intimo de su ser.
78 Esta oración será semejanza de un timbre de lo humano a lo espiritual, entonces, esos 12 trabajadores, esos 12 luminares protectores de este mundo, al escuchar, al sentir que están orando con estos pensamientos pletóricos de sentimiento sublime espiritual, acuden ¿me comprendéis, grupo de trabajadores en mi obra, me comprendéis pueblo bendito? ¡Acuden mis trabajadores espirituales! A prestar auxilio, a prestar servicio, a ver qué es lo que se necesita; entonces recibirán la ayuda, por medio de esta clave; cada uno de los necesitados debe orar de esta forma, debe de elevarse en oración cada noche, porque ésta es la que os pone en contacto, en conexión con las fuerzas ocultas al ojo humano, fuerzas espirituales del servicio divino con la fuerza invisible de mis trabajadores espirituales y también con las mentalidades de mis seguidores y de los sensitivos de mi pueblo.
79 Llegará el momento en que la unificación haga tal fuerza, que al pedir por medio del sentimiento sublime de amor, se sentirá más fuerte, cada vez más fuerte, capaz de curar una enfermedad o capaz de remediar un problema prontamente; entonces ésta es la clave para pedir y ésta es la clave para buscar sensibilidad espiritual y consuelo, inspiración y conexión espiritual, ésta es la clave para recibir, pero ésta es la clave para dar gracias también. Y podréis, después elevaros por medio de estas oraciones hasta alcanzar la perfecta comunión que vendrá: la comunicación de espíritu a Espíritu pero seguirá siendo la misma clave.
80 Si en vuestros pequeños intentos, os viniese otra clase de pensamientos, formulando aún palabras y frases, ¡no importa! Si el sentimiento que os motivó es noble y bueno, servirá igual, para que sea atendida vuestra necesidad; y vosotros, tenéis también que atender y dar a todos de lo que yo os doy, para que todos sientan el consuelo y el remedio a sus pesares.
81 Ahora, mi pueblo, pedid, que se os dará; mas yo os digo: sabed pedir, pues es preciso que sepáis hacerlo, ya que muchas veces pedís por la carne y muy pocas para el alma y el espíritu mas, yo os enseño, pueblo amado ¿habéis entendido?
82 En recompensa de aquello que ha existido a través de los tiempos en vuestro ser, en recompensa de lo que sentís y de lo que pensáis a solas, de lo que me amáis; y de lo que esperáis de mí, en recompensa de todo lo que habéis sufrido calladamente, mi pueblo, yo pongo mi enseñanza en vuestras manos para vuestra alegría, va llena de mi justicia, de mi amor y de mi luz. Amados míos, tomadla para vos, vuestro pensamiento lo conozco y por eso os ofrezco mi tercer testamento que directo os doy a vos, para toda la humanidad.
83 Pueblo, preparaos, que voy a bendecir todo lo que habéis traído. Bendigo vuestras aguas, para que los que tengan fe, sean curados; las bendigo en el nombre del Padre, en mi nombre de Cristo y en nombre del santo Espíritu. Mi amor y mi luz os dejo ¡benditos seáis pueblo amado!
¡Mi paz, sea con vosotros!
70. Reclamo al pueblo
Domingo 16 de enero de 1949
(Saluda el Divino Maestro)
Elías:
1 Maestro amoroso, el espíritu de Elías se presenta delante del pueblo de Israel, para que sus espíritus puedan escuchar la voz de su pastor, la voz que ha descendido una vez más por tu voluntad altísima, para venir a preparar una vez más los caminos que han de conducir a tu planta divina, al santuario de Israel. Se han preparado los unos y los otros, espiritualmente; me han llamado y yo he acudido presto al llamado de cada una de mis ovejas. Los unos me han pedido más preparación para poder escuchar y recibir lo que en alba de gracia vas a derramar una vez más. Los unos me dicen: pastor, soy pequeño en el camino, tú eres mi báculo y vas delante de mí, iluminando mi camino.
2 Todos me han llamado, todos han llamado a la luz y en torno de esa luz vienen una vez más en esta alba de gracia. Presentes yo te los hago, señor, al primero y al postrero, al que mucho ha escuchado tu divina y santa palabra y a quien en esta alba de gracia, va a recibir la Verdad de tu Espíritu, va a recibir la vida, porque vienes con los brazos abiertos a recibir a toda la humanidad; y ellos, se han preparado en contrición, en confesión espiritual y por eso te has dignado descender en todo tu esplendor y gloria a este mundo, para venir a rescatar, a elevar a tu pueblo de Israel, a quienes bajo mis cuidados están, a mi rebaño; te lo hago presente, a los que en los caminos pueden encontrarse perdidos, allí sea tu luz, tu perdón y tu misericordia; presentes están ante tu altísima majestad, tu voz sea con ellos.
Divino Maestro:
3 ¡Bienvenido seáis! ¡Oh! Elías amado, grande es vuestro amor para este pueblo, vuestra intercesión les encubrís con vuestro manto celestial, porque bien conocéis que la justicia perfecta, se aposenta delante de este pueblo; bien sabéis que mi mirada perspicaz, contempla en el camino lo que haciendo va el uno y el otro; y al contemplar que en verdad, el Maestro amoroso se aposenta ante este pueblo que nada se ha labrado en el camino de hinojos está ante mi planta infinita para pedir clemencia por el uno y por el otro, para interceder por el pueblo, por el labriego; y por ellos, la humanidad alcance el perdón y la bendición de su Dios, todopoderoso.
4 Habéis preparado al pueblo, le habéis enseñado a orar, le habéis concedido la elevación para su espíritu, para que él pueda contemplar y comprender qué es lo que en palabra infinita en este tiempo, yo vengo entregando por conducto del entendimiento humano. Pero hay dolor inmenso en mi corazón purísimo, hay amargura en mi paladar divino, porque al igual que en el Segundo Tiempo, se levanta en el camino el discípulo que ha de vender al Maestro, dándole el beso en su mejilla.
5 Es el mismo pueblo de Israel, aquél que nunca ha querido comprenderme, que nunca ha querido almacenar en su corazón, mi palabra divina y espiritual. Siempre se ha encaminado a su materialismo, a su fanatismo, es el idólatra; el que se ha dividido en el camino y bandos va formando; cuando en este tiempo, yo he dicho a Israel: es mi voluntad, la que vos, habréis de hacer en el camino; habréis de apartar de vuestro corazón el egoísmo, vuestro materialismo, para que la luz divina del Padre, pueda brillar y la humanidad conozca qué es lo que entregando estoy a estos mortales, a estos pecadores.
6 Por vuestra intercesión, ¡oh! Elías amado, el pueblo escuchará una vez más mi palabra; mas si este pueblo, no entiende mi inspiración divina; si este pueblo, no comprende mi enseñanza: yo voy a permitir que la prueba, sea en el sendero de aquél que ha de vender la obra del Padre, voy a tocar su conciencia; y si él no da oídos, le tocaré por lo más querido. Si el labriego no se levanta a trabajar, a conocer la Verdad que del Padre ha recibido, será tocado por igual, por su conciencia; y si no me escucha en su conciencia, será tocado por lo más querido, porque bien sabéis que el tiempo de las complacencias ha terminado.
7 Yo, pidiendo estoy: fiel cumplimiento a la Ley estoy pidiendo al pueblo, a todos por igual: espiritualidad que no contemplen los errores de los aparatos humanos, por los cuales yo desciendo a entregar mi palabra; que se preparen, que eleven su espíritu para que él, de Espíritu a espíritu, escuche la palabra de su Dios poderoso y viviente.
8 ¡Llevad Elías, en vuestra mano, una caridad! Conceded a este pueblo, más elevación para su espíritu, enseñadle en el sendero a conocerme, a buscarme y a amarme, para que contemplen que mi bondad infinita se derrama, aun cuando ellos no han sabido labrársela en el sendero. ¡Entregad, entregad, Elías amado!
Elías:
9 Voy a preparar a mi rebaño. La Ley que hay en mi palabra voy a elevarla para que pueda fundirse con tu Espíritu y así su mente pueda alcanzar a comprender la divina y santa inspiración de tu Espíritu Santo. Con tu divino permiso, un instante seré entre ellos.
en el nombre altísimo de nuestro Eterno Padre Gran Jehová, en el nombre altísimo del Divino Maestro presente entre vosotros, yo os doy mi saludo espiritual rebaño, en el nombre del Padre, por conducto del Hijo y en mi nombre que soy la representación de la luz del Espíritu Santo.
10 Rebaño amado, me hacéis presente: vuestros corazones. Por momentos, la palabra del Maestro, llega hasta vosotros; y lloráis, porque veis, cuán ingratos sois los unos y los otros. Cuando la palabra del Maestro, llega a vosotros, lloráis y decís: ¡pastor, danos fuerza para no caer en error, no queremos que el Maestro sufra, no queremos que tú recibas el dolor por todas nuestras faltas!
11 Rebaño bendito: he ahí la sensibilidad de vuestro corazón no es duro; entonces, ¿por qué por momentos, cerráis vuestro corazón y vuestra mente a la palabra del Maestro? ¿Por qué por momentos, desobedecéis su dulce palabra que os ama y acaricia? ¿Por qué, mi rebaño amado? No hagáis esto para que no hagáis sufrir a la altísima divinidad ni sufráis vosotros en la tierra. ¡He aquí al Maestro! Que todo complacencia, todo amor, todo ternura y todo paciencia, viene a manifestarse incansablemente ante vuestro entendimiento; viene a depositar su simiente de amor, su luz para que os guiéis en el camino con esta luz que no os ha de conducir a la perdición; sino que viene a daros la salvación, la regeneración de vuestro corazón. Regeneraos todos por igual; los unos, para consigo mismo; los otros, para con vuestros hermanos.
12 En todos los caminos, mostrad que sois los que habéis comprendido la primera sílaba del Maestro que es amor, que os enseña respeto para todos vuestros hermanos que encontréis en vuestro camino. ésa es la primera sílaba de la Ley del creador: amar y respetar todo lo que encontréis a vuestro paso, a todas las opiniones de vuestros hermanos; ya llegará el momento, en que los convirtáis a esta fe; por ahora: ¡respetad! Para que os vayáis dando a conocer los unos a los otros.
13 En esta alba bendita de gracia, yo os preparo espiritualmente a todos. Me llamáis y me decís: no pases desapercibida mi petición ante tu espíritu, no te olvidéis de darnos vuestra bendición, pastor. Y yo, os digo: a ninguno olvido. A los que estáis presentes en materia, en estos momentos os entrego mi bendición espiritual, a los que estáis ausentes, pero que vuestro pensamiento está aquí, con el Maestro llevad mi bendición. Mi luz os acerca al Maestro, limpio vuestra faz, limpio vuestras vestiduras, vuestras manos y mente, para que podáis alcanzar a percibir la divina conversación que el Maestro va a entablar con el pueblo de Israel, en particular; derramo luz y fuerza, caridad y bálsamo de curación en todo mi rebaño, en el nombre del Padre, por conducto del Hijo y en mi nombre que soy la representación de la luz del Espíritu Santo.
14 Dispuestos pueden encontrarse, como buenos discípulos, a escuchar al Maestro todo amor y todo paciencia; señor, con su vestidura blanca, con su corazón preparado y con su espíritu hambriento de recibir el pan que una vez más les vienes a entregar en esta alba de gracia, para que sea la conformación en ellos.
15 He cumplido, Maestro, con lo que ha sido tu voluntad. Seguiré trabajando, sembrando la luz, despertando entendimientos y conciencias, para que puedan llegar al cumplimiento, de lo que tu voz viene a pedirme en este Tercer Tiempo.
Divino Maestro:
16 Ardua es vuestra lucha, Elías amado, ¡preparad, aderezad el sendero, elucidad el camino para que el pueblo de Israel, contemple que solamente un camino le he entregado; y contemple, que sólo una luz, le va guiando en el camino; una sola Ley, en sus manos he depositado; un solo cumplimiento, desde el Templo del Mediodía, que lleva por nombre: “Damiana Oviedo” hasta la última ramita que al hombre le he entregado; un solo Dios, hablando está para que el pueblo, comprenda que el tiempo es apremiante y que hace falta que él se aleje del materialismo para así poder transitar dentro del sendero espiritual que le conducirá al camino de la salvación, a la redención del espíritu; porque el momento, el mundo está esperando; en el cual, ha de contemplar el átomo de luz divina.
17 ¡Preparad árboles, tocad la conciencia de los guías, del cuerpo de portavoces, de las plumas de oro, del cuerpo de la mediaunidad, de los columnas, de los pedro que a los recintos he entregado, de los profetas, para que se levanten en el camino perfecto de luz y de verdad; y el pueblo, pueda escuchar la profecía verdadera! A todos preparad y ayudad, pastor amado. Emprended vuestro vuelo, que los arcángeles y ángeles os esperan para cantar ¡hosanna! A vuestro espíritu.
Elías:
18 ¡Bendito seáis! Con mi báculo en mi diestra y la Ley en mi siniestra, por doquier de los caminos seguiré levantando mi paso, derramando luz, preparación y elevación. Rebaño muy amado: ¡qué la paz del señor, more por siempre entre vosotros!
Divino Maestro:
19 En cada tiempo de evolución que he concedido a vuestros espíritus, les he entregado un átomo de mi luz divina. Esa luz, es con vosotros y la lleva el espíritu. Es preparación para vuestro entendimiento, para vuestro corazón y conciencia, porque antes de que vosotros, deis el primer paso en este mundo, yo sé cómo habréis de llevar vuestra vida material, conozco vuestra inclinación, sé vuestra intención y palpo en verdad, cuál es el camino por el cual habréis de transitar. Hablo a vuestro espíritu en revelación y siempre pongo a un corazón humano delante de vosotros, para que os hable a la luz del mediodía de mi Ley divina y espiritual, que os hable de la doctrina espiritual que al pueblo de Israel, le he confiado; porque es el pueblo, que se ha de levantar como el buen maestro en el camino, a enseñar a aquél que ignora la Verdad, a enseñar a caminar a aquél que no ha sabido dar el primer paso firme y verdadero en el sendero de la luz.
20 Pero nunca, pueblo, habéis querido conocer cuál es mi voluntad suprema, porque la materia se ha levantado como obstáculo para daros a conocer los placeres del mundo y evitando que vuestro espíritu pueda contemplar qué es mi luz, qué es mi Ley, qué es mi doctrina. Por ello, Israel amado, una vez en este tiempo, os he enviado a cumplir una misión, a restituir; pero hay dolor en mi corazón purísimo, porque no habéis querido sujetaros a mi voluntad suprema; vais en pos de vuestro materialismo, no habéis dejado que brille la luz divina que puse en vuestro espíritu, para que la conciencia ilumine vuestro entendimiento y os dé a conocer de quién, escuchando estáis la palabra.
21 Sois éste, aquél y el mismo repetidas veces os lo he dado a conocer; pero no habéis querido comprender el sentido de la palabra. En verdad, vais en el camino y abrís vuestros labios blasfemando, desconocéis mi palabra entregada por uno u otro portavoz. No habéis sabido elevar vuestro espíritu, ni limpiar vuestro corazón. No habéis querido cumplir conforme es mi Ley, porque de ella, no os habéis preocupado. Yo os he dicho en mi Ley: amad a vuestro Dios, antes que a todo lo creado y por ventura, pueblo: ¿habéis amado a vuestro Dios, antes que a vos mismo? No, en verdad, porque os vais manifestando en el sendero como el pueblo materialista, como el pueblo ingrato e ignorante, porque no habéis apartado el egoísmo ni la mala voluntad, porque no habéis querido almacenar en vuestro corazón una sola sílaba de lo que yo, como buen Maestro, os estoy entregando, porque no habéis querido sujetaros a mi Ley divina y espiritual; porque no habéis querido levantaros, a salvar a vuestro hermano que perece en el desierto; para mostrar al ciego, la luz; al fanático, la Verdad y aquéllos que perdiéndose van, en vos, pudieren encontrar un báculo, un apoyo.
22 Sí, sois vosotros, pueblo, los que no dais cabida en vuestro corazón a mi palabra; sois vosotros, los que no habéis querido entender mi inspiración divina, los que os habéis dividido una vez más en este Tercer Tiempo, porque no habéis apartado vuestro orgullo y no os habéis estrechado la mano con amor, con caridad, del uno al otro y herís el corazón de vuestros hermanos; vuestra palabra, hiere el corazón, causa amargura en el paladar; y hacéis que sea, la incertidumbre en el corazón y en la conciencia.
23 Yo os pregunto: ¿cuándo el Maestro, ha causado incertidumbre en el camino? ¿Cuándo mi palabra entregada por uno y por otro portavoz, ha causado dolor, amargura y sufrimiento en vuestro corazón o en vuestro hogar?
24 Para mí, no hay distinción. Yo hablando estoy, a todos por igual. Para mí no hay primeros ni postreros, porque en verdad vuestro Dios, no es variable. Soy: un solo amor, una sola luz, una sola voluntad por ello, habéis recordado pueblo, que yo os he dicho: para mí, no hay razas, lenguas o colores. A todos por igual os invito al banquete espiritual; a todos, os entrego mi palabra o Verbo celestial, a todos deposito la savia y esencia que alimenta al espíritu.
25 Pero una vez más, os digo, pueblo amado: no habéis comprendido mi inspiración divina y el Padre amoroso, al contemplar que el Tercer Tiempo está pasando y que de los tres años que pude haberos confiado; uno, ha pasado para vosotros, desapercibido. No trabajasteis en el año 1948, no entregasteis el bálsamo verdadero y de salud, no despertasteis al dormido, no hicisteis el llamado al increyente, no hicisteis el llamado a aquel labriego que ha levantado la planta y me ha desconocido y entregando está en el camino, según su libre albedrío. No habéis abierto vuestros labios con amor y caridad, para tocar la conciencia de los portavoces; para que ellos, reconozcan que soy la Verdad suprema, que soy la luz perfecta, que no desciendo a mancharme con vuestro pecado inmundo, con vuestro materialismo, con vuestra falta de espiritualidad y preparación.
26 Vengo a daros a conocer vuestros errores, para que el mañana levantéis vuestra planta con firmeza, conociendo qué es lo que lleváis en vuestras manos y sintiendo en vuestra conciencia: el peso de la responsabilidad sabiendo que un solo Dios ha entregado el cargo, ha depositado el mandato y os ha enviado a los caminos; y los guías, los portavoces, las facultades, los columnas, los pedro, las plumas de oro y los videntes, todos sois, en verdad, los que habéis recibido de mi mano omnipotente: el cargo, la misión y de ello, ¿qué habéis hecho, pueblo amado?
27 Voltead vuestra faz un instante, y contemplad: la labor del guía contemplad: el trabajo de los portavoces, de las facultades y sentid en verdad, que ellos, van infringiendo en el camino la Ley perfecta que en su diestra yo pude haber entregado en el instante que ante mí, juraron. ¿Dónde está el cumplimiento de su misión?
28 Mi llanto purpurino se derrama, porque contemplo que cada uno va haciendo su voluntad humana; y los que les van siguiendo, se han puesto la venda de obscuridad, cuando yo con gran amor les pude haber colocado en el sendero de la luz y la Verdad. El tiempo, van perdiendo; y cuando sea el despertar en los unos y en los otros, muy tarde será, porque habrá dolor en su corazón e intranquilidad en su lugar, cuando ésta no es mi voluntad.
29 Por ello, yo vengo a aclararos el camino, a deciros: que no vais cumpliendo, ni los que estáis dentro ni los que estáis fuera, con la Ley que en vuestra diestra he depositado.
30 Reconoced mi Verbo, contemplad que no es el aparato humano, quien está hablando a la mujer o al varón; soy yo, la luz divina, que desciende a comunicarse por el entendimiento humano, para que reconozcáis vuestros errores, os alejéis del mal camino y contempléis que un sólo camino lúcido os he entregado, que una sola Ley he depositado; y que vosotros, en cada árbol habéis jurado obediencia, humildad y cumplimiento.
31 Me vais desconociendo en el camino, creéis que en verdad, porque al hombre he entregado distintos árboles, en cualquier árbol, yo, el juez justo, puedo recibir el cumplimiento de los labradores.
32 En mí, no hay injusticia pueblo amado, en mí no hay venganza, en mí no hay cambio, soy perfecto; y vosotros, lo vais reconociendo; pero sí os hago recordar, pueblo amado, escúchelo el ausente en su espíritu, escúchelo el presente: a cada espíritu, le he confiado una misión en los distintos tiempos, he escogido a los espíritus encarnados, según su misión, para enviarles al mundo.
33 Los unos, se levantan con obediencia, a querer cumplir con mi Ley; los otros, se levantan en el sendero y ocultan la Ley divina en las entrañas de la tierra y forman leyes según su entendimiento humano, según su egoísmo, según su orgullo; y de ello, demuestran su incapacidad para entregarla al pueblo, a la luz de la Verdad. El otro, metaliza mi obra, metaliza mi Ley. Y los demás, su planta la encaminan al abismo, a las tinieblas. Siempre lo habéis hecho así desde el Primer Tiempo, hasta el tercero, en el cual os encontráis morando.
34 Por ello, la doctrina que entregué en el Segundo Tiempo, de cierto, el hombre, desvirtuó de ella: la Verdad, el amor y la luz y su mano escribió en el papiro el testamento, según su albedrío, según su intención. El hombre, palpó que era el pueblo idólatra, fanático, fariseo y gentil; y les hizo el llamado, les reunió en las catacumbas, en las ruinas; les enseñó a adorarme en el fanatismo, haciendo reverencias, llevando vigilia y dando martirio a su envoltura. Otros, desconocieron la pureza de la madre santísima: María otros, desconocieron mi divinidad; y sólo dijeron que era yo el iluminado, el ungido. Los otros, formaron nueva ley y se dividieron, en verdad. Por ello, Israel amado, el mundo se encuentra dividido, alimentando distintas religiones, distintas sectas, conduciendo al corazón de sus hermanos por distintos caminos.
35 En el Tercer Tiempo, al contemplar que Israel, en el Segundo Tiempo no había acatado mi voluntad ni cumplido con la doctrina y la Ley divina. Una vez más, le reuní en la nación mexicana, para que Israel se levantara unificado, amándose los unos a los otros, respetando y obedeciendo mi Ley, practicándola con celo y enseñando a sus hermanos el camino; pero al contemplar, pueblo amado, que era el mismo pueblo, le he hablado con paciencia infinita; y desde la cima de la montaña, palpo la desobediencia o cumplimiento; os escucho cuando me desconocéis; escucho vuestra palabra, cuando desgarráis mi Ley y mi enseñanza divina y contemplo que, en verdad, no vais obedeciendo lo que ante mí, pudisteis haber jurado.
36 Infidelidad, habéis mostrado en el camino, desconocimiento a mi enseñanza, no habéis acatado la Ley ni mi voluntad; y por ello, yo pido cumplimiento y respeto a mi Ley, pido obediencia y humildad; porque así, como ejemplo perfecto ante vosotros, yo me he manifestado. Soy vuestro Dios todo poderoso, pueblo. Ni un instante, alberguéis la duda en vuestro corazón; no hagáis que mi paciencia divina, se agote; y entonces, el cetro de poder del Padre Eterno Gran Jehová, caiga de punta a punta en el universo. Bien sabéis, Israel, que mi palabra, se cumple a través de los tiempos.
37 No quiero contemplar en mi pueblo amado: dolor, sufrimiento, incertidumbre, amargura o intranquilidad. No quiero contemplar: que los vuestros, os desconozcan no quiero contemplar, que vuestro hermano os desgarre y que hieran vuestra carne porque esto, yo no lo he entregado. Si soy el amor, si soy la Verdad, ¿cómo me he de manifestar contrario a vuestra vida?
38 Yo he palpado que habéis infringido mi Ley, que os habéis convertido en el desobediente y perezoso. El otro, va a imitación de Judas, el Iscariote, porque yo el alerta os lo he entregado siempre, pueblo, antes que infrinjáis mi Ley, antes que seáis el desobediente; y antes de que vuestra planta se aleje del sendero verdadero; yo os lo digo, os pongo alerta, para que no acontezcan estas vicisitudes en vuestra vida, para que seáis el buen discípulo, para que siempre os encontréis preparado, para que siempre estéis velando y orando; y así, no caigáis, cuando ésta no es mi voluntad.
39 Yo vengo a conduciros por el camino certero, vengo a mostraros la obediencia, el amor y la caridad. ¿Cuándo he negado a vuestros labios, el pan de cada día? Cuándo me habéis pedido caridad, os he entregado el bálsamo de curación. Cuando habéis pedido que: el Padre, descienda como juez justo y entregue justicia a cada uno yo con amor, he resuelto vuestro problema, y habéis sentido en vuestra conciencia la caricia paternal y después ¿qué habéis hecho? ¿Que habéis dado en correspondencia de esa gracia, que del Padre, pudisteis haber recibido? Sólo ingratitud y más ingratitud porque no vais cumpliendo, conforme es mi voluntad.
40 Si en verdad, Israel, los que lleváis cargos y los que no los lleváis, cumplieseis con mi voluntad divina, el mundo no escucharía rumores de guerra, no habría intranquilidad en vuestro hogar, no habría incomprensión: habría armonía y amor y la paz de mi espíritu divino, el universo la sentiría.
41 Pero sois el obstáculo, para el avance de mi obra; sois el que no ha querido levantarse en el camino alzando vuestra diestra, para que la humanidad, contemple la pureza que he entregado en vuestras manos, contemple la caridad y la potestad, para que ella, pueda recrearse y regocijarse.
42 Vais negando mi bondad infinita, me vais negando en el camino, me vais negando en vuestros actos, pensamientos y palabras; me vais negando en vuestras acciones y el mundo me desconoce; en verdad, no cree en mi presencia y no cree en mi esencia, por ello, los hombres de distintas sectas y cultos se levantan a escudriñar mi palabra, para escarneceros, pueblo, para desconoceros y daros a conocer en el mundo: como el pueblo ingrato, como el pueblo hipócrita, como el pueblo impostor y todo ello, es causa de mi padecimiento divino, de la amargura en mi paladar celestial.
43 Porque estos actos, no los contemplo en verdad, con agrado; cuando yo, he descendido hacia vosotros, hacia este mundo perdido y pecador, para salvaros de la maldad y de la escoria, para entregaros el amor, para entregaros lo que existe en mi arcano celestial, para que vuestro espíritu pueda alimentarse con la esencia sagrada que le dé vida espiritual, para que goce con mi amor paternal; y sienta, que no contemplo en la materia la mancha y el fango, que soy amor, pureza y desciendo hacia el pecador a iluminar el sendero por donde ha de caminar mi planta celestial de salvador, de redentor pero estas manifestaciones, no las habéis comprendido; no pueblo, no habéis comprendido la actitud de vuestro Maestro, no habéis entendido mi inspiración divina y mi enseñanza. Mi enseñanza, no la contemplo grabada en vuestro corazón, que es donde yo, os la vine a entregar.
44 ¡Reconocedme, pueblo amado! ¡Amadme con el espíritu, cerrad vuestro corazón para el materialismo! Ya es tiempo, de que despertéis a la luz de la Verdad. Ya es tiempo, de que conozcáis en verdad, la palabra de vuestro Maestro verdadero y sintáis en vuestra conciencia la voz de mi llamado, para que así, pueblo, la concordia, la armonía y la unión, ya podáis hacerlas presentes ante las plantas del Padre.
45 ¡Cumplidme, pueblo amado! ¡Cerrad vuestros labios, guardad en vuestro corazón mi Verbo celestial, dejad que vuestro espíritu se alimente con la esencia sagrada! ¡Estudiad y analizad a la luz del mediodía! ¡Hablad a vuestros hermanos! Mas, no mencionéis, que sois los escogidos por mí, sólo dad a demostrar que sois el que sabéis elevaros y prepararos, decid que la voz de Cristo, desciende a entregaros la enseñanza, a conduciros una vez más por el sendero de redención; y que por ello, él os ha nombrado sus discípulos y en cumplimiento a su Ley, a su voluntad, vais en el sendero a rescatar al perdido, a enseñar la luz al fanático, al idólatra; a conducir a aquéllos que se dicen ministros de Dios, al sendero perfecto; donde la enseñanza, se manifiesta, a la luz del mediodía.
46 Así quiero escuchar que habléis a vuestros hermanos; quiero contemplar ya, la obediencia a mi Ley, que me reconocéis en la palabra, que vuestra conciencia, toque la fibra más sensible de vuestro corazón y os dé a conocer, ante quien pudisteis haberos encontrado.
47 ¡Comed! ¡Comed y bebed! No quiero contemplar: hambre o sed, en el pueblo de Israel; por vosotros, alcanzará el increyente, el fanático y la humanidad. No vengo a distinguiros y a entregar sólo para vos, Israel. Vengo a encomendaros una misión, a entregaros una responsabilidad, para que como el fuerte, os levantéis en el universo y manifestéis qué es, lo que lleváis en las manos; y me ayudéis a rescatar a la humanidad, a las multitudes que se encaminan al abismo, a las tinieblas y así, pueblo amado, hagáis mi voluntad en el sendero; y yo en cambio, os entregaré la recompensa, el pago, por vuestra labranza en el sendero.
48 Yo tocaré vuestro corazón, con amor; a vuestro espíritu, le haré contemplar las puertas de mi gloria celestial y le haré sentir la paz divina de mi reino celestial. ¿Queréis ver en vuestro espíritu, estas grandezas, Israel? ¿Queréis sentir, el calor de mi amor celestial? Pues ¡cumplidme, pueblo! ¡Cumplidme, trabajadores de la viña del señor! Que yo, la misericordia infinita y la caridad, la derramaré, porque ésta es mi voluntad. ¡Llevad, pueblo amado, la caricia del señor, que yo os perdono y bendigo en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo!
49 Una vez más, mi pupila celestial os contempla, en el sitio en el cual yo pude haberos colocado; y por ello, el Padre amoroso, el Maestro de maestros, recibe a los postreros. Os doy la bienvenida, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Israel: recibid a vuestros hermanos.
50 Corta porción de postreros, que en este día de gracia, habéis llegado a la casa de oración; casa humilde que en verdad, yo pude haber escogido para hacerle el llamado al pueblo, al Israel de todos los tiempos. Yo, el Dios todo poderoso de Israel, le he enviado a morar en esta nación. Su espíritu ha reencarnado una vez más; y por ello, como nacionalidad, les di la mexicana; pero bien sabéis que no vengo a rescatar a la materia ni a salvarla. Vengo, a salvar al espíritu, porque de mí ha brotado; y él, me pertenece. Yo he depositado en el espíritu una misión, le he inundado de luz y en su ser espiritual le he entregado una Ley.
51 Así como hoy, siempre el Padre ha entregado al espíritu, un mandato; y en las distintas reencarnaciones que le he confiado, no ha sabido cumplir fielmente con su misión; y en cada restitución, ha infringido mi Ley y me ha faltado; ha buscado el fango, la iniquidad, porque se ha mostrado cual débil y se ha dejado arrastrar por el materialismo; se ha dejado conducir por la materialidad y la idolatría, hacia las tinieblas, ha opacado la luz.
52 A mí, ha llegado y los dones que pude haberle confiado, se encuentran en el arcano celestial; pero, soy el Padre amoroso y verdadero que no permite que el espíritu se pierda y se enfangue, porque este tiempo, es el último que he concedido como gracia a él, para que se levante a luchar, para que me reconozca, para que trabaje y la humanidad contemple, al igual que en el Segundo Tiempo, la estrella refulgente que les anuncie, dónde se encuentra aposentado mi rayo universal.
53 No es mi Espíritu celestial, el que desciende a tomar el cuerpo humano; ¡no! Es mi rayo divino, un átomo de luz celestial que toma el entendimiento humano y lo convierte en el portavoz, en mi palabra para que así vuestros oídos la escuchen; para que la conciencia, os dé a conocer: que no es el ser humano quien hablando está, que el aparato humano nada tiene que entregaros. Escudriñadle, estudiadle e interrogadle; y en verdad, palparéis: que él, nada tiene que entregaros en enseñanza, en caridad, en amor; es al igual que vosotros: pecador y material pero yo he escogido a los que se encuentran a mi diestra y siniestra. ésa es su restitución, ésa es su misión. Por ellos, yo desciendo, hijos amados, a enseñaros a caminar por el certero camino; a tomaros de la mano, para que palpéis que soy el Padre único que sabe perdonar.
54 He contemplado, los distintos caminos por donde habéis transitado; y he palpado, los lugares en los cuales habéis penetrado en busca de mi amor y de mi caridad. Sí, hijo amado. Una caridad a vos, yo os he entregado. Me buscasteis en distintas religiones, fuisteis en pos de una caridad, porque hacía falta a vuestro hogar; pedisteis a las efigies y yo contemplaba vuestro apuro, vuestra aflicción. Como Padre, pude haberos entregado la caridad que falta os hacía, pero no sentisteis esta caridad en vuestra conciencia, en vuestro espíritu; creísteis que la efigie os la había entregado, seguisteis caminando y buscando en el lugar nueva caridad; y el Padre, al contemplar vuestra ingratitud, posó en el camino al esquilón para que os hiciera el llamado y os condujera a la casa de oración. Es a vuestro espíritu al que vengo a rescatar; él me pertenece, es una chispa de mi amor celestial, de mi luz divina. Por ello os encontráis hoy en el camino espiritualista trinitario mariano del Tercer Tiempo.
55 No es mi voluntad que me busquéis en las sinagogas, porque allí, yo no me aposento. He retenido de esos lugares mi luz, mi amor y mi caridad, porque el hombre ha conducido a las multitudes, según su voluntad humana; no les ha enseñado a orar, no les ha enseñado a buscarme dentro de su corazón, no les ha enseñado a que me busquen en la explanada, en la ribera, en el rincón de la alcoba, no ha dejado que vuestro corazón, me adore con reverencia, con vigilia, con sometimiento a vuestra envoltura; porque, en verdad, yo no he entregado eso a la humanidad; en mi doctrina espiritual y Ley, nunca os he enseñado a que me améis, haciéndome reverencias, sino que forméis culto en vuestro corazón; nunca os he enseñado, a que me améis en las imágenes hechas por la mano del mortal, pues yo siempre me aposento en todo lugar.
56 Yo, Cristo, estoy por doquiera. Mas lejos tenéis, las pestañas de vuestras pupilas, de lo que yo, me encuentro en vosotros. Yo estoy, en vuestro corazón. Yo estoy en el aire que respiráis. Yo os envío los rayos de luz, para que reconozcáis mi amor y mi bondad; y así, sepáis cómo amarme, cómo buscarme, cómo pedirme.
57 Seguid mi sendero, buscadme en verdad; que la voz, os dice: yo os invito a que vengáis a escuchar mi palabra, a que la analicéis para que la podáis comprender; y así vuestro espíritu, pueda vivir la vida verdadera y despierte a la gracia y vuestro corazón sienta la caricia de mi amor celestial. ¡Llevad todos por igual: caridad! ¡Yo aparto la venda de obscuridad de vuestras pupilas y os entrego un átomo de mi luz!
58 Prepararad vuestro espíritu, alejad de vuestro corazón el fanatismo, la desconfianza y la duda, la incertidumbre; y dejad, que un instante, lata en el sendero de elevación, para que vuestro corazón, llegue a sentir el fuego de mi amor; y por ello, vosotros me contempléis en todo mi amor, en todo mi esplendor. Prepararo vuestro camino, vuestro hogar y llevad en vuestras manos, que yo os perdono y bendigo, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
59 Es corta la porción de espíritus encarnados, que en verdad, se alimentan con mi esencia celestial, que se preparan y se elevan. No todo el pueblo de Israel, sabe elevarse, hijo amado; porque yo, lo he enseñado a elevarse, a orar; a estar en gracia le he concedido; pero ha perdido el tiempo y no lo ha sabido aprovechar, no ha creído en mi presencia. Se apacienta el pueblo, porque hay amargura en su camino, hay sufrimiento, dolor y necesidad. Por ello, yo que conozco a todos por igual, me manifiesto y hablo a cada corazón, para que cada uno lleve, lo que falta le hace; y en este día por vuestra petición, yo preparo los caminos; y por esta porción de corazones que sabe buscarme, que cree en mí aún sin comprenderme, perdono al ausente, al labriego, a la humanidad. Soy el amor; en mí, lo habéis escuchado: no hay venganza, no hay cambio.
60 Pero si la profecía de mi palabra, se cumple a través de los tiempos, pueblo amado de Israel; yo pude haberos entregado el alerta, para que os encontrarais orando y velando. Y contemplad, que una región de vuestra nación, se encuentra sufriendo las consecuencias de las pruebas que yo pude haberos anunciado. Yo os dije: “se encuentran desencadenados los elementos y ellos, se han manifestado en obediencia. Y vosotros, no habéis creído en la profecía que os entregué, ni en mi presencia, en mi esencia y en mi luz. Por ello, la prueba fue; y hay dolor, hay amargura. La inocencia ha padecido, la sangre se ha derramado, no hay pan ni jergón. ¡Contemplad cómo sufre vuestro hermano, cómo sufre y llora y cómo eleva su espíritu, aún sin haber escuchado mi voz; sin conocer mi luz y sin haber escuchado mi voz, busca la gracia y la misericordia de su creador!
61 Yo os he dicho, pueblo: hay dolor en mi corazón divino, ha sido tocada vuestra nación e Israel, no lo ha sentido. En verdad, insensible está vuestro corazón; no solamente de vosotros, que os encontráis en este recinto, sino de todos por igual, de los que yo he implantado y he encomendado al cuidado del varón y la mujer; y de los que el hombre, ha implantado a su libre albedrío.
62 Orad, pueblo amado; y, ¡pedid! ¡Pedid, que se os dará! Yo, el poder supremo, retengo un instante los elementos: ¡obedézcame el elemento del agua y vuelva a su cauce! Yo preparo corazones de buena voluntad. ¡Acudid, acudid en socorro de aquéllos que perecen! Cuando las aguas sean en su cauce, la tierra, ha de manifestar mi voluntad; fértil ha de ser, para que dé en corto tiempo, el fruto y el pan, para que ese pueblo, no perezca de hambre y de sed, porque ésta es mi voluntad. Las alas de mi misericordia, se extienden y encubren a la comarca.
63 ¡Llevad descanso en vuestro corazón, hijos amados! Descansad de vuestra fatiga, que el Padre, ha escuchado vuestra plegaria y oración. No he contemplado la forma; solamente he contemplado el sufrimiento y la amargura. ¡Buscadme! ¡Buscadme, en verdad! Que yo os perdono y os bendigo, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
64 ¡Orad, pueblo amado! Que en corto tiempo, una vez más, seréis tocados. ¿Cuál comarca será tocada? No lo sabéis pero si vosotros, os encontráis orando y velando, atenuante será el sufrimiento de esa región. ¡Alerta, Israel! ¡Alerta! ¡Confiad en mí! ¡Creedme! ¡Creedme y pedidme! ¡Pedidme, aunque no me contempléis!
65 ¡En verdad, Israel amado, creed en mí! Yo me manifestaré en vuestro camino y os daré la prueba, para que palpéis que soy vuestro Dios verdadero. Yo soy el Verbo del Padre, soy el amor supremo. Por vosotros, Israel, alcance la humanidad; todo lo creado por la mano omnipotente del Padre Eterno Gran Jehová, reciba: caridad, preparación, luz y bendición, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
66 Gobernantes de las naciones: elucido vuestra conciencia, despierto vuestros espíritus, para que ellos contemplen mi Ley, escuchen mi Verbo y aparten del corazón: la vanidad, el orgullo y solamente yo, pueda hacer por ellos, mi voluntad; y el universo, alcance a sentir la paz de mi espíritu divino, porque ésta es mi voluntad. Yo os bendigo, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
67 Prepararo vuestra nación, pueblo de Israel: los cuatro ámbitos, vuestro gobernante, todo el pueblo alcance en este día de gracia, mi perdón y caridad en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
68 Llevad vosotros, Israel amado: la caridad, lo que os hace falta. Toco vuestra conciencia, abro la puerta de vuestro corazón, preparo vuestro entendimiento; y como gracia, elevo vuestro espíritu. Prepararo los caminos por donde habréis de transitar, entrego a aquéllos, que se encuentran en lejana comarca; y en verdad, recuerdan este instante, en el cual, yo me manifiesto por el conducto del entendimiento humano. Os he entregado, pueblo amado, ¡orad y velad!
69 Aguas: yo os preparo os entrego luz, bálsamo verdadero de curación. Aguas de regeneración, aguas de prueba, pruebas que habréis de entregar al incrédulo, al idólatra y al fanático. Aguas de luz, que tocaran la conciencia de aquellos que en verdad, desconocen mi obra, blasfeman mi dulce nombre, desgarran mi vestidura. ¡Cumplan, elementos! ¡Manifiéstense en obediencia! Que en verdad, Israel, se levantará en obediencia y acatando mi voluntad suprema. Yo os bendigo y perdono, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Adiós, pueblo amado!
¡Qué la paz de mi espíritu divino, sea entre vosotros!
71. Debemos dejar huellas de amor
Domingo 23 de enero de 1949
1 El Maestro es con vosotros, ¡oh! Discípulos míos; no he querido alejarme ni un momento, estoy entre vosotros, ¡créalo el hombre o no lo crea! Mi Verbo, espiritualmente, nunca se agotará; mi corazón, nunca lo habéis encontrado cerrado; mis brazos siempre se extienden para estrecharos, para arrullaros entre ellos y cubrir vuestra frente con mis ósculos de amor.
2 Al cansado, al caminante que ha transitado los caminos y viene en medio de su fatiga ante mi planta y que con su voz turbada me clama, yo presto desciendo hasta él. Al discípulo que ha permanecido empeñado estudiando la lección de su Maestro, también vengo a él y encuentro que es el discípulo sumiso, obediente y que está deseoso de escuchar mi palabra una vez más, anhelante de llevar una vez más el pan de vida eterna y fortalecer su espíritu con mi caricia celestial.
3 Yo soy el Maestro, que no se ha apartado de vosotros, el que en todos los tiempos ha llegado entre vosotros, buscando vuestro amor, buscando a vuestro espíritu, buscando a vuestra mente turbada para iluminarla y fortalecerla, para llenarla de inteligencia, de dones espirituales y de paz, para que ella sea la que bien me sepa comprender; para que vuestra mente preparada, sea la que despierte a las mentes dormidas que en el mundo se puedan encontrar; a las inteligencias que cerradas y adormecidas se encuentran, para que puedan estar despiertas al igual que vosotros.
4 Esas mentes que han dormido y se han aletargado, son los hombres que en medio de su turbación quieren acercar, la presencia del Padre a ellos; y me buscan en lo ficticio, donde no puedo manifestarme entre ellos, porque yo soy un Ser infinito, porque soy grandeza suprema y no puedo manifestarme, en la pequeñez de sus obras; pues ellos me buscan, en lo primero que encuentran a su alcance y no han encontrado mi presencia de lleno, no han encontrado la Verdad que les he entregado.
5 Sí, la humanidad me desconoce, desconoce cuál es la Verdad infinita que soy yo, por eso contemplo la mente de los seres humanos vaga, y contemplo que van transitando por los caminos cual ciegos y van tropezando con lo que encuentran a su paso, cayendo y levantando y ni una obra de bien, han hecho en su camino.
6 Muchas obras han pretendido hacer los hombres, han inventado: levantar monumentos, levantar edificios y considerarse hombres grandes y sabios sobre la tierra el hombre, quiere dejar recuerdos para la humanidad en el futuro; quiere dejar obras escritas para después de su muerte, para que la humanidad conserve en su mente, la memoria de ellos; pero ellos, están confundidos, turbados; su corazón, no se ha depurado; y su espíritu vagando está, queriendo encontrar la obra perfecta del Padre y no la han alcanzado porque de sus ojos no ha caído la venda de oscuridad, porque no han limpiado su conciencia y de su corazón, no han hecho un santuario adonde yo pueda descender para llevarles de la mano y decirles en donde pueden poner la primera piedra para poder edificar ese santuario que yo vengo a pedir al hombre.
7 Si el hombre me escuchase, si hiciera caso de mi palabra de amor que le he entregado, no solamente hubiese edificado un templo en sí mismo, sino muchos, en donde yo pudiese morar eternamente; pero la primera piedra que han intentado poner, no ha sido cimiento perfecto, sólo han construido sobre arenas movedizas en donde han puesto sus obras y se han derrumbado ante sus propios ojos; y vuestro espíritu, se ha llenado de tristeza.
8 Pero, ¿por qué os entristecéis si el Maestro, aún está entre vosotros para enseñaros? Yo que soy el constructor perfecto, os enseño cuál es la base verdadera en donde debéis construir, cuál es la tierra firme que os estoy entregando y en donde podréis dejar vuestras obras y recuerdos escritos para el futuro, para la humanidad, para: varones y mujeres, ancianos y niños que en el futuro tendrán que recordaros, pueblo amado de Israel.
9 ¡Bienaventurado aquél que pueda ser recordado el mañana por sus buenas obras! Porque de cierto, el Maestro, os dice: llegarán esos recuerdos hasta vuestros espíritus sus oraciones se elevarán para vosotros y ellas servirán para elevar vuestro espíritu más y más hacia mi presencia, de Padre y de Maestro.
10 De cada uno de vosotros, quiero hacer un ser inolvidable en la tierra. Quiero que el espíritu de cada uno, sea inolvidable en el corazón de la humanidad, en el corazón, de los seres humanos que queden a morar el planeta por mi voluntad.
11 Sin embargo, os digo: ¿cómo haréis imborrable vuestro recuerdo en el corazón de la humanidad, pueblo de Israel? Por vuestras obras, por vuestros buenos ejemplos que dejéis patentes en el corazón de vuestros hermanos.
12 ¡Mas, no seáis el engrandecido, no seáis el envanecido sobre la tierra! Recordad que para poder ser inolvidable en el corazón de vuestros hermanos, tendréis que ser el siervo humilde del Padre y que seáis el más humilde sobre este planeta, no buscando honores, posesiones, títulos, mansiones o palacios en este mundo; sino imitando la vida sacrosanta que en Jesús vine a enseñaros en el Segundo Tiempo, cuando hube transitado en carne humana aparente para el mundo.
13 Si pueblo amado, ahí están mis ejemplos que os mostré en el Segundo Tiempo encarnado en Jesús; ejemplos, que dejé escritos en lo profundo de todos los corazones; recuerdos, que perdurarán en el corazón de la humanidad y nunca se borrarán; recuerdos que viven y laten en el corazón de todo ser humano, porque es una parte de mi vida; y el hombre que no camine con esa parte de vida que yo le he entregado, ¿qué puede ser sobre la tierra? Un ser miserable que no me ha reconocido, que no me ama ni piensa en mí, ni en sus hermanos.
14 Pero vos, pueblo, que me amáis, que paso a paso pretendéis acercaros más ante mi espíritu divino; nuevamente, os digo: quiero que siempre seáis recordado por vuestros semejantes porque vos sois el que estáis cerca de mí, el que me estáis escuchando y estáis a mi diestra; sois, al que yo he agraciado, en quien me he derramado y ante quien me he venido a manifestar en esencia, presencia y potencia.
15 Sí, pueblo de Israel, yo he sido quien ha engrandecido a vuestro espíritu y le he sacado de las miserias humanas y le he venido a entregar mis dones, le he venido a heredar con mis dones infinitos que no se compran a ningún precio sobre la tierra; dones que yo os he entregado, ¿a cambio de qué, pueblo? Por esos dones que son tesoros de incalculable valor en vuestro ser, ¿qué os he pedido? ¿Acaso os he pedido una moneda, a cambio de esos dones? ¡No, pueblo! Sólo he dejado en vuestro espíritu mi Ley, es la que he dejado escrita en la conciencia de todo ser humano.
16 La obediencia la primer a virtud que debe poseer todo espíritu, para poder ser un siervo verdadero del Padre. ¡Obediencia, pueblo bendito, es lo que necesitáis!
17 ¿Quiénes son los hijos de la obediencia en este Tercer Tiempo? ¿Acaso son los hombres que van transitando sobre este planeta, tan llenos de maldad y de pecado? No mi pueblo, ésos no son hijos de la obediencia; son los hijos del pecado, de la maldad y de la lujuria.
18 Mas, de entre vosotros mi pueblo, que habéis estado tan cerca del Padre y que os habéis extasiado con mis palabras, que os habéis alimentado con el manjar divino, con este maná que desciende desde los celos para venir a confortar vuestro espíritu; entre vosotros, mi pueblo, sí están los hijos de la obediencia; porque esta virtud ha descendido del solio infinito del Padre Celestial, para venir a descansar en cada uno de los espíritus que se han prestado para ser portadores de la Ley del Padre en este Tercer Tiempo.
19 Pueblo de Israel: aún es pequeño el grupo que se encuentra ante la presencia del Padre en este Tercer Tiempo y que es portador de mi Ley bendita mas en verdad, os digo: del conjunto de ellos, aún es corto el número de los que con obediencia y mansedumbre, saben qué van haciendo en la tierra y saben de lo que son poseedores.
20 La humanidad se ha confundido, ha prestado oído, a las voces que en el mundo se han levantado; y se han llenado de tinieblas porque no han sido el Hijo celoso, no han sido el fiel servidor del Padre, para hacerse acreedores a lo que les he entregado; para hacerse acreedores, a mis dones que les he venido a confiar; y aun siendo vos, el tesoro del Padre, sois todavía el hijo miserable sobre la tierra, pueblo bendito de Israel.
21 He aquí, que habiéndoos entregado tantos dones y virtudes a cada momento que desciendo entre vosotros, ¿qué me presentáis en vuestras manos? Vuestras manos están vacías en vuestras manos no encuentro el puñado de trigo que yo os he entregado; en vuestras manos, no están las virtudes, las encuentro mezquinas y manchadas y cansadas también; ya no quieren trabajar, se ha presentado la decepción en vuestro corazón y ya no me amáis; habéis apagado la lámpara de fe en vuestro corazón y ya no eleváis vuestro espíritu hacia mí; os habéis recostado a dormir, los fuertes vendavales, han enfriado vuestro corazón, el invierno ha penetrado en vos, y ha helado vuestro corazón; y como, el pajarillo que ha caído de su nido, os ha faltado el calor y os encontráis por el suelo; habéis caído también como las hojas de los árboles, cuando llegado el otoño, volando van en distintas direcciones al contacto de los vientos.
22 Así encuentro a vuestro espíritu, Israel, cuando no me amáis, cuando os falta la fe, cuando desconfiáis del Padre y cuando habéis dejado partir el amor que me habíais ofrecido y ofrendado en vuestro propio corazón.
23 ¿Por qué? Os pregunta el Padre, ¿dejáis que vuestro espíritu, a imitación de aquellas hojas, vaya por los caminos? ¿No sabéis que con vos, está vuestro Dios? ¿No sabéis que también el Maestro, siente dolor y tristeza en su corazón, al contemplar que de mí os alejáis, que mi amor apartáis de vuestro corazón? ¿No sabéis que causáis una herida a mi corazón divino, cuando despreciáis el amor que yo os doy, cuando no escucháis mi palabra que vengo a entregaros?
24 Cuando venís ante mí, hambriento y sediento, yo os sirvo en mi mesa los mejores manjares; yo le doy a vuestros labios, el mejor sabor; y al partir, al levantar vuestra planta por los caminos, arrojáis el manjar de mi mesa y el que en los labios lleváis; desecháis la torta de pan y el puñado de trigo que yo os di, para que os sirviese de sustento en el camino. Os habéis despojado de todo ello, cual si no fuese a haceros falta en vuestro camino; y cuando habéis despertado, cuando habéis abierto los ojos y habéis visto que ese puñado de trigo, no lo tenéis ya; que la torta de pan, ya no está con vos; que el sabor, ya no está en vuestros labios, entonces clamáis desesperado a las alturas y me decís: tengo hambre, me siento morir y desfallecer y si este Padre, que es paciencia divina y eterna entre vosotros, en ese instante, os negase volver a endulzar vuestros labios, volver a daros trigo en vuestra mano y dejar ese pan con vos, ¿qué harías, pueblo de Israel? ¿Qué sería entonces de vuestro espíritu, si mis oídos se negasen a escucharos y mis ojos se cerrasen y no os contemplase en ese instante?
25 Mirad pueblo, que vos, no me habéis comprendido; no comprendéis mi grandeza, no comprendéis mi amor y que yo soy perdón eterno, mas he aquí, que sólo pretendéis cansar la paciencia del Padre; y yo os digo: si sois mi criatura mimada, si sois un tesoro para el Padre, ¿pensáis acaso que yo os niegue esa caridad que tantas veces os he entregado y de la que tantas veces, os habéis despojado?
26 ¡Ved cuán ingrato sois con el Padre! Ved que yo os mimo en mi palabra y tomáis esta palabra cual un juguete y no la creéis y no la guardáis con afán mi palabra bendita, ni sois cuidadoso de lo que el Padre os ha entregado en vuestras manos.
27 Cuando las pruebas os tocan y contempláis: que el Padre quiere aderezar el camino para vos cuando quiero haceros comprender a vuestro espíritu, el mal que habéis hecho, cuando yo os hago reconocer vuestros errores; entonces, clamáis con voz desesperada y me decís: ¡Padre! Tú que me escuchas, tú que no te niegas a socorrerme, ¡ayúdame! Y el Padre, os dice: en verdad, no me habéis comprendido, ni os habéis confortado con el amor infinito del Padre.
28 Si el Padre, os da con amor, su palabra ¿qué hacéis con mi palabra, pueblo bendito? Engrandecéis vuestro espíritu y no la lleváis dentro de vuestro propio corazón. Mas, no sabéis: que dentro de esta palabra de dulzura, también está el reclamo a vuestro espíritu no sabéis: que mi primer a palabra, es de justicia entre vosotros.
29 Sí, Israel amado, el Padre, os dice: no os conforméis con oír mis dulces palabras que en este día de gracia, vengo a entregaros; estudiadlas, analizadlas y comprendedlas y ved: ¡cuán infinito es el amor del Padre, entre vosotros!
30 Yo quiero: que vos, a cambio de este amor, me correspondáis de igual manera que no paséis desapercibida mi palabra que vengo a entregaros en este Tercer Tiempo a través del entendimiento del hombre; porque si sois el poseedor de la Verdad del Padre, quiero que seáis también un corazón convertido en el guía de la humanidad, conduciéndola siempre por la palabra verdadera que el Padre os vino a entregar; hasta que los ojos de los hombres, contemplen que mi palabra se trasluce por los propios actos del pueblo bendito de Israel.
31 No ocultéis lo que yo os entrego, no neguéis a los hombres, mi palabra; dadla a conocer cual se conoce la Verdad, a través de un cristal limpio, donde todo se esté trasluciendo; así entregad mi palabra y mi verdad a los hombres.
32 Es tiempo ya, de que despertéis a la humanidad que está dormida y aletargada, que los mejores tiempos han pasado sobre ella y los tiempos más precisos los está dejando escapar; y también vosotros, no dejéis pasar la oportunidad para vuestro espíritu; y cuando tarde sea, queráis levantar vuestra planta, queráis emprender el camino e ir en busca de los corazones, para que vengan a rendir tributo al Padre; cuando este tiempo, ya haya pasado.
33 Mas, quiero que los hombres escuchen mi palabra que entrego todavía por el entendimiento humano, pero no les traigáis el mañana cuando sólo haya quedado mi palabra como un recuerdo en vuestro corazón; y me decís, discípulos amados: entonces, tu palabra quedará escrita por los plumas de oro y será dada a conocer al mundo y yo os pregunto: ¿por qué esperáis a que mi palabra quede escrita, para darla a conocer a los hombres? Y me decís, que entonces, porqué me he venido a servir de este medio mas, yo os digo: en mis altos, juicios sólo yo.
34 Sin embargo, porque me vengo a manifestar a través de un entendimiento pecador y unos labios manchados, los hombres me preguntan: Maestro, ¿por qué, si eres tan grande, tan perfecto y divino, entregas tu palabra a través de una mente manchada y perversa? El Padre, os contesta: sí, el hombre, es perverso y pecador y de él he venido a servirme, mas, ¿quiénes son los mimados del Padre? En verdad, os digo: los pecadores arrepentidos.
35 Y en este instante, os digo: sed el juez a la luz de vuestra propia conciencia y ved, de donde el Padre os ha entresacado; cuales fueron los principios de vuestra vida; cuál fue el camino que abandonasteis, para llegar ante mí, ¿acaso no fue el camino del pecado y de la maldad? Sí, pueblo, y de ese camino, yo os entresaqué; y ¿acaso no sois ahora, el discípulo del Maestro divino? ¿No sois un siervo del Padre, un apóstol mío que sentado estáis a mi diestra, escuchando y estudiando mi palabra? ¿No soy yo el Maestro, que desde el Segundo Tiempo me he manifestado en grande y sublime enseñanza?
36 Sí, pueblo amado, es grande y sublime mi enseñanza; y si a cada instante vengo a manifestarme por medio de mis portavoces, los unos dando sus primeros pasos y los otros en la lucha de su camino cada una de estas manifestaciones han dejado un recuerdo en vuestro corazón; y han llevado una palabra de dulzura, que ha servido para quitar la amargura de vuestros labios, pueblo.
37 Pueblo, si me habéis traído una pena ante mi regazo, ahí ha quedado y os habéis levantado con la paz en vuestro espíritu, con la fortaleza también, para seguir luchando entre las vicisitudes de este planeta, por un futuro mejor.
38 Vos, mujer: habéis llegado con el llanto en vuestros ojos y mi mano, ha secado esas lágrimas que surcaban vuestro rostro y vos, varón: habéis llegado con vuestro corazón herido, vuestra mente cansada y vuestro espíritu destrozado; y, ¿cómo os habéis levantado, cómo habéis partido de mi regazo? Fuerte, lleno de confianza y esperanza, lleno de la fortaleza que el Padre ha proporcionado a vuestro espíritu y entonces, ambos: habéis pensado en hacer obras buenas en vuestro camino; en abandonar, los caminos del engaño y seguir la senda de la Verdad.
39 Habéis sufrido y llorado y sólo recuerdos amargos encuentro en vuestro corazón, pero en este instante, los borro con mi efluvio de amor y dejo en vuestro espíritu, nuevas esperanzas; nuevos ideales, para que por ellos, os levantéis, porque desde este instante brilla para vosotros el sol de un nuevo día, una nueva aurora, una nueva luz que es la que ilumina a vuestro espíritu; y con esa esperanza y esos ideales, llegaréis a la presencia del Padre, pueblo de Israel, porque yo soy quien os va guiando, quien os va dando dictados perfectos a vuestro corazón, que os están hablando por intuición y por presentimiento.
40 Yo soy, quien ha venido a abriros la vista espiritual; y así utilicéis la mirada del espíritu, para que os convirtáis en el clarividente, en el profeta del Tercer Tiempo; para que entonces, podáis despertar a los hombres y al mundo; porque los acontecimientos anunciados se avecinan entre vosotros, porque los nuevos tiempos de la lucha tocan a vuestras puertas y no estáis preparados, pues la lucha que os espera, es aún mayor que las que habéis atravesado.
41 En todos los tiempos, ha habido lucha; pero la que os espera, pueblo, es mayor; y en este instante voy a convertiros en el guerrero, en el soldado firme y fuerte, para que al estar en esa lucha y en esa gran batalla, hagáis lo que es mi voluntad, hagáis lo que yo os dicte, lo que yo os estoy ordenando; y no confundáis vuestra mente, no alimentéis malos pensamientos en ella y no deis albergue en vuestro corazón, a la mala voluntad; no dejéis que el gusano roedor os envenene; y así, no hagáis actos contrarios a los que el Padre os ha ordenado.
42 ¡Preparaos, pueblo! Porque yo quiero que seáis mi labriego; quiero que seáis el buen sembrador de la palabra que os estoy entregando; no quiero que sembréis en el corazón de vuestros hermanos, las ideas de vuestra propia carne, vuestra carne es pequeña y mezquina, está manchada; no dejéis que vuestra materia contribuya y que por vuestra mente broten malos pensamientos; saturaos de la inspiración divina que el Padre os está entregando, llenad vuestro corazón con buenas ideas, nacidas del corazón divino del Padre y transmitidas por vuestro propio entendimiento.
43 Sed el transmisor de mi voluntad divina para los hombres; no de vuestra voluntad, ni de las ideas creadas en vuestra mente humana; no habléis de mi enseñanza divina, sin haber preparado vuestro corazón, porque de cierto, os dice el Padre: de ello, me tendréis que responder pues mi obra, es muy delicada, ya que mi obra es limpia y perfecta y no admite mancha alguna.
44 Cuando yo descienda a recoger de vuestras manos la cosecha, con ojo avizor debéis limpiar esa cosecha y si un grano de trigo limpio me entregáis, es lo que yo os recibo. Si esa semilla envuelta está en pajilla, ésta sea apartada de vuestra mano; y sólo el trigo, que sea semilla limpia, es lo que me llevo.
45 Por eso, os dice el Padre: al mundo fácilmente podréis engañar pero a mi divina mirada, no. Lo falso no llega a mí, lo manchado tampoco; a mí llega lo limpio, lo que está purificado; por eso os digo, pueblo de Israel: depurad vuestro entendimiento y corazón, limpiad vuestros pensamientos, elevad vuestra oración, inspirada por mi espíritu divino, hacia mi solio bendito y pensad, que los errores y pecados de la humanidad, están luchando en contra de vos.
46 Pensad, pueblo, que los hombres pretenden arrebataros la joya de incalculable valor que yo os he entregado y haceros caer en el error y en el pecado, en el retraso para vuestro espíritu; y quieren envolveros nuevamente, en su manto de tinieblas donde vos pudisteis encontraros; pero ¡defendeos! Buscad las armas de vuestra mano, las armas de la Verdad y del amor, para luchar en contra de las pasiones humanas, sin intentar herir el corazón de vuestros semejantes. Vos lucharéis en contra de su fanatismo y de sus malos pensamientos; y os levantaréis firme y fuerte siempre, a los servicios del Padre, pueblo de Israel.
47 Mirad que los hombres en todos los tiempos, se han alimentado con las virtudes nacidas del amor, porque les han dado vitalidad. Así os digo en este día de gracia, que es mi palabra la que os ha dado el alimento espiritual; y mi palabra, es reconocida por su esencia. Mi palabra es creída por los hombres, porque son lecciones divinas que descienden saturadas de amor y de verdad; mi palabra, es la enseñanza que os vengo a dejar como un don preciado en vuestro espíritu, pueblo de Israel.
48 Mi palabra, os ha convencido y confortado, os ha redimido también; y por eso, en verdad, estáis de hinojos ante mi planta cual fiel siervo. Mas, de cierto, os digo: cuidad, porque ese amor que me hacéis presente, no se extinga en vuestro corazón porque entonces, una lágrima brotará de los ojos del Padre y un dolor se posara en vuestro corazón; y ello significará: que no estáis agradando al Padre.
49 Acercaos a mí, venid siempre a mí, quiero teneros entre mis brazos, porque es menester que yo os arrulle aún. Arrullo es mi palabra, arrullo es la voz que hago descender desde mi solio hacia vosotros, pueblo amado.
50 ¡No os apartéis del Padre! Mirad que yo quiero que seáis el centinela de mi obra, os hago depositario de mi palabra, de mi tercer testamento para la humanidad; guardad bien este tesoro, esta joya de incalculable valor que yo os entrego pueblo bendito; no dejéis que escape de vuestro corazón; no dejéis que otras manos os lo arrebaten para hacer mal uso de él. Guardadlo con vos y haced buen uso de lo que el Padre, os ha entregado, porque de ello me tendréis que responder.
51 En este día de gracia, el Padre, os ha hablado con amor, con caricia; en este momento he hecho descender mis palabras entre vosotros; mas, cada una de ellas, la dejo escrita en vuestra conciencia, porque de ellas, me responderéis. Es un libro que está escrito en vuestro corazón y conciencia; y en cada momento en que desciendo, llevo el índice de vuestra mano, sobre cada uno de esos renglones que recordándoos estoy.
52 Pueblo amado de Israel: sed virtuosos en el camino de vuestra vida, para que podáis imitarme yo os bendigo y mi fortaleza dejo entre vosotros, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
53 Sentid mi luz y mi fuerza en todos mis hijos; y si el que ha comprendido, encuentra a su paso al que todavía no me comprende, enseñadle, sacadle de su ignorancia; que mi caridad infinita, está derramada en mi palabra bendita.
54 Las gracias que íntimamente me entregáis en vuestro corazón, yo las recibo; y la oración que ha servido en este instante de templo para el Padre, yo la acreciento y la hago firme, para que ella vaya hasta el rincón más apartado de la tierra, a dejar caricia, bendición y amor a los hombres, porque ésta es mi voluntad.
55 Pueblo amado: amor dejo en el corazón de la madre, del padre y de los hijos, para que os améis de los unos a los otros y forméis esa cadena perfecta de amor que a mí pertenece.
56 Dejo el bálsamo y mi caricia en el universo entero; el pan en la mesa de los seres humanos; y a todo entrego mi caridad, pues lo envuelvo en mí manto de amor; y la madre celestial, cual ternura divina queda en este día sobre todas las criaturas. ¡Sea con vos, pueblo de Israel, mi luz, mi perdón y mi bendición!
¡Qué la paz de mi Espíritu, sea entre vosotros!
72. La guerra de ideas y la no intervención del pueblo de Israel
Domingo 6 de febrero de 1949
(Mensaje de Elías al Divino Maestro eliminado).
Divino Maestro:
1 Cuán grande es vuestra lucha, ¡oh! Elías; en vuestro carro espiritual, atravesando puedes ser el universo, iluminando con vuestra luz que es luz de mi Espíritu Santo, a todo espíritu; despertando con la campana sonora que es vuestra presencia en el sendero de cada uno de mis hijos, para hacerles comprender que mi juicio es sobre de todas las criaturas, que el juez divino pidiendo cuentas puede ser a todos los espíritus; haciendo reconocer al universo su destitución, su destino; dirigiendo a los unos en materia y a los otros en espíritu para levantarles a la lucha, llenándoles de fuerza con vuestra presencia. Sois mano salvadora, sois mano de pastor que sabe cuidar de las ovejas, que sabe penetrar en las obscuras selvas sin límite, para rescatar de allí a la oveja descarriada y traerla al redil, al aprisco de mi amor y de mi Ley; dentro del cual, todo es paz y seguridad.
2 Elías, ¡sed una vez más en palabra a través del entendimiento humano con todos mis discípulos! ¡Derramaos una vez en esta alba de gracia, sobre todo este pueblo! Para que él dé un paso más adelante, para que su corazón me entregue un latido más de amor, de ahínco y de propósito en la senda de la lucha y de progreso espiritual. Vos, sois también su faro, sois el báculo y el estímulo espiritual de Israel, sois bálsamo y sois caridad. Todos os claman, todos os invocan y os buscan, todos os llaman cual pastor en el momento de aflicción, en el instante de dolor. Penetrad hasta lo más profundo de ellos que al penetrar vos en los espíritus de Israel les dejaréis preparados, como un santuario para mi divinidad y en ese santuario seguiré morando y de él no saldré, porque mi amor es grande para estas criaturas que han brotado de mí y de las cuales una vez más me sirvo en este Tercer Tiempo, para dar testimonio a todo el mundo, porque son mi pueblo escogido de Israel. Sed con ellos, Elías.
3 Mi paz sea con vosotros, discípulos amados, que en este Tercer Tiempo volvéis a mí para escuchar de mi Verbo Divino, una lección más; una lección de mi enseñanza, que los hombres no han sabido daros a través de los tiempos.
4 Yo he venido en este Tercer Tiempo, a recoger la hoja de mi doctrina olvidada; el libro que los hombres, os han ocultado.
5 He venido a abrir, a desatar un sello más del libro de mi sabiduría ante vuestro espíritu: el Sexto Sello en cuyo contenido, hay grande e infinita sabiduría de vuestro Dios; la cual, os entrego limpia, para hacerla comprensiva a mis discípulos; sabiduría y revelaciones que han de dar a vuestro espíritu y aún a vuestro corazón, la explicación de los misterios no comprendidos por vuestro espíritu.
6 Es el Sexto Sello, que abierto plenamente puede encontrarse y página tras página, yo os voy leyendo, para que vosotros escuchéis estas revelaciones; y cuanto mayor ha sido vuestra preparación espiritual, mayor ha sido mi grandeza en vosotros y es más lo que habéis alcanzado de mí; y no es mi voluntad, que este sello, se cierre para vosotros; no es mi voluntad, que lo destinado por mí, para ser entregado a vosotros, quede retenido en mi alto solio.
7 Todo os lo he de entregar, porque os he nombrado desde el principio de los tiempos: herederos de mi gloria, herederos de mi palabra, herederos de mi luz y de mi reino sólo así, pueblo escogido, podréis amarme en verdad. Solo así podréis dar testimonio con vuestras obras ante el mundo, de que yo estoy en cada uno de vosotros; sólo así podréis ser cada uno un testigo, de que era mi voz, de que era mi palabra, la que escuchasteis en este Tercer Tiempo; en que contemplasteis la luz que irradiaba el Sexto Sello.
8 Si el Padre, no se diese a conocer a sus hijos ¿podría el Padre, esperar amor perfecto y comprensión plena, en el corazón de sus hijos? Mas, es menester que os deis cuenta de que me he ido mostrando y descubriendo ante vuestro espíritu, día tras día, etapa tras etapa y tiempo tras tiempo.
9 Ahora mis hijos, aun siendo vosotros, los discípulos del Espíritu Santo, siendo los espiritualistas, no me habéis mirado ni conocido en plenitud; todavía no tenéis una idea perfecta ni un conocimiento absoluto, de lo que yo soy; todavía, vuestro corazón, no ha comprendido mi amor; aún mi sabiduría, no se ha quedado dentro de vosotros mismos.
10 Lleváis grandemente mi luz, habéis asimilado parte de mi amor, comprendéis algunos aspectos de mi espíritu divino, me amáis, me vais siguiendo a través de las vicisitudes en el desierto espiritual de este Tercer Tiempo; en el desierto que atraviesan, no vuestras materias, sino vuestros espíritus; porque hoy no son, las arenas candentes las que requeman vuestra planta; no son, los rayos del sol los que hieren vuestra sien ni vuestra carne; no es la escasez del agua material, la que seca vuestras bocas; ni la escasez, del pan terrestre; es el desierto espiritual que va atravesando vuestro espíritu, paso a paso, lentamente, siguiendo una voz espiritual.
11 Siguiendo, la luz de un faro espiritual, que aunque invisible a vuestros ojos humanos, es el que os anima desde el infinito, el que os levanta, que os alumbra, que os estimula a la lucha y hace aumentar vuestra fuerza y valor en la batalla; que siempre señala con su luz, el horizonte en donde se halla la tierra de promisión para vuestro espíritu; no las tierras de Canaán que dejasteis en el primer o y Segundo Tiempos; sino la tierra espiritual, la patria eterna, la patria que dejasteis tiempo ha y a la cual habréis de volver cada uno: fuertes, llenos de luz, llenos de méritos; ceñidos, con la corona de lucha y del triunfo, con vuestra vestidura hecha girones, con vuestra espada mellada y vuestro escudo también, pero llenos de fuerza, llenos de paz y de gloria . ¡Oh, mis soldados de Israel!
12 Ese, es el desierto que estáis atravesando, pueblo bendito; y la voz que os anima es la de Elías, quien una vez más en este Tercer Tiempo, os guía, os conduce paso a paso hasta las puertas mismas de la tierra prometida.
13 En esa voz espiritual de Elías, estoy yo en esencia; yo el Padre, yo el Verbo, yo el Espíritu Santo, me manifiesto por el conducto de Elías; y esa voz espiritual, es mi propia voz porque él es mi enviado, él me representa en este Tercer Tiempo ante vosotros; porque es el tiempo, en el que ha de conduciros en la última etapa para llegar a mí.
14 Pueblo amado, ¡oh! Mis discípulos trinitarios, estáis a punto de ser los maestros en el Tercer Tiempo, fuisteis los párvulos en el Primer Tiempo, fuisteis los discípulos en el segundo y en este Tercer Tiempo, dejaréis de ser los discípulos para convertiros en los maestros por mi gracia, por mis revelaciones, por mis complacencias derramadas en vosotros.
15 ¡Oh! Israel, en tres Tiempos os he hecho siempre el primer o, os he hecho más fuerte que los demás pueblos de la tierra, guiándoos para que encontréis al Padre Celestial.
16 Siendo superior a vos, os he venido a entregar mi reino, mi amor, descendiendo hasta vos, para ofreceros mi sangre, mi Ser, para daros mi palabra, mis ejemplos y mis pruebas palpables de amor, para haceros semejante a mí y poder llevaros a mi reino y sentaros a mi diestra por toda una eternidad.
17 Y si por los dones que yo os he entregado, os hago más fuerte, más grande que los demás pueblos del mundo; entonces, ¡levantaos! Buscadles y hacedles iguales a vos, dadles pruebas de vuestro amor, dadles pruebas de que no hay egoísmo en vos; dadles pruebas, de que siendo vos el primer o, sois el último entre la humanidad; pero seréis siempre el primer o: en mansedumbre, en verdadera humildad, en caridad y en amor.
18 Dad al mundo, todo cuanto lleváis en vos mismo; y no temáis que después el mundo sea más grande que vos; que mientras más deis, más tendréis; mientras más compartáis, la fuerza en vos se multiplicará y nunca quedaréis mezquinos.
19 Sólo podrá quedar vacío vuestro corazón, destruido vuestro espíritu, mezquinas vuestras manos, si no entregáis del tesoro, si no participáis a los demás; si lo que yo os he confiado, lo ocultáis en vuestro corazón y lo queréis sólo para vos mismo, entonces el tesoro desaparecerá, el libro se perderá y los dones volarán de vosotros, vuestra boca quedará muda de conocimientos espirituales y sólo hablara de conocimientos humanos, sin esencia espiritual; y vuestras manos ungirán enfermos sin el bálsamo de Cristo y faltará la esencia de esos dones; y el vacío, será muy grande en vosotros.
20 ésa es vuestra misión, Israel, ante la humanidad, misión de paz y de redención; misión, que no habéis cumplido aún, mi pueblo; porque en el Primer Tiempo estuvisteis aprendiendo de mí cual párvulos y el Padre os tomó a vosotros para dar lecciones al mundo, para dar ejemplo a la humanidad de todo los tiempos.
21 En el Segundo Tiempo, nada os entregué en privado, todos tuvieron mi palabra para que las grandes muchedumbres fuesen testigos de todo aquello, por eso de entre las multitudes, surgieron los discípulos que aumentaron el número de los doce: los mártires, los maestros, los testigos.
22 Pero no fuisteis vos, mi pueblo, el que cumplisteis en el Segundo Tiempo con la redención de todos los hombres. Tuve yo que derramar por vosotros mi sangre y entregar mi vida; tuve que rescataros de la muerte primera y del juicio, con mi propia sangre; sangre, con la cual sellé y marqué a cada uno de vuestros espíritus porque no hay un espíritu que pueda negarme, sobre de todos mi sangre cayó; una sola gota de ella, es amor universal, es redención.
23 Sin embargo, es en este tiempo, mi pueblo, en que vengo como Espíritu Santo a prepararos para recibir la comunicación de Espíritu a espíritu, sois vosotros a los que, en tiempos futuros, os dejaré como maestros sobre el haz de la tierra.
24 Muchas naciones, no han de escuchar mi palabra en esta forma; millares y millares de criaturas humanas, no van a oírme a través del entendimiento del hombre.
25 El instante se acerca, en que retenga para siempre esta palabra; y muchos pueblos, no me oirán en esta forma, pero a través de vosotros, el mundo me escuchará.
26 No derramaré en este tiempo, mi sangre en lo material; pero mi sangre divina, que es amor y que es vida, espiritualmente la derramaré por el conducto de mi pueblo sobre todos los hombres; porque vosotros en esta Tercera Era de luz redimiréis a la humanidad, la rescataréis con vuestro amor; le ofreceréis vuestra mano salvadora; y la humanidad por conducto de Israel, me tendrá en Espíritu, dentro de vuestro propio espíritu.
27 Vosotros, mis marcados, no vais a preguntar en esta era de luz, a maestros humanos; no os vais a confundiros ante los hombres, ni vais a quedar mudos ante las preguntas de la humanidad. Lleváis interiormente un Maestro, un juez, un Padre; el amor de vuestro Dios, se manifestará a través de vuestros labios, en vuestras obras y en vuestros pensamientos; vuestras oraciones, tendrán gran fuerza y potestad; con la oración y con el pensamiento, grandes prodigios haréis.
28 Israel, en estos instantes el mundo, ante los grandes sufrimientos y ante los grandes acontecimientos, busca las promesas de Jesús, dadas en el Segundo Tiempo; busca las profecías, de los profetas de los primer os tiempos; y los hombres, dicen: Dios está cerca, ya el mesías se acerca una vez más al mundo, sus señales son claras, y palpables. Se levantan por los caminos y me buscan. Unos, me siente n; otros, me presienten; y no saben en qué forma, estoy yo, entre los hombres.
30 La humanidad, me dice en el fondo de su corazón: ¡Maestro, Cristo divino! Si vienes nuevamente, con tu cruz a redimirnos; si vienes nuevamente, con tu pan y con tu sangre, a calmar nuestros sufrimientos y nuestra hambre y sed de amor; si vienes con tu luz, a resolver los conflictos que no encuentran solución; si vienes con tu amor, a apartar la incomprensión, las diferencias que existen entre los pueblos de la tierra; Cristo amado, si sólo tú nos podrás salvar, ¿por qué no te acercas entre nosotros que sollozamos, que desangramos nuestro corazón y te clamamos en este mundo de sufrimientos y de lágrimas? Y los espíritus, me dicen: Cristo amado, si vienes, encontrarás amor en nosotros, contrición y santuario sin saber, que estoy hablando instante tras instante a los hombres; sin saber, que ya me encuentro entre vosotros derramando mis dones a raudales, que me encuentro desbordando mi espíritu divino en prueba de mi amor; que me encuentro, derramando mis dones y convirtiendo a los parias en labriegos de mi campiña espiritual.
31 ¡Ah, si el mundo supiese que no sólo se acerca mi presencia a el mundo, sino que está próxima ya mi partida? ¡Ah, si el mundo contemplara la ingratitud de este pueblo con su Dios, su desobediencia y su incredulidad, aún teniéndome tan cerca de su corazón ¿qué sería de vosotros, Israel, ante el juicio de este mundo? ¿Cómo os juzgaría la humanidad, si esos hambrientos y sedientos unos, muertos para el espíritu, otros, en plena desesperación, ansiando solamente un consuelo, una palabra, un rayo de luz contemplasen vuestra frialdad e indiferencia ante mi próxima e inminente partida?
32 Mas, si en estos instantes que son cortos ya entre vosotros, os levantáis; y en el último año, en ese año de gracia: 1950 reponéis el tiempo perdido, llegáis a la reconciliación de unos con otros, estrecháis vuestros corazones y hacéis el firme propósito de permanecer unidos después de mi partida, a pesar de las grandes vicisitudes. Después de mi partida, yo seguiré hablando a mi pueblo de Espíritu a espíritu; seguirá vibrando el Verbo del Padre, en vuestro espíritu; seguirá el Espíritu Santo, revelando los grandes conocimientos a vuestro espíritu y corazón; y cuando os reunáis corazones con corazones de Israel, para conversar sobre el Maestro, para recibir inspiraciones divinas, sentiréis en esos instantes el calor del Maestro, sentiréis la presencia de él y su mano espiritual que se posa en cada uno de vuestros frontales; os parecerá escuchar una grata voz humanizada, que os dirá: ¡mi paz sea con vosotros? Y mi fuerza estará en vuestro espíritu, cual nunca lo estuvo.
33 Yo os daré la última gota de bálsamo porque en los instantes de pruebas, cuando la humanidad os persiga, Israel bendito, se desatarán las grandes epidemias, las enfermedades nuevas y extrañas, las enfermedades desconocidas para la ciencia; y entonces, ahí tendréis la oportunidad, seréis llamados por los enfermos y grandes prodigios haréis con mi bálsamo espiritual, grandes milagros que levantarán la fe de los corazones incrédulos y sellarán las bocas de los blasfemos.
34 Yo os dejaré la llave con la cual podréis abrir los cerrojos más enmohecidos, que son los corazones duros; y no sólo las puertas de los corazones, también las puertecillas de los pres iDios, con esta llave se abrirán.
35 Vosotros caminaréis siempre con paz, con absoluta confianza en mi poder y en mi amor y los hombres se sorprenderán.
36 Mas, donde penetréis, estaréis cuidados por mis ángeles espirituales que en este tiempo son vuestros protectores; y allí haréis obra espiritual, cumpliréis con vuestra misión: en los hospitales, en los pres iDios, en los campos de guerra, en los hogares, en los caminos; doquiera que estéis, encontraréis ocasión de cumplimiento y entonces, el nombre de Israel, el nombre del pueblo espiritualista trinitario mariano, surgirá entre los hombres; y será: como una antorcha universal.
37 La luz del Sexto Sello, será la que ilumine a toda la nación mexicana, en ella será donde descienda la segunda Jerusalén, que se ha de levantar llena de espiritualidad, llena de ahínco, de fortaleza y de amor a abrir sus doce puertas espirituales para dar acceso a los forasteros, a los peregrinos, a los caminantes que vengan en pos de vosotros a preguntaros, en dónde se alojaba Cristo, en dónde estaba el Maestro en este tiempo; a pedir testimonio de los milagros que él hizo entre vosotros; a escudriñar lo que el Maestro, os habló; a escudriñar a los que guían a las multitudes; a pedir explicación de todos los acontecimientos, para poder confirmar las profecías dadas en tiempos pasados.
38 Y mientras unos permanezcan espiritualmente en el interior de la segunda Jerusalén, morando en esta nación en espera de grandes muchedumbres de extranjeros, los otros se levantarán en pos de los caminos, sin cayado de viaje, sin doble calza y sin alforja, plenos de espiritualidad y de confianza en mi, en busca de aquellos que aguardan, de aquellos que esperan la llegada de los enviados, de mi ayuda espiritual en este Tercer Tiempo.
39 Y esos caminantes, esos apóstoles, esos misioneros que se levanten atravesando en las grandes jornadas, cruzando los desiertos y los mares para ir en pos de las multitudes, ellos contemplarán los campos de batalla, los campos de exterminio y de muerte, los campos devorados por el fuego, las ciudades muertas, los pueblos convertidos en escombros, la destrucción de las instituciones; y cuando ellos contemplen su mano material vacía, cuando esos labriegos contemplen su cuerpo cubierto de andrajos, no tendrán que dudar de mí, su confianza y su fe, será su baluarte.
40 Y si los hombres, dudasen de esos mis discípulos porque son humanos, yo por su conducto dará grandes pruebas de mi amor, yo daré testimonio, hablaré por conducto de ellos mismos, y ellos se verán rodeados, en las aldeas, en los pueblos, de grandes multitudes.
41 Y los varones y mujeres, los ancianos y los niños, también al escuchar la voz de mis discípulos, de mis labriegos de este Tercer Tiempo, llorarán; y en su espíritu, desahogarán el dolor retenido por largo tiempo y a voz en cuello gritarán: ¡gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! ¡Benditos aquellos que vienen en nombre del Padre Celestial! Sentirá n entre ellos, en esos mis labriegos, la presencia de su Padre; y entonces, serán llamados por los mandatarios, para recibir la luz; serán llamados por los enfermos, para recibir el bálsamo; serán llamados también y consultados, por hombres de ciencia; y todos, recibirán la palabra de verdad, la palabra sencilla y pura, la palabra que será siempre Espíritu de amor y de paz amor y paz, es luz y es verdad; y esa simiente, lleva Israel.
42 No solamente explicaréis las palabras dichas por Jesús, en el Segundo Tiempo, también revelaréis los conocimientos, que yo como Espíritu Santo, os he revelado en este Tercer Tiempo.
43 Vos, mi pueblo, hablaréis con palabra clara y explícita, no hablaréis en metáfora ni en sentido figurado a los hombres; mas, si usareis de mis parábolas, después las explicareis para que los hombres todos comprendan, para que los niños despierten también; para que los ancianos, no quebranten su cerebro; para que todos puedan, al escuchar vuestra palabra, penetrar a su esencia y a su verdadero sentido y la reciban como un torrente de agua cristalina que calme su sed, que refresque sus labios y dé esperanza a su corazón.
44 Y cumpliendo, pueblo, con la parte que a vos, corresponde; yo, haré lo demás. Si una mínima parte cumplieseis y desempeñaseis entre la humanidad, como es mi voluntad: con la pureza, con la perfección que mi obra y mi Ley exigen uno solo de vuestros granillos, lo multiplicaré al ciento por uno; con un solo grano de trigo, que será: una de vuestras palabras, una de vuestras obras yo haré que levanten millares de corazones llenos de fe, millares de flamas encenderán en los corazones de la humanidad.
45 Yo estaré en cada una de vuestras palabras, de vuestros hechos, comunicado en plenitud de Espíritu a espíritu, ¡oh! Mi pueblo de Israel, para que así, deis de mi enseñanza divina a los hombres.
46 La lucha será grande, pero habrá pueblos que en verdad, pronto comprendan, pronto sensibilicen su espíritu a la inspiración del Espíritu Santo y se levanten también como misioneros, conquistando a otros pueblos con las armas del amor y de la luz.
47 La lucha será intensa, pero fructífera; porque las tierras están siendo fecundizadas en este tiempo, el dolor, que ha sido grande y que será más, terminará de fertilizar y fecundizar todos los corazones; porque la soberbia y poderío, serán doblegados; los títulos y las grandezas humanas, humillados; las ciencias, confundidas; las pasiones humanas, tocadas por lo más querido. Entonces será, cuando la semilla espiritual caiga en las tierras y germine y crezca, regada con el agua cristalina de mi amor.
48 Por eso el Maestro, os dice: el espiritualismo pronto germinará en el corazón de los hombres brotará pleno de esplendor y pronto florecerá; la convicción en la Verdad de mi doctrina llegará, porque no son espíritus retrasados, no son espíritus en tinieblas los que hoy pueblan en el haz de la tierra, es muy grande la evolución en el espíritu de la humanidad que hoy mora reencarnándose en este mundo; superficialmente, el espíritu se halla confundido, ofuscado por el ambiente de pasiones en el mundo. El pecado, la guerra, los intereses y las vanidades, el egoísmo, las ciegas ambiciones, las doctrinas falsas y confusas, han pervertido el corazón del hombre; más no, al espíritu.
49 Cuando el espíritu de la humanidad, reciba este llamado; cuando reciba esta palabra, esta simiente de amor, al instante despertará y orará.
50 Mas, para que el espíritu de la humanidad despierte recibiendo esta simiente espiritual, es menester que la semilla sea pura, que vosotros que sois los que la vais a entregar, no la entreguéis manchada, que no sea trigo vano, que no sea simiente mal cultivada; sino pura simiente fértil y perfecta; y si vuestro trigo, es así: puro y fértil el mundo al instante despertará y esta simiente germinará pronto en los corazones de todos los seres humanos; y vuestro gozo, será muy grande; pero antes del gozo, tendréis que llorar, pero vuestro llanto, no será muy largo y por vuestra preparación, yo pronto vendré espiritualmente vosotros; y una vez más, os dice el Maestro: una sola de vuestras semillas, yo la multiplicaré al ciento por uno.
51 Mi mundo espiritual, se desborda en enseñanza explicando mi obra, explicando mi palabra, aclarando a vuestro espíritu, aquellos misterios que contemplabais inconcebibles e insondables para vosotros; mucho os enseña, todavía concederé a mi mundo espiritual de luz, a esos mis hijos que se comuniquen a través de sus protegidos, para que quedéis fuertes; porque después de este Tercer Tiempo, mi pueblo, encontraréis que los hombres piensan diferente de vosotros, que siente n y que viven en forma distinta a vosotros, que sus costumbres, sus condiciones, sus legislaciones y teorías, sus yerros y sus ritos tienen raíces profundas en su espíritu y corazón; que en esta era, han surgido las grandes doctrinas entre la humanidad: unas, se apartan de mis principios; otras, toman alguno de mis principios, pero que no se encuentran libres de intereses humanos; y a unas y a otras, yo les concederé que se levanten, que se enfrenten, que luchen con sus ideas, a unas contra las otras.
52 Ese tiempo, de guerra de ideologías ya se acerca; mas, no seréis vosotros los que penetréis en esa contienda; serán las religiones, las doctrinas, las teorías las que se levanten esgrimiendo sus propias armas, luchando unas por vencer o por adherir a las otras hacia sí mismas; otras, por hacer desaparecer a las demás, e imponerse con sus ideas, sobre de toda la humanidad.
53 ¿Cuál será el resultado de esa gran contienda de ideas, entre los hombres, mi pueblo? La derrota de unos y de otros porque donde no exista el Espíritu de verdad, donde no exista la sinceridad, la justicia y el amor verdadero, no podrá estar mi luz; no daré el triunfo, donde yo contemple que invade: el egoísmo, la falsedad, el interés y el odio allí estará mi justicia y la fuerza de mi Ley para detenerles.
54 Mas, cuando todos se encuentren vencidos y busquen un débil y no lo encuentren; entonces, vendrá el instante de la confusión y surgirán estas preguntas entre los hombres: ¿en dónde está la Verdad? ¿En dónde está la razón? ¿En dónde está la luz? Y ese será el instante de vuestra llegada, vosotros tendréis que ser los que respondáis ante sus dudas.
55 Encontraréis a unos, dispuestos, esperando sólo la contestación, la solución a sus preguntas, a sus conflictos; mas otros, todavía estarán dominados por la soberbia y por la reaciedad; y con ellos, tendréis que luchar espiritualmente y que hacer uso de la potestad de vuestro espíritu, de toda vuestra luz, de todo vuestro amor para vencer su obsesión. Sin embargo, vencerá mi luz, vencerá mi amor y mi verdad. Porque si vosotros, preparados ya por mi doctrina, por mi palabra vais a dar testimonio de mi verdad, con vuestros hechos ¿cómo no he de estar yo, presente espiritualmente entre vosotros?
56 No será vuestra sangre ni vuestra vida, la que pidan los hombres; porque hoy, los hombres no se encuentran pidiendo ese testimonio para creerme. Ellos piden: amor, verdad, sinceridad y eso es lo que vais a dar, ¡oh, mis hijos muy amados!
57 El tiempo en que los hombres pedían la sangre y la vida como un testimonio, en que mis siervos daban la sangre y la vida para testificar de mí, ha pasado; ahora no será vuestra carne ni será vuestro espíritu el que se desborde en sacrificio, el que derrame sus lágrimas, el que derrame su sangre de amor y de verdad sobre el mundo; para ello, antes os tengo que preparar, antes os tengo que fortalecer, para que deis testimonio de mi verdad; así, calmaréis el hambre y la sed de la humanidad.
58 Grande es vuestro regocijo, porque todavía tenéis mi palabra con vosotros; esta palabra, que os ha dado vida, que os ha alimentado a través de los años; a través de los tiempos de dolor y de prueba que habéis atravesado.
59 Al calor de mi palabra, vuestras penas se han disipado, vuestros sufrimientos han sido menos también y cuántas heridas habéis cerrado; vuestra vida, se ha transformado y se ha hecho simple y sencilla; cuántas ambiciones superfluas, han muerto en vuestro corazón, para recreo de vuestro espíritu en mi palabra y en mi obra, para aprovechar el tiempo de vuestra vida en obras de virtud, en obras con simiente espiritual, para aprovechar vuestro tiempo verdaderamente. Y me dais gracias, cuando lo reconocéis.
60 Así, volvéis vuestra mirada al pasado; y os convertís, en jueces de vosotros mismos y juzgáis quienes fuisteis ayer y quienes sois ahora; y es grato a vuestro corazón y a vuestro espíritu, el contemplar: vuestra enmienda, vuestra liberación, el progreso espiritual que habéis adquirido dentro de mi obra y os preguntáis muchas veces: ¿acaso me habré aletargado o me habré fanatizado?
61 Si encontráis aliento para levantaros, si encontráis en vosotros, entendida la flama de amor y seguís adelantando y progresando, enmendando vuestros yerros, corrigiendo vuestros defectos para agradar a vuestro Padre Celestial y haceros dignos de mi gracia, de mis dones y de mi amor; os haréis dignos de que yo me manifieste de Espíritu a espíritu por vuestro conducto, en los momentos de vuestro cumplimiento.
62 Unos en su misión de guías, otros como portavoces, otros como piedras fundamentales de mi obra; muchos como labriegos, como columnas, como videntes o como plumas de oro; muchos como marcados, que alimentan el grupo de mis discípulos que escuchando mi palabra, la estudian en el rincón de su alcoba y la ponen en práctica en su propia vida, para agradar al Padre, para compartir su pan de vida eterna con sus semejantes, para calmar el dolor que van encontrando en los caminos y recrearse tornándolo en paz y bienandanza.
63 Y los que no son marcados todavía, muchos de los cuales, en corto instante recibirán sus dones, también en su camino van haciendo prodigios, van poniendo en práctica mi enseñanza y mis palabras y van levantando simiente también.
64 Así, viene caminando este mi pueblo, desde tiempo ha, bajo la luz de mi obra divina, bajo el calor de mi palabra, sintiendo de cerca la caricia de su Maestro, caminando paso a paso; algunos han avanzado grandemente, han sufrido las vicisitudes por las cuales el pueblo atraviesa; otros caminan despacio y son tardíos, hay corazones que se han estacionado; cuántos hay, que se han entregado nuevamente en brazos de los placeres terrestres y de las pasiones humanas, olvidando el cumplimiento y abandonando la siembra y las herramientas de labranza.
65 Y los que despiertos pueden encontrarse, solo anhelan avanzar, no quieren detenerse en el camino, quieren llegar al instante de mi partida, al instante de mi justicia, con el buen cumplimiento, con el ahínco y la buena preparación; ellos son responsables de despertar a los que duermen, de sembrar ahínco y diligencia en los que caminan con paso tardío y de despertar a los que dormidos pueden encontrarse; de hacer el llamado con amor y palabras de convicción y de fe a aquellos que se han enfriado, a aquellos que sucumbieron bajo las pruebas; a aquellos que sólo una pequeña prueba, la tomaron como un motivo poderoso para apartarse de mi enseñanza, sin saber su espíritu, a lo que se ha expuesto en el camino de la lucha, en este Tercer Tiempo.
66 Hoy, pueblo de Israel, la lucha está dentro de la casa del Maestro. Todos estáis sentados en torno de mi mesa, yo como Padre amoroso, conozco a cada uno de mis hijos, les corrijo y les acaricio; y cuando es necesario, les reclamo; cuando debo dejarlos partir, les dejo; cuando debo llamarlos nuevamente, les llamo; pero el reclamo y la corrección, el mundo no la sabe; el mundo no conoce vuestros defectos e imperfecciones, tampoco vuestro nombre: Israel.
67 Cuando caigáis en desobediencia, en incredulidad o en ingratitud, ocultad vuestras faltas a los ojos, a los oídos y al corazón de los hombres, y aquí cerca de mi corazón de Padre, en torno a mi amor, como Maestro os seguiré enseñando y corrigiendo; porque no quiero que sea el mundo quien os corrija, ni quiero que sea el mundo quien os despierte; no quiero que sea el mundo quien os levante; porque el mundo, no se encuentra preparado para juzgaros, ni para estimularos, ni corregiros; el mundo es cruel, el mundo en concepto de justicia, no encierra misericordia.
68 No quiero que los hombres de conocimientos en este mundo, os sorprendan sin preparación; no quiero que vengan a señalar, vuestros defectos e imperfecciones; no quiero que vengan a haceros notar, vuestra materialidad ni vuestro fanatismo; no quiero que vengan a haceros descubrir todos los defectos que vos, antes, no quisisteis corregir por vanidad o por falsa grandeza; no quiero que sea el mundo, el que os destruya, el que os descubra vuestras faltas ante los demás, ¡no, Israel, hijo amado! Dejad que yo, en estos últimos instantes que me restan de comunicarme en esta forma; en la intimidad de la casa del Maestro, os siga corrigiendo con mi amor y reclamando con mi justicia que es también de amor y perdón.
69 Yo no vengo a azotaros con el látigo, no vengo a castigaros, no vengo a condenaros; vengo a corregiros con amor, para salvaros de vuestras propias pasiones; vengo a pulimentaros, para que después podáis quedar como un espejo limpio, como un ejemplo para los demás, para que el mundo, no os juzgue ni se mofe de vosotros.
70 ¡Comprendedme, pueblo amado! Y dejad también que mi mundo espiritual de luz, con voz de protector, con voz de amigo, pero de amigo celoso de esta obra, celoso de esta Ley, os corrija. No censuréis a mi mundo espiritual, escuchad plenamente su consejo, prestad atención a sus explicaciones y comprended su buena intención.
71 ¡Cuánto! él mundo espiritual de luz, os ha ayudado; ellos son los verdaderos amigos, los mejores amigos que tenéis; son los hermanos sinceros, llenos de amor, los que no publican sus obras de caridad entre vosotros, porque el ser humano no las ve. Cuantas veces entre vosotros, ni en vuestra misma conciencia, alcanzáis a reconocer lo que habéis recibido de esos seres de luz. ¡De cuántos abismos, ellos os han salvado; de cuántos peligros os han librado y de cuántas malas determinaciones! Cuántas veces, ¡oh! Israel, sellan vuestros labios, para que la violencia de vuestro corazón, no se desborde en palabras hirientes; palabras, que podrían ser para vos mismo una condena; cuántas veces, cuando vos habéis fracasado en una mala empresa que creísteis buena, ellos os trazan después el buen camino.
72 A mi mundo espiritual de luz, yo les contemplo incansables, a la vera de vuestro corazón, en vuestra cabecera, en los caminos peligrosos, doquiera que vais, cómo os inspiran siempre el bien, la mejor intención, el buen pensamiento, las buenas palabras. Cómo ponen con palabras desconocidas para vos, la confianza a los incrédulos, la conversión a los pecadores. Cómo os ayudan a elevaros hacia mi, en los momentos de vuestra verdadera oración espiritual.
73 En estos últimos instantes de este Tercer Tiempo, escuchadles, pueblo; y los que sois facultades dejadles comunicarse, dejad que ellos desborden todo cuanto hay en sus humildes espíritus; que cuando este tiempo, haya pasado y no vuelvan a comunicarse por el entendimiento del hombre a mi pueblo, no los sentiréis lejos; no perdáis la confianza y la fe en ellos, no penséis que se han ausentado a descansar; porque entonces, su lucha se redoblará en vosotros mismos, su misión aumentará y estaréis por siempre unidos hasta llegar a mí, los unos y los otros: los protectores y los protegidos formando un solo cuerpo, una sola familia y un solo ejército espiritual delante de mi espíritu divino.
74 ¡Comprended, pueblo! Comprended que en el año 1950, mi obra no terminará, es cuando el tiempo de comunicación espiritual y divina en toda su gracia y plenitud, va a comenzar entre vosotros; es cuando el Divino Maestro, el Espíritu Santo, el Verbo del Padre, va a comunicarse por primer a vez entre los hombres en forma espiritual. No será como en el Primer Tiempo escuchó Moisés, aquella voz del Padre que retumbaba en los ámbitos de la tierra con el fragor del trueno, porque aquellas palabras se materializaban en aquel mismo sonido; ni tampoco la tendréis humanizada a través de Jesús, haciéndose el Verbo hombre, como en el Segundo Tiempo; ni la tendréis ya tampoco, a través de estos mis portavoces, a través de su cerebro convertida en palabra humana; sino será espiritualmente.
75 La comunicación del Espíritu Santo y la del mundo espiritual, también de Espíritu a espíritu, será entre vosotros; y esta gracia, no estará reservada solamente a unos; ¡no, mi pueblo! No sólo a los que fueron portavoces de esta mi palabra les estará dada esta gracia, no sólo a los guías o a los que fueron facultades y dieron acceso a mi mundo espiritual, no solamente los marcados poseerán la gracia de recibir mi comunicación espiritual y ni la de comunicarse de espíritu a Espíritu; ¡no! Mi pueblo, todo aquél que se prepare en espíritu y verdad, lo alcanzará esa comunicación; no será una comunicación inalcanzable para algunos, será para todos los identificados al amor, lo más natural, que el Padre tiene reservado para sus hijos, para todos los espíritus, sean encarnados o desencarnados.
76 La comunicación del espíritu divino con todos los espíritus, será la más sencilla y también lo más fácil para todos. ¿Cómo podréis alcanzar esa gracia, pueblo? Con vuestra oración, velando y orando, purificando vuestro espíritu y vuestro corazón, así tendréis mi comunicación de Espíritu a espíritu; y esa comunicación, será grande, vendrá en múltiples formas entre vosotros.
77 Todos vuestros dones aumentarán; y muchos dones aún adormecidos, se manifestarán; muchas facultades que no conocéis y que se encuentran escondidas en lo interno de vuestro espíritu, despertarán; y vuestras fibras insensibles, se volverán sensibles por medio del amor.
78 Sentiréis mi presencia, en vuestro corazón y en vuestro espíritu, llena de fuerza y calor, llena de vida; recibiréis el bálsamo de Espíritu a espíritu sobre los enfermos, sobre toda llaga, sobre todo mal.
79 En vuestra oración, vuestras inspiraciones serán grandes y plenas de respeto; y tendréis mis palabras, yo os inspiraré grandes frases que sorprenderán a los hombres más adelantados de este mundo; frases que encierren inmensa sabiduría; y aquellos que sepan penetrar en la comunicación de espíritu a espíritu, tendrán mis cátedras de Espíritu a espíritu, una revelación que descenderá sobre vosotros como un torrente de amor y de sabiduría; y vuestras manos, podrán ser como las manos de las plumas de oro, escribiendo, como fue la mano de juan, mi apóstol amado del Segundo Tiempo, anotando aquella gran inspiración y revelación de mi divino Espíritu; mi Verbo Divino, estará espiritualmente derramándose en vosotros.
80 Y cuando vos, os encontréis, rodeados de multitudes que os pregunten, que os sometan a prueba; que os pregunten con necedad, unos; con ansiedad, otros; multitudes, en las cuales se oculten los publicanos, los sacerdotes, los fariseos, los que se hacen pasar por sabios; allí vuestro espíritu, se comunicará con mi espíritu divino y yo, hablaré por vuestro conducto.
81 Vosotros no diréis a los hombres que es el Padre, que es el Espíritu Santo, quien se comunica a través de vosotros, ni ellos tampoco lo sabrán; pero yo estaré hablando de Espíritu a espíritu por vuestro conducto con la humanidad; vuestro cuerpo estará expectante, vuestros ojos materiales abiertos, vuestra conciencia plena de lo que estáis haciendo, vuestro espíritu, en suspenso: preparado, extasiado sorprendido de lo que vuestros labios estén revelando y entregando a las multitudes.
82 El don de la videncia espiritual, también se desatará más grande y especialmente de acontecimientos lejanos, de esas cosas y acontecimientos que pertenecen a lo venidero; conocimientos, no revelados todavía, yo los pondré en la mirada de los videntes, en forma clara y en forma profunda; y ellos, darán testimonio, ellos se comunicaran espiritualmente con mi espíritu divino y yo les mostraré y les revelaré las manifestaciones ocultas a la vista humana, yo descubriré las intenciones de los hombres ante ellos; más nunca permitiré que mis profetas se conviertan en jueces de la humanidad, ni en delatores de los demás; pero sí, por conducto de ellos, sorprenderé la intención de los hombres, lo oculto en los corazones de los pecadores, para sorprenderlos, para confundirlos y para dar testimonio de mí.
83 Por tanto, una vez más el Maestro, os dice: en el instante, en que la comunicación de Espíritu a espíritu, sea en múltiples formas; será cuando Israel, en conjunto, con toda su fuerza, con todo su amor, con todo su ideal en mi obra, se levante a un mayor desarrollo de sus facultades y de sus dones espirituales.
84 Mi obra espiritualista, entonces, no concluirá en 1950; mi enseñanza no cesará, porque para después de 1950 me seguiré comunicando a Israel, mas no a través del entendimiento humano de las materias en éxtasis; sino concientemente, por medio de la percepción de su sentimiento espiritual, en un éxtasis espiritual, de Espíritu a espíritu.
85 El desarrollo de vuestros dones espirituales no concluirá en 1950; vuestro desarrollo continuará, mi obra espiritualista seguirá su destino, su misión divina, su misión universal.
86 Mi presencia divina, será más grande y más profunda entre vosotros; cada vez que os preparéis, gozaréis grandemente con mi presencia espiritual.
87 Cada vez que os reunáis, ya sea en estos humildes recintos, ya sea en vuestros hogares, ya sea en los caminos, o en los valles, allí en esas reuniones de amor de mis hijos, allí tendréis también mi presencia manifestada de Espíritu a espíritu entre vosotros.
88 Velad, porción bendita de mi pueblo amado, porque también entre vosotros, entre el pueblo de Israel, se levantarán los impreparados como falsos profetas; se levantarán aquellos que no se supieron preparar, diciendo que se comunican con el Padre de Espíritu a espíritu y entregaran palabras que encierren mentira e impostura, diciendo: ¡mi Padre, ordenó esto o el Maestro Jesús ordenó aquello! ¡Alerta! ¡Alerta, labriegos de mi divinidad! Ninguno de vosotros os reuniréis, haciendo tales actos, porque yo os estoy preparando a todos para saber distinguir: la Verdad, de la impostura para saber distinguir: el fruto bueno, del fruto malo de cierto, os digo: ahora más que nunca, el árbol por su fruto será reconocido.
89 No quiero que entre mi pueblo, se levanten los falsos, confundiendo a los párvulos, a los que comienzan a dar sus primeros pasos de espiritualidad en la senda de este Tercer Tiempo. No quiero que ellos sucumban ante los falsos profetas o falsos: Jesús o Cristo como también les llamarán.
90 Los que testifiquéis mi palabra y os comuniquéis verdaderamente de Espíritu a espíritu, aún en los momentos de mayor prueba, aún en la tribulación, en el dolor o en el cadalso, yo os libraré; mi mundo espiritual de luz os hará invisibles y os rescatará, con esto seréis reconocidos por el mundo como mis verdaderos profetas, como mis apóstoles.
91 Mas aquellos, que mal profeticen, aquellos que mientan a la humanidad por hacerse grandes ante ella; por sentirse profetas, sin serlo; por llenar su alforja, por ceñirse una corona de importancia entre la humanidad; ellos serán reconocidos con justicia, porque también a ellos les preparé; y si en las pruebas, no fueran apóstoles y cayeran en las pruebas, ellos temerán; y en las mismas pruebas, se confesarán culpables y mentirosos.
92 ¡Alerta Israel! Porque momentos de peligro, se acercan entre vosotros. Un nuevo tiempo se avecina; y para ese tiempo, os estoy preparando, el tiempo: de esplendor espiritual el tiempo de gracia, mis hijos.
93 Después de que parta esta mi palabra de entre vosotros, mi obra vencerá, mi obra se levantará grandiosa entre vosotros, mi obra se levantará en los espíritus, en los virtuosos, en los preparados.
94 Si, Israel bendito, entonces habrá gozo en el corazón del Padre y en el corazón de mi pueblo de Israel, que al fin, después de tantas etapas y eras, después de tanto tiempo en que vuestro espíritu materializado, ha obligado al Padre a materializarse, va a alcanzar la capacidad, la elevación, la evolución, la comunicación del Espíritu de Dios con vuestro propio espíritu, ya sin buscar los ídolos, ya no por medio de la materia o de la idolatría o del fanatismo, ya no por medio de los objetos que simbolizan revelaciones divinas o espirituales; ya sin hacer vuestras manos la imagen de vuestro Maestro o la imagen de las manifestaciones espirituales para buscarme a través de ellas; no, sino buscándome en las virtudes, en lo espiritual, en la esencia de todo lo creado, en lo infinito, donde yo morando puedo encontrarme.
95 Ese será vuestro triunfo, pueblo, no será tiempo de lucha ni de lágrimas, será tiempo de gloria para vosotros, para aquel que así lo comprenda, para el que bien lo practique, Israel; porque el que gima, es que no me comprendió; el que solloce, el que mese sus cabellos ante mis últimas palabras, es que no supo aprovechar el tiempo, es que se encuentra todavía en su letargo y en su materialismo, en su ignorancia y en su tiniebla.
96 Y el que en ese instante, goce de ese tiempo; el que me diga: Padre, ahora vas a estar dentro de mi ser, cual nunca lo estuviste ese me comprende, ese va a entablar un concierto y comunicación conmigo, ese va a recibir comunicación de Espíritu a espíritu de su Padre, de él será el triunfo y la gloria y de poder llamarse como un soldado fuerte, como un gran profeta, como un gran apóstol de esta obra espiritual; y las vicisitudes adversas, no le amedrentarán, las pruebas no le acobardarán, porque siempre me estará amando; siempre me llevará consigo mismo; siempre sentirá que es sencillo y fácil, el que su espíritu, se comunique con mi espíritu divino.
97 Yo os concedo desde ahora, pueblo de Israel, un peldaño de la escala espiritual, para que por medio de él os elevéis y lleguéis a mí, siempre que queráis comunicaros de espíritu a Espíritu; ese peldaño, Israel, es la oración espiritual, no la que pronuncian vuestros labios con palabras, no los cánticos de vuestra garganta, sino los pensamientos puros, los ideales más puros, los sentimientos más puros, los más profundos y más limpios de vuestro espíritu; ésa será vuestra mejor oración, esa será vuestra mejor petición, ese será como el peldaño de la escala que os conduzca y llegue hacia mí, que yo os confié y os conceda, el de: la oración espiritual.
98 Si los hombres os combaten por estas prácticas el mañana, no temáis. Si los hombres vienen a combatiros, porque vos no levantáis un altar material para adorarme a mí, no temáis a ellos ni les complazcáis en eso; permaneced firme para que les deis luz. Si ellos os desgarran porque no descubrís vuestra cabeza, delante de las imágenes que los hombres han forjado de mí, no temáis; pero hablad, explicad por qué y predicad con palabras y con ejemplos.
99 Si el mundo viene a juzgaros porque no escucha de vuestros labios palabras de glorificación para mi divinidad, no temáis al mundo; diréis que vuestro culto a Dios, no es carnal, no es material, que vos eleváis vuestro culto con vuestro propio espíritu, que es invisible, que no es público ni ostentoso; que en vuestro corazón lleváis un santuario formado de buenos sentimientos, que allí está encendida la lámpara de vuestra fe, y allí colocáis siempre la ofrenda de vuestras buenas obras; que el conocimiento de todos los símbolos con que Dios, ha hablado a los hombres a través de los tiempos, ese conocimiento y esa esencia, la guardáis en vuestro propio corazón; que vuestro culto, es espiritual; y vuestra oración, es de espíritu a Espíritu.
100 Todo esto, ¡oh! Hijos míos, confundirá a los hombres, buscarán en el fondo el error para perderos, para juzgaros, para sentenciaros; y el error no lo encontrarán.
101 Los hombres contemplarán que el nombre de: espiritualismo y de espiritualista lo estáis honrando y confirmando con vuestras palabras y obras, que no os estáis contradiciendo: hablando un culto y practicando otro diciendo que sois espiritualistas, discípulos del Espíritu Santo, destinados a la comunicación de Espíritu a espíritu; y que en vuestras prácticas, estéis adorando a Dios a través de imágenes, de objetos y de cultos materiales; y en eso, los hombres buscarán vuestro error, sin encontrarlo; y al no encontrarlo, vuestros jueces se convertirán y se convencerán de vuestro culto.
102 Sin embargo, por grandes que fueren las pruebas y la lucha, no cederéis ni un instante; porque si cedéis, el mundo os vencerá; y entonces, dirá: he ahí a los que se dicen, fuertes por el espíritu; los que se dicen, firmes; los que se dicen iluminados, por el Espíritu Santo, ¡mírenles nuevamente adorando objetos, mírenles erigiendo cultos materiales, ellos son los falsos! Entonces, dudarán de vuestra buena intención, y se preguntarán que cuál es vuestra finalidad.
103 Mas, si vosotros, permanecéis siempre firmes, siempre fuertes en esta Ley, en esta obra y en vuestro ideal; entonces, los hombres al fin tendrán que ceder; y seréis testigos, de cómo las manos de los idólatras, serán las primeras en derrumbar a sus propios ídolos; ellos, que han sido los primeros en elevarlos muy alto; serán los primeros en gozar con el estruendo que produzca la caída de sus ídolos; y los que más cantaron, los que más se gozaron en los cultos idólatras; serán después, los que más enmudezcan ante la Verdad; los que danzaron en torno del becerro de oro; serán, los que después lloren y se arrepientan; los que más os persigan, los que más os calumnien; serán los que después, sujeten más su lengua y su corazón, para no juzgar a los demás.
104 ¿Cuándo será esta lucha? Después del año 1950. ¿Con quién la encontraréis, pueblo? Con las grandes religiones, cuyas raíces de fanatismo, han profundizado mucho en el espíritu de la humanidad.
105 Mas, ahora también en el seno de vosotros, yo contemplo a mis hijos desconociéndose hermanos con hermanos; los discípulos levantándose contra discípulos; los unos sentados junto a los otros en la misma mesa, juzgándome de distinta manera, entendiendo mi obra y mi enseñanza, de distinto modo.
106 Aun siendo mi obra y mi enseñanza una sola voluntad divina, siendo uno solo el Maestro y siendo una sola mi palabra, todavía vuestros pensamientos no se unifican; todavía el culto en vosotros, no es el mismo hacia mi divinidad.
107 Unos, ya elevan su espíritu en el silencio de su materia, en el recogimiento de su oración; otros, no pueden hacerlo todavía y me hablan con su pensamiento y sus labios materiales y me glorifican con sus rezos y sus cantos; otros, todavía queman incienso y me ofrendan las flores de los vergeles.
108 Y sin embargo, mi pueblo, yo os sigo hablando con la misma palabra; sigo derramando en todos una sola esencia, una sola perfección y una sola Ley; para que por fin, todos podáis llegar a comunicaros de Espíritu a espíritu y dejéis al fin, tras de vosotros, todo los cultos imperfectos, todos los cultos materiales; será entonces, cuando surja el amor, la armonía, la fraternidad, hasta el último instante de mi estancia entre vosotros a través del entendimiento del hombre, para contemplaros, unidos y amándoos los unos a los otros; que pueda yo, dejaros tomados de la mano y pueda contemplar que todos pensáis de mí, en la misma forma, que todos me adoráis del mismo modo y que vuestro culto es el mismo; que habéis llegado por fin a mí, por medio de la espiritualidad, de la sencillez y de la pureza.
109 Así quiero dejaros: libres de toda influencia terrestre, libres de todo fanatismo y de toda contaminación con otras sectas o religiones de las cuales, hayáis tomado conceptos y prácticas que no pertenecen a mi obra o a mi Ley; mas, para ello, tendréis que estudiar todos, tendréis que seguir escuchando mi palabra y tendrá que seguir habiendo en el corazón y en el espíritu de Israel, esa batalla interna, esa revolución de ideas, ese caos de ideas espirituales.
110 No os dejaré en paz ni en reposo un instante, el torbellino yo lo he desatado; aunque entre vosotros, muchos juzguen los acontecimientos en otra forma, yo soy ese torbellino; yo soy el que no os deja punto de reposo un instante, para que no caigáis en el letargo; yo soy, el que abre las conciencias de todos. Yo soy, el que os reclama a cada momento: mi obra y mi Ley que os he confiado; yo soy el que reclama a vosotros: los dones que os he confiado para que no los confundáis, para que los conozcáis como son ellos, de grandes y de verdaderos.
111 Si mis hijos, y así este torbellino, no se calmará, hasta que la comprensión y la luz, sea en todo Israel. Entonces, será de paz, será el pueblo fuerte; seréis el pueblo de la comprensión y del conocimiento en mi obra espiritualista trinitaria mariana.
112 Seréis el pueblo fuerte y lleno de méritos verdaderos; y a ese pueblo de paz, sí podré enviarlo al mundo; pero no lo enviaré una vez más a los hombres, fanatizados así como están; de esa manera, el Padre, no lo podría enviar a apartar el fanatismo de los hombres confundidos. Antes, se hará la luz y vendrá la paz entre vosotros. Así será, pueblo de Israel; y os dice el Padre: ¡antes pasarán los celos y la tierra que mi palabra dejare de cumplirse! Una vez más os bendigo, una vez más os perdona el Maestro, ¡oh! Pueblo bendito de Israel.
113 Pueblo amado de Israel, que contempláis cómo el Maestro recibe a la inocencia, estas pequeñas plantitas que comienzan a crecer a la vera de vosotros. Aún no sabéis lo que ellos harán, lo que de ellos será, no sabéis cómo ellos presenten mi obra al mundo en los tiempos venideros; pero la responsabilidad existe en vuestros espíritus por esta niñez, con estas generaciones del mañana. Pensad que vuestro ejemplo y vuestras prácticas, deben ser llenas de cuidado y de luz delante de ellos, pues darán pasos mayores que los que vosotros, deis; su espíritu sabe, a lo que ha venido; sabe, que ha de comunicarse desde esta tierra con mi espíritu divino; que ha venido a desempeñar una grande y delicada misión entre los hombres. ¿Mas, acaso su carne lo sabe? Todavía su espíritu, no lo ha revelado a la materia; y he ahí que vosotros, debéis revelar a esos tiernos corazones, la misión que traen sus espíritus; sois vosotros quienes debéis encauzarlos por el verdadero sendero, tanto en la vida humana con vuestros ejemplos; como en la vida espiritual, con vuestras prácticas espirituales.
114 No quiero que esa inocencia, sea testigo de vuestra división. No quiero que la simiente de destrucción, que hoy todavía impera y reina entre vosotros, penetre en sus tiernos corazones. No quiero que ellos me busquen a través de lo material; no quiero que en su corazón, se albergue un átomo de fanatismo; y de eso, vosotros tenéis que velar, porque de ellos, me responderéis.
115 No abandonéis a la inocencia bendita, no penséis que nada podéis hacer en ese tiempo; sed los buenos maestros de ellos: explicando mi palabra y mi obra, dadles mi enseñanza, enseñadles a que sientan el dolor de los demás dadles caricia, que no todo en la senda de ellos en ese tiempo, sea miseria, sea dolor o restitución; dadles vuestro amor y vuestra ternura, para que así todos queden preparados para la lucha del mañana y con las nuevas generaciones formaran un pueblo espiritual, un pueblo elevado, sencillo y puro entre los pueblos de la tierra; un pueblo, que no será más grande que los demás, sino un pueblo que sea el baluarte, el ejemplo y el estímulo para los demás; un pueblo que forme una familia dentro de la cual, no existan linderos ni fronteras, ni el egoísmo humano; un pueblo, fuerte, sano de espíritu y de materia; un pueblo, virtuoso. ¿Cuándo serán estos acontecimientos Israel? En verdad os digo: no pasarán muchos soles ni pasará mucho tiempo.
116 En este instante en que el Maestro, os ha doctrinado, que os ha entregado su caricia y su amor, es el instante en que eleváis vuestro espíritu y rogáis por el mundo. Es el instante, en que cumpláis con vuestro deber para con todos los demás espíritus. Pedid que se os dará. Si ahora que no tenéis toda la paz en vuestro espíritu, toda la unión que debéis tener, contempláis que: grandes prodigios os concedo para la humanidad pensad en los tiempos que os esperan, cuando os hayáis unido en espíritu y verdad, entonces: ¡cuánta gracia! Por vosotros, podrá alcanzar el universo entero.
117 En este instante, por el átomo de amor, de cumplimiento y de paz que tenéis, yo escucho vuestra oración de espíritu a Espíritu y me derramo sobre el mundo en paz, en caricia y en perdón, en milagro y en bálsamo, enviando corazones benditos, a donde sea necesario; enviando a mi mundo espiritual, en los campos donde hay dolor, donde hay tinieblas, donde hay temor; y a vuestro propio espíritu, también le atraigo hacia mí y le envío a todos los pueblos; los hago penetrar en el valle espiritual por un instante, para que allí contempléis, lo que los espíritus necesitados piden.
118 Yo os bendigo Israel, una vez más. Entre vosotros están los corazones que sangran, están los que anhelan la paz del universo espiritual y humano, también puedo contemplar los méritos que hacéis por la salvación del mundo, por la unificación de Israel; y esta oración que habéis elevado a mí, es como una flor cuya fragancia en este instante asciende a mi divinidad. ¡Qué mejor ofrenda, mis hijos, que la preparación de vuestro espíritu! ¡Qué mejor ofrenda para el Padre, que vuestro amor y vuestros méritos! ¡Qué mejor ofrenda para el Padre, que el dolor que sentís por los demás y el que seáis también, la luz de los demás!
119 De cierto, os digo: mi Espíritu en este instante se derrama en paz y en caridad en todo el universo yo os bendigo una vez más y os entrego mi ósculo; mi fuerza la habéis tenido en mi palabra, mi luz también, mi bálsamo es en esta palabra de Maestro que sana y que redime.
120 ¡Levantad vuestra planta y llevad este presente, este mensaje de mi Espíritu a los vuestros, a los presentes y ausentes; a los que van en los caminos, enseñadles mi obra, mi amor, porque ésta es mi voluntad!
121 En la última alba dominical del presente mes, os confiaré nuevos ruiseñores. Prepararada la intuición de mi pequeña, guía de este lugar, puedo encontrar; y haciendo el llamado a mis labriegos, será, para que en ese día de gracia el Maestro se derrame. Es mi voluntad, que exista conformidad en todos; señalados pueden ser ya, por mi mano divina; y la intuición de mi pequeña, no se confundirá. ¡Adiós, pueblo amado, la luz de mi espíritu divino, queda entre vosotros!
¡Mi paz, sea con vosotros!
73. La oración de su pueblo y el juicio de la humanidad
Domingo 20 de febrero de 1949
1 Pueblo amado, que venís en busca de mi palabra; preparáis vuestro corazón como un santuario; buscáis la mejor ofrenda para presentarla ante mí; penetráis en contrición, porque contempláis que habéis faltado, que habéis sido el débil en la prueba y ante las tentaciones; y cuando las tentaciones se han acercado a vos, por un instante os habéis inclinado a ellas, mas por la luz de vuestro espíritu, vuestra conciencia misma os ha dicho: que habéis faltado y habéis llorado vuestra falta, me habéis pedido perdón, os habéis fortificado para no volver a caer; mas, en aquella falta, os habéis confesado delante de mi divinidad: débil y pequeño, y yo os digo, pueblo: mi fortaleza es con vos.
2 Sí, pueblo amado, por eso os digo a cada instante: velad y orad por aquellos que no saben orar, por aquellos que lejos de esta práctica puedan encontrarse: que yo vele por sus pasos, que yo los defienda en los peligros pues ellos, por sí mismos, no han querido ser fuertes, no han querido cumplir con su Padre, no han querido recibir en su corazón la gracia y la luz que yo tengo para cada espíritu.
3 Pero, vos Israel, sois el escogido, el que ha sido doctrinado en todos los tiempos; y en éste; que habéis recibido caudales de enseñanza: ¡velad por la humanidad! En verdad os digo: que vuestra oración, no será en vano, yo la recogeré, yo la haré caer como bálsamo y caridad sobre todos aquellos dolientes y necesitados.
4 No he venido a pediros la oración de largas horas, no he venido a deciros que toméis todo el día para orar, sólo os he pedido cinco minutos en cada día; pero, en ese corto tiempo: limpiaos, preparaos y disponeos a conversar con mi Espíritu.
5 Yo soy el amigo de todos los espíritus; yo no os juzgaré mal. Ahí en la intimidad de vuestro santuario, yo sabré consolaros, yo sabré deciros cuál es el buen camino.
6 Orad, con la oración espiritual que he venido a enseñar en todos los tiempos; y que no habéis sabido practicar, porque habéis caído en fanatismo y en adulterio.
7 La oración es el medio espiritual que os he dado para que os comuniquéis conmigo, para que me tengáis como Padre, si así me necesitáis; como amigo, si habéis menester de la mano de un amigo bondadoso y perfecto; para que me toméis también como Maestro, si no alcanzáis a comprender que debéis salvar a vuestro propio espíritu.
8 ¡Venid a mí!, que yo siempre os recibiré; no señalaré vuestras faltas, seré benévolo en mi juicio, yo os daré oportunidades de enmendaros, os llenaré de fortaleza para que no caigáis más en tentaciones.
9 Quiero contemplar a mi pueblo, orando, con la oración perfecta, porque todos habéis sido enseñados por mi Espíritu.
10 Yo no he venido a sembrar en vuestro corazón prácticas imperfectas, solamente os he dejado la oración.
11 Sólo os he dado mi palabra y os he dicho: estudiadla y analizadla profundizaos en ella, y encontraréis simiente de luz, encontraréis amor perfecto que emana de mi Espíritu hacia el vuestro; y cuando hayáis aprendido mi palabra y hayáis creído en ella; entonces, practicadla con la mejor intención y el mejor propósito.
12 Practicad para que podáis desagraviar mi mirada. Practicad para que hagáis grande a vuestro espíritu. Practicad mi enseñanza para que os salvéis; y para que cumpláis en este tiempo, vuestra restitución.
13 Sí pueblo, habéis venido a restituir; a devolver a vuestro espíritu, todo aquello de que le habéis despojado. Habéis venido a la tierra para tener más experiencia, para conocerme más y acercaros a mí.
14 ¡Cuánto os he contemplado purificar, humanidad!, ¡cuánto os he visto llorar!, ¡cuántas lamentaciones han salido de los corazones!, ¡cuántos dolores me habéis mostrado!, pero ¡he aquí! Que el Padre, no os abandona; yo he estado presente, en cada una de vuestras pruebas; y cuanto más grande ha sido la prueba, más cerca de vos, he estado, para que no desfallezcáis.
15 Mi juicio y mi Ley, son inexorables; y si habéis de pagar vuestras deudas en este tiempo, hacedlo con amor; y yo, el Padre, apartaré vuestros dolores, yo apartaré de vosotros el cáliz de amargura por un instante; y cuando cansados, podáis encontraros, yo lo beberé por vos; pero, en verdad, pueblo amado: la parte que os toque, llevadla con paciencia, con amor, con resignación y con fe.
16 Todo aquél que crea en mí, todo aquél que tiene fe en mi divinidad, en mi amor, atraviesa el camino de las pruebas sin caer, sin debilitar; sabe que su Padre, lo ha probado; sabe que no le faltará la fortaleza y que el Maestro lo guía, lo sostiene y ha de hacerlo pasar la prueba; y esa prueba, ha de dejarle beneficio, méritos y salvación para su espíritu.
17 El Espíritu de Padre, sufre, al contemplar el dolor de la humanidad. Yo no me he complacido en castigarla, es la misma humanidad la que se ha labrado sus propias cadenas; es ella la que se ha apartado de la Ley, de los mandamientos de justicia que yo le he dado y ha encontrado el dolor.
18 Cuando por sí misma, la humanidad, reconozca mi Ley, vuelva sus ojos al camino del bien y la Verdad; entonces, contemplará, por qué ha sufrido y por qué ha llorado; porque esa misma Ley, cuando ha contemplado que ha faltado a ella, se vuelve contra el hombre, para decirle: ¡habéis infringido! Y encontráis, la consecuencia de vuestra falta, que es: el dolor.
19 ¡Humanidad!, que aún beberéis las últimas gotas del cáliz más amargo que nunca. ¡Pero vuestro Padre, vuestro Maestro, estará con vos, para consolaros, para daros fortaleza, para compartir cada gota de sufrimiento que habéis de apurar en ese tiempo de juicio.
20 Los elementos se han desatado, para cumplir entre la humanidad, la más grande y delicada misión.
21 La guerra se ha desatado, ha penetrado en todo corazón, ha sembrado su semilla en cada criatura y ha traído el dolor a esta humanidad. Yo contemplo a las naciones en guerra. Yo contemplo comarcas divididas y en el seno de los hogares: la guerra fratricida yo contemplo de corazón a corazón: la guerra, el exterminio, el juicio y la muerte no contemplo: la paz, ni la fraternidad, ni el amor.
22 La guerra, ha sembrado su simiente en todos los corazones; y vosotros, os habéis levantado, multiplicando esa semilla. ¡Cuánto dolor ha causado la guerra en este tiempo! ¡Cuánta desolación y cuánta miseria! ¡Cuánta orfandad y luto, ha dejado a su paso!, pero, ¿habrá muerto el espíritu, en esas criaturas? ¿Habrá perecido la parte de vida, de eternidad que hay, en cada uno de esos seres? ¡No, mi pueblo! El espíritu sobrevive a la muerte de la carne. Los espíritus, que son parte de mi mismo Espíritu, se han levantado de esos campos de dolor y buscan mi camino.
23 Los que viven sobre el haz de la tierra, han contemplado: como los campos son devastados, como son arrasadas sus comarcas, cómo sobreviene la peste y el hambre; cómo caen por tierra, los principios de moral y de bien; cómo todo se destruye a su paso mas, ellos, lo conservan en el fondo de su espíritu; por él, yo he velado, él no ha muerto; él no ha perdido en este tiempo, ni vida ni fortaleza, ahí está esa parte de mi Espíritu perfecto; hasta lo más profundo, hasta sus entrañas mismas yo he llegado; a cada uno de esos corazones, les he hecho sentir mi presencia; y les he dicho: ¡levantaos sobre tanta miseria!
24 Imitadme, para que estéis preparados para emprender una grande misión en la tierra; ya habéis probado los grandes dolores.
25 Si os levantáis con la fe en vuestro corazón, podréis hablar de mí, como nadie ha hablado, como nadie puede hablar en este tiempo.
26 El dolor, os ha purificado; y no volveréis a caer más, porque en verdad, todo lo habéis sufrido.
27 Hoy, ¡tomad mi potestad, tomad mi gracia y amadme! Y yo prepararé vuestro camino; prepararé una multitud que os seguirá; hablaréis de mí con verdad, invitaréis a esa multitud a seguirme, a amarme; yo os confiaré una gran misión, que esperan los espíritus y están atentos a mí.
28 Unos se comunican conmigo y oran por los demás, oran: por los que están en paz, por los que no han atravesado los caminos aciagos de la guerra, por los que no han sabido de la escasez. Oran por ellos, porque saben que no se han acrisolado. No hay pobreza en esos espíritus, no hay desolación, no hay miseria; hay grandeza, porque en medio de su dolor, me han amado, me han comprendido, me han obedecido y se han inclinado ante mis mandatos; y también, han apurado con paciencia, su cáliz de amargura.
29 Pueblo amado: unid vuestra oración a la de esos espíritus. Vos, no habéis sido acrisolados por el dolor; vuestro crisol, ha sido la paz, que he venido a ofreceros en este Tercer Tiempo. Vuestro crisol ha sido mi palabra de amor, pues cuando os encontréis, el uno acrisolado por el dolor y el otro por el amor, os estrecharéis; pero a vosotros, os hará falta aquel crisol; y a ellos, les daré este cáliz de amor, que os he dado a vosotros; y ellos confirmarán, todo lo que han recibido de mi Espíritu y todo, lo que no han alcanzado a comprender, en este tiempo.
30 Mi obra, será comprendida; no habrá barrera alguna que se interponga entre mi voluntad y la del espíritu del hombre. Yo llevaré adelante mi obra; y os mostraré el final, el resultado de ella.
31 Yo os conduzco a la paz, a la comprensión, para que no volváis a caer en el dolor que habéis apurado.
32 Sobre las ruinas que hoy presenta la humanidad, en su espíritu y corazón; yo levantaré una humanidad, sana y fuerte. Yo levantaré a los espíritus, que han de amarme y practicar mi Ley, la justicia y la Verdad de su Dios.
33 Vos, seréis los cimientos de esa humanidad, pueblo; por eso os preparo a cada instante, por eso no os permito caer en tentaciones; por eso no os absuelvo, si caéis en debilidad, porque sois el Hijo de la luz, ya que me habéis oído y escuchado, mucho tiempo; y tenéis los dones y lleváis en vuestro frontal, la señal que os redime, que os salva; por eso, pueblo de Israel, si caéis, si faltáis, tendréis que restituir; el juicio, también se prepara para vos; el juicio que os espera, también será grande, como grande ha sido el juicio que estoy haciendo sobre la humanidad.
34 ¡Preparaos y disponeos a oírme! A escuchar mi palabra, desde este día hasta el último día del año 1950, en que he de dar mi última lección, mis últimas palabras. Prepararaos para que vuestro entendimiento sea pleno de esta palabra, que vuestro corazón sea la fuente, de donde broten las aguas purísimas que yo he venido a derramar entre vosotros, en este Tercer Tiempo.
35 Yo preparo a vuestro espíritu, a cada instante; yo fortalezco vuestro corazón y lo lleno de virtudes, para que seáis el pueblo ejemplar en la tierra, para que seáis el hijo, que dé testimonio de mi divinidad; para que seáis el que instruya, el que dé la ayuda a vuestros hermanos.
36 He escrito en vuestro corazón mi palabra, con letras imborrables; y si hoy, no acude a vuestra mente cuando lo solicitáis, esperad, que después del año 1950, todas estas palabras que cayeron sobre vuestro corazón, volverán a vuestra mente y serán presentes.
37 Hoy olvidáis mi palabra, hoy la dejáis pasar, porque sabéis que venís una vez más a la casa de oración; y mi Espíritu, vuelve a derramar sus palabras, su mismo amor, su mismo perdón y bendición sobre vosotros. Pero, cuando ya no escuchéis mi palabra por conducto del entendimiento del hombre, recurriréis a vuestro espíritu; y ahí, encontraréis el arcano, ahí encontraréis el libro que yo escribí en este Tercer Tiempo.
38 ¡Preparaos, pueblo! Las pruebas se acercan a vos y quiero contemplaros fuerte.
39 Unificad vuestros pensamientos, tended lazos de amor en vuestro camino; dejad que mi Espíritu que está en vos, se manifieste. Dejad que el perdón, el amor y la buena voluntad, salgan de vuestro corazón que ha sido preparado con estas virtudes.
40 Arrojad de vuestro corazón a la influencia de la guerra. No os dividáis de nadie, pueblo. No ejerzáis sobre alguien, venganza alguna. Perdonad tantas veces como fuereis ofendidos. Cerrad vuestros oídos, callad vuestros labios; no deis cabida a la murmuración. Contemplad, tan sólo a la humanidad, mas no la juzguéis; y así, pueblo, con la paz de vuestro espíritu, lleno de fortaleza y de enseñanza, seréis reconocido.
41 Presto llegarán a vos, las multitudes inocentes: los hambrientos y sedientos de amor espiritual y encontrarán en vos, el espejo; encontrarán, el espíritu preparado por mí; no verán el egoísmo en vos, ni la confusión ni la falta de amor; sólo contemplarán una familia fuerte en la Verdad, preparada en la oración; y así, esas multitudes que escudriñen a mi pueblo, encontrarán: que el uno tiene el mismo culto que el otro, que todos tenéis la misma fe, que todos dais testimonios con la misma verdad, con la misma fuerza.
42 Os dejo preparados, estudiad y analizad cada una de las lecciones de mi enseñanza, penetrad en vos mismo, para que podáis conocer toda la fortaleza que hay en vos, toda la luz que os he dado, vuestro entendimiento que yo he preparado; y así, conociéndoos, seréis más fuertes.
43 Prepararad siempre vuestro espíritu y conciencia, para que en cada uno de vuestros actos, pongáis en práctica mi enseñanza,
44 Muchas oportunidades de cumplimiento os doy y quiero que las aprovechéis. Todos aquellos corazones que se acercan a vos, van en busca de un rayo de luz para su espíritu; a todos dad, a todos entregad, pues lo que yo os he dado, no tiene límite, es infinito, puede multiplicarse; y ¡jamás! Quedará vacío vuestro corazón.
45 Cuanto más os améis, seréis más grandes. Cuanto más entreguéis, habrá más luz en vuestro entendimiento. Cuanto más caridad deis, al corazón que lo ha menester, vuestro corazón será abundante en caridad. Yo os bendigo en esta alba bendita de gracia y os dejo velando por la humanidad.
46 Corto es el número de corazones, que me escuchan en este tiempo; aun no he reunido las doce tribus con sus doce mil de cada tribu, pero estoy trabajando, mi Espíritu es incansable. Yo conozco en dónde está aquel que ha de llegar a mí; y he abierto su camino, para que llegue en el momento propicio, para que pueda oírme y recibir su herencia y la señal, antes de mi partida.
48 Imitad a vuestro Padre, a vuestro Maestro. Así como yo trabajo, trabajad vosotros; así como Elías, muestra también su faena, mostrádmela vosotros; y en ese instante, yo multiplicaré vuestras fuerzas y bendeciré la obra que me hagáis presente.
49 Os doy mi luz en esta alba de gracia, os doy mi fortaleza y mi potestad, para que cada uno de vosotros, vaya al cumplimiento de su delicada misión. Unido al cumplimiento de todos mis hijos, formaréis el cumplimiento que os he pedido: el amor, la unión y la paz.
50 En esta alba, mi Espíritu, ha estado con vosotros; mi palabra, se ha derramado, y ha llegado al corazón, de cada uno de vosotros.
51 ¡Bendito seáis, pueblo! Que vais caminando siempre hacia adelante, que no os habéis detenido en los últimos tiempos, que pendiente de mi palabra os encontráis para escuchar todo mandato y toda orden.
52 ¡Preparaos, discípulos amados, labriegos de mi divinidad! Para que yo pueda hacer en vosotros, la obra que es mi voluntad. A todos haré dar unos pasos adelante, pues nadie quedará estancado.
53 Yo os entrego para vuestro espíritu, la luz de mi palabra; para vuestra materia, os doy lo necesario por añadidura. Yo todo lo sé, he contemplado cada corazón; ninguna de vuestras penalidades, pasa desapercibida.
54 Yo tengo en mi mano, el bálsamo que ha de aliviaros, ¡tomadlo! Según mi voluntad, sanad los unos, en corto instante; y los otros, esperad. Os hablo del bálsamo del corazón, porque para los unos, estáis más enfermos del corazón, que del cuerpo. Sin embargo, mi palabra que es bálsamo, que es salud, que es vida, os sana porque ésta es mi voluntad.
55 Dejo mi paz con vosotros, dejo mi amor y esta paz sea con el universo. Sea mi bendición con todas las criaturas; en mi nombre que soy el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo.
¡Mi paz, sea con vosotros!
74. México, la nación escogida para la tercera comunicación divina
Domingo 27 de febrero de 1949
1 Pueblo amado: quiero que sintáis mi paz y que la llevéis en lo profundo de vuestro espíritu, que no la dejéis huir jamás; que las tentaciones, no os arrebaten mi paz; ni las distintas vicisitudes que cruzan en vuestro paso cada día, os arrebaten mi paz; que la violencia, tampoco os despoje de ella y entonces, pueblo, poseyendo este don tan preciado, llevándolo en lo profundo del espíritu, seréis dueño de la paz de mi reino; de ese tesoro, que el hombre aun con toda su ciencia, con todo su poder, no puede alcanzar, no puede encontrar ni descubrir; porque la paz del reino del Padre, no se alcanza con las ciencias humanas, no se alcanza con el metal, ni con el poder de la tierra; la paz del reino del Padre, se alcanza por la humildad: con la oración, con el amor y las buenas obras.
2 Y así quiero que permanezcáis: asimilando en vuestro propio espíritu y corazón y practicando con vuestro cuerpo humano también, esta doctrina, que os enseña todas las virtudes y dones espirituales, todas las virtudes y la moral humana para que en todas las sendas, de este mundo y en el camino del espíritu, siempre obréis con rectitud, con limpidez y con elevación.
3 Conociendo vuestro espíritu, en verdad; mi Ley y mi obra, no puede caer en fanatismo ni en misticismo, en idolatría ni en aberración. Alcanzando vuestro espíritu, a conocer los dictados de mi Ley y mi obra; entonces, dentro de esa Ley, rinde su verdadero culto y su deber, ejecuta su cumplimiento con sencillez, limpidez y simplicidad.
4 Así quiero que sea el hombre, así quiero que sea el espíritu, así quiero que sea mi discípulo: puro, sencillo y simple mas, intentad penetrar en mi arcano y veréis que todo allí en lo divino, en lo celestial, en lo espiritual, es puro, sencillo y simple. Sin embargo, si no habéis logrado penetrar en lo profundo de mis misterios, de mi arcano, de mi sabiduría, es porque nunca os habíais preparado correcta y espiritualmente para conocerlos.
5 Si el teólogo se ha confundido, si se pierde en el camino que él mismo se ha trazado, es porque no se ha preparado espiritualmente; y entonces, me encuentra complicado, confuso y misterioso. Yo no soy misterioso, complicado ni confuso.
6 Pero a vosotros, vengo a prepararos con mi enseñanza y revelaciones llenas de claridad y de luz, para que no caigáis en las ciencias teológicas de los hombres; para que no miréis a mi Espíritu ni a la vida espiritual, en forma complicada; para que no miréis, después de esta existencia humana, un más allá impenetrable, unos; los otros, temible; y otros, confuso y misterioso; sino que todos miréis, después de esta existencia humana, la continuación del camino espiritual, la liberación del espíritu, una vida más alta, más maravillosa, más plena de luz, más grande, y perfecta.
7 Y desde ahora, prepararéis vuestro espíritu; para que él, si en otras veces cuando ha dejado las anteriores materias, no ha sabido penetrar con la debida preparación, con el paso en firme, en el más allá, ahora sí, en este Tercer Tiempo, todo espíritu de Israel, lleve la preparación; lleve en su alforja lo necesario para aquel viaje, lleve la sandalia y el cayado preparados; mas, no en lo material, sino en lo espiritual, para que tenga; la fortaleza, en los pasos espirituales que dé; la limpidez, para que su huella no imprima mancha en aquel camino de luz, que es pureza; y lleve, en la alforja de su espíritu: la conciencia, la elevación, la conformidad y el amor ante su propio destino, trazado por su Padre para que siempre le sostenga y siempre le aliente en el camino; y siempre le señale, allá en el horizonte espiritual: la tierra prometida.
8 Y así, pueblo, conociéndome vos, conociendo mi obra y el camino verdadero, no podréis errar jamás; y conociéndome vos, podréis darme a conocer a los hombres y llevar de mí, la idea perfecta, la idea real de mi existencia, de mi esencia y potencia.
9 Entonces, pueblo, vos no me miraréis jamás, como un Dios confuso o misterioso; sino como un Padre, cuyo corazón, está abierto siempre para hablarle al hijo, para amarle, para contestar sus preguntas, para disipar sus dudas, para hacer luz en sus tinieblas; un Padre, que comprende, el porqué de vuestros yerros; un Padre, en quien no miréis vosotros, al juez injusto, a un Padre vengativo, a un Dios rencoroso; sino que miréis en el corazón de ese Padre: un juez inexorable, sí, un juez recto, pero siempre justo y perfecto.
10 Cuando vosotros, pueblo amado, así me conozcáis: como el Padre, justo y recto me amaréis, más de lo que hoy me amáis; y entonces, no descansaréis en el camino, cuando estéis buscando las tinieblas para convertirlas en luz; entonces, el cansancio, la vejez, los deberes materiales, los placeres, todo desaparecerá ante vos, para sólo dar paso, en vuestro corazón y espíritu: al amor, a la piedad y a la caridad infinitos.
11 Tendréis amor, piedad y caridad, mi pueblo, por aquellos que no conocen al verdadero Padre; por aquellos que creyendo conocer y amar a su Dios, no creen en el verdadero Dios, ni lo conocen; por tanto, no lo pueden amar con perfección espiritual.
12 Ahora Israel, vos que sois el primogénito entre los pueblos de la tierra, una vez más contraeréis el compromiso espiritual con el mundo, de ser, vosotros: la antorcha de luz, el estandarte de paz de ser vosotros, no una tribu que guíe a las otras tribus como en el Primer Tiempo; ahora, seréis un pueblo, que guíe a los demás pueblos; y no serán doce, sino: ciento cuarenta y cuatro mil los señalados, para esa labor espiritual y material.
13 No sabéis amados míos, cuántas razas, cuántas lenguas, cuántos colores y castas, tengan que seguiros a través del desierto, de los desastres, del hambre y la sed, de las persecuciones y acechanzas, de los combates y sitios; hasta poder vosotros, conquistar los corazones y hacer que los pueblos unificados a vosotros, alcancen también la conquista de la patria espiritual, de la morada de donde salisteis: la tierra de promisión espiritual.
14 Ahí, en la morada divina, es donde llegaréis todos, desde el primer o hasta el último, ya que, ni uno sólo se perderá, porque fuera de las puertas de mi reino ni uno solo quedará yo haré festín, que durará eternamente para mis hijos; hasta que el último de ellos se siente a mi mesa, hasta que el último pueda imitarme en mis virtudes divinas, en mi amor; y yo, pueda estrechar a todos, porque mi amor de Padre, es universal.
15 Estas parábolas, no las toméis en sentido material. Penetrad en mi palabra para que sepáis cuál es la tierra espiritual, cuál es el festín y la mesa; y lo que no os diga yo, en palabra a través del hombre; lo diga por medio de la inspiración divina que desciende a toda conciencia, a toda mente; para que así, analicéis y comprendáis lo que por estos labios pequeños y humanos, os entregue.
16 En tres Tiempos, pueblo, os he revelado y entregado mi Ley para que vos fueseis aquel que llevaseis a las naciones y a todas las generaciones humanas, el conocimiento de esta Ley; y por medio de mi Ley, de la cual se deriva mi enseñanza: mi doctrina, y mis revelaciones os he enseñado a amar todas las manifestaciones de la vida, a amar todo lo creado por mi; dando el primer lugar, a lo divino y dando su lugar correcto a lo espiritual, a lo humano, a lo material.
17 Cada manifestación, cada naturaleza, cada conciencia, cada criatura y cada cosa, tiene un lugar en el universo, tiene un sitio en la creación; lugar, que la voluntad del creador, le ha dado.
18 Hay manifestaciones, que se encuentran primero y otras después; y así, también vosotros, debéis reconocerlas, para que améis a vuestro Padre antes que a todo lo creado; y después, sepáis amar todo lo demás, en el lugar que Dios, ha colocado a cada una.
19 Mi doctrina, nunca os ha enseñado a desconocer la existencia material, por eso en el Segundo Tiempo me hice hombre, por eso encarné en envoltura humana, para daros un ejemplo, una enseñanza viva y al alcance de todos.
20 Si muchas veces contemplasteis la tristeza en mi faz, es porque contemplaba yo, que estando entre mis hijos, los hijos no me reconocían; que cruzando yo, por la senda de ellos mismos, ellos vivían y hacían todo, como si el reino celestial no estuviese cerca.
21 Si muchas veces escuchasteis en mis palabras, que yo abominaba todos los placeres mundanos, es porque mi Ley, en todos los tiempos ha abominado todo lo superfluo y malo; pero yo os he enseñado a conocer la vida espiritual y la existencia material, porque una y otra, encierran bellezas, maravillas, expresiones infinitas, legislaciones, enseñanza y esencia.
22 En aquel Segundo Tiempo, no solamente os enseñé el cumplimiento espiritual, no sólo os preparé para la vida del espíritu; yo quise también, ¡oh! Mis hijos, haceros amar, enseñaros a amar profundamente los actos correctos, nobles, lícitos y buenos, que el Padre, ha instituido en vuestra existencia humana.
23 Yo cruzaba por las campiñas, y bendecía a los labradores; y los campiñeros, suspendían su labor para escuchar las lecciones de mi enseñanza; y les hablaba de la vida del Espíritu y les bendecía también porque amaban el trabajo de la tierra.
24 Yo penetré en los hogares; y ahí donde contemplé al matrimonio unido y amándose entre sí, gocé con ellos y les bendije y los levante como un ejemplo para los demás. Penetré en los hogares, en el instante en que los padres con sus pequeños se sentaban a la mesa; y en la mesa, bendije su pan, su unión y su amor; y os dije: estas familias son a imitación del reino del Padre; y estos hogares, son también como un santuario.
25 Cuando solitario podía encontrarme y los pequeños me descubrían y venían en mi busca, se arrojaban en mi regazo y me cubrían de ósculos; y al contemplar estas manifestaciones de júbilo, mis discípulos los reprendían; y yo, les decía: ¡dejad que los niños se acerquen a mí! Porque contemplaba también a la inocente materia, como a un pequeño capullo que había de abrirse a la existencia humana.
26 En aquella pureza y aquel candor, yo a través de Jesús, me recreaba; eran las tiernas rosas que habían de florecer para la vida, que habían de ser para la gloria del Padre; y fui en las bodas, en la alegría de mis hijos, en sus festines sanos.
27 Yo también penetré a compartir de aquel instante sublime de la unión de esos destinos, de dos almas que habían de ir por el camino de la Ley hacia mí. Por lo que el Maestro, os dice ahora: he aquí que os vengo a revelar más y más acontecimientos de los tiempos pasados y aquel, que conozca mi doctrina espiritualista, tendrá que reconocer mejor la vida y amarla mejor; tendrá que maravillarse de esta naturaleza, tendrá que maravillarse de la envoltura, del cuerpo que el Padre, le ha confiado, de la perfección con que lo ha dotado; y que fue hecho, como un instrumento perfecto para uso del espíritu.
28 Tendrá el hombre que reconocer, que esta existencia material, es maravillosa; que es un gran libro, una gran parábola, una gran enseñanza para el espíritu; que esta existencia humana: es Maestro, es madre, es camino y es crisol; que en ella, viene a sufrir y viene a gozar, viene a aprender y a experimentar; también, viene a acrisolarse y fortalecerse, capacitándose así, para después poder aprender en la vida verdadera, mayores lecciones, para poder comprender mayores inspiraciones y poder resistir también mayores pruebas.
29 Pero esta existencia terrestre, tiene un hasta aquí. Para el espíritu, es una morada limitada. Vuestro mismo cuerpo humano, ese instrumento que os he confiado, tiene existencia limitada también, y el espíritu en el humano, el espíritu reencarnado, debe reconocer su principio y su fin, el porqué de su existencia, de lo que le es lícito, de lo que puede ambicionar y lo que puede desear, y lo que está más allá de su alcance; debe comprender, lo que no le pertenece, para que se levante luchando con ideales de verdad reales en la senda del amor, en la senda del progreso espiritual y humano, en el camino de la luz espiritual.
30 Así quiero que sean mis discípulos: plenos de conciencia porque presto os dejaré en mi lugar; y entonces, tendréis que hablar al mundo; hasta los mudos hablarán y si no lo pueden hacer con sus labios, por medio de palabras; lo harán con obras: con su vida, sus virtudes y su amor. Pero para que esta verdad florezca y surja de entre vosotros, os sigo enseñando y os sigo purificando; y no os dejaré impreparados, no os dejaré débiles ni confundidos, declararé a mi pueblo, hasta la última de las lecciones de mi enseñanza, de mi verdad y le haré hasta la última de mis correcciones; le entregaré todas mis indicaciones; y, ¡bienaventurado Israel! Si en conjunto se levanta, porque entonces, pueblo amado, presto muy presto, mi palabra en el mundo, se cumplirá.
31 Mas, si Israel permanece dividido. ¡Benditos y bienaventurados los que se levanten creyendo en mis mandatos; atribuyendo a mi espíritu divino, las órdenes de espiritualidad, de progreso y de elevación que os vengo pidiendo! ¡Bienaventurados! Los obedientes y los discípulos de buena fe; mas, aquellos que aún permanecen en la incredulidad, en la materialización, en la desobediencia; en ellos, mi perdón siempre será, pero presto, muy presto, las lágrimas candentes en sus ojos serán.
32 En 1866 os entregué una vez más la Ley, pueblo amado. En ese instante, muy pocos fueron los que se reunieron. Y en 1884, el Padre, cual Maestro perfecto, os reveló su obra, lo espiritual, lo elevado y lo eterno. El Padre, os reveló el culto, que habríais de llevar en el Tercer Tiempo; y dentro de la Tercera Era: la comunión de espíritu a Espíritu y os reveló, el nombre de su obra: espiritualismo para que así vosotros, fueseis los discípulos despojados de todo materialismo, fanatismo e idolatría.
33 El Verbo Divino del Padre, reveló lo espiritual y habló de símbolos; invisibles para los ojos humanos, pero visibles para el espíritu, para la conciencia y para el corazón; y los primer os discípulos del Tercer Tiempo, introdujeron en mi obra las cosas materiales, el culto exterior. Pero eran los primer os pasos hacia el cumplimiento de mi obra, mas el Padre, en su complacencia, en su tolerancia divina, a los discípulos se los concedió, ya que, puestos los discípulos en el principio de la enseñanza, habrían de llegar a comprender después: el ideal y la obra de su Maestro.
34 Colocados los discípulos, en el camino del progreso y de la evolución espiritual; paso a paso, lentamente, pero con paso firme, habrían de irse despojando de todo lo material, de todo lo superfluo, de todo lo innecesario en la obra espiritual del Padre.
35 Y así, el Maestro, día tras día y cátedra por cátedra, fue aumentando sus revelaciones, fue elevando su enseñanza a mayor espiritualidad; sin detenerse, hojeando el gran libro del Sexto Sello, página tras página, sin detenerse; pero el pueblo, el discípulo, sí se detuvo, se detuvo en la primer a página, en el primer paso y siguió reviviéndolo.
36 El primer guía, no quiso caminar por la senda del progreso, no quiso tomar la evolución; se conformó con tener siempre la presencia de su Maestro y de estarlo oyendo siempre y de admirar su amor; pero lo hizo, llegando a la familiarización, tanto de su enseñanza como de su reclamo.
37 Y ahora, que se acerca el instante, en que el Maestro, cierre su libro, el cual os ha sido dictado y escrito lo tenéis; y en que los labios de sus portavoces, se cierren también, después de tantos años de doctrina, de manifestaciones, de revelaciones; el Maestro, contempla, que sus discípulos son como el párvulo del primer día: que no se han amado, que no han aprendido a amarse los unos a los otros, que no se han unido en una gran familia espiritual y se han dividido, como la humanidad: en hogares, en aldeas y provincias y han puesto, los labriegos de esta obra, los discípulos del Maestro divino: límites, fronteras y linderos entre mi pueblo y las costumbres y prácticas que trajisteis de los distintos caminos humanos, del seno de otras instituciones, sectas y religiones y que introdujisteis en mi obra, aún las queréis; y las habéis incluido, entre las prácticas espirituales, como algo sagrado, como si fuesen de la verdadera obra del Padre.
38 En los últimos instantes, en los postreros días de mi enseñanza, contemplo a mi pueblo, como lo contemplé el primer día: como un párvulo y es por eso que le reclamo en mi enseñanza; y mis correcciones, son entre vosotros: en los que os preparáis, en los que tenéis buena voluntad de recibirme como Maestro, como Padre, como Dios y juez también, los que preparáis vuestro espíritu, no para recibir la alabanza o el galardón prematuro, sino aquellos que venís como discípulos contritos, humildes a pedir al Maestro, más luz para comprender mejor su enseñanza; a pedir al Maestro, que os corrija, para que quedéis limpios y preparados después de mi partida.
39 Y con esa disposición, con esa fe, con esa humildad, ¡oh! Multitud, ayudar a los portavoces, por los cuales os vengo revelando y os vengo entregando mis últimas cátedras; esas, que han de ser imborrables, inolvidables en el corazón de mi pueblo, pues ellas, latirán al compás de vuestro propio corazón por siempre.
40 Porque, no es el tiempo, en que yo venga a encubrir vuestros errores, a callar vuestras faltas o a entregaros un premio antes del tiempo marcado; porque vosotros bien sabéis, amados míos, que en esta tierra, no recogeréis ni el triunfo ni el pago, porque es débil el corazón del hombre; y si en este mundo, recibieseis vuestro galardón, muchos podríais flaquear y convertiros en señores de la tierra; muchos perderíais la cabeza, ante la adulación de los seres humanos.
41 Pero si vosotros, me amarais; amaríais a los hombres vuestros hermanos, sin esperar el pago de ellos, recibiríais con amor y con regocijo su ingratitud; y aun el muerto a la luz y la gracia que en mi nombre resucite, se ha de levantar para descargar el golpe en vuestra mejilla, pero el perdón estará en vuestro corazón, no en los labios; y si el corazón humano, si la carne no sabe despertar a la Verdad, por vuestro perdón y amor; el espíritu de aquél, sí resucitara a la vida de la gracia.
42 En verdad, ¡preparaos, pueblo amado! Espiritualmente yo os fortalezco y os elevo. En verdad, os dice el Maestro: no hay sobre el haz de la tierra otro pueblo, otra religión o secta que tenga al Maestro, que vos tenéis. No se derrama en ninguna otra nación ni congregación de este mundo, la esencia de verdad que vosotros estáis recibiendo.
43 Sed gratos, ante este beneficio del Padre; y aprovechad esta fuente de amor, porque muchos hombres, muchas naciones, esperan mi llegada. Unos, saben que las señales han acontecido ya; que las señales que avisaban de mi presencia, de mi llegada entre los hombres, han pasado; y otros, están diciendo que ya es tiempo; y así, los hombres se levantan.
44 Los que han guardado mis profecías, mis promesas y palabras, ellos se preguntan: Maestro divino, ¿por qué no has cumplido? Las señales han sido ya entre nosotros y no te miramos aparecer, ¿por qué no has cumplido con tu promesa? ¿Acaso mintieron los profetas? ¿Acaso tú, no nos dijiste la Verdad? ¿Acaso no te hemos sentido y estás próximo a llegar o estás en algún lugar, en donde nosotros, no te podemos mirar? Y si a vosotros, no llega esta desesperación, si no escucháis estas súplicas, estos lamentos, de cierto y en verdad, os digo: yo sí los escucho.
45 Llega a mi corazón de Padre y de Dios, el clamor de los hombres, el clamor de los espíritus; mientras Israel, duerme, mientras Israel, harto del pan de vida eterna, se ha dormido después en la mesa, en su ansiedad ha tomado la hora sexta para dormir, y su letargo ha sido muy profundo; y el pan y el vino, han quedado en la mesa y las migajas han quedado debajo de la mesa; y muchos, se mueren de hambre y de sed.
46 Mas, si yo enviase a Elías, a las naciones para que se materializase, diciendo a los hombres de la tierra, que yo me estoy derramando en palabras a través del entendimiento humano en la nación mexicana, se levantarían en turbas para oírme; unos, con la incredulidad y los otros con la fe, atravesando montes, desiertos, mares y océanos, hasta llegar ante vosotros mismos; preguntando de puerta en puerta, de corazón en corazón: ¿adónde está el Cristo? ¿Dónde está el consolador prometido? Y, ¿qué encontrarían entre vosotros, mi pueblo? ¿Qué encontraría el mundo, entre mi familia doctrinada desde el año 1866? ¿Encontraría la espiritualidad, el amor, la caridad, entre vosotros? ¿Encontrarían pruebas de ser vosotros mis discípulos, mis apóstoles del Tercer Tiempo?¿ podríais dar esas pruebas, ante estos buscadores de verdad, ante estos hambrientos de amor y de justicia? ¿Qué contemplarían los ojos de la humanidad? Solamente desobediencia, ingratitud, duda, incredulidad y materialismo ¿alcanzáis a comprender, Israel, el desengaño del mundo, si la humanidad os descubriese, en esta situación? ¿Podría el mundo creer en mi presencia, podría creer en mi obra, Israel bendito?
47 He ahí el por qué os reclamo. He aquí por qué os corrijo y os enseño. He aquí por qué, ya no recibo del pueblo de Israel: el mal cumplimiento ni las malas obras he ahí por qué vengo descubriendo mi verdadera obra espiritual, una vez más entre vosotros; mi obra de verdad, la que os di a conocer en el Sinaí en el Primer Tiempo; la que os revelé en el Segundo Tiempo, desde el instante de mi nacimiento, hasta el instante de mi muerte en cuanto hombre; la que os revelé en 1866 por conducto de Elías, a través de Roque Rojas y que confirmé en 1884, a través del entendimiento de Damiana Oviedo; y que será consumada, en el año 1950.
48 ésa es mi obra divina, la que los hombres y mi pueblo han empañado siempre y confundido con las obras humanas, confundido con religiones y sectas, con cultos externos. Mi obra, que es espiritualidad, que es pureza y que he venido a poner en el espíritu de Israel; no en la carne del pueblo. Esta obra divina que vengo una vez más a descubriros, para que la reconozcáis y la pongáis en práctica; y por medio de ella, podáis alcanzar la unificación y la espiritualidad de vosotros mismos, mi pueblo, y de la humanidad.
49 Una vez más, os digo: cuando lleguéis a conocer mi obra, estaréis unidos, me amaréis y os amaréis los unos a los otros.
50 Si los unos, vais comprendiendo mi verdadera obra; y los otros, se obstinan en sus propias obras existirá siempre división, existirá siempre pugna entre los hijos del Padre; y así como en otros tiempos, se levantaron tribus contra tribus; ahora, serán recintos contra recintos y corazones contra corazones.
51 Pero a vosotros, los que estáis oyendo y escuchando esta palabra, en verdad, os digo: ninguno debe ser juez de sus hermanos, ya que en ninguno dejo vara de justicia, ni espada de dos filos. En vuestra boca dejo broche de oro, vuestros labios sellados quedan para todo juicio, para todo desgarro, para toda ofensa y en vuestro corazón, dejo la luz y el perdón. Vuestros labios, se abrirán solamente: cuando perdonen, enseñen y amen. También, cerrad vuestros oídos, para el palabrerío, para las murmuraciones y los juicios.
52 Aprovechad los momentos precisos, los últimos instantes del final de los tiempos: en reconocer mi obra, en practicarla, en preparar vuestro espíritu, en adelantar en la senda de luz, en levantar vuestro corazón a la lucha y al trabajo, en amaros los unos a los otros y en perdonar las ofensas pasadas.
53 Discípulos: una vez más os he dejado mi amor; y os digo una vez más, que he venido en este Tercer Tiempo, a salvaros; a levantaros del cieno de la tierra, para haceros mis discípulos; a daros la fuerza, para que atraveséis por todos los abrojos y espinos, por todas las vicisitudes y dolores de la tierra. No detengáis vuestro paso, ni las más grandes amarguras, os aparten de vuestro cumplimiento.
54 Todo lo contemplo. Vuestro dolor, es en mí. El cáliz, del dolor se encuentra lleno; y la humanidad, lo está apurando. No sois los únicos que sufrís, no sois los únicos que lloráis, ni los que apuráis con más intensidad el dolor.
55 Verdad, es, que todos traéis una herida en el corazón: la amargura en vuestros labios, la tristeza, el desaliento por momentos, porque habéis encontrado injusticia, ingratitud, fatiga; porque la existencia, ha sido larga y traéis un fardo pesado en vuestros hombros; ya que la existencia humana, acumula sufrimientos y vicisitudes tristes, porque algunos de vosotros, os vais quedando solos en esta existencia; pero todos, estáis en mi regazo, a todos os acompaña el Padre.
56 En verdad, yo mismo soy en la senda del varón que es como un soldado infatigable en el camino de la lucha, que no se doblega ante los sufrimientos, y en su oración me invoca y llora como un niño débil, para mostrarse después en el camino de los demás, como el hombre fuerte.
57 Y así, estoy, en el corazón de la madre, como en el corazón de la mujer solitaria y abandonada, para que no se sienta sola; como estoy, en la senda de la doncella, para librarla de toda acechanza, cómo lo mismo estoy, en la senda de los pequeños; con la viuda, con el enfermo, con aquel que lleva la cruz de su dolor con paciencia y espera ya solamente de mí, porque no encuentra en la existencia humana, un corazón que sienta su dolor.
58 Con vosotros estoy, mis hijos amados; y así como estoy con vosotros, en vuestras penas humanas, lo estoy con todas las creaturas, porque en todos estoy y para todos es mi amor.
59 Mas, no solamente me concreto a sentir vuestras penas, vuestras zozobras; vengo a remediarlas también; yo soy el doctor, soy el dador, soy el administrador de todos los bienes y vengo a depositarlos entre vosotros a la medida de mi voluntad, porque sois, los que me decís: ¡Padre, hágase en mí tu voluntad! Y mi voluntad, es amaros siempre; mi voluntad, es: que os salvéis que cuando tropecéis en la senda, os levantéis; y si no podéis por vuestra falta de fuerza, es mi mano la que os levanta, para que no caigáis en los abismos.
60 Mi voluntad, es: que no me cerréis el corazón en vuestro pecho; que exista siempre fe en vuestro espíritu; para que de ella, compartáis a los demás porque en vosotros, han sido y serán siempre benditas, todas las naciones de la tierra. Sin embargo, todavía os sentís débiles; así como dije a mis discípulos en el Segundo Tiempo: el espíritu es fuerte, pero la carne es frágil y débil pero vuestro espíritu, es fuerte, por eso me ama, me sigue y se levanta paso a paso.
61 Que no desfallezca vuestro espíritu, que no desespere en el dolor; las penas pasarán y es mi voluntad levantar la purificación en un corto número de albas.
62 Hoy, quedáis sujetos a prueba. Penetraréis en albas de recogimiento, de conmemoración. Haréis meditación, haréis oración. Practicaréis mi obra.
63 En aquellos días de conmemoración de mi pasión divina, recibiréis en plenitud mi palabra una vez más; y pasadas esas albas, yo contemplaré vuestras lágrimas; mas, no de dolor, no de sufrimiento; sino lágrimas de gratitud y de gozo espiritual.
64 En verdad y en espíritu, no sabéis quiénes sean levantados de esta existencia humana a la vida espiritual, pero estad preparados todos mis hijos; y aquellos que no saben prepararse espiritualmente para partir al más allá, alcancen la preparación, para que las lágrimas y el luto, no sean en Israel; sino, solamente sea: la conformidad, el recogimiento y la elevación espiritual.
65 Elevad vuestra oración por la paz del mundo, por la luz para todos los espíritus que vagan entre tinieblas; y también, por la unificación de Israel. De este modo, os hablo y os conforto, corporal y espiritualmente. ¡Oh, discípulos benditos del Maestro! Yo os bendigo y os perdono, en mi nombre que soy el Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
66 Porción bendita de mi pueblo amado: entre el follaje de este arbusto, dejo tres nuevos ruiseñores. Día de fiesta es para vosotros, durante unas albas retendré mis dones entre vosotros; pero antes de cerrar mi arcano, os he entregado esta gracia.
67 ¡Benditos aquellos que sintáis gozo en vuestro espíritu, por lo que os he confiado en estos instantes! Mas, también a vuestro corazón voy a entregarle, para que él permanezca fuerte en estos días de prueba, de recogimiento, de oración; le entrego: fuerza y luz. Analizad por qué, el Maestro, os entrega fuerza y luz para las albas venideras. ¡Velad y orad, mi pueblo! Que grandes revelaciones alcanzaréis, en aquélla semana de conmemoración.
68 Presto me encuentro, Israel, a hablaros con palabras que no habíais escuchado; a revelaros, lo que no habíais recibido todavía, ya que siempre os he encontrado ocupados en los menesteres materiales; porque siempre vuestro espíritu se encuentra ocupado, no sólo en las manifestaciones espirituales, sino en los intereses terrestres, y el corazón también y vuestros sentidos.
69 Pero, en estas albas, meditaréis; en estas albas alcanzaréis a comprender, que la obra del Padre, es algo más de lo que habéis recibido, conocido y aprendido hasta ahora; y que la palabra del Maestro, no es todo lo que habéis recibido; que es más lo que guardo en mi arcano para entregaros en las cortas albas que os restan, que lo que os he entregado desde el año 1866 hasta el presente; y que la preparación de los pedestales, ha de ser grande; y la del pueblo, ha de ser grande también, para que así el Maestro, pueda desbordar hasta la última de sus palabras y cumplir entre vosotros, hasta la última de sus promesas.
70 Presto estoy a desbordarme, en el seno de todo recinto, sin distinguir a ninguno; pero también en este instante, os declaro, que: yo me derramaré, en el que más se prepare porque ya no es tiempo de inocencia y de ignorancia, porque mucho el pueblo, ha aprendido de mí; y es menester, que este pueblo, alcance mi gracia y mis bendiciones, por méritos propios.
71 El tiempo, en que yo vine a rescatar al mundo con el precio de mi sangre, ese tiempo ya pasó; hoy, el pueblo, se redimirá por sí mismo; hoy, él será el que haga méritos; yo, de ellos me serviré, para entregarle mis grandes caridades. Por lo que una vez más, os digo: en el seno de los que se preparen plenamente, estaré porque con todos, quiero estar.
72 Mi divino Espíritu, en albas de conmemoración, no vendrá a materializarse; mi palabra, todo lo dirá, todo lo recordará; mi palabra, revelará nuevas lecciones para vosotros, que sois el presente; y para las generaciones futuras, también.
73 Yo perdonaré a aquellos que todavía se levantan materializando mi Espíritu, en estas albas de conmemoración; pero les tocaré; y después del año 1950, penetraréis siempre en esta conmemoración, pero cada año daréis un paso más hacia la espiritualidad y hacia la perfección; y en cada una, estará presente mi Espíritu, derramando entre vosotros, ya no sangre material; sino sangre espiritual y agua espiritual que es la vida del Padre que viene a fortaleceros, a enseñaros siempre nuevas revelaciones de mi Espíritu, a aclararos nuevos misterios de mi divinidad, para que seáis los discípulos de siempre: los discípulos del Espíritu Santo, los apóstoles de Cristo vuestro Maestro de maestros.
74 Desde mi alto solio derramo la paz en el universo; y como a vosotros, os he contemplado con amor infinito, así contemplo a todas las naciones.
75 Mi mirada atraviesa por todos los espacios, haciendo luz, perdonando y entregando a todos los seres y a las criaturas; y en este mundo, en donde contemplo tanto dolor y tanta miseria, derramo mi amor en todas las formas; según sea su dolor, así sea mi caridad y mi bálsamo en todos mis hijos.
76 Sujeto a prueba, el mundo puede encontrarse. ¡Grande es el cáliz de amargura que apuran los hombres! En el cáliz, estoy yo; y en el hombre, estoy yo.
77 Comprended lo que os digo, pueblo, para que veléis y oréis, porque en este instante en que va a ascender mi rayo penetraréis en la mejor de vuestras oraciones espirituales, comunicándoos de espíritu a Espíritu con mi divinidad; para que con vuestro pensamiento y buen deseo, con vuestra espiritualidad, derraméis bendición en todos vuestros hermanos.
¡La paz de mi Espíritu, quede entre vosotros!
75. La influencia de Dios en la conciencia
Martes 1 de marzo de 1949
(Saluda el Divino Maestro)
Elías:
1 Maestro amado, el pastor humildemente es ante tu planta divina para hacerte presente al rebaño que he reunido y congregado en el redil que he preparado en este Tercer Tiempo, para que todo el rebaño penetre y saboree de los pastizales que allí se encuentran. Recíbelos Maestro divino, que él se encuentra desmanchado y presto a recibir tu palabra, tu amor y tu caridad; y al pastor, hazle entrega de lo que sea tu voluntad, que yo la cumpliré.
Divino Maestro:
2 Elías bendito, conmovido en vuestro espíritu, me hacéis presente a vuestro rebaño y me pedís caridad para él, porque sabéis que habéis velado y orado en su compañía para que él se hiciere digno de recibir en esta alba de gracia, todo cuanto yo le entregue; mas, por vos, él recibirá; y por vuestra lucha y por la preparación de vuestras ovejas, todos recibirán y el universo también tendrá de mi caridad. Porque ésta es mi voluntad. Entregad a vuestras ovejas, que yo haré efectivo lo que le entreguéis y él será de pláceme. Porque ésta es mi voluntad.
Elías:
3 ¡Gracias, Maestro; voy a entregar a mi rebaño, conforme me lo has permitido! En el nombre de mi Padre Eterno Gran Jehová, en el nombre de la segunda persona que presente se encuentra entre vosotros, yo os doy mi saludo de pastor y la bienvenida, en el nombre del Padre, por conducto del Hijo y en mi nombre que soy la representación de la luz del Espíritu Santo.
4 Rebaño amado, os recibo en mis brazos de pastor y os aposento cerca del espíritu divino de nuestro Padre, porque en este instante, sólo hacéis presente vuestra preparación, vuestra sumisión y obediencia; porque en este día de gracia, el Padre ha contemplado, que desde a temprana hora habéis sido en unión de vuestro pastor en vuestra preparación, porque el alba de gracia, estaba anunciada para recreo de vuestros espíritus; y habéis escuchado la voz de vuestro pastor, que os ha llamado a congregación para acercaros a la fuente de la gracia a recibir el alimento para el espíritu y la fortaleza para armonizaros en vuestro cuerpo y envoltura; y en este instante, Elías intercede por vosotros y yo he escuchado el pedimento y pastoreo a mi rebaño que tanto amo, porque a vos, es al que voy guiando por el sendero de verdad y de luz y voy enseñándoos a conocer los peligros para que no tropecéis u os dejéis llevar por ellos.
5 Yo he sido y seré vuestro guía, que los unos habéis reconocido y los otros hacéis un esfuerzo para llegar a ese reconocimiento, pero llegará ese instante mi rebaño, en que todos me reconoceréis; yo le seguiré pidiendo a vuestro Padre por vos; y así vos, seguiréis adelante, dentro de una comprensión de lo que vais haciendo en vuestro camino.
6 La causa será conocida para vos y todo lo que hagáis, lo haréis guiados por la luz de vuestra conciencia, para que todos vuestros actos y vuestra lucha, sean dirigidos conscientemente.
7 Porque mirad: que si hoy sois las ovejas del pastor, el mañana vosotros seréis los guías porque vosotros os levantaréis guiando gran número del rebaño que conduciréis por los distintos caminos y vosotros seréis los responsables de cada uno de sus pasos.
8 Vosotros velaréis y cuidaréis, del progreso de sus espíritus; y en el instante llegado, ellos comprenderán que también deben levantarse para guiar a grandes porciones que a ellos también pertenecerán; y ellos, sabrán ser los responsables de cada uno de todos los que sigan su planta.
9 ¿Me habéis comprendido, mis ovejas amadas? Seguid por la senda que os he trazado con mi luz, que el faro se encuentra presto a derramar su luz para todo aquel que ha extraviado el camino.
10 No os olvidéis de vuestro pastor y seguid adelante, que ya no hay tiempo que perder; y el Padre, no quiere que retengáis vuestra planta, porque el peligro os acecha y ésta no es su voluntad que quedéis inertes en el camino.
11 ¡Tomad mi rebaño! Os revisto con mi manto de pastor y os encubro con mi gracia y solamente os dejo preparados para que escuchéis la voz de vuestro Maestro que se va a derramar en enseñanza, en luz y en verdad. ¡Tomad la fuerza, mi perdón y bendición! En el nombre del Padre, del Hijo y yo que soy la representación de la luz del Espíritu Santo.
12 Maestro amado: he entregado a esta corta porción de corazones que forman mi rebaño, los he preparado y los he acercado a la fuente de Jacob para que ahí pudieran beber las aguas cristalinas y sirviera de preparación para que se hicieren dignos de venir a escuchar la enseñanza que en este instante a derramar vais por vuestro amor santo y divino. Recíbelos, Padre y haz en el rebaño y en el pastor, tu santa y divina voluntad.
Divino Maestro:
13 Pastor de encarnados y desencarnados, yo os he recibido a vos y también a vuestro rebaño, le habéis preparado y lo habéis traído limpio ante mi Espíritu; y por esta limpidez, él se ha hecho digno de escucharme y de ser acogido en mi regazo divino.
14 ¡Volad Elías! Que el gran cumplimiento y la gran lucha os esperan; mas, desde vuestro lugar, asignado a vuestro espíritu, seguid cumpliendo y haced que vuestro rebaño cumpla para que al final, pueda llegar al reconocimiento de mi verdad. Porque ésta es mi voluntad.
Elías:
15 Señor, gracias infinitas te da el pastor y sólo espero que lo que le he entregado a tu pueblo, sea efectivo en sus caminos. Yo seguiré cumpliendo conforme me lo has ordenado. Y en este instante, voy al lugar que me pertenece. Rebaño amado, que la paz de vuestro pastor, no se aparte de vosotros.
Divino Maestro:
16 ¡Bienvenida seáis multitud! ¡Bienvenido seáis pueblo de Israel! Que sabéis que es día de gracia, en que solamente venís a recibir la simiente en vuestros corazones; esta simiente, que primeramente se ha de multiplicar en cada uno de vosotros, para que después, la vayáis a sembrar en el corazón de la humanidad; donde ha de multiplicarse también, porque es la simiente espiritual que ha de quedar depositada en toda conciencia de la humanidad, porque la conciencia, es un juez que yo he puesto en cada espíritu por sobre su materia; para que por medio de ese juez interno, pueda regirse toda la humanidad.
17 Sí, mis hijos, vosotros poseéis conocimientos, atributos y virtudes que ni vosotros mismos os habéis dado cuenta de ello; pues mirad que aun el más ignorante, reconoce cuando ha pecado con causa conocida; cuando él ha cometido alguna falta, en el instante ha sentido el reclamo de su conciencia y se ha dado cuenta del mal que ha causado, ¿por qué? Porque no en vano, yo he depositado de mí luz en esa conciencia, para que por ella, se rija toda la humanidad; y los actos, sean bajo la luz de esa conciencia; pero han olvidado los hombres a ese juez, lo han opacado en su voz, porque es tanta la maldad de la humanidad, que han olvidado hasta el nombre: conciencia y por eso todos sus actos y obras, son hechos bajo el desamor, acrecentando la mala voluntad, la vanidad y la falsa grandeza humana; porque el hombre, siempre ha querido ser grande y único, porque las influencias y las cosas de la tierra, son las que lo han hecho caer en los errores y en las faltas.
18 Contemplad corta porción, que en este instante sólo sois vosotros, los Israelitas, los que me circundáis; pero el mañana las multitudes se multiplicarán y me circundarán por vuestra lucha, porque yo he venido a sorprender a la humanidad; y como ladronzuelo, me he aposentado a sorprenderos en vuestro sueño que por largo tiempo habéis llevado.
19 A través de las eras, he levantado muchos privilegiados, iluminados y escogidos y los he puesto en vuestro camino para que os guiasen y preparasen, para que os hicieren reconocer la presencia de vuestro Dios, que en todos los tiempos se ha manifestado y por medio de las grandes pruebas que os he entregado; los unos me habéis reconocido, mas siendo el pueblo escogido y guiado por mi Espíritu, siempre os habéis rebelado ante vuestro Padre y no os habéis querido levantar formando el grupo de apóstoles que el mañana se levantarán tremolando el estandarte espiritualista.
20 Sin embargo, sólo os habéis alimentando con los torbellinos que el mismo pueblo ha levantado, porque sólo habéis alimentado las guerras intestinas y fratricidas; y en este tiempo, si Israel hubiese reconocido a su Dios a perfección, no fuera menester hablaros de estos acontecimientos y ya os hubiereis levantado formando el pueblo valeroso que se levantará cual salvador de la humanidad, llevando en su mano el caudal de enseñanza, de gracia y de sabiduría.
21 ¿No os han sido suficientes tres Tiempos, que os he concedido para vuestra elevación? ¿Qué habéis hecho durante esos tres Tiempos que yo me he comunicado en palabra humana y que he dividido su aprendizaje, preparación y cumplimiento en tres eras, nombradas por mi Espíritu así: primer a era, la era del Padre; Segunda Era, era del Hijo y Tercera Era, era del Espíritu Santo? La luz que en el Tercer Tiempo, se está derramando en todo espíritu encarnado y desencarnado, porque yo como espíritu divino, me encuentro dando vida a todo ser inerte y viviente, levantando a los unos y a los otros, a la vida de la gracia.
22 Y he aquí, está por terminar mi comunicación entre vosotros, están por terminar mis manifestaciones en palabra humana a través del entendimiento del hombre, porque mi comunicación no terminará ni antes, ni después de la fecha marcada por la mano del Padre Eterno Gran Jehová. Pues, mirad que desde el año 1884, he venido yo comunicándome por conducto del hombre; y entre la humanidad no ha habido poder alguno, que pueda detener estas manifestaciones, o que pueda borrar la fecha señalada de ellas; desde su principio a su fin, no se ha levantado una voz humana, que haya querido callar la voz de vuestro Dios, cual Maestro de maestros.
23 Muchos hombres a través de los años, por medio de la fuerza de su pensamiento, por medio de sus est uDios, muchas veces intentaron acallar mi voz y se sintieron fracasados en sus conocimientos al contemplar que era imposible poder contra el poder universal; y ésa fue una prueba muy grande, para esos hombres; y ahora contempladlos, miradlos cómo se sintieron vencidos ante mi poder y la conversión fue en ellos; y ahora, son los hombres que se han convertido en los elementos útiles a mi obra. Ahora se llaman espiritualistas, ahora luchan por un ideal espiritual, ahora luchan por el amor, por el bien de la humanidad, ahora su lucha está basada bajo su conciencia y ahora son los hombres que si su existencia humana les piden, su vida humana dan por defender mi obra; mas, cuidaos de no caer en un nuevo fanatismo, cuidaos de no volver a infringir, de no volver a confundiros, porque una nueva confusión, un nuevo error, os haría caer a la más grande desesperación y seríais envueltos por la decepción más grande y os sentiríais los hombres fracasados en vuestra vida. Cuando ésta no es mi voluntad.
24 Prepararaos Israel, porque no quiero que en este tiempo me vayáis a desconocer después de mi partida, que vayáis a decir que no era el Verbo del Padre el que os estaba doctrinando; no quiero que como en todos los tiempos, me volváis a desconocer, porque después de mi partida, los unos dirán que no era el Padre el que se encontraba manifestándose a través del entendimiento humano, que sólo eran materializaciones del mismo hombre.
25 Mas, si habéis contemplado que mi palabra es material, es porque ha sido necesario materializar mi inspiración para poderme hacer comprender por vosotros mismos. Mas, a vosotros toca buscar la esencia a esa palabra que sale por los labios de los pedestales, porque no es la materia la que os entrega palabra tan convincente, ¿qué podrían entregaros vuestros mismos hermanos, si todavía no se aparta de vosotros el egoísmo y la mala voluntad?
26 ¿Quién de vosotros habla con tanto amor, con tanta verdad y con tanta luz? No sois capaces vosotros de levantaros hablando en esta forma, porque si así lo hiciereis, yo os diría que erais unos hipócritas, porque hasta este instante no os contemplo despojados del todo de todos esos actos que son abominables por mi Espíritu; y habéis contemplado, que no hay hombre que sea capaz de daros estas grandiosas cátedras que deleitan al espíritu y le transportan al infinito; y al participarle de esa sensaciones a la materia, también todos sus sentidos corporales se avivan y se dejan llevar por la esencia de mi palabra, por el sentido de ella misma; y por un instante, no sabéis en donde os encontráis y os olvidáis de todas las cosas e influencias que pertenecen a vuestro mundo.
27 Prepararaos con mi palabra que os entrego a cada instante, porque si yo he descendido a materializarme en este Tercer Tiempo; también os he estado anunciando la consumación de los tiempos, porque he preparado también en este último tiempo, profetas que os han de poner alerta de los grandes acontecimientos que han de ser entre vosotros.
28 Mas, no quiero que en este tiempo, también los profetas vayan a ser desgarrados en sus mensajes, en sus videncias; no quiero que sus anuncios vayan a ser desconocidos y los juzguéis como los malos profetas; no quiero que los desconozcáis, porque a ellos les permitiré, cuando se hagan dignos de pertenecer a mi arcano y os den el análisis de lo contemplado por su mirada espiritual, no dejaréis que se volatilice de vuestra mente, porque cada una de mis palabras que os entrego, tiene su gran significado que el día de mañana veréis cumplido y será como una gran prueba para seguir adelante, llenos de convicción.
29 Yo me encuentro haciendo mi voluntad en el universo; y vosotros, ya os estáis dando cuenta, de cuál es la voluntad de vuestro Dios. Sí, pueblo, porque es mucho lo que he esperado de vosotros y no me habéis querido comprender, pero en estos últimos instantes, voy a salvar de lleno a vuestros espíritus, para que os levantéis salvando vosotros a la humanidad; a esta humanidad, que cansada se encuentra de tanto sufrir y que ha sido menester prepararla por medio del dolor, para que cuando vosotros vayáis hacia ella, la encontréis cansada en su maldad; y entonces, aprovechéis los instantes de su cansancio y le hagáis reconocer su error y su alejamiento ante mi Espíritu.
30 Pues voy a formar de mi pueblo de Israel, una barquilla salvadora, para que levantéis vuestra planta; y con vuestra preparación y espiritualidad, os levantéis a través de los mares embravecidos que la humanidad ha formado por medio de su iniquidad; y a rescatar, por conducto de vosotros voy a los espíritus de mis hijos, porque vuestra unificación, tendrá que ser de lleno; y vuestra mano, llevará el mensaje y la Ley; y vuestra planta, dejará sólo huella de luz y de buen ejemplo.
31 Pues, yo no dejaré que mi pueblo se pierda en unión de la humanidad; yo, os estoy salvando a vos; y vos, en gratitud a mis beneficios, tenéis que ir a salvar al que no sabe encontrar el puerto seguro de salvación; mas, si es menester que penetréis al crisol de la purificación para templar vuestros espíritus y prepararos de lleno, así será; pero vuestros espíritus saldrán avante por mi voluntad; y al penetrar vosotros por los caminos donde grandemente reine la tiniebla, vuestros espíritus irán dejando su huella de luz; y la humanidad, será a la conversión por vuestro conducto, porque así me place como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo.
32 Yo me encuentro haciendo mi voluntad a través de los tiempos, porque desde un principio, yo os escogí para que fuerais doctrinados y preparados de espíritu y de materia.
33 Yo, os he venido redimiendo; y sacando a vuestros espíritus de su letargo, os he venido haciendo los fuertes; para que cuando el instante fuere llegado, vosotros os encontraseis prestos a partir en rescate de vuestros hermanos que cual parias también transitan sin darse cuenta del tiempo en que se encuentran; para que con vuestra espada que es la oración, fuereis rompiendo las tinieblas que han envuelto a la humanidad, fuereis apartando los velos que la cubren y que no la hacen palpar con claridad, la luz de la Verdad que se encuentra derramándose en toda conciencia y corazón.
34 Sí, Israel; ¡esgrimid vuestra espada de amor y haced fuerza y romped los velos! Para que la humanidad, pueda contemplar más allá de esas cortinas que le impiden contemplar la realidad.
35 Yo he posado en vuestra mano una arma muy poderosa que en cualquier instante y en cualquier lugar, podéis esgrimir callada y silenciosamente, sin alarde y sin vanidad; y con esa arma, venceréis toda tiniebla, toda confusión, toda rebeldía y todo torbellino; pues no en vano os he hecho poseedor de gran facultad, para que hagáis uso de ella y podáis salir avante y hacer que vuestros hermanos también salgan avante; porque la gracia que os he entregado, no es nada más para que la saboreéis vosotros; esta gracia es infinita, es inagotable y todos mis hijos son dignos de poseerla; mas si a vosotros os la he entregado a torrentes, es porque sois los que me vais siguiendo en este camino y en vosotros estoy depositando el principio de la espiritualidad; porque vosotros sois tierras que he venido preparando desde tiempo en tiempo, para que en vosotros fuere germinando esta simiente y el más tarde germinara en el corazón de la humanidad.
36 Vos Israel, sois la herencia que he de dejar a la humanidad, vos sois la simiente que ha de alimentar a esos corazones, vos sois el alimento espiritual, vos sois el que ha de resucitar a los espíritus a la vida de la gracia, vos sois el que ha de alimentar y despertar las conciencias.
37 Sí, mi pueblo, como fuerte, os estoy forjando; yo estoy haciendo de vos, el pan para la humanidad, el alimento espiritual, la mano que se extienda en ayuda para el necesitado y así todos se levanten esparcidos por los distintos caminos con el despertar ante la luz del Padre, que los conduce hacia él.
38 No retrocedáis del camino, mirad que mucho habéis pasado por el crisol de la purificación. Estoy despertando y fortaleciendo vuestras conciencias, dando elevación a vuestros espíritus, porque vosotros sois el conducto para que la humanidad se acerque más a mí y ha sido mi voluntad que mi pueblo sea el que me represente por medio de su cumplimiento, de su lucha, de su fe y espiritualidad.
39 Sin embargo, muchos de vosotros debilitaréis ante esta voluntad, ante esta prueba; pero yo haré que mi voluntad, mi obra y mi enseñanza resplandezcan en mi pueblo y en la humanidad, porque vosotros sois el pueblo escogido que ha venido evolucionando a través de sus distintas reencarnaciones y así pudieseis haceros dignos de que vuestro Dios sea más de lleno en cada uno de vosotros.
40 No os arrepintáis mi pueblo, porque mirad que no nada más en este Tercer Tiempo os he escogido, en todos los tiempos os he escogido y he venido lavando en todos los tiempos, vuestras culpas para que con mi sangre fueseis redimido y así fueseis el primero en tomar la luz de mi Espíritu, os hiciereis los primeros por vuestra lucha y purificación de poseer los atributos de mi Espíritu Santo; os hice dignos ante el Padre, porque yo con mi sacrificio y mi muerte en la cruz, os dignifiqué ante el Padre; por eso, yo también pasé por esas grandes pruebas, por amor a vosotros, porque sabía que por medio de mi sufrimiento, os daría valor también a para sufrir las pruebas que sobre de vos vinieren.
41 Y he aquí, mis hijos, que habéis sido fuerte, porque os habéis enfrentado ante las grandes pruebas, sufrimientos, dolores que han venido pulimentando vuestros espíritus y vuestras conciencias; mas no quiero que volváis a sentiros pequeños, no quiero que empequeñezcáis en medio de vuestro dolor; y por medio de vuestra pequeñez, no habéis contemplado la menesterosidad de vuestros hermanos; mas, si hubieseis aprovechado los tiempos pasados; ahora os encontráis ya en la cúspide de la montaña y ya estuvieseis contemplando la necesidad de la humanidad, ya os estuvieseis dando cuenta de su hambre, de su sed, de su desesperación, ya os hubieseis dado cuenta de la Torre de Babel que el hombre ha edificado, contemplaríais su odio y que con su misma sangre se lava y purifica; mas si estas vicisitudes no habéis contemplado, es porque no os habéis elevado hasta llegar a la cúspide de la montaña.
42 Pero yo, que soy el hacedor del universo, os digo: el hombre necesita elevación, necesita dirección, el hombre necesita enseñanza, el hombre necesita ejemplos, necesita palabra virtuosa que lleguen a su corazón y lo hagan sentir, necesita que hagan estremecer su materia ante nuevas sorpresas, ante nuevas emociones.
43 El hombre necesita regeneración, porque se siente perdido, abandonado, desolado y triste; ha envejecido su espíritu, se ha adormecido su conciencia y se ha muerto su corazón y solamente ha hecho despertar en él sus instintos maléficos y los ha empleado para destrozar a su propio hermano.
44 Eso es lo que ha hecho la humanidad. Yo os invito mi pueblo, a que deis otro paso más adelante, que paso a paso vayáis escalando la montaña de donde podéis contemplar el caos: la maldad, el pecado, la perversidad y la muerte porque si vos queréis permanecer al nivel de ese caos, no podréis daros cuenta de estas vicisitudes, porque ya estáis acostumbrados al ambiente que reina en vuestro mundo, ya os habéis familiarizado con el dolor, con los torbellinos, con os huracanes, ya os habéis acostumbrado a vivir bajo este peso que os agobia y no os deja escalar y elevar hasta llegar a la cumbre.
45 Contemplad, mis hijos, que os encontráis en el postrer instante de mis comunicaciones y de vuestra preparación; porque yo me encuentro entregándoos mi palabra, como Maestro, como Dios y como amor y ya es el tiempo de que vos aprovechéis esta oportunidad que os he brindado, para que por medio de vuestra preparación, podáis romper toda barrera que quiera impediros el paso; y no habrá mano que selle vuestros labios, como no la ha habido para que pudiere sellar los míos.
46 Todo lo descubriréis por medio de la intuición, nada permanecerá oculto, porque al instante os defenderéis de las redes que os quieran tender para haceros caer en falta, en error o en materialidad.
47 A vos, ya no se os está dado volver a pecar, no podéis volver a caer en el fango de maldad; mas si en este instante, os permitiere que os remontareis a vuestro pasado, a los principios de vuestra formación, contemplaríais: que infinidad de pruebas os hicieron debilitar, que infinidad de veces caísteis bajo el impulso de las tentaciones ya que, fuisteis tentados muchas veces por los tentadores; y no nada más tentados, sino que hicisteis su voluntad, su influencia invadió vuestro ser y os hizo caer en maldad.
48 Ya es tiempo, de que me comprendáis, pueblo de Israel, no esperéis el final de mi partida, para decirme: Padre, te he comprendido, ya me encuentro seguro y firme para ir a cumplir tus mandatos yo quiero que esto, acontezca en mucho de vosotros, pero no esperéis el último instante, porque mucho os he entregado mis mandatos; años atrás, os he venido entregando mandato tras mandato y, ¿cuáles son los que habéis cumplido? ¿Cuál es el resultado de los mandatos que habéis cumplido?
49 ¡Preparaos! Y no hagáis que el Padre, os toque, por vuestro incumplimiento; no hagáis que el Padre, os juzgue, porque a pesar de que sois los que me habéis seguido y os habéis recreado con mi palabra, también en los desobedientes os habéis convertido.
50 Sin embargo, yo nunca os he pedido perfección, porque perfecto, sólo vuestro Padre Dios; mas sí os he dicho, que bien me podéis imitar, eso sí podéis hacer, en eso sí me podéis agradar.
51 Yo os he dicho que os dejaré en mi representación, que después del año 1950, vosotros os levantaréis cual el maestro de la humanidad, pero si os preparaos, si sabréis ser los buenos maestros y si despertáis en vosotros el amor para con vuestros hermanos, bien podréis ser los jueces también; porque entonces seríais justos, porque juzgaríais con amor y vuestra sentencia no sería severa para vuestros hermanos, estaría dictada bajo vuestra benevolencia, conciencia y amor.
52 Ya veis mi pueblo, que sí podéis imitarme; mas no igualarme. Por eso os digo: preparaos y ya no dejéis pasar los tiempos, no quiero que vuestros espíritus lloren el mañana y me pidan ser en mi solio.
53 Ya es tiempo de que la humanidad entera me conciba, no nada más como un Ser Supremo que moro en lo infinito, en lo desconocido, como un Ser desconocido, como un Ser que jamás ojos humanos han contemplado en este mundo; pero reconoced que yo existo: en el celo, en la tierra y en todo lugar y ya es tiempo, de que todo corazón humano, toda criatura formada por mi poder divino, sepa que me lleva en su propio Ser, en su yo verdadero, en su espíritu, en su conciencia y en su corazón; que la humanidad limpie su yo espiritual para que pueda sentirme, para que pueda darse cuenta, de: qué fuese del ser humano, si no me llevare con él mismo pues el ser humano está formado por un átomo de mi Espíritu, lleva hálito de mi aliento divino, lleva vida de mi vida.
54 ¿O acaso creéis que el hombre, es el que os ha dado vida? ¿Creéis que el hombre es el que posee el secreto de la vida? ¿Creéis que vosotros pertenecéis, al mismo hombre? No, mis hijos amados, el hombre, nada más ha engendrado en lo material, ha formado un cuerpo animado pero sin vida, sin facultades, sin atributos; nada más un átomo de carne ha formado de su propia carne y de su propio hueso, y yo he sido el que he terminado su obra; porque yo os he dicho que vosotros sois mi criatura que habéis sido formada con más perfección; y en vosotros, he puesto parte de mi Espíritu, de mi conciencia divina, de mis facultades, de mis sentidos, de mi razón divina; os he dado vida de mi vida.
55 A mí me debéis la vida, pueblo; a mí me debéis el cumplimiento, porque yo os he formado y os he enviado a cumplir un delicado cargo, porque el día que yo parta de entre vosotros, vosotros quedaréis en mi lugar y vosotros terminaréis vuestra obra; obra, que será tomada en cuenta por vuestro Padre, y galardonada cuando os encontréis en el más allá.
56 Un galardón espera a Israel, en el solio del Padre; porque Israel, no poseerá su pago más que en el más allá; Israel no será ensalzado en esta tierra, Israel no será aclamado por sus hermanos ante las caridades que les entregue.
57 Yo os he dado todo lo necesario, para que no tengáis necesidad de la retribución de la humanidad; o, ¿acaso tenéis hambre, Israel? ¿O estáis deseoso, de llevar una torta de pan a vuestros labios? ¿O sentís el frío en vuestro cuerpo, a causa de la escasez de vuestra vestidura? ¿U os encontráis en la intemperie, sin una techumbre, sintiendo el rigor de las estaciones? no, Padre, todo lo tenemos y de nada carecemos; por lo cual te damos infinitas gracias . me decís.
58 ¡Bendito seáis, mis hijos! Que habéis reconocido que la hoja del árbol no se mueve sin mi voluntad y no habéis desconocido el bienestar del cual estáis gozando, atribuyéndolo a la causalidad. Habéis sabido recibir de mí y sabéis que sólo vuestro Dios es el que se encuentra velando por vuestra dicha. Así quisiera que ya me dijere la humanidad, así quisiera contemplar la confesión de la humanidad; ya era tiempo de que mis hijos se confesaran de espíritu a Espíritu con mi divinidad, que ya comprendieran que no es menester que se confiese con sus propios hermanos para poder obtener la bendición y el perdón; que reconociere la humanidad que perdón pleno sólo yo, que solamente yo soy el que puedo bendecir y perdonar todas vuestras culpas, pero, habéis dormido; y la humanidad, todavía duerme en su ignorancia, en su error, en su materialidad y por eso no ha sabido buscarme con perfección, para hacerme presente su confesión.
59 Todo esto tenéis que enseñar a vuestros hermanos, hay muchas cosas y vicisitudes que se ignoran, que viven en el olvido y vosotros tenéis que aclararlas sin temor. Hay manifestaciones que la humanidad ha creído difíciles de concebir, ¿por qué? Porque los hombres de las distintas sectas, también las ignoran; y no es fácil de darles su análisis, porque si ni ellos mismos las conocen, menos las podrían explicar; y los unos y los otros, viven en la ignorancia, en el misterio; y vosotros sois, los que tenéis que sacarlos de su error, pero no tendréis predilección por ninguno de vuestros hermanos, porque mirad que en vuestro camino encontraréis a vuestros hermanos, que vosotros llamáis enemigo; y a ellos, les tendréis que tender la mano también y darles palabras de consuelo y de amor.
60 Despojaos de estos rencores y vivid alerta, porque serán a los primeros que yo ponga en vuestro paso para probaros por el perdón, porque no quiero que vosotros guardéis rencores, no quiero que vosotros tengáis enemigos, porque al que más os ha ofendido, es al que más le debéis caridad, perdón y amor; porque si yo os perdono, ¿por qué no habréis de perdonar vosotros? ¿Qué derecho tenéis para retenerle el perdón a vuestro hermano? ¿Qué derecho tenéis vosotros, para privarlo de ese perdón que le daría paz y tranquilidad a su espíritu y a su corazón?
61 Mas, no quiero que os enseñéis a perdonar, nada más con vuestros labios; no quiero que ese perdón, brote nada más de vuestros labios; quiero que salga de vuestro corazón, quiero que sea vuestro corazón el que perdone; y si así lo hacéis, viviréis tranquilo y haréis que vuestros hermanos también vivan tranquilos, amándoos los unos a los otros como hermanos; porque no habéis reconocido que si sois hijos de Dios, tenéis que ser hermanos todos; que si de mí habéis brotado, a mí tendréis que llegar y no quiero recibir a los unos manchados y a los otros limpios.
62 Yo soy perfección y no me mancho con vuestro pecado y es menester que entre sí os brindéis la oportunidad de desmancharos y purificaros, la oportunidad de la elevación por la escala que pertenece escalar al espíritu, para que todos vayáis obteniendo el progreso espiritual.
63 Mirad mi pueblo, vos siempre habéis sido el desobediente ante mi Espíritu; habéis vivido más para el mundo, que para mí; más le habéis dado al César y le habéis cumplido, que a mí; y ¿acaso por este desprecio, os he retenido mis caridades y os he dejado opreso en las garras del faraón? ¿Os he dejado sumido en vuestra esclavitud, arrastrando vuestras cadenas eternas? ¡No! Mis hijos, al contrario, mientras más ingrato os habéis manifestado ante mi Espíritu; mientras más me habéis olvidado y por medio de vuestro pecado me habéis alejado; mientras más befas y escupitajos habéis arrojado a mi rostro, yo no os guardo rencor.
64 Mas, me he acercado a vos, porque sé que vuestras culpas tenían sus resultados y por eso, no os dejé solo envuelto en las consecuencias de vuestras faltas. Siempre me he presentado, revestido con la humildad más grande y os he hablado con palabra de amor; y aun cuando por instantes, me habéis dicho: ¡vete, que no te conozco! Yo he sido perseverante; y sólo he esperado el instante, de vuestro reconocimiento y de vuestro arrepentimiento.
65 Y, he aquí el instante, Israel amado; he aquí, la hora tan esperada por el Padre; he aquí, a Israel del primer o, segundo y Tercer Tiempo; he aquí, a los espíritus nuevamente circundándome, todo lo habéis olvidado y ahora sólo me amáis, me habéis comprendido en mi voluntad; si no en toda mi perfección, sí sabéis cuál es mi voluntad en los mandatos que me encuentro entregándoos a cada instante; y esto es suficiente, para que el Padre, olvide también todos los punzones que clavasteis en mi cuerpo divino, que olvide todos los dolores que causasteis a la madre santísima y solamente os brindo mi amor.
66 Ya veis que vuestro Padre, cual Verbo, siempre se ha manifestado como el Hijo; como Padre amoroso y no como justicia. ¡Tomad este ejemplo y ponedlo en práctica; y después, vuestros hermanos lo tomarán y lo pondrán en práctica en sus caminos.
67 ¿Me comprendéis, mis hijos? ¿Comprendéis mi amor que tengo para vosotros? Yo no quiero que os perdáis, yo no os estoy brindando el fango, el abismo, yo no os estoy confundiendo con mi palabra; con ella sólo os doy vida, os levanto, os ilumino, os aparto de vuestro materialismo y os brindo la oportunidad de espiritualizaros, porque esta oportunidad se la he brindado al universo entero, no es nada más para vosotros; porque quiero contemplar una humanidad unificada con la voluntad del Padre, iluminada con mi luz y dirigida por mi Espíritu.
68 Quiero que reine mi Espíritu entre la humanidad, quiero que reine mi paz y mi armonía divina en todo el corazón humano; quiero que todos mis hijos, participen de esta gracia que ningún hombre os la puede brindar.
69 Pueblo amado: el final del año 1950 se acerca; y ya sabéis que para ese tiempo, debéis de estar debidamente preparados; mas, antes, tenéis que seguir cumpliendo la voluntad del Padre. Mirad que ya no tenéis complacencias, ni tampoco podéis levantaros para decirme: “Padre, aún me encuentro ignorante y falto de comprensión para poder enfrentarme ante la humanidad que es cruel y no podría cumplir como tú nos lo estás ordenado.”
70 ¡Ah, corazones que no os sentís fuertes! ¡Ah! Ignorancia, de los corazones que así me estáis hablando. Entonces, ¿de qué ha servido tanto tiempo que os he estado entregando mi enseñanza? ¿De qué os ha servido mi presencia alba por alba entre vosotros? Entonces, ¿ha sido inútil el tiempo que yo he estado entre vosotros? ¡No! Mis hijos, todos tenéis el momento de comprensión; y si no ha llegado a vosotros, él llegará; y entonces, veréis cuán errados estabais ante estas revelaciones.
71 No es posible que todos, me llegaréis a comprender en el mismo momento; los unos prematuro y los otros tardío; pero los unos y los otros, llegaréis a comprenderme; porque vosotros no sois nuevos en esta doctrina, ya mucho habéis evolucionado dentro de mi palabra y yo he velado por la simiente que con mano sabía y perfecta he depositado en cada uno de vosotros.
72 Y esa semilla, no ha de perderse, porque no es mi voluntad; porque mucho he llorado por vosotros, mucho he intercedido ante las plantas del Padre por dignificaros ante él, mucho ha derramado su llanto la madre santísima; y también mucho ha intercedido; y no es mi voluntad que nuevamente volváis a perderos, no quiero que os volváis a alejar de mi regazo; para ello, en este instante, os cubro con mi gracia y os baño de mi amor, os acojo en mis brazos paternales y os concedo una prueba, una sorpresa, una alegría en esta alba de gracia, por vuestra asistencia en este día bendito para el Padre y para mi pueblo, que yo os perdono y bendigo en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
María:
73 El ángel del señor anunció a María y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo. ¡Hágase en mí, según tu palabra! Hijo amado, la madre presta a cumplir la voluntad del Padre. He aquí, a mi Espíritu maternal entre mi pueblo, entre el pueblo trinitario mariano. Te doy gracias porque me concedes un instante de recreo con mis hijos, que tanto amo y por quienes tanto intercedo ante el Padre Eterno.
Divino Maestro:
74 Madre amada, hija predilecta del Padre, Espíritu escogido por su mano bendita: yo os doy la bienvenida y ya este pueblo, os la ha dado, ha recibido vuestra visita en su corazón y sólo espera que le deis vuestra palabra de consuelo, que derraméis vuestra esencia en caridad, que lo cubráis con vuestro manto purísimo y que lo reaniméis para la lucha que os espera el mañana. Id a vuestros hijos y dadles, que ellos hartos y preparados quedarán, porque ésta es mi voluntad.
María:
75 Hijo bendito, primogénito amado, escucho tu palabra y llena mi Espíritu de alegría al contemplar que me concedes que me derrame en tu pueblo mariano, en estas pequeñas criaturas que son la simiente de Sion, que son el mensaje para la humanidad, que son la buena nueva para el universo. Voy en este instante a recrearme con el espíritu y corazón de ellos mismos. Con tu permiso, ¡oh! Cristo bendito.
76 En el nombre altísimo de mi Padre Eterno Gran Jehová, en el nombre de mi Hijo amado y de mi castísimo esposo: la madre os saluda y os da la bienvenida, en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo y en mi nombre que soy la madre. He aquí, a la madre de Israel y de toda la humanidad; he aquí, al consuelo de la humanidad que ni un instante se olvida de vosotros, que ni un instante os deja caminar solitarios en vuestra existencia terrestre, porque yo soy la que me encuentro velando por vuestros pasos, yo soy la que me encuentro intercediendo ante la planta del Padre por vosotros, soy la que derramo mis lágrimas cuando las derramáis vosotros y os tomo de la mano cuando contemplo que vais a caer al precipicio y sigo vuestra planta y os pongo en puerto seguro, la salvación.
77 ¡Levantaos, niño! ¡Levantaos os ha dicho el Padre y el Hijo también os lo dice! ¿Por qué os decimos que os levantéis? Porque os encontráis sumidos en vuestro letargo, porque aproximándose el año 1950, el Padre os contempla negligentes y ha puesto delante de vosotros, una gran oportunidad y no es la voluntad de la madre que la desaprovechéis; ha puesto delante de vosotros, nuevos horizontes y quiero que alcéis vuestra vista y los contempléis; mirad que esos horizontes, os brindan grandes beneficios, ellos os llevarán más allá de vuestra mirada material, os llevarán más allá de vuestro materialismo y os elevarán y os harán salir avante en todo instante.
78 En este instante, la madre se recrea con vuestro espíritu; él, es el que me habla y me dice: madre mía, dale la fuerza a tu pueblo, dale tu consuelo y hazle reconocer el tiempo en que se encuentra, para que ya se levante abrazándose de esta oportunidad; y no la deje partir, porque es una gran complacencia que el Padre le ha brindado y que no debe pasar desapercibida.
79 Sí, espíritus benditos de Israel, yo seguiré custodiando a mi pueblo, le seguiré preparando y dándole mi ternura y amor de madre, de consejera; yo le seguiré dando el ejemplo de madre abnegada y así él, se levante siguiendo mi huella y no salga de mi amparo divino, porque no es mi voluntad.
80 Mujeres benditas de Israel: en este instante, me hacéis presente vuestro listarío, vuestras cuitas; yo las recibo, no debilitéis ante la incomprensión de vuestros hijos, mirad que el Padre os da una gran prueba, vosotros sois incomprensivos ante su Espíritu. Y, ¿acaso contempláis que debilite? Así vosotras, sed fuertes, mirad que todo lo que se siembra se cosecha y si mal sembráis, mal tenéis que cosechar; mas no con esto os quiero decir que no os voy a ayudar; no, mis hijos.
81 Yo tocaré el corazón de vuestros vástagos para que os comprendan y en corto instante seréis comprendidas y obedecidas. Llevad mi fuerza, os cubro con mi manto y enjugo vuestro llanto, recojo vuestras quejas y las haré presente al Padre amado, para que él acceda ayudaros en vuestro camino. Llevad mi paz y mi bendición de madre.
82 Doncellas amadas de la madre, rosas fragantes de mi jardín, yo os hago presente ante el Cristo amado; mas antes os baño de mi gracia y de mi esencia y así vuestro Maestro os reciba con vuestra pureza y vuestros perfumes los aspire su espíritu divino. No debilitéis en vuestro camino, no busquéis la prueba, vosotras mismas; porque no es la voluntad de la madre que seáis deshojadas antes de tiempo. El Maestro de maestros os entregará a su debido tiempo y vosotros seréis de regocijo y gracias infinitas, daréis a vuestro Padre y a vuestra madre. Yo os entrego mi paz y mi caricia, mi perdón y mi bendición; os cubro con mi manto de madre y os dejo puras, fragantes y dignas ante la planta del Divino Maestro.
83 Niñez bendita, niñez inocente, os doy la luz de madre y os hago que vaya penetrando en vosotros poco a poco la incomprensión para vuestras madres abnegadas y sufridas, sed obedientes con ellas y no le causéis el dolor, no es la voluntad del Padre que derramen el llanto por vosotros. Yo os doy la fuerza, mi paz y mi bendición de madre.
84 Varones Israelitas, también de vosotros recibo vuestras cuitas y os entrego la fuerza para que seáis los varones fuertes que deis ejemplo de buenos administradores para que os levantéis cumpliendo con vuestra misión y el Padre no tenga que reclamaros con justicia. Os levanto con mi fuerza y os doy mi paz, mi ósculo de madre y os reanimo para la lucha, para que sigáis cumpliendo en vuestro hogar, en vuestros templos de trabajo y en el cumplimiento espiritual, para que sigáis dando cumplimiento a la misión que se os ha sido encomendada por el Padre.
85 Llevad, varones benditos, regeneraos para que podáis contemplar la caridad de vuestro Padre, derramada en vuestro camino, no temáis, que el pan en vuestra mesa no os hará falta, que mientras que vosotros os dediquéis a las cosas del Padre, él sabrá velar por vuestras necesidades.
86 A todos os encubro con mi manto, llevad el ósculo de la madre y sed de pláceme, porque habéis tenido la visita de María vuestra intercesora, que ha venido un corto instante en esta alba bendita, por la voluntad del Padre. Seguíos preparando y espiritualizándoos para que el Padre contemple vuestra obediencia a sus mandatos recibidos alba tras alba.
87 Cristo amado: María ha cumplido, conforme me lo has concedido, he preparado a mis hijos y les he fortalecido en su debilidad, los he encubierto con mi manto de madre y los he estimulado en su cumplimiento para que sigan su camino hasta el final de la jornada y así todos se levanten prestos a un mismo cumplimiento. Como es tu voluntad.
Divino Maestro:
88 Sí, María; rosa bendita y pura de los celos. Yo he contemplado vuestras palabras que han llenado el corazón de Israel, he escuchado vuestra ternura, de la cual habéis impregnado sus espíritus. Mi pueblo es de regocijo y me ha dado gracias por haberle concedido este instante tan sublime; mas yo le seguiré concediendo momentos de recreo a vuestro espíritu entre vuestro pueblo, porque son los últimos momentos en que Israel tendrá a nuestros espíritus, comunicados a través del entendimiento humano; y este tiempo, no volverá a ser entre mis hijos. Id a vuestro solio y desde ahí, seguid en vuestro cumplimiento, seguid velando por vuestros hijos y sed en su ayuda. Porque ésta es mi voluntad.
María:
89 ¡Gracias, Maestro amado! Yo voy a mi solio y desde ahí seguiré cumpliendo con estos tus discípulos que tanto amas. Con tu permiso.
Divino Maestro:
90 Israel: alimentado de espíritu y confortado de materia os encontráis, en esta alba de gracia; y también mi Espíritu, se recrea con vuestra preparación que me hacéis presente no temáis, Israel; la ayuda de la madre y de Elías, el buen pastor, siempre será con vosotros.
91 Yo le concederé a vuestra madre que os guíe y os siga en vuestros pasos con su ternura y amor maternal divino. No olvidéis sus palabras y sólo confiad en su ayuda, para que el amparo no se aparte de vosotros y todos viváis en paz y en armonía, porque ésta es mi voluntad.
92 Mirad que también el solio del Padre se encuentra conmovido, los espíritus desencarnados que forman las grandes legiones, también se encuentran en preparación; y por eso el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo y la madre, nos encontramos prestos, preparando con nuestras palabras para que no os sorprenda el año 1950; fecha que quedará grabada en vuestros corazones, por toda una eternidad.
93 Acogeos a las órdenes del Padre, que ellas os llevarán a un fin bendito y espiritual; entonces seréis los espiritualistas, porque habréis dado el paso a la espiritualidad que tanto os ha venido pidiendo vuestro Padre en este Tercer Tiempo; tiempo, de la redención de los espíritus de Israel; tiempo, de la consumación de mi palabra; tiempo en que los grandes acontecimientos serán contemplados por Israel; e Israel, por medio de estas pruebas, dará paso hacia delante en beneficio de su espíritu y del espíritu de la humanidad, porque ésta es mi voluntad.
94 Pueblo de Israel, ¿estáis conforme con lo que en este día ha sido mi voluntad, entregaros? Yo recibo vuestra gratitud y vuestro juramento, vuestro propósito de seguir adelante por la huella que yo os he trazado; y en este instante por vuestro recogimiento, por vuestra preparación y el nuevo juramento que habéis hecho ante mi planta, yo voy a derramarme en caridad en el universo, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
95 A las naciones extranjeras les doy mi luz para que iluminen su pensamiento, su corazón y sus obras sean elucidadas para bien de sus hermanos; en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
96 Yo le entrego al universo, derramo en él mi caridad y mi mundo espiritual sea con él en su ayuda, para que siga restituyendo, para que siga apurando su cáliz de amargura hasta el instante llegado, en que penetre al reconocimiento de su Dios y señor.
97 Yo os entrego mi perdón y mi bendición y os doy la fuerza para que sigáis adelante hasta el final, que yo os protegeré; también Elías os ayudará con vuestra cruz y el faro os alumbrará, porque ésta es mi voluntad. Yo os entrego gracias, amor, caridad y el pan de cada día no os hará falta. Porque ésta es mi voluntad.
98 Voy a preparar las aguas y las voy a convertir en bálsamo de curación, para que sea efectivo en todo enfermo, en el que no lleva paz y en el que se encuentra envuelto en sus conflictos; y así, todos reciban la prueba que me digne entregarles por conducto de esta agua, porque ésta es mi voluntad. Aguas benditas: ¡tomad una gota de mi sangre! Os convierto en aguas saturadas y bendecidas, grandes prodigios derramaréis entre mis hijos que os soliciten y ellos quedarán sorprendidos, porque ésta es mi voluntad.
99 A vosotros, mis labriegos, os dejo la preparación para que viváis alerta en cada alba y así con vuestra preparación podáis recibir la llegada de vuestro Padre y esperéis con el debido respeto sus órdenes y mandatos que se digne entregaros, porque ésta es mi voluntad.
100 Israel: os he entregado mi palabra. Mi cátedra ha sido con vosotros. Estudiad y analizad, no os olvidéis que antes que todo, debéis estudiar para que después os levantéis a cumplir bajo un reconocimiento, porque ésta es mi voluntad, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
101 Mi paz sea con Israel que presente se encuentra y con el que se encuentra disperso por los caminos, porque yo soy amor y a todos amo por igual. ¡Adiós, mis hijos, sea mi Espíritu con vosotros!
¡Mi paz, sea con vosotros!
76. La nueva Jerusalén espiritual (domingo de ramos)
Domingo 10 de abril de 1949
1 Mi paz sea con vosotros, discípulos y párvulos de mi divinidad. ¡Benditos seáis una vez más ante mi cátedra! Me presento entre vosotros como Padre, como hermano y como amigo. Quiero estar muy cerca y dentro de vosotros; quiero que sintáis mi presencia, en lo más profundo de vuestro espíritu; y que hasta la última de las fibras de vuestro ser, se estremezca a mi contacto.
2 Yo quiero, pueblo de Israel, que viváis conmigo estos instantes de recordación; porque os habéis levantado, no en un festín tradicional; no a cumplir, sólo con las tradiciones antiguas; os habéis levantado, con la preparación espiritual, para comunicaros conmigo; esperando que yo premie esa preparación y espiritualidad: con una revelación más, derramando mi inspiración sobre vosotros y enseñándoos, una página más del gran libro de la sabiduría divina. Y así será entre vosotros, Israel. ¡Bienaventurados los que habéis llegado a este día, con la debida preparación! Vosotros alcanzaréis mi gracia.
3 Hoy, es instante de gozo, de regocijo espiritual para vos. Vuestro espíritu se despierta, en el que se hallaba dormido; se estremece, en aquel que permanecía insensible; abre sus ojos, aquel que los había cerrado para la luz y el amor pero, todos estáis despiertos y preparados en este instante. ¿Por qué, Israel? Porque vuestro espíritu me reconoce, me presiente; y aún cuando vuestra mente humana, no alcanza a comprender muchas lecciones de mi obra divina, vuestro espíritu sí me siente y aún vuestro corazón humano, participa de la sensación de vuestro espíritu.
4 Y todos decís: es el Maestro de maestros, es el mismo Maestro que en otro tiempo ha hablado; que en otro tiempo, vino en mi busca y me dio todo lo que es él. Y esto le revela vuestro espíritu a la materia: que él, en otro tiempo, ha sido conmigo, que en otro tiempo también ha acudido a mi llamado; que ha vivido cerca de mí, me ha visto y ha tomado de mí, la esencia; esa esencia inmortal que en otro tiempo, yo he depositado en vosotros; y que hoy derramo una vez más; es la que os hace reconocer que soy yo, porque vuestro espíritu, que conoce el sabor de mi palabra, al recibirla, dice: yo en otro tiempo, ya he saboreado este manjar, yo conozco este fruto y este pan ¿dónde lo he comido? ¿En qué tiempo y en qué lugar? Y aun cuando vuestra mente humana, no comprenda ni conozca; vuestro espíritu siente, palpita, recuerda y se estremece en mi presencia y ante mi palabra.
5 Es al espíritu al que busco, no vengo a buscar a vuestra materia, aun cuando también la he amado, y en ella tengo caridad. Vuestro cuerpo humano, es creatura mía, fue formado con suma perfección y la cual he concedido como una gracia a vuestro espíritu, para que el espíritu pueda manifestarse a través de esa materia, en la vida de este planeta.
6 A la materia la he dotado de animación o vida orgánica, de facultades, de fuerza, de sentidos y de grandes atributos para que vuestro espíritu, la tome como un instrumento útil; cuántas veces la fuerza de esa materia, sus instintos pasionales desarrollados, sus inclinaciones a la tierra, sus ambiciones, han dominado a vuestro espíritu; y le han arrastrado consigo misma, a los apegos y expresiones de este mundo, materializando al espíritu, hundiéndole, aprisionándole y encadenándole a las cosas e influencias de este mundo; de las cuales, el espíritu, debe ser siempre libre; las cosas e influencias, a las que el espíritu, siempre debe dominar y tener como siervas bajo su voluntad.
7 Sin embargo, cuando el espíritu, ha quedado vencido por la carne; cuando él también ha rodado por el fango, cuando ha debilitado, cuando se ha confundido, cuando ha sido vencido por el mundo, por la carne y las tentaciones; entonces, yo he venido a buscar, lo que a mí pertenece; lo que pertenece a mi reino, lo que es de mi Espíritu: vuestro espíritu. Lo he venido a buscar como a mi Hijo, como a mi criatura predilecta, no para llevarlo por medio de mi fuerza, de mi poder divino, no para obligarlo a seguirme a mi morada; sino para trazarle la senda, recordarle sus dones, devolverle su fuerza espiritual, abrirle brecha y señalarle la meta a donde debe conducir sus pasos para que vuestro espíritu se levante haciendo méritos, practicando mi doctrina y mi Ley, desarrollando su dones y demostrando al Padre Celestial: su amor a él y a sus propios semejantes.
8 Si en el Segundo Tiempo, vine entre vosotros, y me hice hombre para morar cortos instantes en el seno de vuestra humanidad; no fue para traer a vuestra existencia humana, las galas, el bienestar o la riqueza humana, bien sabéis que no. Vosotros recordaréis que yo, os dije: “mi reino no es de este mundo” y en cuanto hombre, nací pobre; no poseí en la tierra ni un bien material, ni una techumbre; nada fue mío, pero sí traje a vuestro espíritu, un caudal, un tesoro, un reino, a cambio de vuestro amor, de vuestra regeneración, de vuestra mansedumbre y de vuestra fortaleza para levantaros sobre el mundo y sobre la carne, sobre todas las vanidades terrestres; para entonces, posar al espíritu en la senda espiritual, que él debe siempre pisar.
9 Porque vuestro espíritu, aun encarnado, no debe pisar el polvo de este mundo, sólo vuestra materia; el espíritu, tienen una senda más alta, tiene un destino más elevado que es la Ley espiritual, que es la Verdad, que es mi doctrina; la cual, le da a conocer a vuestro espíritu, todas las virtudes, todos los dones y la fortaleza para mantenerse firme en esta senda espiritual, sin descender, sin caer jamás; antes bien, ascendiendo siempre; aun cuando la materia vuestra, siga siempre pisando el plano terrestre; vuestro espíritu, pueda seguir ascendiendo por la senda de las virtudes hasta llegar a mí.
10 En este Tercer Tiempo, en que he venido a comunicarme un tiempo o lapso breve a través del entendimiento humano, también os he dicho: no he venido en busca de las cosas de la tierra, ni he venido a buscar a vuestra materia; vengo: por vuestro espíritu vengo a levantarle una vez más, a posarle nuevamente en la senda, a revestirle de fortaleza y de luz, porque la parte del camino que vais avanzando en este Tercer Tiempo, es de grandes pruebas. Las confusiones atraviesan vuestro sendero; las tinieblas por instantes, nublan vuestro cielo; las acechanzas, también se multiplican; y es menester que vuestro espíritu, penetre más y más en la luz para que pueda defenderse de las tinieblas, para que pueda vencer las acechanzas y todos los obstáculos.
11 He venido, a daros mi ayuda nuevamente y a hojear delante de vuestro espíritu, una parte más del libro abierto que no conocéis, del que sólo habéis recibido la preparación en los tiempos pasados, para poder recibir, en este Tercer Tiempo, al Espíritu Santo, para recibir en este tiempo las nuevas revelaciones; y aún, os dice el Maestro: este tiempo en el cual yo me estoy comunicando a través del entendimiento del hombre, es una preparación para vosotros, porque lo que he dicho y lo que aún digo a través del entendimiento humano, no será todo lo que os tenga que decir en esta era de luz.
12 El hombre es limitado, su entendimiento humano, por muy elevado que esté, por muy capacitado o desarrollado que se encuentre, es pequeño ante mi sabiduría, ante mi poder, ante mi luz universal.
13 Entonces, sirva este tiempo de comunicación, como la preparación de vosotros para después de 1950; para esa etapa que se abre, ¡oh, mis hijos! Ante vuestro espíritu, como una nueva vida, como el tiempo de gracia, de verdadero culto para vuestro Dios, de verdadera comunicación de vuestro espíritu con mi espíritu divino. Para ese tiempo, no tendréis ya mi comunicación en forma material, ni en forma humanizada, ni a través del hombre; entonces tendréis a cada instante, mi presencia y mi llegada espiritual en vuestro propio espíritu.
14 Para ese tiempo, os preparo; porque en ese tiempo, los que penetréis en gran preparación espiritual, recibiréis por medio de la inspiración del Espíritu Santo: grandes revelaciones os inspiraré conocimientos y sabréis de bellezas no conocidas todavía por vosotros; yo derramaré esencias que no habéis probado aún; os revelaré misterios espirituales, manifestaciones del más allá que no han sido todavía, descubiertas ni presentidas por vosotros; pero pensad que para alcanzar esa gracia, tendréis aún que purificaros grandemente; que penetrar en preparación espiritual y seguir practicando mi doctrina con ahínco, con sacrificio, con amor.
15 Vuestro espíritu y corazón, palpita recordando aquella alba de gracia, ¡oh, mi pueblo! En que el Maestro en aquel Segundo Tiempo, dejó las aldeas, dejó los caminos; cesó de andar por comarcas y pueblos, en busca de los corazones, en busca de los pecadores, en busca de los hambrientos y sedientos de amor, de verdad y de justicia; en busca de los enfermos del alma y de la carne, para penetrar en la ciudad de Jerusalén, no en la ciudad material; sino en el corazón del pueblo judío, en el corazón del pueblo de Israel.
16 Ahí, donde mi pueblo se reunía, para celebrar sus fiestas, sus tradiciones, para elevar su culto a Jehová, ahí fue donde Jesús de Nazaret penetró; y las grandes muchedumbres de los que habían sido testigos de mis prodigios, de mi obra poderosa, de mi amor entre los pecadores, se prepararon para recibirme en ese instante, reconociendo que yo era el enviado del Padre: el mesías prometido el anunciado por los profetas.
17 Y ese pueblo, puso por estrado ante mi paso: su propio corazón era el amor, la fe, el reconocimiento de esos espíritus; ellos, me recibían con los brazos abiertos; abrían su santuario para que en él, penetrase, aquel que traía el reino de los celos en su palabra.
18 Pero a mi entrada en Jerusalén, también estaban los que no velaron, los que no habían guardado preparación espiritual, los que no habían esperado mi llegada, conforme a mi voluntad: los confundidos, los celosos de mis prodigios y de mis obras entre los hombres, los temerosos de perder su poderío en la tierra, los temerosos de quedar desnudos ante la humanidad ellos, también se unieron; y formaron un solo cuerpo para juzgar mis actos, para juzgar mi obra; mas no, con el corazón sano; sino lleno de envidia, lleno de odio ante mi presencia, lleno de tiniebla, lleno de letargo y de impreparación.
19 Las dos fuerzas, se levantaron delante de mí: unos para glorificarme y reconocerme; los otros, para blasfemarme y negarme y ahí, mi palabra tuvo que cumplirse. La ocasión era propicia para el Padre, para confirmar con sus obras y hechos, mi predicación y mis palabras, para demostrarle a los hombres el perdón y el amor, que yo en mi palabra siempre vertía entre los hijos de Dios; y yo había enseñado al mundo a recibir el golpe en el carrillo derecho y presentar el izquierdo, en señal de perdón; y era menester que el Maestro, no sólo lo dijere, sino lo probase; y de esto, durante mi pasión os di pruebas.
20 En cada uno de mis pasos, derramé mi amor y mi perdón, mas, no era solo el perdón el que daba por los labios, yo daba mi corazón de Padre. No sentía el dolor que los hombres me inferían; sentía el dolor y sufrimiento de tanta ignorancia y tiniebla, de tanta miseria humana; y era menester, sufrir delante de los hombres, sangrar, padecer mucho y también morir públicamente, para conmover y estremecer el empedernido corazón de los hombres, conmover a los espíritus aletargados y envueltos en tinieblas por tanto tiempo.
21 ¡Ah, cuántos despertaron en el preciso instante de mi pasión! ¡Cuántos despertaron y se convirtieron con una sola de mis miradas, al escuchar una de mis palabras o al escuchar una de mis quejas! ¡Cuántos de esos corazones, se conmovieron! Y también, ¡cuántos permanecieron insensibles! Pero los días pasaron y el instante del despertar, llegó para todos y ese momento de despertar para los espíritus, ¡fue glorioso! ¡Lleno de luz! ¡De arrepentimiento por parte de ellos! Y sus espíritus, al despertar y levantarse, comprendieron lo que sus ojos vieron, lo que sus manos palparon; lloró su corazón, vivieron, se consagraron a mi enseñanza, a mi doctrina; y también: fueron caminando por la senda del amor y del perdón, del martirio y del sacrificio.
22 Vosotros, que presentes podíais encontraros mi pueblo. ¿Sabéis acaso, quienes fuisteis en aquel tiempo? ¿Acaso sabéis si fuisteis, de los que me amaron y siguieron; o de los que me blasfemaron o de los que permanecieron insensibles? No lo sabéis sólo sabéis que me amáis, pueblo bendito y que estáis dispuestos a seguirme, paso a paso; que habéis aceptado vuestra restitución espiritual, como el fuego que os acrisola, que os purifica y el yunque que os forja, que os hace dignos de mí en verdad, os digo: presentes podían encontrarse, los que me reconocieron, los que me siguieron en aquel tiempo; y aquí están, son los mismos, yo os he buscado y os he reunido una vez más. Yo os he preparado la segunda Jerusalén, la ciudad blanca contemplada por juan, mi apóstol, bendecida y preparada por mi voluntad como una morada pasajera para vosotros.
23 ¡He aquí! La segunda Jerusalén, reconocida por vosotros, morada para vosotros mismos y el mañana; también reconocida por todo el mundo. En esta segunda Jerusalén, mi Espíritu: una vez más penetra mas no vengo como en aquel Segundo Tiempo, de las aldeas, de las provincias, no vengo en cuerpo humano entre vosotros en busca de los corazones materiales, los tiempos han pasado; y ahora, sólo me tenéis en Espíritu, sobre la nube, invisible e intangible para vuestro cuerpo; pero visible y tangible, para vuestro espíritu; presente en cada uno de vosotros y palpable también. ¡Heme aquí! Penetrando a vosotros.
24 La segunda Jerusalén, está en vuestro espíritu, en la unión de todos vuestros espíritus que son de Israel. Sois el mismo pueblo que en aquel Segundo Tiempo me recibió en su seno y escuchó mi palabra a través de Jesús; el mismo pueblo, al que penetré en día como éste, en busca de su corazón, ahí donde se hallaba reunido para elevar su culto, por medio de sus tradiciones al eterno.
25 A ese mismo pueblo, que sois vosotros, he venido a buscar en este instante y si en aquel Segundo Tiempo, no penetré en la ciudad material, sino a vuestro corazón; hoy, os digo: no es tampoco una ciudad material la que busco, no es una tierra; es la unión de los espíritus del pueblo escogido de mi divinidad, es el corazón de vosotros, en el cual penetro, para recordaros mi pasión que es eterna; porque mi pasión, que es sacrificio y es amor, es eterna.
26 Pueblo, siempre me veréis pendiente en mi cruz de amor, derramando eternamente mi sangre que es esencia de vida sobre vuestro espíritu; y si aún esperáis en cada año, estas albas para conmemorar estos acontecimientos divinos y humanos; tiempo llegará, en que estas tradiciones, desaparezcan; en que esta recordación anual, también desaparezca, ¿por qué, mi pueblo? Porque entonces no será una semana en cada año la recordación, será mi pasión eternamente presente en vuestro espíritu y corazón, en cada día, en cada año y en todos los tiempos en medio de la eternidad; entonces, no dejaréis que yo solamente viva mi propia pasión, por vosotros; sino que cada uno de vosotros, vivirá su propia pasión en mi pasión: de sacrificio, de amor espiritual, de redención por los hombres, de caridad entonces, no estaréis viviendo y muriendo por los demás en determinados días, viviréis para amar a vuestros semejantes siempre; les amaréis en toda hora y en todo momento, pueblo, como yo siempre os amo con mi pasión divina; como yo siempre estoy derramando gota tras gota mi sangre, como vida, sobre todas las criaturas.
27 Entre esta pequeña porción, de pláceme me encuentro. No contemplo gentiles, ni paganos, escribas, ni fariseos e hipócritas; no descubro entre vosotros, a los mercaderes en mi casa. Bien habéis comprendido mi anhelo y mi orden divina; y habéis posado vuestra planta, con firmeza en la senda. No estáis en la cima de la perfección, pero estáis en mi camino.
28 Os vengo a alentar, mis discípulos, para que prosigáis, porque habéis dado una muestra al Padre, en esta alba de gracia, de vuestro adelanto, de vuestra espiritualidad. No habéis edificado con vuestras manos, un templo de cantera para vuestro Dios. No habéis traído de los diferentes puntos de la tierra, las que consideráis riquezas existentes de este mundo para engalanar el templo; ni siquiera habéis traído en vuestras manos las palmas y olivos, con que me recibisteis en aquel Segundo Tiempo; habéis traído, sólo el espíritu y el corazón; en el espíritu, vuestra conciencia, la que siempre se confiesa delante de mí, para decirme: Maestro, no encuentro en mí, un acto perfecto y digno de ti, pero aun así te busco, te sigo y te necesito.
29 No habéis venido, para decirme que me amáis; porque habéis llegado a comprender, que amar a Dios, es un acto sublime; y por instantes, no creéis amarme, os sentís pecadores e imperfectos, os sentís indignos de mí; a medida que penetráis en mi obra y en mi doctrina, os sentís más pequeños y me miráis más grande; y os digo, mi pueblo: vosotros, no creéis amarme y yo, sí siento el calor de vuestro espíritu en mi regazo; yo sí contemplo en el fondo de vuestro espíritu, la humildad y la claridad en vuestra conciencia y por eso os estrecho en un abrazo lleno de amor divino; abrazo, en el cual el Padre y los hijos, se funden; abrazo, en el cual el Maestro, estrecha a sus discípulos, con amor infinito; con amor tan sublime, que vuestra mente humana, no alcanza a comprender. Porque es vuestro espíritu, el que me ama; el que se levanta sobre las debilidades de la carne, para invocar perdón; a pedir mi fuerza, para vencerlo todo en el camino.
30 Y en esta lucha interior de vos mismo, en estas tempestades por las cuales atravesáis, orando, velando y luchando, me demostráis el amor, porque no queréis manchar más vuestra alma ni estacionar al espíritu, no queréis contemplaros ya en el abismo, en la rutina, en el estancamiento; queréis contemplaros en espíritu, marchando presuroso, firme, sano y libre también, de todas las influencias superfluas, avanzando por esta senda preciosa de la Verdad y del amor y en ello, me demostráis vuestro amor.
31 Cuando llegáis ante mi presencia, por medio de la oración o al escuchar mi santa palabra, entonces vuestra conciencia os presenta vuestras faltas y vuestro espíritu solloza, vuestro corazón siente el sufrimiento que habéis inferido a vuestro hermano, a vuestros mayores, a vuestros padres; al mal ejemplo que hayáis dado a vuestros hijos, a la falta de caridad que hayáis tenido con vuestros hermanos, la falta de humildad que hayáis tenido con los demás; vuestra conciencia, en ese instante, os reclama, os hace llorar; y ese llanto, ese sufrimiento que sentís por haber ofendido a vuestro semejante, por haber faltado ante mí es una prueba de que me amáis, de que me reconocéis.
32 Sí, todavía os falta firmeza para perseverar en el amor, en el perdón y en la caridad; mas, yo soy la fuerza, soy la vida y la luz. ¡Venid a mí incesantemente! Y en mí, siempre encontraréis, esa fuerza para perseverar; y la perseverancia en el bien, será siempre baluarte, vuestro bienestar en esta vida; será vuestra paz, en este mundo y será vuestra gloria en aquél más allá. ¿Veis como sí me amáis, mi pueblo?
33 También lucháis por derramar amor, caridad y bien en la senda de vuestros hermanos; y la lucha de vuestro espíritu y de vuestro corazón, es muy grande; porque vuestros hermanos, se oponen a vosotros y encontráis adversarios a cada paso y no os dejan amar libremente a vuestros hermanos; tropezáis a cada instante, con la ingratitud, con el egoísmo, con la dureza del corazón, con la incomprensión, con el ambiente de perversidad que os envuelve; y hay instantes, en que os ocultáis tras una de vuestras cárceles sin poder salir de ella, para practicar el amor y la caridad; porque las puertas de los corazones, se cierran para vos; y entonces se acobarda vuestro espíritu, vuestra mano se cierra para negar el don y la conciencia os reclama; y cuando el reclamo llega a ser muy grande; entonces, traspasáis los umbrales, vais en busca, de los que no os llaman, esperáis también, a los que vienen en busca de vosotros, y entregáis el bien y la caridad. Unos, la reciben; los otros, no. Unos, la compensan con la gratitud; y otros, con la ingratitud.
34 Y así vais luchando, caminando y avanzando; y el Maestro, os alienta: ¡proseguid, mis hijos! No esperéis el pago en la tierra, no esperéis la cosecha en este mundo, aun cuando de cierto, os digo: yo muchos alicientes os daré, del galardón que tengo preparado a vuestro espíritu, en el más allá anticipo un átomo de él, en esta tierra; sólo para que a vuestro espíritu y corazón, les sirva de estímulo y de aliciente para proseguir en el camino recto trazado por mí; porque si vuestro espíritu, no recogiera algunas satisfacciones en este mundo por su lucha, él desfallecería; pues mora en una carne y la carne, siempre es frágil. Por tanto, yo siempre os he alentado en el camino; y siempre os alentaré, para que lleguéis hasta el final.
35 Todavía en el año 1949, venís a conmemorar mi pasión divina; mi pasión que no habéis vivido aún, porque todavía no habéis sido los maestros del amor; no habéis vivido todavía mi pasión, mis discípulos, porque no habéis sido juzgados, porque no habéis tenido vuestro cadalso, ni vuestra cruz; mas, cada uno, de los que me sigan hasta el final, vivirá mi pasión, sufrirá y morirá por causa de esta obra, por amor a los demás; pero os digo, mi pueblo: el dolor, el padecimiento, no será por sí mismo, será por los demás. De este sufrimiento, tenéis una pequeña prueba en los padres y en las madres; cuando ellos contemplan descarriado al hijo, cuando le ven enfermo, cuando le sienten distante; cuando el hijo es ingrato para con ellos, aquellos corazones sienten un profundo dolor, semejante al dolor que Jesús, sintió; mas no es dolor por ellos mismos, es dolor por los hijos; porque los padres, se olvidan de sí mismos, sufren, se entregan y mueren, por amor a los que aman; por amor, a los que son parte de ellos mismos.
36 El padre y la madre, tienen su pasión en la tierra, en la existencia humana: ellos enseñan, guían, aman y se sacrifican dan todas las pruebas de su abnegación, no sólo su sangre, su carne, sus huesos, su corazón y aún su espíritu también ellos, tienen su cruz; después de sus caídas, su cáliz de amargura de hiel y vinagre; y aún en el último instante, próximos a entregar el último suspiro, sus últimas palabras son como la última gota de sangre que vierten sobre los seres amados, sobre las criaturas que fueron carne de su carne y hueso de su hueso.
37 A vosotros, solamente os preparo para esta pasión humana. Yo os preparé con mi doctrina espiritual, a través de los tiempos, para esta pasión espiritual: para vivir, padecer y enseñar, amando con: pensamientos, palabras y obras a todos vuestros semejantes.
38 Vengo a darle a vuestro espíritu, universalidad, para que no sintáis amor sólo por los que os pertenecen por la sangre; sino que sintáis amor, por todos vuestros semejantes; que vuestro espíritu, los reconozca a todos como a sus verdaderos hermanos y como hijos de un solo Padre universal; y si el amor del Padre, es universal, porque todos los espíritus de él brotaron; el amor de los espíritus, también debe ser universal. Debéis amaros todos, sin distinción alguna.
39 En el espíritu, no existen linajes, castas, razas, ni diferencia de lenguas. Yo no he hecho un espíritu mayor que el otro, les he dotado por igual; y si todos, ¡oh mis hijos espirituales! Os pesaseis en la balanza de mi justicia y de mi amor, veríais: que todos pesaríais igual.
40 En cada uno de mis hijos, he depositado los dones necesarios, para recorrer la senda de su destino; y si los dones que he entregado a unos, son distintos de los otros, es porque cada quien, los manifiesta, de acuerdo a su evolución, a su desarrollo y afinidad; mas en el valor, son iguales.
41 Si ahora en este tiempo, los unos se levantan por sobre los otros y unos son ricos y otros pobres, si unos tienen adelanto y los otros son rudos, no es ésta vuestra única existencia como humano, ni es la única oportunidad. El camino del espíritu, no puede ser tan corto.
42 Y en verdad, de cierto, os digo: unos se adelantan y los otros se detienen; después, los adelantados, se detienen y los retrasados adelantan y así, en la senda de la evolución, del progreso y del perfeccionamiento espiritual, todos van caminando, todos van transitando; y todos, llegarán a la meta. Un solo espíritu, no se quedará a la medianía del camino, todos llegarán a mí, porque ésta es mi voluntad; y mi voluntad, es: de justicia, de amor y de perfección.
43 ¿Quién no me ha sentido en esta alba de gracia, en el fondo de su corazón? ¿Quién no ha sentido en su espíritu, mi caricia de Padre y de Maestro? He penetrado muy hondamente en vosotros y sentiréis esta presencia, unos instantes más, para que esta conmemoración que no es una tradición entre vosotros sea una lección más, sea una palabra más para vuestro espíritu, sea un conocimiento más que adquirís dentro de mi obra.
44 Yo escucho la voz de vuestro espíritu y también el clamor de vuestro corazón. No todos estáis sanos; no todos habéis encontrado en la fuente de salud que es mi doctrina; la salud completa, ya sea para vuestro espíritu y alma o para vuestra materia. La fuente ha brindado las aguas de salud y de vida, esas aguas se desbordan a cada instante, corren en espera de los enfermos, en espera de las manos presurosas que con ahínco las tomen para ungirse.
45 ¿Qué es lo que espera el Padre, para que la salud sea completa en vuestro espíritu, alma y materia? Solamente vuestra perfección no sólo fe; además de la fe, un verdadero esfuerzo en cada uno de vosotros, por la regeneración, enmienda y espiritualidad. Y entonces, al instante, ¡oh! Mis hijos muy amados, las aguas que se desbordan de esta fuente de salud, habrán dejado sano vuestro espíritu, alma y materia.
46 En esta alba de gracia, invisiblemente me place ungir a mis hijos. Quiero daros una prueba más materializando mi amor, sanando vuestro cuerpo; y en cortas albas, os levantaréis llenos de gratitud, de fortaleza y de ahínco, por esta senda bendita que yo os trazo a cada instante.
47 Mas, hay también quienes me cumplen, quienes trabajan, quienes luchan por no manchar su vestidura en el camino; y sin embargo, el sufrimiento es en su espíritu o en su carne. ¿Quién no lleva una cruz sobre sus hombros? ¿Quién no lleva en sus labios, un cáliz de amargura? Pero, os digo: este cáliz y esta cruz, no son eternos, tampoco son restituciones que sólo vuestro espíritu acepta, porque él reconoce y comprende. Mas sobre estas restituciones yo derramo mi consuelo, la esperanza y mi ayuda divina. Avanzad por el camino verdadero, mis hijos; y la salud completa y perfecta, será en vosotros para que podáis levantaros por los caminos de la tierra: enseñando mi obra mas no enseñando lacras, ni flaquezas, ni enfermedad; sino llevando el bálsamo en vuestro espíritu y reflejando salud también en vuestro cuerpo entre los hombres, sorprendiendo a la humanidad con vuestro bienestar, con vuestra paz y salud. Para esos tiempos, os preparo.
48 Entonces, apurad con paciencia el cáliz de amargura y llevad con paciencia esa cruz invisible, porque vosotros, también tendréis que reconocer, la restitución que pesa en toda la humanidad; sois los que comprendéis el misterio de estos acontecimientos, sois los que podéis apurar con paciencia, el dolor de faltas pasadas, restituciones de tiempos pasados.
49 Pero el mundo ¿acaso comprende estas faltas? El mundo, se impacienta, ante su propio dolor, blasfema y también reniega; y los hombres, quieren poner un hasta aquí a su dolor, a su restitución.
50 Mas, cuando contempléis la restitución que pesa sobre el mundo, no digáis: ese dolor les purifica . No estéis conforme al contemplar que ellos sufren para lavar sus manchas, ¡no! Mis amados: ¡ayudadles con vuestra oración! Ayudadles con el peso de su cruz y endulzad un poco también su cáliz de amargura: llevándoles la luz haciéndoles comprender la restitución que sobre ellos pesa; para que penetrando por la senda del arrepentimiento, de la regeneración, de la espiritualidad y la conformidad, puedan despojarse de ese fardo de errores que vienen arrastrando siglo tras siglo.
51 Pueblo de Israel: ¡velad por el mundo! ¡Velad y orad por todo el universo ¡rogad, no sólo por los hombres; sino también por los espíritus! Tenéis una gran potestad. La oración y la elevación del pueblo de Israel, son grandes. Haced uso de este don, de esta arma, de esta gracia, mi pueblo, para que llevéis la paz al mundo, el bálsamo a los enfermos; y llevéis también, a los espíritus desencarnados, necesitados también de paz en su turbación la luz de vuestra oración, el mensaje de vuestro espíritu, de este pueblo de Israel.
52 Recordando siempre, desde los tiempos de Jacob, el tronco de este linaje, el Padre pudo decirle a él: yo os entregaré una simiente, un pueblo tan numeroso como los polvos de la tierra, como las arenas de la mar, como las estrellas de los cielos; y en esos vuestros hijos, en esas simientes, serán benditas las naciones y los pueblos de la tierra. Hoy, en este Tercer Tiempo, os digo: no sólo los pueblos de la tierra serán benditos por vosotros, también en el más allá, las legiones espirituales, serán benditas por vuestras oraciones.
53 Se acerca un alba de advenimiento espiritual. Yo le concederé a las grandes legiones de espíritus, de distinta índole, de distintos grados de espiritualidad que se comuniquen con vosotros de espíritu a espíritu, que moren por un instante cerca de vosotros; y en esos instantes de gracia, en ese advenimiento espiritual, vosotros, con la unión de vuestro pensamiento, con la luz y la unión de vuestro espíritu, les entregaréis un abrazo, un ósculo fraternal, una bienvenida a vuestro espíritu, pensando que un día, estaréis con ellos, en la morada espiritual.
54 Así os preparo, Israel; mas, ya que he derramado mi bálsamo entre vosotros, id en busca de los enfermos, una vez más; de los enfermos del cuerpo, de los enfermos del alma, los confundidos del espíritu. Haced obra de caridad en ellos y convertid su dolor, en alegría.
55 He llenado de paz vuestro espíritu y quiero que esa paz, no salga de vuestro corazón. Convertid vuestro hogar en un santuario y que esta paz, no salga de él. Que todo aquel necesitado que penetrase en vuestro hogar, que la sombra de vuestra techumbre sea como un manto para él; y el instante que more entre vosotros, sea de luz; y la gracia que yo deposito entre mi pueblo de Israel, y de la cual sois poseedores, sea también en vuestros semejantes; porque Israel, con su vida dará ejemplo y será cual espejo limpio entre los demás.
56 Ha mucho tiempo, os he profetizado la llegada de los hombres de otras naciones entre vosotros. ¡Cuán pocos, son los que han llegado! ¡Cuánto mi mano los ha detenido todavía! Pero en el instante de vuestra preparación, cuando yo contemple que Israel, ha asimilado mi enseñanza y no la lleva sólo como una teoría en su entendimiento, ni como una verdad en sus labios; sino que la practica con su espíritu y corazón entonces, yo permitiré que el mundo venga entre vosotros, los que formáis esta segunda Jerusalén espiritual; y en esta nación que representa la nueva Sion, el mundo encontrará la explicación, la contestación a su interrogación; la solución para sus conflictos, el alivio para sus males y la luz para sus misterios.
57 Mirad, pueblo, que mucho tendréis que purificaros aún, que mucho tendréis todavía que evolucionar y espiritualizaros para que esta profecía pueda ser cumplida, para que esta nación pueda ser un ejemplo de paz y de luz en el mundo entero; para que pueda ser como un puerto de salvación, todavía tendréis que luchar, preparar a las nuevas generaciones, velar cuidadosamente por vuestros hijos, porque en ellos, es mi voluntad manifestarme al mundo. No sabéis si sea ya en vuestros hijos o en vuestros nietos; pero he aquí que el Maestro, os dice: sed celosos de mi obra, sed celosos de ellos mismos.
58 Dejo estas generaciones tiernas, a vuestros hijos y nietos, como pequeñas parcelas, como tiernas plantas para que las cuidéis, para que crezcan, florezcan y sus flores sean hermosas y sus frutos llenos de vida y su simiente sea fecunda; mas nunca vana. Y entonces, cuando los hombres de otras naciones penetren entre vosotros, no encontrarán en el seno de este pueblo, a los hombres letrados ni científicos, a los teólogos ni filósofos; pero encontrarán en Israel: a los espiritualistas, a los profetas, a los que practican un culto perfecto a la divinidad, a los que saben comunicarse con su Maestro y recibir por medio de esa comunicación, las grandes revelaciones y las más elevadas inspiraciones. Encontrarán entre vosotros, un bálsamo que todo lo sana; y que ese bálsamo, es: el amor espiritual.
59 Penetrarán los hombres en vuestra existencia humana, Israel, y encontrarán en ella: virtudes, honradez y moral. Escudriñarán vuestras instituciones y verán que vosotros las respetáis; y no profanáis lo que el Padre ha instituido, como legislaciones divinas y como legislaciones humanas; y entonces, ellos morarán entre vosotros, sanarán también sus males; entre vosotros, su espíritu despertará y por mí será heredad o. Yo, por el conducto de vosotros mismos, heredaré al mundo.
60 Lo que vosotros, depositéis en vuestros hermanos, en ellos será; y ellos se levantarán también, no en vuestro nombre, sino en mi nombre; pero estimulados por vuestro ejemplo, por vuestras prácticas, por vuestra espiritualidad; y allá, en sus naciones, en sus pueblos, también ellos serán cual precursores, profetas, videntes, labriegos, apóstoles. Y ellos llegarán a los altos palacios y a las pobres chozas; y en las calles y plazuelas, su palabra resonará y sus hijos serán también como un fiel testimonio.
61 Por eso, Israel; ¡preparaos! ¡Espiritualizaos! Y contemplad: que si en años pasados esta conmemoración, yo la manifesté en otra forma; hoy la habéis tenido espiritualmente, para que sepáis que la Jerusalén del Segundo Tiempo, la que yo busqué, sobre la cual lloré en aquel tiempo, diciendo: “¡Jerusalén, Jerusalén, si en verdad supieseis quién es el que ha venido aquí! No era la ciudad material, no eran los corazones; sino eran los espíritus, a los que a través de Jesús, buscaba.
62 Vengo comunicándome, por el entendimiento del hombre, en busca de la segunda Jerusalén. No vengo buscando la ciudad material ni a las carnes, sino a los espíritus que a mi me pertenecen, para mostrarme en forma espiritual, intangible e invisible para el cuerpo humano, pero visible y tangible para vuestro propio espíritu.
63 Y en esta semana de conmemoración, me tendréis espiritualmente; para que sólo vuestro espíritu reciba mi esencia y mi presencia; y no sean los ojos de vuestra materia, los que se abran para contemplar la representación de mi pasión, ¡no!; sino que vuestro espíritu, consciente, unido al de todos los demás, allá en lo espiritual, escuchéis la voz de Cristo, del Maestro de maestros, del Espíritu Santo que se derrama a torrentes sobre vuestro propio espíritu.
64 ésta es la lección de mi enseñanza, ésta es mi palabra en este día de gracia, en el cual mi espíritu divino, ha penetrado profundamente en vuestro corazón; pisando, no los mantos que vosotros tendisteis en aquel Segundo Tiempo a mi paso; sino pisando sobre el sentir de vuestros corazones que con vuestro amor forman mi blanca ciudad penetrando en el fondo de ellos, como en un santuario; pues ahí, en el fondo del corazón de Israel, haré mi santo cenáculo; reuniré a todos los discípulos, los cuales no serán doce, sino que serán todos aquellos que en día de conmemoración penetren en mi cátedra; y en ellos, será mi cuerpo y mi sangre. El pan y el vino, es: mi palabra y su esencia la que viene a daros una vez más vida eterna, ¡oh! Israel, que una vez más me habéis tenido y me habéis comprendido por el espíritu.
65 Voy ascender mi rayo divino de entre vosotros, penetrad en oración por los demás pueblos que están en las religiones de este mundo, en las sectas e ideologías; mas, no para que les juzguéis, porque vuestras prácticas todavía no son perfectas; vuestra comprensión de mi obra, no es plena y vuestro cumplimiento de la Ley, no es absoluto. Sois como todos los que van caminando por las sendas espirituales que conduce n a mí: párvulos y discípulos pero vosotros, elevad vuestro espíritu, en oración por todos; pues los espíritus me buscan, todos me reconocen como un solo Dios, como un solo principio y una sola esencia.
66 A nadie juzguéis más ignorante, más imperfecto, más retrasado que vos. Ya es tiempo, de que no busquéis la unificación de espíritu, sólo con el pueblo de Israel; ¡elevaos y buscad a todos los espíritus, unificaos a todos, reconociéndolos a todos, estrechándolos a todos, porque ésa es mi voluntad! En este día de gracia: yo os bendigo y os perdono. ¡Os amo mucho, pueblo bendito de Israel!
¡Mi paz, sea con vosotros!
77. Domingo de resurrección
Domingo 17 de abril de 1949
1 Mi paz sea con vosotros, pueblo de Israel. Pueblo de todos los tiempos que lleváis en el espíritu, grabada la enseñanza de Jehová que os dio por conducto de Moisés. Vos, que lleváis la enseñanza de Jesús en el Segundo Tiempo, como legado. Vos, que habéis recibido la herencia del Tercer Tiempo: luz de mi Espíritu, de la sabiduría perfecta del Padre.
2 Sí, pueblo bendito, yo estoy acrisolando vuestro corazón, os estoy preparando para los tiempos venideros, porque vos habéis de quedar en mi lugar.
3 En estas albas, habéis tenido la conmemoración de mi pasión en la tierra, más espiritual que en los tiempos pasados, pues yo he hablado a cada espíritu; yo le he hecho sentir la grandeza de mis ejemplos y en verdad, no ha sido menester que yo haga representación de los acontecimientos que fueron en aquel tiempo. Todo está escrito en vuestro corazón, todo lo sabéis por el espíritu.
4 Si vuestra materia es ignorante, si ella ha nacido en este Tercer Tiempo, sí ella no contempló con sus ojos a Jesús; vuestro espíritu encarnado en el Segundo Tiempo, contempló con sus ojos ávidos y sorprendidos, llenos de asombro, contemplaron mi pasión, mi camino ejemplar desde que yo di principio a la jornada humanizándome en Jesús, hasta que hubo terminado y entregué el cumplimiento al Padre Celestial.
5 Os dejé como herencia: mi sangre, mi amor, mi sabiduría. Tenéis como legado: mi humildad. Contemplasteis pueblo, que nací entre los hombres en el seno de familia humilde. Contemplasteis que no tuve sobre la tierra ni un techo propio, nada poseí aún que yo era el dueño y yo soy el señor y he formado todas las cosas.
6 Pueblo de Israel: he venido a enseñaros la humildad. He venido a enseñaros cómo se vive, cómo se ama y cómo se cumple la Ley del Padre y en cada uno de mis pasos, contemplasteis perfección. No comprendisteis al instante la grandeza de aquel Maestro sino hasta pasado el tiempo, cuando recordasteis los pasajes, cuando mi palabra volvía a vuestro pensamiento; cuando vuestra memoria se posaba en la vida de aquel que había nacido entre vosotros, regando vuestro corazón con amor, perdonando todos vuestros pecados hasta entonces, pueblo, comprendisteis que yo era el mismo Padre.
7 Aún cuando muchas veces, os dije: “el que conoce al Hijo, conoce al Padre.” “el que me recibió, recibió a su señor.” no comprendisteis esas frases; no conocisteis, que en aquella voz, estaba la palabra de Dios; y en aquella materia, se ocultaba el creador.
8 Pasados los tiempos comprendisteis en la grandeza de aquel que os hablo con amor, toda la grandeza de mi obra.
9 Hoy en el Tercer Tiempo, me tenéis nuevamente comunicado por el entendimiento humano. Muchas veces habíais dudado, aun estando conmigo habéis dudado por instantes, mi pueblo, me habéis atribuido imperfección; me habéis preguntado por qué se ha desarrollado de esta manera la obra del Tercer Tiempo y el Padre, os dice: yo he venido a servirme de vos, del entendimiento del hombre, del espíritu encarnado, para dar a conocer mi enseñanza del Tercer Tiempo.
10 Mas, sólo os he preparado durante este tiempo y mi manifestación divina, perfecta será después del año 1950, cuando el espíritu se eleve a mí más y más; cuando podáis traducir de Espíritu a espíritu, con mayor perfección que lo hacéis ahora: mis mandatos, mis inspiraciones y mi voluntad divina.
11 Pero aun en esta forma: comunicado por el entendimiento del hombre os he revelado un caudal de sabiduría, os he hablado en Espíritu y en verdad y he manifestado mi perfección.
12 No todos los hombres han creído. Mas, no temáis, pueblo amado, el corazón del hombre es incrédulo por naturaleza; la duda vive en el fondo del corazón, pero en verdad, pasados los tiempos, contemplaréis la grandeza de mis manifestaciones y entonces comprenderéis mi amor y comprenderéis la grandeza de mi palabra a través del hombre.
13 Entonces comprenderéis: ¡cuánto me he inclinado hacia vosotros! ¡Cuánto he descendido para hacerme comprensible por vos! Ya que vos, no habéis querido elevaros a mí, yo he venido a vosotros; yo os he buscado; he llamado a las puertas de vuestro corazón por primer a, segunda y tercera vez he sido el peregrino necio, el peregrino hambriento de amor, de concordia en vosotros y de paz en la tierra.
14 Mas si yo he traído en mi advenimiento, un caudal de prodigios y de dones para vosotros, he venido a ratificar los dones del espíritu adormecidos en el fondo de él; he venido a despertar los sentimientos que moraban en el fondo de vosotros mismos. Habíais tomado el camino torcido, os conducíais por una senda que os llevaba al abismo; y he venido a aderezar vuestro camino; y cuando os contemplé en el camino equivocado, yo, descendí para tomaros de la mano y llevaros al buen camino.
15 Yo velo por la humanidad, ella me muestra su llaga. Es como un enfermo cubierto de lepra, desde el cráneo hasta la planta; yace en su lecho de dolor; gime y llora y se lamenta, pero no ha vuelto sus ojos hacia mí; no ha querido reconocer: que en mí está el bálsamo, que en mí está la paz, que en mí está la luz.
16 Ha degenerado la humanidad, yo la contemplo: manchada, impura, enferma hasta la raíz de su corazón todos los gérmenes del mal, han crecido entre la humanidad y hoy dan frutos y flores negras.
17 Yo vengo con la hoz divina a cortar, yo vengo a depurar el corazón, vengo a regenerar a la humanidad; vengo a devolverle la vida que ha perdido; vengo a darle el camino, la morada también del espíritu, la eterna morada que ha tiempo poseeréis por siempre: el seno de Abraham, el seno mismo del Padre mi corazón, pueblo de Israel, que he venido a ofrecéroslo, como en todos los tiempos, para que moréis por siempre en mí.
18 Os he dado la Ley; la he multiplicado en sus preceptos; así como habéis multiplicado vuestros pecados, humanidad.
19 He venido a entregaros los preceptos de mi Ley por conducto de Elías a través de Roque Rojas en 1866 para que os prepararais a mi llegada y os comencé a hablar en palabra humana desde el año 1884 y os hablaré hasta el año 1950 por conducto del entendimiento humano, para que podáis comprenderme en Espíritu y en verdad.
20 Estáis en el tiempo del materialismo, el de mayor perversidad, el del estancamiento, por eso mi palabra, se hace paciente entre vosotros. He repetido mis lecciones una y mil veces y como el buen cincelador, he tocado vuestro corazón una y otra vez. Pero ha sido porque lo he encontrado endurecido como la roca, más quiero ablandarlo y modelarlo.
21 Quiero hacer de vuestro corazón, el de un apóstol; quiero dejaros en la tierra, en representación de mi divinidad. Mas para esto, pueblo, ¡cuánto tenéis que caminar aún; cuánto tendréis que prepararos!
22 Os contemplo dando los primeros pasos dentro del camino preparado por mí y el tiempo está muy avanzado; habéis dejado pasar los días, los meses y los años. Habéis esperado el año 1950 para prepararos. Los unos contemplaban muy lejano ese año y el tiempo corría y se acercaba 1950. Muchos de vosotros no habéis trabajado todavía.
23 Los dones, están latentes en vosotros, pero no los habéis reconocido; no habéis desarrollado vuestro espíritu, os habéis conformado con oírme y deleitaros con mi palabra, con dulcificar vuestro corazón y sentir mi paz interna en vosotros. Mas, yo os daré la oportunidad de trabajar.
quiero contemplaros a todos cumpliendo, como buenos labriegos; ya están preparadas las tierras, correspondientes a vosotros; yo las he purificado, mi labor incesante es para daros ejemplo; yo trabajo incesantemente mientras vosotros dormís; mientras dejáis pasar el tiempo, el Padre trabaja, el Maestro cumple; sólo vosotros os detenéis y sentís el cansancio, y ¿por qué, pueblo amado? ¿Acaso estáis cansados de derramar el bálsamo en el enfermo, o de dar la palabra de consuelo al que sufre? No, pueblo de Israel: vuestra carga, es vuestro pecado.
24 Yo contemplo al corazón cansado de este mundo, cansado de sus engaños, cansado de la mentira que este mundo tiene en su corazón. Por eso os he venido a poner en mi camino; y os he dicho: desconoced la mala influencia de este mundo, no os dejéis conducir por esa voz engañosa, porque ese camino os lleva al abismo; venid a mí, el camino que yo os ofrezco, no es el camino adornado y florido de los hombres. Mi camino: es el del sacrificio, de la renunciación pero es el verdadero camino, es el del cumplimiento que he señalado a todos los espíritus.
25 Os llamo, mi pueblo, y mi voz no cesa de llamar a la humanidad entera; mi voz desciende a todas las conciencias y las encuentro más duras que la roca; pero trabajo, pueblo; mi paciencia divina, es infinita.
26 Si vosotros, sois limitados, si vuestra paciencia es pequeña y se agota; mi paciencia, no tiene fin; sigue esperando a la humanidad, sigue preparándola, sigue derramando sobre ella el bálsamo que necesita, la luz que ha de conducirle al puerto seguro y la enseñanza que ha de llenarle de sabiduría y de verdad.
27 Muchas religiones, muchas doctrinas y sectas hay en este tiempo; doctrinas, que en la superficie parece que tienen luz, pero en el fondo tienen el egoísmo, la ambición y muchas imperfecciones, en verdad.
28 Por eso he venido yo, para llamaros, para convenceros, para invitaros a caminar en mi camino, para que cada uno de vosotros, sea una voz que se levante dando el alerta a la humanidad, y hablando con verdad, abriendo los ojos del espíritu, tocando el corazón para sacarlo de la rutina en que ha caído.
29 Cada uno de vosotros, es: un emisario de mi palabra, un mensajero de mi paz, un soldado que conoce mi Ley y mis mandatos y que ha de cumplirlos en el camino.
30 Mas, ¿cuándo os prepararéis de esta manera? Os he probado durante estas albas y he contemplado debilitar a unos; habéis sentido el grave peso de la cruz de vuestro cumplimiento y por instantes habéis blasfemado y no habéis contemplado, pueblo, que vuestro Maestro ha llevado sobre su hombro la cruz de todo el pecado de la humanidad y que a veces os pidió tan sólo que fueseis cireneo, que ayudaseis a vuestro Maestro con la pesada cruz que la humanidad pone sobre su hombro.
31 Mas, yo os liberté, de ese peso; yo os he dado la paz, yo os he hablado en alba pasada, pues Jehová está en mí, yo soy: el Verbo de él y mi palabra, ha venido a libertaros de vuestro fardo y os he dado mi paz y mi luz a raudales. Mas, si queréis contemplarme, ¡preparaos en espíritu, abrid vuestra mirada espiritual y contempladme en verdad, en Espíritu.
32 He contemplado, pueblo amado, que mis lecciones penetrando en vosotros, han dado frutos en los últimos tiempos. Esa espiritualidad que os estoy enseñando, os ha elevado más y más; vuestro espíritu, ha despertado y me tenéis muy cerca de vosotros.
33 Yo soy la vida, pueblo, yo soy la resurrección. Soy el árbol y vosotros las ramas de este gran árbol; vosotros sois vivificados por mi savia divina. ¿Quién de vosotros, podría vivir desprendido del árbol de la vida? ¿Quién de vosotros, podría vivir lejos de mí? Nadie pueblo de Israel, yo soy vuestra vida, vuestro pan, vuestra luz.
34 Muchas pruebas vendrán sobre vosotros. Nada os apartará ya de mi camino, atados estáis a mi Espíritu, no por el pacto que habéis hecho en este Tercer Tiempo, sino por el pacto que habéis formado en todos los tiempos, porque vos, pueblo de Israel, sois el hijo escogido, en quien he derramado todas mis complacencias, el que habéis conocido mi voluntad. Vos sois el hijo amado que no ha querido reconocerme; pero, aun en el Tercer Tiempo, yo os doy oportunidad de cumplimiento y os llamo una vez más el Hijo escogido, la familia de Israel, la que ha conversado con su Padre Celestial en todos los tiempos; el poseedor de mi sabiduría y de todas mis revelaciones. Vos, pueblo de Israel, que todavía no os reconocéis a vos mismo, pero que habéis de reconoceros en corto instante.
35 Yo formaré en derredor vuestro, pueblo, un ambiente espiritual, una aureola que ha de envolveros y no ha de dejaros hundir en el materialismo humano. Huid de él, huid de la corriente que conduce a esta humanidad que no sabe a dónde va; y detened en su apurado paso, a los espíritus.
36 Id en pos de los náufragos, detened con vuestra potestad, esa avasalladora avalancha que lo arrasa todo. Dad en vuestro camino la voz de alerta. Una palabra mía en vuestros labios, estando preparados, detendrá en su carrera a muchos espíritus, cerrará muchos abismos, salvará a muchos corazones.
37 ¿Sabéis acaso, el poder de mi palabra? ¿Habéis reconocido vuestra propia potestad? Pues si la habéis reconocido, hacedlo en mi nombre, llevad la buena nueva a los corazones, convertidles a mi palabra; mas, sed prudente y antes de hablar, preparaos.
38 Mas, antes que hablar con mi palabra, hablad con los hechos; imitadme, pueblo, en la paciencia y en el perdón que he tenido para con la humanidad. Imitadme, pues vos sois mi discípulo; yo os confío a esta humanidad. Sí, una parte de mi obra la dejo en vuestras manos para que vos trabajéis y os salvéis. Es una pequeña parte tan sólo, pues vuestro espíritu es limitado; todo lo demás yo lo haré, yo he de realizarlo por mi amor, por mi poder, por mi gran caridad a la humanidad.
39 El Padre, nunca ha descansado, ya que siempre trabaja. él ha contemplado cómo la humanidad ha salido de los límites del camino verdadero, como ha tomado los senderos inciertos, cómo ha huido de su Ley y ha dejado avanzar su justicia sin tomarla en cuenta.
40 Yo he permitido que la humanidad experimente lo que ha sembrado, que saboree los frutos que ella toma; lo que este mundo le ha ofrecido y que ha utilizado erróneamente, harta puede encontrarse de ellos, pues son frutos: de amargura, de dolor y de muerte.
41 Yo la espero, la humanidad volverá a mí en corto instante al contemplar que sobre la tierra, no está aquel que ha de salvarla. Volverá su mirada hacia mí y ha de encontrarme presto. Yo tan solo espero su oración para derramar sobre ella el bálsamo, la paz, la luz de mi Espíritu.
42 Quiero envolver a esta humanidad en mi manto de amor y hacerla reconocer mi grandeza, mi caridad hacia ella. Vos seréis, pueblo, mi colaborador; vos seréis aquel que prepare a los corazones; los unos serán precursores. Yo, en verdad, recibiré a los corazones que vosotros me presentéis y en ellos escribiré. Yo les pulimentaré, y les hablaré y conmoveré las fibras más sensibles de su ser.
43 Todo será armonía dentro de mi obra, después de ese gran caos que se aproxima; yo daré la Ley a cada espíritu, yo señalaré el camino; yo daré al hombre, mil oportunidades de cumplimiento, para que se salve por sí mismo.
44 Sí, pueblo y cuando ellos contemplen el poder de mis dones, ¡cuánto van a amarme! ¡Cómo vais a reconocerme, pueblo, cuando contempléis mis profecías y mi palabra cumplidas! ¡Cuánto vais a recrearos vos, que tenéis en vuestro corazón mi enseñanza, mis profecías, mis anuncios, cuando contempléis en el camino de vuestra vida, todo cumplido!
45 Entonces, pueblo de Israel, vais a postrar vuestro espíritu ante mí, vais a llorar vuestra duda, vais a mesar vuestros cabellos, al contemplar vuestra necia incredulidad; y ese llanto, va a elevaros, ha de elevaros más a mí; y yo, he de derramar mi Espíritu sobre vosotros.
46 ¡Bienaventurados los que creen sin ver! Así como dije a Tomás. ¡Bienaventurado, el que no me ha pedido en este tiempo el don de la videncia, para contemplarme y poder creer en mi!
47 ¡Bienaventurado el que me ha contemplado con su espíritu y con su fe; el que no ha menester tocar mi llaga para creer en mi presencia; el que ha sentido el sabor de mi palabra y le alimenta; el que ha sabido recibir la sustancia de mi sabiduría divina y de ella se ha vivificado; el que se ha iluminado con mi luz y celoso de ella puede encontrarse, que huye de los malos senderos, porque sabe que la joya que le he confiado, es de incalculable valor!
48 Yo os contemplo como a mis discípulos del Segundo Tiempo. Entre vosotros contemplo a pedro, contemplo al Judas, contemplo también al Tomás. Sí, en verdad, mas no temáis. Mis apóstoles del Segundo Tiempo se salvaron, ellos regaron a su paso la semilla preciosa de amor que les confié, cumplieron con su delicada misión; cada uno de ellos, se reconoció a sí mismo, se enmendó, se elevó sobre las miserias de la carne, fue mi apóstol y fue el predicador de mi palabra. Ellos hablaron a la humanidad en distinto idioma, siendo los rudos, siendo los hombres ignorantes cuando yo los pude escoger; pero ellos hablaron por el espíritu y muchos acontecimientos comprendieron. Ellos asombraron a los grandes, a los príncipes, a los duros de corazón, a los incrédulos; mas, prodigios por su fe hicieron y he ahí que ellos pudieron cumplir delante de mí y delante de vosotros.
49 Así en este tiempo, el Maestro que os ha enseñado con tanta paciencia y humildad, y espera a cada uno de vosotros. Yo os confío la simiente, esta simiente no ha de ahogarse en vuestro corazón, ha de fructificar, ha de multiplicarse, ha de llenar de sabía y de vida los corazones. Vuestra fe, también será vuestra salvación.
50 ¡Cuánto hablaréis! Torpes labios como ahora os contemplo, vosotros que todavía no sabéis pronunciar mi palabra, por temor: ¡cuánto vais a hablar, en el instante de vuestra fe y vuestra decisión!
51 Yo haré brotar un caudal de palabras llenas de verdad de vuestros labios. Os iluminaréis con la luz de mi Espíritu y os transformaréis, cuando delante de vuestros hermanos podáis encontraros. Vais a penetrar con mi luz en el fondo de los corazones, vais a contemplar la intención de aquellos, mas no les juzgaréis, sólo les daréis mi palabra, para calmar su sed y su hambre espiritual.
52 Así seréis a través de los caminos cada uno de vosotros, pues en este tiempo, no he llamado a doce corazones para convertir por conducto de ellos a la humanidad, o para difundir mi palabra. En este tiempo, he llamado a mí, a las doce tribus de Israel y he llamado a doce mil de cada tribu. Los padres de vuestras tribus, en espíritu se encuentran en el valle espiritual. Ahí están, desde rubén, hasta benjamín; y contemplan a sus descendientes, contemplan al pueblo de este Tercer Tiempo, caminar sobre la tierra una vez más.
53 Yo os he prometido en el Tercer Tiempo, la morada celestial, mi pueblo; no os he ofrecido como en el Primer Tiempo, una tierra material, como las tierras de Canaán que poseísteis, las tierras benditas que manaban leche y miel. Yo os he ofrecido la morada celestial, mi reino divino, para que descanséis de vuestra larga jornada.
54 Y así, pueblo de Israel, si queréis llegar presto al final, luchad en la tierra y dejad vuestro cumplimiento en mí, que yo iré recogiendo vuestros frutos, vuestras simientes puras; aunque fuesen pequeñas, yo las recogeré, las guardaré en mi granero divino y os las mostraré cuando lleguéis a mí.
55 Por eso, os digo: atesorad en los celos, como os dije en el Segundo Tiempo: yo el Maestro, yo el administrador, multiplicaré vuestra simiente; yo os daré la paz por vuestras obras, yo colmaré a vuestro espíritu de luz, yo derramaré todo mi Espíritu sobre vosotros, pero cumplid, pueblo de Israel, trabajad y dejad el germen divino entre la humanidad.
56 Sí mi pueblo, después de vosotros, vendrán vuestros hijos y los hijos de vuestros hijos, ellos son las generaciones benditas que he prometido a este mundo; y sobre los cimientos que vosotros hayáis dejado, seguirán edificando con mayor perfección que vosotros.
57 ¡Preparaos, pueblo! ¡Creed en mi palabra! ¡Contempladme en Espíritu! Yo en esta alba de gracia, os he dado mi palabra que es vida, que es resurrección. Después de la gran prueba, os alivio, mis hijos muy amados. Sí, Israel, porque los unos habéis sido tocados hasta lo más profundo del corazón; habéis enfermado, habéis buscado el bálsamo y mi bálsamo ha sido retenido por instantes, mas os he sanado con mi amor, con mi perdón; y sanos puedo contemplaros, limpios de espíritu y de materia, llenos de vida, de fortaleza y de ahínco. Así trabajad, así luchad, pueblo de Israel ésta es mi palabra, en esta alba de gracia.
58 He aquí, pueblo, la sencillez de estos actos. En verdad, todo se verifica en el espíritu. No he venido a servirme de la materia, tan sólo del espíritu, del entendimiento y del corazón de mis hijos. Sólo he venido a transmitir por conducto de ellos, mi palabra. Así, todo lo que yo os diere, será en forma espiritual.
59 Labriegos benditos, guía, portavoces de mi divinidad: yo os entrego a un nuevo trabajador, recibidlo en vuestro seno, amadlo. Yo seguiré acrecentando las multitudes de labriegos, pues muy grande es la humanidad y muy escasos los labriegos. Seguid preparándoos los que presto vendréis a recibir vuestra heredad . ¡Apresurad vuestro paso! Los que estáis ya en el ejercicio de vuestros dones, preparaos aún más, para que yo os siga colmando y os deje preparados en el año de 1950.
60 Mi paz sea con todos. Yo bendigo al universo entero, derramo mi bálsamo sobre toda criatura, bálsamo que sana al Espíritu y al cuerpo. Consuelo a los corazones afligidos.
61 ¡Cuánta desesperación contemplo en los unos! Mas una vez más les digo: he aquí al que viene en busca de vosotros, para daros en el instante de la prueba, el bálsamo que necesitáis.
62 Estad conmigo, humanidad bendita, así como yo me acerco a vos. Y todo lo que os haga falta, lo recibiréis.
63 Yo recibo la oración de mi pueblo escogido, por la humanidad, por las naciones. Vos, me pedís por la paz, por la comprensión y el entendimiento entre los hombres.
63 Y yo os digo: orad y esperad pues una gran prueba ha sido anunciada y aún tenéis que apurar un cáliz muy amargo; mas mi fortaleza será con vos, humanidad; mi caridad será con vos y nada os faltará. Yo os haré salir avante de la prueba y cada uno recibirá en ella la purificación, la restitución que está señalada en vuestro destino.
64 Yo os bendigo humanidad, en el pueblo bendito de Israel. ¡Adiós pueblo amado! En alba de gracia, estaré con vos.
¡Mi paz, sea con vosotros!
78. La doctrina divina no es filosofía, ciencia ni teología
Domingo 8 de mayo de 1949
(Saluda el Divino Maestro)
Elías:
1 ¡Divino Maestro! Elías, haciéndote presente al rebaño que le has confiado. Contémplalo, Maestro, es el que va escuchando paso a paso la voz del pastor, va comprendiendo el tiempo en que se encuentra y a qué ha venido a morar en el haz de la tierra.
2 Te lo hago presente, para que les entregues una página más de ese libro bendito que va quedando grabado en lo profundo de su corazón. Son los que han de levantarse el mañana a la lucha para enseñar también a sus hermanos el camino perfecto lleno de luz y de verdad; el camino, que en todos los tiempos tú les has señalado con tu índice bendito. Recíbeles, Maestro, acaríciales y entrégales lo que sea tu voluntad.
Divino Maestro:
3 Bendito seáis, Elías, incansablemente os levantáis buscando a los corazones, a los espíritus señalados para ser en este Tercer Tiempo, testigos de mi presencia a través del entendimiento del hombre.
4 Si, Elías, les llamáis, les tocáis con vuestro índice de pastor, les despertáis cuando contempláis que el letargo es en ellos y entonces, iluminando la senda de cada uno de mis hijos, les levantáis para que en esa senda me encuentren; para que una vez más puedan sus espíritus, reconocer en la soledad del camino, en el silencio de su propio corazón, la voz del Padre que ha mucho tiempo no escuchan, la palabra del Maestro que ha mucho tiempo no les alimenta; y ellos, cuando se acercan cual débiles ovejas sobre vuestros hombros y escuchan la voz llena de esencia del Padre, siente n el estremecimiento en su propio espíritu, porque todos conocen mi voz, porque no existe un espíritu que no conserve en el fondo de él mismo, el presentimiento, la intuición, el recuerdo de su Padre Celestial.
5 He aquí, por qué os digo, que todos penetran en elevación de espíritu para comunicarse conmigo.
6 La incredulidad, sólo pertenece a la carne, a la dureza del entendimiento; pero el espíritu está presto, ya que en el instante de su preparación sabe despojarse de aquello que ha recogido en la existencia terrestre; está despierto, abre su vista espiritual y contempla la luz del Padre, que es la que siempre le está alumbrando.
7 En este instante, Elías, en que me presentáis en el seno de esta mi obra bendita a las grandes multitudes, divididas en pequeños recintos, yo les recibo.
8 Recibo a las multitudes de seres desencarnados también, de legiones espirituales que en este Tercer Tiempo, se levantan en pos de mi huella para llenarse de mi luz y de mi paz, para poder cumplir en el espacio las grandes misiones, reservadas para todos por mí.
9 He aquí a mis hijos, he aquí a mis multitudes que una vez más vienen a oír mi palabra; y mi palabra como un manjar celestial, como pan de vida eterna, como el maná del Tercer Tiempo, desciende a todos los labios, espiritualmente hablando; penetra en todos los corazones y llega a todos los espíritus para que todos se alimenten, para que todos se harten y puedan levantarse fuertes en la lucha por la existencia terrestre y en la lucha por la vida eterna del espíritu.
10 Vuestra palabra, Elías, que es mensaje de luz y es aliciente espiritual, sea también con cada uno de los espíritus; para que ellos también, preparados por vuestro consejo y por la luz de vuestro espíritu, me escuchen, me lleven en si mismos y alcancen a comprender el sentido de mi enseñanza.
11 ¡Inundadles de paz, mitigad la dolencia que cada uno de ellos me presenta, sed bálsamo, sed atenuante entre ellos! ésa es mi voluntad, para que en paz todos puedan escucharme como los buenos parvulitos, como los fieles discípulos, como los grandes apóstoles del mañana.
Elías:
12 ¡Bendito seas, Maestro amado! Voy a entregarle al rebaño conforme es tu divina voluntad. ¡Bendito seáis, rebaño de Elías! Que a temprana hora ha resonado en vuestro corazón, el llamado del pastor que viene a recordaros el día de gracia, en que una vez más, habéis de levantaros para que os alimentéis con el mana del creador a través del entendimiento del hombre; de ese mana, hecho palabra; palabra, impregnada de esencia, de luz y de verdad.
13 ¡Bendito seáis, rebaño! Que en esta forma, vais comprendiendo y vais dando vuestros primeros pasos en el camino de rectitud; en el camino, que os conduce al Padre Celestial, quien desde tiempo ha, os ha hecho el llamado; y vos, que en constante peregrinar sobre la tierra habíais estado, hasta este tiempo, habéis comprendido y habéis escuchado nuevamente la voz que os hace el llamado, para que vayáis a morar en el más allá por una eternidad, en esa tierra de promisión, en torno del que todo lo puede dentro de su Ley, del que es todo amor.
14 Son los últimos años de este tiempo de comunicación divina, rebaño bendito, son las últimas palabras brotadas a través del entendimiento humano que el pastor divino os entrega para que os levantáis con ahínco y con fe.
15 Van siendo las últimas palabras de consuelo, para los corazones que sangran; para esos corazones afligidos que no han encontrado el consuelo en la tierra, que no han encontrado palabra de aliento, palabras que dan vida; y que hoy, van comprendiendo y van sintiendo la fortaleza, a través de vuestro propio lenguaje, emanada del más allá; y que esa voz, es el pan que viene a dar alimento al espíritu, porque es el pan de vida eterna.
16 Cuántos corazones de mis ovejas y corderos, habían sufrido grandemente; y hoy, van comprendiendo el porqué de su dolor; y ese dolor, es atenuado; han encontrado: una mano consoladora, una voz que también acaricia y perdona, que señala el camino perfecto para llegar al Padre; una luz que alumbra ese sendero, para que no tropiece y caiga a la medianía de él; el agua cristalina que mitiga la sed y el pan que alimenta los corazones y espíritus por una eternidad.
17 Los corazones que en este día vienen y piden también por los que se encuentran en el lecho del dolor, ellos en estos instantes, también recibiendo están; porque venís en representación del rebaño que se encuentra disperso por doquier, todos reciben por vosotros: por vuestra oración, por vuestro pedimento, por vuestra fe, por el propósito de enmendar vuestro camino, de hacerlo más recto; por todo eso, reciben los corazones que nunca han sabido pedirle al Padre y que nunca lo han reconocido; porque todos son del rebaño de Elías, todos son los hijos del Padre, y por vos, rebaño bendito, ellos reciben; y vos, eleváis más y más vuestro espíritu y preparáis el corazón.
18 ¡Abrid la puerta de vuestro corazón para que penetre la semilla de amor y de verdad! Para que llegado el momento, dé fruto; y ese fruto, sea de buen sabor y todos reconozcan por el fruto, el árbol de donde brotó; y a él se acerquen, cuando los rayos del sol quemen sus cráneos; y entonces, reconozcan este fruto de buen sabor, este remanso de paz y caiga la venda de oscuridad de sus pupilas, para que contemplen: el árbol de la vida que está al empezar el camino recto que conduce hacia la vida eterna.
19 Llevad, rebaño amado, la preparación, el propósito de seguir al pastor que va delante de vos, y de dar la mano a vuestros hermanos y conducirles también por el sendero que ante vuestras pupilas se encuentra.
20 Llevad también: la bendición, el perdón, la caricia y el consuelo del pastor porque es la voluntad del creador, en este día bendito. Hecho está, Divino Maestro, manda y ordena, que el pastor presto está a cumplir tu mandato.
Divino Maestro:
21 Ejemplo de humildad, venís a dar al mundo, Elías. ¡Bienaventurados aquellos que se levanten imitando esa mansedumbre de vuestro espíritu porque a ellos les pondré también al frente de grandes muchedumbres como ejemplo!
22 En este instante, en que habéis dejado la paz en los espíritus, la preparación en ellos para escucharme: sed en el universo, sed también paz en el mismo.
23 Seguid preparando las sendas de los espíritus que han de acudir a la cita de mi justicia divina, porque tiempo de juicio universal es, para este mundo. Y en el instante de mi llamado, en el instante de mi presencia delante de todos los espíritus, todos ellos preparados por vuestra luz tendrán que encontrarse, para escuchar mi voz de justicia, para recibir de mí la orden y para tener la conciencia preparada para el cumplimiento de la misma.
24 ¿Cuál será para este mundo, ese instante? Vos lo sabéis, Elías, por eso, velad por mis hijos, despertadles, llamadles y acercadles a ese instante y a ese sitio; para que entonces, pueda yo envolverles en mi presencia, en mi palabra y en mi justicia, sin que uno solo de ellos pueda encontrarse aletargado o insensible; que todos, sientan en verdad y en espíritu, la hora de mi llegada al seno de cada uno de mis hijos, porque ésa es mi voluntad, Elías.
Elías:
25 ¡Bendito seas, Maestro divino! Así será en el cumplimiento el pastor, he de levantar a todos los corazones y espíritus, conforme es tu voluntad. Con tu permiso divino, amado Maestro, voy al lugar que tengo indicado. Adiós, rebaño bendito. La paz del pastor, también quede con vos.
Divino Maestro:
26 Pueblo amado de Israel, pueblo escogido por mi divinidad a través de todos los tiempos: recreaos una vez más con esta palabra que vengo a entregaros, porque aún es tiempo de que podáis saborearla, de guardarla en lo más profundo de vuestro espíritu, en ese cofre indestructible, en ese arcano que yo os he confiado, porque mi palabra, es pan de vida eterna; y debéis llevarla en vuestro alfolí, porque se acerca el instante en que no escucharéis más estos trinos; en que estos ruiseñores, estos portavoces sellen para siempre sus labios, para ya no hablaros más, a través de esta comunicación de mi rayo divino. Y entonces, no deberéis llorar la ausencia de mi palabra, no tendréis derecho a sentir hambre en el camino, ni a sentir sed ni desnudez, porque en el fondo de vuestro espíritu, he depositado con gran perfección, todo cuanto habéis menester, a lo largo de vuestra existencia terrestre y de vuestra jornada espiritual.
27 Debéis tener el conocimiento, conciencia y la fe en todo esto, que yo os he entregado, para que no sintáis la falta de estas lecciones, para que durante el caos que se aproxima, estéis preparados; y en el momento que los hombres mueran, para que no permitáis que los espíritus se confundan, ni perezcan entre tinieblas; para que no dejéis que el hambre y la sed del espíritu, lleve a la desesperación, o a la renegación a los hombres; y vosotros, seáis entonces, lo que el Padre ha querido siempre que sea su pueblo de Israel: la antorcha entre la humanidad.
28 Que en ese tiempo de dolores que se acercan para todos los hombres, podáis reconocer el pan que lleváis en vos mismo, podáis reconocer el bálsamo con que yo os he donado, podáis reconocerme a mí en mi grandeza, en mi presencia perenne en vos mismo y podáis reconoceros a vos con todos los atributos y potencias que os he confiado.
29 Y en ese tiempo de dolor, no seáis solamente el fuerte de vos mismo; que no sólo penséis en vos ni sólo busquéis la salvación para vuestro propio espíritu; que no solamente penséis en vuestro padre, en vuestra madre o en vuestros hijos; que no solamente contempléis el peligro, el dolor, la acechanza en el camino de los vuestros, de los que os pertenecen por la sangre; sino que vuestro espíritu, reconociéndome a mí, reconociéndose a sí mismo, contemple que su hermandad es con todo el universo, que vuestro propio espíritu es hermano de todos los demás, que el dolor de todos debe afligiros a vos, aun cuando no los conozcáis; y entonces, mi pueblo, será cuando podáis levantaros con firmeza, cuando sintáis cuán grande es la joya que os he confiado, cuando comprendáis la magnitud de mi obra y de cada uno de los dones que os he entregado.
30 Entonces será, cuando la humanidad escuche el grito de Israel, no el grito a voz en cuello producido por la garganta; sino el de todas las obras de amor, las obras prodigiosas, las obras espirituales que hagáis entre los hombres; y que sean el fiel testimonio, de que yo fui con vos, de que sois el pueblo invencible e inmortal, que me ha seguido en todos los tiempos; y hoy en esta era de luz, da testimonio al universo, de que se encuentra presente y firme en la hora de Dios.
31 Pero si los hombres, con sus armas materiales, con su fuerza, con su codicia, en los tiempos pasados os vencieron, os cargaron de cadenas y pesados trabajos; hoy, os habéis levantado de la esclavitud, rompiendo aquellas cadenas materiales, aboliendo la servidumbre impuesta, para dar testimonio de que vos vivís y pensáis, de que sois libre; y les probáis a todos que vos, el pueblo que ha sido esclavizado por las naciones ambiciosas de la tierra, el pueblo que se ha sentido esclavo y vasallo; hoy, se levanta, siendo una vez más el siervo, pero el siervo libre, el buen hermano, el que se levanta solícito al llamado de los hombres, el que ha olvidado en su propio espíritu, las ofensas de los tiempos pasados; el que reconoce que tiene que amar y perdonar imitando a su Maestro; y entonces, el mundo os reconocerá, pero no os reconocerá como un pueblo superior, no tendrá que ver en vosotros a una raza distinta, porque yo no he venido a valerme en este tiempo de la sangre, de las razas ni de las lenguas; yo que conozco vuestro espíritu, le he hecho el llamado, le he atraído, le he despertado; y una vez más, yo le estoy preparando ; y en el instante propicio y oportuno, le enviaré entre la humanidad.
32 Pero para que el mundo reconozca entre vosotros, mi presencia; para que el testimonio que deis de mí, sea creído por esta humanidad, por este mundo que se ha multiplicado por ciencias y falsas grandezas, que se encuentra en su tercera altura de perversidad, por este mundo que ha evolucionado, que se siente grande y sabio; para que este mundo me crea y crea en vos ¡cuánto tendréis que padecer y cuánto tendréis que luchar y cuán grande tendrá que ser vuestra preparación, vuestro esfuerzo y vuestra purificación! Pues la humanidad de este tiempo, es el espíritu alerta, es el espíritu que puede distinguir fácilmente en dónde está la luz y en dónde se halla la tiniebla; qué es impostura y qué es verdad, en dónde hay sinceridad y en dónde existe la hipocresía.
33 Y, ¿qué cosa es verdad? ¿En dónde hay sinceridad? Y, ¿en dónde existe la hipocresía? La humanidad de este tiempo, desde su niñez hasta la ancianidad, vive alerta y no se le puede engañar fácilmente; por eso el hambre y la sed de verdad de entre los hombres de este tiempo, no se ha apartado, son muy grandes, porque la Verdad, que es luz, que es amor, caridad, fraternidad y paz, no existe aún en el mundo, no existe en el corazón de los hombres; no existe, ni vive en su espíritu la Verdad, que es Dios, que es eternidad, que es sublimidad; verdad, que vibra sobre los hombres; que la inspiración de los hombres, no alcanza a atraer esa verdad, porque el ambiente que rodea a los hombres en este tiempo, en este planeta, es ambiente: de odio, de perversidad, de división, de materialismo y falsas ciencias.
34 Es muy grande el hambre y la sed del hombre, busca a través de los caminos esa luz y esa verdad, y encuentra: sólo palabras vanas, libros materialistas, falsos testimonios, malos ejemplos, egoísmo, hipocresía y mentira.
35 Como el espíritu ya sabe distinguir, conoce el sabor de los frutos por su larga experiencia; va desechando los frutos que en su camino encuentra y no calman su hambre; busca las diversas fuentes de saber, de ciencias, sectas y doctrinas; y en ellas, no encuentra calmar su sed.
36 Cuando el nombre de vosotros, cuando el nombre de mi obra, surja entre la humanidad, el hombre acudirá; porque para ese tiempo, su hambre y su sed, le habrán puesto en las puertas de la desesperación y al escuchar vuestro nombre: Israel al escuchar el nombre de mi obra, y al tener noticia de mis prodigios, de mis hechos, acudirán a vosotros en busca de esa luz, de esa verdad.
37 ¿Sería justo, mi pueblo, que para ese tiempo, vosotros no hubieseis alcanzado la debida preparación? ¿Por ventura esperáis que para ese tiempo, sin tener vosotros la debida preparación, a pesar de ello, yo haga milagros entre vosotros?
38 Yo os he enseñado, que en el Segundo Tiempo, todos los méritos los hice yo. Bastó la sangre del cordero inmolado, en el Segundo Tiempo, para que todos los pecados del mundo, pudiesen quedar borrados.
39 Los tiempos han cambiado, los tiempos han pasado, vosotros recibisteis aquella prueba de amor y de perdón, del juez divino, del Padre, del Maestro; y ahora, como hijos, como siervos, como discípulos del Espíritu Santo, debéis de dar el ejemplo a los demás, debéis hacer méritos, debéis también inmolaros por amor a los demás; que vuestra vida, vuestra lucha, vuestro pensamiento y vuestro ideal, sean para la salvación de los demás; que sepáis en este tiempo, ser vosotros corderos también, prestaros a la inmolación por amor, prestaros al sacrificio, por la redención de los demás.
40 En este tiempo, por vuestros propios méritos, yo grandes prodigios haré, grandes milagros espirituales, grandes obras poderosas entre los hombres.
41 Yo soy el que siempre vive preparado, yo soy el que no tiene mancha en el Espíritu; pero quiero también que vosotros os limpiéis por dentro y por fuera, que vuestro espíritu y conciencia, alma y corazón se encuentren limpios para el instante del milagro, para aquel instante en que vuestra mano tenga que sanar al enfermo, sea del cuerpo o del alma; para el momento en que tengáis que calmar el hambre de las multitudes que os pidan, que os asedien, que podáis vos con vuestra palabra llena de esencia, exenta de vanidad, libre de toda hipocresía, impartir el pan de vida a los espíritus; que podáis confirmar, vuestra propia palabra y con obras.
42 Que podáis confirmar vuestra palabra, que es la mía, con vuestra vida, con vuestros pensamientos y con vuestros hechos. De este modo, calmaréis esa hambre y esa sed que me presenta la humanidad en este tiempo.
43 Eso es lo que el hombre espera para poderse redimir: ejemplos de verdad, testimonios verdaderos, predicaciones con obras, no sólo con palabras que los hombres, puedan escudriñar las obras y encontrar en el fondo de ellas: verdad, sinceridad y vida.
44 Cuando el mundo encuentre entre vosotros, estas virtudes; entonces os preguntará: en dónde has encontrado la Verdad, de dónde has tomado esa luz y entonces, les diréis: de lo espiritual, del más allá, de la comunicación con el Padre, por medio del espíritu.
45 Entonces los hombres, también tomando el ejemplo de vosotros, se emanciparán de esta existencia humana, se elevarán por sobre todas las miserias y mezquindades humanas; y encontrarán, más allá de esta existencia humana, más allá de estas ciencias vuestras; más allá de esta naturaleza: lo espiritual y divino la fuente de luz y de verdad, que tanto los hombres han buscado entre los hombres, sin encontrarla en este tiempo.
46 Y los hombres, para ese entonces, reconocerán cuán simple, cuán sencilla es la forma de encontrar la Verdad, de penetrar en la verdadera comunión con el espíritu divino, de alcanzar la luz y la inspiración en el momento deseado; de sentirse, bañados por la luz, por el esplendor de la divinidad; de sentirse, acariciados y fortalecidos por el Padre; de sentirse sanados y ungidos, por el doctor celestial que sana todos los males con el bálsamo de su amor.
47 El mundo, tendrá que aprender estas lecciones . La humanidad, tendrá que practicar el verdadero culto en esta Tercera Era. Los hombres, tendrán que encontrar en mi arcano, en mi fuente inagotable de bendiciones y de bienes, todo cuanto sus espíritus sedientos buscan en este tiempo; pero tendrán que pasar por vosotros, pueblo, tendrán que escuchar vuestro testimonio y tendrán que aprender de vosotros, de lo mucho que yo os he enseñado.
48 Muchos de vosotros, tendréis que ir a lejanas naciones y ser entre aquellos hombres los maestros humildes; no los ministros, sino los maestros humildes de esta doctrina; no llevaréis hábito alguno; vuestra presencia material, no será distinguida por sus vestiduras ni por sus ademanes; vuestra misma palabra, será sencilla, humilde y llana como la del más humilde; el lenguaje florido y lisonjero, no estará en vuestros labios jamás; pero la palabra de vida, la palabra de esencia, la que levanta, la que estremece, la que resucita al muerto, ésa sí estará entre vosotros; porque no será la forma, sino el sentido de vuestra palabra, la esencia que haya en ella, la que obre milagros.
49 Sed, entonces, humildes siempre, sed sencillos; mirad, que yo, en el Segundo Tiempo, no tomé el lenguaje florido para hablar a la humanidad, mi Verbo era escuchado y sus palabras y términos conocidos para el más torpe, para el más ignorante; pero vos, pueblo, sabéis que en el fondo de aquella palabra humilde y sencilla, era donde existía la sabiduría divina, el pan de vida, pues yo no vine a aprender del hombre; yo vine a enseñar a los hombres, como una vez más lo hago en el Tercer Tiempo; no vine en aquel Segundo Tiempo, a aprender del hombre científico, ni a preguntarle al teólogo, al filósofo, sobre su saber; y después, enseñar de ello, a la humanidad.
50 Si yo esperé el instante propicio para mi predicación entre los hombres, fue como un ejemplo para vosotros. Desde el instante de mi nacimiento en cuanto hombre, hasta el instante de iniciar mi predicación, no me sometí a estudio humano alguno, ni fui en busca de los egipcios, ni de los caldeos, ni de los griegos en pos de sus conocimientos o sus ciencias; sólo esperé el instante de madurez en aquella envoltura humanizada, en aquel cuerpo bendito que tomé para hacerme hombre entre vosotros, para iniciar mi predicación, mi misión entre los hombres; pues mi sabiduría, la palabra que por aquellos labios brotó, no era palabra del hombre, ni del hombre era mi sabiduría, ni de las ciencias humanas; era ciencia divina, era esencia divina, era sabiduría del propio Dios, era el Verbo de Dios que se hacía Maestro a través del hombre, para venir a enseñarle la esencia de la vida, la inmortalidad del espíritu, la senda del bien y del amor, que es la senda perfecta que os conduce a mí. Por eso yo os dije: “yo soy el camino, soy la Verdad y la vida.
51 Por eso en este Tercer Tiempo, no he venido tampoco a interrogar a los científicos ni a los teólogos, o a los filósofos, sobre su propio conocimiento o saber humano, para poderos hablar. Por eso no he escogido en este tiempo, a los hombres de ciencia para comunicarme a través de ellos, ni a los que se dicen sabios en la tierra; por eso no he permitido que estos varones y mujeres, por cuyos entendimientos me comunico, tomen los libros del saber humano para saturarse de conocimientos de la tierra. En estos entendimientos por los cuales yo me comunico, no existe la filosofía, no existe la ciencia, ni la teología de los humanos.
52 Yo les he librado de estos conocimientos, para comunicarme a través de mentes limpias y despejadas; de entendimientos vírgenes, para que a través de ellos, pase, no el saber del hombre no la ciencia humana, no las teorías del hombre; sino la misma sabiduría de Dios, el Verbo del Padre, que si no es entre vosotros tan perfecto como lo fuera en el Segundo Tiempo, es porque estas carnes por las cuales yo hablo, no son puras como lo fue Jesús.
53 Cuántas veces os he dicho: en este Tercer Tiempo, vengo a comunicarme a través del pecador pero en el instante de mi comunicación, yo le limpio con mi luz y con mi amor; su conciencia, también se despierta y se eleva a mí; su espíritu, se arrepiente de toda falta; y en medio de esa comunión entre el Padre y el hijo, se hace el milagro de la presencia de mi palabra a través de vosotros. Pues esta palabra, esta comunicación, ¡aprovechadla!
54 ¡Bienaventurados los que todavía tenéis ocasión de escucharme a través del cerebro del hombre! Porque llevaréis el recuerdo de esto impreso en vuestro espíritu y seréis testigos entre la humanidad, daréis testimonio entre los hombres, de que yo estuve comunicándome por el entendimiento humano en este Tercer Tiempo.
55 Y si hoy, todavía no alcanzáis a estimar en su valor espiritual, esta comunicación divina; día llegará en que vuestro espíritu, despertando una vez más, pueda llegar a un instante en que diga: Maestro, estuviste tan cerca de nosotros, diste pruebas de tan grande humildad, comunicándote por nuestros entendimientos pecadores, y esa prueba de tu amor, será inmortal entre nosotros. Si has podido descender desde tu alto solio, hasta besar los pies de tus hijos, hasta lavar los pies de tus apóstoles, hasta nacer en un establo humilde y comunicarte por un entendimiento y corazón pecador, ¡qué no tendremos que hacer nosotros! Que somos tus siervos ¡qué obras de humildad haremos, entre nuestros hermanos, entre los demás?
56 Sí, mi pueblo pero ¡bienaventurados cuando hayáis llegado a esa comprensión, cuando lleguéis a sentir la verdadera mansedumbre, el verdadero amor hacia los demás! Porque entonces, vuestro espíritu se gozará grandemente en mí.
57 Bien está que mucho habéis gozado en mi obra, que mucho se ha recreado vuestro espíritu en mí y en sí mismo; pero todavía, pueblo, todavía los divinos placeres del espíritu no los habéis alcanzado; todavía, la verdadera vida espiritual, no la vivís; todavía no alcanzáis a comprender mi verdadera grandeza, mi verdadera presencia entre vosotros pero sois mis discípulos muy amados; yo soy vuestro Maestro, y nunca os abandonaré espiritualmente, ni vosotros me dejaréis jamás.
58 Si al final del año 1950, dejaréis de escuchar esta palabra; ya sabéis que tenéis que seguir siendo eternamente mis discípulos, porque no os habéis aprendido la última página, del gran libro de la sabiduría de Dios, que es inagotable, que es infinita; libro, que es para vosotros: redención, paz para vuestro espíritu, progreso, escala.
59 Ese grandioso libro, que será siempre aliciente y gozo espiritual para vosotros; ese libro, que está abierto desde el principio y no se cerrará jamás, ya que es el gran libro de la sabiduría, que estuvo sellado con siete Sellos y los cuales, yo, con mi sacrificio en el Segundo Tiempo, vine a desatar.
60 Seis de esos sellos se han desatado, en el sexto estáis viviendo; la luz del sexto candelero, ilumina todo este mundo; y toda la sabiduría, toda la esencia, toda la profundidad divina contenida en el Sexto Sello, se está desbordando en vuestros espíritus; y la luz de mi palabra, la luz de mi mundo espiritual, y las pruebas y acontecimientos de la vida, os están enseñando; se están desbordando en enseñanza, en explicaciones, para que podáis comprender el porqué de las grandes vicisitudes de este tiempo dentro de esta era de luz.
61 Cuántos de vosotros, al oírme hablar así, os sorprendéis, cuántos también os confundís; cuántos, decís en vuestro corazón: Maestro, ¿por qué son estos acontecimientos? ¿Por qué desciendes de tu alto solio en el seno de estos pobres, siendo tú el rey de toda la creación?
62 ¡Ah! Mis hijos, yo no os he venido a sorprender en este tiempo, yo desde mi llegada en el Segundo Tiempo, cuando encarnado en Jesús, a través de sus plantas tracé mi divina huella en la tierra, os anuncie ésta mi venida por medio de parábolas; y en sentido figurado, os dije que vendría, os dije que estaría yo nuevamente con vosotros. ¿Por qué no velasteis? ¿Por qué no me estuvisteis esperando atentos? ¿Por qué no repetisteis día tras día las palabras de mi promesa? ¿Por qué las olvidasteis?
63 Porque los hombres encargados de repetirlas, hombres encarnados como ministros de mis revelaciones, de manteneros despiertos y de mantener encendida la lámpara de la fe y la esperanza en vuestro propio corazón, os ocultaron mis promesas; guardaron mis profecías, os hicieron olvidar mi palabra; y entonces, mi presencia, os sorprendió. Sí pueblo, no estuviste velando ni orando, ni esperando en este tiempo, mi venida.
64 Una débil y vaga intuición de vuestro espíritu, os hacia esperarme; pero sin saber cómo, sin saber por qué, sin saber a quién. Cuando yo claramente, os dije, no de manera vaga, sino en forma rotunda: que yo había de volver en Espíritu y verdad, que habría de dar señales en todo el mundo, que habría de entregar pruebas de mi llegada y os di las pruebas y las señales, os envié a mis profetas; y vos, seguisteis durmiendo.
65 Y en este Tercer Tiempo, aconteció lo mismo que en el segundo, pues antes de que yo, el mesías, llegara a la tierra en aquel Segundo Tiempo, os preparé; yo, a través de los patriarcas, os prometí mi llegada, os dije, pueblo escogido, que había de venir a morar entre vosotros como un príncipe, como un gran soldado de mis ejércitos, para salvaros de vuestra esclavitud.
66 Mis promesas, mis profecías, fueron dadas a vos, en sentido figurado; y aquellas profecías, las guardasteis; pero el sentido de ellas mismas, los hombres lo torcieron; no dieron los ministros, los pastores de la humanidad en aquel tiempo, la debida interpretación a mi promesa y me esperaron poderoso, pleno de poderes terrestres; me esperaba en aquél tiempo el pueblo judío, como un gran soldado armado con armas invencibles, con armas que habían de vencer a los que considerabais vuestros propios enemigos por medio de: la muerte, del dolor, del exterminio y de la venganza. Y yo, en cumplimiento a mi promesa, me hice presente entre vosotros mismos.
67 Llegó el mesías, llegó el Cristo entre vosotros; y entonces, vuestros ojos no me reconocieron y los hombres se levantaron negándome. ¿Cómo podía ser el ansiado mesías, el esperado, el prometido, el que había de levantar a su pueblo sobre la esclavitud, aquel que había nacido en la humildad de un pesebre? ¿Cómo podía ser el salvador de Israel, el hijo del carpintero y de María? ¿Cómo podía ser el príncipe, el gran soldado de los ejércitos, aquel que inclinaba mansamente su cabeza y no osaba levantar la mano, para tocar el carrillo de ninguno?
68 He ahí, en aquel Segundo Tiempo, creyendo estar despiertos y esperándome, estabais dormidos. Creyendo saber el sentido de mis promesas; no las supisteis interpretar; y cuando llegué: invencible en el amor, incomprensible en la sumisión y en el perdón no me supisteis comprender, ¡me negasteis, creísteis que era débil y sangrasteis mi cuerpo y mirasteis que sangraba; y entonces, dijisteis que no podía ser, que aquel que se decía ser el Cristo de Dios, sangrara su cuerpo, como el de cualquier humano.
69 Entonces, me juzgasteis y esperasteis que yo me defendiera; mas, mi defensa, fue mi silencio, porque mi misión había terminado. Todo cuanto tuve que deciros en aquel tiempo, ya os lo había dicho; todo cuanto os tenía que entregar, ya os lo había entregado; solamente faltaban mi sangre y mi existencia humana; me llevasteis al cadalso, me enclavasteis en la cruz y esperasteis: si yo vivía, entonces creerías que yo era el Cristo de Dios; si yo moría como cualquier humano, no podía ser el gran enviado de Dios.
70 Y mirasteis mi muerte y escuchasteis mi último suspiro, y escuchaste mis últimas palabras, aquellas palabras en que yo decía: ¡Dios mío, Dios mío! ¡Este es mi destino! Y la duda fue grande en vos; y dijisteis: no puede ser el Cristo de Dios, éste que sangra como cualquier humano; no puede ser el rey de los judíos, no puede ser mi señor, no puede ser el mesías anunciado.
71 Sólo unos cuántos corazones creyeron en mí y me siguieron; sólo unos cuantos, en verdad, dejaron que aquella sangre y aquella vida, penetrara en lo más profundo de sus espíritus. Y me amaron, me siguieron y se salvaron; mas el resto de mi pueblo escogido, el que no había velado y esperado, éste me volvió la espalda.
72 Pero, ¡he aquí! Cuán corto fueron los instantes que transcurrieron para que los ojos de los que dormían se abrieran, para que los muertos a la vida espiritual, resucitaran; para que aquellos, que tanto me negaron, se arrepintieran y se levantaran en pos de mi huella; porque entonces, os demostré que si como hombre podía morir, como Verbo, como Cristo y como Dios, yo era inmortal.
73 Yo os demostré la inmortalidad de mi palabra, de aquella palabra que como semilla sembré en unos cuantos corazones y en unos cuantos floreció; pero bastó que floreciera en algunos, para que aquella simiente se multiplicara. Y la semilla de amor divino contenida en la palabra de Jesús, de corazón en corazón, de pueblo en pueblo, fue cundiendo, fue borrando la idolatría, aboliendo el paganismo y el gentilismo; fue venciendo la incredulidad de este mundo y llevando la paz y la luz de mi reino a todas las naciones de la tierra.
74 Y en esos instantes, todos dijisteis: fue el mesías, fue el Cristo de Dios, fue el salvador, fue el mismo Padre el que a través de aquella envoltura perfecta, nos habló en parábola y en sentido figurado, de las revelaciones que nuestros espíritus materializados e imperfectos no alcanzaron a comprender. Su muerte fue la vida, su sangre fue el sustento; su esencia fue el vino, como su palabra fue el pan.
75 Sí, pueblo escogido, es menester penetrar muy hondo y muy profundo en mí, para poderme comprender, porque soy Dios; hoy en este tiempo, os digo cual el Maestro: aquel, que comienza a comprender, yo le permito se profundice más en su espíritu por medio de su amor, de su humildad; y aquel, que no comprende todavía los misterios de esta obra, yo le entrego la luz para que todo misterio se esclarezca en su espíritu, y todos lleguéis a comprender, qué es en sí, esta obra; el por qué, he venido una vez más comunicándome a través del entendimiento del hombre; por qué, en todos los tiempos busqué: la humildad, la pobreza de vosotros y no las galas ni las vanidades humanas el por qué, mi reino no es de este mundo, ni el vuestro tampoco lo es.
76 Mi reino y el vuestro, se encuentran en el más allá, donde está la mansión eterna, donde está la morada invulnerable, en donde no han de llegar los enemigos a destruir mi reino, ya que mi reino es invencible, indestructible y allí todos llegaréis por el amor, por el cumplimiento de mi Ley divina, porque escrito está a través de los tiempos, en la eternidad.
77 No sólo he venido en este tiempo, a enseñaros lecciones nuevas; he venido a recordaros lo que os dije y os enseñé en el Primer Tiempo; he venido a descubriros lo que los hombres os han ocultado de mi palabra y de mi verdad del Segundo Tiempo; he venido a enderezar los acontecimientos y las cosas que los hombres han torcido; y he venido también, a revelaros las lecciones que no estaban reveladas a vosotros, ni por Dios ni por el hombre; y el conjunto de todo esto es mi palabra, por eso no habéis menester de los libros humanos, por eso no habéis sentido la tentación de acudir a las teologías, a las escrituras, a los libros hechos y rehechos por los hombres, porque habéis comprendido que a través de ésta, mi palabra, todo lo tenéis.
77 Por eso, una vez más os dice el Maestro: que vuestro espíritu sea el cofre que guarde celosamente esta palabra que alimenta a los presentes pero que la heredo y os la confío para los futuros que han de llegar ávidos de esta palabra, ansiosos, hambrientos de mi presencia, como os he dicho en ésta mi cátedra de este día. Porque hay sed, hay hambre en el mundo, hambre y sed del cuerpo y del espíritu.
78 Y si el hambre y si la sed del cuerpo, es espantosa; en verdad, os digo: no puede compararse con la del espíritu ¡preparaos, entonces! ¡Dejad que el dolor también os purifique! Cuando él llegue a vosotros, sed mansos y humildes; purificad vuestro Espíritu con las buenas obras, amándoos los unos a los otros; y entonces, en el instante preparado por mi divino Espíritu para hablaros por última vez a través del entendimiento humano, mi mirada celestial pueda contemplar preparado al discípulo, firme y consciente de su propia misión; que no tenga que descender yo, a corregiros; y sólo descienda, en aquel instante postrero, a daros mi caricia, mis últimas recomendaciones, a confiar a cada uno de vosotros, algo así como una llave espiritual que os abra la puerta de todos los caminos que os conduzcan dentro de mi Ley; y que os cierren, todos los senderos del peligro, de la caída o del abismo.
79 No quiero que en aquel instante, mis hijos, como postreras palabras o como ultima cátedra, mi divino Espíritu exhale palabras de dolor o de justicia para vosotros; que no sean mis últimas palabras semejantes a aquellas siete que exhalé en la cruz, porque ¡ay! ¡Ay de vosotros!
80 Mas, si en mi última cátedra, mi palabra fuese, en verdad, impregnada de tristeza; que no sea por vosotros, sino por los demás; si en la palabra del Padre, existe el reclamo, no sea para vosotros, sino para el resto del mundo; sobre vosotros, sólo descienda mi voz que os ordene, que os levante, que os bendiga, ya que éste es mi deseo divino.
81 Yo seguiré siendo el árbol en el camino, un árbol invisible a los ojos del cuerpo pero visible siempre a la mirada del espíritu, un árbol frondoso, corpulento, cuyas ramas llenas de follaje y de frutos, se brinden siempre pródigas al caminante; y que ese caminante, ya sea Israel, ya sea el universo, ya sean legiones de espíritus, al pasar por los caminos que conduzcan cerca de aquel árbol, lleguen hasta él y de él coman y se harten.
82 Las ramas de ese árbol seguirán creciendo eternamente y sus frutos, cuidados también por vosotros, con vuestra oración, con vuestro celo y buen cumplimiento, serán para todos frutos de vida, frutos de amor y de salvación; frutos, que en su exterior y en su interior, lleven la alegría y la bienandanza a todo espíritu que les coma.
83 ¿Y si yo os dijese, mi pueblo, que esos frutos sois vosotros y que el árbol soy yo? Mirad entonces, cómo tendrá que estar vuestro corazón, lleno siempre de vida, lleno siempre de amor, porque ese amor de vosotros, que impartáis a los demás, será transmitido de ellos a otros y así siempre. Y entonces, será la multiplicación del fruto en el árbol de la vida, todos serán entonces como buenos frutos, dulces para los labios ávidos y hambrientos de ellos.
84 Os doy en este instante: mi caricia, mi bálsamo, os doy la fuerza y me convierto en báculo y en cirineo de vosotros. Si, mis hijos, cómo no he de ser el cirineo de vosotros, sí en el Segundo Tiempo encontré como cirineo a un hombre? Si un hombre, en el instante de mi padecimiento, se compadeció, llegó en mi ayuda, ¡cómo no he de ser el cirineo de los hombres!
85 Si caéis en el camino de la existencia humana, por primera, segunda y tercer vez, yo siempre os acompañaré hasta el final de vuestra jornada; y que el final de vuestra jornada, no sea un abismo; que el final de vuestra jornada, no sea de esas caídas. Que lleguéis hasta la cumbre de vuestro propio gólgota, hasta la culminación de vuestra existencia humana; y ahí entonces, me digáis: ¡Padre, todo se ha consumado! Y en ese instante supremo de vuestra existencia humana, podáis abrir vuestros brazos, como yo los abrí en el madero de la cruz; y así, con vuestros brazos abiertos, perdonéis al que os haya ofendido, entreguéis palabras de inspiración a los que os escuchen y exhaléis el último suspiro, bendiciendo a todos vuestros hermanos.
86 Que vuestra jornada termine en la cumbre de la montaña, ahí estarán mis brazos abiertos, recibiendo al que haya sido varón, a la que haya sido mujer, al que fue padre de familia, a la que haya sido madre, al que haya llegado en su edad de niño, al que haya llegado en su edad de anciano, al que haya muerto joven; y así a todos. Pero que cada uno, al llegar a ese instante supremo, pueda escuchar que la voz de su conciencia, le dice: “habéis cumplido con vuestro destino.”
87 ¡Cumplid, mis hijos! No temáis al destino, porque en el destino estoy yo, ¡afrontadlo! ¡Aceptadlo con sumisión y con elevación de espíritu! ¡Gozad con todo aquello que yo os envíe, aún con el mismo dolor, recibidlo con la sonrisa en los labios, tened confianza en mí, yo estoy en todo sitio, yo soy el omnipresente, yo soy universal, el que está en todo lugar, yo soy inmortal!
88 Si vosotros decís que estáis en el valle de lágrimas y yo en mi trono; que soy el espíritu divino que goza de las delicias de su reino, mientras vosotros lloráis y sangráis en el valle de lágrimas y de sangre, estáis en un error. ¡Cuántas veces, mientras vosotros sonreís, yo lloro! ¡Cuántas veces, cuando vosotros descansáis, yo lucho!
89 Soy el Espíritu luchador infatigable, y la dicha de mi espíritu divino será perfecta, cuando el último de los espíritus, cuando el último de mis hijos espiritualmente haya traspasado los umbrales de mi reino. Entonces, la dicha del Padre será perfecta; y el himno entonado por todos los espíritus, será escuchado por todo el universo y las mismas rocas de los mundos materiales se conmoverán con cantares ante mí, en verdad y en espíritu.
90 ¡Ya veis, que todavía mi dicha no es perfecta! ¡Ya veis, cómo yo no gozo mientras vosotros lloráis? ¡Seguid acrisolando vuestro espíritu, seguidle perfeccionando y evolucionando día tras día, existencia tras existencia humana y escala por escala! Hasta que por fin, después de haber amado mucho, después de haberme servido, después de haber caminado mucho en esta senda de amor; un día os encuentre todos unidos delante de una gran puerta espiritual blanca, más blanca que los ampos de la nieve; y esa puerta, se abra y os dé la bienvenida por toda una eternidad.
91 Os hablo de la vida del espíritu, os hablo de la lucha del espíritu y os hablo de las vicisitudes del espíritu; pero también la existencia humana es contemplada por mí y es amada también por mí y para vuestra nombrada vida humana, sembrada de prodigios, de maravillas y bendiciones, yo os entrego también una vez más mi luz, para que podáis comprenderla, para que podáis amarla y practicarla con mi Ley, como es mi voluntad.
92 Que todo lo que la existencia humana y la vida espiritual os brinden, lo aceptéis, porque todo es en beneficio de vuestro cuerpo y vuestro espíritu; todo es sustento, todo es vida, todo es salud. El dolor no brotó de mí, las vicisitudes desagradables no las preparó mi mano; la enfermedad no ha brotado de mi espíritu; el germen y el origen de todas esas manifestaciones, está en el pecado del hombre, del pecado del hombre han brotado las vicisitudes dolorosas: las pruebas, las tinieblas, las enfermedades, la peste y la muerte, pero en vosotros está el principio de vida que soy yo; principio, que está en vuestro espíritu; y ese principio de vida, que es amor, que es luz, abolirá a la misma muerte, vencerá todos los males y se libertará vuestra carne,
93 Vuestra carne no es inmortal, pero ella podrá llegar triunfante hasta el último instante de su existencia humana, habiendo sabido vivir sus distintas etapas en esta existencia material y de ahí se levantará vuestro espíritu a tremolar, a extender sus alas en medio de la eternidad. Ese es vuestro espíritu y ésa es vuestra materia. Hoy unidos pueden encontrarse formando un solo cuerpo y una sola voluntad; hoy forman un solo ser, mañana han de separarse y cada uno tendrá que rendir su tributo a la parte a donde corresponde; el cuerpo, rindiéndole su tributo a la madre tierra; y el espíritu, se elevará para rendir tributo al Padre, al Espíritu excelso de donde brotó.
94 Sed sumisos, sed obedientes a los diversos mandamientos de mi Ley, dictados por mi espíritu divino, y seréis entonces felices; tendréis paz en el espíritu aquí en esta tierra y llegaréis a poseer la gloria en aquel más allá.
95 Una vez más, os digo: ya que vosotros, habéis estado presentes ante esta palabra, ahora pensad en aquellos que no la han escuchado, en los que no saben que yo me encuentro entre vosotros; pensad en los que sufren, pedidme por el enfermo, por el ausente; pedidme por el espíritu que haya pertenecido a un ser querido, pedidme por las naciones que sangran y sufren; pensad en la niñez sin báculo y sin dirección; sentid el hambre y la sed de los espíritus de toda la humanidad que buscan incansablemente la Verdad, el amor y la luz; y pensando así, mis hijos, inspirándoos en mí, penetrad en un instante de oración espiritual; y en ese instante, en que yo contemple conmovido vuestro espíritu, yo interpretaré vuestro deseo y consentiré también vuestra petición.
96 Yo derramo mi Espíritu en caridad y en beneficios, no sólo en un enfermo por el cual me pidáis, no solamente en vuestro hogar, no sólo en este vuestro mundo, doquiera que descubra mi mirada divina un ser que sufre, ahí, por los cinco minutos de oración que me hagáis presente en este instante, mi espíritu divino se desbordará. Yo en este instante recibo y escucho vuestra oración espiritual. Pedid y se os dará.
97 En espíritu y verdad, pueblo amado, habéis orado, todos habéis sabido pedir y con la gracia, con que habéis pedido mi pueblo, con esa gracia os doy. Nada material miráis que descienda de mi solio a vuestras manos, pero vuestro espíritu siente en este instante que mi Espíritu se desborda en caricia, que el cáliz de amargura que bebe el universo, yo lo colmo de miel para que los hombres endulcen su paladar por breves instantes,
98 En aquellos hogares en donde ha huido la paz por largo tiempo, hoy hago que la paz penetre y ángeles guardianes yo envío para que cuiden de esa paz. Preparo y abro los caminos, para que el pan de cada día atraviese los senderos, los desiertos y sea en los hombres que padecen también el hambre del cuerpo.
99 A los corazones les doy calma y esperanza; a los espíritus les revisto de mi luz, les ilumino la conciencia; a los hombres llamados grandes en la tierra, que conduce n naciones, que gobiernan grandes pueblos y países en este mundo, también les ilumino, para que su conciencia tenga más luz que los demás, para que ellos puedan comunicarse conmigo y tengan calma, comprensión, conciencia y perdón en ellos mismos.
100 Así en este instante, me derramo en todos los pueblos del mundo; y a vosotros, mis hijos, que tanto os he entregado en cada una de mis frases, yo también por vuestra presencia bendigo a vuestras familias, bendigo vuestros hogares, vuestras empresas y caminos, derramo en este instante una prueba en vuestro camino para que creáis en mí, para que se acreciente vuestro amor y vuestra fe, ¿qué prueba será? No lo sabéis, pero esa prueba llegará, para los unos en corto instante y a otros haré esperar, sometiendo también a prueba su fe, pero todos tendréis; no habrá uno, que no reciba de mí.
101 Y, al recibir, recordaréis este instante, en que os dije: todos tendréis y daréis gracias infinitas en vuestra oración por el prodigio, porque me estáis pidiendo, porque se ha elevado vuestro espíritu, a volando hasta mi planta y ahí ha llorado, ahí ha depositado su queja; ahí se ha abrazado de mis plantas y de ellas no se quiere apartar.
102 Pero yo les digo a los espíritus: no temáis volver a vuestro cuerpo y seguir viviendo en él, que en este instante en que vuestro espíritu se ha comunicado conmigo, lleva el bálsamo para su materia, la cual seguirá dando testimonio y se levantará sonriendo llena de paz y de gratitud delante del Padre.
103 Yo os bendigo a todos, os acaricio y os invito una vez más al cumplimiento, mi pueblo, todos sois mis labriegos, mis sembradores del amor; pues todos sois los cultivadores de esta obra bendita, de esta obra verdadera, que en este Tercer Tiempo os he dicho: ella se entrelaza con la obra que os confié en el Segundo Tiempo y con la del Primer Tiempo, por tanto sois los trinitarios, los que lleváis en el interior de vuestro espíritu, la esencia divina de mi trilogía, de la trinidad que existe en Dios.
104 ¡Levantaos! Y seguid curando al enfermo, llevando luz a los descarriados, aboliendo los vicios en fin ¿qué os puede decir el Maestro, materializándose al hablaros de lo que es vuestra misión?
105 Yo recibo el cumplimiento de los afanosos, yo levanto y estimulo a aquellos que se han detenido a escucharme en el camino y también invito a los que no han trabajado en la senda para que todos trabajen y recojan el fruto de la paz, recojan el fruto en el corazón de los demás, este fruto de salud, de regeneración y de salvación espiritual.
106 ésta es mi palabra de este día de gracia, la dejo como un sustento espiritual para todos. ¡Adiós, pueblo amado, la luz de mi Espíritu Santo, sea siempre entre vosotros!
¡Mi paz, sea con vosotros!
79. El respeto a los semejantes
Domingo 5 de junio de 1949
1 Que la paz, la paz profunda, envuelva al mundo atormentado, la excelsitud del amor se manifiesta una vez más en alba dominical, alba del sol; radiante sol, el cual queda opacado si lo comparáis vosotros, con los rayos que emanan de mi pensamiento amoroso para vosotros.
2 Una vez más, la comunicación divina desciende hasta vosotros, desde la escala de perfección hasta la de Jacob se manifiesta a vosotros, ¡oh corto número de mi pueblo bienamado!
3 Una vez más mis pensamientos irradiando a través de antena humana para daros el mensaje para vuestra alma, para vuestra vida, para vuestro entendimiento. La palabra consoladora que viene a aliviar vuestra vida, el aliento de vida sempiterna que viene a impulsaros para que vengáis a transitar por mi camino.
4 Una vez más el hálito santo viene a endulzar las horas de vuestra vida. Venid a mí, ¡oh corto número de mi pueblo amado! En todos hay una tragedia, en cada corazón, en cada ser humano; y en verdad os digo, la tragedia es en unos mayor y en otros menor.
5 El hálito santo de mi pensamiento, transformado en palabra llegue hasta vuestro corazón como rocío primaveral; abrid vuestro corazón cual la rosa matinal para que llegue hasta vos el hálito santo, para que llegue a vos la consolación, para que llegue a vos mi palabra que es verdad dimanada del amor divino.
6 Traigo para vos, mi pueblo, corto número de los míos, traigo para vos, flores perfumadas de la esencia inmaculada, os traigo mis frases de amor que son cual blancas rosas del huerto del creador.
7 Vengo a animaros para que sigáis adelante; la trayectoria de vuestra vida es penosa, es verdad; las dudas ensombrecen vuestra mente; y el ambiente que os rodea, es sombrío, sombrío es vuestro mundo como vuestros pensamientos, como vuestros actos mismos, como toda vuestra vida, vuestra vida en la parte material; y yo vengo a vos como luz, vengo a vos con el florecimiento de mis pensamientos, vengo hasta vos para que se haga la consolación y para que se haga, principalmente, una realización en lo profundo de vuestro ser a la luz de la conciencia.
8 Sed bienvenidos, os dice el Cristo; bienvenidos seáis, mi pueblo, yo os saludo con el cariño espiritual, con el florecimiento de la palabra que viene a saturaros interna y externamente. Traigo para vos salud, verdad; traigo para vos las joyas, joyas de incalculable valor. Salud a vos, mi pueblo bienamado.
9 “gloria a ti, Divino Maestro” me dicen vuestros labios, pero yo espero algo más que la salutación. Me decís: “gloria a ti Maestro divino”, mas yo os digo a vosotros: glorificad al Padre y glorificad al Cristo: con vuestras palabras, con vuestros pensamientos y con vuestras obras, la glorificación sea así para vuestro Padre Dios, al que tenéis que amar sin comprender; es vuestra labor, es la alabanza mejor, es la manifestación más alta; la obediencia a su Ley en todos los actos de vuestra vida, en esa forma debéis alabar a Dios.
10 He aquí, el incansable Maestro; he aquí una más, el infatigable redentor; sin cansarme a través de los siglos. El cansancio es para vos, que quejumbroso siempre estáis, os lamentáis y os quejáis de que os sentís cansados.
11 Yo no me canso, soy el infatigable, a través de los siglos os he esperado, y el pacientísimo conductor de las almas sigue esperando a los hijos de Dios que moran en la tierra bajo el sol y bajo las estrellas. Y os sigo esperando, y os sigo llamando y la palabra de ternura brota a raudales para iluminar a vuestra mente, para iluminar vuestro entendimiento, para animar vuestro pequeño y frío corazón, para llenaros con el sol de amor de mi palabra, para que sea vuestra corazón cual ánfora bendita, que se derrame en los corazones con el santo amor de los amores, amando a Dios sobre todas las cosas y amando a vuestros semejantes como a vos mismo.
12 En verdad, la humanidad está sombría, triste, retraída, la copa del dolor está llena hasta el borde, se derrama ya, y al derramarse cae el acíbar en vuestro propio corazón. No hay un solo momento de vuestra existencia en que haya paz, palabra sublime con la cual he iniciado mi cátedra en esta alba de dádiva espiritual.
13 La humanidad entera clama y pide paz, ¡y, qué sabe la humanidad de paz, si tan solo hace la guerra! ¡Si en el propio interno de cada hombre se desata y se convulsiona la mente y el corazón!
14 No solamente la guerra la hacéis en vuestros propios hogares, con vuestros seres que están a vuestro alrededor; hacéis la guerra con el pensamiento, se desatan las pasiones en la mente y entonces a flor de labio aparece la ofensa, a flor de labio aparece la palabra dura. No puede haber paz en un corazón que alienta la dureza.
15 No sabe la humanidad lo que tiene, el contenido de la palabra santa y sublime de paz, si, a los hombre de la tierra con buena voluntad.
16 ¡Paz eterna! La paz eterna es la vida armónica en el infinito. La paz eterna, no es reposo, no es inercia, no es olvido, ni muerte, ni sueño con ensueño; la paz eterna, lo eterno es el Dios de la vida, no es el Dios de la muerte, es el Dios de la paz, el Dios sublime de las huestes espirituales dispuestas a cumplir con su santa y divina voluntad.
17 El Dios de bondad, el Dios de misericordia, el Dios omnipotente, él es lo eterno, lo demás es efímero en vuestra vida, es pasajero; aun aquello que llamáis vuestra muerte; la muerte no es más que la transición de la vida humana a la vida espiritual, es decir, de la vida en la materia, de la vida pasajera, hacia la vida inmortal del alma que jamás morirá, porque donde una vida termina, otra principia y todo fallecimiento trae un nacimiento, es decir, cuando fallecen los hombres, cuando el alma se desprende del cuerpo humano, del cuerpo físico, el cuerpo va a la tierra do surgió, pero de inmediato renace ese mismo ser en el plano que le corresponde en evolución; entonces, ya veis que no existe la muerte, existe la transición de la vida a la vida, a la verdadera vida, de la vida transitoria a la vida imperecedera del espíritu; que no tiene muerte, que es eterno como el mismo Dios.
18 La luz invisible para vosotros es visible para otros seres, y hay una música tan sublime y divina, que vuestros oídos materiales están imposibilitados para escucharla, música divina que se prolonga de esfera en esfera, la inmensidad la canta, la inmensidad le responde ¿y qué dice esa música divina? Ella dice: “paz eterna en todo lo creado, desde el principio hasta el fin, desde al átomo en constante renovación, paz eterna, a la eterna verdad. A la eterna luz”. Y ¿cuál es la eterna verdad? ¿Cuál es la eterna luz? Dios, vuestro Padre Celestial, vuestro Padre Dios es la eterna verdad, la eterna luz, el principio sin fin, lo eterno, palabra sublime, eternidad de eternidades.
19 En esa elaboración inmensa donde se forja la creación, la creación sublime y eterna, allí donde el fuego no se extingue jamás, en esa misma hoguera donde se purifica cual el oro en el crisol, donde se da mayor cocción a la arcilla que no está todavía debidamente purificada; preparaos en el fuego purificador del dolor y del sacrificio, es el proceso de vuestras vidas, el alma; es el proceso a seguir en esa gran elaboración donde es un trabajo, pero no es un sacrificio; donde es un remedio, pero no un castigo; donde podéis llamarle vosotros una expiación, pero, ¡jamás! Jamás una venganza del Ser Supremo para sus criaturas amadas. ¿Cómo y por qué había de tomar el Ser Supremo, venganza de las criaturas que han brotado de su mente creadora, de la suprema inteligencia? ¿Cómo y por qué había de tomar el Padre Dios, venganza en sus propias criaturas? No, de cierto y en verdad os digo: ¿qué provecho traería a la grandeza del Padre Dios el sufrimiento de los humanos? ¿Acaso con vuestro sufrimiento se hace mayor, y brillaría más la gloria de Dios? ¡Yo os digo que no!
20 Es que todavía a pesar de los años transcurridos de entregaros mi palabra, mi enseñanza tan diáfana y tan clara como las aguas purísimas de un manantial, todavía no ha sido comprendida por vosotros.
21 Dios, nunca ha castigado, no castiga ni castigará ¡jamás! Las ordenes y mandamientos de la Ley suprema, dimanada de la mente divina, fueron para que el hombre los respetara y los obedeciera, no para que los infringiera, pero he ahí, ¿quién de los humanos ha cumplido? Ayer, hoy, a través de los siglos y más siglos, a través de las encarnaciones y más reencarnaciones que son las experiencias necesarias para que rectifiquéis vuestra vida, ¿se ha acercado el Ser humano acaso para cumplir con los mandatos superiores de la Ley suprema del creador universal? ¡No! Entonces, ¿por qué las lamentaciones y las quejas ultrajando la majestad suprema del Padre Celestial.
22 He aquí, vuestros hombres legisladores tienen sus códigos, vuestros jueces en la parte material hacen uso de un código, para absolver o castigar. Yo también tengo el mío, yo he tomado del sublime legislador de legisladores, del Padre universal, yo he tomado de ese código perfecto y excelso para traerlo al mundo, para recordárselo a los seres humanos, para que los hombres se apeguen a ese sublime código y llenando su vida de esas máximas divinas puedan entonces alejar para siempre el dolor y el sufrimiento; de enterrarlo bajo tierra, para no exhumarlo jamás; pero la humanidad lo exhuma cada día, lo extrae, sí, porque aún no está cansada de llorar y de sufrir.
23 Yo os digo: os enseñé en el Segundo Tiempo y hoy en el Tercer Tiempo nuevamente vengo a vosotros para recordaros que los mandamientos de la Ley del Padre Dios se hicieron, fueron dictados por su mente suprema para que rigieran el mundo, para que el hombre se acostumbrara a obedecer. Mirad que cada desobediencia del humano trae consigo multitud de dolores, de angustias innarrables.
24 Dicen los mandatos del Padre y sus derivados que yo traigo en mi palabra a la humanidad; el código supremo de Ley divina, dice:
25 Amaréis al señor, vuestro Dios con todo vuestro corazón, con toda vuestra alma y con todo vuestro espíritu; con todas vuestras fuerzas, con toda vuestra razón y entendimiento y amaréis a vuestro prójimo como a vos mismo.
26 Haréis el bien sin esperar recompensa. Hacer el bien por el bien mismo. Amad a vuestro hermano, mas no le aduléis, porque la adulación es un veneno, y el veneno trata de corromperos. Sed afable y respetuoso con vuestros superiores, sed sincero y amable con vuestros amigos.
27 Debéis ser todo ternura para con los pobres, porque cada aspereza, cada dureza que arranque un suspiro de desesperación al pobre, por vuestra causa, es un punto negro que queda anotado en el libro de vuestro destino.
28 Si el supremo hacedor os concede un hijo, dadle gracias, pero tened cuidado y temblad, porque tenéis que responder, tenéis la responsabilidad de ese ser que ha venido a vuestro hogar.
29 Sed para vuestros hijos, el director hasta los diez; sed su amigo hasta los veinte, y sed hasta la terminación de esa vida, el protector, el guía.
30 Respetad a las mujeres y no les destrocéis el corazón abusando de su debilidad, abusando de su cariño. Respetad a las mujeres; y morid antes de denigrarlas, antes de ofenderlas.
31 Respetad a los que vos llamáis extranjeros, que no lo son para mí, a los viajeros, porque su estado y condición merecen todo vuestro respeto, toda vuestra atención y protección.
32 Pensad bien de vuestros semejantes para que vuestros semejantes piensen bien de vos, porque en la medida que vos hagáis y que vos sembréis, así cosecharéis.
33 Guardad vuestros labios de la censura, de los juicios temerarios, porque en verdad la humanidad siempre hace juicio temerario y perdona o absuelve a su albedrío. Dejad que el padre celestial, juzgue; solamente el, que puede escudriñar el interno de las conciencias y de los corazones, es el que está con la potestad suficiente para perdonar, para absolver, o para retener en su caso.
34 Tened piedad y misericordia de las animaciones de menor expresión, de las creaturas inferiores que os rodean. No maltratéis ni de palabra ni de obra a esas creaturas, ya que en cuanto a materia son vuestros hermanos inferiores, sí, los que llamáis animales y vegetales, ellos no tienen voz como vosotros, ellos no pueden hablar para quejarse, miradlos con caridad, con misericordia, no tengáis dureza para ellos, pensad que también son creación divina.
35 Hablad siempre bien, pensad siempre bien y obrad siempre bien; para que no os queméis en el fuego de vuestros propios pensamientos, palabras y obras.
36 Sed equitativo si tenéis servidores, si tenéis varones o mujeres a vuestro servicio, y jamás retengáis sus emolumentos, lo que justamente han devengado con su trabajo físico. Tratad a vuestros servidores como trataríais a alguno de vuestros hijos que son carne de vuestra carne y sangre de vuestro corazón.
37 Aliviad las necesidades de vuestros semejantes en la medida de vuestras posibilidades. Dad siempre, dad caricia, ternura y consuelo sin esperar recompensa. Enjugad las lágrimas del que llora, porque tiene una inmensa y grande pena en su corazón.
38 De cierto y en verdad os digo, los derivados de la legislación suprema del absoluto Dios son así, para que los escuchéis y los practiquéis.
39 «¡oh Dios de las bondades, Dios eterno de la misericordia! ¿Hasta cuándo las criaturas que moran en la tierra llegarán a comprender la necesidad de hacer en su vida la práctica de vuestros divinos preceptos? ¿Hasta cuándo? ¡Oh Padre Dios eterno y misericordioso!”
40 En necesario ya la transformación de vosotros, que empezáis a hacer las primeras prácticas, los ensayos, para llamaros espiritualistas en Espíritu y en verdad.
41 No os salvaréis, ¡oh grey amada! Tan solo con escuchar de mi palabra y de mis pensamientos; la salvación no vendrá a vosotros con que os pongáis a estudiar mi enseñanza, vuestra salvación estriba en la práctica, llevando en vuestra vida la práctica de las lecciones de mi enseñanza sublime, así os salvaréis de la confusión, del materialismo y de vuestras pasiones; ¡oh, mi pueblo!; pero nunca de otra manera. Si pensáis que con escucharme y decirme: “¡señor, señor!” vuestra salvación está asegurada, yo os digo que estáis equivocado, mi pueblo; estáis equivocado porque si vuestros labios me dicen: “¡señor, señor!” y tenéis palabra dura para vuestros semejantes, porque nadie está autorizado para usar de la palabra que hiere, que lastima, aunque vosotros digáis: “tengo razón, señor”, cada uno de vosotros, según juzgáis vosotros, creéis tener razón; pero el único que puede juzgar verdaderamente sin equivocarse, es Dios, el Padre Celestial.
42 Yo no vengo a juzgaros, pueblo amado, yo soy el enviado celeste, yo soy el Verbo de Dios, el Verbo luz que traigo para vos en ánfora de excelsitud, el elíxir del amor inmaculado.
43 Yo soy aquel que viene a arrancar de lo más profundo de vuestra alma el profundo sentimiento, vengo a arrancar las espinas que hieren a vuestro débil corazón, vengo a sanar la herida. Soy el sanador de las almas. Vengo a cauterizar, con palabra limpia y pura, las heridas que lleváis y que van chorreando sangre en vuestro corazón. Yo soy el mesías verdadero, el que había de venir, yo soy el que os habló en la carne purísima de Jesús, el que da amor a cambio de desamor, esa es la lección que os doy alba tras alba.
44 Hoy os doy la enseñanza oral, ayer os di la enseñanza con el ejemplo vivo, sí, la verdadera enseñanza, aquella en que no solamente hablaba y no hacía; hablaba y practicaba para que no me dijera la humanidad: “tú hablas de amor y de cierto, porque tú no sabes, Maestro lo que es el dolor, porque tú no sabes lo que es el sufrimiento, porque tú no sabes lo que es tener hambre y sed de justicia, hambre y sed de pan material, de agua de gracia y de agua material para apagar la sed”, ¡no! La humanidad no puede decir esto de Cristo, el Maestro de maestros.
45 Hablé, dije e hice a través de Jesús, para ser el Maestro perfecto, para ser el Maestro de los hombres, para ser el ejemplo para los hijos, para los padres; para ser el ejemplo de la humanidad entera, para decir a los hombres: yo también sé de todos vuestros sufrimientos, yo también sé lo que vosotros no sabéis ni habéis pasado todavía.
46 Yo también sé del cruento sufrimiento porque todavía la humanidad me lleva de herodes a pilatos; sí, cuando las dudas son en vuestra mente, cuando tratáis con frialdad a vuestros semejantes, cuando tenéis el rencor en vuestra alma y en vuestro pensamiento, cuando el orgullo os ciega, cuando la avaricia se despierta en vos, humanidad, entonces me lleváis nuevamente de herodes a pilatos, nuevamente, sí, me dais las tres de la tarde, y una nueva cruz, más pesada que aquella, ponéis en mis hombros espiritualmente, ya no en los hombros materiales como cuando tenía el cuerpo purísimo de Jesús, el sagrario de carne, ¡no! Es la cruz más pesada, más dura.
47 La cruz que me dais hoy es la de la ingratitud, porque hoy estáis más consciente, aquellos hombres del Segundo Tiempo dudaban, sí, porque no habían tenido antes los preliminares excelsos, divinos, que vos tenéis, ha mucho tiempo.
48 Aquellos hombres no eran como vos, humanidad; y sin embargo, a costa de mi sacrificio, de mi sangre y de mis lágrimas, de mi muerte o mi último sacrificio en materia, pude llevar ante el Padre Dios, muchas almas; muchas, que están allá donde vuestros ojos materiales no pueden ver, no pueden contemplar.
49 Y hoy, mi pueblo, contad los años que tenéis, que tenéis muchos de vosotros escuchando de mi enseñanza; contando sí, no solamente los años, los meses, las semanas y los días ¿qué habéis hecho de mi enseñanza, mi pueblo? Decidme ¿dónde está vuestro adelanto? ¿Cuáles son las obras que podéis presentarme? ¿Estáis ya lleno de paciencia, para esperar y seguir esperando?
50 Os cansa esperar y os lamentáis; y, decís: “es mucho esperar ya, Maestro divino, es mucho sufrir”, y, no os acordáis del ejemplo que os di en Jesús y pasa inadvertido para vos la agonía del dulce nazareno, no solamente la de aquel tiempo, no solamente de aquella agonía; sino la agonía que ya dura siglos tras de siglos, la paciencia infinita del salvador de los hombres, esperado que llegue el toque supremo a ablandar el duro corazón, porque os llamo y decís: “ha mucho tiempo, señor, es mucho sufrir, es mucho, lamentarse, ¿hasta cuándo, Maestro?”
51 En verdad, yo os digo: si vos supierais, si vos quisierais esperar, si vos quisierais que la bondad se desbordará, si vos quisierais amar para ser amado, porque si sembráis desamor a vuestro alrededor, ¿qué queréis que os paguen? Si sembráis la cizaña a vuestro alrededor, y la intriga, ¿cómo queréis al amanecer que florezca en vuestra morada y en vuestro vergel, las rosas perfumadas de las virtudes? Según la siembra así será la cosecha, bienamados, de vosotros depende.
52 Cada día que pasa en vuestra vida, hacéis la exhumación de los restos que están sepultados y que debieran estar para siempre bajo tierra, es decir, todas aquellas faltas que han sido en vuestra vida barreras para alcanzar el grado superior, que han sido barreras para la realización en vuestra vida, en la más alta y sublime expresión espiritual; todo aquello debe quedar para siempre borrado de vuestra mente y de vuestra vida; debéis apartar y quemar la paja para extraer solamente el grano dorado, el grado dorado de las virtudes, ¡escuchadme mi pueblo! ¡Atended mi llamado! Abrid vuestros oídos y no durmáis; no durmáis, porque mucho tiempo habéis estado adormecido, escuchadme bien:
53 Si vos hicierais en vuestra vida, en la práctica de vuestra vida diaria, que llevara cada día el florecimiento de una realización, si llevarais en vuestra vida la práctica de los mandamientos y preceptos de la Ley del Padre, uno cada día; no, uno cada mes, ni, uno cada año mi pueblo; sino una realización diaria, un esfuerzo supremo de buena voluntad; entonces en cada realización, fijaos bien, mis discípulos, fijaos todos vosotros, mi pueblo:
54 Cada realización, cada mandamiento de la Ley del Padre Dios y supremo creador que practiquéis en vuestra existencia material, es una antorcha que alumbra vuestro camino, es una arma, simbólicamente hablando, una arma para vuestra defensa, un pedestal para vuestro equilibrio, las alas de la espiritualidad; sí, son cual alas para volar y alcanzar vuestros ideales, todo esto será cuando hagáis una realización de cada precepto de la Ley de Dios que os manda ser obediente, sumiso, modesto y sencillo.
55 Cada acto de estos que realicéis será y es renumerado infinitamente, infinitamente en cada realización que vos hagáis y entonces, mi pueblo, todo el dolor que os aqueja, todos los problemas que ensombrecen vuestra mente, quedarán para siempre enterrados y ya ni una sombra vendrá a trastornar vuestra pequeña vida; el sol de soles brillará en oriente para no ocultarse ya en occidente, porque todo será oriente para vos, y la luz del sol de amor y verdad brillará en vuestra vida, en el interno y en el externo, y tendréis la solución de vuestros problemas que os atormentan cada día.
56 Sin embargo, ¿cómo queréis vosotros, el arreglo de vuestros problemas, si estáis infringiendo en cada instante el orden de vuestra vida y de vuestra existencia humana y estáis infringiendo la Ley de vuestro Padre Dios?
57 Debéis armonizaros, con vuestro propio corazón. Principiad a armonizaros con vuestros propios pensamientos, porque no estáis en armonía ni siquiera con vuestro propio pensar.
58 Así, no os quejaréis; así, no os lamentaréis; así sabréis que vuestro propio dolor, lo habéis forjado vosotros mismos; que estáis en expiación, por las faltas cometidas a la Ley superior; que habéis creado vosotros, vuestro propio resultado; y la Ley de causa y efecto, es una realidad de cada ser humano.
59 Si sembráis desamor y cizaña, debéis esperar que venga como consecuencia el dolor; si sembráis bondad, misericordia y perdón, ¿qué esperaréis como consecuencia, mi pueblo? Dicha y felicidad y en la práctica de vuestra vida se manifestarán vuestras virtudes y se desarrollarán vuestros dones y os colmaréis de bendiciones y os iréis llenando de la felicidad, porque vuestro Padre Dios espera solamente la transformación en el proceder de vuestra vida para derramarse a maravilla, para que surjan las grandezas, para que se desborde la fuente de la misericordia del Padre Celestial para derramarse en vos, para que dejéis de llorar y de sufrir.
60 ¿No sabéis que cada vez que infringís los ordenamientos y dictados de la Ley de 61Dios, de la Ley suprema, tenéis que preparar vuestros lienzos para enjugar vuestro propio llanto?
62 Entonces, mi pueblo bienamado, analizad y meditad, razonad y comprended mi enseñanza, para que vuestro paso sea recto, para que seáis prudente al hablar, para que seáis sumiso, para que seáis obediente; para que apartéis de vos mismo, la rebeldía, la necedad de necedades que se manifiesta en cada instante de vuestra vida.
63 ¡Oh! Mis pequeños rebeldes, ¿hasta cuándo estaréis sumisos y obedientes a la Ley suprema? ¿Hasta cuándo os amaréis los unos a los otros, como yo os amo? ¿Hasta cuándo el sol de amor, hará maravillas en las criaturas pequeñas que vengo formando, para llevarlas al alto solio de vuestro Padre Dios y creador universal? ¿Hasta cuándo?
64 ¿Qué plazo me ponéis vosotros? Aún espero porque soy el pacientísimo conductor de las almas.
65 Quiero que recordéis y analicéis de mi palabra en esta alba de gracia, y os digo en ésta, porque necesito que aprovechéis cada lección de mi enseñanza.
66 Si os conmovéis al escuchar de mi enseñanza, ¿por qué no la lleváis a la práctica de inmediato?
67 Vos decís: “¿el señor nos dijo esto?; ¿qué quiere decirnos el Maestro con esto?” mas yo os digo en verdad que podríais practicarla de inmediato, amados míos, estáis perdiendo lastimosamente el tiempo, y lo lloraréis en alma, ya que hoy es indiferente para vosotros, es lo mismo para vosotros la vida de ayer que la vida de hoy y la vida de siempre, ¿en cuánto y en qué parte habéis cambiado?
68 Algunos habéis cambiado, es verdad, pero es tan corto el paso que habéis dado; y muchas veces lo anuláis, porque retrocedéis nuevamente, ya con la injuria, ya con la palabra fuerte, ya con pensamientos que atraviesan como vándalos vuestra mente, nulificáis vosotros mismos aquel pequeño adelanto que habíais tenido.
69 La paciencia, ¡oh! Paciencia bendita, ¡oh! Flor de la paciencia, saber esperar, ¡oh! Mi pueblo, es una gran virtud, ¿por qué no sabéis vos, esperar? ¿Por qué no tomáis de mi ejemplo, yo que he sabido esperar por siglos y siglos?
70 Yo que no vengo a reprocharos ni a delataros en público, ni a denigraros. Yo, que sin señalar vuestras faltas delante de los demás, vengo a deciros: ¡venid a mí, pecador, que os estoy esperando a través de los siglos y a través de la eternidad!
71 Mientras haya un solo pecador sobre la tierra, os seguiré esperado, ¡oh! Mundo de pecado, ¡oh! Mundo reacio y duro, os seguiré esperando, porque es la misión sagrada del Maestro del amor.
72 No sería entonces digno manifestador del Padre Dios, digno enviado, no sería el intercesor de la Ley divina del gran legislador de legisladores.
73 ¿Cómo podría enseñaros, si viniera a señalar vuestras faltas? ¿Si viniera a vosotros, a poneros en la picota del escarnio, si viniera a deshonraros en público?
74 ¡Ay de aquel de los hombres que hiciera esta obra nefasta, de llevar a uno de sus hermanos, con causa o sin ella a la picota del escarnio, de la deshonra en público. ¡Temblad! ¡Oh! Mundo, porque de cierto os digo, prepararíais vuestros lienzos para enjugar vuestro propio llanto.
75 Yo no he acusado, ni a mis propios verdugos; yo hice la oración en el huerto de los olivos, para elevar mi pensamiento purísimo, mis blancos pensamientos; sí, cual magnolias que elevan su perfume en la noche, alumbradas por los rayos de la luna, elevé mi pensamiento de perdón, de misericordia para aquellos que iban a enclavarme en la cruz.
76 ¿Por qué vos, humano, por qué mundo, a pesar de mi enseñanza a través de los siglos, no habéis querido imitarme? Es que no tenéis amor para vos mismo, menos para vuestros semejantes, es que os habéis olvidado de Dios y de su Ley.
77 ¡Es que se han enmohecido, vuestros pensamientos! ¡Es que no queréis hacer la ascensión peldaño por peldaño, en la escala ascendente y divina de la vida! Porque la vida, llena de Dios, es vida divina.
78 La vida divina manifestada en el universo, es el Padre Dios; y la existencia del humano, llena de Dios, que será divina un día, cuando vosotros, transforméis vuestra manera de Ser, de pensar, de hablar y de obrar; cuando escaléis peldaño por peldaño y hagáis la ascensión espiritual para llegar a la cúspide de la gran escala de la perfección.
79 He aquí, la palabra se repite, los pensamientos que al unísono vibrando están en el espacio, llegan a vos, ¡oh! Pueblo amado de Israel, del Cristo y de María; sí, porque en esta alba de gracia, vibraron pensamientos excelsos de la esencia intercesora, de aquella que ha presidido vuestro nacimiento, aquella que vos llamáis la sublime intercesora, aquella, la medianera entre Dios y el hombre; aquella, cuyo manto purísimo os cubre, lo mismo en vuestra iniquidad, lo mismo en vuestro arrepentimiento, lo mismo en el lecho del dolor, como en el lecho de la agonía en vuestros últimos instantes.
80 ¡Preparaos, mi pueblo! Porque hoy, maravilloso día del sol, tendréis el regalo espiritual del que fuera el dulce rabí de Galilea, de Cristo el Divino Maestro, del que ha venido y vendrá siempre para encauzaros, para dirigiros, para amaros, para guiaros.
81 Soy la luz de vuestro destino, soy la luz de vuestra vida, y también seré la luz en lo que vos llamaréis muerte, porque Cristo, el Maestro de maestros, será la luz en todos los tiempos; y así como he presidido vuestro nacimiento espiritual, presidiré vuestro último viaje, porque sois el viajero de todos los siglos, porque sois el constante viajero de la eternidad, hasta que rectificando vuestras obras, hasta que transformando vuestra vida en esta existencia humana por la vida perfecta, no tengáis a que volver; no tengáis ya que ser el viajero de los siglos.
82 Cuando hayáis purificado totalmente el proceder de vuestra vida, cuando hayáis encauzado vuestros pensamientos, cuando hagáis en la trayectoria de vuestra vida dentro de lo humano el pleno cumplimiento a los dictados de la Ley sublime de vuestro Padre Dios, entonces, mis bienamados, ya no tendréis a qué volver a la tierra; ni volveréis a la tierra, ni volveréis a ser habitante de otros planos del alma circundantes a este mundo; permaneceréis entonces, como trabajadores de las huestes espirituales de luz, iréis a formar parte de ellos; y entonces, cada día en ascensión espiritual, seréis vosotros los maestros. Los maestros, de todos aquellos a quienes tendréis que darles vuestra ayuda para su ascensión, para ayudar a elevarse a los que han quedado rezagados.
83 Seréis después ángeles, seréis después luminosos, seréis más tarde, a través de los siglos, directores de mundos, de sistemas planetarios, de galaxias; sí, eso seréis también vosotros.
84 Cuántos siglos pasan, cuántos siglos pasarán, cuántos siglos os esperan, para que lleguéis a eso, a lo que han llegado vuestros hermanos mayores, aquellos que os han precedido en la tierra, en la jornada de la vida, primero en la existencia de la materia, después en manifestación del alma y en la vida del espíritu, unificado con el gran Espíritu, con el alma universal dimanada de la misma vida del creador supremo universal.
85 De cierto y en verdad, os digo: es necesario no solamente que me escuchéis, pensad en mis frases entregadas a través del entendimiento humano, pensad en mi cátedra, de esta alba de gracia.
86 Es necesario, imprescindible, que la acción de la humanidad tome un nuevo derrotero, derrotero de luz, derrotero de verdad, de la auténtica verdad; derrotero sin mancha, sin mácula, como es el que os está hablando en la comunicación limpia y pura de verdad, para enseñaros cual es el verdadero camino, cual es el verdadero sendero de la luz.
87 ¡Si vos me escucharais, mi pueblo, si vos quisierais llevar en la práctica de vuestra vida en vuestra existencia humana esta mi enseñanza y todas sus lecciones que en sí encierran la misma verdad; lecciones que en sí mismas, son la manifestación de la Verdad sin mancha, sin mácula, para la transmutación de vuestra vida de pecador, a vuestra vida en alma, a vuestra vida verdadera, la vida que no tiene ya dolor ni amargura, que no tiene ya lágrimas porque se han agotado todas las lágrimas, mientras habéis estado en la expiación, hasta llegar a la redención!
88 Expiación, ¡sublime palabra! Expiación de las faltas, de los errores cometidos; pero jamás, lo repito para que lo comprendáis no lo olvidéis: ¡no, castigo del celo! Que el Padre Celestial, nada gana en su gloria infinita universal, no aumenta su gloria con vuestros dolores; es inútil el dolor, para vuestro Padre Dios y creador, ya que redunda solamente en beneficio del propio pecador; porque con el dolor, el hombre aprenderá a no volver a cometer el error que le ha hecho atraer tanto llanto y tanta amargura.
89 Va el caminante, por los caminos y senderos; y la voz interna, la voz oculta de su espíritu a la luz de su conciencia, le hace el llamado, para decirle: ¡vais transitando a obscuras; tened cuidado, más adelante hay un precipicio! Y la voz, no se extingue jamás. Es el llamado de vuestro propio espíritu, que os habla, os encauza, os guía; pero el hombre, no escucha el llamado de su propio espíritu y camina ciego, va por los senderos escabrosos; y aunque el llamado, se hace constantemente para que no caiga el hombre en el precipicio, él cae irremisiblemente.
90 Cada caída en el precipicio: es un dolor, es una amargura, es sufrimiento, es el desgarramiento interno se levanta dolorido, clama, gime y vuelve a emprender la jornada. Ese es el simbolismo, de vuestras diversas existencias humanas, humanidad.
91 Vuelve, el hombre, otra vez a caminar por los senderos hechos con su desobediencia, influenciado por sus pasiones, avanza por el mismo camino de iniquidad, por el mismo derrotero de equivocaciones; allí está, no se ha quitado el abismo, está a sus pies; y el llamado, se repite incesante, como incesante es la renovación de los astros, de los mundos, de los soles, y de las estrellas; como incesante, es la renovación, porque por eso es necesario también la renovación en vuestra propia vida, porque todo se renueva, ¡todo, mi pueblo! Todo se encauza, para renovarse, para mejorar, para perfeccionarse.
92 Pues bien, allí en el propio camino del hombre, está el abismo, viene el caminante lo mismo ayer y lo mismo siempre, se detiene al borde del abismo; y sin escuchar el llamado, vuelve a caer, y así veces y veces, siglos y siglos, vuelve a caer; se lamenta, gime, llora y sufre, hay una pausa en el camino, olvida la caída y vuelve otra vez, a emprender su jornada.
93 ¿Me estáis entendiendo y comprendiendo el simbolismo, de lo que os quiero decir, de lo que se suscita en el transcurso de vuestras existencias humanas? Cada vez que el hombre se pone en camino, que se pone en marcha el viajero de las edades, el viajero de los siglos, es el simbolismo; es el símbolo del hombre que empieza la jornada en el camino, sin ver el abismo que está a sus propios pies.
94 ¿Acaso el llamado interno, se ha detenido, ha dejado de escucharse? No, ¡jamás! El llamado es en el alma y el llamado es en la materia; pero se resiste a escucharlo, y vuelve neciamente a caer nuevamente. ¿Cuántas caídas? ¿Cuántos dolores? Pero el hombre, cuando se ha levantado, ¡escuchadme bien! cuando ha salido ya del abismo, olvida que ha caído muchas veces; y entonces, el dolor de su última caída, le hace clamar al celo, pedir misericordia y muchas veces profanar y faltarle a la potestad divina del creador del universo, diciendo: ¿”¿por qué, ¡oh! Padre Celestial? ¿Por qué? Es que al levantarse de su última caída, ha olvidado las innúmeras caídas anteriores; se ha olvidado, porque en la infinita bondad del Padre Dios y supremo dueño de la creación, plugo a su mente excelsa, que el hombre, olvidara su pasado; porque sería un tormento inenarrable que el hombre recordará de sus faltas, de sus caídas pasadas; llegaría hasta la locura, si el hombre recordara sus innúmeras faltas; por eso en la bondad infinita de Dios, está que el hombre olvide, que olvide gran parte de su pasado.
95 He aquí vuestra última caída, ¡benditos seáis vosotros si habéis caído por última vez en el abismo! Y yo Cristo, el maestro de maestros, os ayudaré a salir del abismo; os ayudaré a curaros, yo vendaré las heridas, sí, yo renovaré las células, yo daré nuevo impulso a vuestra vida en vuestra existencia humana; yo inyectaré el optimismo con mi palabra regeneradora, yo os alentaré y os diré: pequeño mío, habéis caído por última vez, y ahora tenéis la suficiente experiencia y ya no caeréis en el abismo, porque procuraréis caminar con paso seguro, desviándoos del abismo; tomando un rodeo y que quede atrás el abismo con todos sus errores y caminando en línea recta.
96 Entonces, dejando atrás el abismo, ya no hay motivo, no hay piedra con la que os tropecéis, para que volváis a caer, mi pueblo. La última caída sea ésta, que sea ya la última para vos, mi pueblo, ¿no queréis acortar el tiempo? ¿No queréis entrar en la nueva vida? Nueva vida, en espíritu y verdad. Vida nueva, para los humanos que se acerquen a este recinto a escuchar la palabra de verdad, la palabra amorosa y santa que no quiere perder a ninguna de sus criaturas amadas.
97 No quiero perderos, amados míos escuchad: venid a mí, los tristes; los que habéis sufrido tanto, porque habéis olvidado vuestras reencarnaciones pasadas, la carga de deudas que tenéis entrad sumisamente, con resignación en la expiación, porque en la medida de los sufrimientos de hoy, podréis vosotros, valorar el cúmulo de deudas que tenéis de tiempos pasados.
98 ¡Ya no acumuléis, mi pueblo, no acumuléis más deudas, no hagáis más pesada la caída! ¡No quiero veros rodar al abismo nuevamente, humanidad! ¡Humanidad mía, escuchad a vuestro Padre y Maestro! ¡Escuchadme, humanidad mía! Que la luz del Maestro de maestros y la luz resplandeciente de María, la ternura divina, serán con vos; escuchad, mi pueblo.
99 .no quiero volver a veros caer, que sea vuestra última caída, sea el vendaje que pone el médico de médicos en vuestro lastimado cuerpo, en el destrozado y herido corazón; sea la última caída, que la expiación haya terminado en esta vuestra existencia efímera de la carne, en la materia de este tiempo; y cuando la transición llegue, cuando la nombrada muerte llegue, como vos le decís con vuestra palabra habitual; y escuchad mi pueblo, os hablo así de: muerte porque yo me adapto a vuestro lenguaje y a vuestra manera de pensar y de decir; para mí, no es muerte; es la resurrección, es la transición, es la renovación, es el entrar en la verdadera vida. En verdad, os digo, ¡oh! Pueblo, para mí es la muerte, la que vos llamáis “vida” en materia; para vuestro Maestro es la muerte, porque tenéis muertos los sentimientos puros del espíritu en vuestra alma, porque tenéis muerto el corazón, porque tenéis opacada la conciencia; y cuando pasáis, a la verdadera vida, entonces a eso yo le llamo vivir, vivir la verdadera vida, la vida en el alma, la vida del espíritu que está unificada a la vida de las vidas, al océano de vida sempiterna.
100 Pues bien, mi pueblo amado, corto número de los míos, yo os invito a venir, mi pueblo. ¡Venid en espíritu y en verdad! Porque yo os invitó a venir a mí; entrad, en el halo luminoso del Divino Maestro.
101 Si queréis llamarme el Padre, llamadme el Padre, no porque yo lo sea, porque no hay más que un solo Padre universal del cual soy su Verbo; vuestro Padre amado, mi Padre que es perdón, misericordia y bondad; mi Padre, en cuanto soy el amor nacido en el, y dimanado hacia vosotros, sus hijos espirituales.
102 Pues bien, el hálito santo que animó a Jesús, la esencia del amor de Dios, el Cristo, abre el caudal inmaculado de amor divino y os llama, mi pueblo. ¡Venid a mí! Si habéis pecado, yo olvido vuestro pecado, si el arrepentimiento llega a vos; si estáis desconsolado, venid a mí, que en mí encontraréis la verdadera consolación; si tenéis dudas, yo limpiaré vuestra mente con la infinita caricia del que sabe amaros desde antes que nacierais.
103 Yo limpiaré vuestra pequeña mente y me manifestaré sublime, espiritual, porque ya no tengo manos como vos; me manifestaré sublime, espiritualmente, os acariciaré, es así como acaricio vuestra mente, para limpiarla; acaricio vuestro corazón, para confortarlo; acaricio vuestra alma y la bendigo y a todos en espíritu, os atraigo al centro de mi amor y de mi luz divina.
104 ¿Queréis mi pueblo amado, venir conmigo espiritualmente? ¿Queréis seguirme en espíritu y en verdad? ¿Queréis que sea para vos, vuestra última caída? Bendito seáis, mi pueblo, muy amado. Si en espíritu y en verdad, os habéis derrumbado por última vez en la gran caída del abismo; yo os levanto, ¡no temáis! Yo os ayudo, ¡no temáis! Yo os protejo, ¡no temáis. Soy el protector de la humanidad, porque también llora y gime, pero, vosotros, mi pueblo, llorad y gemid de arrepentimiento; es grato al Padre Dios, recibir el llanto, cuando es por el arrepentimiento de las faltas cometidas.
105 ¡Llorad, sí, llorad a raudales! Porque el llanto, es como lluvia en la tierra seca; dejad que el corazón marchito reviva, con el rocío grato y sublime del llanto que se desborda por el arrepentimiento; el llanto del arrepentimiento, es llanto de la promesa, porque cada arrepentimiento, es la promesa; el llanto sano, es la promesa pura y divina, para que sigáis en la ascensión por la bendita escala de la vida que os eleva en sentimientos puros hacia Dios, para sentirle a plenitud.
106 ¡Venid mi pueblo amado! ¡Venid! Que las puertas están cerca de vos; y en verdad, os dice el Cristo de vuestros pensamientos, pero todavía no el Cristo de vuestras obras: yo quiero prepararos, quiero fortaleceros, quiero animaros, quiero encauzaros
107 Yo soy la luz de vuestros pensamientos, soy el hálito santo que os encauza, soy el faro potente que os alumbra.
108 Cristo va siempre adelante de vos, ¡miradle! Cristo va delante de vos, ¡siempre adelante! Delante de luminares, siempre adelante de las huestes espirituales de luz, siempre adelante de los ángeles y de los arcángeles; y adelante de vos, humanidad amada.
109 ¡Oh, mundo de pecado! ¡Mundo de errores, mundo marchito, mundo de sombras, de lágrimas, de sangre derramada! Yo os bendigo, pero en espíritu y en verdad, yo os salvaré, yo os llevaré un día; y los que han caído hoy, serán levantados. La victoria es, para vuestro mundo.
110 Vos que os conmovéis, vos que tenéis el propósito de encauzar vuestra vida, en verdad, yo os digo: vos seréis de los míos, porque si acortáis el tiempo, no tendréis necesidad de volver a reencarnar nuevamente, ya no seréis el viajero constante de todas las edades, seréis el viajero que ha llegado al punto final de su destino.
111 ¿Y cuál es el punto final de vuestro destino, ¡oh mi pueblo? El punto final, es el punto de origen. Dicho está; mi Padre Dios, es el punto final de las almas; es el punto final de vuestra vida, en espíritu y en verdad; el punto final, por el que ansiáis, en el que pensáis muchas veces.
112 En verdad, amado pueblo, he aquí que terminando está mi lección; y la esencia de mi cátedra, satura vuestro corazón, con la lección de mi enseñanza que habéis tenido en esta alba bendita de gracia.
113 No os olvidéis de mis pensamientos, amado pueblo, no olvidéis mis recomendaciones, recomendaciones sublimes, como el buen padre que llama a sus hijos en el amanecer; y al llamarles, les da luz, y consejos, porque los hijos van a emprender su gran viaje; y antes de darles su bendición, les dice: ¡sean buenos, acuérdense de su padre que queda esperándoles! Y al llenar de bendiciones las cabezas de sus hijos, clama al Padre Celestial y pide al Padre, por la dicha imperecedera de sus hijos; así es el Cristo, amados míos.
114 ¿Cómo podéis pensar, vosotros, en que alguno de los padres más amorosos de la tierra, sea en comparación, en parangón con el Cristo, que lo ha dado todo por vosotros? El reino de la luz, es mío, mi pueblo; el reino de las luces, me pertenece; y sin embargo, no gozo de la eternidad felicidad en el reino del Padre Dios, porque mi labor está con vosotros. Yo desciendo de la perfección del reino de Dios, para hablar a los míos; vengo a llamar a las ovejas extraviadas y recibirlas en el aprisco de mi amor. ¡Venid a mí, ovejitas de Cristo! ¡Seguidme! Porque en verdad, la gloria de Dios, yo quiero que la disfrutéis, vosotros.
115 Quiero que un día gocéis vosotros, en el reino de la paz, en el reino de la luz. Quiero que gocéis conmigo. ¡Mirad! Si os amo tanto, entonces, ¿queréis venir a mí, mi pueblo? ¿Queréis seguirme en espíritu y en verdad? ¿Queréis arrepentiros de vuestros errores pasados y presentes? ¿Queréis llorar las lágrimas del arrepentimiento, para decir a vuestro hermano: “aquí está mi mano, perdóname, que yo te perdono” y en verdad, hacer una unificación de los unos a los otros?
116 ¿Queréis olvidar todas las ofensas y entrar en armonía, en equilibrio? ¿Queréis practicar las obras de misericordia: amando, visitando a los tristes, a los enfermos? ¿Queréis dar mi palabra, tal como yo la doy a vosotros? ¿No guardarla, sino llevarla a aquellos que no saben de la grandeza, de mi divina enseñanza?
117 Entonces, mis bienamados: ¡id a vuestro alrededor! Hay muchas almas. ¡Id todos vosotros! Que en vuestro derredor, está el que sufre, el que llora y el que espera. Id con el necesitado, que le falta un pan en su mesa, llevadle un pan aunque solamente un pan tengáis en vuestra mesa.
118 Quiero que os pongáis a prueba, para ver si sabéis dar un pan de lo que tenéis para vosotros, para vuestro diario vivir; quiero que os pongáis a prueba, para ver si sois capaces de desligaros de lo que tenéis; para ver en qué cantidad, habéis acumulado la fe en vuestro Padre Dios.
119 De cierto y en verdad, aquel que en el nombre del Padre y en mi nombre, diere el único pan que tiene en su mesa para sus hijos, al necesitado; yo daré a ese bienaventurado, el ciento por uno y al trescientos por uno, según sea lo noble y desinteresado en su intención. Será una siembra en multiplicación, para aquel que en verdad, sea misericordioso con sus semejantes.
120 He aquí, ésta es mi enseñanza sublime de esta alba del día del sol, alba de gracia de dulces emociones. ¡Ah, cuando el alma se emociona, cuando las dulces sensaciones del alma brotan por los labios, por el corazón, por los ojos y a través del llanto! ¡Bienaventurados seáis todos vosotros, si la promesa santa que hace vuestro corazón, que hace en estos momentos vuestro ser, la promesa de cumplir, sí, me decís: te ofrezco Maestro amado, te ofrecemos, ¡oh! Padre y Maestro, cumplir con la promesa santa. ¡Benditos seáis, en el nombre del Padre, en el nombre que soy el Hijo y en el nombre de la luz de mi santo Espíritu.
121 ¡Benditos, seáis vosotros! Y así como quedáis bendecidos, en esta alba gloriosa, ¡bendigo las flores! Manifestación de la grandeza del Padre. Sí; bendigo las flores, manifestación de la grandeza del Padre; sí, bendigo las aguas para que las uséis para el bien; bendigo vuestros cráneos; bendigo vuestros pensamientos y doy fortaleza a la promesa que hace vuestro ser.
122 En estos instantes, mi pueblo, los espíritus hacen la promesa, a través del alma me prometen en estos instantes. ¡Benditas sean las almas, de los espíritus que se han conmovido! Bendita sea la promesa, para que haga en vosotros una realización. Bendecidos quedáis todos vosotros, dentro y fuera de este recinto. Las luces de mis pensamientos os penetran, os atraviesan interna y externamente.
123 ¡Dejadme todos vuestros sufrimientos! ¡Dejadme vuestros sacrificios, vuestras penurias, las congojas de vuestra alma, las heridas de vuestro corazón! ¡Dejadme todos vuestros problemas! Y al dejármelos a mí, es que al arrancarlos de vuestro ser, los hago míos, para llevarlos al Padre Dios; y él, os bendecirá y a cambio sí, de las tristezas vuestras, venga a vosotros, la dicha, la realización de aquello que esperáis. Si sabéis esperar con resignación, en verdad y en espíritu, os digo: vosotros recibiréis. ¡Recibid en esta alba, caricia y ternura!
124 Mundo mío, ¡yo os bendigo! ¡Mundo pretendiente a cristiano, ¡yo os bendigo! Mundo profano, ¡yo os bendigo! Niñez bendita, ¡yo os bendigo! ¡Yo os bendigo en alma y en espíritu!
125 Bendigo todas las promesas que habéis hecho ante mi rayo de luz, y esperad; porque se acerca la vibración de la esencia divina que animó a aquella que fuera la madre purísima de Jesús de Nazareth. Esperad y ¡sed felices!
126 Las luces de mis pensamientos, os envuelven; y la paz, como empezara, como abriera mi cátedra en esta alba de gracia la paz profunda, envuelva al mundo. La paz eterna, sea en vosotros, en la existencia material, en la manifestación del alma y en la vida del espíritu. ¡Mi pueblo, bienamado!
¡Mi paz, sea con vosotros!
80. La pureza del mensaje divino y las impurezas de los portavoces
Domingo 12 de junio de 1949
1 En albas y albas me habéis tenido como Maestro; mas cuando sabéis que voy a descender entre vosotros como juez, buscáis entonces las aguas cristalinas en donde purificar vuestras manchas para poderos mostrar más limpios ante mí.
2 Vosotros, ¡oh! Hijos de la luz, sabéis encontrar en verdad, esas aguas cristalinas que lavan al espíritu; las encontráis en la oración, en la contrición, en la práctica de mis máximas que se encierran en mi doctrina; y entonces, de esta manera, ya más limpios, os atrevéis a mostrar vuestro espíritu ante mi mirada perspicaz de juez.
3 El Padre os dice, Israel, en este Tercer Tiempo: ¡bienaventurados los que así se levanten, porque van encontrando el camino, pues van dejando su ignorancia y la tiniebla de los tiempos pasados! Ya que, así vais dando vuestros pasos hacia delante con la firmeza que el Padre os pide, porque vais dejando el culto y las prácticas del Primer Tiempo muy atrás de vosotros.
4 Ya no sois aquellos que en el Primer Tiempo, derramabais en el ara del altar la sangre de los corderos, para lavar con aquel sacrificio inocente, la mancha que los pecados dejaban impresa en vuestro espíritu y en vuestro corazón; sacrificio, que el Padre recibió en aquella era, en espera del despertar de vuestro espíritu, sacrificio que el Padre retuvo entre vosotros, para convertirse él, el Verbo que os habla en este instante en el propio cordero inmolado, haciéndome hombre por amor a vosotros, dejándome contemplar por los ojos materiales, dejándome contemplar por la mirada del espíritu de los hombres, para derramar mi sangre preciosa y borrar con ella vuestros pecados; porque mi sangre, es esencia de vida, es amor.
5 Porque mi sacrificio en cuerpo de Jesús, no fue el sacrificio inocente o el sacrificio inconsciente; fue el sacrificio por amor divino a mis hijos encarnados en las creaturas del Padre; y con ello, preparé y abrí para vosotros una nueva era.
6 Sin embargo, a lo largo de esa era, que vosotros llamasteis cristiana, os olvidasteis de imitar al Maestro sacrificando vuestra vida y derramando vuestra sangre por amor a los demás; os olvidasteis de lavar con el ejemplo de vuestras virtudes, los pecados de los demás y pensasteis que la fragancia de las flores y el humo del incienso a la luz de las lamparillas, cumplirían por vosotros.
7 Mas ahora que la luz en plenitud va penetrando en vuestro espíritu, os dais cuenta que los tiempos han cambiado, que vuestro espíritu va recorriendo la senda paso a paso; y él, en cada nuevo paso, contempla una nueva lección, escucha una nueva revelación y recibe una chispa más de luz en el espíritu y también en la mente humana.
8 Es por eso, que habéis apartado de vuestra vista, las ofrendas materiales; por ello vais destruyendo en el seno de vuestro propio culto, el culto externo; debido a eso, a medida que vais destruyendo los altares forjados con vuestras manos, vais levantando en el fondo de vuestro ser, en el espíritu el verdadero culto para mi divinidad, vais encendiendo la lámpara del amor y de la fe y vais ofrendando al Padre, la fragancia de esas flores espirituales que son las virtudes que he puesto en vosotros.
9 Ya no adoráis ni os inclináis, ante las cosas materiales. La purificación vuestra o el culto vuestro, es ahora, cuando vuestro espíritu se levanta haciendo méritos para sí y para los demás; es, cuando vuestro espíritu reconoce que: solamente él podrá y sabrá labrar para la eternidad su propia mansión, su vestidura, su pan de vida eterna, su heredad .
10 Y así, pueblo, os mostráis delante de mi mirada divina; no todos, porque no todos me han comprendido, a pesar de que a todos os he dado la oportunidad, la luz, la fortaleza y todos los dones que emanan de mi obra divina en este Tercer Tiempo.
11 Mas, yo recibo vuestros pasos, me agrada vuestro culto y aun cuando no lo hallo perfecto todavía, yo con mi palabra de amor os aliento, os levanto en el camino y os animo a proseguir; a no detener jamás vuestra caminata, a penetrar dentro de mi obra cada vez más con vuestro espíritu; el cual, revestido de respeto y de elevación, siempre podrá encontrarse; y yo, en verdad pueblo, os revelaré los grandes misterios.
12 No todo se os ha dicho, no todo se os ha revelado aún; grandes revelaciones guarda mi arcano todavía; las cuales, os daré ya en la palabra que transmito al portavoz, ya en la inspiración o en las pruebas y vicisitudes de vuestra vida.
13 ¡Grandes! Muy grandes conocimientos os revelaré, para que seáis fuertes e iluminados en ese tiempo de cumplimiento y de misión; mas, nunca seréis a imitación de los teólogos, no tomaréis mi espíritu divino ni las lecciones espirituales como si fuesen conocimientos materiales para analizarles científicamente.
14 No me escudriñaréis, no profanaréis mi Espíritu con lo retenido y grabado en vuestra mente humana, no me analizaréis a la manera de los hombres de la ciencia; vosotros, elevando vuestro espíritu por medio de la oración espiritual, interrogaréis a mi arcano; interrogaréis a mi espíritu divino de Maestro y de Padre, revestido vuestro espíritu de respeto, de amor, de humildad; y entonces yo, tomando en mis brazos a vuestro espíritu, que es a la vez que el niño, el párvulo de mi divinidad, le hablaré, le entregaré mi caricia paternal, le mostraré de mi arcano lo que sea mi voluntad, disiparé de él las dudas, las incertidumbres, descorreré el velo de los misterios que me plazca revelarle; y cuando ya él, saturado de mi esencia y de mi luz pueda encontrarse, descenderá a vuestra propia materia para revelarle a la carne, lo que al espíritu le ha sido revelado.
15 Porque después de la partida de mi palabra, yo seguiré vibrando espiritualmente entre vosotros; mi enseñanza seguirá y el Verbo del eterno, el Verbo de Jehová, seguirá descendiendo de Espíritu a espíritu entre los ya preparados para hablarles incansable y tiernamente; y siempre que encuentre el Padre: la preparación espiritual entre vosotros, siempre que lleguéis a mí con ese respeto, con esa humildad, con ese amor yo seré para vosotros el Maestro, el Padre, en verdad y en Espíritu.
16 Mas, todo aquel que desease investigar las manifestaciones divinas y espirituales, sin penetrar en mi arcano, sin penetrar en mis misterios, con el respeto y la humildad, él no encontrará la puerta franca, se confundirá a sí mismo, él se contestará a sí mismo y no será la voz del Padre la que le conteste. Esto acontecerá con los hijos de la luz, que se olviden de esta luz divina.
17 En cada tiempo, os he presentado mi obra espiritual. En mi obra, ha estado siempre presente mi Espíritu; mas, si en la forma, contempláis que me he mostrado diferente en mis tres advenimientos al comunicarme a vosotros, en el fondo, en verdad os digo: ha sido la misma obra, el mismo espíritu divino, la misma Ley y el mismo fin pero he venido a mostrarme a vosotros, según el alcance de vuestro espíritu, según su evolución y su capacidad.
18 Y si en este Tercer Tiempo, por comunicarme a través del entendimiento del hombre imperfecto, juzgáis que no es una forma adelantada, que no es una forma espiritual, la que ha dejado el Padre; yo, os digo: este Tercer Tiempo en que así me he manifestado, desde el año 1884 al año 1950, es solamente la preparación que os he venido a dar, para que después de este corto tiempo de preparación, penetréis en el tiempo de gracia, en el tiempo de espiritualidad, en el tiempo de elevación y de comunicación de Espíritu a espíritu.
19 Todo lo estoy preparando . Todo mi mano lo prepara; en el hueco de ella, se encuentra el destino de todas los seres y creaturas de todos los espíritus, de todos los pueblos de la tierra, de todas las creaturas y las cosas.
20 Todo lo estoy preparando ; y mi mundo espiritual, mis emisarios, secundan mi obra, porque a ellos les he dado parte en la lucha; y para el tiempo de la partida de esta mi palabra, el mundo se encontrará purificándose.
21 Ya la purificación espiritual y corporal, está en todas las criaturas; no hay una que pueda decir que ha escapado a la restitución o a la purificación espiritual. En todo el universo he derramado mi fortaleza, para que el espíritu y las carnes resistan.
22 He derramado la luz de mi Espíritu Santo, para que todos los espíritus comprendan; pero entre todos ellos, estáis vosotros, pueblo, que me habéis escuchado grandemente, que sabéis el inicio de este tiempo, en que llegué a comunicarme así; y el instante, en que cesaré de comunicarme en esta forma.
23 Vosotros sois los que sabéis el porqué de la restitución, sois los que conocéis y creéis en el misterio de la reencarnación, sois los que contempláis en el fondo de esa legislación: justicia y amor divino vosotros sois los que os dais cuenta de la misión que vais a desempeñar y del tiempo que atraviesa el espíritu de los hombres, sois los que oís la voz del Sexto Sello que abierto en plenitud puede encontrarse; y os habló a cada instante, de lo que los hombres no habían comprendido, de lo que los hombres habían olvidado, del libro que los hombres han cerrado; porque su misterio, para ellos, es insondable.
24 Y el misterio de los siete Sellos y lo que el Sexto Sello encierra, se va aclarando a vuestro espíritu, vais comprendiendo el misterio de ese gran libro del destino de los espíritus; libro, desatado por el sacrificio del mesías, jesuCristo, el cordero inmolado por amor a los hombres, por amor a los espíritus; pero el universo, pueblo, el mundo entero y grandes legiones de espíritus que poblando pueden ser los espacios, no han alcanzado la luz para comprender a ciencia cierta, el porqué de muchos acontecimientos y revelaciones.
25 Ya se levantan mis profetas en todos los puntos del orbe; y su palabra, no es propia, es mi palabra que transmito a través de ellos para despertar a los hombres, para destruir la impostura, para abrir brecha, para ser como los precursores de mi llegada como Espíritu Santo, al espíritu de todos mis hijos; y ellos, son escarnecidos, son vituperados y desconocidos, pero la fuerza está en ellos; y ellos terminarán su misión, entregando a los pueblos de la tierra, el mensaje que yo les he confiado.
26 Ellos se han levantado, pueblo, hablando y trabajando entre las muchedumbres y no sabéis vosotros quienes son; mas, yo los he enviado, los he hecho aparecer entre los grandes conglomerados, entre las grandes muchedumbres y ante las grandes instituciones; y esa palabra, ha estremecido al espíritu de muchos; y esa preparación, que ha sido en unos, irá cundiendo en otros y en otros más, hasta que llegue el instante en que la luz de esta obra que os he revelado, pueda llegar a ellos, para darles contestación a todas sus preguntas e incertidumbres.
27 Por eso, pueblo, os dice el Padre: si sentís que también en vosotros está la purificación, sed fuertes; vosotros no debéis desesperar, no debéis doblegaros ante ello, mucho menos debéis renegar, porque sabéis que debéis llegar limpios al instante de justicia, al instante en que vais a entregar en las manos del Padre: el fruto de vuestra cosecha; y vais a recibir: simiente, órdenes, inspiraciones y una puerta abierta para penetrar, ¡oh! Pueblo amado, en una nueva etapa del camino espiritual.
28 No ha bastado vuestra purificación, la práctica en mi doctrina y vuestras prácticas. No habéis alcanzado a lavar las manchas que van impresas en vuestra alma y grabadas en el espíritu y viene entonces en vuestra ayuda: el dolor, las vicisitudes las pruebas que os levantan, que no os dejan caer en el profundo letargo, que os hablan a cada instante, que os purifican y os hacen comprender de esa manera el dolor que sufren los demás.
29 Mas, ya era tiempo, pueblo bendito, que el cáliz de la amargura no fuera vuestra purificación espiritual, que la regeneración del espíritu y la sumisión de la carne os hubiesen hecho conquistar la paz del espíritu, la salud del cuerpo y la cordura en el espíritu.
30 Todavía sois párvulos, todavía mi pueblo amado, no llegáis a ser los verdaderos discípulos, dentro de vuestro cumplimiento.
31 Mas, no os vengo a intimidar, no os vengo a entristecer con mi palabra; vengo solamente como juez y también como Padre, a corregiros y a deciros la Verdad que hay en vosotros para que no viváis engañados, para que no os sintáis más grande de lo que podáis ser, para que tengáis conciencia plena de lo que habéis alcanzado dentro de mi obra. Por eso, yo, que os vengo a decir la Verdad que hay en vosotros mismos, os digo: sois todavía los párvulos en el espiritualismo.
32 Una gran misión, he confiado a todos: la unificación de este pueblo.
33 Esta obra de unificación, ha mucho tiempo que la confié al espíritu del pueblo de Israel, para que vosotros, discípulos de un solo Dios, de un mismo Maestro, dieseis un solo ejemplo a toda la humanidad, el de: vuestra fraternidad y unificación espiritual para que pudieseis ser, como os ha dicho el Padre en todos los tiempos: el espejo limpio de los demás, la bendición de todos los pueblos de la tierra, el faro luminoso, la segunda Jerusalén pero todavía, pueblo amado, no habéis podido presentarme esta obra.
34 Mucho os he reclamado, mucho os he pedido ese fruto; y hoy que os encontráis ya en las postrimerías de este tiempo de preparación divina, no habéis podido presentar al Padre: el fruto de la unificación de Israel.
35 Cuando os habéis levantado con intención de unificaros, os han acobardado los tropiezos, os habéis detenido en la senda; y cuando el Padre, os lo ha vuelto a ordenar, no habéis querido obedecer; y cuando habéis querido obedecer, no habéis podido unificaros por la falta de preparación espiritual.
36 Por lo que el Padre, os dice: no seréis vosotros los que hagáis la unificación de este pueblo duro, ingrato y sordo; será mi justicia, mi justicia divina realizará la misión de unificación entre este pueblo de Israel
37 Pero entonces, sed vosotros sensibles a mi justicia, sed dóciles a ella, sed comprensivos; para que así mi justicia, no sea mayor entre vosotros.
38 Así es como ha querido el pueblo, no por el amor, no por la fraternidad y la paz, sino por la justicia; y la justicia, en el pueblo será, pero vendrá la unificación; y cuando mi justicia grandemente sea en todo este pueblo de Israel, entonces la conciencia del pueblo despertará, entonces el espíritu del pueblo, se levantará y dirá: en la palabra del Padre, había verdad.
39 Hoy, mientras os hablo, no dais a esta comunicación el verdadero valor que ella tiene, no dais a mi presencia a través de esta palabra, todo el crédito y verdad que tiene, pero este Tercer Tiempo pasará; y muchos varones y mujeres de este pueblo, llorarán y querrán que este tiempo vuelva; pero este tiempo, os dice el Padre, no ha de volver entre vosotros.
40 Vendrán a vosotros de todas las naciones, los hombres que llamáis extranjeros, pero que solamente son vuestros hermanos; y ellos, os dirán: ¡cuán dichosos fuiste, al haber tenido la presencia del Padre, aun cuando haya sido a través del entendimiento del hombre. ¡Cuán felices y fuertes han de haber sido en ese tiempo! Y ellos mismos, se dirán: ¿por qué el Padre, no le habló al mundo en la misma forma? ¿Por qué no se presentó a todos los pueblos y naciones del mundo en su comunicación por el entendimiento humano?
41 Y entonces, al contemplar el dolor en las palabras de los hombres, al contemplar el llanto de la humanidad por no haber estado en este tiempo en que vosotros me habéis tenido, sentiréis el reclamo de vuestra conciencia y veréis cuánto tiempo perdisteis y cuán poco crédulos fuisteis delante de mí y cuán débiles y desobedientes a mi voluntad; entonces el mundo os interrogará, el mundo penetrará en vuestra memoria y corazón y arrancará de allí mi palabra para saber qué os dije en este tiempo, para saber qué os entregué y qué dije para ellos.
42 Los escritos, también los hombres los escudriñarán; y esos escritos, pueblo amado, serán examinados y leídos por el mundo, pero es el instante de que el Padre, os diga: no contemplo perfección en todos los escritos y es mi voluntad que solamente quede como un legado de verdad para los tiempos venideros, para las generaciones futuras, los escritos que ostenten verdad; mas, todo aquel que pueda encontrarse mezclado con la imperfección del portavoz, en el fuego será; porque no dejaré yo como testamento, como mensaje divino para todas las naciones, para las generaciones futuras, mi palabra con materialización humana, con imperfección humana, con manchas humanas. ¡No! En verdad; os dice el Padre: así como lo impuro no llega a mí, yo tampoco envío algo impuro al espíritu del hombre así como las manchas de los hombres, no llegan a mí; yo tampoco podría manchar el corazón de los hombres. He de enviar a todos un mensaje de verdad, de luz y amor; y si ese mensaje, yo lo encontrase manchado en las manos de mis hijos, yo también lo purificaré.
43 Con amor me manifiesto entre vosotros, pues si pensáis que el amor es atributo de Cristo y la justicia es atributo del Padre, os digo, en verdad, que estáis en error, porque yo soy el único Padre que os habla; y el amor que manifestó Cristo a través de Jesús, es mi amor; en la justicia del Padre, está el amor del Cristo; y la luz del Espíritu Santo, está en todas las manifestaciones de la Ley del Padre y en todas las máximas de Cristo a través de Jesús; y todo, es una sola enseñanza, un solo Espíritu, un solo poder. Una sola potencia, esencia y presencia divina.
44 El Verbo del supremo creador, se ha manifestado entre vosotros en tres Tiempos, en tres formas diferentes; pero, siendo siempre el mismo, porque el camino que os tracé en el Primer Tiempo, no lo torció Jesús; y el que hoy vengo trazando como Espíritu Santo, no lleva distinta dirección de aquél; es la misma senda recta y estrecha para el espíritu, es el mismo camino de la justicia, del amor, de la Verdad; es la misma Ley, pueblo bendito, pero que ha sido menester convertirla en un libro; y mostrarlo a vuestro espíritu, desde la primer a página, para que esa luz os fuese iluminando lentamente, paso a paso, sin cegaros; porque la luz de mi espíritu divino, es más potente que la luz del astro rey; y si vuestros ojos, son débiles para contemplar frente a frente la luz del astro rey, la visión de vuestro espíritu frente a frente no podría mirar todavía toda mi luz.
45 Es menester, que yo os vaya fortaleciendo, os vaya desarrollando con la enseñanza de ese libro que he formado para vosotros con mi Ley: mi justicia, amor y sabiduría con todas las grandezas, que encierran la creación universal del Espíritu del Padre.
46 ¿Acaso podríais haberme comprendido y reconocido en aquel Primer Tiempo, o antes en la primer a era, en la forma que me estoy manifestando ahora? ¿Podríais haberos comunicado en aquel tiempo, con conciencia plena, de espíritu a Espíritu? ¡No, pueblo! Conservabais desde el primer instante, la intuición de estas manifestaciones; mas a pesar de esa intuición, creasteis sobre el haz de la tierra: mitos, religiones, sectas y credos diferentes todos en diferentes grados de elevación espiritual, según la capacidad de interpretación de cada espíritu, de cada raza, de cada civilización.
47 Mas ahora, os encontráis capacitados para comprenderme; y si habéis juzgado materializada, imperfecta o pequeña mi manifestación a través del entendimiento del hombre, también juzgáis mal. Si para el hombre, ha sido esta manifestación imperfecta; para mi espíritu divino ha sido grande; a mi espíritu divino le recrea, me gozo en mi propia obra, porque al hombre le prepara en su espíritu y carne para estas comunicaciones, para estas manifestaciones, en verdad y en espíritu; y en el Tercer Tiempo, he llegado al fin a comunicarme entre vosotros, por vosotros mismos.
48 De estas manifestaciones, de estas comunicaciones y de las que han de venir espiritualmente en los tiempos futuros, señales precursoras os di a través de todos los tiempos pasados, hablando a los patriarcas a través de sueños, de revelaciones de profetas con palabra viva, comunicándome no solamente en un pueblo, en un punto de la tierra; sino en todos los puntos de la tierra, dando señales de que mi espíritu divino y los espíritus, habían de comunicarse con el hombre en el tiempo propicio; y ese tiempo, ha llegado oportunamente, cuando ha sido mi voluntad y cuando os he encontrado preparados para ello.
49 Hoy comprendéis estas partes de mi obra, hoy contempláis justa mi tercera comunicación a través del entendimiento del hombre; porque en el hombre, he puesto mi semejanza divina.
50 Así como el espíritu del hombre, se asemeja a mi Espíritu, vuestro cuerpo es quien manifiesta a vuestro espíritu; y en vuestro espíritu, he depositado atributos, potencia, sensibilidad e inteligencia para saber quién soy yo, para conocer mi existencia, para amarme, para escuchar mi voz divina, para seguir la huella trazada por mi Ley desde el principio de los tiempos; para caminar y ser los espíritus grandes, a la diestra del Padre.
51 Y en estas comunicaciones, no he venido a escoger a los justos ni a los virtuosos, porque no los encuentro sobre el haz de la tierra; en este Tercer Tiempo, he venido a escoger al espíritu en plena restitución y a la carne purificada por los sufrimientos, para transmitir a través de ella, mi palabra; y entonces, vosotros pudieses atribuir esta luz, esta esencia y esta palabra, no al hombre pecador, al hombre limitado, sino al espíritu divino; para que de esta manera, no cayeseis en idolatría hacia los hombres por quienes me comunico, sino que tuvieseis siempre la conciencia, de que el Padre, se ha comunicado a través de seres en plena evolución espiritual.
52 Esto y más, alcanzáis a comprender de este tiempo, hoy que aún sois párvulos; cuando seáis los grandes discípulos del Espíritu Santo, cuando paséis a ser los maestros, ¡cuánto os vais a asombrar y admirar de esta comunicación mía a través del entendimiento de los hombres! ¡Cuánto vais a encontrar en la palabra que yo os he entregado y cuánto también se va a recrear y asombrar vuestro espíritu, recordando el tiempo en que yo concedí al mundo espiritual la comunicación a través de vosotros!
53 Hoy, no alcanzáis todavía a dar el verdadero valor a esta obra, a esta etapa de preparación; y después de ella, penetraréis en el tiempo de la comunicación de Espíritu a espíritu, un tiempo de gran elevación espiritual; un tiempo en el cual, las últimas piedras del templo erigido a la idolatría, caerán; un tiempo en el cual, los altares del fanatismo y de la ignorancia, caerán por tierra; los ídolos rodarán de abismo en abismo, hasta no quedar de ellos, ni cenizas.
54 Entonces se levantará, de lo más profundo de vuestro espíritu y corazón humano, el verdadero culto a Jehová, el verdadero culto al Padre; y en él, encontraréis siempre mis hijos, por medio de la comunicación de vuestro espíritu, todos los amores en un solo amor, todas las máximas en una sola Ley, todas las revelaciones en una sola Verdad.
55 Entonces, me encontraréis en el infinito; y ese infinito, podrá estar muy arriba de vosotros, pero también muy profundamente en vosotros mismos; penetraréis en vuestro espíritu que tampoco tiene fin porque él pertenece a mi espíritu divino, a mi Espíritu infinito, a mi eternidad; encontraréis en el fondo de vuestro espíritu un camino largo por recorrer, un arcano, un misterio; y penetraréis también hacia vosotros mismos, hacia dentro, porque no os conocéis, porque no habéis mirado hacia dentro de vosotros mismos, porque el mundo os ha destruido: las pasiones, los placeres, las posesiones de esta tierra la manifestación de vida que los hombres contemplan más y más, las bellezas de esta creación, han distraído a vuestro espíritu; y por eso, no os conocéis, por eso no os habéis desarrollado, no habéis penetrado hacia el fondo de vosotros mismos.
56 Sin embargo, cuando ya no escuchéis esta palabra a través del entendimiento del hombre, cuando ya no tengáis delante de vuestros ojos: ritos ni ceremonias, ni cultos, ni liturgias con sus falsas solemnidades entonces, pueblo, vuestro espíritu ante la necesidad de adorarme, de orar, de purificarse en mí, de practicar mi obra y Ley, tendrá que ir hacia mí y hacia dentro de sí mismo, tendrá que encontrarme y tendrá que encontrarse; y cuando hayáis encontrado con vuestro espíritu, a mi propio espíritu divino, cuando hayáis penetrado en vosotros por el camino de la espiritualidad, admirando bellezas interiores, descubriendo grandezas espirituales; entonces, pueblo, sentiréis el impulso, la fuerza, el ideal, de libertaros, de dejar a los vuestros las posesiones terrestres e ir en pos de las necesidades humanas, de los que claman amor, de los buscadores de verdad, de los que mueren de hambre y sed de justicia, de aquellos que reniegan, de aquellos enfermos del cuerpo, y confundidos en el espíritu; de los esclavos, que se han creído grandes y son víctimas de su falsa grandeza, de los falsos sabios; en pos de todos tendréis que ir, pueblo, ¡créalo el hombre o no lo crea!
57 Pero mirad, Israel, que todavía tendréis que caminar un poco más, que tendréis todavía que desarrollar, que ir por la senda de la purificación hasta poder alcanzar la fortaleza, la conciencia y los conocimientos, porque vosotros tendréis que enseñar lo aprendido y tendréis que revelar a los hombres, lo que ni vosotros hayáis alcanzado a conocer o comprender; lo que haya de perfecto y bueno en vuestro espíritu y corazón, lo daréis a los hombres; yo os convertiré para siempre en mis emisarios, en mis apóstoles, en mis labriegos, en mis profetas, en mis portavoces.
58 Seréis entonces, todo mi pueblo el espíritu y la mente en donde descanse mi luz, mi inspiración y mis dones; seréis entonces, vosotros, los que en verdad, con vuestros dones desarrollados, llevéis el estandarte de paz, unión y buena voluntad a las naciones; seréis los portadores del mensaje del Padre de este Tercer Tiempo, los portadores de la buena nueva, seréis los que llevéis en vuestro espíritu trinitario, el testamento del Primer Tiempo, del segundo y del tercero, los tres testamentos fundidos en una sola heredad de justicia, de amor y sabiduría, de luz espiritual.
59 Y estos dones, estos atributos, no serán privilegio solamente de vosotros. Si ciento cuarenta y cuatro mil señalados pueden ser por el índice de mi mano divina, no serán ellos, los únicos que posean la luz de mi Espíritu Santo o mi potestad. Ellos son, entre el pueblo de Israel, los responsables, los que conduzcan, los celosos de mi obra y de mi Ley, los que cuiden y velen del tabernáculo espiritual.
60 Sin embargo, todo aquel que se convierta a mi obra, que practique mi Ley, que se espiritualice en su camino, ese será, en verdad os digo, mi hijo obediente, ese será mi siervo y también desarrollará sus dones: bien de profeta, bien de consejero, bien de emisario.
61 Todo aquel que desarrolle sus dones, se sorprenderá de lo que ha estado en él mismo, sin presentirlo. Todo aquel que se reconozca a sí mismo y desarrolle su espíritu, encontrará en sí mismo sus propios dones. Por eso, Israel, vos, ¡oh! Hijo de la luz, ¡levantaos!
62 Sois el pueblo buscado por el Padre, en los tres Tiempos. Si vosotros decís que he venido tres veces a vosotros; yo os digo: yo he estado siempre con vosotros; pero tres veces he manifestado materializada mi obra y mi Ley entre vosotros; para a través de esas manifestaciones de lo divino, descubriros cada vez más grande mi obra y mi Espíritu; y pediros, cada vez: un paso firme y grande en la senda y un culto mejor a mi divinidad.
63 Y sí tres veces, pueblo, he manifestado mi obra entre vosotros y mi espíritu divino, para hacerme comprender de vosotros que estáis en la carne por eso os llamo trinitarios, porque habéis tenido al Padre en tres Tiempos, en tres formas, en tres manifestaciones o revelaciones: como Verbo del Padre en el Primer Tiempo, como representación del Hijo del Padre, en Jesús, en el Segundo Tiempo y como Espíritu Santo hoy en este Tercer Tiempo; pero al recibir la luz del Espíritu Santo en plenitud sobre vuestro espíritu, reconocéis entonces que un solo Padre, un solo Espíritu, ha estado tres veces entre vosotros para manifestarse, para manifestar su obra, para aclarar entre los hombres, al espíritu: su Ley, sus misterios y sus revelaciones.
64 He ahí por qué he señalado vuestro frontal espiritualmente con un triángulo de luz, porque sois los discípulos de estos tres Tiempos, porque sois el pueblo que en tres eras se ha venido preparando, se ha venido espiritualizando; y hoy, en este Tercer Tiempo, el triángulo se cierra por la luz del Espíritu Santo entre vosotros mismos.
65 Y, de tiempo en tiempo, os he venido apartando de toda tradición material, pues siendo vosotros los poseedores en los tiempos pasados de aquellas tierras de canaán, hoy ni siquiera las poseéis; pues este pueblo escogido y amado por mi divinidad, este pueblo primogénito en lo espiritual entre los pueblos de la tierra, se dividió en verdad en dos, desde los primeros tiempos; y una parte me ha reconocido espiritualmente y la otra parte se ha materializado; una parte, en verdad os digo, me ha buscado por el espíritu, la otra parte de Israel, se ha perdido en las riquezas de la tierra.
66 Y a los que me han buscado por el espíritu, les he probado y he apartado de su mano las posesiones terrestres para darle libertad a su espíritu, para emancipar su mente, para libertar su corazón y sus sentimientos, para poder mostrar mi Espíritu Santo a su propio espíritu; y a los otros, les he dejado, en verdad, que posean los bienes de las cosas de la tierra; y ellos, se han levantado por todo el orbe enriqueciendo sus arcas, acumulando caudales y poderes; mas, no espirituales, sino temporales.
67 Ya se acerca el tiempo, en que el Padre, haga el llamado a unos y a otros; a unos, para que den cuenta de lo espiritual que el Padre les ha confiado, de la herencia espiritual, de los dones del espíritu, de las grandes revelaciones que el Espíritu Santo, a través de los tres Tiempos, ha hecho a Israel; y a los otros, también el Padre cuenta les pedirá, porque no los ha dejado el Padre sin herencia espiritual, sin luz; y también cuentas, el Padre les pedirá.
68 La consumación de los tiempos se acerca, el tiempo de la justicia se acerca, el fin de esta etapa se acerca; y todos los espíritus, en verdad el Padre os dice, caminan hacia un punto, hacia una cita, hacia un llamado que es mi tribunal de juez.
69 ¡Todos preparaos! Ya os he dicho como Padre: que mi justicia se ha posado en todos los espíritus, que el llamado es en todos y me encuentro sentado ya, esperando al universo.
70 El universo llegará. La hora se aproxima. Y en verdad, os digo, desde mi alto solio, como juez: en el final del año 1950, mi justicia en todo espíritu será.
71 Mas, si os parece muy material una fecha para fijar un acontecimiento divino; entonces el Padre, os dice: no fijéis ese acontecimiento, con una fecha material, pero preparad vuestro espíritu, para que sintáis la justicia del Padre que muy próxima y muy cercana se encuentra a vosotros pues, no será un segundo de justicia, no sabéis, en verdad, la duración del tiempo de mi justicia.
72 No sabéis, Israel, no sabéis, humanidad, el tiempo que duren estas vicisitudes; pero mi justicia hablará, mi justicia será luz, será amor, será paz, será todo en verdad, todo lo que sea en beneficio de los espíritus y de los hombres; pero durante esa justicia, en verdad, os digo: ante ellos tendréis que extender gran fortaleza, gran luz, conciencia y calma en verdad, os digo: no solamente al pueblo de Israel, sino a todo el mundo tanto en cuerpo como en alma porque mi justicia, vendrá a todos los seres, cual nunca se ha manifestado; mi justicia será grande, porque todo tiende en verdad y en espíritu, a ser puesto en su sitio; y ese sitio, lo encontrarán todos los seres y las cosas, en mi balanza divina que está pendiente en mi mano diestra.
73 Por eso, ¡orad y velad! Pues se acerca para vosotros un año muy corto en verdad, con sus 365 albas que son solamente un átomo en la eternidad, que son un segundo para vuestro espíritu en su travesía por este mundo; y tendréis que aprovecharlo, Israel y todo el mundo, porque será año de consagración, de meditación, de reconocimiento, de espiritualidad, será año de pruebas; será de purificación, en espíritu y en verdad.
74 Mas, yo daré la fuerza a todos para resistir, yo daré la luz a todos para comprender, yo daré la fe y la esperanza para perseverar y grandes acontecimientos contemplareis; el despertar de multitudes de espíritus, el levantarse de la humanidad en pos de mi verdad y seréis testigos de grandes acontecimientos de justicia entre los hombres.
75 Si yo he permitido que el odio del hombre, se haga sentir entre la humanidad; al odio del hombre, le he puesto también un límite. Si he permitido que la justicia insana del hombre se descargue sobre sus propios enemigos; yo también he limitado la justicia del hombre.
76 Si la preparación de los hombres para la destrucción y la venganza, para satisfacer sus ambiciones desmedidas ha sido muy grande; y de ello, siente temor y pavor la humanidad; yo también, a esa preparación de los hombres, pondré un hasta aquí y un límite.
77 Yo he permitido que el hombre apure la amargura que él mismo se ha preparado, yo he permitido que el hombre coma del fruto del árbol que él mismo ha cultivado; pero yo no permitiré que el hombre o su espíritu, se destruya, porque yo soy la vida.
78 El hombre podrá sufrir, enfermar, padecer, desesperarse y renegar; pero la destrucción en él, nunca llegará; en el instante en que él crea es lo último, cuando el último átomo de fortaleza esté para extinguirse, allí mi presencia con el espíritu del hombre será, para decirle: ¡levantaos! ¡Mirad vuestra labor! ¡Contemplaos a vos mismo y contempladme! ¡Mirad mi Ley y mirad las vuestras! ¡Contemplad mi obra y contemplad también vuestra obra! Y en ese instante, el espíritu ya no se turbará.
79 Pero si el espíritu encontrase turbación, también yo, que soy amor, justicia y caridad, no permitiré que la turbación del espíritu sea eterna, es pasajera; y dura, solamente el tiempo necesario a cada espíritu y a cada restitución, porque yo soy la luz de todos, la vida y el amor.
80 Por tanto: la sentencia, la condena, la muerte y el infierno en verdad, os digo, han sido creados por el hombre; y como toda obra humana, tienen su límite, después de todo ello, estoy yo; yo, que no he creado el dolor ni la sentencia, ni el cargo; yo que solamente permito al hombre, conocer las consecuencias de sus propias obras: buenas o malas para que entonces él, por medio de su propia experiencia, alcance la verdadera evolución y penetre por conciencia, en la verdadera senda de la justicia, del amor y la sabiduría.
81 ésta es mi justicia y mi amor, hoy, en este Tercer Tiempo, en el que esplende mi sabiduría por medio de la luz del Espíritu Santo.
82 Vos conoceréis a vuestro Padre, en plenitud; este Padre, del cual ignorantemente los hombres se apartan; este Jehová, del cual los hombres se ocultan y huyen sin saber que él es la justicia, el amor, la ternura y la enseñanza, la paciencia y la luz, en verdad y en Espíritu; porque yo, soy el Padre, que en todos los tiempos ha estado con vosotros.
83 ¿Por qué huir ante mí, si yo os amo? ¿Por qué temer de mí, si en verdad, yo no os castigo, ni os sentencio, aun siendo el juez supremo? ¿Por qué olvidarme a mí y olvidar mi nombre, si yo estoy siempre en el Dios que buscáis? ¿Por qué distinguís entre Jehová, Cristo y el Espíritu Santo, si todos son una sola divinidad?
84 ¡Buscad al Padre, buscad a Dios, buscad al Maestro, buscad todos los amores en un solo Espíritu, que es el mío, que es él que os habla en este instante desde la escala de perfección hacia la de Jacob, ¡créalo el hombre o no lo crea!
85 Israel: en esta mi palabra, os he juzgado he tocado, vuestra propia conciencia; y una vez más, la he iluminado, con la esencia de ella. Yo os he dado vida, con su fuerza; os he estimulado, con su vida y os he sanado también.
86 En este instante, ¡levantaos! Que no quiero contemplaros enfermos; porque después de la partida de mi palabra, no llevaréis a los hombres enfermedades sobre vuestro cuerpo, no llevaréis fardos pesados que os dobleguen, no seréis mendigo ante los hombres; seréis pobres, sí, de los bienes y las cosas materiales; pero en esa pobreza, hallaréis vuestra libertad espiritual; y, de cierto, os digo: una migaja de vuestra pobreza, será más agradable, más dulce y más rica que los manjares que los grandes acaudalados coman; y vuestra sencilla vestidura, será más digna que el manto de los reyes; y vuestra pobre techumbre, tendrá más santidad y más paz, que otros grandes palacios de la tierra.
87 Yo he puesto dignidad entre vosotros, Israel, mas, no miseria. Yo os he convertido a vosotros, en los vasallos de los vuestros; y vuestro nido, será siempre lleno de gracia; en verdad y en espíritu, vuestras palabras, serán como trinos y vuestro corazón, no albergará en los tiempos venideros, las grandes preocupaciones por las cosas terrestres; padeceréis por el ideal del espíritu, padeceréis por mi causa, padeceréis por las tinieblas de los hombres, mas no por las cosas de este mundo.
88 ésta es mi palabra, ¡oh! Pueblo amado. Después de lo que os he dicho, después de lo que os he expresado, ¿qué más podéis pedir, mi pueblo?
89 Vuestro espíritu está ante mi planta, me glorifica, me da gracias; y en verdad, el Padre bendice a vuestro espíritu. Mis brazos de Padre Eterno abarcan el universo, a todos los seres, a todas las creaturas y las cosas; y en estos brazos, yo os estrecho, os bendigo y os acaricio. Yo os levanto y bendigo a los vuestros, fortalezco vuestro hogar y siembro de bendiciones vuestra senda; endulzo vuestro paladar y derramo una vez más en vuestras manos, el bálsamo de la vida y de la salud.
90 Sin embargo, también os digo, pueblo: haced una oración espiritual por las naciones ayudadlas con vuestra preparación a penetrar espiritualmente en el tiempo de la justicia y de la preparación espiritual; elevad vuestro espíritu también, Israel, y recordad aquellos espíritus que viven como almas en pena y a quienes los ojos de vuestro cuerpo no miran; porque en ellos, también existen necesidades espirituales; y de vosotros, pueden alcanzar, porque el espíritu de Israel, tiene el don de la comunicación espiritual y podéis estar aquí en vuestro mundo y en otros mundos, en vuestra nación y en otras naciones también; por tanto, elevad cinco minutos de oración espiritual; que yo, desde mi alto solio, os escucho, os atiendo y os concedo.
91 Una vez más, el Padre os bendice, porque penetráis con vuestro pensamiento en toda la hermandad, en toda la humanidad, porque vuestro espíritu ha atravesado en este instante con su pensamiento fronteras, sin contemplar diferencias, no ha mirado razas, lenguas ni colores; solamente se ha identificado con toda la humanidad, con toda la hermandad de espíritus que son mi familia universal.
92 Si no sentís con perfección aún, estas manifestaciones del espíritu, yo os lo perdono, mas os digo que: a ese plano llegaréis sin embargo, sabéis ya sentir: el sufrimiento y las tragedias de los demás.
93 Me pedís por el mundo: el perdón y la paz me pedís antes el perdón por vosotros mismos para que llegado el instante, podáis ser un ejemplo para los demás; y por todo por cuanto me pedís, pueblo amado, yo envío a todos mis hijos en este instante mi perdón divino, mi bendición de Padre universal; dejo en el corazón de cada hombre, un presente de amor.
94 Una legión espiritual, se encuentra preparando al mundo entero; y en ella también derramo mi caricia de Padre, para que concluya su misión; y cuando aparezca entre los hombres, ese tiempo de preparación y de justicia, entonces, Israel, nuevas legiones a los hombres enviaré para que sean los fuertes, para que los unos con los otros se fundan; y así como vosotros os manifestáis en el valle espiritual, el mundo espiritual se siga manifestando entre los hombres, de todo el orbe; y en ese tiempo de comunicación de espíritu a espíritu, no solamente las fronteras de vuestro mundo se borren, sino también las fronteras que existen entre este mundo y otros.
95 Os doy la paz a todos, en este día en que el mundo conmemora una tradición y glorifica mi nombre y Espíritu a través de la trinidad. Yo bendigo e ilumino la mente de todos los humanos y la conciencia de todos los espíritus, como os he iluminado a vosotros; que venís, no a celebrar una tradición, sino a escuchar la palabra del Padre, que en su único Espíritu os ha venido a entregar, porque reconocéis en mí: un solo Dios un solo poder, que se os ha manifestado en tres formas, en sus tres Tiempos de comunicación.
96 ésta es mi palabra universal, ésta es mi palabra divina que hoy os dejo, pueblo amado, como una bendición, como una caricia de mi mano divina.
97 ¡Cumplid! ¡Levantaos! Porque os dejo sujetos a grandes pruebas de perdón, de reconciliación, de fraternidad, de espiritualidad también; porque desde el primer o hasta el postrero en esta mi obra, grandes pasos tienen que dar en los últimos meses del presente año.
98 No sabéis, pueblo, lo que os tengo preparado; pero también vosotros, al igual que el Padre, tendréis que preparar grandes cumplimientos. ¡Así os dejo, mis hijos, fuertes en el camino!
¡El ojo de mi divinidad, entre vosotros!
81. Los falsos labriegos
Lunes 13 de junio de 1949
(Saluda el Divino Maestro)
Elías:
1 Maestro divino, es el venerable anciano lleno de regocijo ante ti, haciéndote presente a los corazones a los cuales he estado muy cerca de ellos vigilando que su lámpara no se apague.
2 Han orado, Maestro y aún guardan en su corazón y entendimiento la divina enseñanza que instantes atrás han recibido, te los hago presente Maestro, cual intercesión de aquellos corazones que se han encontrado sordos a tu llamado, ya que tu Espíritu universal a todos por igual les ha hecho el llamado. Recíbeles, Padre, recíbeles y entrega por ellos al universo entero, que yo, humildemente me postro para recibir de ti, mandato y también para seguirles encaminando por el sendero de luz y de amor que tú les has trazado.
Divino Maestro:
3 ¡Oh, venerable anciano! Siempre manifestando caridad y dando ejemplos a este vuestro rebaño muy amado, de la suma humildad de vuestro espíritu; venís con toda la humildad en este día de gracia, no contemplando que las pequeñas criaturas pueden encontrarse por momentos hastiados, porque no han sabido comprender que la torta que traigo en mi mano divina, no hastía, porque es el manjar de vida eterna, es el manjar para el descanso espiritual, por una gloria, por una vida eterna.
4 Pero he ahí en este día de gracia, les encubrís con vuestro manto espiritual y me decís: ¡he ahí, los corazones! Que se encuentran velando y orando, porque yo, antes soy con ellos para no dejar extinguir la flama de su lámpara la cual, habéis encendido con sumo amor.
5 Sí, pastor amado, como es mucho vuestro amor para este rebaño, es mucho el amor también para aquel que ha abandonado la parcela y para aquel que ha abandonado el cumplimiento, también para aquellos que se encuentran en el abismo, en las asechanzas de las fauces del lobo hambriento.
6 Pero no temáis, Elías, mi amor es universal, mi caridad es infinita y no contemplando en estos tiempos en que vengo a manifestarme a través del entendimiento humano, la debilidad de los pequeños, por vuestra intercesión; ¡dejadles! Dejadlos ante mi planta suprema, que yo en este día de gracia, una vez más fortaleceré los espíritus, les levantaré en verdad, a la vida de la gracia y les haré comprender el camino.
7 ¡Oh, Elías bendito! En este momento ellos también esperan vuestra palabra celestial, sed una vez más, preparándoles, inspirándoles y dándoles elevación para que así su espíritu no descienda más a la tierra, para que así su espíritu vaya escalando conforme mi palabra va penetrando en sus mismos corazones, que todo lo que entregaseis os dice el Maestro, todo ratificado será por mí.
Elías:
8 Glorificado sea tu nombre Maestro y un instante más entre mi rebaño seré. En el nombre de mi Padre Eterno Gran Jehová, en el nombre de la segunda persona que presente es entre vosotros, yo os doy mi saludo de pastor y la bienvenida, en el nombre del Padre, del Hijo y en mi nombre que soy la representación de la luz del Espíritu Santo.
9 Me he presentado delante de vosotros, al despuntar la aurora para acercaros una vez más al pozo de la gracia, que lleva aguas cristalinas y de él también la vida; unos decís: he estado hartado ya instantes atrás mas yo os digo: contemplad el momento, ved que largo, muy largo es el camino para unos, el que tenéis que transitar después de los instantes de gracia que os quedan, instantes de gracia os dice vuestro pastor, porque es ya muy corta la palabra que vais ya a escuchar, es muy corta en verdad, rebaño amado, mas vos no lo podéis comprender aún, mas ella encierra gran enseñanza, encierra todo el amor y vida espiritual.
10 Comprended y seguid preparando vuestra planta, fortaleciendo vuestro corazón y seguid elucidando el espíritu; también yo soy delante de vosotros, y ahora que la leche y la miel podéis saborearla a cada instante, sin que sintáis cansancio, sin que sintáis que vais debilitando, sin que vayáis comprendiendo que es más fortaleza; mas fuerza, porque la vais a necesitar, rebaño amado. Mas yo os he ofrecido mi ayuda espiritual y nunca os dejaré; y así con esa sumisión y con ese amor que estáis recibiendo a cada instante, os quiero contemplar siempre.
11 Mirad que esta promesa espiritual ante el Padre Eterno ha sido, y la tenemos que cumplir; mas ayudadnos vos, rebaño amado, para que no vayáis a purificar en el valle espiritual; y de esta forma, tengáis que dejar cumplida vuestra misión en este Tercer Tiempo.
12 Mas, en este instante recibid de mi preparación una vez más, que yo acojo la cuita de vuestros corazones; nada os hace falta, rebaño amado, pero aún pedís por vuestros espíritus y en este instante yo recibo esta cuita y presente la haré, ante el presente, mas en este instante llevad la preparación del pastor, de la gracia y de la luz que me es concedida para derramarla entre vosotros, que yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y en mi nombre que soy, la representación de la luz del Espíritu Santo.
13 He preparado a tu pueblo, Divino Maestro, que es mi rebaño, corta ha sido mi palabra entre ellos, mas llena de gracia, porque así ha sido tu voluntad que reciban los espíritus, para que estén sus entendimientos prestos a recibir de tu enseñanza que es amor y que es sabiduría, Maestro.
Divino Maestro:
14 ¡Bendito seáis! ¡Oh venerable anciano! Que en este día habéis volcado una vez más a raudales vuestro cariño, vuestro amor y vuestra luz, habéis apartado la tiniebla de los espíritus y materias para que unos y otros en este día de gracia, como en todos a los demás que mi divino Espíritu ha descendido, puedan encontrarse preparados, para que puedan sentir la vibración de mi palabra y puedan percibir su esencia.
15 Les habéis encubierto con vuestro manto espiritual, les habéis hecho una vez más gratos ante mi presencia y ¡he ahí! Ellos llevarán el regocijo en su corazón y en su espíritu. Una vez más, dejadles que ellos quedan circundando al Maestro; y yo, colmaré a los uno y a los otros.
16 Elías, sed una vez más al solio divino, que os esperan ángeles y arcángeles; y desde ahí, seguid luchando con la misión que se os ha concedido, seguid luchando con los guías, seguid luchando por la unificación de los árboles, seguid luchando para la unificación de los pueblos, porque es lo muy delicado que lleva vuestro espíritu para que así el ojo perspicaz del Padre Eterno, esté grato al contemplar la humildad de las congregaciones de su pueblo. ¡Volad, Elías muy amado!
Elías:
17 Tu mandato habrá de ser cumplido, con sumisión en mi espíritu, Maestro; mas con tu permiso, volaré hasta el lugar que me asignas. ¡Adiós, rebaño amado, que la paz en sea con vos!
Divino Maestro:
18 La paz del Maestro en este día de gracia, caiga en vuestros espíritus y corazones; y en verdad, os dice el Maestro una vez más a través del entendimiento humano: no solo el hombre vive del pan material, sino también del pan de vida eterna y en este Tercer Tiempo os lo vengo a brindar, para que así vuestros espíritus se puedan saciar y prueben una migaja de este pan que os brinda el Maestro y en este tiempo en vuestro camino no volváis a tener hambre; vengo a brindaros también la copa de vino para que así sacie la sed vuestro espíritu y en vuestro camino humano no volváis a tener más sed, porque quien probase de este pan no volverá a tener hambre, quien probase de este vino no volverá a tener más sed.
19 Así, discípulos muy amados, el Maestro viene a dar con toda humildad y caridad a vuestros espíritus, a fortalecer a vuestras envolturas mismas, para apartar el cansancio humano y las vicisitudes que en vuestro camino han retenido vuestra planta para una evolución espiritual; para que así, hastiados de esta palabra divina que escucháis, no puedan encontrarse vuestro espíritu ni vuestro cuerpo: cansados, hambrientos ni sedientos porque mi palabra celestial solamente viene a daros virtud y descanso espiritual, sólo viene a daros el aliciente espiritual y humano para que os levantéis fuerte en el camino y no contempléis los distintos caminos que puede brindaros este polvo inmundo, para que sigáis el camino recto que mi mano providente desde tiempo ha, os he trazado y he elucidado, con la luz del Espíritu Santo.
20 Para que en tinieblas no caminéis una vez más, ¡oh discípulos muy amados! Preparados os encontráis por el pastor muy amado, él os ha puesto en el camino verdadero, donde yo me puedo encontrar para estar contemplando el paso firme que vais dando a través de la evolución espiritual, que yo he concedido a vuestro espíritu; contemplando también el retroceder, cuando en las vicisitudes humanas os encontráis adoleciendo y cuando vais contemplando el deseo de vuestra materia, el deseo carnal en vosotros, vais buscando vosotros mismos, estacionando vuestra planta; y entonces, os convertís en el reo del delito y sois el que blasfemáis de la palabra omnipotente que habéis escuchado, sois quien desconoce en vuestro camino esta palabra divina y sois aquel que os convertís en el blasfemo e imitáis una vez más a aquellos que pueden encontrarse entre tinieblas, a aquellos que pueden encontrarse en su fanatismo inmundo; y cuando una vez más queréis retornar hasta las cavernas de oscuridad, queréis buscar las efigies y los ídolos y por un momento el engaño que os está haciendo la humanidad y por conducto de escritos que os dicen que una vez más se levantan haciendo los prodigios, que los ídolos se encuentran haciendo las virtudes y caridades.
21 Y os he dicho, ¡oh discípulos muy amados! He venido a despertaros con la luz de mi espíritu divino, a rescataros, que estáis en el tiempo de las luces y que todas estas práctica y ceremonias, toda esta idolatría y fanatismo vano, mi mano providente los viene disipando día a día, según el paso que va dando el discípulo muy amado en el camino en que le he puesto.
22 Pero el Maestro, que ante todo es sumo amor y que no contempla la debilidad de su pueblo, la debilidad de los discípulos, porque en la Ley os dice: el tiempo de los prodigios a través de los ídolos, ha pasado si por un momento en tiempo ha, mi poder infinito se manifestaba para hacer levantar al pueblo, para hacer sentir que para mi mano providente cual poder infinito por doquiera pueda manifestarme, hasta por los mismos elementos, para que vuestra materia que del polvo de este mundo se encuentra irá escalando siempre.
23 La tiniebla, la idolatría y el fanatismo de los hombres audaces de las distintas creencias, aun de la misma iglesia romana se levantan una vez más para querer contrarrestar méritos a mi palabra divina y a mi mundo espiritual que yo he concedido y que lo he enviado a través del cerebro humano para que por conducto de él cure la lepra de vuestro espíritu, cure la lepra de vuestra materia, que pueda traer y sanar las distintas enfermedades, disipar por un instante también las distintas vicisitudes que lleváis en este mundo. Pero por un momento os convertís en las pequeñas criaturas renuentes y queréis también uniros a aquellos corazones y desconocer lo que mi mano providente os ha dado en el camino, lo que el mundo espiritual por mi mandato supremo ha venido a daros en ayuda material y espiritual.
24 Pueblo y discípulos muy amados: es menester que despertéis a la vida de la gracia; la cual, yo os he venido a desbordar con la luz de mi espíritu divino, que ya no seáis aquellos que os encontréis en el camino de la indecisión. Yo he venido a disipar la incertidumbre de vuestra materia y de vuestro espíritu, para que así podáis comprender todas las cosas, porque mucho tiempo ha, preparación os he dado a través de los distintos portavoces, por los cuales vengo a manifestarme; y contemplad que: antes dejaría de alumbrar el astro rey, que mi palabra divina no se cumpliese.
25 Y yo os he dicho: antes del año 1950, a medianía del año 1949 se levantarán los falsos labriegos, los falsos pedestales, se levantarán los falsos guías; y por un momento, querrán conduciros en un camino muy distinto al camino recto que mi mano providente, os ha venido a trazar.
26 Aparecerán los hombres trayendo vestiduras distintas a las de vosotros mismos y por un momento querrán sorprenderos con su presencia, como en el Segundo Tiempo, imitando al nazareno, para así deciros: yo soy uno de los escogidos, yo soy uno de los enviados de los cuales ha pronosticado y ha profetizado la Biblia y que se encuentran cual evangelios en el segundo testamento; ¡heme aquí y ellos, harán manifestaciones materiales, mancillando y manchando una vez más mi presencia divina.
27 Pero por eso, vengo a cada día a despertaros y a deciros pueblo, que estáis íntimamente ligados a mí, que estáis bajo mi calor y mi caridad, que estáis bajo las alas benditas de mi misericordia.
28 He ahí: comprended, estudiad y analizad y ya no busquéis un sendero en el cual no exista algo para la salvación de vuestro espíritu; porque yo he venido a posaros en el camino verdadero, en donde mi espíritu divino está elucidando el mismo camino, para que así no os perdáis de él y no podáis tomar las veredas, porque en este instante, ya no os concedo la complacencia material para que vuestra materia una vez más se disgregue y entonces pueda confundiros ante la tiniebla, el fango y la iniquidad.
29 La humanidad siempre ha sido audaz, la humanidad siempre ha sido ingrata a los beneficios brotados por mi mano providente; la humanidad se ha revelado y se ha intercalado siempre en los altos juicios de mi divinidad, pero como paciente Padre, pleno de amor, espero así contemplar, ésta su intención de esta humanidad, que son mis criaturas, de esta humanidad envanecida; que por la luz que yo he derramado en su espíritu e inteligencia, y que he despertado, busca, busca para ella el trono en la tierra para llamarse el “Dios” de ella misma.
30 Pero todo tiene su hasta aquí, ya que todo tiene su tiempo, todo tiene su evolución; y todo se encuentra, ¡créalo el hombre o no lo crea! Bajo el hueco de mi sacrosanta mano; en ella están: el destino de toda la creación, de todos los mundos no conocidos aún por vosotros mas, conforme vaya alcanzado esta humanidad ingrata de la paciencia de mi espíritu divino, una vez más evolucionará grandemente.
31 En el Primer Tiempo ellos quedaron confundidos en su Torre de Babel, hoy en el Tercer Tiempo la ciencia está levantando su torre y quiere llegar hasta mis arcanos divinos, si yo he permitido escudriñar hasta donde me ha placido dejar, de mis mismos astros, de los mismos mundos desconocidos para unos y para los otros; pero cuando más grandes quieran sentirse, mi mano bendita con todo sumo amor, con toda perfección y toda caridad sabrá retener la vanidad de la ciencia, la vanidad del hombre.
32 La luz de mi espíritu divino hará comprender que todo evoluciona así, unos y otros en este mundo, como en todos los tiempos, habéis venido a una evolución espiritual; mas esa evolución espiritual, tiene que ser digna, primeramente a mi divinidad y luego para la misma humanidad; esa evolución, tiene que ser benigna para el amor del uno para con el otro; para que así, todos y cada uno, podáis cumplir con las máximas de mi divinidad, que siempre ha venido a daros a comprender en todos los tiempos.
33 Pero en este día de gracia, digo a los discípulos y al pueblo muy amado, que en pequeña multitud me circunda: dejad que mi palabra divina caiga en lo más recóndito de vuestro corazón; dejad que el peso de ella misma, lo sienta vuestro espíritu y dejadla entonces evolucionar, para que así él vaya elevándose cada vez más hacia mi divinidad.
34 No retengáis la evolución de vuestro espíritu, no retengáis el paso ni adelanto que yo os vengo a dar como parvulitos, que yo os vengo a dar como discípulos día a día, dejad, buscad en el fondo de mi palabra divina lo que os vengo entregando, pero buscadlo de limpio corazón, haced un análisis, haced un aquilatamiento de lo que el Maestro os viene entregando y reconoced que no hay algo comparado. Que en lo que los libros de la humanidad os dan a comprender, ahí está la intención del hombre; y cada quien desarrolla según su Verbo material, según su intelecto; unos principian por daros también a conocer la existencia de vuestro Dios y señor; y otros, principian por haceros desconocer todas estas realidades; pero yo os digo: ¿quién podrá retener con su voluntad humana, la voluntad del Maestro? ¿Quién podrá retener en el camino, de que yo os vengo a dar en esta enseñanza espiritual? Ya que yo vengo a preparar vuestros espíritus para un descanso mismo, todo queda en vuestras manos, porque yo todo os lo he dado para que en el camino no perezcáis ni os sintáis debilitados y menesterosos.
35 Yo he dado la evolución a vuestro espíritu para que asimismo, pueblo y discípulos muy amados del Maestro, podáis dar el adelanto y estar adelante de esta humanidad, para que podáis estar adelante de la misma ciencia humana, porque yo de los sencillos y humildes me he venido a servir y los he venido a entresacar en todos los tiempos para hacer comprender a esta humanidad, que bajo su ciencia misma, contra mi poder. ¡Quién puede ser en contra de mí!
36 Pero, por conducto de vuestra humildad y sencillez, para que por conducto de vosotros mismos, cuales hijos humildes pueda manifestarme y desbordar por vuestro mismo conducto a esos corazones; y esos entendimientos puedan, la misma iglesia y sectas, comprender y reconozcan que el Maestro, como en el Segundo Tiempo, no he venido a azuzar a las multitudes en contra de ellas mismas, sino antes a vosotros, os vengo diciendo: velad y orad para que mi mano providente pueda disipar la tiniebla de unos y otros, para que aquellos corazones puedan ser arrancados de las tinieblas; que el momento, está preparado por mi mano omnipotente.
37 Pueblo muy amado, antes de ascender en el año 1950, este rayo de luz de mi Espíritu hecho palabra, ¡créalo el hombre o no lo crea! Unos serán en materia y otros en espíritu: los representantes de la iglesia, los representantes de distintas sectas porque he ahí, una vez más vengo a dar mi manifestación; no vengo a borrar lo que aun lleva las palabras del patriarca Abraham ni de Moisés. Vengo entre vosotros. Y hacia vosotros hay un abismo muy grande que por un momento divide: de que no podéis llegar a una comprensión pero desde el Segundo Tiempo el Maestro divino ha venido a abrir las puertas para todos y cada uno; no contemplando razas, credos, colores, linajes ni lenguajes, porque todos sois mis hijos y a todos mi Espíritu providente os acaricia y os brinda este camino, esta caridad que vengo a daros hoy espiritualmente.
38 El momento será llegado como os lo dice el Maestro, yo os lo profetizo, vuestras pupilas lo contemplarán: los unos material y los otros espiritualmente, para dejar fundidos: a credos, religiones y sectas en sólo una doctrina de amor para que reconozcan que mi Ley es universal, que mi Ley es única; y que todos la pueden llevar, pero apartándose de sus senderos, como pude venir a apartarles en el Segundo Tiempo, para dejarlos en mi camino después de mi partida.
39 Por eso, las creencias y religiones por un instante pueden hacer befa del pueblo, pueden hacer mofa de mi palabra, porque han contemplado que dormís, que no habéis evolucionado por el temor de la materia, por el temor humano que lleváis, corazones muy amados; pero así como también en el Segundo Tiempo, los reyes y varones, los mismos ministros de la iglesia judía, cuando por un instante aparté mi planta divina, estaban ocupados y sólo en las cosas materiales podían estar; porque el tiempo estaba anunciado por la profecía de los profetas, cuando el instante llegaría, en que viniese Elías, preparando aquel precursor el camino para mi divinidad; mas llegaría el momento en que nuevamente sería entre vosotros y entonces una vez más ante los dogmas, ante la presencia de los doctores de las mismas, ante los ministros y ante la humanidad, ante las grandes muchedumbres la presencia del Cristo tenía que ser, para dar el cumplimiento, para dar desarrollo y para levantar a las grandes multitudes; que por un momento, se creían abandonadas porque no contemplaban ni escuchaban la enseñanza de Jesús de Nazareth.
40 Así, discípulos muy amados en este Tercer Tiempo, vuestras pupilas, corazón y sentimientos no alcanzan a percibir todas estas manifestaciones que están alimentando los hombres, porque quieren y creen que en verdad el Maestro no va a cumplir en el Tercer Tiempo, que no va a levantar al pueblo, no va a levantar a las multitudes, no va a levantar a los discípulos para enviarles a las distintas comarcas, para atravesar los mares y aires, para levantarse a sembrar mi ley espiritual en el Tercer Tiempo, la que regirá por siglos, hasta la consumación de ellos mismos.
41 Así están esperando estos corazones que no vengo a delatarlos, vengo a prepararos para que contempléis, que ellos os están acechando, que están contemplando el camino que vais llevando, si lo estáis perfeccionando, como mi mano providente os lo viene dando día a día.
42 Pero, ¿quién intercalarse en mis altos juicios? No ha llegado el momento de la reflexión del adiós de mi palabra divina, por eso yo os he dicho: preparaos prepararaos para que pueda volcar toda mi sabiduría en este Tercer Tiempo, para que pueda preparar vuestros caminos y dejaros preparados, para que haya mayor evolución, ¡créalo el hombre o no lo crea!
43 Lo que no se ha podido hacer hoy que me tenéis en Espíritu y verdad, hoy que me tenéis en palabra viviente a través del entendimiento humano, desde 1884 y que nada habéis podido hacer; en verdad os dice el Maestro y ello es lo que aquilata esta humanidad: que si teniéndome entre vosotros no habéis podido evolucionar, no habéis podido extender mi palabra, porque ellos han salido como barrera, han retenido y han atemorizado vuestras materias mismas, pero os dice el Maestro: no ha llegado ese tiempo en su desarrollo en toda la plenitud. Yo lo he ido dejando, ¡oh discípulos!
44 ¡Oh hijos! Contemplo el adelanto de vosotros, pero después de ese año 1950, en verdad os dice el Maestro, lo que no habéis hecho en este momento, lo que no habéis hecho en vuestra vida, que yo os he concedido, una vez más como lengua de fuego se desatará mi luz y se prepararán vuestros entendimientos al igual que en aquellos discípulos muy amados del Segundo Tiempo, que entonces se levantaron a cumplir; y así tendréis que levantaros ¡oh discípulos!
45 ¡Oh pueblo muy amado! Comprendedme, porque ya es tiempo que conservéis todas estas lecciones en vuestros corazones. Que yo en este día de gracia he venido una vez más a dejaros mi esencia en lo más recóndito de vuestro corazón; he venido a levantar vuestro espíritu para no dejarlo que lo retrase la materia misma.
46 ¡Tomad y llevad! En este día de gracia yo colmo vuestros espíritus, yo doy paz a vuestras materias y yo elucido más vuestro entendimiento para que me comprendáis y estudiéis porque ésa es mi voluntad, que yo os perdono y bendigo, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Videncia:
47 A tu espíritu divino, yo saludo, señor para darte infinitas gracias que me has permitido ver llegar a tu divinidad en forma de un niño muy hermoso, vestido de blanco. Vi en tus manos divinas un ramo de flores de unas rosas no hechas en la tierra, vi que sus pétalos se esparcen entre el pueblo y me permitiste ver después que llegó un varón y te hizo presente en la palma de su mano una nación; vi como este varón se postró ante ti y pidió clemencia para ella, porque sus casas y sus edificios van cayendo por tierra; ante ti se postró y tú les diste como contestación una cruz, el varón partió muy triste, pero conforme con tu voluntad. Eso es señor, lo que me habéis permitido ver. Gracias por tu caridad.
Divino Maestro:
48 ¡Bendita seáis pequeña, que podéis hacer una vez más el cumplimiento que yo he dado a vuestras pupilas y que testificáis una vez más la presencia del Maestro entre los discípulos muy amados! Os habéis recreado con el descendimiento de mi divinidad, habéis contemplado con el sumo amor con que vengo a manifestarme, con que vengo hacia vosotros, no contemplando vuestra mancha, vuestro pecado ni vuestra iniquidad; vengo a manifestarme como el niño, para que así con ternura, de la que yo vengo a manifestarme, veáis el sumo amor y el aprecio de mi divinidad para vosotros; que vengo a daros en verdad un pétalo de esas flores que son de mi gloria, que son cada palabra que va penetrando, que va brotando a través de los labios humanos por los cuales yo me comunico.
49 Vengo a simbolizar. Me place que vos como profetas contempléis en que manera el Maestro simboliza, en que manera viene a dar las lecciones para que este pueblo, por sus labios materiales, escuche, tenga confianza, de crédito, penetren más y más y de respeto.
50 En este instante y momento, por doquiera del mundo se encuentran morando espíritus fuertes, por doquiera del mundo se encuentran aquellos espíritus que están gobernando de una envoltura y que han gobernado de tiempo ha, y que me ha placido cuando no han podido cumplir que sigan en espíritu velando y orando por su pueblo, por su nación y por su comarca.
51 Así veis simbolizado, pequeña, el espíritu fuerte que se encuentra cumpliendo y al contemplar el desastre por la mano inicua de su pueblo, de su nación, él reconociendo mi poder infinito y reconociéndome como creador, viene a mí, hace presente el dolor de su misma humanidad, del mismo género humano, de aquellos que pereciendo puedan encontrarse y viene y me pide clemencia y piedad para ello. ¿Y qué hace el Maestro, pequeña? Una vez más, dar la cruz del cumplimiento a unos y a otros.
52 Su espíritu ya no se revela ante mí, con toda la humildad recibe la cruz que a cuestas yo puedo poner, pero es la cruz del cumplimiento, no la cruz del sacrificio. Así en este pueblo, que os oye y que escucha al Maestro, he venido a posar una cruz, para que se levante a cumplir; una cruz, de luz, una cruz de cumplimiento para que pueda llegar hasta mí, como ese espíritu tiene que labrar y no será primera vez pequeña, de retorno cuando lo contempléis, recordad estas palabras que también os profetiza el Maestro, al mismo espíritu contemplaréis que él vendrá entonces a cantar ¡hosanna, hosanna a mi espíritu divino! Y a darme una y mil gracias, porque he tenido caridad de su comarca.
53 Mas tomad, pequeña, yo en este día una gracia dejo el miraje, el Maestro os da el testimonio, quede en ellos, para que analicen; y de vos, recibo lo que tanto vuestro corazón y vuestro espíritu me hacen presente. No temáis, mi palabra es de rey, mi palabra no vuelve atrás, yo os he dado, yo os he ofrecido y haré que en el mañana, el discípulo sepa cultivar para que alcance lo que de mi mano ha brotado como amor y misericordia; que yo os acaricio, igual que al corazón que me hacéis presente y que limpio el camino con mi luz para que sigáis luchando, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
54 Pueblo muy amado, en este día de gracia en que el Maestro ha venido a derramar sus complacencias, en este día os he venido a depositar en el seno de vuestro hogar la heredad que ningún hombre os puede entregar en este mundo; para que contempléis, cuan grande es mi amor para mis hijos.
55 Los que no habéis recibido en este día, los que no habéis preparado vuestro espíritu, los que no habéis sabido velar y orar, no temáis que aun el número marcado por el índice de mi mano no se encuentra completo todavía, ahí veis pequeños: la heredad es para que podáis completar ese número que cuando él esté completo, el Maestro dirá: hasta aquí, hasta aquí.
56 Velad y orad, pueblo. Yo preparo a vuestros pequeños, mas preparaos y preparadlos vosotros mismos, para que podáis ser los heredad os de este Tercer Tiempo, que yo en este día de gracia, por vuestra presencia, por vuestra oración y por la petición que me hacéis presente, voy a ir a vuestros hogares, voy a ir a los vuestros, voy a ir a los pueblos, a las naciones y comarcas de la tierra.
57 ¡Tomad cada uno y cada cual! Vos pueblo, el que lleva mi caricia, llevad mi ternura, mi luz y mi amor que en este día inundan a vuestro corazón, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
58 Universo entero, que instantes cortos habéis sido confortado y habéis recibido de la mano omnipotente del Padre la caricia, una vez más el Maestro os fortalecerá. Naciones, pueblos, montes altos y bajos, veredas y caminos, lugares todos de la tierra; mares, lagos, ríos, mar cerúleo, peces de todas clases, hasta el animalillo menos perceptible, ¡tomad y llevad una vez más la multiplicación! En mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
59 Hospitales y lechos del dolor, cárceles y pres iDios, calles y plazuelas por donde la mendicidad, de la inocencia bendita y de los ancianos puedan encontrarse implorando, ¡tomad y llevad todos y cada uno! A unos multiplico el denario, a otros doy el bálsamo de curación y a los otros doy luz a su espíritu. Y a los que bajo el cerrojo pueden encontrarse yo conforto sus materias; el inocente, los cerrojos, por el espíritu que está velando por vosotros, él abrirá y de retorno seréis a vuestro hogar, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
60 Aguas benditas que ante mi presencia pueden ser por la conducción de mis hijos; yo en este día de gracia, una vez más vengo a agraciarte elemento bendito, te dejo preparado en luz, te convierto en luz para que disipes las tinieblas de los hogares de mis hijos, te convierto en el bálsamo de curación, cuanto es menester ellos me pidan, hágase el prodigio, en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
61 ¿Tenéis atrición, pueblo bendito? ¿Tenéis contrición? ¿Tenéis unánime voluntad de perdonaros del uno para el otro? ¡Bienaventurado seáis! Que este juramento cumpláis, porque por ello una vez más perdono y bendigo al universo entero en mi nombre que soy el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. ¡Qué la luz de mi Espíritu divino more siempre en vuestros corazones!
¡Mi paz, sea con vosotros!
82. La luz y sabiduría de las cátedras
Viernes 1 de julio de 1949
1 La esperanza de los pecadores os acaricia, mi pueblo; la promesa de los pecadores os recibe. Yo soy la esperanza y la promesa de los hombres. Soy para vos, a semejanza de la vida, soy vuestra fuerza espiritual.
2 Con mi palabra, vengo a daros amor. ¡Venid, pueblo mío! ¡Venid! Porque estoy dando amor al que sufre, y ¿quién no sufre? ¡Venid! Porque estoy dando consuelo a los que lloran, y ¿cuáles son los que no lloran; ya sea interior o exteriormente? Porque hay también quien llora sin sollozos, que lleva un llanto sin ruido y la tristeza en el alma; y yo os digo: ¡he aquí mi palabra de consolación! Con amor, os doy la bienvenida.
3 Es una vez más en este Tercer Tiempo, mi enseñanza; tiempo en que nuevamente el amor divino es en vibración para ser escuchado; son mis pensamientos que se hacen sonantes para ser comprendidos humanamente.
4 Vengo a vos para recoger todos vuestros dolores; para endulzar vuestras amarguras; para enseñaros que os estáis formando interiormente para que podáis justamente llevar el nombre de espiritualista o cristiano.
5 Vengo a vos, por vuestra carga, por esa carga con la que no podéis ya.
6 Vais sin haber comprendido con palabras filosóficas, como vos las llamáis, ni con lecciones espirituales, a lo que habéis venido, escuchad:
7 Habéis venido a aprender y estáis conociendo millares y millares de problemas que tenéis que resolver iluminándoos con la luz del espíritu, con la luz de la Verdad, con la luz del conocimiento.
8 Almas de los hombres, ¡oh! Espíritus reencarnados en cuerpos humanos, no habéis venido a este mundo para que os venzan los problemas, habéis venido para vencer todos los problemas; no habéis venido para que os venzan los dolores, habéis venido para poneros muy por encima de ellos.
9no habéis venido para que os venzan las pasiones; habéis venido a vencerlas después de haber luchado con ellas con toda la potencia del que no lleva cieno aunque haya sido el cuerpo formado del cieno.
10 ¡Oh! Mi pueblo, ya no durmáis más. El alma de la humanidad está en lucha; lucha con todo: con problemas, con dolores, con pasiones, con el dolor de la traición. Dolor amargo entre las amarguras ¡oh, amarguras éstas, tan crueles! El dolor de la traición yo lo conozco, lo perdono y lo bendigo.
11 Habéis venido a conocer de todos los sinsabores de la existencia humana, por vuestra voluntad os habéis puesto en el camino de conocerlo todo por esfuerzo. Sólo así pueden acrecentarse las fuerzas. ¡Ay de aquél que se deja vencer en el vendaval de la existencia humana, por los rigores del destino! Vuestra alma, no debe ser ave de poco vuelo.
12 Aunque por el momento no comprendáis en toda su grandeza y su valor, éstas mis cátedras, porque estáis revestidos de materia, llegará un día, en que vuestra alma, ya sin cuerpo, repase con deleite la esencia de mis frases y comprenda todas las lecciones de mi enseñanza. Entonces, os alumbraréis con las cátedras que recordéis y de ese recuerdo surgirán torrentes luminosos que en el ambiente de vuestro mundo dejasteis borrar, dejasteis perder en el ruido y torbellino de la vida aparente en la existencia de la materia.
13 No dejéis que se vayan estas frases, retenedlas con el alma, grabadlas en vuestros sentidos y en vuestra conciencia; porque si se van, si huyen de vosotros, si vos hacéis que se aparten porque las abandonáis y las olvidáis, de cierto y en verdad os digo, ¡oh, mi pueblo! Que las buscaréis después afanosamente en vuestros viajes, o en vuestro estado de alma sin materia, y no las encontraréis.
14 Como aquel que ha dejado por mucho tiempo una cantidad de agua cristalina abandonada, olvidada; llega el tiempo de la sed y acude presuroso para llevarla a sus labios sedientos y aquella agua abandonada se ha evaporado, ya no presta el servicio anhelado.
15 Si vos quisierais aprovechar para vuestra vida de alma, para saber cómo moveros en el espacio; cómo alumbraros sin materia, cómo evitar el sufrimiento de la turbación, iríais sirviéndoos de mi enseñanza, alumbrándoos con mi luz de manera tan segura que pudierais en el mundo de las almas, repartir a los demás de mi palabra.
16 Hoy muchos buscan con sus ojos las estatuas e imágenes sin alma, hechas por escultores y pintores de la tierra; pero más tarde, en alma, buscarán en el espacio la vibración amorosa del Cristo para calmar sus penas.
17 En el mañana de la vida en el alma me buscaréis y yo estaré en la cátedra eterna de ambiente de gloria, como un desgranar de caricias por el mundo, entregándoos siempre la cátedra eterna de amor universal y perfectísimo.
18 Yo siempre estaré con vos. Me encontraréis por amor. Me llamaréis; y ante vuestras pupilas mi imagen espiritual se aparecerá, pero no como la buscáis con apariencia humana, ¡no! Sino que sentiréis a plenitud, en vuestra alma, la hermosura, la belleza sublime del amor, que es luz, que es armonía, que es cadencia sublime, caricia divina, ternura infinita, un eterno “amaos los unos a los otros.” repetiré esta máxima tantas veces hasta que aprendáis y no la olvidéis.
19 Si el Padre os llamara a cuentas hoy, ¿qué haríais? ¿Qué llevaríais para provecho de vuestro Ser? ¿Cuántas veces sembrasteis amor, caridad, bondad?
20 El amor, lo es todo: caridad, bondad, paciencia, dulzura, ternura acariciadora, bálsamo verdadero, hálito de vida en la vida misma.
21 Y como no habéis aprendido a amar, no vais dispuesto a pasar a ese otro estado de conciencia. A ese estado donde no se habla, donde solo se piensa; de donde quisierais comunicaros con los hombres, para decirles: no perdáis vuestro tiempo como yo lo perdí.
22 ¿Qué llevaréis en vuestro favor, si lo que habéis hecho de bien, es muy poco?
23 Buscaréis mi cátedra; y si sabéis armonizaros con ella, os elevaréis hasta encontrar el ritmo directo del amor sublime; entonces, rico seréis, en cuanto a las riquezas del Espíritu.
24 Pero, si no sabéis, si os apartáis en las tinieblas de vuestra mente en la existencia de la carne, ¿adónde iréis; si siempre os encuentro extraviado, si no sabéis armonizaros con mi ritmo de amor?
25 ¡He aquí! El amor piensa de qué manera puede atraer a los hijos de Dios. Son mis pensamientos convertidos en palabra a través de una antena humana. Es mi cátedra de sublime enseñanza para aquéllos que no saben, para los que no pueden buscarme.
26 El amor se hace palabra y la palabra redención para aquellos que puedan entenderla, sentirla y vivirla. Si vos quisieseis armonizaros, sentir y estudiar cada frase de mi cátedra, iluminaríais el espacio con vuestra presencia, porque cada frase tiene su fuerza y las palabras de amor, son potencia universal.
27 Quiero que entendáis mi enseñanza para que sepáis a lo que habéis venido y estiméis lo que en esta cátedra os entrego, porque si os olvidareis de ella, seguiríais lamentándoos de vuestros dolores y amarguras, dejándoos vencer por todo y diciendo lo que continuamente decís: este mundo es un mar de dolor, de amargura y de lágrimas. Diciendo lo que es; pero no lo que debéis hacer para corregirlo.
28 Este mundo fue hecho para llenarlo de amor, ¿y, qué habéis puesto de amor en él? Sólo habláis del desamor que os rodea; pero no del desamor que vosotros dais.
29 ¿Quién de vosotros va a empezar a amar, a acariciar, a dar bondad a los tristes y enfermos?
30 Amad a la humanidad; así podréis resolver los más difíciles problemas con la más grande y potente luz. Ya que no hay otra luz más grande que la del amor.
31 Quiero que me digáis si estáis entendiendo a vuestro Maestro, al Cristo, a aquel que dijo un día tiempo ha: “para alcanzar a los hombres en su dureza, en su hundimiento, descenderé hasta ellos mi pensamiento y se revestirá de voz y en palabra será convertido.” y así les diré: “venid a Dios, tocando el sentimiento, venid a Dios, buscándolo y amándolo” y entonces, dentro de la unidad, todos seréis grandes y fuertes.
32 Volveréis muchas veces a la existencia humana y entre la rueda de reencarnaciones y de muertes, aprenderéis a disciplinaros cuando hablo.
33 Si mi cátedra es sutil, es amor, Espíritu y verdad, no cortéis con vuestros ruidos mentales o materiales, su esencia. Ya que ella es hálito sencillo, porque vengo a hablaros con palabra sencilla, pero grandemente santa e inmensamente amorosa.
34 Si vosotros no habéis aprendido a hacer el silencio cuando el Verbo de Dios habla, si no sabéis disponeros, volveréis muchas veces a la existencia humana para que aprendáis que la docilidad es necesaria.
35 La docilidad, la paciencia, la prudencia, son necesarias; porque de cierto os digo: aquel que no tuviese paciencia, la aprenderá ante el tiempo. Aquel que no tuviese prudencia, la aprenderá en el dolor que enseña.
36 El tiempo se encargará de hacer a los hombres pacientes. El dolor es un Maestro y el tiempo otro Maestro. Mas el Cristo, el Maestro divino del amor, puede ayudaros, pueblo mío, a libraros de la dura enseñanza de esos dos maestros.
37 El tiempo, no cuenta para el espiritualizado; sólo para aquel que está ligado a la materia en corazón, en mente y en costumbres.
38 Aquel que ha utilizado toda su vida, dándole gusto, al “yo” egoísta. Mucho trabajo le costará apartarse de los mencionados maestros, hasta que haya aprendido la dura lección. Y una vez que me dejéis actuar en vos, le diréis a los demás maestros: “ya no me harán llorar, ya me he libertado de ustedes.”
39 En esta cátedra he dado la clave para que el hombre se haga un superhombre; para que siempre sea vencedor y nunca un vencido; para que sea grande y cada día se supere más.
40 Esta cátedra la tendréis, si sois capaces de guardarla. Decidme oídos y mentes que tan relativamente me comprenden; decidme, ¡oh mentes infantiles! ¿Qué es lo que en esta tarde el amor ha dicho?
41 Desde hace muchos siglos me tenéis esperando vuestra redención; y ahora me hacéis esperar vuestra respuesta correcta. Mas yo esperaré, mientras os hacéis justos y amorosos.
42 Mirad desde la altura de la mente espiritual, cómo se mueve y se conmueve el mundo.
43 Este mundo está simbolizado por un mar, es como una gran fuente, de la que habéis hecho una fuente de veneno; porque cada uno de vosotros, habéis puesto vuestro vaso de cicuta, para llenar esa fuente. Os hablo simbólicamente para que me entendáis, porque aún sois mentes infantiles.
44 Cual fuente, ese mar, de cicuta lo habéis ido llenando todos vosotros; y os quejáis del dolor y os quejáis de que habéis probado sus aguas y las encontráis amargas.
45 ¿Y por qué no han de estar amargas sus aguas si la humanidad se ha encargado de ponerle cicuta en vez de aguas cristalinas y dulces?
46 ¿Por qué no empezáis a ponerle, en vez de veneno y amargor; ánimo de vida y dulzor?
47 Siempre estáis hablando de amarguras; y vosotros, no dais una dulzura. Sois a semejanza de un mal alfarero que hace mal sus obras y luego se queja y culpa a los demás.
48 Si vosotros estáis construyendo con vuestro presente, vuestro futuro, ¿por qué, amados míos, lleváis siempre la discordia en los labios y no dejáis vivir en paz a los demás y no vivís en paz vosotros mismos?
49 ¡En representación del Padre Dios!, yo os digo que me escuchéis:
50 Mujeres, amadas mías, empezad a hacer la paz en vuestros hogares con vuestras familiares; porque la mayoría de vosotras, lleváis una espada de doble filo, una lengua que se mueve y que hiere peligrosamente; y después, no queréis ser heridas.
51 ¡Humanidad! ¿Por qué decís, por qué pensáis, por que hacéis siempre mal a vuestros semejantes, y aun así os quejáis de que el dolor os aceche en todas partes?
52 Mi Espíritu os ha contemplado que habéis arrojado en la fuente del mundo vuestro vaso de cicuta. Allí estabais, humanidad, poniendo en la fuente del mundo el amargor de que os quejáis; y después llorabais porque las aguas estaban amargas.
53 Si vosotros quisierais aguas dulces, podríais ir cambiando poco a poco el contenido de ese mar, depositando un poco de dulzura en vez de cicuta. Los demás tomarían de vuestro ejemplo y empezarían a reconstruir ese mar con otras aguas mejores para manifestar su vida más justa y amorosa, en sus siguientes existencias humanas.
54 ¡Levantaos y andad! ¡Oh! Almas encarnadas, por encima de la materia y sus pasiones, por encima de la materia y sus debilidades, de sus errores y sus problemas; por encima de todas las cosas, ¡levantaos! Y seréis una autoridad en la vida superior del espíritu.
55 Por eso debéis empezar a entenderme, ¡oh, malos trabajadores! Que habéis vertido en el mar del mundo vuestras ánforas de amargor! ¡Tened piedad de vosotros mismos, y levantaos por encima de las pequeñeces de la materia, que hoy es y mañana no! ¡Levantaos por encima de todo esto! Y dejad que el espíritu cante el ¡hosanna! .y que empiece en el horizonte del alma a mandar al cuerpo su luz, su mensaje de amor.
56 El hombre tiene que vencer miles de problemas, de dolores y pasiones, y ¡hay de aquel! Que es vencido por ellos; no se apartará de la rueda de reencarnaciones y muertes, del círculo eterno de la vida en sus manifestaciones. Un tiempo vivirá la vida en alma y mucho el de la forma, con todas sus miserias y dolores.
57 La luz de los siglos pasará sobre vuestras cabezas y esa luz acariciará a los que estén dormidos y a los que estén a medio despertar.
58 De cierto os digo que tenéis al Maestro encarnado en vosotros mismos; y el Maestro, es el amor.
59 No es ni siquiera el rabí de Nazareth, el que dice: “estoy en el hombre” es el amor, el Maestro que está en todo y en el mismo hombre.
60 La facultad de amar, es eterna; y Dios la puso en cada alma. Allí está el Maestro dulce y cariñoso. ¿Cuándo lo dejaréis que se manifieste como primavera en el alma? ¿Que venga ya, la luz del nuevo día, y que yo con mi mirada eterna en el espacio, encuentre al hombre libre de cadenas y ligero para volar hasta Dios? ¿Que encuentre vuestra alma con el pensamiento brillante y engalanado con todas las dádivas divinas?
61 Viajeros cansados que lleváis el dolor por manto para cobijar las tragedias de vuestra vida, con epílogo, hecho por vosotros mismos.
62 Todavía no alumbra vuestra estrella porque la materia la opaca, porque sois más carne que Espíritu, porque sois más mentira que verdad.
63 ¡Viajeros extraviados, desorientados! Yo tengo luz para conduciros, si queréis tomar de mi luz. Tengo amor a raudales, si queréis aprender a amar.
64 En vosotros está el vencido y el vencedor: el cuerpo debe ser el vencido; pero cuando no está corregida y disciplinada la materia, el vencedor es el cuerpo de aquel que en él triunfa. El vencido necesita que lo dejéis vencer, que le permitáis la entrada.
65 Yo os he brindado un lugar en la fiesta del entendimiento espiritual, en la fiesta verdadera, porque el amor siempre concede un sitio preferente a los pecadores, y todos sois pecadores; pero vosotros no queréis ocupar ese sitio que yo os he dispuesto para vosotros.
66 En el reino de la bondad está vuestro sitio; en el reino de la ternura está vuestra mansión; en el reino de la caridad está vuestra gloria; pero no queréis venir conmigo porque no tenéis bondad, ni amor ni caridad; porque no sabéis lo que es ternura.
67 Por eso vengo a enseñaros lo que es amor. Del amor se desprende la ternura. ¡Os amo tanto! Desde antes de la cruz, en la cruz y después de la cruz, ya os amaba.
68 Desde antes que nacierais en la carne; desde antes que este mundo fuera formado, ya mi Espíritu era en unión con el Padre. Y mi misión ha sido amar a los hijos de Dios que vienen a la tierra a hacer su aprendizaje.
69 Vengo a daros fuerza para que no os canséis en la lucha. Por eso os he tocado; y os he puesto en campo pequeño, para ver si ya estáis desarrollando vuestra fuerza.
70 Una pequeña tempestad os sorprendió y afectó este lugar de cátedras donde se reúnen las multitudes para escuchar al Verbo de Dios, que os enseña a vosotros, que estáis sujetos siempre a los tiempos para luchar con ellos y vencerlos.
71 ¿Y que halló mi mirada escudriñadora? Que algunos murmurabais, y decíais: ¿cómo Cristo, el Maestro, no pudo librar su recinto de los rigores de la tormenta: si el tiene poder, ¿por qué permitió que la tempestad destrozara su nave?
72 Amados míos, ¿y sois vosotros, los que así pensáis; y los que queréis, que manifieste mi poder materialmente de acuerdo con vuestra corta comprensión y vuestro antojo?
73 ¿Cómo demostraréis si me amáis? ¿Cómo conocer al luchador si no es en la lucha?
74 Este recinto o casa de oración, como todos los demás lugares, está sujeto a los acontecimientos de los tiempos.
75 No quiero encontraros pequeños, aturdidos, desconcertados, dudosos ni limitados en vuestros actos, sin saber cómo os vais a mover.
76 Quiero multitudes fuertes, decididas, en pie y cuando mis recintos caigan, sean los hombres, los mismos doctrinarios los que se unan para levantarlos y digan: este es un problema que debemos vencer, cuestión de tiempo.
77 Todos unidos lucharéis y edificaréis para el Espíritu y para vencer las huellas de los tiempos.
78 ¿Qué importancia tendría una vida estéril, cuando los hombres fueran a semejanza de un niño inútil, o de un joven paralítico?
79 ¿Para qué servirían entonces las facultades que Dios puso en el hombre, si vosotros os consideráis impotentes para uniros y luchar contra la adversidad de los tiempos o edificar en bien de vuestra alma y de mi obra.
80 ¡Avergonzaos de tales cosas! ¡No me probéis, tratando de saber si soy yo! Porque de cierto os digo que soy yo, aunque no quedase ni una arena.
81 Estáis de prueba en la evolución. Estáis recibiendo clases en la escuela de la vida y estas clases son los acontecimientos con los que tenéis que luchar.
82 Estáis desarrollando vuestra capacidad y estáis demostrando que me amáis. Y cada obra buena que se caiga será levantada por vosotros, aunque pasen de cinco mil. Y si no sabéis estas pequeñeces de vuestra obligación, entonces los doctrinarios serán los primer os, que, cual aves heridas porque el vendaval arrancó su nido, se alejarán llorando sin tener dónde refugiarse, porque no construyen lo que debían construir.
83 ¿Es acaso así vuestra mente infantil en sus reducidos alcances? ¿Cuándo me diréis entonces lo que valéis, lo que podéis y lo que sois?
84 El hombre no vale por lo que pesa o por su dinero, el hombre vale por lo que bien hace y por lo que sabe.
85 El hombre no vale solamente por lo que dice y no hace; y por lo que piensa y no resuelve.
86 En la resolución el hombre sabe por lo que piensa; por lo que siente y por lo que hace. Sabe, el que siente, dice y hace el bien en todo.
87 ¿Qué hacéis vos, pueblo amado? ¿Qué decís, qué pensáis y que sentís?
88 Examinaos para que vos mismo podáis valorizaros, si sois ya cual joya verdadera o sois solamente como una piedrecita pequeña, que no ha sido pulida y que no es aún de calidad.
89 Entonces elevaos hasta la calidad del sentimiento, hasta el reino de la caridad para que seáis un valioso brillante en la doctrina de Cristo, el Maestro amoroso.
90 Vos que tenéis las frases de mi amor, la Verdad manifestada en mi mensaje, la música sublime de mi cátedra, mi luminosa irradiación; no habéis podido aún saturar vuestra alma ni preparaos para los tiempos venideros.
91 En cambio muchos de aquellos que no reciben mi mensaje directo, que en sus templos materiales adoran imágenes muertas, sin alma, sin vida; construyen, edifican, levantan sus templos sin murmurar contra la divinidad.
92 Y vos que tenéis toda la luz que despierta a la razón, que tenéis de mi verdad y de mi esencia, habéis dudado, porque ésta vuestra casa, vuestra escuela, ha sido sujeta a los rigores de la intemperie.
93 Por eso os digo que más tarde podréis ser cristianos, ya que hoy estáis en preparación para el futuro, porque el verdadero cristiano no duda de Dios ni del Cristo, aunque todos los acontecimientos en manifestación de la vida estuviesen actuando sobre su casa, sobre su familia y sobre él.
94 El espiritualizado sabe que Dios, no manda algo que no convenga; y que cuando un acontecimiento viene, es para que el hombre actúe como le corresponda en la materia o en espíritu.
95 Todo tiene su razón de Ser en la evolución. Los niños crecen y un día se hacen hombres y a su vez son padres de otros niños. Mas, vos en vuestra mente, seguís siendo infantiles.
96 Dudáis de mí, porque no se arreglan las cosas de acuerdo con vuestras pretensiones y necesidades; porque no se realizan según vuestras esperanzas.
97 Dudáis de mí en cada uno de vuestros dolores. Dudáis de mí por el viento fuerte, por la lluvia abundante, por el sol que brilla o deja de brillar; si hay suficiente agua o si ésta es escasa; si hay guerras y luchas, como si yo fuese el responsable de cuanto sucede en vuestro mundo.
98 ¿En qué lugar me colocáis, sin amarme y sin comprenderme? No me deis ya las tres de la tarde con vuestra manera de pensar y de obrar.
99 Os disculpo, porque el pequeñito, siempre piensa pequeñeces de acuerdo con su idea mental. Porque no habéis crecido ni os habéis desarrollado en mente, en comprensión, ni en inteligencia. Aún no sabéis quién soy yo.
100 Os amo, os perdono, os bendigo y os disculpo, por cuanto no sabéis comparar un granito de trigo con un mundo.
101 Dejad que los elementos hagan su trabajo, su misión para que el hombre luche con ellos, ya que las guerras provocadas por el desamor, son la causa de que los elementos estén en movimiento, y aún no llegan los últimos ¡ayes! De dolor en vuestro planeta; faltan otros ¡ayes! Que la reaciedad y el materialismo están pidiendo.
102 Cuando encendéis el fuego, pedís agua del celo para apagar la hoguera de la tierra, y me hacéis responsable de que no se apague.
103 Os sentís con derecho de repartir desamor, y no aceptáis vuestra responsabilidad dejando a los elementos que cumplan su misión, dejando que se cumpla la Ley de causas y efectos provocada por vosotros mismos.
104 No soy yo reformador de las leyes de Dios. Yo obedezco al Padre Celestial. ¿Cómo queréis que nulifique a los elementos para complaceros?
105 Entre vosotros, muchos sabéis leer y escribir de acuerdo con las letras de vuestro mundo; pero no habéis entendido la palabra del Espíritu ni habéis entendido que debéis manifestar en este mundo, todo lo que podáis de bondad, de luz y de amor.
106 Hay quien piensa que este mundo es para la materia y para que la materia triunfe en él con sus pasiones y que en este mundo no entra el espíritu.
107 ¡Oh, humanidad! En verdad os digo: todos los mundos son para la materia y para el Espíritu, siempre la dualidad. ¿Acaso sois vosotros, cuerpos sin alma? ¡No! Y por tanto os digo que dejéis hacer al alma en el cuerpo, lo que debe hacer.
108 Este es mundo de carne y alma; de palabra y pensamiento; de amor y caridad. Derramad las fuentes de la bondad que tanto necesita el mundo.
109 No cubráis con los falsos ropajes de la aparente caridad, vuestro amargo corazón. Tomad en cuenta, la Verdad que hay en vos mismo; y todo lo que es amargo, hacedlo dulce, para que vuestra manifestación de vida sea benéfica para vos y para los demás.
110 Si cada hombre fuera cual francisco de asís, amaría a los animales y los defendería, entonces yo sería en cada hombre en potencia, y el mundo estaría en plenitud de la luz de mi doctrina; de una cátedra de amor que fuese la compañera del hombre y la llevara a todas partes como una dulce cadencia, cual tierna caricia, como un agradable susurro; que esas frases, buscan siempre el corazón de quien las llama. Así quisiera que pudierais llevarme en vos, en cuanto a mi palabra y en cuanto a mi esencia.
111 Mi palabra en esta noche tocará la lira de vuestro corazón, y él me responderá porque el ambiente ha correspondido a quitar la venda que os cubría el entendimiento, para que sepáis: que en la comprensión está la salud.
112 El que enseña cura de la ignorancia. La sabiduría cura; y el amor, como la sabiduría, también cura.
113 Y en esta noche quiero que recordéis mis palabras que algunos escribieron en la Biblia. Hubo quien escribiera algo que no dije, pero esto que quiero que recordéis, sí lo dije: “vuestra fe, os ha sanado” la fe os ha salvado, porque en verdad, os digo: la fe es una potencia curativa, es bálsamo fortificante, la fuerza vencedora de los imposibles de sanar la palabra “imposible” es una sombra solamente; una sombra sin fuerza, es un mito. No hay imposibles, en casos tan pequeños como vuestros quebrantos de salud.
114 Levantad vuestra mirada por encima de las pequeñeces y habladle a Dios; y ese Dios infinito que está en vosotros, que sabe lo que necesitáis y sabe de qué manera os sentís, os dará en la misma medida que necesitéis.
115 El Padre Dios está en vos mismo; en vuestra sensibilidad espiritual y exquisita, podéis sentir la presencia de Dios como la luz hecha bondad.
116 Todo lo que hablé cuando estuve en la tierra y lo que hablo ahora a través de la antena humana, lleno del Espíritu de Dios es; os agrada y os halaga porque no solo es para halagar vuestros sentidos espirituales; sino para fortificaros y daros el aliento que tanto necesitáis.
117 Mis lirios y mis azucenas tristes sois vosotros y vengo a regaros con mi amor. Lirios y azucenas de los campos de la vida sembrados en tierra amarga, en tierra poco menos que estéril, os doy de mi caridad y mi bondad para que la tierra en que está vuestra planta pueda volver a renacer y tomar vida de la vida de mi amor y de mi palabra asimile su esencia; que tome luz de mi luz y enseñanza de mi cátedra.
118 Tomad de mi vida para vuestra vida. Tomad de mi amor para vuestro amor; y vuestro corazón tome de mi consejo, de mi enseñanza para que se aparte de sus errores.
119 Vamos a entrar al templo interior donde no se hace ruido. Al templo interior del hombre, al templo inmaterial, allí hablaréis con el Padre Celestial y conmigo. ¡Silencio! Mi pueblo.
120 Unos vienen a curarse con la palabra del conocimiento, con el bálsamo de mi cátedra. Otros esperan las explicaciones de mis huestes espirituales de luz, que en estas ocasiones se presentan a daros curación.
121 Poned la esperanza en Dios y después en Cristo; y ya lleno de Dios, os entregaré la salud.
122 ¡Silencio! ¡Preparaos mi pueblo! El Cristo será vuestro médico, vuestro consejero, vuestro Maestro y vuestro cirineo; porque me llevo vuestras penas, porque os dejo mi protección, mi dulzura, mi ternura. Porque os hago míos, aunque sea por unos momentos.
123 Venid a mí en el pensamiento, de tal manera que salga de vuestra materia y lo pueda presentar al Padre Celestial, que está en los celos, en la tierra y en todo lugar, por esencia, presencia y potencia.
124 Yo santifico su Ser y su nombre porque hago de el Padre su santa voluntad. Yo soy curación, porque estoy lleno de Dios y transmito mi curación verdadera y espiritual.
125 Lo mismo que en aquellos tiempos que por mi palabra sanaba a los hombres cuando se reunían las multitudes para escucharme; en esta noche, manifestándome sutil y espiritualmente, con toda la claridad y la potencia del amor que cura, me derramo entre vosotros.
126 Padre omnipotente, yo les curo en tu nombre, con tu nombre y por tu nombre para que sanen.
127 Tomad mi pueblo, curaos con esta fuerza, si estáis enfermo tomad más, recibidla para que sean tonificadas todas las células de vuestro cuerpo. Yo os curo en manifestación del amor divino que es salud; de la bondad que es bálsamo; de la piedad que es consuelo, porque habéis puesto vuestra esperanza en mí. Tomad mis pensamientos y mis efluvios. El hálito del Cristo está en vos para curaros.
128 ¡Oh, mis ovejitas amadas estáis enfermas! Yo estoy lleno de Espíritu Santo y puedo curaros. En el nombre de Dios yo os sano. Soy Cristo con vosotros. Lleno de Espíritu Santo, es aquél que está lleno de fuerzas de Dios. Tomadlas para vos.
129 Levantad el entendimiento hasta el celo del amor donde sentiréis la dicha, la felicidad verdadera. Sentiréis ser cada uno de vosotros un apóstol del bien; un practicante de la piedad; un Cristo médico a mi semejanza, como esos cuadros que han ideado los hombres de mi imagen cuando estuve entre vosotros derramando la ternura. Sentidme cerca de vosotros.
130 Sentid tan cerca a Cristo, que me confunda con vosotros mismos y decidme dónde está vuestra pena, mis bien amados, decidme dónde está vuestra herida, vuestro dolor, allí estaré yo, entregándoos el antídoto, que es la alegría de escucharme para que llevéis luz en el mundo de las almas.
131 Yo cual el Verbo y el amor del Padre, tengo la misión de hacer el bien a la humanidad, y en esta ocasión os he derramado el bálsamo del consuelo y del amor. Si lo queréis, y de acuerdo a la fe que tengáis en el Padre, tendréis salud; vosotros lo glorificaréis desde esta noche con vuestras buenas obras ya que el Padre siempre quiere el bien de todos vosotros.
132 Bienaventurado aquel que en Dios tiene su pensamiento su fe y su esperanza. La luz de la esperanza es en esta noche más brillante porque he estado entre vosotros y yo soy la luz de la esperanza y la fe. Forticaos y saturaos, pueblo mío, con el hálito del santo Espíritu.
133 Cristo cual el Maestro y el médico, ha sido en esta noche de irradiación; son vuestras mis palabras, vuestro es mi amor para que gocéis de esta ternura que tanto buscáis por el mundo sin encontrarla; de esta ternura, de la cual soy manantial inagotable.
134 Si buscáis en el mundo, aguas de las fuentes para apagar vuestra sed y las encontráis secas, venid a buscar a mi fuente el agua dulce y benéfica. Venid a buscar de mi palabra, porque mi palabra es vuestra agua. Esta agua es vuestra, saciad vuestra sed en ella.
135 Recibo vuestras penas, vuestro silencio. Vengan a mí vuestras amarguras. Entrad en comunión conmigo. Silencio, para que vos seáis mío.
136 La alta serenidad del Espíritu aquieta el mar enfurecido de las pasiones y de los dolores de los hombres. Sereno, de toda serenidad es mi Ser y os hablo con piedad.
137 ¡Cuántas penas han llegado a mí! ¡Cuántos profundos dolores y desgarramientos de los corazones! Corazones destrozados en la más íntima esperanza; marchitos como flores cortadas y arrojadas al mar del olvido. Llanto, que no se escapa, que se lleva calladamente en el corazón en espera de mejores tiempos. Angustias de los tristes, de los acuitados. Dolor de las madres y esposas. Dolor de las almas encarnadas que aman y ven la tristeza del olvido en que las hunde el ser amado. Sufrimientos y más sufrimientos.
138 Miseria en los hogares, problemas económicos. ¡Cuánto dolor! ¡Cuánta amargura! ¡Ayes! Sin voz por todas partes que recogiendo voy con el poder de mi amor.
139 Flores mustias de vuestros dolores producidas en la tierra estéril de vuestros corazones por la falta de espiritualidad. ésa es vuestra tierra y vuestras obras.
140 ¡Sollozos de la humanidad, venid a mí! Para vencer las angustias, para imponerme al dolor he venido.
141 Los hombres son débiles, por eso he venido a protegerles; a confortarles. Yo protejo a los que me siguen, son míos y sus penas irán con la medida que ellos puedan soportar; para que no blasfemen, para que no maldigan.
142 íntimamente he penetrado a las cuitas de vuestro corazón y todo lo sé, lo siento y lo ve mi mirada espiritual. No vengo a buscar lo que vos habéis pecado ni las equivocaciones de vuestra vida. Vengo a vos, a enseñaros a practicar la caridad. El amor, la bondad y la misericordia. Vengo a deciros: no matéis, no toméis las cosas ajenas sin permiso de su dueño. No hiráis a vuestros semejantes ni con el pensamiento.
143 No vengo a juzgar vuestros actos, no tenéis por qué avergonzaros delante de mí. Yo vengo a enseñaros el amor. Nadie tiene derecho a juzgaros más que Dios. Nos os avergoncéis. No quiero que vengáis avergonzado ni con miedo; sino con el amor que se le tiene al Maestro dulce, de toda dulzura verdadera y amorosa en toda la potencia del amor. Quiero que me améis así, que me sintáis siempre suave, grande, dispensador.
144 Sólo los pequeños son egoístas con los demás. Quiero que os consoléis, no os abandonaré en las condiciones en que os encontráis. Por negra que se encuentre vuestra mente, por manchado que esté vuestro sendero donde habéis puesto vuestra planta, no os abandonaré, yo os levantaré del cieno, del polvo, muy alto porque soy el amor manifestado.
145 No os abandonaré aunque seáis criminal. Siempre estaré con vos en la manifestación de vida del cuerpo y en la manifestación de vida del alma, cumpliendo mi misión de salvación que Dios me ha dado. Soy redentor y en la redención tengo mi tarea santa y divina y en ella tengo mi satisfacción espiritual.
146 Yo quisiera, encontraros un día hablando así con la firmeza del Espíritu; vuestros labios, despedirían destellos ante las multitudes; yo quisiera encontrar a mis parvulitos que se sienten cristianos, consolando a los hombres.
147 Yo quisiera que el mundo corregido y espiritualizado por sus hijos, encontrase pronto lo que busca; la luz del Espíritu que ansía. Entonces este mundo brillará con la luz de sus hijos encarnados y desencarnados porque habrán sabido engrandecerlo.
148 He tomado vuestros pesares. ¡Cuántas angustias tengo para llevar a Dios! ¿Y adónde las llevaré que no esté Dios? No hay un lugar, un átomo del universo o de la tierra donde no exista la potencia y la presencia del Padre Dios entonces, solamente haré presentes vuestras penas porque Dios está en ellas y con ellas.
149 “Padre mío, he aquí los pesares de tu pueblo.» sólo con esta frase basta para que vuestras penas las reciba Dios. Regocijaos que al Padre le he hablado por vosotros.
150 ¿Estáis contento, mi pueblo? Bendigo vuestras aguas. Convertidas queden en bálsamo de curación si tenéis fe. Aguas consagradas por la palabra curativa, benditas por el amor y su poder. Yo en estos momentos, os vuelvo a consagrar en el nombre de aquel que me envía.
151 Flores: os amo porque sois pensamientos de la mente divina del Padre. Yo os bendigo en su nombre; pero hay otras flores que tienen el primer lugar: las flores formadas por vuestros dolores. Las flores mustias de vuestros pensamientos tristes. Estas flores hechas con ¡ayes! Y lágrimas, son antes que las otras de los jardines materiales.
152 Después de haber recibido todas vuestras flores materiales y espirituales, os bendigo en el nombre del Padre Celestial.
153 Tendréis para siempre, mi curación espiritual, luz en vuestro entendimiento y la protección de mi amor. Tendréis casa, vestido y sustento si amáis el trabajo; si sois afanosos y honrados en él y en vuestra existencia humana y en vuestra vida espiritual, nada os hará falta; será vuestro el pan, en abundancia.
154 Conducíos bien para que no os tome por su cuenta el dolor. Caminad por la senda recta, para que el amor os envuelva y os libréis de otros ¡ayes! Después de estos.
155 Elevad vuestro pensamiento hasta donde va mi pensamiento, que va a retirarse de este cerebro que me ha interpretado.
156 Elevad vuestro pensamiento hasta alcanzar el reino de las luces. El reino de Dios, solamente se alcanza por la práctica de la bondad. El que haga una verdadera realización de estas frases mías, conocerá plenamente el reino de Dios.
157 ¡Amaos los unos a los otros, con la caridad y el amor que yo os he enseñado! Solamente con estas frases que aprendáis y realicéis, tendréis en todas vuestras existencias de la carne, para alcanzar la altitud de espíritu que os conduzca al Padre.
158 ¿Tenéis propósito de hacer cuanto os he dicho para empezar a edificar vuestro reino súper humano, espiritual y verdadero?
159 ¿Tenéis propósito de ser, después de esta cátedra, mejores que antes? ¿Vais ya a endulzar vuestros corazones? ¿Vais a quitar a vuestro mar, el sabor de cicuta, la parte que le habéis puesto, cambiándola por dulzura?
160 Quiero probar vuestra fe. Si nuevamente el vendaval o algún otro elemento destruyesen este lugar, ¿qué haríais? Pocas son las voces y vuelvo a preguntar, no me habléis lo que creáis; sino para que digáis lo que sentís.
161 Si nuevamente os sorprendiese otro problema, ¿qué haríais? Así os quiero, unidos en amor que yo brillaré entre vosotros con mi palabra espiritual, que no cansa, que alienta y conforta. Yo con vosotros, vosotros conmigo. Todos llenos de Dios.
162 No hay ninguna materia verdaderamente pura en la que pudiera incorporarme. Ni el conjunto soportaría la grandeza de mi Espíritu; las facultades me interpretan solamente, y mi pensamiento viene a ellas no porque las ame más que a mi pueblo; a todos amo por igual y en el conjunto a ellas.
163 Ellas solamente poseen facultades desarrolladas que no todos tienen. Por eso mi amor responde y mi pensamiento se convierte en palabra; mas no creáis que hay mancha por eso. Mi pensamiento llega al entendimiento humano que lo interpreta y no a la materia manchada.
164 Es decir, durante la comunicación de mi cátedra, la materia que tiene facultad desarrollada se queda en éxtasis y yo utilizo su vehículo para transmitir a los hombres la palabra que buscan para prepararse para la vida en las almas y para esta vida en la carne.
165 Esta es la palabra que a los hombres les es dada como promesa de Dios para este Tercer Tiempo.
166 Escrito está lo que os he dicho: “si no me fuese, no vendría a vosotros el Espíritu consolador”. Eso dije aquella noche memorable cuando estaba en mi cuerpo. Quise decir: si yo, Jesús, en forma, en cuerpo, no me fuese, no podría venir a vosotros el Espíritu consolador. Y el Espíritu consolador que había de venir, soy yo, mi pueblo.
167 Os hablo, os amo, estoy aquí; y no me conocéis. Estoy aquí por irradiación, y ya sabéis que cuando la irradiación del pensamiento es versátil, abarca todo lo que la voluntad quiere.
168 La fuerza viene por la voluntad, y la voluntad por la potencia amor. Y la potencia amor es grande, de toda grandeza, por eso mismo, porque es amor.
169 Clase os he dado, y ya sabéis qué es la irradiación de mis pensamientos.
170 Ya no se atormente vuestro entendimiento, porque pensáis distinto de lo que estáis oyendo. Si hoy no me amáis, un día lo haréis. Si hoy no me entendisteis, ya me entenderéis más tarde. Si hoy no habéis aprendido algo, ya aprenderéis después. Si hoy dudáis, mañana seréis un convencido.
171 Venid a mí todos, no sólo el que esté limpio de corazón. Humanidad, os amo. Que en vos mi bendición quede. Mi amor en vos dejo. Que la paz de mi Espíritu en vuestro interno sea una realidad.
172 ¡Adiós, mi pueblo amado! ¡Adiós, mi pueblo bendito! Que la paz de la ternura y la bondad, esa paz de la serenidad del que ama, sea siempre vuestra.
173 Amaos los unos a los otros. Purificad vuestros pensamientos para que no os queméis con vuestro propio fuego.
174 No habléis mal de vuestros semejantes para que no os queméis en el fuego de vuestras palabras; y no hagáis mal a nadie para que no os queméis las alas de la paloma mensajera, en el fuego de la ingratitud y la crueldad.
175 Permaneced siempre dispuestos a hacer el bien con altitud de Espíritu, que desde la altura se ve muy pequeño el mundo. Y dadle amor a lo que es pequeño, para engrandecerlo y dignificarlo.
176 ¡Adiós, pueblo amado! ¡Adiós, pueblo bendito! La paz de mi Espíritu, quede en vuestro corazón.
177 Amad a Dios, amad al mundo, bendecidlo todo. Amados míos, os dejo mi bendición.
¡Mi paz, sea con vosotros!
83. El advenimiento de Israel en este mundo y su misión
Domingo 3 de julio de 1949
1 Israel, pueblo amado, el Maestro os dice: cuando penetráis en este silencio, canta vuestro espíritu, el himno de amor a mi divinidad esa alabanza, se confunde también con el himno de los ángeles y de los justos; y con ese concierto, que entablan todos los espíritus, me glorificáis a mí.
2 Es el instante, ¡oh! Pueblo bendito, en que la distancia y el tiempo desaparecen para unos y otros; es el instante de unificación, de armonía espiritual entre todos los espíritus.
3 Por eso he venido en este Tercer Tiempo, a revelaros todo aquello que corresponde a vuestro espíritu; a descubriros ante vosotros mismos, para que podáis dar a vuestro espíritu, el valor que él tiene; para que podáis conoceros a vosotros mismos y por vosotros, me conozcáis a mí; y en esa comunión y comunicación, Israel, trae ante mi planta y mi mirada perspicaz vuestro espíritu, toda vuestra vida.
4 Mas todo aquello que ni vosotros mismos sabéis, yo lo descubro en el fondo de vosotros; y todo lo recibo, estrecho vuestro espíritu en mis brazos paternales, escucho vuestra queja, vuestra petición, vuestro amor.
5 Dejo que vosotros, sintáis mi presencia en lo más profundo de vuestro espíritu; y en ese contacto, en ese abrazo, se disipan vuestras tinieblas, se fortalece vuestro espíritu y carne; y vuestra salud, que por instantes perdíais en el camino de la lucha y de las vicisitudes, vuelve hacia vosotros.
6 Mi presencia con mi luz, os inunda de paz; y esta paz, ¡oh! Mi pueblo amado, la habéis experimentado más de lleno, a través de este Tercer Tiempo en que me habéis tenido por el conducto humano.
7 Estando yo en todo sitio y en todo lugar con vos, vuestro espíritu, se tranquiliza; se transporta, se acerca a mí, se satura de mi fuerza y de mi luz, cada vez que me escucha a través del portavoz; y es por eso, pueblo, que me vais siguiendo.
8 ¡Cuán difícil es que los que ahora me siguen, puedan volverme la espalda! A pesar de todas las vicisitudes del camino terrestre y de los espinos, que vais también encontrando en la senda espiritual; a pesar de toda decepción, me vais siguiendo, no podéis vivir fuera de mi obra y de mi luz, no podéis vivir sin escuchar mi palabra.
9 Cuando por instantes os habéis ausentado del ambiente espiritual que yo os he brindado por medio de mi obra, sentís la inutilidad de vuestra existencia, el vacío en vuestro espíritu y corazón, la falsedad de los placeres humanos, la carencia de valor de las posesiones terrestres y humanas.
10 Después de esa experiencia y de esa prueba o confirmación, vuelve ferviente y fortalecido vuestro espíritu; y convencido de que sólo dando el alimento, el pan de la vida eterna al espíritu, puede vivir también el hombre sobre el haz de la tierra, con la fuerza que necesita para su lucha, su jornada, sus empresas y sus deberes.
11 Y, ¿por qué me habéis reconocido? ¿Por qué a pesar de todas las pruebas con que está sembrado vuestro camino, con las que permito que sea probado vuestro espíritu y carne, me seguís? ¿Por qué no arrojáis fuera de vuestros lomos, la cruz de vuestro cumplimiento? ¿Por qué no apartáis el cáliz de amargura que bebéis muchas veces, por causa de mi obra?
12 Porque sentís que yo soy en verdad, vuestro Padre; porque reconocéis en el fondo de vuestro espíritu, un pacto espiritual; porque habéis sentido que en verdad, vosotros sois el pueblo de Dios, el pueblo escogido por la mano del Padre, para que fueseis desde el principio de los tiempos la luz del mundo, el guía de la humanidad, el faro luminoso de los pueblos de la tierra, los conductores de las almas de los espíritus a la verdadera tierra de promisión.
13 Yo os he llamado: Israel y es porque lo sois, en verdad. Ese nombre no os lo ha dado el hombre de la tierra. Ese nombre os lo he dado yo, a vuestro espíritu: Israel que es símbolo de fuerza y de obediencia.
14 Hoy todavía vuestro nombre, no ha surgido entre la humanidad. En el silencio de estos recintos, en el recogimiento y en la humildad de vuestra vida, sabéis que sois Israel; pero un día vuestro nombre, surgirá entre los demás; y entonces, vendrán las pruebas, entonces vendrán muchos a arrebataros este nombre que os he dado, a reclamaros este nombre, a escudriñaros, a interrogaros también.
15 Vendrán muchos en verdad, con la burla en su palabra y en su faz; y veo que este pueblo, siendo en verdad, Israel por el espíritu, no ha comprendido su nombre, no ha comprendido su origen, no ha estudiado mi palabra; y este pueblo, por su letargo, por su dureza de corazón y entendimiento, por su impreparación espiritual y corporal, está en peligro de caer en las redes de los hombres, a caer en confusión y aun muchos en la incredulidad.
16 Como Maestro, he estado dispuesto siempre a enseñaros todo cuanto debéis saber, a enseñaros todo cuanto necesitáis saber. Como Maestro, estoy aún entre vosotros, comunicándome todavía por el entendimiento humano y os seguiré enseñando; pero vosotros, aprended de mí; asimilad mi enseñanza, a vuestro espíritu y a vuestra mente, para que los hombres no os sorprendan.
17 Despejad vuestra mente y corazón, elevad vuestro espíritu para que en los tiempos venideros, cuando ya no me tengáis por el conducto humano, podáis decir todo cuanto fielmente os enseñé; y podáis decir aún más: las nuevas inspiraciones y las nuevas revelaciones que yo os envíe, desde mi Espíritu al vuestro.
18 Desde antes de la creación del hombre, vuestros espíritus existían, lo que vosotros llamáis: el más allá poblado de legiones espirituales se encontraba, lejano de este mundo; cuyo número infinito de espíritus se encontraban en la edad de la inocencia espiritual, pero sujetos ya a enseñanza e inspiraciones, preparados todos por mi voz y por mi voluntad, por mi sabiduría divina; y de entre aquellas legiones, yo escogí una multitud de espíritus con adelanto, con conciencia de sí mismos; para con amor, enviarlos al haz de la tierra y formar con ellos, un pueblo que guiase espiritualmente a los demás; y esa legión espiritual, a encarnar en esta tierra, yo la envié, cuando ya el mundo se encontraba poblado por el hombre; cuando ya el hombre, había formado pueblos, razas y lenguas; y a ese pueblo, le di el nombre de: Israel nombre, que es símbolo de fuerza; fuerza en la fe, en el amor y en la obediencia.
19 Yo sujeté a ese pueblo, a grandes pruebas ante los ojos de los demás pueblos; permitiendo que ese pueblo, fuese esclavo de los demás, que fuese siervo entre los extranjeros, que sufriese del hambre, de la desnudez, de la persecución, de la humillación; porque ese pueblo, en medio del hambre, de la esclavitud y de la persecución, nunca me desconoció; aún en los más grandes sufrimientos y vicisitudes, glorificó mi nombre y no me cambió por otros dioses inexistentes, imaginados y simbolizados por los pueblos de la tierra.
20 Y esas grandes pruebas a que yo sujeté a mi pueblo, fueron grandes comprobaciones que él mismo dio a sus opresores, a sus enemigos, a sus perseguidores; fueron ejemplos de luz que brotaron del corazón, del espíritu de ese pueblo escogido por mi divinidad; para que con esos ejemplos y con esa luz, este pueblo despertase el espíritu de los demás; para que con esos ejemplos, trazase el camino que los demás deberían seguir.
21 A ese pueblo llamado Israel, por mí, le hice una promesa: si me era fiel, yo le haría retornar de la esclavitud a la patria de sus padres materiales y ese pueblo, me fue fiel y le levanté rompiendo sus cadenas y le hice el llamado, la invitación a la tierra prometida para él, en aquel Primer Tiempo; aquella tierra, que era solamente un simbolismo, ya que fue tan solo una figura de la verdadera tierra de promisión para el espíritu; y grande fue su prueba, en verdad, para alcanzar la paz, la abundancia, la dicha, la tranquilidad que el corazón de ese pueblo anhelaba; la paz, para poder rendir, en medio de ella, su culto al Dios invisible; y esa prueba, duró cuarenta años.
22 Los unos murieron, otros nacieron en medio de la prueba, de la travesía del desierto; otros, envejecieron, ¿qué otro pueblo de la tierra, ha dado este ejemplo de fortaleza, de perseverancia, de ideal, de paciencia y de confianza en mí? Ninguno en verdad; y por estas virtudes, yo le cumplí a este pueblo mi promesa.
23 él llegó a la tierra de sus padres materiales y tuvo su techumbre, su huerto, su pozo; tuvo su sol, en verdad, luminoso y cálido; y como humano, tuvo sus montes y sus valles, sus mares y sus ríos; y en cumplimiento a mi promesa y a la profecía, fue tierra que manó leche y miel para el pueblo escogido de Dios; y el pueblo, allí se multiplicó y ese pueblo estuvo formado por doce tribus. En medio de aquella paz, formaron su ciudad, a la cual todos reconocieron como el corazón de su patria material.
24 Fue, la primer a Jerusalén; y en el monte de Sion, erigió ese pueblo en mi honor: un templo al cual, todo el pueblo concurría en verdad, para rendir allí tributo a mi espíritu divino.
25 Meditad, pueblo, porque sois solamente los que sentís esta palabra, los que sabéis qué es lo que estoy diciendo, porque el mismo Dios que os mandó a morar esa tierra desde el Primer Tiempo, se hizo hombre y visitó vuestra patria terrenal, en aquel Segundo Tiempo; patria pasajera, tierra, que era solamente una imagen de la patria espiritual que os espera.
26 También, visité vuestra ciudad, aquella que era el corazón de todas las tribus del pueblo de Dios; pero no os encontré a todos: velando y orando ya que no todos me reconocisteis, en verdad.
27 La abundancia, los dones, la leche y la miel que manaban de aquellas tierras, habían enriquecido la alforja de los unos; la luz y los dones, habían engrandecido a los otros; las pruebas y las vicisitudes, habían enfermado y hecho caer a otros; pero había también aquellos que se habían conservado en verdad, en la Ley, en las virtudes y en la humildad.
28 Mi presencia divina a través de los hombres, así os sorprendió en aquel tiempo y estabais desunidos; los unos me reconocían con el espíritu y los otros con la carne; y los unos me esperaban con el espíritu y los otros solamente con la materia; unos, me esperaban en forma espiritual, unos me esperaban con su hambre y sed de justicia espiritual, con su hambre de amor divino, con su sed de verdad; otros me esperaban con sed de venganza, con ambiciones humanas y terrestres, con materialización y dureza en su espíritu y en su carne; pero no hice alusiones ni distinciones, a todos hablé, a todos sané; el Maestro, a todos penetró en el corazón y en el espíritu; y una vez más hablando con mi palabra clara y profunda entre aquel pueblo, pude decirle a ese pueblo: mi reino, no es de este mundo; mas, todo aquel que me siguiere, penetrará en mi verdadero reino.
29 Entonces el pueblo, se confundió y se preguntaba: ¿acaso estas tierras de canaán, acaso estas tierras de nuestros padres, no son la tierra prometida? Desde ese instante, el Maestro, hizo comprender a su pueblo que era solamente canaán, la antigua palestina: una figura, una parábola una imagen representativa para el pueblo de Dios, para ese pueblo, que tenía que ser forjado por la gran enseñanza del espíritu divino; para que así ese pueblo, siguiera a través de todos los tiempos transitando el camino, dejando la huella de la senda espiritual, a todos los pueblos.
30 Con esa palabra, hice desaparecer del corazón, del espíritu de mi pueblo, la falsa tierra prometida al espíritu; para presentar ante el pueblo de Dios y ante todos los espíritus, la verdadera tierra espiritual: la patria del espíritu la que se encuentra más allá de todos los astros, de todas las cosas, de todas las naturalezas materiales; la que se halla en el seno de Dios, en lo divino, en lo espiritual.
31 Y así, el pueblo, se dividió: el uno, comprendiéndome y el otro negándome. El que me había esperado: con el espíritu gozándose con la cercanía de mi reino. El que me había esperado con el espíritu materializado y carnal: decepcionado de mí, negando que yo fuese el mesías.
32 Y una vez hablando, por labios de Jesús, en el pórtico del templo de salomón, pude decir a la muchedumbre: ¿veis el esplendor, la grandeza y la magnificencia de este templo? De cierto y en verdad, de él, no quedará ni piedra sobre piedra. Los fariseos renegaron en contra mía, me llamaron blasfemo y me acusaron.
33 Los que creían en mi presencia y en mi palabra, sabían que así había de ser, pero se asombraban, no podían concebir que el santuario erigido por ellos a Jehová, quedase destruido de tal manera. Sin embrago, mi palabra se cumplió; y un tiempo más tarde, ni piedra sobre piedra de aquello quedó, para mostrarle a ese mi pueblo, que el templo de Dios, es: el espíritu del hombre.
34 Y otra vez, encontrándome sobre un monte, pude contemplar la ciudad de Jerusalén; y orando, dije: ¡Jerusalén, Jerusalén, si vos supierais quién está entre vosotros! Porque los hombres me veían pasar y no me sentían, los hombres me contemplaban y no se estremecían. El reino del Padre, el Padre mismo, se encontraba entre su pueblo, entre sus hijos; y muchos insensibles, endurecidos con las tinieblas en su corazón y espíritu, no podían contemplar la grandeza, la presencia de su Dios y señor. Por eso el Maestro, lloraba; mas, no lloraba por aquella ciudad material: Jerusalén no era la ciudad importante para el rabí. Al decir: Jerusalén se dirigía al corazón de su pueblo.
35 Después de ello, los unos me siguieron y los que me negaron se dispersaron por la tierra; los unos y los otros, colmados de dones espirituales y humanos también.
36 Mas, ¡qué ha sido de aquella tierra, que fue para Israel en el primer o y Segundo Tiempo, su patria terrenal? ¡Ha sido destruida! ¿Qué ha sido de aquel santuario que el pueblo levantó en honor, en loor de su Dios y señor? ¡Fue destruido!
37 Mas, ¿qué ha sido de aquellos que me negaron? ¿De aquellos que me esperaron, pero que no me creyeron? Han vuelto a la tierra, viven todavía; y la sentencia que ellos mismos dictaron a su espíritu, están cumpliendo. Van de tierra en tierra, de pueblo en pueblo, sin encontrar amor ni comprensión, ni luz espiritual; y han tomado entonces este mundo, esta existencia humana, esta senda material, como la única.
38 Para esa parte del pueblo, aquí está su Dios, su patria, su tesoro, su heredad; y ellos saben que han de volver, para que se cumpla una de mis profecías; han de volver, a la antigua palestina, han de buscar nuevamente a Jerusalén; y para que ella se cumpla, yo lo permitiré, porque allí será entonces el despertar de esos espíritus aletargados, de esos espíritus obcecados en su materialismo, en su metalización, en su deidad terrestre.
39 Eso será, en verdad, cuando el verdadero Israel, hable y surja delante de ellos; cuando la verdadera Jerusalén, se manifieste y entonces esos espíritus despierten a la luz, a la vida de la gracia y me reconozcan; será entonces cuando las pruebas y mi justicia, les despojen de todo poder terrestre, de todo tesoro temporal, para mostrarles solamente una senda estrecha: la del espíritu la que conduce al más allá. Será entonces, cuando esos espíritus sientan que Israel, está en el espíritu; y que Jerusalén, es el corazón del pueblo de Dios.
40 Mas aquellos que me esperaron, que me creyeron, que me amaron, ¿a dónde están? De entre ellos, en este Tercer Tiempo, he escogido a 144,000 espíritus, 12,000 de cada tribu, les he señalado en su frontal espiritualmente, con la señal trinitaria.
41 Yo les he hecho el llamado en este Tercer Tiempo, para que ellos con su unión fraternal, formasen la nueva Jerusalén; y la nueva Jerusalén, no es una ciudad y el templo de la nueva Sion, no está hecho con canteras, no ha sido fabricado con manos de hombres.
42 La nueva Sion, es el templo que yo he formado en lo más profundo de vosotros mismos, es el culto que brota de esta parte de mi pueblo de Israel, del escogido de Dios en este Tercer Tiempo.
43 La nueva Jerusalén, es el corazón de este pueblo que todavía no se ha unido, de este pueblo que no se ha enlazado, de este pueblo que no se reconoce ni reconoce su destino y su misión con perfección; pero que en el universo, al desechar del corazón y espíritu toda impureza entonces, formará en verdad y en espíritu, la nueva Jerusalén: el corazón del pueblo de Dios el pueblo escogido.
44 Todo esto, el Maestro os enseña y os revela, para que entonces sepáis, pueblo escogido, que una es la raza judía y otro, es el pueblo de Israel.
45 No basta llevar sangre judía o nacer en la antigua palestina, para ser del pueblo de Israel. El pueblo de Israel, está en el espíritu; no en la carne, no en la sangre ni en la raza.
46 Israel, no es una raza; y cuando todo Israel así lo reconozca, cuando los que me han seguido y los que me han desconocido, así lo comprendan; entonces, se levantarán todos para formar el verdadero pueblo de Dios; y en el seno de ese pueblo, 144,000 escogidos responsables, que han de ser en esta Tercera Era de luz: el portavoz de la divinidad, la luz del mundo, los emisarios, los profetas, los que despierten a toda la humanidad y cuando suene la hora final, del año 1950, estarán ya señalados todos los 144,000; unos en materia y otros en espíritu.
47 Yo haré el llamado a las legiones; y entre todas las legiones, estará una: la del pueblo de Israel unos en espíritu y otros en materia; mas si vosotros decís, pueblo: es mucho lo que el Padre nos pide, es imposible cumplir con lo que él nos ordena, no es posible cumplir en la existencia tan corta, una misión de redención tan grande entre la humanidad el Maestro, os dice: ¿quién os ha dicho que la obra de redención, la vais a llevar a cabo a través de vuestra presente existencia humana? ¿Quién os ha dicho que esa obra redentora, va a llevar tan cortos años? ¿Quién os ha señalado el tiempo, en que hasta el último de los seres encarnados se convierta?
48 Pero hoy, os revelo un acontecimiento, el de: los 144,000 marcados muchos en espíritu se encuentran; y a los que están encarnados también les haré el llamado, en momento propicio, hacia el valle espiritual; y allí, nuevamente les prepararé, mas les fortaleceré y cuando preparados los 144,000, todos en espíritu puedan encontrarse, a la tierra en tiempos venideros serán; y ¡ay! Entonces del mundo y de las naciones, porque vuestros espíritus encarnados en esos tiempos venideros, harán estremecer este planeta; las religiones se conmoverán, las ciencias, las sectas, las doctrinas, los que han vivido en el seno de sus grandes civilizaciones, de sus grandes cultos; aún en las tenebrosas selvas, no habrá espíritu que escape a esta lucha, a esta contienda de redención y a esa buena nueva. ¿Cuándo será ese tiempo? Yo en verdad, os digo: no os lo fijaré con fecha material será cuando el reloj de la eternidad, que está en mí, lo marque e indique.
49 Yo os preparo y os pongo alerta, pueblo bendito. Estáis todavía dentro del tiempo de preparación, porque a eso he venido a comunicarme a través del entendimiento del hombre: para prepararos porque todavía no puedo enviaros entre los hombres, puesto que aún sois mis párvulos. Presto, muy presto, os convertiré en mis discípulos, a los que gran enseñanza y lecciones os revelo.
50 Lo más grande que el Maestro, os puede revelar a través del entendimiento humano, os lo diré en el año 1950. A lo largo de ese año, quiero encontrar siempre la preparación y disposición entre vosotros, para que me dejéis manifestarme en todo esplendor, para que pueda daros toda la preparación que es mi voluntad dar a vosotros; y después, cuando esta mi palabra ya no sea entre vosotros y sólo mi Espíritu se encuentre vibrando, viviendo y alentando entre vosotros en vuestro espíritu; entonces, os levantaréis llenos de fervor y confianza, llenos de conocimiento e inspiración al cumplimiento de la doctrina que os he enseñado.
51 Es ese el tiempo de vuestro cumplimiento, de vuestra predicación, de vuestro ejemplo, de vuestro testimonio; y si todos los presentes, llegaseis al último instante de vuestra existencia material y miráis que todavía el mundo no se regenera, que todavía el mundo no se convierte, que lo que os he ordenado no alcanzasteis a cumplir; no temáis, mis hijos, si habéis hecho todo cuanto habéis podido y cuanto habéis sabido, porque entonces las nuevas generaciones vendrán tras vosotros y darán un paso más; y tras ellas, vendrán otras generaciones.
52 Mas, todas ellas, llevarán Espíritu de Israel, todas esas generaciones que de vosotros broten, llevarán Espíritu del pueblo escogido de Dios, serán siempre el mismo pueblo, será siempre el mismo Israel, para que se cumpla la resurrección a la existencia humana, la resurrección de vuestro espíritu a la existencia humana terrestre, a la carne, a la reencarnación de él mismo, para llevar a cabo los altos designios, los grandes planes de la divinidad; porque una sola de vuestras existencias humanas, es muy pequeña, es un solo instante en la eternidad; y por eso en mi amor, en mi justicia, os concedo nuevas oportunidades hasta que lleguéis a cumplir todo vuestro destino, ya en materia, ya en espíritu; y así, podáis llegar un día en la eternidad, llenos de cumplimiento y de perfección en el espíritu.
53 Levantaos, entonces, con esa luz y esperad que los hombres vengan, que ellos no os confundirán; pero esta luz, transmitidla de unos a otros, para que todo Israel, la conozca; porque de no ser así, pueblo amado, cuando las multitudes y las turbas lleguen entre vosotros, reclamándoos el nombre de Israel; muchos entonces, enmudecerán; otros, perderán la confianza en mi obra.
54 Tiempo es de que luchéis, para que todo Israel se fortalezca, se prepare y se reconozca verdaderamente a sí mismo; que no solamente sea la intuición la que lleve en el fondo de su espíritu de que él es Israel, sino que de su espíritu brote el conocimiento, la luz, la palabra clara para enseñar al que no sabe, para luchar con aquel que viene con armas de elocuencia, para aquél que viene a presentaros a través de libros, lo que yo dije, lo que han dicho y hecho mis enviados en los tiempos pasados; para que no vengan los hombres a venceros con las armas de las letras, de la palabra; y que vosotros, sin más libros que la esencia y la sabiduría que he derramado en vuestro espíritu, sin más elocuencia que el Verbo humilde que os he enseñado, os levantéis, no a reñir, no a discutir solamente; sino a enseñar en paz, con dulzura, con celo, con energía, con firmeza y amor, mi divina palabra, mi divina obra, la cual vosotros entregaréis a los hombres no solamente como yo os la he dicho; sino ya analizada y comprendida por vosotros.
55 Porque yo contemplo en este Tercer Tiempo, cómo los hombres se levantan doquiera de los pueblos de la tierra, aprendiendo, guardando en su mente la Ley del Primer Tiempo y mi palabra del Segundo Tiempo y la entregan a los hombres tal cual creen yo os la dije y como quedó escrita, pero sin comprenderla, sin analizarla, sin conducir el sentido figurado al sentido humano, al sentido real; y el Maestro, no quiere que vosotros imitéis estas conductas.
56 Enseñad a los hombres lo que yo os dije, tal cual yo os lo dije, pero después analizadles mi palabra, interpretádsela; y así, entonces, podrán comprenderme a través de vosotros; seréis entonces y seguiréis siendo, siempre mis mediadores, seguiréis siendo por todos los tiempos, el pueblo que yo escogí desde antes de los tiempos para que fueseis la luz del mundo, la antorcha, la senda, el báculo; seguiréis siendo entonces, en cumplimiento a mi palabra: el pueblo primogénito, entre los pueblos de la tierra y seréis: el saber y la luz.
57 De ese modo, haréis vosotros mismos que mi palabra se cumpla entre la humanidad; y habrá sido una prueba, de que todo cuanto yo digo, todo cuanto yo ordeno, es hecho pronto a través de los tiempos. Un largo tiempo, os he confiado para vuestra misión; y si muchos yerros habéis cometido en los tiempos pasados, ¡oh! Israel, que es con quien hablo esos yerros pasados, os serán perdonados.
58 Habéis vivido en los tiempos de la imperfección espiritual, en los tiempos de evolución, en los tiempos de práctica y de enseñanza; pero para vosotros, ¡oh! Israel, se acercan tiempos, en los cuales, no está admitida la imperfección, la impureza a vuestro espíritu o a vuestro corazón.
59 Se acerca un tiempo entre vosotros, en que el tropiezo, la traba, no podrá ser en vuestro camino; pues un largo tiempo de grandes revelaciones y enseñanza, el Padre os ha confiado para vuestra preparación; y en ese tiempo, cuando vosotros ya estéis convertidos en maestros, yo entonces os presentaré una humanidad grandemente científica, grandemente filosófica, una humanidad que se ha desarrollado según su voluntad, sus inclinaciones, sus ambiciones, dentro de su libre albedrío espiritual y humano; y esa humanidad formando un solo pueblo, una sola familia, una sola multitud, os la confiaré, para que vosotros soportéis la lucha, para que vosotros escuchéis también la interrogación; soportéis toda burla, todo juicio, toda persecución; para que ya llenos de fuerza en el espíritu y en la carne, no sintáis el dolor que pueda causar el arma homicida o el arma moral o espiritual, que no exista entre la humanidad, ninguna confusión o tiniebla que os pueda confundir a vosotros.
60 Llenos ya de la fuerza de mi Espíritu Santo, llevándome profundamente en vuestro espíritu, sabréis pasar entre los hombres dejando siempre huellas de luz, desbordando vuestro espíritu en paz, entre la humanidad, manifestando a vuestro espíritu, Israel, ya con la presencia en medio del silencio vuestro, ya con la palabra viva llena de luz y claridad sentida por vuestro espíritu y por vuestro corazón, ya con todas vuestras obras, que serán como ejemplos vivos entre los hombres; y en esta existencia presente, mucho de esto tendréis que cumplir; y lo que no alcancéis a cumplir en esta existencia humana, en futura reencarnación lo cumpliréis.
61 Yo os digo esto, para que no penséis que es una falacia mi palabra, que es un imposible para vosotros, lo que os estoy diciendo; pero no desperdiciéis las existencias humanas, no desaprovechéis las oportunidades ni un solo instante, porque ya os he dicho: si el rico avaro dice que “el tiempo es oro” el espíritu de Israel, debe decir: “el tiempo es luz, el tiempo es salvación, el tiempo es eternidad y perfección.”
62 Estudiad profundamente mi obra, porque no quiero tampoco fanáticos dentro de ella. El fanatismo, la idolatría, el misticismo, todo ello tendrá que desaparecer; y seréis entonces: espirituales y humanos a la vez sabiendo dar a Dios, lo que a él le pertenece y a vuestro espíritu también; y al mundo y a vuestra materia, lo que a ellos corresponde.
63 No llevaréis entre los hombres: insignias ni hábitos ni algo que pueda distinguiros de los demás seréis un hombre más entre los hombres, un pueblo más entre los demás pueblos, no haréis alarde de ninguna especie para distinguiros.
64 Seréis sencillos, simples, para que seáis libres en el espíritu y en la existencia humana, para que podáis alcanzar esto, para que lleguéis a la conquista de la verdadera libertad espiritual, del verdadero conocimiento.
65 Para que lleguéis a la verdadera práctica del culto espiritual que os pido y del cumplimiento que debéis tener; todavía, mi pueblo, tenéis que estudiar, que practicar, que analizar mi enseñanza.
66 Pero yo, estoy como Maestro para enseñaros, como Padre para ayudaros a cultivar el corazón de los hombres, como juez también, para señalaros vuestros defectos, vuestras imperfecciones; y para que vosotros, mirando las de los demás, no seáis jueces; sino buenos maestros, maestros del amor, de la caridad y de la paz.
67 Esas virtudes, cultivadas y desarrolladas a través de los tiempos y de los caminos; son las que llevan al espíritu al más allá, son las que ponen en contacto el espíritu del hombre con mi Espíritu, para que yo pueda revelarle las grandes lecciones, lo que está más allá de las ciencias humanas.
68 Practicad siempre las virtudes en todas sus formas y estaréis siempre en comunión conmigo; mas, una vez más, os dice el Maestro: nunca lleguéis al límite del fanatismo porque entonces, él será como un manto tupido que no os deje contemplar la Verdad. Será como un fantasma que os persiga por doquiera, y ésta no es mi voluntad.
69 Quiero que el entendimiento y la mirada espiritual vuestra, jamás encuentre nubes, tropiezos ni sombras en su comunicación conmigo; para que mi palabra, mi inspiración, llegue plena de luz y verdad a vuestro espíritu; y sea entonces, cada uno de vosotros, una fuente de salud y de verdad para todos los demás.
70 Para que seáis siempre, Israel, el pueblo escogido por la voluntad del Padre, para salvación de los demás; mas, no para que seáis el único, no para que siempre seáis vos el donado, el privilegiado, el mimado del Maestro, ¡no!; para que vos, que fuisteis escogido antes de los tiempos de adelanto espiritual, toméis de la mano a vuestro hermano, a los demás pueblos hermanos y los llevéis siempre juntamente con vos y me los presentéis; que cuando me los hagáis presente ante la eternidad, ante mi tribunal divino, vos estéis en el último lugar y me los hagáis presentes a todos como los postreros que se convirtieron en el primer o; y vos, siendo el primer o, sepáis por vuestra mansedumbre, por vuestra humildad y cumplimiento, ser el postrero; el primer o y el último, el alpha y el omega, como el Padre, os ha dicho.
71 Cortos instantes sólo faltan, para que el año 1950, aparezca entre vosotros. Quiero contemplar que cada uno de vosotros, se multiplique para ese instante; que hagáis el llamado en estos momentos a los corazones, porque hay muchos que están esperando vuestro llamado, hay otros que esperan vuestra insistencia; y entre ellos, están mis labriegos, mis discípulos, mis testigos.
72 ¡Preparaos, pueblo! Para que por vuestra preparación espiritual, por vuestro cumplimiento, por vuestra regeneración, yo me derrame más y más en complacencias espirituales en ese último instante.
73y vosotros, facultades, pedestales, que habéis tenido este don por mi voluntad: meditad, orad y velad continuad en vuestro desarrollo y hacedlo con todo ahínco, con todo celo; pues quiero que en el año 1950 de cada uno de mis portavoces, broten solamente manifestaciones y palabras de verdad, pureza y perfección.
74 Ya es el momento de que podáis ofrecer al pueblo y a la humanidad, el fruto de vuestra preparación, de vuestra espiritualidad, de vuestra inspiración, ¡oh! Mis escogidos, porque quedará para la posteridad mi enseñanza y sobre todo mis últimas palabras; porque en ellas, os diré todo, desde el principio hasta el fin: mi divina enseñanza que en tres Tiempos he entregado a la humanidad, en el seno de Israel. Vuestro Dios, repasará como un libro, desde la primera hasta la última página.
75 Quiero que vosotros, estéis preparados. No quiero que el dolor os despierte, no quiero que la purificación carnal, sea la que purifique a vuestro espíritu o mente. Quiero que sea vuestra oración, vuestro desarrollo, vuestro amor; y entonces, ¡oh! Mis hijos, tendréis el cumplimiento de mi promesa, de lo que yo os he ofrecido, de lo que he ofrecido a mi pueblo.
76 ¡Cuánto! En los últimos años, me he de manifestar a través de vuestro entendimiento, ¡cual nunca lo hice!; vais a alcanzar para esos instantes, lo que no habéis alcanzado hasta hoy.
77 Mi mundo espiritual os ayuda, os prepara, os libra de encrucijadas y peligros, os conserva en paz y preparación. ¡Grande es vuestra responsabilidad!
78 No vayáis a caer en misticismo ni en fanatismo; sólo vais a penetrar en recogimiento y en mayor consagración a mi servicio.
79 Yo os premiaré; y el premio, en verdad, lo tendréis en esta tierra, tendréis la paz en vuestro espíritu y tendréis también un galardón para vuestro espíritu en el más allá.
80 Hoy, no penséis en galardones, no esperéis pagos ni premios; hoy solamente recread vuestro espíritu, preparándoos para sanar el alma de la humanidad que enferma se encuentra, para libertar al espíritu del hombre que esclavizado también se encuentra; y todo aquel fruto que vayáis recogiendo en vuestra senda, ese será el mejor galardón, la mejor compensación para vuestra lucha, para vuestro ideal.
81 Sí, mi pueblo, cuando vuestro espíritu en verdad, ame a su propio semejante en mí, entonces grande será su gozo al contemplar la salvación de un espíritu, la conversión de un pecador, el alivio de un enfermo, la redención de un pueblo, la salvación de vuestro hermano. Entonces, vosotros, estaréis olvidados de vosotros mismos; pero yo me acordaré siempre de todos, yo velaré por todos y a todos conservaré.
82y mis labriegos, los que lleváis como un don a un Ser como custodio espiritual, y con él habéis caminado, y levantado prodigios entre la humanidad; ese Ser, seguirá en verdad, como una buena sombra a todos vuestros pasos, seguirá siendo vuestro fiel ángel guardián.
83 Pasado el año 1950, ese Ser custodio ya no tomará vuestra materia, pues vuestro cerebro quedará cerrado con broche de oro para él; pero vuestro espíritu, abrirá sus puertas a la inspiración para el mundo espiritual; y entonces, también el mundo espiritual, de espíritu a espíritu, con vosotros se comunicará; no solamente con los labriegos, no solamente con los que fueron facultades o pedestales, sino con todo Israel; y después, con toda la humanidad; porque todo cuanto Israel posee, es la heredad para toda humanidad, es la herencia para todo espíritu.
84 Hoy, poseéis vosotros como en los otros tiempos: el tabernáculo, la Ley, los dones. Tiempo llegará, en que todos seáis dueños de él.
85 Así como la Ley, escrita en el Primer Tiempo, después de regir a Israel, por ella se rigieron muchos pueblos de la tierra. Así como mi palabra que os entregué en el Segundo Tiempo, ha sido también para muchos pueblos que no son Israel; así también, el tercer testamento que os estoy confiando en este Tercer Tiempo, para todos será.
86 Labriegos: ¡dad grandes pasos de espiritualidad! Así mis seres espirituales de luz, mis pequeños amados, en el último año de comunicación a través de vosotros, grandes pruebas darán, grandes prodigios de espiritualidad; y así, cada uno de los componentes de esta mi obra, prepárense en su conciencia y suyas serán las grandes inspiraciones y las grandes revelaciones.
87 Porque es mi voluntad, que en el último año, grandes multitudes vengan a escuchar mi palabra, penetren entre vosotros y aun a convivir con vosotros; y vuestra fraternidad y armonía, vuestra espiritualidad y cumplimiento les asombrarán, los convertirán y muchos de ellos, me seguirán firmemente; y vuestra presencia, pueblo, será un aliciente, un estímulo.
88 Vuestro cumplimiento y aprovechamiento en mi palabra, será también un estímulo para estos mis labriegos, para estos mis hijos, los cuales desde mucho tiempo ha, vienen laborando en mi obra, luchando en el camino por perfeccionarse para poderos brindar un mejor fruto cada vez, por poderme manifestar a mí con más claridad de tiempo en tiempo. ¡A ellos, ayudadlos! ¡A ellos, alentadlos con vuestro espíritu, con vuestro pensamiento, con vuestra espiritualidad! Y así, todos, formando un solo pensamiento y un solo corazón, seréis también la figura, la imagen, de lo que ha de ser la nueva Jerusalén.
89 Cuando este pueblo, en verdad, se unifique, cuando todos sus dones y sus fuerzas se fundan en un solo ideal, en un solo propósito y en un solo culto, entonces la nueva Jerusalén, blanca como el ampo de la nieve, esplenderá sobre todos los pueblos de la tierra; porque esta nueva Jerusalén, se manifestará entre los hombres por su espiritualidad, por su culto, por su elevación y por su evolución en verdad y en espíritu.
90 Pueblo, ésta es mi palabra que en esta alba de gracia yo os he venido a entregar, como una página más de lo que será el gran libro de la vida; del gran libro de la sabiduría divina, el cual vengo leyendo entre vosotros, a través del entendimiento humano.
91 La última página de este libro, no será revelada a vosotros en 1950. El libro de mi sabiduría es infinito, es eterno pueblo amado; lo que os he dicho a través de los hombres, sólo es en verdad, unas cuantas páginas de mi libro divino; pero que debéis guardar en vuestro espíritu y corazón, para seguirlo analizando y practicando; porque ellas serán, en su fondo: la esencia de mi espíritu divino en su superficie podrán tener la imperfección humana, pero en el fondo, en el sentido, en la esencia está mi Espíritu, mi cuerpo y mi sangre.
92 El Maestro, os dice: llevad entonces esta palabra que es una vez más para vosotros, como os dije al principio, vuestro baluarte, vuestro aliciente, vuestro báculo.
93 Hoy, buscáis mi palabra a través de los portavoces, porque ella os fortalece y levanta, porque ella os da alegría a vuestro espíritu y corazón, porque ella os da razón para vivir, en ella encontráis un ideal; mas, después pueblo, seguid buscándome, seguid buscando mi inspiración, mi presencia y mi palabra.
94 ¿En qué forma vendrá después mi palabra? ¡Preparaos! ¡Espiritualizaos! Y mi palabra espiritualmente nunca os faltará; mi voz será mi cuerpo, su esencia mi sangre; mi cuerpo y sangre, será comido y bebido siempre por vuestro espíritu; seré eternamente pan y vino; maná y alimento para vuestro espíritu; pero para ello, ¡elevaos! ¡Adelantad, caminad siempre, adelantad y encumbrad más y más la montaña, pueblo! Y más de cerca me iréis viendo cada vez, más grande me iréis contemplando cada día; y yo, también contemplaré el crecimiento, el desarrollo de vuestro espíritu por medio de mi Ley y mi doctrina. ¡Israel, levantaos! ¡Israel, yo os amo!
¡La paz de mi espíritu divino, quede entre vosotros!
84. La importancia de las cátedras en el Tercer Tiempo
Jueves 1 de septiembre de 1949
1 Desde el reino de la inmortalidad, pueblo bendito, viene mi irradiación a bendeciros, a recibiros y a daros mi amor. Desde el reino de la inmortalidad, mi pueblo amado, la piedad y la misericordia del celo siempre se ponen de manifiesto en la tierra para los que sufren, para los que lloran, para los atormentados.
2 ¡Gloria a Dios en la más alta conciencia de los libertados! ¡Gloria a Dios en aquellos que no pueden hacer el menor mal a sus semejantes! ¡Gloria a Dios en los limpios de corazón! ¡Glorificado sea el Padre en el Hijo, glorificado sea el Hijo en el Espíritu sublimizado de la humanidad amada!
3 Yo os recibo, ¡oh pueblo! Que representáis una parte de la cristiandad. Al recibiros os consuelo. Al consolaros os acaricio y os doy la bienvenida en nombre de mi amor espiritual: ¡bienvenidos seáis todos ante mi comunicación divina!
4 Nunca falta el Maestro a su pueblo. Nunca faltan mis rayos de luz a vuestro pensamiento. Nunca falta el torrente de amor a vuestros pequeños afectos; ya que eso es lo que vosotros tenéis para mí, un pequeño afecto.
5 Nunca falta mi cátedra, cuando venís a buscarla. La luz de mi cátedra es para todos, como el pan de fiesta en gran mesa, servido y justamente repartido. Así es mi mensaje. Así el amor divino, da cátedra cristiana. Así vengo a vosotros, pecadores, a través de mi amoroso pensamiento; porque mis pensamientos vienen a enseñaros todo eso que vos no conocéis.
6 ¡Oh parte de la humanidad! Vos no conocéis ni siquiera vuestro destino. Tampoco conocéis con seguridad, ni de dónde venís, ni donde estáis, ni adonde vais. ¿Conocéis acaso algo del más allá? Si acaso algo, muy poco, casi nada la mayor parte de vosotros, solamente suposiciones.
7 Vos no conocéis, pueblo mío, de la importancia de mis cátedras en este tiempo, porque nada sabéis de lo que va a acontecer en breve instante; del principio y del final del año 1950, nada sospecháis.
8 Lejos de vos, pueblo, está conocer la realidad de la crueldad y la miseria, del abatimiento de este mundo. Lejos de vos, está el drama mundial! Por eso os digo que nada sabéis ni nada conocéis y mucho suponéis; pero vuestras suposiciones no alcanzan la Verdad de los hechos. Por eso, mi luz es entre vosotros, para deciros que si sois espiritualistas, yo os lo pido con amor, dejéis de ser crueles, ingratos, pecadores, desde esta misma noche; desde este instante en que escucháis mi cátedra, que os preparéis elevando vuestro entendimiento y os dispongáis con buena voluntad para las manifestaciones elevadas.
9 Se necesita que en la historia del mundo, brille la grandeza de mi irradiación divina. Se necesita que la historia del mundo, quede iluminada por las grandezas de mi obra. ¡Iluminadla vos, en parte, si podéis!
10 Desde esta noche, mi pueblo os queda prohibido ser ingrato, cruel o que por vos sea causado el menor sufrimiento. Os lo prohíbe el amor del Cristo, del Verbo de Dios; de aquel que os ha amado siempre y os ha seguido por vuestros caminos de dolor.
11 Tomad vuestro dolor y escudriñadlo hasta su centro, como si tomaréis un puñado de espigas de trigo o de rosas; y quitando pétalo por pétalo, lo examinaréis cada uno. Espiga por espiga, grano por grano, así tomad vuestro dolor y examinadlo bien; ved: de qué proviene, por qué ha venido y con qué se va. Tomad ese puñado de dolor y la herida de vuestro corazón, analizadlo, escudriñadlo, entrad a la cámara de la razón y de la conciencia y quedaos allí con él todo el bien de la experiencia que pueda traeros; con todo el valor que pueda daros vuestro examen: oro espiritual; mas no moneda contaminada, valor espiritual de legítima calidad.
12 Elevad vuestra razón hasta la realidad. Estudiaos a vos mismo. Buscad en el dolor la gran lección de la vida. él es vuestro maestro. El maestro amargo que se manifiesta después en dulzura, en riqueza espiritual, cuando ha pasado la amargura y viene la riqueza al obtener el tesoro del conocimiento.
13 Examinad con cuidado vuestra vida y no despreciéis a los ingratos ni a los pecadores. Yo no os desprecio a vos, que formáis parte de la humanidad y sois ingrato y también pecador. Y vos también habéis herido los corazones, de la misma manera que han herido vuestro corazón. Sin embargo, conociendo todos vuestros defectos y vuestras heridas, vuestras lacras y debilidades, os respeto y os amo y no os aparto de los demás; os dejo con ellos para que aprendáis los unos de los otros.
14 Tomad vuestro dolor y no desperdiciéis el tiempo; amadlo, porque vuestro dolor os hará grande y capaz de desarrollar las potencias latentes espirituales que hay en vos mismo; para que seáis el hombre que sabe el paso que da y por qué lo da y el que sepa conducir a los demás.
15 La sabiduría de Dios todo lo dispone bien y no hay sufrimiento ni pena que no dejan en vos su sabia lección. Los dolores engrandecen, no sólo las luces del pensamiento; sino también las potencias del alma, si los dolores son bien aprovechados en su estudio; y si recibís de ellos, la lección que os dan, entonces vos mismo amaréis vuestros dolores, desde cuando erais casi nada; cuando fuisteis un poco; cuando fuisteis mucho y cuando dejasteis de ser para volver a ser. Filosofía de vuestra vida, de vuestro cambio, de vuestra plena transformación.
16 Analizad, pueblo mío, y no os encuentren los acontecimientos en letargo. Analizad y vos, que no conocéis del reino de la paz porque no habéis despertado vuestra conciencia porque os falta el crecimiento del alma, el desenvolvimiento de vos mismo; vos, que no conocéis de la verdadera paz y tampoco conocéis del amor verdadero y sublime y su potencia, vivís en el terreno de las suposiciones: media verdad, media mentira, media sombra y media luz mientras podéis despertar; mientras pasáis de párvulo a discípulo, vivís en vuestra media verdad y en vuestra media luz. Vivid así mientras sabéis resolver vuestros propios problemas. Vivid así, porque hay un tiempo para vivir así y otro para vivir en plenitud de conciencia del hombre despierto.
17 Hay un tiempo para ser niño; otro para ser joven; otro para ser adulto y otro para ser anciano. Estáis en el tiempo del aprendizaje; en el tiempo del desenvolvimiento espiritual; en el tiempo de la preparación en materia y en espíritu.
18 Pero, ¿qué sabéis vos de lo que viene? No se ha descubierto totalmente el misterio del drama mundial, mucho falta.
19 Tomad de mis cátedras la fuerza necesaria para cuando venga el tiempo de vuestro desmayo, de vuestra debilidad. Tomad de mis cátedras de luz para cuando venga el tiempo de vuestro materialismo, porque muchos de los míos se confundirán; muchos de los míos volverán la espalda; y de los creyentes de hoy, muchos serán increyentes del mañana.
20 Enemigos y negadores de lo mismo que antes buscaban y creían: anticipadamente yo os perdono porque los acontecimientos humanos, no vienen como vosotros queréis; por eso no os agrada mi doctrina, por eso hacéis sufrir a vuestros familiares como si tuvieran la culpa de vuestras sombras mentales, de vuestra reaciedad.
21 Todavía estáis viviendo relativamente felices en comparación de otras naciones y otros pueblos y no estáis satisfechos, cuando falta aún lo peor por vivir. Tenéis agua, pan, luz, lecho, tenéis mi amor y no estáis conformes. Y aquellos que no tienen pan, que carecen de todo y no escuchan mi palabra, que no tienen el consuelo de escuchar las frases sublimes que llegan al corazón y alientan la vida, son más resignados que vosotros.
22 Acostumbraos a bendecir vuestro propio dolor, vuestro llanto y vuestras alegrías. Bendecidlo todo. ¿No acaso bendigo yo a la humanidad entera, sin distinguir a ninguno? Mi bendición es para todos: verdugos, criminales y muy pocos varones y mujeres de bien el amor divino siempre bendice.
23 Si sentís repugnancia por los actos de los demás, si sentís asco de las acciones de los componentes del mundo, vos formáis parte de la misma humanidad; sentís asco de vos mismo; ya que todo lo que veis en vuestros semejantes, lo tenéis vos, en mayor o menor grado.
24 Miraos en vuestro propio espejo vuestra faz interior, moral y espiritual, ved en vuestro propio espejo al otro ser que sois vos mismo y en vuestra cámara interna, examinad vuestros pensamientos y actos y después de horrorizaros de los vuestros, horrorizaos de los ajenos.
25 Pueblo amado, ¿por qué salís a buscar defectos, si con los que vos tenéis para estudiar, os bastan?
26 Prepararaos, porque tenéis mucho que pensar para el año 1950, principalmente para el final. Necesito de vuestra reflexión, necesito que améis a la humanidad; que os améis los unos a los otros. Necesito dejaros preparados.
27 En la historia de la humanidad debe estar la historia brillante del espiritualismo, que debe tomar la más grande parte en los acontecimientos de la vida de los pueblos y de los hombres, porque mi doctrina está llena de exquisita divinidad y va directamente su luz a quien la llama. Mi doctrina es grande, sublime y todo el mundo debe conocerla, para corregirse y establecer el orden en todo.
28 Buscad la paz. Sed consecuentes y compasivos. Purificaos por medio de mis cátedras. Mis cátedras son de amor y van purificando el pensamiento de los hombres para disponerlos a mejor vida.
29 Vos no conocéis el plan divino de Cristo, mi pueblo. El mundo de la media luz y de la media sombra, está lleno de comentarios; pero no sabéis hasta dónde quiero llegar con mis cátedras, mis cátedras no son para justos ni perfectos, porque nunca daría una sola si esto esperara. Yo estoy dando mi evangelio de amor sublime, dando redención, a pecadores, por medio de pecadores.
30 No creáis que las facultades de mis cátedras son santas o perfectas, ¡no, pueblo! Son humanos como sois vosotros. No tienen superioridad alguna sobre vosotros. Las facultades solamente son varones o mujeres que han nacido con estos dotes o facultades, y que se disponen a trabajar en bien de mi obra; pero sin santidad ni perfección.
31 Y, en esa cátedra, os digo: las facultades de este lugar y de otros, si quieren seguir el buen ejemplo, deben estar estrecha y fraternalmente unidas con las congregaciones de mi pueblo porque el tiempo de la hermandad, es necesario; el instante del acercamiento, es preciso.
32 Las facultades están muy enfermas, más que nunca, porque son sensitivas y porque siente n la naturaleza enferma de guerra, de llanto, de drama. Está enfermo el ambiente de la tierra; y como las facultades son sensitivas, se siente n enfermas la mayor parte de ellas.
33 La atmósfera de este mundo está densa y pesada y la humanidad está respirando tragedia; la tierra está pasando por una etapa que ningún humano alcanza a comprender su trascendencia: el gran tiempo de los tiempos que nadie entiende, fuera de las altas jerarquías de luz. La tierra y sus moradores están en purificación, con todos sus ¡ayes! De dolor, faltándoles aún otros tormentos; y la atmósfera de la tierra, se resiente.
34 ¡Oh planeta de hálito enfermo! ¡Oh planeta de triste existencia! Tus moradores te han ensuciado, te han manchado; han enturbiado tu aura y tu aire; le han quitado la pureza a tu existencia. Planeta tierra, tus moradores te limpiarán, puesto que ellos te han manchado.
35 Por eso, la humanidad sufre y llora; buscará mis cátedras y de cierto os digo que en la gran confusión mundial del cincuenta, los recintos que queden serán pequeños para contener las multitudes que busquen la aclaración de todo lo que antes fuera niebla; de todo lo que fuera turbación; y las congregaciones turbadas, buscarán claridad y vendrán a los lugares que queden; y aquellos lugares por grandes que sean, pequeños serán si saben sostenerse; y para sostenerse, necesitan luchar mucho para vencer y triunfar; necesitan valor y hasta quitarse parte de su pan, para sostener sus naves en aras del ideal de mi doctrina espiritualista que os conduce al reino de la inmortalidad, del amor y la Verdad. Necesitáis, amar la justicia y la bondad.
36 Las multitudes necesitan cátedras, los gobernantes necesitan cátedras y el mundo entero necesita cátedras. ¿Qué vais a hacer? ¿Qué me vais a dar de vuestra labor unida a la mía? Mi labor ya veis como es: es gigante, brillante, vigorosa, clara como la luz. Mi obra es así: así es mi trabajo, ¿y vuestra labor, ya podéis compaginarla con la mía? ¿Ya podéis compararla con la mía? Necesitáis comparar la labor humana con la espiritual; y si todavía deja mucho que desear, trataréis de hacer lo que no habéis hecho antes.
37 Humanidad, no conocéis la dicha de los seres superiores que hacen mi voluntad, o sea, la dicha de mis enviados, porque si vos conocierais esa dicha; si supierais lo que ellos saben, haríais desde esta noche un santuario en vuestro corazón y en vuestra alma y dejaríais que a él penetrara la humanidad doliente; pero todavía sois reacios y duros, no conocéis de las manifestaciones superiores y sutiles, de las manifestaciones que hacen vivir, amando y repartiendo felicidad a los demás. Por eso os recomiendo amar a la humanidad.
38 Amaos los unos a los otros; cubríos vuestras lacras mutuamente; porque de cierto os digo, que es grande el Ser que viendo vuestros pensamientos, os dice: amados míos, hijos míos, mis pequeñas ovejas, mis párvulos, mis futuros discípulos, a pesar de ver toda la negrura y toda la maldad que encierran vuestros corazones, el Verbo de Dios no lanza acusaciones ni señala lacras; solamente tiene para vosotros esta frase: “amaos los unos a los otros, amaos como yo os amo.”
39 Bien pudiera, en vez de esta cátedra, señalar a cada uno de vosotros, sus errores; pero cuando esto sucediera, sería otro el que hablara, no yo.
40 Si el que todo lo ve, el que conoce vuestro interior, el que sabe vuestros pensamientos, con vuestra crueldad y miseria, nada dice de vosotros; si el que pudiera decir, nada dice, ¿por qué vosotros no sois así? ¿Por qué os empeñáis en destrozar felicidades y vidas ajenas?
41 Iréis a buscar almas y dejaréis que vengan a mi doctrina cuantos pecadores quieran; y no despreciaréis a ninguno, porque antes de dedicaros a mi obra, necesito que seáis incapaces de hacer sufrir a alguien por vuestra culpa. Os pido, antes de ser devotos, que tengáis una magnífica conducta. Os pido, que no hagáis sufrir a los demás.
42 ¿Por qué dejáis que sólo el viento y el sol sequen las lágrimas de la humanidad? ¿Qué no tenéis amor y caricia para secarlas vosotros? ¡Ah, humanidad que no me entendéis ni me sentís! Yo puedo más que el viento y el sol. Venga a mí vuestro llanto para secarlo con mi amor, ¡porque vosotros no podéis, no sabéis ni siquiera consolaros a vosotros mismos!
43 Anémicos de la mente, del pensamiento; anémicos del alma, ¿hasta cuándo serviréis en mi plan mundial de amor, como mi obra lo requiere? Nada sabéis de lo que está por venir, no sabéis lo que os falta llorar y pedir, rogar y esperar. Pero yo seré vuestro médico y vuestra medicina, si así me buscáis.
44 Mi pueblo, vos no conocéis de la piedad; tampoco conocéis del perdón. Vos no conocéis de levantar un paralítico y llevarlo a vuestra casa, sin saber quién es. Primer o investigáis su vida para poder darle un pedazo de pan. ¡Ay de vosotros! No sois capaces de tomar un lisiado y compartir vuestro pan con él, ¿y sois vos, pueblo, quien habéis oído mis cátedras? ¿Vos, que sois incapaz de secar las lágrimas de aquél que llora, cuando yo con mi amor he borrado las cicatrices de vuestro corazón? ¿Adónde vais así, si no sabéis dar algo? Y no sabéis dar algo, porque no conocéis el poder de la bondad.
45 Para hacer un bien, necesitáis investigar y hacer ostentación. Yo, en cambio, quiero atraeros, sin excepción, al reino de la felicidad, al reino de Dios, sin preguntar si sois dignos. El amor dice: venid a mí, todos, que el mundo y el universo entero tienen cabida en la inmensidad de mi ternura y en la dispensación de la bondad de Dios.
46 Es necesario que aprendáis a amar de acuerdo con vuestras condiciones; como sepáis y podáis; pero, aprended a amar porque el amor exige toda la nobleza, toda la realidad. Aprended a amar para que dejéis de ser miserables.
47 El amor exige todo lo sublime. Por eso, os digo: amad ya podéis empezar, amando a una flor, a una mariposa; dando redención a una mujer; pero amada con el espíritu que salva a la materia, es decir, amando con la sana intención de salvar los caminos equivocados, con las buenas costumbres; apartando de ellos, a los que por ellos van.
48 Pueblo mío, ¡si vos me comprendierais! ¡Si vos supierais valorizar cada uno de mis pensamientos, que toman voz por distintos labios! Si vos supierais lo que vale, una sola cátedra. Si tomaréis una cátedra y llegareis a un campo de batalla y antes de la batalla oyeran su lectura, los hombres llorarían, se arrepentirían y a vosotros ya no alcanza mi palabra a conmoveros.
49 ¡Ah, corazones duros, acostumbrados a la potencia de mi amor manifestado, a la luz redentora! Ya estáis adormecidos, como los niños cansados que se duermen en los brazos maternales, arrullados con los cantos de caricia. Así sois vosotros, acostumbrados ya a mi amor y mi ternura, olvidáis que yo os he hecho blancas las horas negras de vuestra existencia; y mi palabra, ya no es capaz de hacer brotar de vuestros ojos el llanto. Yo quisiera que vierais a otros faltos de consuelo, el efecto que les haría escuchar la palabra del mesías.
50 Pequeñitos de entendimiento, ¿cuándo vais a crecer en espíritu? ¿Cuándo vuestro espíritu será grande y potente que domine el alma y en el cuerpo brille? ¿Cuándo empezáis a hacer cumplir las palabras de mis cátedras? ¿Que se cumplan los preceptos, los estatutos que os deben regir, en todas las agrupaciones espiritualistas?
51 Ya no hay tiempo que perder, empezad desde luego a cumplir las legislaciones del amor, de la armonía, de la bondad; y entonces, humanidad, os acercaréis más al ritmo de mi amor acariciador y yo podré servirme de vos, según vuestra disposición, según vuestra buena voluntad.
52 Cooperad conmigo; el Cristo necesita hablarle al hombre, sin cansarse nunca; repetirle de distintas maneras la cátedra, que habla de un amor inmortal y potente, salvador y brillante; de un amor celestial que aún no saben sentir ni entender.
53 Era yo aquel, que cruzando el desierto y hablando la palabra de Dios, en el desierto, me dirigía hasta el mismo animal para que recibiera de la bendición de mis frases. Era yo aquel que caminaba con la planta cansada y quemada por el sol, sobre las arenas candentes. Era el que buscaba a las almas y el que sigue buscándolas todavía para acercarlas a Dios.
54 Han pasado los siglos y en la transición de dos eras está la humanidad: una que termina, la era que llamáis cristiana y otra que comienza, la era de la luz y el incansable Maestro, sigue caminando por las candentes arenas del desierto de vuestro corazón, brillando en Espíritu para daros su eterna enseñanza de los siglos de los tiempos, de distintas maneras, por distintos cerebros, en varias lenguas, el “amaos los unos a los otros.”
55 Soy yo el que os ha hablado siempre de Dios; desde vuestras primeras reencarnaciones: ya con el rayo de mi luz, enviándolo hasta vuestro interior, hasta vuestra conciencia, o ya con mis pensamientos convertidos en palabra humana, dando cátedra para que la escuchéis; pero soy yo el mismo de siempre, el que siempre ha brillado: en la montaña, en el sermón de la montaña, en las calles y en el templo con los sacerdotes. Soy aquel que no se ha cansado y que tanto os ha repetido qué es lo que debéis llevar en el alma.
56 ¿Qué es lo que habéis aprendido? ¿Se ha grabado en vuestro corazón de roca o de granito, un rayito siquiera de la luz que mi amor os ha dado?
57 Soy aquel que os ha pedido el agua que no habéis podido dar a vuestros semejantes: agua de amor, de caridad, de compasión, de fe y de misericordia.
58 La humanidad está sedienta del agua de que os hablo; la buscan uno en los otros; pero pocos la buscan en sí mismos, para saciarse ellos, dando a los demás. Todo quieren recibir, pero no dar. Ellos tienen sed; dadles vos del agua de vuestra fuente interna. No agotéis vuestra bondad, vuestra compasión, vuestra misericordia, que es vuestro deber dar, sin dejar de dar nunca.
59 Haced que éstas, mis cátedras escritas lleguen hasta los confines de la tierra. Mas antes haced que sean corregidas, reproducidas, multiplicadas en su número y que vuelen a diversas naciones; que vayan a buscar a los hombres por los diversos caminos.
60 Mi enseñanza es como agua cristalina. Esta es la mejor agua que podéis darle a los sedientos de amor y de verdad. Podéis darla como agua, como pan, como luz, como mensaje del Hijo de Dios, del Verbo luz, del Cristo de las edades, del mesías verdadero, como queráis llamarme. Yo soy el amor divino manifestado. Yo soy el Maestro de todos los ejemplos; la luz de todas las existencias del hombre que evoluciona; pero vosotros no cooperáis conmigo, porque tenéis escondidos los tesoros espirituales; mientras, otras naciones y esta misma nación, se quedan sin cátedras, sin mensaje, sin agua, sin dirección, sin palabras de consuelo y de aliento; destrozándose los unos a los otros; derramando su sangre inútilmente.
61 ¿De qué os sirve vuestro saber, humanidad? Tened piedad de vos misma en el gran día en que separéis la carne del espíritu.
62 Sois vos, mi pueblo, el que debéis ayudar a facilitar para que todos tengan de mis mensajes, todos aquellos que estén a vuestro alcance y aún los que estén lejos, porque decidme, ¿qué vais a hacer de provecho y de bien en vuestra vida verdadera, en vuestra vida del alma?
63 Pensad todos los días en vuestras acciones y haced un balance exacto de vuestras obras: si habéis hecho más obras buenas que equivocadas, si sois activo, si os encontráis negativo o positivo el Padre, os da a vos para que deis a los demás; pero tened piedad de vos mismo; ya que nadie sabe cuándo se le llega su momento, si al nuevo día abrirá nuevamente sus pupilas.
64 Lo que el hombre tiene, cree que le pertenece; pero debe saber que es de Dios y le será recogido cuando menos lo piense. Ni los cabellos de vuestra cabeza son vuestros, ni la tierra que pisáis es vuestra; vos mismo no sois vuestro, sois de Dios; y vos, no necesitáis tener propiedades de poca duración; vuestro reino, no es de este mundo.
65 Yo os dije un día que mi reino tampoco era de este mundo; y ahora, os digo lo mismo. Espiritualizaos y sed feliz con la espiritualidad alcanzada a base de esfuerzo; repetid dichoso estas frases: “estoy trabajando para mi reino.” estoy fincando, edificando mi reino.” pero escuchad, mi pueblo: de las ruinas de vuestra vida humana y en las ruinas de vuestra misma vida, levantad allí el reino superior del hombre. Con amor, con buena voluntad, construid en ruinas.
66 Si alguno de vosotros me comprende, que construya en ruinas. El que pueda que lo haga, que empiece a hacerlo en esta noche. Si me habéis entendido, yo os veré en mi reino, aunque pasen edades planetarias, porque hacéis cuanto el amor dicta y vosotros vendréis a mí.
67 En verdad, hay muchas mentes en esta noche, pero no quiero que conteste el intelecto del hombre; que en estas lecciones espirituales puede equivocarse; quiero que conteste el espíritu del hombre intuicionado, el ser interior y me diga cómo va a construir en ruinas. Yo espero, porque es preciso escuchar a algunos, a aquellos que más tarde serán discípulos.
68 Construir en ruinas es: olvidar las ofensas, amar y perdonar. Substituir por cualidades; los defectos. Bien habéis dicho, cuando en vuestras frases ha brillado la luz de esta verdad.
69 Por cada defecto, construir una virtud. Ya sea en vuestros semejantes o en vos mismo, buscad en cada defecto su contraparte y procurar alcanzarla. Por cada defecto, buscar y encontrar la virtud correspondiente. Si esto ha querido decir vuestro labio, yo bendigo vuestra mente y vuestros labios. Si esto ha querido decir vuestro pensamiento, yo doy luz a vuestro pensamiento y con ternura y con amor os digo: cambiad los defectos por cualidades y construiréis vuestro reino; y en el, nos encontraremos.
70 Espero la tercera y última vez para que me deis resumen corto de lo que es construir en ruinas. Poco a poco iré entresacando y señalando quién debe trabajar conmigo en la construcción, donde antes eran ruinas.
71 Y vos varón, llamado estáis en vuestra representación, a tomar un papel importante para la defensa de mi obra; y aunque vos quisierais callar, os tocaré con tal fuerza, ¡oh juan! Que no podréis dejar de hablar.
72 Con vos, ha sido mi ternura, porque tierno es vuestro corazón, pero firme y decidido en lo que yo dispongo y ordenes recibiréis y las llevaréis grabadas en vuestra conciencia esta noche. ¡Oh juan! Tendréis que construir sobre ruinas en aquel pequeño lugar, ya sabéis a qué me refiero. Tenéis que hacer labor constructiva, fincar en ruinas. Repito: tenéis que reunir facultades que os ayuden en esta labor.
73 El aparato que estoy utilizando está llamado para hacer esa obra; pero entended bien, no porque le sobre entusiasmo, porque no lo tiene; solamente porque puede dar el mensaje que los tiempos necesitan: y las facultades que tengan tales alcances, tienen obligación de hacer lo que deben y no es ningún favor que le hagan a ningún recinto de aquel lugar; es un deber el ayudaros los unos a los otros.
74 Quedarán pocos elementos constructivos; y escuchad bien: en los mejores aparatos, vendrá la confusión . Y no os extrañe que se conviertan en increyentes, que pierdan el control; pero vos ayudaréis a otros de mis apóstoles; de este y de otros lugares, también ayudarán a luchar contra la nube negativa que quiere envolverles a todos.
75 ¡Ayudaos! ¡Ayudaos con entusiasmo! Estad cerca los unos de los otros; y así trabajaréis haciendo buena labor, porque quedarán pocos recintos comparados con el gran número que existe hoy; y muchos, volverán después a trabajar. Y los que se hagan increyentes, no les dejéis abandonados; ya que, mis mejores facultades de cátedra, serán tocadas por las fuerzas negativas que quieren arrebatarlas. Vos sabéis por que os digo, estas palabras; y más tarde, las aclararéis mejor.
76 Y vosotros, apóstoles de este lugar que estáis presentes y muchos de los míos que faltáis, lucharéis también para salvar de la ofuscación a aquellos que estén por perderse. ¿Y qué vais a hacer con los desanimados? Obligarles, no podréis; pero tampoco, debéis abandonarles. ¿Qué haréis? Hablarles de todas las manifestaciones justas y lógicas y de las que se escapan a vuestra lógica, porque son altamente espirituales.
77 Las facultades fuertes, tienen un destino en el mundo; y tienen que pasar por la iniciación del dolor, para llegar a la servicialidad. Es necesario que todos trabajéis con vigor, para que no dejéis al pueblo sin alimento espiritual.
78 ¿Será tan grande la duda, que supere a la fe, en la mayor parte de los míos? Entonces, vosotros permaneceréis firmes y bien dispuestos a luchar por mi obra. Siempre de pie, prestos a trabajar, para que siga adelante.
79 Amado mío, os doy fortaleza porque os falta trabajar mucho y recibir heridas que fortifiquen vuestro corazón. Yo os bendigo, desde el cráneo hasta vuestro corazón y del corazón a la planta, para que toméis la cruz de vuestro cargo y sigáis con ella adelante; y cuando os falte fuerza, amado mío y sintáis desmayo, buscadme a mí y volved a vos, con mi fuerza y con mi luz. Tomad de mi fortaleza y no desmayéis. Que yo sea vuestro faro, vuestra estrella y la luz que alumbre vuestro destino. ¡Bendito seáis! ¡Oh juan!
80 Estas últimas frases, quiero que queden grabadas en vosotros, con caracteres imborrables: “quiero ser la luz de vuestro destino y de vuestro corazón.” pensad lo que os quiero decir con esto.
marcos. ¿qué me entregáis, marcos?
81 Cuando empieza en el hombre esa tristeza, ese vacío, es porque ya no tiene la luz suficiente de la espiritualidad para llenarlo; luz, que es potencia, fragancia y verdad. Cuando el hombre desfallece y desmaya, es porque es impotente el poder del espíritu, para alentarlo. Velad y orad para que no caigáis en las tentaciones.
82 Si sentís en vuestra vida ese vacío es porque mi doctrina no os hace feliz, es porque ya no soy yo grandemente amado por vos, como antes, que escuchabais mis primeras cátedras y os llenaban de regocijo y de consuelo. Yo llenaba vuestra vida y os sentíais feliz.
83 No decaigáis, buscadme y me encontraréis, ¡tan grande y tan brillante! Como antes; y volveré a reinar en vuestro corazón. Dejad que Dios llene vuestra existencia; y seréis feliz.
84 Nunca detengáis, ¡oh! Mis amados, en la tierra vuestros pies, vuestro corazón, ni vuestros anhelos. Elevad al celo vuestras aspiraciones buenas y no saldréis defraudados. Dad al celo, lo que al celo corresponde y a la tierra, lo que a la tierra toca.
85 Escuchad bien lo que voy a deciros: cuántas veces habéis visto llegar a mis cátedras, a algunas ovejitas sedientas, tristes, necesitadas; pero vos no sabéis que no han probado alimento, que no tienen pan, ni siquiera hogar; sin embargo, mis cátedras les consuelan y vienen a mí; y cuando se sienten fortalecidas, con lágrimas en los ojos, dicen: soy feliz escuchando al Divino Maestro y en el momento de mi palabra, se olvidan de sus tristezas y sus pesares; y su alma, se llena de una luz y una alegría indecibles.
86 Ellos tienen menos que vos, porque sólo han tomado agua y sin embargo, en esos momentos olvidan sus pesares y se sienten felices y fortalecidos con la divina palabra; pero ¡ay de aquél que siente ese vacío en su corazón!
87 Apóstol, volved en vos y tomadme como era antes: la ilusión de vuestra vida y la luz de vuestro destino. Volved en vos; y no olvidéis que hoy os he dicho que lo que necesitéis se os dará, no en el momento que vos lo pidáis; sino en el que lo merezcáis y en el que justa y efectivamente lo hayáis devengado. Ninguno de vosotros recibe cuando quiere; sino cuando debe recibir. ¿Me habéis entendido?
88 Amado mío, yo soy la fuerza de vuestra debilidad. Soy el amor en vuestro corazón y la alegría de vuestra existencia. Volved a mí y esperad, que antes de 1950 tendréis que pensar muchas cosas distintas de lo que en estos momentos pensáis.
89 Ponedle a la lámpara de vuestra mente el aceite de la sabiduría y encendedla con la llama del amor para que alumbre vuestro propio camino. ¡Velad! ¡No durmáis! Que el Maestro está pronto para entrar a vuestra cámara interna como antes. Sólo espera vuestro llamado.
90 El “pero” de la materia, el “pero” del amor; mas vuestro “pero” tiene la esperanza de un futuro; y entonces, ya no habrá: “pero estoy débil.” la esperanza del futuro, está en vuestra fe. No perdáis la fe, que vuestro futuro está lleno de abundancia y de luz.
91 Andrés. ¿qué me entregáis, andrés? Yo soy vuestro médico y vuestro bálsamo, vuestro amigo y vuestro Maestro. Yo soy vuestro guía y vuestro consejero; no me busquéis lejos, estoy con vos. Tomad de mi Espíritu y de mi amor y seguid gozando en esta vida de vuestra unidad conmigo y de mi unidad con vos. ¡Bendito seáis!
92 Pedro, si vos lo pedís; voy a entregaros, porque así lo pedís. El día primer o, no es de presentación de niños. Tomaréis algunos domingos en que trabajen facultades capaces de estas presentaciones. En esta noche recibo al niño y a sus padres.
93 Pueblo, quiero que os fijéis en estas frases: este es el varón, aquél que en un tiempo le di la libertad que necesitaba. Aquél hijo amado que me pidió libertad para irse, tendió su vuelo para buscar su pan y formar su hogar y hoy vuelve aquella avecita con sus alas grandes, con su hogar formado, con su esposa y su hijo. Su esposa está dotada de grandes facultades espirituales y como es también de mis trabajadoras para mi mensaje, cuando sea su tiempo y su momento, ella se entregará. El varón y su esposa son de mis trabajadores y están dotados de las gracias de Dios. Ellos son míos, pero el niño es más mío, que los dos.
94 A este niño no necesito darle las aguas, porque viene con la conciencia abierta para dejar en el mundo un recuerdo. Este niño es de los encarnados que han de venir de acuerdo con los tiempos. Este niño tiene una misión en el mundo, a su tiempo; y con el espíritu, más que con la materia.
95 Decidme si no soy yo, el que guía a los míos. El varón me pidió libertad, abrió sus alas, tendió su vuelo y cruzo el espacio para buscar nuevos horizontes; y sin abandonarlo nunca, lo dejé en libertad, para cuando él hubiera satisfecho sus anhelos, acercarlo nuevamente a mí; y hoy se presenta de retorno, feliz, con su esposa y su hijo. Ella, que es facultad de mis trabajadores espirituales, tenía que ser madre de un ser elevado que es más espíritu que carne, más realización que frase.
96 ¿Qué me vais a entregar, si el niño ya es mío? De cierto os digo, mujer amada, mi ovejita: que cuidaréis mucho de este capullo de rosa del vergel del Padre, porque tiene misión que cumplir. Ya os dije que es de los seres que han de encarnar para dejar la huella de su paso en parte de la humanidad. ¿Me prometéis, amada mía, madre de esta pequeña envoltura, cuidarlo mucho? ¿Me prometéis también? Fijaos en esto: ¿que cuando llegue el tiempo, serviréis a mis seres espirituales de luz? Porque vos, habéis nacido para ello, porque tenéis facultades, os quiero para mi obra.
97 Este niño es de las flores de loto, con sus pétalos abiertos. Es de los seres evolucionados que tienen ya dispuesta la conciencia para hacer labor celeste.
98 Niño amado: a su tiempo estaréis capacitado para hacer la labor que os he mandado. Os envuelvo en mi amor y en mi luz. Sembrad en el mundo lo que es mi voluntad, porque a esto habéis venido; y desde niño, pondréis a pensar a vuestros padres.
99 Tres bendiciones para vosotros: al padre, a la madre y al hijo porque los tres son míos.
100 Vuestro niño no necesita las aguas, porque es una conciencia despierta de un espíritu evolucionado, porque muchas veces ha tomado ya las aguas en sus iniciaciones. ¡Bendito sea!
101 Mi palabra se cumple: os he dicho que en los niños encarnarían seres elevados manifestando sus virtudes; que habían de venir, para salvar a la humanidad. Y así se cumple mi palabra.
102 Varón, que os ha enternecido profundamente lo que habéis escuchado, fijaos bien en estas frases, porque de cierto os digo: estas frases os traerán una fuente de sabiduría.
103 Y vos, pluma de oro de mis cátedras, paciente trabajadora mía que siempre os disponéis a sufrir, a esperar y a trabajar, yo os pregunto amada mía, ¿creéis acaso que cuando el Cristo, promete algo, se le olvida dar? Entonces, os digo que yo os daré; pero no cuando quieran los vuestros, porque nadie me señala el día, ni a alguien le daré cuando él quiera. Yo daré cuando el Padre, lo disponga; pero vos tendréis, mujer, en el momento necesario y oportuno.
104 De cierto os digo que ya os he dado mucho, que sois rica, inmensamente rica, de dones espirituales; porque donde pongáis las manos, muchas enfermedades sanarán porque tendréis el poder de curar; porque tendréis el poder de multiplicar y bendecir las cosas que vos queráis. Bendecid, curad, multiplicad porque tenéis facultades para hacer el bien a los demás. Vuestro espíritu es rico porque tiene la riqueza, la paz y la luz del reino.
105 Fijaos en lo que os digo: las riquezas de la tierra, son pobres de las luces celestes. ¿Qué preferís: esas riquezas que son pasajeras o las del espíritu que son eternas?
106 Vos tendréis en abundancia de unas y de otras. Hoy ya sois rica en lo que a espíritu corresponde, porque lo que vuestras manos toquen, bendito quedará, multiplicado será y muchos de los enfermos que toquéis, recobrarán la salud.
107 En los hogares o donde os presentéis, en lugares de discordia que vos bendigáis, reinará la paz y la armonía; y vuestra luz, protegerá a cuantos queráis proteger. Vuestra luz protege la misma vida de vuestro compañero, en el peligro; y vuestra luz y vuestra fe, protegerán la vida de todos los vuestros. ¿Qué mayor grandeza esperan de vos? Si vos sois la columna de paz en donde estéis, ¿qué más maravilla esperan de vos, mujer, dotada de tantas grandezas? Si vos podéis hacer el bien, no sólo a los vuestros; sino a los demás, con la luz de vuestro propio pensamiento ¿qué más esperan de vos, qué dais, de lo mismo que recibís?
108 Cuando los vuestros estén enfermos, demostradles que sois rica; poned vuestras manos curativas, que ellos sanarán. Cuando vuestro compañero se encuentre en peligro, bendecidlo vos y protegido quedará. ¿No es esto riqueza: recibir y dar? Entonces, amada mía, decidme esto que pregunto: tenéis ya verdaderos tesoros, muy grandes poderes y dones que ya teníais desde antes; pero no os habíais dado cuenta que forman la riqueza del espíritu. ¿Qué preferís: estos tesoros imperecederos o la abundancia que se queda en el mundo?
(Testimonio eliminado)
109 Tenéis también abundancia de lo que pertenece a la materia; pero en menos cantidad, comparado con vuestra riqueza espiritual, ¿para qué queréis que en estos momentos os llenara de oro y quedarais pobre de los tesoros del espíritu, que ya poseéis? Es cierto que el Padre está con todos; pero es cierto también que sois como antena entre la humanidad, sois un punto de atracción de las fuerzas superiores para el bien de los demás. De cierto os digo que sois rica y que nunca os faltará lo del espíritu; y después, lo necesario para la materia.
110 Para que sepáis y estéis convencida y satisfecha de vuestros poderes, empezad ya. En donde exista cizaña, llegad y la cizaña desaparecerá. Donde exista enfermedad, donde exista miseria, id vos, poned vuestras manos; y entonces conocerán, lo que he dicho en esta noche.
111 No dormiréis, pero haréis el bien despierta y seréis a semejanza de la encarnación del bien que lleva todo bien adonde va. Yo os bendigo, mujer, porque mucho habéis sufrido y mucho habéis llorado, porque vuestros labios nada dicen y porque es mucho lo que sentís; porque sois callada y paciente. Os bendigo, porque sois digna de ser bendecida. El Cristo os bendice. ¡Bendita seáis!
112 Esta noche lloraréis de alegría al sentiros tan rica y al saber que los tesoros de este mundo nada valen comparados con los tesoros del espíritu, que el amor del Cristo os ha dado. ¡Bendita seáis!
113 Mi pueblo amado, vos también podéis, cuando tengáis fe y espiritualicéis vuestra existencia, dejar que el espíritu se asome a la vida del hombre. Todo espíritu tiene poder para hacer el bien.
114 ¡Fincad sobre ruinas; espiritualizad vuestra existencia! Y a manos llenas recibiréis y a manos llenas podréis dar.
115 Y vos, amada mía, María cristina, que también sufrís por vuestras penas. Vos, que en estos momentos sufrís y a la vez gozáis escuchando mi cátedra, dadme lo pesado de vuestro corazón y en recompensa os doy mi amor y mi luz. Entregadme vuestros pesares y preparaos; preparaos, porque vos tenéis misión en tiempo venidero. Haced obra, amada mía, para que seáis feliz. Yo bendigo por vuestro conducto a vuestros hijos, a vuestro hogar y a vos. Llevad en vuestras manos la fuerza para que deis a los vuestros la saturación. Tendréis poder para que en nombre de Dios y en mi nombre: saturéis las aguas para el bien de los que sufren; el incienso, si aún lo necesitan los vuestros. Tendréis marca de luz y tendréis el poder del espíritu sobre la materia. Trabajad, amada mía, haced obra. Yo os bendigo, os acaricio y os recibo, en nombre del Padre Celestial.
116 Recibid, mi pueblo, disponeos a recibir en estos momentos, porque voy a entregaros a manos llenas.
117 Dos corazones destrozados: el de un varón y el de una mujer me están hablando; me hacen presente los sollozos de su alma; terribles sufrimientos y grandes amarguras. El corazón desgarrado me habla con la fuerza de su sufrimiento, con la Verdad de su emoción.
118 Varón, seguid sufriendo secreta y calladamente por el mundo, mientras vuestro Dios y señor, que todo lo sabe y todo lo ve, os cambia en dicha vuestro dolor.
119 En estos momentos de silencio, vengan a mí todos vuestros sufrimientos, que cada amargura sea una flor que me traéis del jardín del dolor para adornar con ellas el altar universal. Dadme las flores de vuestro dolor y yo os doy la esencia de mi amor y mi consuelo. ¡Vengan a mí las lágrimas de la humanidad!
120 En estos momentos, orad, pueblo; yo me comunicaré de Espíritu a espíritu para daros el bálsamo de mi caricia y la fuerza necesaria para seguir adelante. Silencio vos me habláis y dejáis que os consuele. Silencio mientras me contáis vuestras penas. Silencio labios, que hablen las almas.
121 Padre, ¡oh dulce Padre, Padre amor! He aquí a tus hijos transidos de dolor, te suplican, te ruegan, en ti esperan y te piden consuelo, ¡oh Padre amor! Tú eres la esperanza de tus hijos. Toma esta cantidad de rosas surgidas del llanto y el dolor de la humanidad. Rosas hechas con lágrimas y sollozos del corazón.
122 ¡Oh Padre, supremo Ser, santo uno, divino y amoroso, van hasta ti estos pensamientos porque sólo tú puedes cambiar el destino de los hombres y el destino de los mundos. Padre de los pobres, amor de los amores, luz de toda luz, verdad de toda verdad, potencia de toda potencia, causa primer a de todas las causas. ¡Oh mi santo uno, Padre amado, Padre de la humanidad, estas rosas hechas de amargura, de lágrimas y de sangre, te las da la humanidad, este corto número de ella, que te suplican y te ruegan.
123 ¡Oh Padre de los tristes! ¡Oh Padre de la humanidad! Yo te ruego por ellos, que les libres de duros sufrimientos para que no caigan en las tentaciones ni en el vacío de la desesperanza. Si son fuertes sus pesares, es más grande su esperanza. Te ruego, Padre, que les tengas en el reino de tu bondad y que tu sublime sabiduría mida lo que ellos puedan soportar en la intensidad del dolor para que no desconozcan la felicidad.
124 ¡Padre, Padre! Mi destino por ellos, que: en tu santo amor y en tu unidad gocen de tu misericordia, mientras que vengan a mí la cruz de su dolor, vengan a mí, que soy Espíritu y puedo con el cáliz de la amargura; que de sus labios se aparte, para que ellos no prueben de su amargor. Amor de los amores, en ti espera la humanidad.
125 Pueblo mío, mi oración ha sido elevada a las alturas y ojalá que en la luz de la inmensidad encuentre contestación favorable a vuestros pesares.
126 Pueblo amado, tendréis casa, vestido y sustento porque seréis honrados y trabajadores. Amaréis el trabajo y las buenas costumbres y purificaréis vuestras ideas. Tendréis bálsamo en el camino y vuestra mirada puesta en los celos; vuestros pensamientos, vuestras esperanzas y anhelos en Dios. Si vos sois honrado y trabajador, nada os faltará. Abrid vuestra conciencia a un mejor vivir. Transformad vuestra vida, amad la Verdad y la justicia; y si sentís asco por la humanidad, vos formáis parte de ella. Lavaos en la fuente del arrepentimiento, en las lágrimas de vuestros dolores y la bondad de Dios las secará y las convertirá en rosas del reino inmortal de la Verdad.
127 Recordad, que: la vida espiritual conoceréis y brillaréis como una luz refulgente en el espacio.
128 Volved en sí, apóstol marcos, no os dejéis influenciar por la amargura de vuestra hermana María amparo, que tiene parte también en vuestra tristeza. Consoladla, pero no os dejéis dominar por su amargura.
129 Los tristes deben ser consolados, pero no por ello van a contagiaros de tristeza. Debéis entenderme, amados discípulos: ayudadlos, para que levanten su ánimo, pero no participéis de su amargor.
130 Al que sufre se le consuela; al que está enfermo se le cura, sin agotar vuestros recursos espirituales. Si vosotros sufrís y veis sufrir a vuestro alrededor, olvidad vuestras penas para levantar el ánimo de los que sufren y acabaréis consolados también.
131 A vos, mi pueblo, os digo lo mismo, por nada debéis desmayar. Tomad las lágrimas del que sufre, acariciad su corazón, no le dejéis solo; pero tampoco os apartéis de los demás, ni os contagiéis de las amarguras ajenas. Levantad el ánimo a los decaídos; consolad a los tristes; olvidad vuestras penas y gozaréis con vuestros hermanos. Yo os quiero a todos unidos en la servicialidad.
132 ¿Tenéis atrición, propósito de enmienda, de modificar, de corregir, de transformar, de ordenar lo que está desordenado? ¿Estáis dispuesto a espiritualizaros lo más que podáis, en los momentos de vuestra vida, para prestar auxilio al que lo necesita y dar servicialidad a todos, al construir en ruinas?
133 ¿Estáis dispuesto a enseñar con amor a los demás y a disculpar a los pecadores iguales a vosotros? Mi pueblo, si esto hicierais, yo estaré de plácemes con vos y en mi reino os esperaré.
134 Pueblo, vos también vais a hacer lo que le dije a juan, de aquel lugar: ayudaréis y levantaréis el animo de las facultades, pero no les daréis la razón en su eterna amargura.
135 Nunca abandonéis a un sufriente, pero no sufráis todos los días con él, por un pasado dolor.
136 Seguid adelante, mi pueblo, luchando, callando y llevando vuestra cruz con resignación aunque tengáis sed en los labios, sabor de sangre en vuestra boca, lágrimas en vuestros ojos y destrozada vuestra planta. Llegad a la altura, aunque dejéis trozos de vuestro corazón y de vuestra vida, pero llegad a la altura, donde el espíritu vive, reina y tiene su felicidad.
137 Elevaos pueblo amado y en estas cátedras de día primer o, olvidad vuestras tristezas, vivid vuestro momento espiritual. Sed mío, como yo soy vuestro; gozad de mi cátedra, de mi amor, gozad de mi verdad y vivid, porque yo os haré vivir y os consolaré. Vivid en mi amor, como yo vivo en vuestro dolor.
138 ¡Adiós, pueblo bendito! Yo os dejo el bálsamo de la consolación; y si queréis recibir gracias del celo, no pongáis condiciones ni fijéis fechas; esperad humildemente, y recibiréis. Con vos queda mi ternura, con vos queda mi bendición; con vos, queda, mi gran frase: ¡amaos los unos a los otros, con el intenso amor con que yo os amo!
¡Mi paz, sea con vosotros!
85. El reniego del pueblo de Dios y de la humanidad
Domingo 25 de septiembre de 1949
1 Desde mi reino de perfección, desde mi reino espiritual, entre miríadas de luces, se forma una estrella luminosa para alumbrar al mundo. Es la estrella cintilante que guía a la humanidad, la que le ha guiado siempre a través de los siglos; es la estrella luminosa que alumbra vuestro nacimiento, y también el momento de vuestra agonía; es la estrella resplandeciente que ha iluminado todos los tiempos a través de los siglos; no solamente la estrella que iluminó en Jerusalén, ¡no!, soy yo, la misma estrella resplandeciente de aquel tiempo y de este tiempo, que brilla para iluminaros, para guiaros, para llevaros por el buen sendero; para abrir en vuestra alma, la brecha por donde tiene que pasar el verdadero amor espiritual.
2 ¡Yo soy la luz del mundo y del vasto universo! ¡He aquí, la estrella resplandeciente para iluminaros, mi pueblo!, y al manifestarme así como luz resplandeciente, os saludo, os acaricio y os recibo; y de antemano, os perdono las dudas y todo aquello que en vuestra pequeña mente hayáis podido albergar equivocadamente.
3 ¡Bienvenido vos, mi pueblo!, ¡bienvenido vos que os acercáis a recibir del exquisito manjar espiritual, que tengo preparado para vosotros!, bienvenido seáis al amor de los amores, que os dice: ¡aquietad vuestra mente!, ¡aquietad vuestros pensamientos!, y aquietando también vuestra materia, estaréis en condiciones de saborear, la exquisitez del manjar espiritual.
4 Nunca ha habido un tiempo, en que esa sublime exquisitez, hubiera dejado de ser para vosotros, porque sois el punto de las miras espirituales del divino Cristo; porque sois vos, mi pueblo amado, el punto principal en donde giran las ansias sublimes del que tanto os ha amado, para que lleguéis a encauzaros, por el verdadero camino.
5 Yo os saludo, mi pueblo. Yo os saludo y os acaricio; y al acariciaros y al darme vuestro pensamiento, os digo: ¡bienvenido seáis al reino de la paz!, bienvenidos seáis al reino de la Verdad, porque yo soy la Verdad manifestada, soy el camino, la verdad y la vida.
6 ¡Bienvenido seáis y glorificado en el reino del Padre!, glorificado seáis, ¡oh! Pueblo, en el amor de Dios. Glorificado seáis, cuando vuestras obras sean la manifestación de que verdaderamente soy yo, al que decís que amáis.
7 Bienaventurados vosotros, que dejáis el ajetreo de la vida, del mundo; y que os acercáis afanosos, para escuchar mi palabra; porque el consolador verdadero, había de venir y soy yo el verdadero consuelo de las almas tristes, en los tiempos de tinieblas; en los tiempos, de grandes amarguras para la humanidad.
8 Mi mente y mi voluntad, buscan, amado pueblo, vuestra pequeña voluntad. Mi voluntad quiere atraer las voluntades pequeñas de todos vosotros, para que sea llegado el momento en que estéis afinados conmigo, para que no solamente os concretéis a escuchar de mi palabra; sino para que hagáis en vuestra vida humana y espiritual, la renovación necesaria; la renovación de vuestro vivir, equivocado hasta hoy.
9 Vuelvo nuevamente a vos, mi pueblo, para llamaros y deciros: ¡heme aquí!, esperabais con ansia este momento; mas, ansiedad infinita sentía el Cristo; ansia, de estar unificado con los amados entristecidos, para llenar con mi hálito divino el corazón, el entendimiento y la conciencia; y también de llenaros de mi luz, el corazón; y llenaros también, el cuerpo de fortaleza, porque los cuerpos están debilitados por las enfermedades, por las penurias, por el tanto llorar y tanto sufrir.
10 ¡Heme aquí nuevamente, mi pueblo!, soy yo, el Cristo; reconoced que soy yo, el manifestador del amor sublime del Padre Dios; reconoced que soy yo, que vengo para haceros el llamado. Una vez más, llega hasta vosotros mi palabra, en esta mañana y en todas las mañanas de vuestra vida triste; y llegan hasta vosotros, mis pensamientos renovadores, porque soy yo el que vengo a renovar vuestros pensamientos, vuestras miras y vuestras ansias espirituales.
11 Sois el cansado peregrino de la vida, que vais atravesando el desierto; vais atravesando solo el desierto, escudriñando; sois el explorador de vuestra triste vida. ¡Tomad de la esencia espiritual!, tomad de la esencia de amor, y nutríos; alimentaos con ella, para el bien de vuestra propia existencia.
12 Vais solitario por el camino, pero estáis en el conjunto del universo y de vuestro mundo. Solo, habéis nacido; solo nacisteis, solo haréis vuestra propia evolución y solo partiréis de esta existencia humana; y nadie os acompañará en el dolor, si estáis aún lleno de deudas; nadie, absolutamente nadie os acompañará, al entregar vuestras propias cuentas.
13 Solitario vais transitando por la selva umbría, es verdad; todos los peligros os amenazan y os acechan; hay un cerco en cada criatura humana, que imposibilita al ser humano para seguir adelante, no obstante sus buenas intenciones.
14 ¿Quién os acompañará, humano mío? La soledad, es vuestra eterna compañera: soledad en el alma; soledad en el pensamiento, soledad para nacer y soledad para morir; mas, ¡he aquí! En la soledad que os acompaña, está el Cristo, con su luz resplandeciente, que os ilumina y que os impulsa para seguir adelante.
15 No son las sofismas ni artificios de los hombres; no es la forma cautelosa de los hombres que os invitan para después alejaros, abandonándoos después cuando os ven sumergido, cuando os ven agitado, triste y solitario; no, mis amados, es la luz del Cristo que os ilumina; es la compañía amorosa, que está allí precisamente en vuestro interno, en vuestro propio ser; es el mesías verdadero que viene a daros la redención; redención, a los pecadores, por labios de pecadores.
16 Soy yo, la luz del mundo que viene a recordaros vuestros deberes espirituales que habíais olvidado.
17 Una vez más, se repite la palabra; la historia y la palabra, vuelven a repetirse con más luz, para que no la olvidéis, para que la tengáis presente, para que hagáis de vuestra vida, necesariamente, una vida mejor.
18 Los acontecimientos, se suscitan con rapidez vertiginosa; los acontecimientos se suceden y todavía no sabéis lo que está por venir; todavía no presiente vuestro corazón, aquellos acontecimientos tristes.
19 Y, sin embargo, decís vosotros: “siempre el Divino Maestro, está consolándonos, y sin embargo, señalándonos un punto negro; un punto negro, en el devenir de los tiempos.”
20 Es verdad, mi pueblo, cómo quisiera Cristo llevar a cada uno de vosotros como ramillete en un búcaro, como flores en búcaro perfumado llevar a vosotros, mis amados, con la esperanza de días mejores para nuestra vida material.
21 Porque para nuestra vida espiritual, sí tengo promesa que haceros, mi pueblo; para la vida espiritual, la verdadera vida, el Cristo de Dios tiene que daros promesas y esperanzas, que vos, mi pueblo, me ayudaréis a que se hagan realidad, para el devenir de los tiempos.
22 En vuestra vida espiritual en el alma, hay beneficios muy grandes que puedo prometeros, mas, para vuestra materia, ¿cómo puedo ofreceros lo que no me habéis ayudado a construir? No puedo ofreceros grandezas en vuestro mundo de pecado, de miseria y de maldad. ¿Cómo puedo ofreceros, pueblo mío, las grandezas que vos buscáis, las satisfacciones puramente materiales? ¿Cómo puedo ofreceros solamente aquello que buscan los sentidos humanos, aquello que son las satisfacciones materiales?
23 Los pensamientos van y vienen, en derredor de algo puramente material; ya no os detenéis para pensar en la parte espiritual, en la parte del alma; en la riqueza espiritual que os espera en aquél día sin noche; en aquel día de grandísima luminosidad excelsa; gran día sin noche, de día sin penumbra, día resplandeciente de inaccesible dicha; y, no os detenéis para pensar en todo esto, pueblo mío.
24 He aquí, así como la flor de loto se mece allá en las ondas del nilo, así la pequeña luz de vuestra fe, se mece; se mueve lentamente, en el río fangoso y turbio de vuestra vida; por eso, esa llama pequeña, la llamita de la fe, no alcanza a daros la luminosidad para vuestra alma, y ella se encuentra como velada; y si vos la descuidáis, esa pequeña luz, en verdad se obscurecerá y se apagará; mas, si vos sabéis verter el óleo santo sobre ella, el óleo santo del amor, entonces quedaréis sorprendido, porque brotará una luz, una luz grandiosa y sublime, que será como una lamparita inmortal; y, entonces, será en ese preciso momento en que añoraréis, en que aspiraréis, a la perfección.
25 Mas, yo os digo, que para llegar a la perfección, necesitáis antes conquistar la divina ciencia de la unidad: la unidad, que esté sobre la misma sabiduría del mundo, sobre el mundo entero. Necesitáis, mi pueblo, elevaros hasta el Ser divino, que está dentro de vuestro propio interno; el Ser divino, el Padre divino sublime, tiene su estancia en el interno de cada hombre; mas, solo muy pocos, sabéis encontrarle.
26 Cuando vos presintáis que está el Ser perfecto en vos mismo, entonces sabréis despojaros para siempre del enemigo más potente que tiene la humanidad, para seguir adelante en su ascensión espiritual: ese enemigo, se manifiesta como el deseo.
27 Eliminad el deseo, pueblo mío, aniquilad los deseos insanos; destruidlos; dominad vuestras pasiones, porque todo el deleite que os proporcionan los sentidos corpóreos, es la raíz de sufrimientos que después vendrán.
28 No solamente debéis destruir los deseos insanos de los sentidos de la carne, no; debéis destruir los deseos: de preponderancia, de superioridad, de grandeza humana, deseos, de arrogancia, de humillar a los demás. Eliminad los deseos, sí, de odio y de venganza, ya no los alberguéis en vuestro corazón.
29 Destruid todos los deseos insanos, para que podáis llegar limpiamente, para que podáis alcanzar aquello que vuestro corazón y vuestro ser ansían.
30 Cuando vos logréis destruir los malos deseos, haciendo el sacrificio de todos ellos; como consecuencia, como recompensa, vendrá entonces para vos, la perfección.
31 Fijaos bien, mi pueblo: cuando hayáis llegado a la perfección. Os habréis libertado de las muertes y de los renacimientos; de la vejez y de la miseria. Porque entonces, habréis entrado en la unidad; en la unidad, con vuestro Padre Dios, para ser uno con él.
32 ésa es vuestra gloria, mi pueblo, cuando lleguéis a la perfección. ¡He aquí el camino! La clave, para llegar a ese estado de excelsitud, que muchos de vosotros, aunque en corto número, estáis ansiando llegar a ese estado de perfección.
33 ¡Conquistadla, mi pueblo! Vos podéis conquistar la perfección, conociendo la unidad! Llegar a la unidad, es vuestro destino; llegar a la unión con el Padre Dios y conmigo, que yo soy uno con el Padre Dios.
34 Cuando vos digáis, mi pueblo: “soy uno con el Cristo, Cristo está dentro de mí porque yo lo siento, porque palpita dentro de mí; yo soy uno con el Cristo porque amo a mis semejantes como el Cristo me ama a mí; yo soy uno con Dios, porque el Cristo es uno con Dios y yo soy uno con mi Padre y con el Cristo”
35 Es así, como la unidad se hará una realización en vuestra vida. Dejaréis, cuando estéis en estado de perfección, de tener ansiedades puramente materiales; ya la miseria no será en vos, ya que tendréis poder para alejar el dolor en el momento preciso que os aceche; porque seréis, la gloria en vos mismo; porque la grandeza y el gozo se siente n, cuando se renuncia a todo lo del mundo, para entregarse, sí, para partirse como pan bueno para alimentar a los semejantes que sufren y que lloran.
36 Cuando vos, os sentíais cual el padre de la humanidad, cual la madre de todos los hijos que pululan por el mundo, huérfanos de caricias, de calor y de amor; entonces, en espíritu y en verdad, os digo: habréis entrado a la unidad con Dios, con el Padre sublime que jamás abandona a sus criaturas, ¡créalo o no el hombre!, o lo dude el hombre, porque lo dudáis vosotros, porque aquello que estáis esperando en la parte material, no place al Padre Dios, todavía, concederlo a vosotros; ya que aún no tenéis los méritos suficientes, porque no habéis hecho el sacrificio de los deseos; porque todavía, os falta sacrificar todo aquello efímero, que hace barrera en vuestra vida, para seguir la corriente de perfección.
37 Porque no todos los míos están conmigo, ya que muchos me han abandonado, porque se sienten defraudados porque están pidiendo siempre aquello que creen necesario para su vida material; y yo, os digo: la gratitud, la infinita gratitud, es una potencia, es un don de los celos.
38 Enseñaos, mi pueblo, a ser agradecido. Agradecido como las aves; fijaos bien: una avecita herida de muerte cayó en las manos infantiles de Jesús niño. Aquella avecita herida de muerte, por momentos parecía que se le escapaba el hálito de vida. Jesús niño, acarició a aquella ave; la acarició y le dio la potencia para seguir adelante; y le dijo: “vuela avecita, sigue tu destino, abre tus alas y vuela; ese es tu destino.” el ave voló rauda, abrió sus alas y atravesó el espacio ese era su destino.
39 ¿Sabéis lo que hizo después aquella avecita? Todas las primaveras, retornaba la visita; se posaba en el hombro de Jesús niño y acariciaba con su pico la cabellera nazarena; era la gratitud del ave que se sentía liberada, que se sentía sana, que reconocía tener vida porque Jesús niño, se la había dado.
40 Mirad como las aves también sienten tener gratitud; mirad también, cómo las aves, que no tiene palabras como vosotros, que no tienen espíritu como vosotros, son agradecidas; y aquella ave volvía cada primavera, para agradecer a Jesús, el bien recibido; y, ¿vos, mi pueblo? Vos, increpáis al celo, renegáis, maldecís y os desesperáis.
41 Hay una continua imprecación en vuestros labios, pueblo, por aquello que no os ha sido concedido aún; y no os detenéis a pensar que tenéis mucho más que otros de vuestros semejantes, que ni aun un mendrugo de pan tienen ellos para calmar su hambre, ni un trago de agua para calmar su sed, ni una palabra de aliento para seguir adelante en su propio sendero; y sois ingrato, pueblo mío, e increpáis al Padre y culpáis a los que os rodean; y culpáis al Cristo y culpáis al Padre Dios.
42 Escuchad bien, mi pueblo, objeto de mi caricia. Objeto de mis ternuras; escuchad bien: todas las imprecaciones de vuestros labios, todas las quejas amargas, sin fundamento y sin motivo son; porque de cierto, muchos de vosotros no tenéis motivo justificado para increpar al celo, el que no se os haya concedido aquello que deseáis.
43 Esas imprecaciones, ese renegar y ese maldecir, no llegan al Padre; que él, por su grandeza está muy por encima de todas vuestras miserias humanas; está por encima de la maldad del hombre; está por encima de sus pequeñeces; no llegan al Padre Dios, vuestras quejas que brotan con desesperación, sí, porque no podéis salir del círculo ruinoso, donde vos mismo os habéis colocado.
44 Sólo llegan al Padre Dios, escuchadme bien, mi pueblo: llegan a él como incienso perfumado, las quejas del alma; la oración sentida en el corazón y en el alma, con la sumisión, con la humildad, con la resignación de aquél que se sabe culpable y que espera solamente de la voluntad del Padre Celestial, y que le dice: Padre mío, espero solamente de tu misericordia infinita, porque nada espero por merecimiento, ¡eso sí llega al Padre Dios!, entonces, si oráis así, vos mismo habréis abierto la compuerta; y se abrirá el caudal de la misericordia infinita, y llegará hasta vos y os cubrirá; y entonces, contemplaréis y diréis: ¡cuán grande es la misericordia de Dios para mí, que tanto he delinquido! ¡Entonces, pero sólo entonces, mi pueblo!, porque el Padre Dios, el Padre sublime, quiere solamente: la humildad, la resignación y el saber esperar.
45 Sí, yo os he esperado por siglos de siglos, pueblo mío, y, ¡heme aquí!, que vuelvo a vos, nuevamente, porque no me canso de esperar; no me canso de enseñaros, no me canso de dirigiros, de hablaros en todas formas: ya en forma melancólica, triste, cautivadora; ya en forma contundente, pero nunca, en forma conminatoria o acusadora; ¡no!, ya que, el Cristo, no os conmina; el Cristo, os habla: tocando las fibras sensibles de vuestro corazón; las cuerdas, del laúd dormido, porque quiero pulsar ese laúd, para que de vuestro interno, broten las sublimes melodías del que sabe sentir y arrepentirse, clamando a Dios, acogiéndose a su misericordia infinita.
46 Es así como vengo a vos, mi pueblo; yo no os conmino, no es la frase que aniquila la que recibiréis jamás del que tanto os ama, no; yo quiero, encauzaros por el camino de la Verdad; quiero que apartéis de vuestra vida, la palabra siempre gemebunda, el lamento eterno; la lamentación, de si tenéis hoy más de lo que tuvisteis ayer; la lamentación de: si estáis enfermo, lamentación, si os encontráis sano; la lamentación, si tenéis pan en vuestra mesa; lamentación, si carecéis de él; ¡el lamento, continuo es, mis bien amados!
47 Aprended todos agradecer al Padre Dios. Aprended de las aves a tener gratitud. Aprended: ya sea, de la flor que se abre al despuntar la aurora, que exhala el perfume en un homenaje al Padre Dios; ya sea del canto del ruiseñor, alabando al Padre Dios, ya sea del rugido de la fiera. Contemplad que cada criatura alaba a Dios, en las condiciones que le está permitido; mas, el ser humano: maldice, se desespera, gime, clama, él es, la constante lamentación.
48 ¿Cómo haceros comprender, pueblo mío, que no hay una sola lágrima injustificada, que no hay lágrimas que sean derramadas por alguien, que no sea culpable? ¿Cómo convenceros, cómo hablaros, pueblo mío? ¿Cómo podré llegar hasta el fondo de vuestra conciencia, para haceros el removimiento en ella; y que me digáis: Cristo de Dios, en verdad, tienes razón? ¿Cuándo me daréis la razón, pueblo mío? ¿Cuándo dejaréis de decir que sólo vos, tenéis la razón?
49 ¿Quién os ha herido, pueblo mío? ¿Quién ha lastimado vuestro corazón? ¿Quién os ha lanzado los dardos que os han herido? ¿Quién ha hecho que brote el llanto en vuestros ojos? ¿Quién os ha afligido? Decídmelo pueblo, para eso estoy yo aquí, para que vengáis y os reclinéis en el seno amoroso del que tanto os ama.
51 Decidme, ¿quién os ha lastimado? Pero, no me contestéis con la voz de los labios; porque yo, voy a daros la respuesta; voy a contestaros, avecita herida por todos los dardos del mundo.
52 Escuchadme bien: ¿si habéis sido herido? Buscad el origen de vuestro dolor, examinadlo; deteneos un momento, como el niño que deshoja una rosa y que va buscando en cada pétalo, así avizorad, mi pueblo; escudriñad, deteneos, buscad, inquirid donde está el origen de vuestros sufrimientos; y entonces, cuando encontréis el origen de vuestros sufrimientos, cuando visualicéis su origen, veréis que: nadie os ha herido.
53 ¡Sois vos misma, humanidad!, sois vos mismo ¡oh ser humano! Vuestro propio verdugo. Un día y muchos días, en vuestras vidas pasadas, lanzasteis dardos hirientes que fueron a clavarse en el pecho ajeno de vuestros semejantes; lanzasteis, primero: la mirada cruel, la mirada cortante, después: fue el pensamiento, el que quería aniquilar; era el odio desencadenado que quería destruir; eran los malos pensamientos, deseando todo el mal para vuestros semejantes, después, fue la acción: lanzasteis dardos, hicisteis vuestra obra maléfica; los pechos se estrujaron, el llanto broto de las víctimas, pero más tarde, volvieron hacia vos mismo; sí, por percusión y repercusión, volvieron aquellos dardos hacia su propio origen: volvieron hacia vos, después, cuando creísteis que estabais tranquilizado porque habíais desahogado todos vuestros malos impulsos, aquellos dardos, volvieron, y os hirieron a vos mismo.
54 He aquí la clave de los sufrimientos de la humanidad: cada ser humano, se hiere a sí mismo.
55 Podéis valorar, por los sufrimientos de cada uno de vuestros semejantes, la cantidad de daños causados por ellos, en otras vidas humanas.
56 ¡Por qué entonces no rectificáis vuestra vida y vuestros actos? Si sabéis que sois el gran deudor, ha muchos siglos; que los daños que no habéis hecho hoy, los hicisteis ayer. ¡Pero la deuda, está en pie!
57 ¿Qué me diríais, mi pueblo, si yo os dijera y os preguntara: si daríais paso en vuestro hogar a un varón o a una mujer, que se han deleitado martirizando a pequeñas criaturas que no pueden defenderse? ¿Qué haríais vos, con un varón o con una mujer, que se presentara a vuestro hogar, sabiendo que aquellas manos, que aquellas miradas, que aquellas palabras, habían martirizado a seres pequeños que ningún daño les habían hecho? ¿Cómo se sentiría vuestro corazón y vuestra alma? ¿Le dejaríais pasar tranquilamente a vuestro hogar, mi pueblo? ¿Le dejaríais? no, me contestáis; pero yo sé que habría un momento de indecisión en vosotros, que pensaríais: ¡no es digno, o no es digna, de atravesar los umbrales de mi hogar, a quien tanto mal ha hecho, a quien no lo merecía!
58 Ahora bien: si supierais que hay un varón que ha robado, un criminal que ha tomado lo ajeno, pero que ha tenido un momento de lucidez en su alma, y se ha arrepentido; aquel hombre ha delinquido, pero está arrepentido; y va, y restituye aquello y dice: he aquí lo que había tomado sin consentimiento de su dueño; y me arrepiento, por el mal que he hecho. Entonces, mi pueblo, en verdad, os digo: ya sin desconfianza, vos le abriríais las puertas a aquel delincuente para que así pasara a vuestro hogar.
59 Es así como el reino de los celos se abre o se cierra, según la magnitud del delincuente. No es que los celos repudien a los hijos de Dios, ¡no! Es que dan tiempo a cada quien, para su purificación; dan tiempo al que ha delinquido, mientras él como humano, se toma el tiempo para restituir, o para restañar las heridas que injustificadamente causó.
60 Las puertas del reino de los celos, están cerradas, hasta mientras tanto el delincuente arrepentido, restituya: o con amor, o con lágrimas y sangre de su corazón.
61 Sois cual avecillas heridas por los dardos que vos lanzasteis en el ayer; por eso, no podéis volar más allá de la ciénaga, porque vosotros mismos, estáis atrapados con vuestras propias cadenas.
62 Tenéis alas, simbólicamente expresado pero ¡ay de vosotros!, no podéis volar; y no podéis volar, porque tenéis las alas cortas, inutilizadas por ese peso; y así, no podéis elevaros al infinito.
63 Habéis delinquido, sí, avecitas heridas; mas, ¡heme aquí!, yo soy aquél que hablaba en los desiertos; yo soy aquel que en el sermón de la montaña, hablaba a los pecadores; y ellos, contritos y sumisos, decían: en verdad éste es un privilegiado, es un mensajero divino; quizás, es el Cristo de Dios.
64 Y yo vengo a vos a través de los siglos, para hablaros de conocimientos sublimes, de manifestaciones bellas, de revelaciones grandes y maravillosas, para que vuestras pequeñeces y miserias, las dejéis para siempre; para que las anuléis de vuestra vida, para que apartéis de vuestra vida espiritual, todas las montañas de pecados y errores de vuestras vidas pasadas; y que todavía no queréis admitir, porque tenéis cerrada la conciencia, porque tenéis cerrado el entendimiento espiritual.
65 Sí, mi pueblo, no hay tiempo que perder. Es la palabra de amor divino, que os impulsa para tomar el verdadero sendero.
66 Si estáis herida, avecita, en verdad, os digo: que si tenéis voluntad de encauzaros, yo arrancaré los dardos; y asimismo, cicatrizaré y curaré con bálsamo de amor todas vuestras heridas, si queréis encauzaros y seguir por mi camino: volved por los fueros; volved a vuestro nido, al primer nido, al nido del amor que os dio calor, volved al nido paternal; el nido paternal, es el amor del Padre Dios que os dio la vida; volved al amor del Padre Dios, él os espera, os espera el Cristo.
67 El ave herida abre sus alas y busca con ansia un refugio: el nido que le dé calor y descanso, está cansada, las alas ya no quieren sostenerla. Así sois vos, mi pueblo; vuestras alitas cortas no os permiten grandes ascensiones, porque os faltan las fuerzas; os falta, la voluntad para elevaros, para dignificaros, para hacer la renunciación y el sacrificio de vuestros malos deseos, para renunciar por siempre a aquellos errores que os han traído la cadena de dolores y de amarguras.
68 Es así, mi pueblo, que hay dos caminos a seguir; vos, seréis el indicado, no yo, para elegir el camino. Yo solamente os guío, os hablo, os acaricio, os unjo, os curo, os consuelo y os levanto en vuestros desmayos espirituales; sin embargo, sois, por vos mismo, el que debe encauzarse y elegir el camino a seguir.
69 ¿Queréis seguir sufriendo, pueblo mío? ¿Queréis seguir con los dardos que vos mismo, sin piedad y sin compasión, atravesasteis en vuestro pecho?
70 En verdad, si estáis cansado de llorar y de sufrir: ¡venid a mí! Entregaos al amor de los amores, yo os guío, os unjo y os acaricio; es muy fácil para vos, seguir el sendero de perfección; para que entonces un día, lleguéis a encontrar la ciencia divina de la unidad.
71 ¡Buscad la unidad en todo; y el todo, será en vos! ¡Buscad la unidad, en Dios!, ¡buscad la unidad en el universo!, y la tranquilidad y la paz que ambicionáis, será una realidad en vuestra vida humana; y tendréis, aquello que tanto me habéis pedido; pero haceos merecedor, de que todo eso, llegue a vosotros.
72 ¿Cuántos son vuestros buenos pensamientos? ¿Cuántas son vuestras buenas obras? ¿Cuántos son vuestros buenos propósitos, para reconocer el mal que habéis causado? Escuchad, mi pueblo: el mal que vosotros causáis a vuestros semejantes, os sigue constantemente, como la sombra sigue al cuerpo; por eso estáis siempre, humanidad mía, trémulo de dolor y de amargura, porque tras de vos, va la sombra de vuestro delito hecho a vuestros semejantes.
73 ¡Volved, oh, pueblo!, y buscad la rectificación de vuestros males. Por eso es la necesidad, de que mi palabra se repita.
74 Haced siempre el bien. Pensad bien, hablad bien y obrad bien, para que no os queméis en el fuego de vuestros malos pensamientos, de vuestras malas palabras y de vuestras malas obras.
75 Por eso, mi palabra se repite tantas veces como queráis escucharla, tantas veces como la necesitéis. Mis palabras serán repetidas tantas veces, como tengan que repetirse para la realización en vuestra verdadera vida, en vuestra vida espiritual.
76 Haced el bien, por el bien mismo; no solamente os concretéis, a hacer un bien; sed buenos, ya que no solamente el que hace un bien, por eso es bueno; debéis ayudar, hacer el bien y ser buenos como el pan y como el agua clara que calma la sed; y si queréis calmar vuestra sed, mi pueblo, atravesando el desierto de vuestra vida, tomad de vuestra propia agua; ya que hay en vuestro interno, el manantial que fluye sin descanso. Encontradlo, y saciaos con esa agua cristalina y jamás, volveréis a tener sed.
77 Nuevamente os vuelvo a pedir agua para calmar mi sed. Sí, el Cristo de Dios clama, pero no en el desierto; clama a sus criaturas muy amadas; y como un día dijera a la samaritana: “mujer, dame de beber”. Hay muchas samaritanas en el mundo, y yo me dirijo a la humanidad entera, para decir: ¡el Cristo de Dios, tiene sed!, pero no de la sed de los hombres; el Cristo de Dios, tiene sed de amor; tiene sed, de que os améis los unos a los otros. El Cristo, tiene sed: de unificación, de armonía, de paz en el mundo.
78 Hace falta la paz en el mundo, hace falta: la unificación y la armonía, así como en los éteres, así como en los planetas, todos se atraen unos a los otros; yo quiero que mi amor os abarque a unos a otros; y que en confraternidad, viváis los unos a los otros, en la unidad con Dios, con el Padre sublime que es vuestro Padre. Esa es la sed devoradora del Cristo.
79 Y yo, digo a vosotros: ¡dadme agua! ¡Dadme agua, que el Cristo, tiene sed! Calmad la sed del Cristo, con el agua del amor, con el agua de vuestras buenas obras; con el agua: de la equidad, de la bondad, de la misericordia, de la caridad y de la paz, de los unos para los otros.
80 No permanezcáis insensibles ante el dolor de vuestros hermanos. No permanezcáis insensibles ante el dolor ajeno, que es vuestro propio dolor; así como el pecado ajeno, es vuestro propio pecado.
81 Vivid, mi pueblo, para hacer el bien. Vivid, mi pueblo, para que lata vuestro corazón por las necesidades ajenas. Vivid para enjugar el llanto del que sufre. Vivid para consolar. Vivid para aligerar la carga de vuestros hermanos, que tal vez tienen carga más pesada que la vuestra. Es vuestro deber, es vuestra obligación espiritual.
82 De cierto y en verdad, os digo: no censuréis las cargas y los pecados ajenos, no debéis hacerlo, porque el Padre Dios, no os ha dado potestad de ser juez de vuestros semejantes. ¿Quién sois vos para jugar y juzgaros mejor que otros? Sois pecador, entre pecadores.
83 Pero no lo olvidéis: en el conjunto vivís, pero sois solo, para nacer; solo, para dignificaros; solo, para morir; y solo, para entregar vuestras propias cuentas. Vuestra compañera inseparable, lo repito, es: la soledad, y dentro de la soledad, de vuestra alma, vive el hálito divino; dentro de vuestra soledad, el Cristo palpita, para que lleguéis a decir: Cristo y yo, somos uno.
84 El Padre Dios y yo, somos uno, mi pueblo; y yo, quiero que vos seáis conmigo, que podáis decir: el Cristo y yo, ya no nos separaremos jamás, que digáis: el Cristo y yo en la vida de la materia, el Cristo y yo en la vida del alma, yo quiero ser vuestro compañero inseparable, quiero vivir en vuestra alma y vuestra conciencia, quiero iluminaros; que la estrella redentora, alumbre vuestra conciencia y vuestra vida, en la materia y en el alma.
85 Iluminaos con la estrella redentora en vuestro paso por la vida humana, que es el paso transitorio para que entréis en la verdadera vida, que os espera en Espíritu y en verdad.
86 Si habéis comprendido, la lección de mi enseñanza; quien haya comprendido estos preceptos, haga un resumen corto, que no se aparte de lo que ha sido mi enseñanza en esta alba dominical.
87 Cuando hagáis el sacrificio de vuestros deseos y de vuestras pasiones, como recompensa tendréis el perfeccionamiento; y cuando estéis en la perfección, os habréis libertado de las muertes y de los renacimientos. Eso quiero, para todos vosotros.
88 La plenitud de la felicidad espiritual, está en la perfección de la vida. Iniciad vuestro ascenso espiritual, por la verdadera vida de perfección.
89 La vida del hombre en la tierra, es transitoria; sois viajeros del camino; temporalmente, hoy estáis aquí, mañana seréis en alma; y para entonces, debéis renunciar a vuestras pasiones; debéis hacer el sacrificio de vuestros deseos, para que lleguéis al estado de perfección.
90 Todos vosotros, sois hijos del Padre Dios. Ingratos o agradecidos, pero todos sois hijos del Padre Dios. La gratitud, depende de vosotros.
91 Cada uno de vosotros, puede albergar o crear sus propios sentimientos; cada uno de vosotros, puede ser ingrato o agradecido, eso depende de cada uno de vosotros.
92 Sí mujer: ¡bendita seáis! También vos, bendita seáis, ¡oh trabajadora mía que me habéis sentido! Se ha enternecido vuestro corazón, estoy leyendo en vuestra alma y en vuestro corazón. ¡Oh, instrumento para mi comunicación!, estoy leyendo en vuestro interno, y por cuanto me permitís leer en vuestro interno porque no ponéis sombras, he aquí, mujer: yo os bendigo en esta alba bendita de gracia amada mía, seguid adelante. Es verdad: el camino es escabroso, es tortuoso; apoyaos en mí cuando os sintáis desfallecer, buscad el consuelo verdadero, y en verdad, os digo, mujer, que plegaria musitan vuestras palabras: cada latido de vuestro corazón os aliviará, os dará impulso para seguir adelante. ¡Seguid adelante! Porque yo necesito de mis instrumentos amados. ¡Necesita tanto el Cristo de vosotros, amados míos! ¡Tomad para todos vosotros, de mi caricia, de mi ternura y esperad; esperad siempre, porque no esperaréis en vano, ninguno de vosotros. ¡Benditos seáis, instrumentos míos!
93 Calmad la sed del Cristo de Dios, en la forma amorosa que queráis, según vuestros esfuerzos, según vuestra voluntad. Afinad vuestra voluntad. Vuestra pequeñísima voluntad, afinadla con la voluntad del Cristo; y seréis felices, no solamente en la vida de la carne; sino en la vida del alma, en Espíritu y en verdad.
94 Borrad el escepticismo que os agobia; el pesimismo, arrancadlo profundamente. Esperad sonrientes y tranquilos, porque hay un día; un día mejor, para cada uno de mis bienamados, para cada uno de mis trabajadores, para cada uno de mis servidores.
95 Para vos, mi pueblo, también hay un mañana mejor; esperadlo: pensando bien, hablando bien y obrando bien.
96 Tomad ejemplo, no solamente de las aves; sino de la propia tierra: la tierra es hoyada por la planta del hombre, es sacrificada, es pisoteada; y sin embargo, la tierra responde, dando a los hombres, a la humanidad, la semilla dorada y el fruto dulce, como alimento para toda la humanidad.
97 Así responde la propia tierra hoyada y mancillada: como piso bueno, sin embargo, el hombre bueno, en verdad, será humillado; lo humillarán los déspotas, los altivos; y el hombre bueno, humillado y todo, levantará solamente su mirada sencilla y levantará su mano para perdonar y para bendecir a aquél que le haya postergado, que le haya humillado. Es así como debéis ser vosotros.
98 Sed humildes y sencillos. Tomad ejemplo de Jesús, en quien encarnó el Cristo; el, jamás levantó su mirada en forma altiva, ante sus perseguidores y sus destructores.
99 Obrad bien, sin esperar el fruto de vuestras acciones. Olvidad el resultado de vuestras buenas obras. Que no os guíe el interés, al hacer el bien mismo; hacedlo, sin acordaros nunca de los resultados que traerían aquellas obras. Dejad que el Padre Dios, cuente todas las obras buenas que hay en vuestra vida.
100 Y vosotros, ¡oh, mi pueblo!, ¡oh, mis nombrados!, y todos mis amados, que se encuentran en estos momentos escuchando de mi palabra: enseñaos a contar vuestros defectos, contad, los vuestros; no los ajenos.
101 Enseñaos a contar los beneficios que recibís en cada instante del Padre amantísimo, del Padre Celestial que es vuestro Padre, porque muchos de vosotros no contáis ni vuestros propios defectos, ni tomáis en cuenta los beneficios que recibís del Padre Dios; y eso, no está bien, mis amados.
102 En cada instante, en cada respiración, en cada átomo, en vuestra vida, se manifiesta la bondad infinita del Padre Dios, de vuestro sublime Padre universal.
103 Contad entonces, ¡oh, mundo mío! Los beneficios que recibís del Padre Dios, y en la medida que los contéis y los tengáis presentes; de esa medida, más recibiréis.
104 Porque si no tomáis en cuenta que recibís beneficios del Padre Dios, os estáis reteniendo vosotros mismos, porque os creéis más merecedores y siempre será poco, según vosotros; será poco, según los merecimientos que creéis tener. Siempre creéis que es poco lo que recibís; y mucho, lo que merecéis.
105 Tomad en cuenta los beneficios del Padre Dios, para cada uno de vosotros; y sed siempre agradecidos, como la avecilla, sed agradecidos como ella; y decidle: gracias, Padre Celestial, por cuanto te has dignado darme mucho más, de lo que merezco.
106 Así, como la avecita volvía; volved vosotros, cada día y cada momento de vuestra vida, con el alma al Padre Celestial, para decirle: ¡oh, Ser Supremo! Padre nuestro que estás en los celos y en la tierra, por esencia, presencia y potencia; yo santifico tu nombre porque la luz del día me vivifica, los rayos del sol me dan vida y calor; porque tengo techo que otros no tienen, tengo sustento en mi mesa, en abundancia de lo que otros carecen; porque tengo salud que otros no tienen; porque tengo mis miembros completos y todas mis facultades para moverme, mientras otros están en el lecho del dolor e imposibilitados para moverse y para mover sus miembros.
107 He aquí, sois deudores de gratitud al Padre Dios, y no lo habéis comprendido. Elevad el pensamiento en gratitud sublime agradeciendo sus beneficios, porque quizá, en tiempo venidero, recordéis y os digáis: en verdad, éstos sí son verdaderos sufrimientos.
108 Así, mi pueblo: ingratos o agradecidos, yo os amo infinitamente; y os atraigo a mí, con todo mi cariño espiritual.
109 Yo soy el punto de atracción para la humanidad pecadora. ¿Queréis, pueblo mío, venir a mí? ¿Queréis todos, venir a mí, en espíritu y en verdad? ¿Estáis dispuestos a renunciar a vuestros defectos y a doblegar vuestras pasiones? ¿A doblegar la murmuración y a encauzar vuestras vidas por mejores senderos? ¿A amaros los unos a los otros, como yo os he amado siempre? ¿De ser agradecidos al Padre Dios, que todo lo bueno concede? ¿De esperar, si sois merecedores, aquello que esperáis? Os conviene esperar, que yo leeré en vuestra mente, si sabéis esperar con resignación y con amor en el corazón.
110 Así, mi pueblo, ésta ha sido la lección de mi enseñanza. ¿Ha quedado algún vacío en vuestro corazón, después de escuchar la lección de mi enseñanza? ¿Estáis consolado? ¿Os sentís fortalecido para seguir adelante, en la trayectoria de vuestra triste vida?
111 Si estáis solo para nacer, para morir y para entregar cuentas, recordad que yo estoy con vos. Yo estoy en vos mismo. La soledad, no es absoluta; estáis aparentemente solo, pero acompañado siempre por el hálito del Padre Dios y el amor del Cristo, que jamás, mientras el mundo exista, y haya en él un solo pecador, jamás ese pecador se sentirá solo y abandonado, porque aquí estoy yo.
112 Yo estoy aquí, para decir: “¡lázaro, levántate y ven a mí!” yo estoy aquí, para decir a la mujer que ha delinquido: “¡levántate mujer, ve y no peques más!” yo estoy aquí, para decir: “dadme agua, para calmar mi sed.”
113 Vosotros, mis amados, vendréis a mí y me daréis en abundancia del agua que yo quiero: el agua del amor de vuestras buenas obras, de vuestra caridad, de vuestra misericordia; vuestra comprensión y dispensación de los defectos ajenos, que son los vuestros propios.
114 ¡Dadme humanidad, de esa agua, para que yo, en cambio os dé, del manantial que fluye sin dejar de fluir nunca! Para que yo os dé, en el reino del Padre Dios, el lugar de descanso, de tranquilidad, de paz y de bienandanza suprema, por los siglos de los siglos, para cuando ya no estéis atados a la rueda de muertes y de reencarnaciones.
115 Sed feliz, mi pueblo; sed optimista; sed agradecido y esperad; porque en la medida que agradezcáis los beneficios, en esa propia medida o más, recibiréis.
116 Llevad el recuerdo de mi enseñanza, llevad el recuerdo de mi palabra que es luz, que es fuente de gracia, que es fuente de renovación para que sigáis adelante, para que no os sintáis solo; y en la tragedia de vuestra vida, pensad que el Cristo, es con vos.
117 Mi pueblo amado, recibid mi caricia; recibid mi bendición; recibid la saturación, la consolación y la paz. Salud en abundancia para los enfermos que estén dispuestos; mi efluvio pasa por los cuerpos, como corriente externa; y como corriente interna, para el que sepa sentirme en Espíritu y en verdad.
118 ¡Unificaos los unos con los otros, amaos los unos a los otros, disponeos los unos a los otros; y los defectos ajenos, calladlos! Cubrid los defectos ajenos, cubridlos y no los pregonéis a los demás. Pensad que ellos, también, son vuestros propios defectos.
119 Mi paz y mi bendición sean para vosotros, hasta nueva alborada de luz y de paz, hasta nueva comunión a través de cerebro humano, para que lleguen las lecciones de mi enseñanza hasta vos, mi pueblo; enseñanza, que es luz, que es consolación, que es promesa de liberación eterna, mi pueblo.
120 Mi luz, queda con vosotros, llevándome todos vuestros sinsabores y todos vuestros problemas. Mi luz, mi amor y mi bendición, ¡sean siempre con vos, pueblo amado!
¡Mi paz, sea con vosotros!
86. Dios entrega a todos por igual
Domingo 2 de octubre de 1949
1 De cierto y verdad os digo, pueblo amado: mi espíritu divino es presente por medio de mi rayo universal, en todas partes, en esta alba de gracia que la humanidad consagra al descanso.
2 Yo me presento espiritualmente entre mis hijos, sin contemplar religiones ni el nombre que ostenta cada una de ellas. Vengo por el llamado que los espíritus me hacen, atendiendo las súplicas, visitando al enfermo del alma y de la materia, escuchando el clamor de esta humanidad que se encuentra sujeta a prueba. Yo me presento en una sola forma para todos mis hijos: en forma espiritual, en forma divina, pero los hombres, me buscan bajo diversas formas.
3 Mi paz es una sola para todos, mi luz también, mi amor pongo de manifiesto en la senda de cada una de las criaturas humanas. Mi voz divina la hago escuchar en la conciencia de todos, porque es el tiempo en que las voces del más allá se dejan escuchar entre los hombres; y entre todas las muchedumbres que forman la humanidad, se levanta mi pueblo; el pueblo escogido de Israel, que en este Tercer Tiempo aparece una vez más sobre el haz del planeta, que se va congregando, se va multiplicando en torno a mi obra y a mi enseñanza; va despertando su espíritu, a la luz y a la revelación, que en este Tercer Tiempo de comunicación divina os he venido a hacer.
4 Y por este pueblo, soy invocado, en la forma espiritual. No son los altares materiales, no son los ritos ni las ceremonias por las cuales mi pueblo, que presente ante esta palabra se encuentra en este instante, me busca o me invoca. El espíritu de este pueblo, se eleva para hacerme el llamado, para escuchar mi voz, para ponerse en contacto con mi espíritu divino; y los que aún conservan rasgos de idolatría o de fanatismo, en los instantes de mi descendimiento entre este pueblo, saben elevarse sobre su propio fanatismo para buscar mi Espíritu y mi esencia, para olvidar por un instante su propio rito y practicar la espiritualidad.
5 Aun los que se encuentran más obcecados en su fanatismo de entre este mi pueblo, van aprendiendo a dar los primeros pasos en la comunicación de espíritu a Espíritu. Llegará el instante en que todo Israel, en verdad y en espíritu, sacuda su idolatría y su fanatismo, sus antiguas tradiciones y costumbres; y sólo quede entonces, un pueblo espiritualizado, preparado para llevar mi mensaje divino a toda la humanidad, para revelarles a todos los hombres, la forma perfecta de comunicarse con mi Espíritu.
6 No importa que cuando Israel llegue entre los hombres, ya no me comunique por conducto de un pedestal, le bastará entregar mi enseñanza entre la humanidad para que los pueblos se preparen; y mi nuevo pueblo, se comunique conmigo, recibiendo mi mensaje de Espíritu a espíritu y escuche las voces espiritualmente: la voz divina y las voces espirituales, que instante tras instante vibran sobre esta humanidad; voces, que no son escuchadas por los hombres, porque no se encuentran preparados todos; pero aquel que por un instante de espiritualidad, por un instante de elevación se prepare, él se sorprenderá de encontrar tan cerca de su espíritu ese más allá, lo invisible, lo eterno, todo aquello con lo cual vosotros os vais familiarizando; todo aquello que para vosotros era un misterio; y que ahora, contempláis con tanta familiaridad.
7 Que en vuestro espíritu y corazón, exista siempre el respeto para vuestro Padre, para su obra, para su nombre; que solamente pronunciéis mi palabra y mi nombre, cuando estéis preparados, cuando el momento sea oportuno, cuando la hora y el lugar hayan sido preparados.
8 No mezcléis las revelaciones divinas con las cosas superfluas de vuestra vida terrestre. No toméis jamás mi obra y mi palabra, como arma de doble filo, como arma que hiera o que mate los sentimientos.
9 Si queréis convertir mi palabra en arma, que sea arma de paz y de amor, que sea arma que dé muerte a las tinieblas, a la guerra y al mal; y entonces sí, yo os concedo que mi palabra sea escudo y sea arma para vosotros; porque os voy a dejar en mi lugar, para que deis un ejemplo de perfección, para que seáis cada uno de vosotros, un átomo en mi perfección divina; y entonces, ¡oh Israel! La humanidad surgirá, los hombres comprenderán el porqué de mi justicia, de la restitución, el porqué de lo aún incomprensible para ellos.
10 Extended vuestra mirada espiritual, preparad vuestra mente, sensibilizad vuestro corazón, Israel, y entonces podréis palpar el ambiente en que vive vuestro propio mundo. Mirad cómo los elementos confunden a los hombres de ciencia; mirad las estaciones del año, también fuera de su propio cauce. Escucháis de los hombres de los países de la tierra, noticias de fenómenos y de acontecimientos extraordinarios, y en verdad, os digo: ¿cuánto desengaño y cuánta confusión contemplo en los hombres de estudio y de ciencia!
11 Mas, ¿por qué vuestro mundo se encuentra así, pueblo amado? Porque el hombre no vive en armonía con el universo; porque el hombre ha profanado la ciencia, ha pisoteado las legislaciones y a alterado los órdenes establecidos de mi Ley divina, han profanado lo espiritual; porque los hombres, se han olvidado de mí; porque han forjado un mundo bajo su propia idea, un mundo para su grandeza, para su nombre, para su inmortalidad; porque el hombre ha olvidado la esencia de esta vida, la finalidad de las pruebas, la finalidad del destino de todas las criaturas, y ahora la misma naturaleza se vuelve contra el hombre para tocarlo, para despertarlo, para desengañarlo.
12 Ahora mi justicia divina, vibra también sobre los hombres; y les habla, para que el caos y la confusión no sean mayores de lo que son ya entre ellos. La luz, como la del astro rey que os da vida, luz y calor desciende de mi Espíritu al vuestro; pero, las densas nubes del pecado y de las pasiones humanas, de la impreparación y del materialismo, de la perversidad y de las ciencias humanas, impiden que esta luz vibrante y divina, llegue hasta los espíritus.
13 ¡Cuán pocos son aquellos que saben desprenderse y atravesar esas densas nubes de tinieblas, para encontrar esa luz eterna que vibrando está instante tras instante! ¿Y acaso esas tinieblas, ese mal ambiente de los hombres, tendrá más poder que la fuerza de mi luz? No, mi pueblo; pero yo permito esa lucha.
14 No quiero venceros en vuestra inconsecuencia, no quiero venceros en vuestra incomprensión e ignorancia; no quiero Ser el vencedor entre los ignorantes, entre los débiles, entre los muertos; quiero ser el vencedor entre los iluminados, entre aquellos que me comprendan y me reconozcan; quiero ser el vencedor entre los vivos, entre los que me glorifiquen y confiesen que yo estoy sobre todas las cosas. Por eso, he entablado lucha con los hombres; por eso, he aceptado el reto. Además, la lucha es con los espíritus y ha vencerlos voy con la luz que es mi verdad, que es mi amor y mi paz.
15 Mas no puedo descargar toda la fuerza de mi poder contra el hombre, porque yo soy sin límites y universal, y el hombre es criatura pequeña y su espíritu es limitado, y yo debo limitar también la fuerza de mi Espíritu y debo limitar mi poder y las pruebas, a la medida de las fuerzas de mis hijos.
16 No os daré muerte, porque yo soy la vida. Grandemente permitiré el que seáis probados por medio de las vicisitudes, pero con pruebas sabias, con pruebas necesarias para cada espíritu; y en verdad, os digo: los pueblos despertarán, los pueblos de la tierra abrirán su mirada espiritual a la luz de mi verdad y los hombres me buscarán.
17 Una sola puerta se encuentra abierta, para los espíritus de esta humanidad; y esa única puerta que mi mano ha abierto, os conduce al más allá.
18 Ya no hay puertas abiertas para la grandeza humana; ya no hay puertas abiertas a mayores ciencias; ya no hay puertas abiertas al dominio de los unos a los otros; una sola puerta al más allá, en donde está mi luz y mi justicia, en espera de todo espíritu; y todas las puertas de todos los dones, de todas las potencias que he confiado yo a mis hijos, volverán a ser abiertas, cuando sea mi voluntad.
19 Cuando todos los espíritus que hoy encarnados se encuentran, que han puesto sus potencias al servicio del dominio, de la grandeza propia, del apasionamiento de los poderes y bienes de la tierra, del apego a la sangre y a las razas; cuando todos ellos hayan sido pulimentados y lavados en las aguas cristalinas de la gracia, de la restitución, de la redención y el arrepentimiento; entonces ellos, nuevamente serán enviados en la capa corpórea y aparecerán en la tierra convertidos en varones y mujeres, en siervos de mi divinidad, en misioneros de mi causa divina.
20 Los pueblos que hoy son esclavos, romperán sus cadenas y hallarán la libertad, más no la libertad de paz que el hombre concedía, sino una nueva libertad, la que yo estoy preparando para la humanidad.
21 Los pueblos dominadores, los señores de la tierra, los que no han sentido el yugo, ni las cadenas; ellos también, esclavos de los otros serán por un tiempo marcado por mi justicia; para que todos los hombres sepan lo que es ser esclavo, para que todos puedan amar la libertad de los demás. Así es mi justicia divina.
22 Mas en este tiempo, en que vosotros, pueblo, en silencio, contempláis mi justicia sobre toda la humanidad, acompañad a la humanidad con vuestras oraciones.
23 Mirad que en el hueco de mi mano, os sigo conservando, que mi manto de paz os envuelve, que mi perdón es con cada uno de mis siervos, de mis labriegos, de mis discípulos, para que en este tiempo de juicio, vosotros seáis los intercesores; ya que no podéis ser todavía los maestros de la humanidad, ya que todavía no podéis ser el espejo o el ejemplo para los hombres.
24 Arrepentíos siempre de vuestras imperfecciones, para que después solicitéis el perdón por las faltas de vuestros hermanos, que yo, de cierto, os digo: siempre he atendido vuestras oraciones y me he manifestado en prodigios entre los hombres por medio de ellas. seguiré escuchando vuestras oraciones, seguiré atendiendo vuestra intercesión, ya que así es lo que he enseñado y no puedo faltar a mis promesas.
25 ¡Oh, pueblo! ¡Velad y orad por el mundo! ¡Pedid por él, que se os dará!; olvidaos por unos instantes de vosotros, que bien sabéis que estáis en el hueco de mi mano y nada os faltará, porque yo velo por Israel, por mi pueblo escogido, por mis discípulos.
26 Testigos seréis de grandes acontecimientos en este mundo; testigos seréis pueblo de Israel, de grandes catástrofes; pero no seréis testigos mudos, no seréis corazones impasibles; seréis siempre el buen apóstol, el hermano sensible al dolor de sus semejantes, el medio por el cual, yo siempre entregue a los hombres, luz y caridad.
27 Conservaos en esta preparación, pueblo, porque de vosotros estoy haciendo brotar nuevas generaciones que han de heredar de vosotros, espiritualidad; que han de ser carne de vuestra carne y hueso de vuestro hueso, pero con menos materialidad, con menos pasiones en su propia envoltura; y de ellos, brotarán nuevas generaciones con mayor espiritualidad. Porque, os digo en verdad: Israel, estará presente en todos los tiempos, entre esta humanidad.
28 Israel es el primer o y será el postrero, él será el último en llegar a mí, como fue el primer o en recibir mi luz, como fue el primer o en prepararse espiritualmente y en elevar el tabernáculo a su Dios verdadero e invisible: él será el conductor de los pueblos hasta mi propia planta, ya que este pueblo es numeroso y el número de él, solamente yo lo conozco.
29 No son los 144,000 el número total de todo mi pueblo, esos 144,000 son solamente los señalados, preparados y destinados para desempeñar una alta misión especial en este Tercer Tiempo dentro de esta gran era de luz; pero el pueblo de Israel, es infinito en su número y solamente yo lo sé, Israel.
30 Por eso el Padre, os dice: preparaos, conservad en vuestra memoria espiritual estas mis palabras, para que sintáis toda vuestra responsabilidad para con las futuras generaciones, para que les deis ejemplos, consejos, enseñanza; para que les heredéis también sangre fecunda y noble y así, en el silencio y en la humildad de vuestra vida en la tierra que os he confiado para que moréis formando ese pueblo, vayáis formando esa familia, que sepa hacer frente a todas las vicisitudes y afrontar en todas las épocas, todas las pruebas y que salga avante; y sea el pueblo, que no haga alarde de ninguna especie entre los hombres y que se mantenga siempre en mi humildad, en mi mansedumbre y en mi calor; y entonces, será tanto por vuestro calor y vuestra paz que los hombres os buscarán y los enfermos también; en grandes caravanas os buscarán, más aun de lo que hasta ahora os han buscado, porque yo tengo los caminos preparados; y es mi voluntad, la que retiene a los peregrinos y a las caravanas.
31 Mas cuando yo contemple la preparación de mi pueblo, entonces abriré las brechas, bendeciré una vez más las sendas, iluminaré también el camino y la intuición de los hombres, para que ellos puedan llegar a vosotros, contemplándoos desde la lejanía simbolizados por una estrella; y al llegar entre vosotros, puedan encontrar, no la grandeza material ni las vanidosas ciencias, sino un conocimiento superior a las ciencias y una verdad, en la que no se encuentra la hipocresía ni la ostentación; y aun cuando los unos puedan tener en lo material mayores posesiones que otros, moral y espiritualmente todos serán iguales en mi obra, vuestras clases habrán desaparecido, vuestras posesiones también y seréis todos iguales, todos discípulos de mi espíritu divino, todos hermanos entre vosotros.
32 Grande es el destino de este mi pueblo, no todos lo habéis comprendido así y el Maestro por eso ha sufrido a veces entre vosotros, porque hace mucho tiempo me estoy comunicando por el entendimiento del hombre y no siempre he encontrado la preparación; y por la misma impreparación de mis hijos, cuántas veces mi manifestación a través de su entendimiento humano, ha sido impura y ha sido imperfecta ante los hombres, ante las multitudes; y esas multitudes que siempre me consideraron Ser perfecto, que me consideran Ser sin límites y sin mancha, me han contemplado con defectos, me han palpado con imperfección, me han atribuido pequeñez; y los unos se han familiarizado con estas interpretaciones y las han aceptado y los otros me han vuelto la espalda decepcionados, y he tenido que multiplicar mi enseñanza para darles preparación y conciencia a todos mis portavoces; y cuando algunos han permanecido sordos a la voz de la conciencia, he permitido que sean tocados por la justicia divina.
33 Pero siempre que he encontrado la preparación que yo busco en mi cuerpo de pedestales, cuando he sorprendido a un portavoz lleno de amor, pleno de conciencia ante mi espíritu divino, de él me he servido para manifestaros mi amor, mi perfección y mi gracia, para sorprender al pueblo compuesto de varones y mujeres de todos linajes, de todos conocimientos y de todas esferas, con una palabra sencilla, pero llena de esencia perfecta, de conocimiento divino, de luz insuperable; y en esos instantes, os he hablado de amor, de unificación y de armonía.
34 Esa obra, he querido llevar a cabo entre vosotros. Desde el año 1884, yo os he manifestado y revelado mi obra, para uniros en ella y os encuentro desunidos; mas, no por mi obra, sino por vuestras propias obras.
35 Desde los primer os instantes, mis hijos han sido débiles ante las tentaciones, ante las voces que les son dictadas por las tinieblas; y hoy que el Maestro se encuentra en las postrimerías de su manifestación a través del entendimiento humano, vengo a darle brillo y lustre a vuestras armas de amor para que venzáis a las tentaciones, para que las apartéis de vuestra senda; y entonces, podáis uniros como yo he querido uniros; porque he permanecido entre vosotros, durante todo este tiempo, como la amante alondra que ha extendido sus alas para darle calor y refugio a todos sus polluelos.
36 A todos os he querido conservar cerca de mi corazón, en el seno de mi propia obra; y yo he querido con mi palabra, apartar toda mancha e imperfección, para que mi manifestación sea en todos y para todos, la misma, la única, siempre perfecta y cada vez más profunda y llena de gracia.
37 Pero el pueblo en conjunto, no me ha comprendido. El pueblo en conjunto, no se ha elevado para obedecerme y poner en práctica mi enseñanza, para apresurar el paso en el camino, para aprovechar los momentos precisos; y cuando la hora se acerque, que próxima puede encontrarse ya de la partida de mi palabra, cuando mi voz enmudezca a través del entendimiento del hombre, entonces este pueblo, se conmoverá en su propio seno. Y no quiero partir dejándolo desunido, dejándolo sin la práctica y sin la preparación; pero mi Ley es inmutable, mis mandatos son irrevocables y llegado el instante, yo partiré; y dejaré mis bendiciones entre todos; y abriré entre mi pueblo y en todo el universo, una nueva etapa; en la cual, yo permaneceré más cerca de todos los espíritus del universo y presto a comunicarme de Espíritu a espíritu, con todos por igual.
38 Así habla el Maestro a sus discípulos en este Tercer Tiempo; y os bendigo Israel, porque os estoy preparando desde tiempo ha, para cuando mi voz cese entre vosotros; porque estáis caminando con amor y conocimientos espirituales, para hacer frente al nuevo tiempo que se aproxima entre vosotros. Porque vuestro espíritu acata mi voluntad y se doblega, reconociendo que llegada la hora, no tomará en cuenta el Padre: peticiones, ni lágrimas, ni intercesiones, ni nada de los hombres, para poderme quedar un tiempo más entre vosotros.
39 ¿Acaso en el Segundo Tiempo pudieron retenerme mis apóstoles con todo su amor? ¿Acaso la madre de Jesús, con súplicas o con lágrimas, pudo detener el destino que a sí mismo, el redentor se había trazado? ¿Por ventura el clamor de las multitudes que amaban al Maestro y le seguían al gólgota, las lágrimas de las mujeres piadosas, los lamentos de los varones, que lo amaban, pudieron detenerme? No, Israel yo lo había dicho en mis palabras, a las grandes multitudes: “la hora se acerca y yo, volveré al lugar de donde vine.” yo pude decirles: “a donde yo voy ahora, vosotros no podéis venir.” porque no era todavía el momento, pueblo. El Maestro había cumplido ya su misión puesta por sí mismo y se iba a su sitio, pero en su lugar dejaba a los discípulos y ellos tenían que cumplir con su destino; y una vez cumplida su misión, entonces sí podían seguir al Maestro hasta donde él había ido.
40 Por eso, vosotros en esa hora suprema, llenos de unción y respeto, de espiritualidad y recogimiento, dejaréis que mi voz cese entre vosotros; pero no esperéis que sea la voz, del que va a morir; no esperéis que descienda un crespón de luto a prenderse sobre vuestro pecho, ¡no, Israel! Recordad que aquellos que así le guardaron luto al Maestro, en el Segundo Tiempo, se sorprendieron al tercer día de verme surgir glorioso de entre las entrañas de la tierra.
41 No guardéis luto por mi partida; no derraméis lágrimas por ello, dejad que lloren los que no hayan aprovechado el tiempo, dejad que mesan sus cabellos los que diciendo cumplirme, cumplieron solamente con sus propias órdenes, con su materialismo, desobediencia y fanatismo; dejad que aquellos que no conciben, que no aceptan mi partida en el año 1950, profanen mi obra; pero vosotros, ¡oh grupo que me escucháis, llenos de obediencia y de mansedumbre! Dejad que cumpla mi voluntad entre vosotros; y quedad llenos de unión y de fraternidad, viviendo el nuevo tiempo; en cuyos principios, pueblo, estaréis por un tiempo en meditación, en análisis y en oración,
42 Cuando alcancéis la unificación de vuestro conocimiento, de vuestra espiritualidad, de vuestra decisión; entonces, ya preparados y unidos todos, levantad vuestra planta con el corazón limpio de ambiciones humanas, de ambiciones materiales y de grandeza personal; limpio vuestro corazón, de toda mancha; limpio vuestro entendimiento, de toda incomprensión, de toda confusión; limpio vuestro espíritu, de toda idolatría y fanatismo; entonces, preparados así, porción de mi pueblo, os podréis levantar; y si a vosotros, se oponen los mismos hijos de este pueblo que comprendan mi obra de diferente forma y pregonen que el Maestro sigue entre ellos; vosotros, no hagáis guerra contra ellos, no discutáis, ni riñáis tampoco por causa de mi nombre o de mi obra, porque entonces daréis mal ejemplo a la humanidad; y la justicia que se cierne sobre el universo, de la cual yo os he protegido, también sería en el seno de vuestra nación y de vuestros hogares.
43 Solamente mostraréis todo cuanto yo os diga con palabras vibrantes, pero más que con vuestras obras, con vuestra oración y cumplimiento. Entonces mi justicia será en los caminos de Israel, será entre mis escogidos y entre mis discípulos.
44 En mi mano está el destino de todos, yo soy el único que puede y sabe juzgar con perfección y me serviré también de la justicia de los hombres y de los elementos y de muchos acontecimientos, para hacerle comprender a Israel, que yo, en el año 1950, en el último segundo de ese año, habré dejado de comunicarme por el entendimiento humano.
45 Ni la evolución, ni el desarrollo de mi obra espiritual y de vuestro espíritu, están sujetos al tiempo material. La evolución de lo espiritual, no se mide con vuestro reloj material; pero estáis en materia y he querido señalar un día y una hora exacta para la terminación de esta revelación de mi enseñanza; obra que he llevado a cabo entre vosotros, con mi comunicación en palabra humana por el entendimiento del hombre.
46 Llegaréis a estar unificados, pueblo. Llegaréis, en el seno de vosotros, a reconoceros todos. El Maestro, os dice: si así no fuere, en el futuro, no estaría yo entre vosotros si no llegaran a consumarse estas profecías, mi enseñanza no tendría fuerza. Pero no ha sido mi voluntad que vosotros os unáis, sólo por el temor a mi justicia, ni por las pruebas, ni por la justicia de los hombres; yo he esperado la unificación y comprensión de vosotros, por medio de vuestro amor, de vuestro despertar espiritual y de vuestro análisis.
47 La hora de la partida de mi palabra, está muy próxima; y con tristeza contempláis vosotros, que no existe la armonía ni el verdadero acercamiento; que esa hora de justicia, os va a sorprender distantes vuestros espíritus; unidos todos en mi palabra y en mi presencia, unidos todos en un cumplimiento, pero distantes los unos de los otros del verdadero amor. Pero yo seguiré en Espíritu como Maestro entre este pueblo, ya no comunicado en la forma que vosotros habéis tenido; sino espiritualmente, pues he sido Maestro de vosotros, a través de todos los tiempos.
48 ¿Quién si no el Verbo de Dios, es el Maestro de todos los espíritus? Yo seguiré vibrando y vosotros siendo mis discípulos; y muchas revelaciones que, en verdad, no os fueron dichas a través del pedestal; de Espíritu a espíritu, yo os las diré. Muchas revelaciones que no habéis comprendido todavía, de lo dicho por mí, y de lo que ha sido callado también por mí, alcanzaréis a comprender también, después de finalizar este Tercer Tiempo.
49 Vuestro espíritu, continuará su desarrollo; y aun cuando vayáis por los caminos, convertidos en maestros de los maestros de la humanidad y llenos de la espiritualidad; delante de mí, seguiréis siendo siempre mis débiles parvulitos, los que siempre necesitarán de mi amparo, de mi báculo y de mi enseñanza divina.
50 Los hombres os admirarán, los hombres se sorprenderán ante vuestra palabra, ante vuestros prodigios, ante vuestra espiritualidad; los hombres contemplarán, con la visión de su espíritu y de su cuerpo, los dones que yo os he confiado; muchos de ellos inclinarán su cerviz y os rendirán homenaje. De estos actos, ¡cuidaos, pueblo de Israel! Y decid entonces, a aquellos inocentes, a aquellos ignorantes: que ellos pueden ostentar vuestros propios dones, y en muchos de los que se creen desheredados, vosotros, por intuición y por miraje, les contemplaréis llenos de dones también a ellos; entonces, se unirán a vosotros, como un labriego más en la campiña del señor, como un soldado más en la causa divina del Espíritu Santo.
51 Vosotros en vuestra lucha, pugnaréis por abolir el misticismo, el fanatismo y la idolatría, la falsa espiritualidad, la superstición, la ignorancia en los hechos sobrenaturales, la profanación de las manifestaciones espirituales y divinas. Vosotros apareceréis con mi enseñanza con toda la humildad y que vuestra palabra sea como una caricia, como bálsamo, como un mensaje de paz y de amor para los espíritus, que a muchos siglos preguntan al infinito, preguntan al arcano y sienten que no son contestados porque no saben ellos recibir la contestación.
52 ¡Oh discípulos del Divino Maestro!: así os preparo y os prevengo para el nuevo tiempo porque hoy, contenéis la fuerza de mi palabra, porque hoy me circundáis; y en esta mi voz, recibís el estímulo, el bálsamo y la ayuda, porque la unión de vuestros pensamientos y la presencia de todos, os infunde valor y fuerza.
53 Tiempos llegarán, en que os miréis lejos los unos de los otros, como abandonados; habrá momentos en que os sintáis lejos, muy lejos del Maestro y os sintáis lejos de los hombres también. Ese será un instante de prueba para vuestra fe, para vuestra confianza de mi palabra, para el adelanto de vuestro espíritu.
54 Cuando sintáis esa soledad, esa impresión, hasta de los mismos vuestros, de los seres más queridos, más íntimos, más próximos a vuestro corazón; elevaos a mí, si sentís que en el vacío no me encontráis, elevaos más todavía y si aún no me encontráis, esperad; porque es la prueba; y en el momento inesperado para vosotros, yo llegaré vibrante como un rayo de luz para posarme en vuestro corazón, para llenaros de fuerza, y deciros : “yo no puedo faltar al llamado de uno de vosotros, yo soy el oído alerta, yo soy aquél que en la cruz, en una de mis últimas palabras, creyeron los hombres escucharme decir en cuanto hombre: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» porque pensaron que el hombre Jesús, por la mano de Dios, se sintió abandonado, del Espíritu que le había alentado y de los que en el mundo también le acompañaron.
55 Si esa soledad llegáis a sentir, mi pueblo, recordad aquel instante de vuestro Maestro, quién pudo decir después: “en tus manos encomiendo mi espíritu” y el alma de Jesús, en el Espíritu del Padre inmortal, fundida quedo para siempre, porque mi alma y mi Espíritu, son un solo Ser divino, que es: el Padre Celestial.
56 Todavía mucho os hablaré, escasas son ya las cátedras que yo os entregaré, pueblo, pero una sola de mis palabras mucho os dirá; en mi enseñanza cada una de mis cátedras y de mis revelaciones, tiene muchas fases y os he demostrado muchas más en mi enseñanza, de mi Espíritu, de las realidades divinas, de lo que hay en vuestro espíritu y de todo cuanto os rodea, para que podáis contender con los hombres y contestar a todos; porque reinan entre los hombres, millares de teorías de mi propia divinidad, de conceptos diferentes, de religiones; que unos a otros, se ponen en su base, en su fundamento, porque hay teologías que se oponen a otras teologías, porque hay ciencias y filosofías que se oponen a otras; y entonces, mi pueblo de Israel, no huirá de esto jamás; él tendrá que desempeñar su misión de luz y de paz y qué depositar en las manos de los hombres el mensaje en ese nuevo tiempo, del cual este pueblo no huirá; en esa lucha en la cual Israel tendrá que estar, porque para eso os he preparado en espíritu y en verdad.
57 Ya se acerca ese tiempo, ya se avecina esa gran batalla del pensamiento humano, de los espíritus, de las ideas; y de ahí, entonces, pueblo, encontraréis tierra fecunda. Por momentos encontraréis las tierras revueltas en torbellino, en huracanes y en tempestades. Vuestros ojos no se nublarán, vuestra mente no se turbará, ni se acobardará vuestro espíritu. En ese tiempo, haréis la luz entre las tinieblas; para ese tiempo os estoy preparando y dando armas, pero antes he querido que entre vosotros mismos exista la unificación, que también de entre vosotros desaparezcan las teorías, las filosofías, los falsos conceptos de la divinidad, de lo espiritual; que surja de vuestro espíritu, el verdadero conocimiento, para que sepáis explicar a los hombres todo cuanto ellos no se explican a sí mismos, para que apartéis a ellos también, del camino errado; y puedan encontrar la senda luminosa, el camino fácil, que conduce al espíritu a la Verdad.
58 Ese camino es por el cual vos habéis transitado, pueblo. Sin sentir necesidad de los libros, sin que hayáis tenido que hacer acopio de monedas o de caudales, para adquirir mi luz; sin tener que luchar por la ostentación de un título o de un renombre; por eso le llamo el camino fácil del espíritu. Es estrecho, sí, pero es el camino donde está el espíritu, en donde encuentra su libertad para su desarrollo; en el que ya ahí, extiende sus alas para remontar su vuelo a las alturas y abre su mirada espiritual también para rechazar a las rutinas que las ciencias y religiones no han renunciado en su camino, por la existencia humana.
59 Este es el camino verdadero que os he brindado y en el cual unos han caminado más que otros; pero en el cual, todos encontraréis vuestro desarrollo, vuestra alegría, vuestra liberación. Es el camino que vais a ofrecer a los hombres, para que ellos también, desde lo más profundo de su espíritu, cuando sientan el aleteo de su espíritu y su mirada también se despeje y se ilumine, eleven como vosotros ese himno de amor, de glorificación a vuestro Padre; quien hoy en su Espíritu y desde su Espíritu, viene entre vosotros a manifestarse en plenitud, en poder y en gracia; porque mi arcano se encuentra abierto, porque el libro de siete Sellos se ha abierto en aquella parte que marca y que muestra el Sexto Sello, pleno de misterios que se os esclarecen, pleno de luz que os despeja de toda tiniebla, pleno también de fuerza de dones para los hombres y para los espíritus para que ellos pugnen por su libertad, por su grandeza espiritual y luchen por la conquista de ese reino; que es el reino de Dios, sobre la tierra.
60 ésta es mi palabra que traigo como un alimento para cada uno de vosotros, ese alimento preparado por mi Espíritu, es mi propio Espíritu, en él está también la salud para todo mal. ¡Llevad mi palabra! Y sea para vosotros y por conducto de vosotros, pan de vida eterna, bálsamo de los bálsamos y paz para todo espíritu.
61 Al ascender mi rayo de entre vosotros, permaneced en el valle espiritual cinco minutos más; y en esos instantes, velad por el universo. Pedidme por aquellos que no conocéis y sin embargo son vuestros hermanos, pedid por todo aquello que vuestra mirada no alcanza a contemplar, pero que yo sí miro; y entonces, yo seré de vosotros en ese instante, como un enviado de mi pueblo de Israel, como un siervo humilde y atento a vuestra petición, y me haré presente yo en todo camino, en todo lugar donde la necesidad, el hambre, el dolor y la esclavitud se encuentren, para entregar ahí mi paz y mi Espíritu a nombre de vosotros.
62 Y el instante llegará, en que vosotros, recordando mi humildad y mi obediencia a vuestra petición, vayáis por los caminos del mundo, en un número multiplicado, sembrando la paz y llevando todo lo que me pedís para vuestros hermanos. Mi luz dejo entre vosotros, pueblo amado, retenedla en vosotros mismos.
¡Mi paz, sea con vosotros!
87. La manifestación de los discípulos de Cristo
Sábado 1 de octubre de 1949
1 ¡Glorificado aquel que da los primeros pasos para encontrar el sendero de la Verdad! ¡Gloria a aquel que después de los primeros pasos sigue caminando para encontrar el camino del amor! ¡Bienaventurado aquel que se cuenta al último! ¡Bendito aquel que piensa primero en los demás!
2 En esta noche de día primero, mi pueblo, en que una vez más es con vos, la dádiva de la palabra divina; es el amor que viene a buscaros y convirtiéndose mis pensamientos en palabras, revistiéndose mis ideas de voz humana, vienen hasta vos, haciéndose sonante el canto del amor para atraeros a la vida del espíritu y para conduciros por la senda de la Verdad.
3 El pensamiento de aquel que en Jesús, os demostró que os amaba y os lo sigue demostrando en Espíritu y verdad. El pensamiento del mesías, está con vosotros. Está con vosotros, porque la voluntad del Padre lo manda; porque su amor es con vos mi pueblo. ¡Mi amor! Ese amor sublime, que no pudo la muerte acabar con él. Ese amor inmenso, del que están llenos todos los celos y todos los mundos del universo entero.
4 ¡Bienvenido seáis a recibir de este torrente del amor universal, para que llenéis con él, vuestro triste y pequeño corazón! ¡Bienvenidos seáis vosotros, mis pequeños muy amados! Mis parvulitos, ¡bienvenidos seáis a mi amor!
5 El Maestro os hablará en esta noche de algo que debéis conocer. El Maestro os hablará en esta noche de los que van hacia el reino de Dios.
6 Pero antes de hablaros de ellos, ¡oh! Pueblo, que pretendéis ser cristiano, que estáis haciendo ensayos de espiritualidad, quiero haceros unas preguntas, ¡oh! Pueblo amado, causa de mi comunicación, causa de mi cátedra: ¿habéis pensado en perfeccionaros? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿En dónde queréis perfeccionaros? ¿En esta existencia humana o hasta en la existencia en el alma? ¿En esta existencia material, en donde tiene aliento vuestro cuerpo y vuestros pensamientos habitando son, en cerebro humano? ¿Queréis conducir poco a poco cada uno de vuestros pasos, por el camino estrecho, de aquel que puede penetrar por él? Estrecho, para el ser materializado, ya que no todos pueden penetrar por el camino de la perfección; mas en verdad, es ancho, antes y después. Ya me comprenderéis después, mi pueblo; porque hoy, no tenéis la suficiente luz para entenderme, pero os la voy dando poco a poco.
7 Con mi palabra: yo os doctrino, os alumbro, os enseño a amar, os curo el alma y el cuerpo y os enseño a vivir en espíritu y en materia y con mi palabra, os espiritualizaré.
8 Entendedme, tratad de comprenderme, de llegar hasta donde está la luz de mi pensamiento, porque toda la luz es para vosotros.
9 Si queréis perfeccionaros en la existencia del cuerpo, empezad ya a dar los primeros pasos por el camino que conduce al reino prometido.
10 ¿Y cuáles son los primeros pasos que os conduce n al camino y después del camino, al reino prometido? Fijaos bien, pueblo aspirante a cristiano espiritualista. Los primeros pasos ya está dicho: contaros al último y pensar antes en los demás.
11 Cuando contéis a todos antes que a vos mismo, habréis dado los primeros pasos en el camino que os conducirá al reino prometido.
12 Hay hombres que todavía no empiezan a dar ni a entender los primeros pasos; se cuentan ellos primero en todas las actos que creen benéficos, en todas las ganancias de la vida, en todos los tesoros y alegrías de la tierra. Estos, están muy lejos del principio. Se cuentan ellos primero y se sienten dignos y merecedores de todo y superiores a los demás. Están muy lejos del principio de este santo camino de que os hablo en esta noche. Hablan siempre de ellos mismos y pretenden siempre tomar los primeros lugares para hacerse notables y brillantes ante los ojos de los demás. Se sienten luminarias y potencias, predicadores y maestros; pero estos no son ni predicadores ni maestros porque se están mirando a sí mismos con los ojos carnales del egoísmo, ya que se adoran a sí mismos y quieren todo para ellos sin importarles los demás.
13 ¡Qué lejos están del principio los que no han dado los primeros pasos dentro del camino de la espiritualidad! ¡Cuánto les falta llorar, cuánto sufrir, cuánto experimentar y cuánto les falta esperar! Siempre piensan en estar ellos bien, en tener todo en abundancia y en disfrutar ellos solos lo que Dios les da, olvidándose del perfecto reparto, de la equidad que Dios manda en los preceptos de su Ley; se les olvidan los pobres, los inválidos, los huérfanos. Se les olvida cumplir con la Ley del amor que es la caridad activa, el pensamiento en actividad. Están muy lejos de la plenitud y no sólo de esto; sino lejos del florecimiento espiritual, del resurgimiento de sus virtudes.
14 Los que están fuera de mi camino, tratan de obtener y atraer para ellos todas las alegrías, todos los goces, lo que ellos llaman dichas, todo el bienestar posible, sin acordarse de sus semejantes. Quieren ser el punto de las miradas, de los halagos; el punto de atención y admiración de todos; y, ¡oh! Tristeza, todas esas grandezas humanas que ellos tanto ambicionan y tanto anhelan, están hechas de ilusiones pasajeras. No se preocupan por sacrificarse en ningún sentido en bien de los demás. Ni siquiera sienten remordimiento de conciencia cuando hieren, lastiman o deshonran sin piedad a los demás, para deshacerse de ellos o que no perciban sus egoístas intenciones.
15 Estos, están sembrando en su huerto; pero siembran simiente de veneno y frutos venenosos recogerán, a menos que se arrepientan de todo, porque el arrepentimiento es digno de tomarlo en cuenta; dentro de la Ley del amor es bien recibido.
16 El arrepentimiento jamás encontrará las puertas cerradas de la piedad divina. Arrepentíos a tiempo si sois de éstos, de los que si un sitio hay, ese sitio quieren para ellos. De los que no conocen la caridad y por tanto la dulzura de la caridad les es desconocida. De los que no conocen la bondad y por eso no sueñan con la gloria del Espíritu. De los que tienen sus sentimientos cerrados a la misericordia y por eso no saben de la dicha verdadera.
17 Pero, como todo está sujeto a ordenamientos por medio de cambios y modificaciones; a los ordenes dimanados de la Ley por medio de la renovación y del aprendizaje, ellos entrarán con estos ordenamientos de la Ley, en el adelanto y en él crecerán. Madurarán su entendimiento espiritual y poco a poco recibirán destellos de luz y sentirán arrepentimiento de haber sacrificado y de haber sido injustos con sus semejantes.
18 éste es el primer paso, cuando empieza a hablar la conciencia; cuando empieza a despuntar el alba en el alma; cuando se asoman los primeros destellos de la alborada espiritual. Entonces despierta el hombre, cuando empieza a sentir la iniquidad por medio de los remordimientos; empieza en su alma la lucha y con ella empieza a crecer, a madurar. Entonces da otros pasos más hacia el camino recto, cuando empieza a conocer los destellos de la luz, de la voz de Dios que le dice: “Dios tiene muchos hijos en la tierra para utilizarles como instrumentos del bien, sed vos uno de ellos también.”
19 Así, si su mano reparte, repartirá haciendo de Dios, la voluntad. Entonces empieza a ser equitativo, relativamente equilibrado y poco a poco recibe a la luz de la conciencia, el dictado del espíritu, de su ser superior y se va acercando al sendero que conduce al reino de los celos. El espíritu de este hombre, en cada encarnación adelante y en cada desencarnación tiene más luz en el alma y sufre menos al disipar sus tinieblas, cuando la mal llamada muerte es en él, entonces cuando vive en alma tiene menos sombras y más luz y a través de sus estados de conciencia, el Cristo encuentra en aquella alma su Jerusalén y empieza a brillar porque el ser empieza a hacerse sensitivo al amor que le habla en su conciencia y siente que los mandamientos de la Ley de Dios tienen fuerza en él para ejecutar la voluntad de Dios y dice: “yo sacrifiqué a mis semejantes, les hice sufrir, les herí; pero ahora voy a hacer el bien, si no puedo con el elemento rey de la tierra que todo lo compra y todo se vende; daré amor”.
20 Y desde ese instante, el espíritu de esa alma ya corporizada, empieza a dar amor, siente compasión por sus hermanos que sufren y empieza a hacer algo por los demás. Si fue miserable antes, después es generoso. Se hace otro hombre distinto, digno de ser considerado como candidato al discipulado de Cristo. Empieza a reflejarse en él, el primer destello de la santa iniciación interior. Y empieza a hacer bienes por cuantos males hizo, a repartir consuelo por cuantas lágrimas hizo derramar, haciendo la labor de reconstruir en ruinas.
21 Entonces, su sueño es mejor que antes y parece que su vida tiene la esencia de un bálsamo lleno de bella sutilidad por la labor cristiana que ha empezado a hacer. Y siempre se pregunta al anotar en el diario de su vida: “¿en qué he podido serle útil a mi alma? ¿Qué bien he hecho hoy para mi alma? ¿Qué flor de mi jardín, de mi vergel interior voy a entregar hoy, como ofrenda a Dios? Hoy cura a un enfermo, mañana buscará alimentar a alguien que no pueda hacerlo, a algún pobre que no pueda trabajar. Mas tarde hará otro servicio y así sucesivamente.
22 He aquí las flores de la servicialidad, cultivadas en el huerto interior, para ofrendarlas al Dios del espíritu. Flores del vergel de la conciencia humana, que si no se manifiestan a plenitud, principian a recibir del reino de los resplandores los primeros destellos de la bondad de Dios, reflejada en el hombre que despierta a la luz y a la gracia.
23 ¡Qué bello es ese camino! Y el que se ha iniciado en el, será discípulo porque antes fue un párvulo y vivirá siempre feliz dentro de los ordenes establecidos y de los mandamientos de la Ley de Dios; y, ¿qué es esa belleza que resplandece en sus ojos y en su semblante? ¿Qué es esa dulzura, que surge como música de su voz, que antes no tenía?
24 Es la belleza de su alma que después de haber alentado muchos cuerpos humanos, empieza a reflejarse como luz del espíritu. Ya es discípulo, ya no se conforma con ofrendar una rosa, necesita ofrendar más. Si utiliza muchas horas para buscar el alimento que su materia necesita, también necesita darle a su alma el alimento que ésta requiere.
25 Y el ser, ofrendando flores de servicialidad, su alma se va embelleciendo, igual que el semblante humano; y los demás seres, empiezan a buscarle como agua benéfica, para pedirle consuelo, consejo, ayuda, para sentir la caricia de su mano, para escuchar la música de su voz; y él, se entrega a ellos poco a poco porque el Cristo se va plasmando en su conciencia; y he ahí, la atracción que ejerce sobre los demás y la luz que irradia, porque empieza el Cristo a manifestarse cada vez más en diferentes grados, en el hombre que se inicia en el sendero divino y su alma se va haciendo pura y hermosa, porque se ha purificado en el aprendizaje de la vida.
26 Y si antes, estaba muerto o dormido y su egoísmo no le dejaba verse más que a sí mismo, hoy empieza a vivir; a sentir que el universo es un gran todo y que el hombre forma parte de ese gran todo universal; a sentir que está íntimamente relacionado con el cerebro y el corazón del mismo universo; que forma parte de la misma conciencia universal; que sirve de expresión de las fuerzas vivas manifiestas en la naturaleza; que va siendo un exponente de la vida que se mueve en la Verdad; y entonces, empieza a hablar las palabras del espíritu, la divina palabra de Dios. Es ya un discípulo. Es que lleva la experiencia que la vida le ha dado y ya sabe perdonar y disculpar a los débiles, a los pecadores, es aquel que habla la palabra bendita que conduce a los demás a buscar como él y a encontrar como él, el camino del reino; pero no va solo, lleva a muchos, a todos aquellos que él está sensibilizando en amor; más bien dicho: preparando para la verdadera espiritualidad.
27 Los que van por mi camino, son seres buscados por los demás, son almas amadas por los demás; y siempre a su rededor, están para escuchar de sus labios la palabra de la experiencia. Son almas que manifiestan la Verdad en plenitud, la caridad en acción y sobre todo, la mirada de luz que enseña: que el espíritu no muere así viven en materia, los seres que son mis discípulos; y si desencarnan, siguen en alma, haciéndose perfectos y siendo útiles a los demás.
28 Con esta frase podéis completar vuestra respuesta a la pregunta que os hice. Yo os ayudo a contestarme. Decís que queréis lograr la perfección aquí y yo, os digo: que no podéis tenéis para perfeccionaros que utilizar muchos siglos, muchas edades planetarias y para encontrar vuestra perfección, la lograréis en la continuidad de reencarnaciones y muertes o de transiciones del ser para completar la enseñanza espiritual; y en cuerpo o en alma, el espíritu va aprendiendo a resolver problemas aquí; para después, resolverlos allá. En verdad os digo que una existencia humana no basta para ser perfecto. La enseñanza es grande y prolongada, la labor es inmensa y la suma perfección se encuentra a través de las edades planetarias.
29 ¿Creéis acaso que vais a ser perfecto, en poco tiempo? ¿Sabéis acaso, lo que quiere decir ser perfecto? ¿Cuál es para vos, el hombre que ha terminado de perfeccionarse, qué ha terminado de andar por el camino; que ha dejado tras de sí la huella de su paso y que su camino toca a su fin? ¿Cuál es para vos ese hombre perfecto?
30 Escuchad todos en espíritu, en conciencia y en verdad: no es el hombre perfecto aquel que solamente porque hace la voluntad de Dios, sabiendo que es la voluntad de Dios, la hace; ¡no! El hombre perfecto es aquel que unifica su voluntad a la de Dios y la de Dios la hace suya, el que siente que la voluntad de Dios es su propia voluntad; y ya no hay dos voluntades; sino una sola; y cuando no hay ya, más que una sola voluntad, se somete a las manifestaciones de la Ley de Dios, sin protesta alguna.
31 Vos conocisteis el ejemplo de cómo debe ser un hombre perfecto, porque pasó por este mundo para dejaros las luces del amor y la Verdad. Vos conocéis el ejemplo de un hombre perfecto que ni la muerte pudo con aquel que es y será perfecto eternamente. Y ese hombre perfecto que alumbró la tierra; que enseñó la mansedumbre; que enseñó los magnos mandamientos de Dios, ¿quién fue? Ese hombre, fue Jesús, ya lo sabéis.
32 Entonces, ya sabéis qué es un hombre perfecto; cuando un hombre es perfecto por la unidad con Dios, en ese instante, Dios tiene un instrumento para sus altos fines, un conducto a su servicio, un manifestador de su amor. Y ese hombre, puede decir con pleno conocimiento de causa: mi Padre y yo somos uno, en vida, en esencia y en verdad pero para llegar a ser un pequeño mesías, un pequeño Cristo en la tierra, tenéis que perfeccionaros a través de las edades planetarias, hasta que no tengáis la más pequeña mancha, la más pequeña debilidad, el más mínimo defecto.
33 ¿Quién de los que moran en la tierra, puede ser sin mácula? ¿Quién de los que moran en la tierra, puede ser brillante de todo brillo, bondadoso de toda bondad, en espíritu y verdad?
34 Por eso, os digo, el hombre buscará la perfección; y sólo a través de las edades planetarias, la encontrará. Mas necesita, no tener ni el más mínimo defecto.
35 Prepararaos para que entre en vosotros, la abundancia del espíritu, por la nobleza del corazón. Prepararaos para ser servidores de la vida y la Verdad, en el destino de los demás. Ya sabéis, pueblo mío, lo que os quiero decir con esta cátedra.
36 Y vos, pueblo bendito de muchas obligaciones y muchas labores, ¿qué decís íntimamente a vuestro Maestro?
37 Benditos sean aquellos que ya sienten la necesidad de alimentarse y de alimentar a sus hermanos con el alimento inmortal de la luz de las edades; con la Verdad esencial que habla por labios humanos.
38 La verdad se haga una fuerza en vos y ella os conduzca al reino. Bendito seáis. Seguid escuchando la frase en plenitud de esencia:
39 Bendito sea aquel que preocupado siempre por los demás quiere el bien para todos y que está triste si una tristeza no puede remediar de aquellos que mucho necesitan ser consolados.
40 ¿Qué habéis hecho en este gran valle del mundo con la maestra vida? ¿Qué habéis hecho con la vida y de la vida? ¿En qué la habéis utilizado? ¿Para qué la queréis? ¿Para qué os ha servido? ¿Cuál es la labor que en ella habéis hecho?
41 Cada espíritu fuerte hace la labor de verdad, de acuerdo con su potencia. Cada alma débil hace pequeña labor de acuerdo con su resistencia.
42 Contestadme, ¿qué habéis hecho en ésta vida? Os digo en verdad: haced un estudio de vos mismo. Someteos a un severo análisis de vuestro pro y contra en lo que habéis hecho. Y ya que no os es lícito juzgar a los demás, juzgaos a vos mismo; esto si os está permitido, para ello sí tenéis permiso de ser vosotros vuestros propios juzgadores, cada quien en sí mismo.
43 Amados míos, pensad desde esta noche consciente y detenidamente para qué habéis utilizado vuestra existencia.
¿habéis hecho muchas veces el bien con vuestros pensamientos, con vuestras palabras o con vuestras obras?
44 ¿Cuántas veces vuestras manos cariñosamente acariciaron en el lecho del dolor a los enfermos, o en la cuna, a las cabecitas inocentes de los niños abandonados? ¿Cuántas frases de amor y de consuelo habéis dejado en este mundo?
45 Escuchad mis palabras. Todo esto tendréis que contestarlo en alma también. Entonces tendréis que contar vuestras obras benéficas o equivocadas; por las equivocadas, sentiréis el intenso sufrimiento, cual si fuese el dolor de un fuego voraz; y por aquellas que sean benéficas, una agua consoladora que mitiga un poco ese fuego. Tendréis que abrir el libro de vuestra vida, donde está todo esto. Tendréis que abrirlo ante el fiscal, que sois vosotros mismos. Vosotros sois jueces y fiscales propios porque los espíritus, ya en el alma, ven los acontecimientos de otro modo. Todo lo que anheláis de aquí, es efímero y pasajero; los tesoros materiales que queréis en la tierra, en el alma os estorban.
46 Aquí en la tierra, podéis engañar a vuestros semejantes al encubrir vuestros verdaderos sentimientos e intenciones; ya en alma, tenéis que ser sinceros con vosotros mismos, porque los engaños manchan la blancura del ropaje espiritual; aquí, os llama la existencia pasajera del momento; y allá, os llama la vida en la eternidad, en la Verdad y la justicia. Aquí es la acción, allá las cuentas. Aquí la obra, allá la reflexión, por eso, empezad a perfeccionaros desde aquí; a hacer bien aquí y a aprender a resolver vuestros problemas; aquí, para que después podáis resolver los del más allá; a luchar aquí con la influencia de la carne para luchar allá con la voluntad. No creáis que únicamente en la carne hay lucha; también, cuando queda materializado el pensamiento del ser por las plasmaciones de la mente humana, es la otra lucha ya sin materia; lucha terrible, la mayoría de veces, más fuerte que en la carne.
47 Empezad a luchar para vencer y triunfar. Empezad a sembrar lo que queráis cosechar. Examinad vuestra conciencia y fijaos ya una norma nueva de conducta, antes de que vuestra alma se desprenda de ese cuerpo actual que tenéis.
48 ¡Oh espíritus de los hombres! ¡Oh! Hijos de Dios, yo os invito a conocer mi reino: el reino de la Verdad. Debéis amar la Verdad. La verdad para ser amada, debe ser primero conocida. Debéis conocer la Verdad y vivir con ella, para poder obtener la corona de la vida eterna.
49 Vosotros que venís a buscar un consuelo, vosotros que lloráis, seréis consolados por el Espíritu de verdad, que tanto os ama. Vosotros que sufrís y me entregáis las penas de cada día, os digo: tendréis a raudales y en abundancia, de mi consuelo y de mi paz.
50 Yo que tantas veces os he acariciado; que he levantado vuestro ánimo con mis frases de amor. Yo que puedo hablaros de amor porque soy el manifestador de esa fuerza celeste y sublime; que vengo a invitaros, a que cambiéis vuestra existencia de tristeza y de dolor, por una vida llena de luz, dicha y felicidad, os digo: sólo vive triste, aquel que no sabe amar.
51 El que ama y lo vive plenamente, en el amor tiene su propia felicidad y encuentra su luz, su paraíso, en la tierra.
52 Amad con amor verdadero, amad al espíritu con el espíritu, para que tengáis verdadero amor por vuestros semejantes.
53 Si vos, no conocéis, más que este valle de sombras; yo, Cristo, os invito, a conocer el reino de la luz.
54 Ejercitad la bondad, pensad primero en los demás, contaos a vos al último en todas las cosas y contaos primero antes que alguno en los errores y al último en los favores que esperéis recibir de los celos y de los hombres. Sed vos el primero en ver vuestros defectos y el último en reconocer vuestras virtudes.
55 Conoced las aguas profundas de vuestra fuente para que sepáis si son dulces o amargas.
56 Conoced la Verdad de vuestro corazón, de vuestros reales sentimientos, para que sepáis si tenéis cerca el reino verdadero.
57 En verdad os digo: vienen tiempos de muy grandes dolores, de profundas agitaciones prepararaos, pueblo mío, para que encontréis en el espíritu, el consuelo y la resistencia.
58 Aquel que quiera llevar en sí mismo la Verdad, que escuche mi palabra de justicia amor y sabiduría y penetre a la esencia de ella.
59 Aquel que quiera llevar en sí la Verdad y lo logre, no le alcanzará ni la fatalidad ni la muerte; porque estará fortalecido e iluminado con la Verdad, hará la voluntad de Dios, hará tan solo su obra con amor y con gusto la cumplirá.
60 Muchos de vosotros venís aquí por primera vez para escuchar la palabra de Cristo. Os voy a explicar a vosotros, principiantes en el camino, para que conozcáis de qué manera el amor tiene sus alcances en plenitud de manifestación:
61 Este mundo está lleno de mis pensamientos de amor, de mi doctrina y de la Verdad.
62 En este Tercer Tiempo, estos pensamientos divinos, a semejanza de la luz, son atraídos por los cerebros que están dispuestos a recibirme; son los pensamientos del Padre, cargados de amor, llenos de piedad que son captados por los extasiados, por aquellos que hacen desaparecer su personalidad humana, para hablar la palabra del espíritu; la palabra, de aquel, que se dejó crucificar por vos.
63 Los hombres me pidieron, la existencia de aquel cuerpo; y el amor, se entregó a los hombres; y como pan blando mi cuerpo fue partido, para que los hombres pudieran encontrar la potencia del amor manifestado en la Verdad, que perdonó y dijo: ¡Padre, perdónales, que no saben lo que hacen! Y mi obra como Maestro universal, no terminó allí; la esencia divina de mi Ser, se elevó por encima de la materia y estoy dando redención a pecadores por labios de pecadores, en este Tercer Tiempo.
64 Con mi mensaje de justicia, amor y sabiduría, estoy llenando el mundo de notas claras y brillantes, comunicándome por el interior de cada hombre que me busca y me llama en su corazón. ésta es una manera de comunicarme: interiormente y la otra, es la audible para vosotros por medio del entendimiento humano de los estáticos, extasiados o pedestales de mi palabra.
65 No todos los estáticos transmiten el mensaje con igual potencia, depende del desarrollo de su facultad a la que llamáis de mediaunidad; y del ejercicio que tengan en estas comunicaciones de las sutiles vibraciones de mi pensamiento, ellos reciben lo que yo emito, lo que yo envío; y de esta manera, el amor habla, el amor enseña y el amor, dice: yo soy potencia que conmueve los celos y la tierra. ¡Venid a mí, el que ya sepa amar; y el que no sepa, venga para que aprenda! Y de esta manera, el mundo está lleno de mis vibraciones; de mis pensamientos, que se hacen palabra en gentes como vos; varones y mujeres diferentes a vos, solamente en iniciación, nada más. La iniciación: de tener paciencia, de saberse entregar, de ejercitarse en el desarrollo de la facultad de la mediaunidad en la captación de la comunicación espiritual.
66 Pero no creáis, pueblo, que mis pedestales o portavoces, son seres perfectos, ellos llevan su existencia humana como vos y como vosotros sufren, lloran y dudan; cuánto más, lloran y cuanto más sufren, como vosotros; y la única diferencia con vos, es que ellos, pueden interpretar mis pensamientos, para convertirlos en palabra humana.
67 Vos también, mi pueblo, podéis si queréis, alcanzar a ser como ellos, porque entre el pueblo, hay muchos que tienen sus facultades prestas al desarrollo; en los que a través de los años y de acuerdo con sus capacidades, transmitiré mis comunicaciones de Espíritu a espíritu; pues es un hecho, que el amor se manifiesta en múltiples formas.
68 El mundo, está lleno de mis pensamientos; y si vosotros, no sabéis captarlos, no es porque no haya pensamientos; sino porque os sentís materia y más materia, insensibles para el espíritu; y necesitáis espiritualizaros, para que alcancéis a recibir y a percibir de Espíritu a espíritu, lo que el espíritu divino os da y os enseña.
69 Mi manifestación espiritual es cual corriente eléctrica, es una corriente fluídica que tiene distintas modalidades de expresión. Me manifiesto, en palabra humana; sin palabra, cuando inspiro una buena obra y cuando encuentro en vos, disposición, entonces se realiza lo que vos queréis, que es lo que yo quiero.
70 Me manifiesto ¡de tantas maneras! Yo soy el Espíritu de verdad, que tanto ha amado al mundo. Yo soy la luz de las religiones, de las edades, soy la verdad escondida y demostrada en los labios de los niños y de los profetas. Luz, que brilla cual relámpago que pasa de oriente hacia occidente y se va. Soy el amor percibido por los corazones sensibles. Soy aquel que nunca duerme y os invita a que estéis despierto.
71 Soy aquel que siempre os ha amado, desde antes de que por primera vez nacierais en espíritu y en verdad; y yo soy, el que os concedió el reino de la luz y la vida. Soy el testigo fiel de vuestras existencias y vuestras muertes como humanos. Yo soy aquel que como esencia excelsa y divina, ya existía antes de mi aparición como Jesús, aquí en la tierra. Soy el Verbo de Dios, el Verbo luz, el Verbo amor, aquel que sabe lo que enseña, lo que dice. Aquel que cuando acaricia, el alma siente vivir bajo el dulce influjo de mi celeste amor. Aquel que despertó el poema en el hijo y en la madre, afinando la ternura del corazón.
72 Vos podéis recibirme, si queréis. Vos podéis atraerme, yo llegaré a vos. Tocaré muchas veces, sutil y delicadamente, a la puerta del alma de aquel que todavía no es mi discípulo; porque cuando ya sea mi discípulo, no necesitará muchos toques, al primero, estará presto a recibirme.
73 ¡He aquí! Que en vos, se cumple la frase, de: “el espíritu está presto; mas la carne es débil.” la carne no le ayuda al espíritu; mas el espíritu debe ser más grande en potencia para conducir a la materia y hacerla digna de él.
74 Pasarán muchas reencarnaciones para que podáis aprender a dar los primeros pasos, de lo que os he hablado; pero después os será fácil avanzar en el camino.
75 Antes de decir: voy a buscar mi pan diréis, voy a buscar el pan de los demás, que es mi propio pan.
76 Escuchad: encontrábase un maestro enfermo, un representante de Cristo. Un Maestro del amor, en el que el Cristo, se reflejaba claramente en las aguas de su fuente. Aquel maestro, por haber caminado tanto buscando ovejitas para llevar al reino, hablando la palabra de redención, se olvidaba hasta del alimento y del descanso para su cuerpo. Se entregaba totalmente a los demás; y enfermó un día y al elevar su plegaria, decía: ¡Padre, quiero ser sano para ellos” no le preocupaba, ni su descanso ni su alimento; le preocupaba, estar sano y poder caminar, para ellos. Llegó a su lecho un enfermo y olvidándose el maestro de su enfermedad y sus dolores. Levantóse, tendió sus brazos y sus manos que sabían acariciar, acariciaron, curaron; y hasta después, se acordó que estaba enfermo. El sanó a su vez y siguió curando y hablando la palabra del Cristo; porque dando, es como recibís, pueblo amado.
77 ¡Venced vuestro egoísmo! ¡Aprended a pensar primero en los demás! ¡Atended primero sus dolores y después los vuestros! ¡Quitad de vuestros labios, la palabra: “yo” siempre el yo! ¡Haceos impersonal y colocaos al último de vuestros hermanos!
78 El día que logréis haceros impersonal, habréis dado un gran paso en el camino de la espiritualidad, porque empezaréis a entonaros con la conciencia cósmica.
79 ¿Cómo es vuestra fuente? ¿Es fuente de aguas claras? Si no es clara el agua de vuestra fuente, debéis empezar a limpiarla ya, por vuestro propio esfuerzo; que no hay quien pueda ayudaros a hacer aquello que no hagáis, ya que es labor de cada quien en sí mismo.
80 Muchas moradas tiene la casa del Padre; y cada uno de vosotros, sois una morada de Dios y ¿vais a permitir que el Padre, more en vuestras mentes turbias? ¡Limpiad esa Jerusalén vuestra! Y convertidla, en un pequeño sagrario para que Dios more en vosotros. ¡Más aún! Convertid vuestro establo, en casa de salud en vuestra propia vida en la existencia humana.
81 ¡Entendedme lo que os hablo! Pero no quiero que seáis cicuta o acíbar; quiero que seáis cual sándalo para que perfuméis de esta manera, el hacha del verdugo que os hiere. ¡No quiero que seáis hacha! Quiero que seáis como la hierba de olor que perfuma el ambiente donde ha sido herida; y sin embargo, antes de morir, perfuma la mano que la arrancó. Sed así vos, mi pueblo, para que conozcáis mi reino. No podrá conocer el reino celestial, aquel que está atado a la tierra, aquel que se siente pesado por la carne.
82 Sed blando de corazón y sutil de pensamiento. Sed brillante en vuestras ideas, no solo para evitar el sufrimiento, sino para elevaros a las alturas. Por eso, sed como el águila majestuosa y elevaos, volando con el pensamiento espiritualizado a la altura de la realización del espíritu en vos mismo. El espíritu, está crucificado en la materia, ¡libradlo ya, de esa cruz!
83 ¿Y vos, pueblo? Que cual ruiseñor le cantaréis a vuestros hermanos, ¿dónde está ese canto? ¡Contestad! Yo lo quiero escuchar ya de vuestros labios, dándoles amor y paz a vuestros hermanos.
84 Sublimes instantes son estos en que se llena de gozo y se viste de blanco el alma vuestra bajo el influjo divino de mi mensaje de amor y de paz, que cual mano amorosa va enjugando todos los llantos y va curando las hondas heridas del corazón; siempre tan triste, siempre tan lleno de dolor y de angustia porque no habéis aprendido todavía a amar a vuestros semejantes, porque no habéis aprendido todavía a seguir mi gran ejemplo de amor; porque no habéis aprendido a amar a Dios, ni en pensamiento, ni en palabra, ni en obra.
85 Yo soy Cristo, el consolador prometido que en este tiempo de gracia surge en esencia, Espíritu y verdad, en el corazón de los humanos para que ya se haga en este mundo el prodigio del verdadero amor, la dulce paz; y para que el hijo del hombre, sea el digno hijo de Dios y le cante en la tierra como le cantan los ángeles en los celos.
86 Yo escucho un corazón de mi pueblo, que dice: ¡Padre! Padre nuestro, escucha en estos momentos la ferviente plegaria que le eleva este pueblo espiritualista, que en estos tiempos de duras pruebas sigue a Cristo en su evangelio de amor, en donde los hombres aprenderán a encontrar dulzura en el amargor de sus lágrimas, suavidad de pétalos en las punzantes espinas que le sangran; en donde encontrará la luz de la fe, en la tiniebla de la duda que tanto tortura. Padre nuestro, ¡bendito y alabado seas! Y ¡bendito seas, tu Cristo, en el ejemplo de Jesús y la dulce madre María de jericó! Y ¡benditos sean estos instantes que has permitido se manifiesten las flores de mis pensamientos que sólo tú sabes de donde nacen y por qué en mis torpes labios hacen floración! Y ¡bendito seas! Porque nos has permitido escuchar el mensaje del Divino Maestro que cual sonora campanada del celo viene a despertarnos para decirnos lo que eres: esencia, amor, eternidad ¡bendito seáis por siempre, Padre nuestro!
87 Corazón mío, vos lo habéis dicho en vuestro pensamiento lleno de emoción; y habéis dicho, la Verdad. Yo conozco de donde nació el drama del hombre: la tragedia de la vida, surgió del desamor de los hombres, de su crueldad.
88 Si los hombres se amaran, terminarían con su tragedia; pero el odio les destroza, les divide; porque se odian los hombres, lloran; por eso, porque no saben amar, se marchitan como flores mustias faltas del rocío del amor y la caridad; por eso los hombres se lamentan y por eso está el mundo lleno de tristezas y amarguras.
89 La humanidad, es la autora del dolor. De la humanidad, ha nacido todo eso y de ella procede el amargor; y con su amargor, ella misma se amarga.
90 Grande es el conocimiento de la Verdad que al espíritu corresponde; y de cierto, os digo: el hombre teje con maya de crimen, lo que más tarde, se desenvuelve con tragedia; y se asusta, de lo que hizo y formó con su propia voluntad.
95 ¡Ay, de los espíritus de los hombres de la tierra! ¿Por qué habéis hecho nacer de vosotros, el dolor? Malas fuentes, con aguas amargas y turbias, ese es vuestro pensamiento lleno de negrura y de maldad.
96 ¡Oh, seres humanos! ¿Por qué habéis hecho venir a este mundo el dolor y la amargura? Sed ya espiritualistas, amaos los unos a los otros, para que cese el dolor en vuestro mundo.
97 Si los hombres me escucharan, si la humanidad me entendiera, si en los campos de batalla pudiera levantarse la voz de un extasiado, yo diría a los contendientes: “dejad las armas porque el amor lo manda, porque el amor lo ordena” y si no fuera suficiente todavía: “porque el amor lo suplica, ¡amaos para que ya acabe la muerte y la desolación en vuestro mundo!
98 Planeta tierra, bañado en sangre y en lágrimas porque los hombres así lo han querido, yo os digo: solamente el amor puede deshaceros de las guerras, solamente el amor puede hacer verdaderos cristianos a los hombres pero no hay, quien sea capaz de llevar mi palabra a los campos de batalla para desarmarles con las palabra sublimes, con las que yo os estoy haciendo verdaderos cristianos; porque las facultades, varones o mujeres, están llenos de dudas y temores, de lamentaciones y reclamos, de tristezas y cansancio; y por su debilidad, no pueden acompañarme y sigo sólo en el camino, esperando tan solo por medio de los escritos de mis cátedras, que la luz de la razón convierta a los seres humanos, en auténticos cristianos.
99 Millones y millones de varones y mujeres, niños y ancianos, existen en el mundo que no escuchan mi mensaje de esta manera; porque si lo escucharan, como ya vos, estáis acostumbrado a escucharlo; ellos serían otros desde hoy, no importa que hayan sido mal encaminados. Instantáneamente pueden convertirse, si realizan mi cátedra en su vida; pero algunos, no la creen.
100 El espíritu está presto, mas la carne es dura y reacia; y de las muchas moradas que tiene la casa del Padre, no están todas limpias; aún no están preparadas, unas siguen sin ser moradas limpias, porque todavía son cual sucios establos que necesitan transformarse.
101 El hombre necesita transformarse para acabar con el dolor que aqueja a la humanidad. Solamente el amor acabará con el dolor.
102 El amor, es a semejanza de las aves que cantan, del ruiseñor, de la luz del sol, de la luz de las estrellas, del mensaje del alma. El amor, es de Dios; y como yo soy el amor de Dios, existe en mí esa primer a potencia.
103 Puede hablaros de amor y de todas estas manifestaciones de luz, aquel que dice: “éstas son mis obras” y puede decir: yo soy el Maestro cuando sus obras son buenas y perfectas.
104 Escuchad, congregaciones de otros lugares; y escuchad todo el pueblo, lo que a esta porción voy a decir: el mundo y el universo entero, están llenos de la piedad de Dios pero es el hombre, el que tiene sus conductos espirituales cerrados y no deja que pase a él, de lo que están llenos los celos y tierra.
105 Es el hombre el indolente, el materializado; el que cierra todas las puertas, todos los conductos y no deja pasar la esencia de Dios.
106 Yo soy el Maestro del amor. ¡Oh congregaciones de otros lugares! Yo no castigo, bienamados. Si soy el amor manifestado ¿cómo he de castigar? ¡No!; yo soy aquel que enseña a amar y desde hace mucho tiempo, estoy enseñando a los hombres a amar y todavía no han podido ni han querido aprender.
107 En el Segundo Tiempo, os di la existencia de ese cuerpo humano y no fue suficiente. Mi madre en cuanto al cuerpo, dejó marcadas con sus lágrimas las piedras del calvario y no fue suficiente; hablé la palabra, enseñé a los hombres y dejé para el mundo el sermón de la montaña. Hablé ante los sacerdotes, expliqué las lecciones de la Verdad en atrios y en plazas, en los campos y en todos lugares; y vos mismo, pueblo, en muchas reencarnaciones me habéis escuchado y todavía no acabáis de aprender mi lección de amor.
108 Si los hombres se odian, si han engendrado el dolor, con intensas amarguras acabarán con él; pero yo siempre insistiré con la fuerza convertida en palabra, porque soy el Maestro de los tiempos, la luz de las edades, el Verbo de Dios, la Verdad manifestada; y escuchad bien, lo que os repito: todo está lleno de la infinita piedad de Dios.
109 No falta piedad divina; falta que el hombre se ponga a tono con la melodía de los celos, con la armonía universal; porque la piedad, es a semejanza de una música sublime y dulcísima, de notas, ¡tan sutiles! Que los sentidos materializados de los hombres, no pueden alcanzar a percibir; no alcanzan a llegar a sentir la sublimidad, a la sutileza, de lo que está más allá de lo humano.
110 La humanidad en general, no puede elevarse espiritualmente a las alturas; pero poco a poco, tendrá que sutilizarse y transformarse; actualmente pasa por ese proceso y por eso sufre tanto. Por eso, estoy con vosotros: por tanta sangre derramada y por la que falta derramarse; por tantas lágrimas vertidas y por las que faltan verterse.
111 Por tanto dolor, estoy con vosotros, pero no me pidáis que castigue, porque el amor no sabe castigar; es lo único que no sé, ya que no puedo castigar porque no sé odiar; y no sé odiar, porque estoy revestido por el amor que es la manifestación de la Ley del Padre.
112 Lo que el hombre sufre, es el resultado de sus propias acciones. El hombre solo se castiga, encadenado a la acción y reacción de causas y efectos que rigen dentro de la Ley, a las expresiones de este mundo, para mantener su equilibrio en la creación.
113 Que el hombre cumpla con los dictados divinos, desde su principio hasta su fin; y cuando termine su cumplimiento, todo quedará consumado. Cuando comprendáis estas sencillas palabras, comprenderéis el proceso de un principio y de un fin y la transformación de las mentes de los hombres. Mientras tanto, no podréis; pero vuestro Padre Celestial puede por el mundo entero, porque todos son sus hijos muy amados, sin distinción de razas ni de credos.
114 Son hijos de Dios, todos los espíritus de los hijos del hombre. Todos sois iguales ante Dios, porque sois hijos del mismo Padre Celestial y hechos de la misma esencia.
115 ¡Pedid por todos, ya que todos necesitáis de la misma piedad! ¡Pedid por el mundo entero! Y de esta manera, hablaréis bien y os sensibilizaréis espiritualmente.
116 Mi palabra, es simiente de luz, de amor y de verdad. El amor os enseña, ¡seguidme! Aprended y venid conmigo que yo os conduciré a sentir a plenitud, el reino de los celos.
117 Aunque mi cátedra termine, quedará mi enseñanza en vuestra mente, corazón y conciencia. Mi cátedra en palabra humana, termina; pero sigue la enseñanza a través de la conciencia del hombre, cuando se aquiete y me escuche internamente; cuando él, en la calma y la soledad, me llame.
118 Ha llegado vuestro momento de silencio, mi pueblo ¡dadme vuestras penas, vuestras amarguras, vuestras lágrimas! Que no pueden ser, más que las aguas de los mares. ¡Dadme todos vuestros suspiros perdidos en el espacio! ¡Dadme todos vuestros pensamientos tristes y las angustias de vuestro corazón! ¡Venga a mí, el dolor de la humanidad! Porque yo soy, el amor manifestado y puedo con todos vuestros dolores. ¡Soy la potencia que abarca celos y tierra! ¡Venga a mí el dolor! Porque el amor divino, puede con todas las amarguras de este mundo.
119 Dadme todos vuestros ¡ayes! De dolor y yo, os doy en cambio, mis frases de amor; que en estos momentos, habéis recogido en vuestra mente, para llevarlas en el fondo de vuestro corazón.
120 ¡Dadme todos aquellos anhelos puros que han sido solamente anhelos y que no han sido realizados! Para que yo, os ayude a que se realicen, por medio del aliento que os doy en mi palabra, cual enjambre de mariposas.
121 ¡Dadme todos los pensamientos tristes de vuestra mente sufriente! Y yo, los convertiré en bandada de avecillas que eleven sus trinos a la primavera y revoloteen a la luz del sol.
122 ¡Dadme todos vuestros dolores en vuestras ansias de mejoramiento, que yo, en mi amor y comprensión, os doy mi bendición para que me comprendáis y me améis realmente.
123 ¡Tomad el agua que de mi fuente necesitáis, para apagar vuestra sed! ¡Vengan los pesares de la humanidad a mí! Como olas que al llegar al rompeolas se estrellan, se disminuyen y desaparecen. Pues bien, ¡todas las olas del dolor, queden destruidas al llegar a esta potente roca de mi amor. ¡Espiritualizaos, humanidad! Para que ya no forméis parte, de las creaturas del dolor.
124 Vamos a entrar en comunión espiritual, de pensamiento a pensamiento, de Espíritu a espíritu. ¡Entrad en silencio! Y habladme sin palabras, con el espíritu y el alma, con todo el corazón que callen vuestros labios y que se exprese vuestro espíritu.
125 El corazón habla y musita su verdad de dolor; y para vuestra verdad de dolor, yo tengo mi verdad de amor para trocarlo en alegría. ¡Silencio! Buscadme en el silencio; y en la meditación, yo os contesto.
126 En el silencio del alma universal me encontraréis y os encontraré; y sin penas, os quedaréis. Entrad en silencio y percibid la esencia de mi mensaje sin voz sonora.
127 Silencio solos los dos, vos pueblo y yo, en estos momentos, en el universo y ante Dios que está presente. Dejad abierto vuestro corazón; y sin secretos, dadme todas las tristezas de vuestra vida, para dejar en él, mi simiente de luz y de amor para que hagáis nueva siembra y tengáis mejores cosechas. Cambiemos, pueblo, yo os doy mi alegría; y vos, dadme vuestro dolor y vuestra tristeza. ¡Ah cuán feliz es el que ama!
128 ¡Silencio! Silencio, para que resplandezca el espíritu; para que desde la grandeza y serenidad del espíritu, os consuele el amor. Silencio ¡venid a mí, con la penetración del Espíritu! Yo he tomado, todas vuestras angustias.
129 ¡Padre, Padre espiritual! ¡Oh! Dios de vida y de amor, de mí salió la frase: “en vuestras manos encomiendo mi Espíritu” de mí salió esta frase, este pensamiento que se convierte en palabra, en labios humanos, tomados momentáneamente para manifestar la dulzura y el perdón. Liras humanas que convierten en notas, mi pensamiento.
130 Padre, hoy de la misma manera, dales tu protección y tu cuidado para el mundo, con su drama y su dolor. El mundo y sus moradores son tuyos, tú eres su dueño, ¡oh, sublime creador increado, dueño de la vida, realizador de todo lo sublime, de todo lo grande y bello! ¡Padre, toma este mundo con sus angustias y en tu infinito amor, remédialas! Tú eres su esperanza.
131 Padre, si me has mandado al mundo para interceder por la humanidad, para ser el Maestro de los hombres, ¡he aquí al intercesor, he aquí al Maestro que trae tu enseñanza para ellos! Si me has mandado como tu Verbo, ¡he aquí al Verbo Divino, manifestando tu piedad infinita hacia ellos! El espíritu, ligero es; pero la carne, es más pesada. No tomo en cuenta sus debilidades; y en tu nombre, les absuelvo.
132 ¡Padre! ¡Padre nuestro, que estás en los celos, en la tierra y en todo lugar por esencia, presencia y potencia; santificada, sea tu voluntad!
133 Por tanto desconsuelo, regado en este mundo; el amor os consuela, os bendice y os acaricia, disipando la niebla de vuestros dolores. ¡Levantad vuestro animo y recibid mí, fortaleza para que no caigáis! Y si volvéis a caer setenta veces siete; setenta veces siete, yo os levantaré; porque no vengo a juzgaros; sino a enseñaros la potencia del amor.
134 ¿Tenéis atrición? ¿Tenéis propósito de enmendar y transformar vuestra vida? Entonces, bendigo vuestras aguas y vuestras flores, en el nombre del Padre, en mi nombre que soy el Hijo, cual Verbo manifestando la Verdad del Espíritu Santo. Bendigo aguas y flores, cerebros, corazones. Casa, vestido y sustento. Bálsamo de curación y luz espiritual, todo tendréis con el amor al trabajo, con el amor a la honradez, todo tendréis en abundancia.
135 Pase al pueblo la fuerza poderosa de mi bendición para proteger a todos vosotros. En esta noche yo os curo por medio de la palabra del poder de mi Espíritu. Os acaricio y os bendigo. ¡Bendito seáis, pueblo amado!
136 Varón que a pesar de haber escuchado con atención cuanto he dicho, aún persistís en dirigirme vuestro pensamiento, diciéndome que me seguiréis, ante la adversidad de los hombres. Yo os pregunto, varón amado: ¿seríais capaz de abriros paso en un campo de batalla, para llevar a los hombres la palabra del bien, como el Espíritu de verdad os la dicta en esta noche? ¿Seríais capaz de exponeros a ser el blanco de la metralla, para llevar mi evangelio de amor? ¿Seríais capaz de entregar vuestra existencia humana, enseñando mi doctrina? Pensadlo bien; y si después de pensarlo, tenéis valor; entonces, ¡preparaos para dar la palabra de esa manera tan conmovedora; que cuando la escuchen, dejarán las armas! Y conmovidos y avergonzados, dejarán de destrozarse unos a otros.
137 Discípulos míos, ¡preparaos! Para que así, interpretéis los pensamientos divinos, en espíritu y en verdad, de tal manera que los hombres se sientan con el corazón dispuesto a entender el evangelio del amor; para que sean como pan blando, como lámpara encendida.
138 Es necesario que mis discípulos, a mi semejanza, se transformen en maestros y enseñen a la humanidad con la palabra y con el ejemplo.
139 El tiempo es, en que debéis hacer lo que yo hice en el Segundo Tiempo. Si no os interesa vuestra en la existencia material, si estáis bien dispuesto a llevar a cabo esta obra de gigantes, ¡preparaos para conmoverles! Especialmente a los mandatarios. Hacedles ver que todos sois hijos de Dios. Habladles del amor universal que se afecta, hasta cuando la mano del hombre elimina la existencia de un insecto de la creación, ¡qué será! Cuando se quitan la existencia humana, hermanos contra hermanos.
140 Dentro de los dictados de la Ley de Dios, está respetar el orden de todo lo que alienta la vida y le da animación. Debéis sentir remordimiento, hasta por solo pensar el quitarle la existencia a alguien. Debéis sentir respeto de las demás existencias ajenas que son parte de la gran manifestación de la vida universal divina.
141 ¡Humanidad, humanidad! ¡Escuchad el mensaje del redentor que os llama y os habla, después de un tiempo y otro tiempo!
142 En verdad, os digo: llegará el instante en que los hombres sentirán que este mundo forma parte del universo y que en todo vibra el alma omniabarcante de Dios, su divina esencia, su potente vida omnipresente, sus sutiles pensamientos omniabarcantes y entonces, conocerán las manifestaciones de la Ley del amor y así no habrá guerras, ni derramamiento de sangre, ni dramas de amargura.
143 Pueblo: empezad a prepararos, trabajando algunos días más de la semana; interpretando mis mensajes para que estéis capacitado a dar mi enseñanza en todo momento.
144 Unos a otros os ayudaréis a comprender mi enseñanza; para que así, la analicéis correctamente.
145 ¡Empezad ya, alentados por la Ley del amor! Y si es necesario, dar la existencia humana en aras de este ideal, ¡no temáis! Que aquel, que da su existencia, para que aprendan los demás, tiene parte conmigo en el reino de los celos.
146 El hombre solamente es grande, en los momentos en que hace labores grandes, en que se dedica a obras nobles y magníficas.
147 Vosotros, mis discípulos, solamente sois grandes en los momentos en que brilla el Verbo luz en vuestros labios; en que se manifiesta en vosotros, el encanto de la espiritualidad. Y nuevamente os repito, discípulos amados: el hombre solamente es grande, mientras hace y dice, de obras grandes.
148 Portavoces amados: cuando la luz del Espíritu Santo se manifiesta en vosotros a plenitud en la palabra espiritual, entonces el hombre crece; pero cuando volvéis a la existencia humana, sois lo que habéis sido.
149 Los labios que interpretan mis pensamientos, son hermosos y brillantes, cuando el Cristo los utiliza para consolar y enseñar; pero cuando no están bajo esta influencia divina, son iguales a todos los demás.
150 Recibid mi primer toque en esta noche, para fortalecer vuestro cerebro; y cuando después, hagáis sonantes mis pensamientos, que sorpresas daré por vuestro conducto, ya de Espíritu a espíritu, a vos mismo y a la humanidad.
151 En espíritu y materia, yo os fortalezco y os preparo; para que en breve, seáis un torrente de frases armoniosas.
152 Tomando en cuenta, la exigencia de la humanidad; será modificado vuestro lenguaje, hasta que se perfeccione más en su expresión.
153 Pueblo: nuevos cerebros os entrego. Más trabajadores, dejo a mis recintos. ¡Dadles la bienvenida! Pronto empezarán a trabajar como pedestales de mi palabra; como portavoces de mi enseñanza, sin pasar por los grandes preliminares, en formas cada vez más perfectas.
154 Mi enseñanza, es para vos. ¡Amaos los unos a los otros, con el intenso amor con que yo os he enseñado!
155 ¡Sed vos, el último en contaros; solamente sed el primero, en tomar en cuenta, vuestros propios defectos! ¡Sed más espíritu que carne; más fragancia espiritual, que fantasía humana, hija de las pasiones!
156 Pueblo: ¡dejadme reflejar en vuestra alma, con la caridad de mi verdad! ¡Dejadme manifestar en ella! Quiero ser vuestro morador, ser el modelador y vos el modelo; ser vuestro Maestro, vuestra verdad, vuestro orientador. Quiero llenar el vacío de vuestra alma, los anhelos de vuestro espíritu, con la dulzura de mi Ser. ¡Dejadme entrar en vos mismo, para que haga su aparición la luz del santo Espíritu en vosotros!
157 ¡Venid a mí, si sufrís! ¡Venid a mí, si esperáis! ¡Venid a mí, si lloráis! ¡Venid a mí, si estáis cansados! El Cristo redentor, os recibe en espíritu, en amor y en verdad.
158 Mi amor queda con vos y mientras mi amor entre vosotros queda yo me llevo vuestro dolor y os dejo mi consolación. El Espíritu de verdad que tanto ha amado al mundo os deja su consolación y su bendición, como antes de morir en la materia de Jesús para resurgir con la grandeza del Espíritu.
159 Mi paz os dejo, mi amor os doy. Quiero encontraros en la senda de luz y de amor. Todos vosotros, tenéis sitio en este camino.
160 ¡Adiós, mi pueblo amado!, ¡adiós mi pueblo bendito! Mi caricia quede en vuestro corazón. Yo os bendigo en el nombre del Padre, en mi nombre que soy el Verbo y la luz del Espíritu Santo. ¡Bendito seáis en nombre del amor y la Verdad!
¡Mi paz, sea con vosotros!
88. Cátedra profética
Domingo 18 de diciembre de 1949
Divino Maestro:
1 En este día de gracia, en que una vez más he descendido de la escala de perfección hacia la de Jacob, para desde allí enviaros mi palabra, ¡oh! Pueblo amado, yo os recibo en representación de las doce tribus que se encuentran esparcidas en el orbe terrestre; y por vos, recibo a todos aquellos que se encuentran ausentes en este día de mi palabra; les perdono, les preparo y les bendigo y por vosotros, a todo el universo.
Elías:
2 Pueblo de Israel: Elías desciende a su pueblo, por mandato del Padre, para traer a vuestro espíritu, la preparación y la bendición de él, también.
3 Ha descendido entre vosotros, el rayo de la divinidad; ese rayo de luz, se convertirá en palabra comprensible para vosotros. Esa palabra humanizada, traerá para vuestro espíritu, en su fondo: esencia y vida espiritual esa esencia, ovejas amadas, será con la que vosotros, deis vida a los muertos que contempléis en vuestro camino.
4 Un día muy señalado se acerca para mi rebaño y no estáis lo suficientemente despiertos ni preparados para recibirme. Por eso, con el calor de mi espíritu, cual pastor vengo una vez más, a levantaros, a reanimaros, para que desde este instante escuchéis la voz del Maestro, meditéis en su palabra, busquéis en lo profundo de ella, todo cuanto el Maestro, con su amor os quiere decir, todo lo que él, con su Ley, os viene a ordenar y todo lo que él, con su justicia os viene a entregar.
5 Penetrad en preparación espiritual sin caer en fanatismo, penetrad en meditación, ¡oh, espiritualistas trinitarios marianos! ¡Oh, discípulos del Espíritu Santo, dentro de la obra espiritualista! Para que el Padre, cuando descienda en esa alba de gracia que ha de señalar el primer día, del último año que con vosotros estará a través del entendimiento humano, pueda encontraros formando un santuario de verdadera espiritualidad, de verdadera elevación y amor; que pueda encontrar el Padre, en el instante de su justicia y de su presencia entre vosotros: una sola conciencia entre Israel, un mismo propósito; una sola obediencia: la de todo su pueblo, la de este pueblo mimado que ha doctrinado y seguido a través de todas sus vicisitudes, de todas sus jornadas y de sus caídas.
6 Hoy, os ha levantado una vez más. El Tercer Tiempo, ha sido para vosotros crisol; pero ha sido también: heredad, experiencia espiritual y gracia.
7 No sois los parias de la tierra. En medio de vuestra pobreza material, sois poseedores de un tesoro espiritual; tesoro que es, pueblo bendito, el testamento divino que el Padre, ha depositado entre su pueblo en tres Tiempos.
8 Labriegos: preparad vuestra simiente, preparad todo aquello que habéis recogido con vuestra labor.
9 El Padre, lleno de gozo, se encuentra preparado; porque él, es el eternamente preparado, el eternamente limpio y dispuesto para amar y recibir a sus hijos.
10 Y en la última alba dominical de este año que está por terminar, entregaréis vuestro cumplimiento; será, día de entrega, será el día, en que el hueco de vuestra mano traiga ante la mirada de su señor, los granos más dorados, más limpios y hermosos que hayáis recogido en la campiña del Maestro; y él se dignará extender su mano para tomar de vuestro espíritu esa obra, esa labor, todo aquello que en verdad, provechoso y efectivo hayáis hecho en la senda del cumplimiento.
11 En este instante, Elías, vuestro pastor espiritual, os prepara, labriegos amados, sembradores incansables de esta tierra; os despierta para que vuestro espíritu, alerta, despierte a otros que duermen, para que invite a sus hermanos: labriegos, campiñeros de estas siembras, de esta labor; de la cual algunos, se han distanciado del cumplimiento, han dejado enfriar su corazón, pero el Padre, por vuestro conducto, les llama de Espíritu a espíritu, les toca su conciencia.
12 Yo quiero contemplar que vosotros levantáis también a los muertos, despertéis a los dormidos, les traigáis en alba de gracia, para que entonces ellos, en su conciencia y en su propio espíritu, puedan de lleno recibir todo el caudal que el Padre guarda, que el Maestro reserva para esa alba de gracia para sus hijos, sus discípulos, sus labriegos.
13 Vosotros, que formáis la porción, el grupo del pueblo estudioso y cumplido del Maestro, también preparad vuestra conciencia y espíritu para que entreguéis al Maestro, en esa alba de gracia, última alba dominical del presente año todo vuestro cumplimiento.
14 Si vuestro espíritu no sabe descubrir en el fondo de sí mismo, todo lo que sea perfecto y digno de él y lo que es impuro, no temáis. Yo en este instante preparo vuestra conciencia y la dejo como un buen juez; su voz sonora será escuchada por vuestro corazón y en aquella alba de gracia, después de un examen profundo de vuestro espíritu, sabréis entregar al Padre: lo digno, puro y efectivo. Así habrá gozo entre mi pueblo, así habrá, en verdad: fortaleza y paz entre mis corderos, entre mis ovejas, entre el pueblo de Israel bendito.
15 En este instante, me presentáis, para que yo, cual intercesor, me acerque ante la planta del Padre, y muestre toda vuestra vida, vuestros trabajos y sufrimientos; y me decís: pastor, el cáliz de amargura lo he bebido con paciencia; pide para nosotros, la fuerza, para poder apurarlo hasta las heces y yo os bendigo por vuestra paciencia, que ese cáliz será quitado de vuestros labios; y en cambio, el de leche y miel saborearéis. ésa es la voluntad del Padre.
16 La paz de Elías, es con todos vosotros. Mi caricia y mi bendición ha sido sentida por vuestro espíritu. Derramo bálsamo de curación, paz y luz en todos vosotros. Vuestros hogares y caminos, queden bendecidos.
17 Estudiad, meditad y preparaos. Asistid a la palabra que en las últimas albas el Maestro, os entregue en el presente año y ello os sirva de preparación para vuestro santuario y para que podáis comprender y recibir, sentir y vivir ese momento lleno de gracia y gloria, en que el Padre acercará su reino entre su pueblo para hacerle más responsable, más que nunca, de la paz del mundo y de la paz y redención de Israel. La paz del pastor, quede entre vosotros.
18 Divino Maestro, tus discípulos y párvulos se encuentran preparados, para recibir una más de tus divinas lecciones de amor, de paz y de sabiduría.
Divino Maestro:
19 ¡Bendito seáis, Elías! Que cumpliendo sois la voluntad, que así ha sido en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, fundidas las tres manifestaciones en un solo Dios, de un solo creador, para venir a hacer la voluntad del Padre, en este día de preparación, en vuestras ovejas que son mis discípulos amados.
20 Los unos y los otros, saben el porqué de este día; el por qué, ha sido mi voluntad que vengáis a preparar a todos; porque la mirada perspicaz del Padre, lo ha contemplado en albas pasadas; y ahora, Elías, contemplo la preparación de vuestro rebaño, que en verdad han abierto el corazón para recibir allí la semilla que será depositada en este día, para ir a acumularse más; y que ese corazón, al final del tiempo señalado por mi voluntad, en que he de estar a través del entendimiento humano, quede henchido de sabiduría, amor, luz y verdad; para que después, cual alfolí, vaya por doquiera y deposite la semilla y contemple de ella, después en el más allá, la fructificación en ciento por uno.
21 Elías, en este día, representando el rayo de mi divinidad, id por doquiera de los caminos, por las naciones, preparad a todos, haceos sentir como pastor, para que en alba de gracia venidera me reciba cual Padre, cual creador, todo el universo y acate el mandato y la voluntad. Haceos sentir también en las distintas sectas y religiones, para que por un instante de meditación, eleven una oración espiritual al infinito y yo la reciba; porque los tiempos de juicio se acercan y la hoz segadora se hará sentir en toda la redondez de la tierra. Id, Elías, que el índice poderoso os señala; y vos, cual faro luminoso, iréis por doquiera en cumplimiento de la voluntad del Padre Celestial.
Elías:
22 Maestro amado: tus mandatos serán cumplidos con perfección, en todo el universo. Con tu divino permiso, parto a la misión que me has encomendado.
Divino Maestro:
23 Pueblo amado, que en este día, más de cerca sentís a vuestro Maestro. Los unos, han contemplado con su mirada espiritual la voluntad del Padre, del Maestro; los otros, por un instante se extrañaron, pero en verdad, las hojas del árbol se mueven con la voluntad del altísimo en todos los tiempos. Por eso, ha sido mi voluntad que, una vez más, viniese Elías, a través del entendimiento humano a prepararos, a elevaros al lugar que os corresponde, para que allí sintáis al Maestro, para que allí le escuchéis.
24 Y si por un instante, oís las lecciones repetidas, es porque: las oís, pero no las habéis retenido en vuestro corazón y conciencia; porque, en verdad, no todos os habéis puesto a meditar y analizar; mas comprendéis que el tiempo, está medido para vosotros.
25 En este día, ha sido recibido aquel que viene por primera vez, aquel que tan solo había escuchado de mis labriegos, a cerca del tiempo en que se encuentra la humanidad; pero ahora que ha venido, a sentido, reconoce su espíritu grandemente y se prestó a asistir y escuchar la palabra del Maestro, en los últimos instantes que va a quedar esta palabra latente en unos y en otros, grabada en lo más profundo de su corazón y conciencia; y así, quedará cerrada, cual broche de oro, la herencia del creador, la herencia del Padre para el hijo; ahora que está alumbrando el sexto candelero, en verdad, para que vosotros estéis en representación de los demás, de aquellas eras, de aquellas etapas, desde el Primer Sello hasta el Sexto Sello.
26 Allí, en el Sexto Sello, vais cumpliendo la voluntad, vais sabiendo hacer el sacrificio en vuestro espíritu, teniendo la fe, poniendo en práctica la Ley, sintiendo en lo más profundo de vuestro corazón el amor, para que después sintáis el calor, el fuego del Espíritu Santo, en toda potestad; emanada directamente del Padre, cuando así sea de lleno el Séptimo Sello y alumbre para toda la humanidad, para todo el universo, el conjunto, los siete candeleros.
27 Son los tiempos de juicio, ¡oh, mi pueblo! Y por esta causa, habrá confusión en unos, pero en aquellos que mediten para que sepan retener la luz de la Verdad del Padre, del Maestro en este tiempo, comprenderán y harán comprender a sus hermanos.
28 Por eso, al finalizar mi estancia entre vosotros por medio del entendimiento humano, os entregaré lecciones que no han sido brotadas a través de los ruiseñores, para que no quede alguna duda en vosotros, para cuando se acerquen aun vuestros mismos hermanos de mi pueblo, sepáis contestar, sepáis decirles conforme a mi verdad; y si por un instante, la imperfección de los ruiseñores no fuese suficiente para hacer brotar a través de ellos, mi voluntad; yo os seguiré enseñando las lecciones de Espíritu a espíritu, después del año 1950;y vosotros así, os levantaréis en cumplimiento a mi verdad.
29 Por eso, en este tiempo, en que ha sido mi voluntad, ¡oh mis discípulos amados! ¡Oh pueblo bendito de Israel de todos los tiempos, que dais un paso más dentro de la espiritualidad en el peldaño que os va elevando hacia el infinito, para que sepáis y conozcáis el camino del espíritu, que es el que a vosotros os pertenece; porque en todos los tiempos habéis encontrado el pan perecedero, el vino perecedero que alimenta vuestra materia; pero el pan, de que estaba necesitado vuestro espíritu, es la luz, es el amor; porque de ello, se alimentó vuestro espíritu, que es eterno, como eterno es su creador.
30 Por eso, en este tiempo, para que no perezca vuestro espíritu, para que no sea después arrebatado como hojarasca por doquiera de los planos espirituales, ha sido menester venir a entregaros a través del entendimiento humano, el alimento que corresponde a vuestro espíritu, para que se levante fuerte una vez más, para que se levante lleno de ahínco y haga dominar a su envoltura, que la doblegue y camine conforme al espíritu.
31 En esos dos tiempos, ¡oh mi pueblo! No había sido de lleno la enseñanza en vuestro espíritu, porque no la habríais comprendido. Había sido necesario que conociese la primer a lección en aquella etapa manifestada por el Padre, la segunda por el Hijo, el Verbo del Padre; y en esta tercera, grandemente por el Espíritu Santo, el espíritu divino del mismo Padre, para que así os levantarais espiritualizado y escuchaseis una vez más a plenitud de verdad, en que sois hechos a imagen y semejanza del creador, en vuestro espíritu y para que comprendieseis estas revelaciones espiritualmente. Por eso también, vine a mover la materia aparente de Jesús, para que comprendieseis y tomaseis el ejemplo, primero cual hombre, de que sois a imagen y semejanza de vuestro creador.
32 Y así, han de pasar los tiempos. Por un instante, la misma humanidad se befará de lo que voy a dejaros como heredad, como tercer testamento, como en verdad, la tercera oportunidad y última para vuestro espíritu, para vuestros hermanos y para toda la humanidad, de caminar en el sendero recto que habían perdido, en ese camino que habían dejado en el olvido tiempo ha, y que ahora el Maestro, ha venido a desempolvar para que nuevamente lo vayáis comprendiendo; y nuevamente caminéis paso a paso, con paso firme, y lo podáis transitar, hasta llegar al final de él.
33 Está acercándose el final de vuestro peregrinaje a través de la tierra. Ya sois el peregrino que se encuentra cansado, abatido y triste, el que se encuentra hambriento, el cual se encuentra lastimada su planta, de tanto caminar por doquiera y de tropezar en los pedruscos. Sois el caminante que por doquier ha tocado la puerta para pedir de comer; y en verdad, os han dado el pan para vos, pero ese pan, no ha mitigado vuestra hambre y esa agua, tampoco ha mitigado vuestra sed.
34 Por eso, se encuentra vuestro espíritu cansado; porque habéis caminado por doquiera de las sectas y religiones y no habéis encontrado el pan que diera vida a vuestro espíritu, que lo levantara y le llenara de fortaleza una vez más, para que dominara y doblegara la envoltura y la levantase en el camino; pero ahora, que habéis encontrado la sombra del árbol frondoso y habéis visto manar el agua cristalina, allí habéis tomado de ese fruto y habéis saciado vuestra sed y os habéis sentido fuertes en el camino.
35 Sí, Israel, os habéis acercado en los días en que el Maestro, ha venido y ha preparado el gran banquete, y habéis saboreado ese pan sin levadura, que es traído de los celos, que ha manado del más allá; y que es simbólicamente, cual el maná del Primer Tiempo, cuando anduvisteis perdidos en el desierto; y si ahora, en este tiempo, en que anduvisteis perdido en el desierto de iniquidad, mentira y pecado, habéis encontrado el maná y el camino de perfección, el camino de vuestro espíritu, el que os conduce a vuestro creador; ahora, no os apartéis de él.
36 En estos últimos días de gracia, en que he de manifestarme a través de distintos portavoces, en verdad, os digo: cada uno de ellos, será una lección vosotros, la comprenderéis distinta, pero analizadla, meditadla y allí encontraréis la palabra y la Verdad perfecta del Maestro; en ella, encontraréis la respuesta a todas vuestras preguntas y allí encontraréis también, el calor y el amor que deben manar de vuestro espíritu para vuestros hermanos, para que por doquiera os levantéis y después, vayáis dejando estela de paz y de amor. Así, mi pueblo, el Maestro se levanta y levanta a vuestro espíritu para que le escuchéis y comprendáis, para cuando se acerquen aquellos de vuestros hermanos, no os confundan.
37 Por eso, abrid vuestro corazón y dejad que la palabra quede allí, que eche raíces para que después vaya creciendo más y más esa semilla; y de ella, entreguéis a vuestros hermanos y, cuanto más entreguéis de ella, más será en abundancia en vuestro corazón y aquellos comprenderán y sabrán que vosotros sois y fuisteis aquellos, que escuchasteis la voluntad del Padre, por medio del entendimiento humano y que aprendisteis el camino recto; y que en verdad, ningún hombre sobre el haz de la tierra, había hablado de ese camino; y en cambio ahora, el Maestro, manifestando así su gran amor que tiene para el hijo, ha venido a entregar en este tiempo, ha venido a quitar lo empolvado del camino para que lo contempléis limpio; y veáis que ese camino, ha existido, desde el principio de la creación.
38 El camino que os señala mi enseñanza, ha estado siempre; él parte desde este mundo, hacia el más allá de lo material. Y para caminar, para transitar por este camino, debéis dar vuestros primeros pasos, hoy, que os encontráis en este mundo; para que así, después, cuando vuestro espíritu abandone esa envoltura, prosiga el camino que empezó y no lo pierda y pueda acercarse al Padre.
39 Ese camino del espíritu, es el camino perfecto, ya que ese camino es el Maestro. Por eso, en otro tiempo, os dije: yo soy el camino, la verdad y la vida soy la luz y soy el amor allí está el camino.
40 Seguid transitando, pueblo amado; seguid luchando por cumplir y por comprender, más y más al Maestro. Penetrad más y más de lleno en mi doctrina para que después, abráis vuestro corazón y dejéis que mi doctrina penetre en vosotros, para que después la sintáis grande y entonces conforme a vuestro corazón, así habléis a vuestros hermanos; pero, si no habéis sabido amaros a vos mismo, no sabréis amar a vuestros hermanos; si no habéis sabido perdonaros vos mismo, no podréis tampoco perdonar a vuestros hermanos. Y entonces, ¿cómo vais a ir por doquier, a enseñar lo que el Maestro, os ha dado? ¿Cómo vais a sentir, lo que el Maestro sintió a través de la materia de Jesús, ese dolor, ese amor grande por la humanidad, capaz de dar hasta la última gota de su sangre para enseñarle el camino y para llevarla así por el camino de salvación?
41 El Padre, el Maestro, ya no pedirá sacrificios para vosotros; aquel sacrificio bastó; pero en verdad, sólo pido que vosotros, prosigáis el camino de redención que ha quedado en los hombres de buena voluntad. Por eso en aquel tiempo, Jesús, se levantó y desde el primer paso hasta el último que dio en el gólgota, en verdad, fue de lecciones, de consejos y de ejemplos; para que vosotros, cuando viniese a manifestarse a través del entendimiento humano, comprendieseis bien estas manifestaciones y no dijerais que no contemplabais a vuestro Maestro; sino, ya lo habíais contemplado y porque vuestros hermanos lo contemplaron en otros tiempos, a través de Jesús. Porque, cuántos blasfemos han hablado así, que como Dios, lo sentís; pero en verdad, Jesús el mesías, fue hombre, como vosotros; sintió como vosotros, para que después caminaseis con abnegación y no dijeseis que no os había dado el Maestro, el ejemplo; que no había dado el Padre, el ejemplo perfecto al hijo; que no había dado el amigo, el ejemplo al buen amigo, para que aquel le escuchase.
42 Así transcurrió el tiempo, mi pueblo; y ahora, que este tiempo está siendo de preparación y enseñanza para vosotros, no lo desaprovechéis, ¡oh mi pueblo amado! ¡Oh mis discípulos benditos! Que después, ya no tendréis al mundo espiritual ni al Maestro en esta forma, para pedirle consejo y decirle: ¡Maestro, analízanos lo que no comprendemos; dinos, lo que no hemos comprendido! Porque en verdad mucho os ha enseñado el Maestro; y mucho, os han entregado vuestros hermanos mayores: mi mundo espiritual de luz.
43 Por un instante, después, os vais a confundir. Vais a querer volver a vuestros antiguos caminos, ¡oh mi pueblo! Vais a querer poner vuestras plantas en los umbrales de las sinagogas, buscando lo que no creísteis encontrar aquí; pero en verdad, todo aquel que busque en mi doctrina, encontrará; todo aquel que se acerque a mis lugares preparados, a los que he dejado preparados: al mismo universo, a los campos, a los montes por doquiera que busque al Padre, le encontrará; y si por un instante su imperfección no le hace sentir que el Padre desde el infinito le envía su mirada, cual rayo e inspiración; que se acerque a aquellos que me escucharon y ellos interpretarán lo que el Maestro, el Padre y el Espíritu Santo, desde el infinito os envíe, después de 1950, de Espíritu a espíritu.
44 Desde el principio de la creación, yo bendije a la pareja, al varón y a la mujer; y les uní para que de esa unión, hinchieran el haz de la tierra y la poblarán; desde el principio hasta el fin, así será; y si en las sectas y religiones llevan sus ritos y ceremonias, eso es en cuanto al hombre; pero si me buscáis en cuanto a vuestro creador, yo os entregaré; y cuanto el Padre, creó, yo lo bendigo; y de estas prácticas, grandemente mi mundo espiritual, una vez más os explicará, os dejará sus consejos conforme a mi voluntad; para que vosotros, después os rijáis y así deis oportunidad, deis paso franco a interpretar a la inspiración; porque después si queréis caminar conforme a mi Ley, yo moveré vuestros pasos con la inspiración, moviendo a vuestro espíritu para que vuestra materia se doblegue y camine conforme a la voluntad del espíritu; y así quedará preparado el tiempo, para que después, sea de lleno la era del Espíritu Santo.
45 Encontraréis a vuestros hermanos, a unos aletargados, a otros dando grandes pasos equivocados; pero vosotros, con vuestra preparación con la enseñanza del Maestro, sabréis guiarles, sobréis decirles como buen hermano, el camino recto, el camino que en todos los tiempos ha dejado el Padre, en este mundo.
46 Yo no abandonaré a mi pueblo y estaré con mi pueblo, hasta la consumación de los tiempos; estaré en vuestra misma conciencia, en vuestros mismos pensamientos, cuando sea el pensamiento a imitación y semejanza, tal cual fue creado por el Padre; pero ya no me manifestaré a través del entendimiento humano, porque la oportunidad queda en vosotros, la labor, el trabajo, la tierra fértil ha quedado; y después, será la siembra y vosotros recogeréis la cosecha.
47 Por eso, al final de estos tiempos, he de recoger la cosecha para entregaros nueva; y al final de 1950 recibiréis todo lo que he entregado al pueblo de Israel, desde 1884, para después daros, entregaros y dejaros congraciados con el Padre, para que transitéis por doquiera, según mi voluntad; y después, reciba vuestra cosecha, una por una, pero en el más allá; cuando vuestro espíritu sea llamado al infinito, allí me entregaréis la cosecha, uno a uno; y al reunirse todo el pueblo de Israel: las doce tribus en el más allá, a todos por igual será entregado conforme a la labor desde los primeros tiempos hasta los últimos, porque ésa es mi voluntad.
48 Estando preparado conforme a mi voluntad, ¡oh mi pueblo! El Maestro ha contemplado a sus labriegos y a sus discípulos y al mismo pueblo y el pueblo, a preguntado: después de 1950, ¿qué vamos a hacer? Esa parte, es la que no ha comprendido al Maestro, no han comprendido ni han meditado en las explicaciones, en la ayuda de mi mundo espiritual de luz, para conduciros también; pero en verdad, aquellos que se sepan preparar, aquellos mis profetas de este tiempo, antes de mi partida, contemplarán como han de levantarse mis labriegos después de 1950, conforme a mi voluntad; y os harán saberlo, para que empecéis a prepararos, para que sigáis dando vuestros pasos, dentro de la espiritualidad.
49 Porque ay, ¡ay, de vosotros! ¡Ay, de aquellos! Que después vayan y dobleguen sus plantas ante los símbolos de mis recintos; ¡ay, de aquellos! Que se levanten derramando lágrimas y abrazando a los símbolos, imitando a los idólatras, a aquellos que se encuentran en las sinagogas, adorando imágenes también. ¡Ay de vos, mi pueblo! ¡Ay, de aquellos que no me comprendan! Porque entonces: aquellos, sí se sentirá n cual huérfanos y nuevamente levantarán sus figuras para venir allí y recordar a su Maestro, cuando estaba a través del entendimiento del hombre, no siendo esta mi voluntad.
50 ¡Preparaos, pueblo, levantaos; pero tomad en cuenta la Verdad, que el Maestro, nada os ha de ocultar! Se levantarán del mismo pueblo de Israel. Nuevamente tendrán su cisma. Se levantarán en tres ramas por distintos lugares; pero en verdad, aquellos que se levanten de buena voluntad, yo haré que en ellos perdure la enseñanza y que quede a través de sus hijos hacia sus hijos; y aquellos que se levanten conforme a su libre albedrío, ellos se irán extinguiendo; y nuevamente al final, tan solo quedará el Israel, de todos los tiempos, unificado, conforme a mi voluntad.
51 Hasta este momento y hasta el último instante, que esté a través del entendimiento humano, la unificación, no será; no por la voluntad del Maestro; sino por la reaciedad de mi pueblo. Pero la unificación, yo la haré, cuando el momento sea llegado; y vos, la contemplaréis, ¡oh mi pueblo muy amado! ¡Oh profetas benditos! Y grandemente tributaréis pleitesía a vuestro creador. Esto no es, para que os confundáis; es para que os levantéis, con el ahínco debido, y no deis oído al murmullo; para que os levantéis, conforme mi voluntad y sepáis interpretar el fuego del Espíritu Santo que os rodea, cuando habléis con la buena voluntad en vuestro corazón; y entonces, allí haréis mi voluntad; y no, la vuestra.
52 Por eso os estoy preparando y ha de quedar preparado el mundo entero, por doquiera que os levantéis. Los unos, se levantarán a los campos, por distintos lugares y allí de Espíritu a espíritu, escucharán mi comunicación para manifestarla por un instante a los demás. Van a abandonar los símbolos y por un solo instante de meditación, darán la comprensión, a tanto que les he entregado en todos los tiempos.
53 El tiempo de juicio es, pero yo estaré con vosotros, y con todos, ya que: derramado estoy en toda carne y en todo espíritu. Ha de cumplirse mi palabra de todos los tiempos; el juicio, será en el mundo entero; pero por vuestra preparación, serán menos dolorosas las pruebas para la humanidad, porque hay corazones que el mal, ha enraizado en ellos; y al arrancar, la mala hierba de raíz, el dolor se hace sentir; por eso, sentirán grandemente el dolor.
54 Mas, ¡preparaos, pueblo! Y elevaos en oración, pedid por vuestros hermanos, pedid por toda las naciones; por aquellos que no tienen consuelo, por aquellos que no tienen palabras de aliento, que con su mirada escudriñan el infinito, para ver si contemplan de dónde viene la mano misericordiosa, que venga ayudarles a mitigar su dolor.
55 En vos, pueblo de Israel, tiempo ha, que he puesto la llave del reino de los celos; y por vos, deben encontrarlo todos aquellos. Vos responderéis de toda la humanidad, en vuestras manos está, que les abráis el reino a vuestros hermanos, para que penetren y después, penetréis vosotros.
56 En vos, ¡oh mi pueblo amado! Poso el universo, la humanidad, como en todos los tiempos; porque habéis sido en verdad, el Israel, el fuerte, el privilegiado de todos los tiempos; y el que más ha alabado al Maestro, al Padre, a su creador. Pero ahora, en este Tercer Tiempo, valiéndome de distintos portavoces, de vuestro lenguaje más sencillo para que comprendáis estas lecciones, de vos, depende la salvación de vuestros hermanos; y si no ponéis en práctica, los dones que tenéis y la misión que pesa en vuestro espíritu; de ello, habréis de responder ante el Padre; pero vuestros hermanos, han de encontrar el camino recto de mi luz, porque ésa es mi voluntad.
57 En este día, ¡oh labriegos! A aquellos que se han elevado hasta mi solio, yo les entrego lo que me han pedido. Yo entrego de Espíritu a espíritu, lo que estos corazones han pedido al Maestro; a aquellos corazones que han venido y que la mirada perspicaz del Maestro, contempla; yo les acaricio y les he entregado, a cada uno, conforme ha sido mi voluntad; he ido depositando en cada corazón, en cada entendimiento, lo que me ha pedido en este día de gracia.
58 Por medio de mi enseñanza, a través de mi palabra, va la esencia, va la luz, va la Verdad. Dejad que penetre en lo más profundo de vuestro corazón, dejad que quede grabada allí; para que después, al latir ante la Verdad, ese corazón, despierte a la conciencia; y allí, escuchéis a vuestro creador, escuchéis la voz celestial que os señala el camino perfecto; para que así, podáis transitar por todos los caminos entregando conforme a la caridad, conforme a las virtudes que he dejado cual vestidura blanca en vuestro espíritu.
59 En este instante, antes de partir mi rayo universal. ¡Elevaos en oración, oh discípulos! A imitación de aquellos momentos, cuando os llevé a las laderas de la montaña en comunión con la naturaleza para que elevarais vuestra oración limpia, de espíritu a Espíritu, ante el Padre; sin tener ante vosotros, ninguna imagen, ningún símbolo; sino tan solo, elevando vuestro espíritu de buena voluntad hacia el Padre. En este instante, preparaos, pueblo, que una vez más el Maestro, va a elevar vuestro espíritu, para enseñaros a orar; y después, vosotros, enseñéis a vuestros hermanos.
60 ¡Benditos seáis, que vais aprendiendo a dar vuestros primeros pasos por el camino del espíritu, para elevaros, para apartaros de todo estado mundanal, para dejar por unos instantes a vuestra envoltura, dejar en el mundo lo que pertenece al mundo y elevar lo que pertenece a la divinidad! ¡Bendito seáis!
61 Si por un instante, mi pueblo, os pusieseis a meditar lo que en este momento habéis hecho; en verdad, tendríais una lección que duraría toda vuestra vida material y la llevaríais consigo en vuestra vida espiritual; pero el Maestro, tan solo viene a despertar a cada uno de vosotros, para que pongáis en práctica los dones y paso a paso, vayáis aprendiendo: quién sois, quién habéis sido y quién seréis para que sepáis y comprendáis: cuál es vuestro origen, por qué os encontráis en este valle material y en dónde os encontraréis después.
62 Porque así ha sido la creación: perfecta porque perfecto es su creador. Mas conforme vayáis evolucionando, conforme vayáis dejando desenvolver los dones en vuestro espíritu, iréis comprendiendo la grandeza de vuestro creador; y cuanto más vayáis comprendiendo su grandeza, iréis contemplando cuán pequeños sois ante vuestro creador y cuán grande os habéis creído en todos los tiempos; para que sepáis en verdad, que el Padre, ha adornado vuestro espíritu, con la virtud de la humildad; para que con esa humildad, siendo pequeños, os acerquéis al Padre; y el Padre, os estrechará en sus brazos en el infinito, en el más allá y vayáis a recrearos con él, por una eternidad.
63 A aquellos corazones que han juzgado mi doctrina, conforme a los hombres; yo les entrego en su espíritu, aparto la venda de oscuridad, les entrego la luz y dejo que penetre hasta lo más recóndito de su ser; para que así, sientan en lo más profundo de su corazón, una palabra de consuelo y de alivio, porque también soy el doctor de los doctores.
64 Yo, vengo a manifestarme en distintas formas: como maestro, como doctor, como amigo, como consejero, como aquel que viene a enjugar las lágrimas de las mujeres sufrientes, de los ancianos que han probado la amargura en todo el camino de la vida; vengo a depositar en sus labios, la leche y la miel.
65 Vengo a acariciar a todos, porque en verdad, aún les contemplo como aquellos niños que en el Segundo Tiempo, se acercaron a mí; os contemplo como a ellos, porque en verdad, sois pequeños todavía; sois cual niños, que el Maestro, se deja rodear de vosotros, porque entre vosotros, estuvo el rey del reino celestial; y ese reino celestial, os pertenece; si pertenece a vosotros, buscad el camino; mas, haceos como niños, sed puro, inmaculado, para que así podáis penetrar en mi reino, y disfrutéis, de mi regazo celestial. .
66 Mas, hay un corazón, que me dice: Maestro, ¿cómo voy a ser puro, si he contemplado doquiera de este mundo, grandes iniquidades? Yo, le digo: dad al mundo, lo que es del mundo; y dad al Maestro, al Padre, lo que es del Padre. Dad a Dios, lo que es de Dios y la paz, será entre vosotros.
67 En este día de gracia, yo os he entregado, conforme a vuestra preparación; conforme habéis estado dispuestos a recibir, conforme fue mi voluntad. ¡Levantaos! ¡Preparaos! Y si vienen los tiempos que por vuestra tradición, rememoráis otra paz, conmemoraréis en verdad, los acontecimientos; pero conmemoradlos con humildad, muy dentro de vuestro corazón.
68 Daos cuenta de los ejemplos que dejó el Maestro, en el Segundo Tiempo; que no vino buscando, los palacios ni el pedrerío; que nació en un rincón lejos de las grandes ciudades, apartado y alejado de los grandes reyes y señores, viniendo a buscar tan solo aquellos corazones limpios, aquellos en verdad, que no ambicionaban los grandes tesoros y las grandezas de las riquezas materiales, que tan solo vivían conformes con lo que era la voluntad del Padre, que estaban en comunión con la naturaleza y elevaban sus pupilas al infinito para esperar la lluvia y recoger de la tierra, la semilla y su alimento; de aquellos, que esperaban la bendición del Padre, para que sus animales se reprodujeran y encontraran allí el alimento; ellos, tenían fe y esperanza en su creador, porque contemplaban las aves del cielo, que no tenían chozas ni sembraban y todo lo tenían.
69 Pero si así vine a nacer, entre los pobres, es porque así lo merecían; la nobleza que había en ellos, fue el lecho que me prepararon, fue el recibimiento que le hicieron al Verbo del Padre, a través de la envoltura de Jesús; y ahora, en este tiempo, para el final de mi partida, pueblo, preparadme esa choza en vos mismo, apartad de lleno todo lo que pueda manchar a vuestro alma y confundir a vuestro espíritu y dejad al mundo, lo que es del mundo; y preparadme en vos, ya no un pesebre material, ahora preparadme vuestro corazón; ese corazón, que hacéis latir para el mundo, hacedlo latir para el Padre por igual, para vuestro creador; para que nuevamente, convertido en pequeño, venga a morar después de 1950, en vuestro corazón y allí le hable a vuestra conciencia; para que después, por vuestros labios, hable a vuestros hermanos y les enseñe, lo que ellos, no han comprendido; para que les descubra lo que ellos no han visto, porque se han encontrado ciegos por un instante a las señales de la Verdad; y si ellos, se han levantado en sus tronos, ¡que abandonen sus tronos! Y lleguen al camino más perfecto: a la humildad que dejen que la humildad, engalane de lleno su espíritu, que es al que el Padre, viene buscando; ya que no viene buscando, ropajes de gran señor; viene buscando: el gran ropaje de las virtudes que adornan a todo espíritu.
70 ¡Llevad consigo, pueblo amado, lo que habéis pedido! En este alba bendita de gracia, he sido con vosotros. Recordad las distintas lecciones de mi enseñanza; y entresacad de ellas, lo que os corresponde; ponedlas en práctica y seguid el camino que os estoy dejando descubierto en este Tercer Tiempo.
71 Pueblo, por vosotros, entrego a aquellos, que se encuentran en lejanas comarcas y naciones. Al ascender mi Espíritu, formadle valla, que en esa valla, seáis acompañado del rayo del Padre, hasta el infinito, convertida en oración, por todo aquello que le pide vuestro corazón. ¡Adiós, pueblo muy amado.
¡Mi paz, quede con vosotros!
89. Cátedra de Navidad
Sábado 24 de diciembre de 1949
1 La paz de mi Espíritu, sea con el pueblo de Israel y con el mundo entero. Mi rayo divino, comunicado por el entendimiento humano, habla en esta alba de gracia al pueblo escogido, a la humanidad que me ha creído, al mundo espiritual también que viene en busca de la esencia de mi palabra.
2 Yo, el Maestro, me aposento entre vosotros. Yo os bendigo en mi nombre divino. Yo os doy mi perdón. Mi Espíritu de Padre, os contempla orando; preparado vuestro espíritu, pidiéndome por el mundo, intercediendo por los pueblos de la tierra, rogando por la paz, por la comprensión y espiritualidad de la humanidad.
3 ¡Bienvenido seáis, porción de mi pueblo de Israel, que vais comprendiendo vuestra misión entre la humanidad! Que sabéis que no habéis venido a la tierra, para tomar de ella y alimentaros con los frutos de materialidad.
4 Ha venido vuestro espíritu, a cumplir una misión que yo os he confiado. Estáis vestido con mi gracia; mi fortaleza y mi potestad, es con vosotros. Yo os he hecho semejantes a mí. Vosotros tenéis la potestad, la pureza y las virtudes de los ángeles.
5 ¡Reconoceos a vos mismo! Sabéis que sois mi hijo muy amado, que yo os he preparado para que podáis desempeñar la misión a través de vuestra jornada; que habéis venido, a preparar vuestro camino, para penetrar en la luz de mi Espíritu después de la jornada, de la gran lucha, de las vicisitudes y las pruebas de la vida humana.
6 Sabéis, pueblo de Israel, que vais siguiéndome, que lleváis vuestra cruz de cumplimiento, pero que yo os conduzco a puerto seguro; que vuestros trabajos y vuestras lágrimas, no serán infructuosos, puesto que todo sufrimiento, llevado con paciencia y con amor, dejará en vosotros paz y frutos óptimos para la salvación de vuestro espíritu.
7 Hoy, celebráis una conmemoración. Un año más, pesa sobre vosotros. Yo os bendigo. Recordáis la venida del Verbo, su nacimiento en vuestro mundo. Veneráis todos las vicisitudes y cosas relacionadas con aquel acontecimiento sublime; bendecís mi obra, me dais gracias por haberos revelado tantas lecciones en este Tercer Tiempo.
8 Yo os he llamado: trinitarios os he dicho, que habéis venido en los tres Tiempos, que habéis habitado la tierra, dentro de la primer a era, en los instantes del Primer Tiempo en que Jehová, mostró a su pueblo escogido la Ley en el monte Sinaí; que habéis habitado la tierra, en la Segunda Era; en que Cristo, hubo tomado carne para habitar entre vosotros, en el Segundo Tiempo; y hoy, habitáis en el inicio de la Tercera Era, en el Tercer Tiempo, en que mi Espíritu se comunica con vosotros; y en que os doy mi palabra. Tres eras, con tres Tiempos de comunicación divina, que han pasado sobre vuestro espíritu; y en los cuales, habéis recogido los frutos de vuestra lucha.
9 Yo, el Maestro de maestros, estoy con vosotros. Os he preparado el camino para que no tropecéis; os he anunciado, las pruebas; os he dicho cómo habéis de caminar, para llegar al final de la jornada.
10 Y en estos instantes, mi pueblo, en que presta está a terminar la comunicación de mi espíritu divino con el hombre, llenos de temor os encontráis. Sabéis muy bien, que los instantes son solemnes; sabéis que unas albas más transcurrirán y llegará entre vosotros, el último año: 1950 en que he de hablaros, en que he de dejar escrita mi enseñanza entre vosotros, para la humanidad de la Tercera Era en la tierra.
11 Yo espero vuestra preparación. Yo, Cristo, el Maestro de maestros, os invito una vez más a orar y a velar; a convertiros en manto y en bálsamo, para sanar y cubrir a este mundo y librarle de los grandes peligros.
12 Sois vos, Israel, el que vela por la humanidad; sois los elegidos de mi pueblo, es vuestra lámpara la que se encuentra ardiendo en el santuario, mientras la humanidad se encuentra ciega; en este Tercer Tiempo, en que la humanidad camina sin rumbo y no sabe como buscarme; vos oráis, vos veláis, pueblo, y hacéis méritos para contrarrestar los pecados del mundo.
13 Yo os digo, en verdad: multiplicad vuestro esfuerzo; si es menester, llegad al sacrificio si vuestro cáliz es amargo, sed paciente y confiad en mí. Mirad, pueblo, que vosotros, sois mis discípulos, que vos habéis de imitarme en el camino, pues tenéis en vuestra mano mi enseñanza.
14 Vos, mi pueblo, sabéis lo que pudo padecer Jesús, en el Segundo Tiempo por amor a la humanidad; vos sabéis cuál es el precio, con que pude rescataros; vos sabéis cómo derramé mi amor, mi enseñanza, cómo sufrí la incredulidad de la humanidad, cómo pude inclinar la cerviz y aceptar el cáliz de amargura; vos sabéis, pueblo, todo lo que Cristo, todo lo que el Verbo encarnado, os dijo en el Segundo Tiempo y lo que el Espíritu Santo en este Tercer Tiempo, os ha revelado.
15 Entonces, si habéis creído, si vuestra fe es grande: ¡apurad la prueba! Pasad lleno de fortaleza por todas las vicisitudes amargas; no sintáis tropezar vuestra planta; ¡levantad vuestro espíritu, siempre fuerte!
16 Vos sabéis conversar conmigo y yo os inspiro siempre. Por eso, os digo, pueblo de Israel: ¡vivid en comunión con vuestro Padre!; ¡dejad que vuestro destino se cumpla! Vuestro destino de sacrificio, vuestro destino de apóstol; dejad que mi palabra de este Tercer Tiempo, sea reconocida por vuestras obras.
17 Sed el discípulo manso, sed el prudente, sed el paciente; cumplid ante vos mismo, para que vuestra conciencia esté en paz; cumplid a la divinidad, para que podáis sentir mis bendiciones y caridades.
18 Yo estoy presto a derramar mi fortaleza y mis prodigios, en cada uno de mis discípulos; pues si vos dais testimonio de mí, ¿cómo no he de dar testimonio de vos, que sois mi discípulo amado? ¿Cómo he de abandonaros en la prueba? ¿Cómo he de arrojaros al abismo, si sois el hijo muy amado?
19 Sin embargo, sí debéis saber que estáis sujeto a pruebas, que vuestra misión es muy delicada, que no podéis salir del camino; y el camino, es estrecho.
20 Entonces, pueblo, llevad mi enseñanza en vos mismo, llevad mi ejemplo; y esta señal, con la cual yo os he distinguido, llevadla por siempre; es mi señal de luz y de amor, y en todos los tiempos, ha estado en vos mismo.
21 Yo he derramado mi Espíritu en vos, mientras otros pueblos de la tierra, ignoran mi advenimiento, del Tercer Tiempo; mientras ellos se debaten y desesperan, en la espera de mi llegada; vos sabéis que estoy con vos, que os doy mi palabra y mi aliento, que os consuelo en vuestras aflicciones, pueblo; que os abro el camino y os señalo en el horizonte, el final de la jornada.
22 Mientras otros, buscan ansiosamente las señales dadas, buscan en los libros que nombran sagrados, las escrituras de los profetas; buscan en las profecías, mis palabras divinas, para saber si es llegado el tiempo, en que el Maestro de maestros descienda una vez más entre la humanidad para darle la ayuda; muchos, saben que la hora de prueba ya es en ellos, saben que el rigor de la justicia, es en la humanidad, que su prueba ha llegado al límite; y ellos, me buscan, me esperan, me sienten.
23 Sin embargo, llegará el momento cuando esos espíritus lleguen a mí, para escuchar mi palabra; pues, en verdad, os digo: cada una de las distintas naciones en corto tiempo transpondrán los umbrales de su nación y pisarán esta tierra bendita; llegarán hasta vosotros, para estrecharos; llegarán hasta vosotros, para bendeciros; porque vos, pueblo, habéis sido el escogido, mas ellos también serán elegidos.
24 Este privilegio que he derramado en vos, mi pueblo, alcanzará a aquellos, alcanzará a toda la humanidad por los méritos que Israel, hiciere en este tiempo; pues vos, no sois más que aquellos; mas, sí habéis sido el primer o en tener esta revelación.
25 Todo el mundo sabrá de mi tercer advenimiento; todas las naciones se estremecerán, cuando conozcan la buena nueva y el tiempo en que yo he podido llegar entre vosotros, para hablar y la fecha en que terminó esta etapa. Dejad en mí estos acontecimientos. Yo moveré los corazones. Yo enviaré a los ángeles, a dar la buena nueva en todas las naciones. Vosotros, les seguiréis; hablaréis, en verdad, y diréis lo que habéis visto y lo que habéis oído.
26 Vuestras palabras serán como una aparición, será la gran revelación que yo envíe por vuestro conducto; y así como en el Segundo Tiempo, los pastores y los reyes, pudieron maravillarse al contemplar la humildad del nacimiento de Jesús; también en esta era, las naciones han de sorprenderse, al contemplar, que vosotros sois humildes y que en vosotros yo he derramado mi esencia y mi doctrina.
27 En esta era va a levantarse la fe, pueblo; pues grandes acontecimientos, señales y anuncios, voy a dar a la humanidad. Los niños hablarán de mí; los ancianos, ya en los umbrales de la vida espiritual, también hablarán de revelaciones desconocidas.
28 Se acerca el momento en que esta obra espiritualista, ha de desatarse; en que ha de encenderse, en todos los corazones, la luz de la fe; en que el mundo, pondrá en práctica esta doctrina; y después, de haber sido materialista, después de haber creído tan solo en lo que palpa y toca, se volverá espiritualizado, sabrá mirarme con la vista del espíritu preparado, me buscará, hará méritos para encontrarme en Espíritu y verdad.
29 Yo vendré presto a visitaros espiritualmente, porque mi reino estableceré en este mundo. Yo estoy preparándolo; mientras el mundo duerme, el Maestro trabaja; mientras los corazones de los hombres, ponen sus miradas en las obras humanas, mientras aspiran tan solo alcanzar las ciencias humanas y el poder de la tierra; yo, trabajo con el espíritu del hombre. Yo, Cristo, le abro un mejor horizonte a cada ser humano, yo les preparo el camino para cada una de las plantas que han de seguirme en corto instante, pues he venido una vez más a la humanidad para rescatarle.
30 Y esta obra, pueblo, que todavía contempláis pequeña, porque no habías sabido penetrar en ella, pronto la contemplaréis grande, envolviendo a todo el mundo, despertando a todos los espíritus, llevando esperanza y fe, a todos los corazones; abriendo el gran libro de la vida, para la nueva vida de todos los hombres.
31 Sí, mi pueblo, vos habéis sido el primero en recibir mi palabra; y por vuestro conducto, aquellos serán doctrinados. Yo os seguiré doctrinando, inspirando y derramando mi palabra y profecías por vuestro conducto, después de 1950, cuando mi rayo universal ya no descienda a pasar a través del entendimiento humano; solamente la inspiración divina, fluirá en todos los cerebros; inspiraré a todos los corazones afines a mi amor; será mi amor, pueblo, será mi caridad, la que ha de aposentarse en todos mis hijos.
32 Pueblo, en esta alba bendita de gracia, orad y velad por el mundo. Vosotros estáis a salvo, vosotros sabéis que estáis comunicándoos con vuestro Dios. La paz de mi Espíritu, invade vuestros espíritus, sabéis que ante mi, desaparecen vuestros sufrimientos; vuestros sinsabores se hacen pequeños; mi palabra y mi presencia, es alegría y consuelo para vosotros; pero hay un mundo, hay muchas naciones que padecen, mi pueblo; y vosotros, no conocéis la opresión, no conocéis el rigor de la justicia, no sabéis lo que es el hambre, la peste, la muerte y la destrucción.
33 Vos, mi pueblo, no sabéis lo que atraviesan en estos instantes vuestros hermanos; y aún dentro de estas grandes pruebas, brilla para unos la esperanza, saben que Dios, no les abandona, saben que un día pasará esa prueba y volverá a brillar la luz para ellos; que un nuevo día, aparecerá, después de la tempestad; después de la noche en que han vivido, la luz de la aurora espiritual, brillará para ellos; pero es menester fortalecerles en la presente era, para que no desespere el espíritu, para que sepa el corazón serenarse; pues yo, en cortos instantes, les daré anuncios; les prometeré, para más tarde, cumplirles mi promesa.
34 Vuestro Dios, quiere de vosotros un nuevo mundo; quiere que la humanidad enmiende su corazón, se rija por mi Ley divina, tenga una nueva norma de vida, modere sus costumbres, finque su paz, su alegría y su amor, en amarme y en amarse los unos a los otros.
35 ésta es la Ley que he dado a la humanidad desde el principio de los tiempos: la Ley de amor, de igualdad, la Ley de espiritualidad también; y a través de los tiempos, puedo contemplar que la humanidad se ha alejado del principio, de lo que le está señalado en sí misma, de la voz que a cada instante le habla en su conciencia.
36 El mundo, ha desviado sus pasos, se ha dejado seducir por las tentaciones, ha flaqueado la carne; y el espíritu, se ha envuelto en las tinieblas y ha forjado un mundo lleno de confusiones y de dolor y hoy, apura su cáliz de dolor; hoy, saborea los frutos que él mismo sembró en el principio de los tiempos, mas esa jornada, va a concluir; y después de este tiempo de prueba, después de la conmoción que viva el mundo; yo, estableceré la paz y daré una vez más en las manos de los hombres, la Ley; y les diré una vez más: ¡sea la paz entre los hombres de buena voluntad!
37 Pueblo de Israel: llevad impresas mis palabras, todo lo que os he dicho hasta este instante, ¡sea en vos mismo! Viva en vos, mi palabra, a cada instante conmueva vuestro corazón; pues yo os doy pruebas a cada instante, para que desempeñéis vuestra delicada misión y no durmáis.
38 ¡Pueblo, sed el discípulo que viva alerta, aquel que tenga encendida su lámpara, aquél que pueda dar luz a los demás!
39 Yo he iluminado vuestra vida, pueblo; os he dado mi gracia, para que vosotros participéis de esta gracia, a la humanidad; os he dado: el bálsamo, la paz, la luz y la fortaleza perpetuas.
40 Mas vos, a cada instante me pedís por la humanidad, me decís: “¡Maestro, consuélala! ¡Padre, prepara al corazón que va a partir, sana y bendice los hogares! Y el Maestro, os dice: esta potestad, la he dado a vos, mi pueblo., vosotros, podéis sanar y consolar en mi nombre, con la misma gracia y perfección con que yo sano y bendigo; ya que ésta es vuestra potestad, pueblo amado.
41 Si no habéis llegado todavía a comprender vuestros dones y gracias, es porque todavía no os habéis espiritualizado, porque no se ha levantado vuestro espíritu al cumplimiento, porque todavía tenéis en la tierra, ataduras, que os impiden venir en pos de mí; todavía no os cubre la vestidura de humildad, todavía no sabéis doblegar vuestra cerviz, todavía no sabéis perdonar a vuestros hermanos, mas estáis en el camino de la enseñanza y de la práctica.
42 El Maestro está delante de vosotros, dándoos ejemplo, hablando, preparando todos los acontecimientos. Por tanto, os digo: practicad, orad, y velad y contemplaréis en vuestro derredor, una nueva vida, un ambiente de fortaleza, de energía, de vida y de paz.
43 Si de estos dones, os he llenado; si vosotros, sois los poseedores de ellos, ¿por qué os sentís débiles por instantes? Dejad que ese mundo, que no me ha oído, flaquee. Dejad que él dude; pero vosotros, no dudéis ni flaqueéis. Mirad al fondo de vosotros mismos, contemplad la heredad que os he dejado; y entonces, si creéis en mi palabra, ¡haced prodigios!
44 Vuestro pensamiento y oración, son armas de gran valor que os he dado. ¡Ejercitad la oración día por día, mi pueblo! ¡Velad por el cumplimiento de vosotros mismos ¡velad por todo lo que yo os he confiado!
45 La porción que os he dado, está a vuestros cuidados. No solamente vuestros hijos, no sólo vuestros parientes, aun los que no tienen sangre de vuestra sangre, os los he confiado, para que les guiéis, para que seáis luz en su sendero.
46 ¡Dejad que brille la antorcha de fe, que os he dado! ¡Dejad que sea la luz a vuestro paso! Pues yo, el Maestro de maestros, os he enseñado a hacer todo esto.
47 ¡No sea un desierto vuestra vida, no haya esterilidad en vuestras obras! No lucháis en vano, pueblo. Si no hubiese simiente de amor, en vuestro sendero; si no hubiese buena voluntad ni fe, ¿qué podríais sembrar? ¿Qué podríais hacer provechoso en el camino? Es menester que se levante vuestro espíritu y lo hagáis todo por bien, por servir a la humanidad, por cumplir con la Ley, por salvar a vuestro propio espíritu.
48 Yo preparo en esta alba de gracia, a la niñez bendita; y por su inocencia, ¡sean salvos los pueblos. ¡Sean atadas, por un instante, las tentaciones! ¡Haya amor en los corazones y haya espiritualidad también!
49 Es el instante de orar; y prepararse, para recibir la palabra del juez. Todos los corazones, serán juzgados; todos los espíritus, serán sometidos a este mismo juicio; los que me conocen, los que no me han oído y los que ha mucho tiempo se han apartado del camino recto, todos serán juzgados por la voz, por mi espíritu divino.
50 Y en ese instante, pueblo, vos Israel, estaréis velando, estaréis orando y habréis reunido todos vuestros actos buenos, me haréis presente vuestra lucha. En este año, me haréis presente vuestros corazones; y yo, miraré en ellos y también, determinaré en cada uno de vosotros.
51 Yo os digo, en verdad: no me temáis como juez; antes buscadme como Padre. No quiero contemplar, a la humanidad, como a un reo. No, Israel: quiero contemplarla como a mi hijo, quiero sentarla a mi diestra, quiero darle a comer los mejores frutos; quiero, pueblo, que en ese último año de la presencia de mi palabra entre vosotros, la humanidad pueda lavarse y perfeccionarse, pueda orar y espiritualizarse.
52 Quiero que caiga de la humanidad, toda vestidura de fanatismo, todo falso conocimiento, toda ignorancia; y el mundo espiritual, que está al servicio de la humanidad, trabaje en ese tiempo para convertir a la Verdad a la humanidad, para ablandar el duro corazón, para preparar su entendimiento y así pueda recibir la buena nueva de mi tercer testamento.
53 Vos estaréis unido a mi mundo espiritual, trabajando al compás de él; y así como ese mundo de espíritus emancipados, que me aman y sirven a la humanidad por amor a mí, también podáis vos, pueblo, llevar mi luz a los corazones.
54 Esperad, preparado estos días. Llevad impreso en vos mismo, el recuerdo y la memoria del nacimiento de Jesús, en el Segundo Tiempo. Considerad, pueblo, el amor de mi Espíritu para la humanidad, mi obra de todos los tiempos, el perfeccionamiento de ella, el ejemplo que pude daros en Jesús, su mansedumbre y humildad, su amor y caridad. Jesús fue el hombre perfecto, pueblo, mas el Espíritu que le animaba, fue mi Espíritu, el espíritu divino; pues vos, habéis dicho y es verdad: Dios se hizo hombre y habitó entre los hombres.
55 Sí, pueblo, por amor a vos, pude limitarme en la materialidad de Jesús, os di ejemplo desde el nacimiento hasta la muerte en ese cuerpo; y en todos sus actos, pude enseñaros cómo se nace, se sirve, se lucha y se muere también por amor. Este amor, os envuelve siempre, pueblo.
56 Que esta memoria, sea eterna en vuestro espíritu. No solamente al llegar estas albas, consideréis estos acontecimientos: mi pasión y sacrificio sino en todos los días de vuestra vida; pues aquel ejemplo, fue para todos los tiempos, para todos los hombres; y en este Tercer Tiempo, el espíritu divino viene una vez más a unificar a la humanidad, en un solo pensamiento, en un solo amor.
57 Hoy, no solamente los mosaicos, los cristianos y los espiritualistas, conmueven su espíritu; sino los hombres de toda creencia. Aquellos, los primeros, todavía esperan la venida del mesías y el mesías pasó en su tiempo; y ya es el tiempo, del Espíritu Santo; mas ellos siente n en su espíritu, pueblo, que se acerca ya la consumación de los tiempos; en que yo he de darles a conocer, con mi palabra, mis testamentos todos.
58 Yo reuniré en uno solo, mis tres testamentos; formaré con ellos: una sola herencia para la humanidad. Yo la dejaré grabada, en el corazón de todos; y esta herencia, será la salvación de todo espíritu.
59 Presto está el momento, en que sea consumado este Tercer Tiempo, en que yo he de cerrar los labios de estas criaturas por quienes me he comunicado y he alimentado con mi esencia al pueblo de Israel. Mas, después de este tiempo, vendrá un tiempo de preparación y de espiritualidad, se acercará el reino de los celos a la tierra; sentiréis habitar dentro de vosotros, un mundo mejor, que el que conocéis en la tierra; viviréis para el espíritu, pueblo. Viviendo en la tierra, tendréis vuestra mirada puesta en el celo y esperaréis siempre de mí; y de mí, recibiréis.
60 Os comunicaréis conmigo, pueblo; pues yo os doy este privilegio, así como pudieron comunicarse conmigo los profetas, los apóstoles y los grandes espíritus que he enviado a la tierra. Vos escucharéis mi palabra en el fondo de vuestra conciencia y ella os dictará lo que debéis hacer, ella os señalará vuestros deberes, ella también, impedirá, en verdad, el mal paso de vosotros.
61 Voy a detener el avance del mal. Voy a cerrar esa puerta, que se ha abierto ha mucho tiempo y ha invadido la tierra, con su aliento, con su influencia maligna; voy a daros una oportunidad más, mi pueblo. Pero mientras ese tiempo llega, velad y orad, atravesad todavía los últimos momentos de prueba, de lucha y venced a las tentaciones.
62 ¡Venza el espíritu, sobre la carne; venza el bien sobre el mal, en cada uno de vosotros; venza la caridad y el amor espiritual y perfecto, sobre las todas pasiones y sobre el egoísmo humano; si, pueblo, pues vos, sois la simiente del nuevo mundo; vos, sois la generación que estoy preparando y sobre la cual edificaré. Vuestro Dios, se servirá de vos, para llevar a cabo su gran obra entre la humanidad.
63 Padres y madres, que habéis conocido el privilegio de guiar sobre la tierra, a las criaturas benditas que os he confiado: ¡orad por ellas! ¡Preparadlas dentro de mi enseñanza! ¡Infundidles amor y fe, a mi divinidad! Quiero servirme de ellas más tarde, quiero revelarles los cocimientos que pertenecen a ellas.
64 ¡Vos, pueblo, velad! Ofrecedme el fruto de vuestra paciencia, de vuestro sacrificio y resignación; enderezad los pasos que sean torcidos, de ellas; velad por ellas, si son inocentes. Presentadles este mundo y también señaladles a dónde están los peligros, para que ellas, no se acerquen a ellos; pues en esta forma, mi pueblo, yo llevaré a cabo mi gran obra; yo edificaré, yo construiré el nuevo mundo, yo convertiré a los corazones; y las costumbres imperfectas, que encuentre entre la humanidad, serán destruidas. Voy a establecer entre vosotros, un mundo de espiritualidad, de moralidad, de amor y de paz.
65 Yo bendigo en este día a la niñez y a la juventud, y les señalo el camino; sea el mundo espiritual de luz, el encargado de guiar también sus pasos; pues no estáis solos padres de familia; en vuestra ayuda, están los ángeles cust oDios, que yo he enviado en el sendero de cada una de mis criaturas; sean ellos los que velen también por los pasos de esa nueva humanidad; para que así, en corto tiempo, pueda contemplar entre vosotros, el fruto de mi enseñanza y el fruto de vuestro trabajo.
66 Yo os bendeciré, pueblo y en esta alba de gracia. Yo os preparo. Cortos instantes pasarán y vendré una vez más entre vosotros, para recoger la cosecha de todo labriego, de todo aquel que me ha oído y escuchado, de todo aquel que desea amarme y creerme; y entonces, pueblo, por cada simiente que me hagáis presente, yo multiplicaré los bienes y gracias sobre vosotros; y de ellos, participaré también a la humanidad!
67 Yo, en esta alba bendita de gracia, os bendigo; bendigo a todas las naciones de la tierra, a todas las criaturas. Mi Espíritu de Padre, no distingue naciones ni razas; todos son mis hijos, todos han sido formados a imagen y semejanza mía y todos tienen una misión delicada que cumplir en la tierra; y sea en esta alba de gracia, la luz en cada uno de ellos, sea despierta la conciencia; y en estas albas últimas de este año, haya recogimiento, haya reflexión en todos los corazones; y puedan contemplar su obra, la obra de este año, de este tiempo que yo les he confiado para la espiritualidad, para el adelanto; y entonces, puedan hacerme presente su cosecha.
68 ¡Bendito seáis, pueblo, que habéis escuchado mi palabra! Mi amor os envuelve, mi paz también. Habéis vivido en este instante cerca de mí, habéis abandonado este mundo lleno de miserias y dolores, para venir en pos de mi Espíritu; donde encontráis, todas las delicias, toda la paz y toda la alegría. ¡Sea este día bendito, de paz para vosotros!
69 Yo, en esta alba de gracia, dejo una simiente en el corazón de cada uno de vosotros, una esperanza, un aliciente, para que así podáis seguir adelante, llenos de fortaleza. En verdad, el Padre, os mira; el Maestro, también recibe de vosotros, cuanto me hacéis presente.
70 Yo en esta alba os bendigo, os concedo lo que me pedís, todo lo que sea para el bien de vuestro espíritu; y en esta alba de gracia, por vosotros, alcancen todas las criaturas, todos los seres.
71 La orfandad, los hogares desolados, las viudas, los enfermos sin esperanza, los que han perdido a los suyos, los que llevan sobre su espalda las cadenas del trabajo, sean libertados en este instante; sea la paz en todos, sea el consuelo, y un rayo de alegría para todos los corazones; que yo os bendigo, os doy bálsamo; ese bálsamo espiritual que sana todos los males. Yo os envuelvo con mi manto de amor, os doy mi ósculo de paz, humanidad bendita.
72 Y en vos mi pueblo, en vosotros hijos amados derramo mi Espíritu de amor, de caridad, de paz y de comprensión.
¡Israel, la luz de mi Espíritu sea con vos!
90. La natividad de Cristo en su pueblo escogido
Sábado 24 de diciembre de 1949
1 ¡Mi Belén, yo os bendigo en nombre del Padre Celestial! ¡Pueblo bendito de Israel! Yo os bendigo, os recibo y os acaricio, en nombre del amor universal. Universal, porque os amo y os ilumino; porque os alumbro, soy una fuerza viva para vos y os envuelvo con mi presencia llena de luz divina y de sublime majestad, llena de Espíritu viviente que anima todo el universo con su amor.
2 Yo os recibo, pueblo amado, en esta cátedra de nochebuena y recibo las ofrendas de vuestros buenos pensamientos, de vuestras palabras benéficas y de vuestras obras de amor y caridad.
3 ¡Venid conmigo, mi pueblo, a la fiesta del Espíritu! ¡Venid conmigo, a la armonía de la ternura y la bondad! ¡Venid conmigo a saborear el sublime y dulcísimo manjar del amor! De ese amor que viene disipando del mundo, las sombras; enjugando las lágrimas, de este valle de amargura y de tragedia.
4 Está aquí la majestad espiritual y sublime del amor extendiendo sus rayos de claridad para alumbrar la mente de los hombres, y decirles: ¡bienvenidos todos aquellos que busquen al Cristo de Dios! ¡Bienvenidos todos aquellos que busquen al mesías y también todos aquellos que sin buscar, han venido solamente por curiosidad!
5 Noche de alimento que con la luz brillante de la potencia amor os habéis iluminado. Noche maravillosa, noche llena de ambiente sublime. Noche llena de poesía de luz, de verdad, de fuerza del Espíritu Santo. Noche llena de mi Ser, en que parece que los celos alumbran a la tierra y estrechamente con ella están; en que el mensajero de Dios, quiso venir al mundo para acercarse a los hombres y enseñarles la potencia del amor; y sigue enseñando, porque en esta noche no solo bendigo y alumbro a los míos, a los que saben oír y escuchar la cátedra del Verbo de Dios, en esta noche, Cristo bendice la mesa de los pobres; la mesa de aquellos tristes y amargados que en su obscura vida tienen poco tiempo para pensar en las alegrías. Yo bendigo con la inmensidad de mi amor que es inmortal, la mesa de los pobres, la mesa del que sufre.
6 ¡Nochebuena! ¡Nochebuena en el corazón, en el sentimiento y en la voluntad en que florecen los anhelos del hombre! ¡Nochebuena, bendita! Toca todos los pechos y enciende en ellos el fuego divino del amor del Cristo.
7 La luz del redentor está irradiando con vos, para vos y por vos. La luz del redentor os dice: “soy vuestro.” la música de la palabra del Verbo se deja escuchar; llenando este mundo, de notas de ternura en vuestro corazón. ¡Bienvenido seáis, mi pueblo, en noche de fiesta; en noche de amor! ¡Bienvenido seáis!
8 En esta noche en que todo es vida, no diré a vosotros: “dejad a los muertos que entierren a sus muertos” ¡no!; y no diré esta frase porque es noche animada, noche de gloria; es una noche, llena de luces, llena de amor; noche, alumbrada con luz meridiana que llegará hasta el corazón del hombre para despertarle a mejor aurora. Por eso en esta noche, tomaré las liras de los corazones para formar un concierto lleno de ternura, lleno de ¡hosannas al Dios de las alturas y paz a los hombres de la tierra con buena voluntad!
9 Yo os invito a la fiesta verdadera del reino de la Verdad, a la fiesta del reino de la paz, en donde no se habla de muerte porque nada muere; y en donde se habla siempre de vida, porque todo es vida.
10 Os invito, para que escuchando atentamente mi cátedra en vuestra conciencia, la llevéis muy dentro de vos, y no la podáis apartar jamás; y os convirtáis en mi trabajador, en los trabajadores de Cristo, en los verdaderos cristianos, en los cristianos de corazón, de obra y de verdad.
11 En esta noche de verdadera comunión, vos seréis mío y antes que mío, de Dios aunque sea por breves momentos. Y un apóstol mío, dice: ¡por siempre, Maestro! Y repite con voz queda: ¡para siempre!
12 Y yo os digo, en verdad: si el mundo no os llamase con ese ruido; y el torbellino de la existencia humana no os llevase consigo, sí podríais vivir solamente la vida en el alma, la vida del espíritu, sí podríais repetir con alegría esa frase sublime: “por siempre” o “para siempre” pero he aquí que no es posible porque vivís en la materia, en este mundo de la forma; y sois aún, más materia que espíritu. El espíritu en alma sin materia, liberada, si podrá repetir cada instante la frase de este apóstol: “por siempre” pero en la materia no puede cumplir, aunque diga: “por siempre seré de Dios” mientras no se espiritualice lo bastante, en espíritu y en verdad.
13 Y vos, mi pueblo, habéis venido para engrandecer vuestros poderes espirituales. Habéis venido a sublimizaros. ¡Oh Espíritu del hombre, habéis venido a haceros inmortal; morador de la tierra, habéis venido a luchar y vencer! Habéis venido para ser triunfador y no para ser vencido.
14 De cierto os digo: venceréis en todos los planos de la vida, en todas las formas de la carne. Los problemas, las amarguras y las enfermedades, todo venceréis en este mundo y en otros mundos de materia, porque naceréis para vencer y no para ser vencido. Vos seréis siempre el vencedor y así acrecentaréis los poderes del alma, así ampliaréis el poder del pensamiento y sus resplandores y os unificaréis con la armonía poderosa del reino de la paz que es de Dios. Por eso, no os quiero débil. No quiero que os presentéis endeble, ni triste, ni cansado, ni abatido, ni desanimado; yo os quiero, fuerte, grande y digno de la victoria, invencible en la lucha.
15 No vengáis presentando las pequeñeces de vuestras debilidades, de los ¡ayes! De la materia; manifestad la grandeza del espíritu para que gocéis de la dicha verdadera; de esa dicha, que cual el Hijo de Dios, ya os enseñé en el Segundo Tiempo, cuando uniendo mi pensamiento con el pensamiento del santo uno, del Padre Celestial, os dije lo que era dicha, lo que era gloria, lo que es el celo. Todo esto está en la conciencia de aquel que hace la voluntad de Dios.
16 Si vosotros unieseis vuestra conciencia, vuestra mente, vuestra voluntad a la conciencia suprema, a la mente divina, a la voluntad excelsa del Padre Dios, conoceríais la gloria de la que os hablo, conoceríais todas esas dichas que no conocéis porque estáis desarmonizados con la voluntad creativa y suprema y por eso estáis gimiendo en el valle de las sombras y no comprendéis de qué felicidad os hablo y por eso no me creéis y para vosotros, es una quimera cuando os hablo de la gloria; una ilusión, cuando os hablo de la realidad del celo en la conciencia, porque lleváis tragedia en vuestra propia desobediencia, porque lleváis desarmonía en vuestro propio dolor y no sabéis de qué gloria, de qué dicha os hablo en mis cátedras.
17 ¿Sabéis que con la unidad de conciencia, se entra a la gloria? ¡Oh, si vosotros pudieseis aquietar vuestro yo personal, conoceríais los poderes del amor en vos mismo; los atributos celestes que el Padre Dios ha puesto en cada alma. Conoceríais las facultades sublimes, la sabiduría, la conciencia, la voluntad y todos los poderes del espíritu; ya que todas las manifestaciones del espíritu y, todas las facultades del alma, se expresan por el pensamiento y el pensamiento, por la mente humana; puesto que la mente, estando limpia, es la purísima fuente de los pensamientos.
18 Si el pensamiento surge del espíritu a la mente humana; y de la mente, se manifiesta a vuestro mundo; y si todas las facultades espirituales del hombre, se traducen por el pensamiento; limpiad entonces la fuente de vuestra mente, para que sean cristalinos vuestros pensamientos, para que tengan la potencia de la divinidad, para que seáis sublimemente claro, para que seáis grandemente comprensivo.
19 Todas las facultades espirituales llegan al plano de los pensamientos y allí se realizan. Llevad el pensamiento hasta la obra. Si el amor se manifiesta, se manifiesta por el pensamiento. La voluntad, la sabiduría, la conciencia misma, todas las facultades del hombre, se traducirán en el torrente de los pensamientos, sí, en los mismos pensamientos del espíritu.
20 Por eso, mi pueblo, he venido a vos. Belén, vos sois mi rinconcito amado, en vos quiere nacer el Cristo para alumbraros mi Belén humano, mi Belén pecador, mi Belén acuitado, mi Belén caído, el Cristo os levantará. Mi Belén de carne, mi Belén de angustias, el Cristo os dará redención por medio de la palabra espiritual. Vos sois mi Belén, pueblo amado; y en vos, quiero nacer y hacer resplandecer mi luz, la luz del Cristo, la luz sin mácula, la luz purísima del amor divino, para manifestarla con toda su grandeza y su poder en este mundo de los necesitados.
21 Amor divino, ¡oh fuerza poderosa, creadora y conservadora de los mundos! ¡Oh fuerza maravillosa y sublime! Que quiere llegar y entrar en el corazón de los hombres para manifestarse brillantemente en ellos. ¡Amor sublime, amor de espiritualidad! Amor universal que quiere encarnar en los puros y limpios de corazón; pero como no hay puros ni limpios de corazón, yo estoy con mi palabra, preparando pecadores para que ellos se laven y se limpien y puedan ser el Belén espiritual en el que el Cristo luz, el Verbo del amor, nazca, iluminando a la humanidad con los resplandores del santo Espíritu.
22 Pueblo mío, vos sois mi promesa, sois mi Belén, la causa de mi irradiación. Mis ovejitas amadas, mis pequeños parvulitos, vosotros sois mi Belén. Mi Belén que yo pondré en alto; y en el sitial de honor de los redimidos, estarán los pecadores, porque el manifestador del amor hablará la palabra y llegará a los corazones de los hombres.
23 Para el fuego de las pasiones, debéis ser a semejanza de las aguas que lo apagan; y para el fuego sublime del amor, debéis ser llama encendida que alimente la hoguera del amor, de la caridad y de la misericordia, en lo pequeño y en lo grande.
24 Debéis ser: en la caridad, fuego; y en las pasiones, agua. Quien tenga lucidez en el cerebro, que analice lo que el Verbo de Dios dice a los hombres en esta noche, en que florece en el corazón humano, el Belén interior. Sed el agua de la fuente clarísima. Sed el ruiseñor que canta al Dios de las alturas. Tened sed de caridad y misericordia, de la manifestación de la bondad; y apagad esa sed, practicando la bondad.
25 Vosotros, mis trabajadores y vosotros que escucháis esta cátedra y muchas más: tenéis vuestros sentimientos no todos son buenos, ni todos son malos; porque el hombre, en su dualidad, tiene de celo y de tierra, de carne y de espíritu.
26 Tenéis vuestra parte buena y vuestra parte equivocada. Mas, yo tomaré los nobles sentimientos para elevarlos; tomaré vuestra parte emotiva y espiritual, para hacer reaccionar vuestra espiritualidad en la grandeza. Yo seré como una potencia oculta e invisible que mueva y remueva, vuestros sentimientos elevados.
27 Yo soy el artista celeste que sabe pulsar las liras de los corazones. Arte del celo, es el amor. Luz de verdad, es el amor mismo. Y toco los corazones de los hombres en su parte más sensible, en su parte dulce, para elevar sus sentimientos. Y esto, es muy necesario.
28 Hay tanto desconsuelo regado por el mundo que vosotros, aspirantes a cristianos, necesitáis empezar ya vuestra labor, vuestra obra benéfica. Tenéis mucho que hacer en este mundo.
29 A todos aquellos que lloran, que sufren desconsolados, que se sienten desolados, varones, mujeres, niños y ancianos de todas las edades, de todos los colores, a la humanidad entera si fuera posible; a esa humanidad amada, digo lo que hay que hacer: daros los unos a los otros de la fuente exquisita de la ternura y la servicialidad daros de lo sublime y de lo noble, daros amor los unos a los otros, porque en verdad, os digo: que mucho lo vais a necesitar y que ya es tiempo que empecéis.
30 A los pecadores que han caído a los bajos fondos del cieno; a aquellos que no han escuchado y que no han sabido interpretar a los cuatro maestros, necesitáis hablarles con amor y caridad. Necesitáis hacer, de los que llamáis gentes malas; porque así llamáis a mis ovejas descarriadas gentes buenas. Necesitáis buscar la parte dulce y sensitiva de ellas, que con su tragedia escondida y el dolor en el alma, van como peregrinos errantes, como golondrinas viajeras, poniendo su pensamiento en unos y en otros y llenando su corazón de desilusiones y de nuevas amarguras.
31 Tenéis que buscar en cada uno de los desesperados, la parte buena, la parte noble, para descubrirles un rayo de esperanza, para darles un poco de consuelo y hacer buenos, a los que llamáis malos.
32 ¿No sabéis que aquellas flores de fango, que la impiedad de los hombres ha marchitado, que aquellas mujeres amargadas, pueden ser muy dulces, muy comprensivas y muy amorosas? Pero si se manifiestan con la dureza en su rostro, es porque vosotros, habéis hecho de los corderos, lobos; y yo quiero, que de los lobos, hagáis corderos; que surja de esta humanidad, una humanidad nueva y renovada, de mente de fuente limpia.
33 Yo quiero que sepáis interpretar a los cuatro maestros; y entender, el fondo y la esencia, de estas lecciones .
34 El Maestro amor, necesita ser interpretado por los labios y las obras de los seres humanos.
35 El Maestro dolor, también necesita ser bien interpretado y comprendido; y aunque llega en silencio, va buscando siempre a los que huyen del amor.
36 El Maestro tiempo, se manifiesta por sí mismo a través de las vicisitudes, a través de los acontecimientos y manifestaciones de las diferentes naturalezas de la creación.
37 Y la maestra vida, también sabe dar sus lecciones : la maestra vida, es una maestra buena, según sepáis aprovechar la lección: si sabéis encontrar la parte dulce, dulces encontraréis sus frutos y su verdad, dulce la esencia; pero si por el contrario, en todo encontráis amargura y todo lo veis negro, los frutos serán amargos y la lección que aprendáis, ha de costaros muchas lágrimas.
38 La vida, es vuestra madre y vuestra maestra, debéis amarla y aprender de ella con docilidad.
39 Necesitáis saber interpretar todas estas manifestaciones, estos ritmos perfectos, estas armonías sutiles. Necesitáis, saber recibir y dar; y poneros a tono, con vuestros maestros.
40 Mientras comprendéis y aprendéis lo que os digo, necesitáis la palabra elevada que toque vuestros más nobles sentimientos; la palabra amiga de los tristes, que es amiga de la orfandad, que es luz en la mesa de los pobres. Y yo estaré como un hálito suave, dulce y santo, como una luz tenue, bendiciendo la mesa triste de aquellos que no saben, de las satisfacciones de este mundo.
41 Yo soy el Maestro amor, que me manifiesto en todas y en cada una de las virtudes de los hombres. Yo soy el Verbo Divino, que se expresa por medio de la creación. Interpretadme, mi pueblo, yo soy el que os entrega estas lecciones por medio del entendimiento humano, que necesitáis analizar correctamente para ponerlas en práctica; para que así, hagáis siempre obras buenas. Interpretadme, pueblo mío, vos que tenéis la dicha de escuchar mis cátedras, para que más tarde, deis de lo que yo os doy.
42 Yo busco por todos los medios, ser interpretado a plenitud. Hablé por muchos años a los cristianos, a los espiritualistas; y con esos nombres, no logré hacer que los hombres trabajaran. No hice trabajadores activos de los oyentes de mis cátedras; y ahora, tuve que darles una nueva denominación: obreros del bien. Tuve que designarlos con un término nuevo, que el amor lleno de sabiduría, siempre sabe encontrar muchos nombres para despertar a aquellos que duermen en la ante cámara de la muerte, de lo negativo.
43 Mirad, pueblo, “los obreros del bien” son los mismos cristianos, los mismos espiritualistas, no son otros. Todo aquel que haga obra de bien, con grupo o sin él; todo aquel que se considere y obre como cristiano o espiritualista, es “obrero del bien” y todo “obrero del bien” es cristiano espiritualista.
44 A vosotros os digo en esta noche: por estos mismos labios que ahora me interpretan, tuve que nombraros de otra forma nueva: “obreros del bien” tuve que daros otro aliciente con una frase diferente para que pusieseis a trabajar vuestras mentes y empezaseis a hacer labor cristiana. Y ya que os agradan los nombres nuevos, cuando os vea desanimados buscaré otros nombres que os halaguen y os hagan hacer las obras que el amor manda: obras efectivas para que hagáis lo que el Espíritu Santo, lo que el Verbo de Dios, habla a las conciencias de los hombres.
45 En este mensaje armónico, en estas maravillosas vibraciones, está la esencia de la potencia ternura y misericordia; y podéis, aprovechar estas celestes vibraciones que llenan el espacio, el ambiente de este mundo, y de otros.
46 ¡Oh mi pueblo! Haced por comprenderme, mi mismo Ser que os ha llamado “cristianos”, os dice ahora: “obreros del bien” os llamaré también: “grupos de la luz” porque todos estos nombres serán en vuestra tarea y tenéis que ser semejantes al Cristo, que tanto os ha amado.
47 Debéis hacer de vuestras vidas, un reflejo de mi vida, que tengáis un parecido con el mesías, hasta donde os sea posible. ¿Sabéis por qué, mi pueblo? Porque sólo así os convenceréis de la Verdad de los celos, porque solamente con la práctica de la caridad, conoceréis el sendero iluminado por la luz del Padre Celestial.
48 “cristianos, espiritualistas u “obreros del bien” “labriegos de la viña del señor”, o “grupos de la luz” . Como vos queráis, que para mí sois los mismos: ¡tenéis muchas obras que hacer en este mundo! No solamente hacer bien a los necesitados; sino también: a los que llamáis malos; hacerles buenos no sólo consolar y dar cátedra de las que escucháis, tenéis mucho que hacer.
49 Entendedme bien, comprendedme, en verdad: tenéis que transformar vuestras vidas, para que viváis con la luz interior en vuestro verdadero reino del alma; en donde, las rosas de la inmortalidad serán para vosotros, las bellas realidades, el divino ideal que el alma añora y espera; porque el alma, ambiciona la felicidad de los celos, en la Verdad del Verbo.
50 En la luz que alumbra, no debe haber sombras en esta noche de Navidad. El egoísmo, es semejante a la muerte, es semejante a una fuente seca. El egoísmo, es soledad, es miseria, es tristeza.
51 ¡Oh mi pueblo! Vos que habéis llegado a la mesa exquisita, donde el pensamiento toma luz para brillar, llevad luz para el pensamiento de vuestros hermanos, para que no caigan en esa enfermedad peor que la lepra, en la enfermedad: del egoísmo y la miseria. Porque de cierto os digo: el egoísmo, es la soledad y la muerte aparente del espíritu.
52 Hay dos caminos, dos solamente: el del materialismo, que es camino de oscuridad; y el del espiritualismo, que es camino de trabajo, pero de luz.
53 Espiritualidad y espiritualismo, es proveniente de lo mismo: es todo aquello que del espíritu es. Es fuente de dulzuras y dichas. Todo lo sublime y grande. Todo aquello que al espíritu corresponde, seáis de una o de otra religión que se nombre cristiana o de cualquier religión; creáis en mí, o no creáis.
54 Fijaos en estas palabras: aquel que ama a sus semejantes, ama a Dios, y lo lleva en su conciencia. Aquel que se siente como un perfume esparcido por amor en el mundo en bien de sus semejantes, aquel que se siente un viajero de la vida que anima distintos cuerpos, en sus distintas reencarnaciones y se siente uno con el espíritu de los demás; éste, conoce la luz de Dios aunque no crea en mí; aunque dude de mí, es mío. Aunque mi nombre le cause risa, es mío, porque ha dado caridad y ha practicado la caridad perfecta, la que mucho se platica y poco se lleva a cabo: la caridad en silencio, sin ostentación, esa es la obra sublime; la que no se pregona, pues mientras más la ignora el mundo; más la sabe Dios.
55 Yo quiero ver a los que se nombran: “cristianos” en la cabecera de los enfermos. Quiero verles con el rocío de su alma, limpiando el fango de las flores que en él han caído y levantarlas por el buen camino de la redención. Quiero verles haciendo, de las gentes malas, gentes buenas. Quiero ver a los “obreros del bien” que son los mismos, en el lecho del agonizante, en los hospitales. Quiero verles en los pres iDios, con los más terribles pecadores, con los criminales, prodigándoles mi cátedra de amor; y yo estaré con vosotros, brillando a plenitud, cuando estéis ocupados en las cosas del Padre Celestial, de mi amado absoluto, del que os nombre como a mi Padre supremo, que es vuestro Padre, al que yo conozco y vos desconocéis, porque no habéis sabido la dicha de amar universalmente y esa dicha solamente se encuentra en la plenitud de la conciencia del amor manifestado por el hombre; que es luz, y no sombra; que es vida, y no es muerte.
56 Yo sí sé de la dicha que quiero que sepáis y conozcáis; y por eso, quiero enseñaros a encontrar el camino recto por medio de la palabra espiritual que será la luz que os guíe para encontrarlo. Mi palabra espiritual, es una lámpara puesta en lo alto de la mente comprensiva para iluminarle y sepa donde pone su planta.
57 Enfermos míos, de hace muchos años. Amados míos, mis ovejitas, mis parvulitos, mis hijitos amados ¡oh! Espíritus gigantes, de humanos con resolución, yo os daré ¡tanta luz y tanta dicha! Al bendeciros esta noche por siempre; en este momento, el amor habla al corazón triste y atormentado de mis enfermos amados, que habéis esperado resignados años y años para recibir el consuelo del Verbo de Dios que había de venir a consolar a los tristes, a los pecadores. Aquí está la irradiación del Cristo. Yo soy el Espíritu del consolador de las almas, que había de venir a enseñar los evangelios de Dios en la frase sublime de “amaos los unos a los otros” para que así, seáis amados y consolados.
58 Mis enfermos, que sois para mí los del sitial de honor en esta noche, los primeros en la fiesta del Espíritu, ¡bienvenidos seáis, ante la palabra del Cristo! Porque de cierto, os digo: que sois los primeros ante mi luz. Yo soy el pan de los pobres y el consuelo de los tristes. Vosotros que estáis enfermos del cuerpo, he aquí la salud y la medicina. Yo soy para vosotros la luz, la salud, el consuelo y la esperanza. Vuestro mal, lo han tejido los hombres de este mundo que han traicionado vuestros sentimientos puros y han llenado de luto vuestros corazones mustios.
59 Almas llenas de tristeza, el rocío esencial del amor, a semejanza del rocío matinal, viene a vosotros como bálsamo que cicatriza las heridas hechas en la sensibilidad, en el corazón de vosotros. Ese mismo rocío viene no solamente a cicatrizar vuestras heridas, sino también a hacer desaparecer las cicatrices. Cada cicatriz será desaparecida por el bálsamo del amor universal derramado en la palabra del Cristo.
60 Porque de cierto os digo: que esta palabra, es cual fuego purificador, como luz de Espíritu Santo, como fuerza de la vida, como luz del presente y del porvenir, como luz de todos los tiempos, mi palabra es como un sol radiante, como una estrella que jamás brilla menos y siempre es más potente. Y si yo me manifiesto hablando a los pecadores, curando a los enfermos, enseñando a los hombres en donde ellos se reúnen; haced vosotros, “cristianos” u “obreros del bien” lo que yo os he enseñado, para que sigáis la huella de mi paso.
61 Ha llegado el momento maravilloso, el momento sublime, el momento grandioso, mi pueblo, de que me entreguéis la ofrenda que me traéis de nochebuena, en que el Maestro espera de sus parvulitos, la ofrenda de la acción maravillosa, esa semilla que ha fructificado: la semilla del ideal, que ya se ha convertido en realidad.
62 Sois vosotros los realizadores, aquellos que ya estáis realizando buenas acciones, porque la potencia amor se ha despertado en vosotros. Benditos seáis vosotros, que me dais el vergel florido de vuestro corazón, las primeras flores de la caridad, las primeras rosas de la tierna compasión ante el dolor. Habéis vestido al desnudo y dado de comer al hambriento y seguiréis dando y seguiréis haciendo el bien. Yo sé que tenéis preparado en vuestros hogares alimento para los pobres esta noche.
63 Habéis dado y seguiréis haciendo el bien; y yo, por el cuerpo y por los labios, de aquellos que mi amor anima, os bendeciré. Desde esos cuerpos pobres, por esos labios tristes faltos de alimentos, recibiréis mi bendición por el bien que hagáis. Mis ricos pobres dan de la riqueza que llevan en su corazón, al agradecer el bien que se les hace; pero los ricos, que no saben dar, son más pobres que mis menesterosos.
64 Yo os digo, amados míos, recibo con beneplácito lo que me dais: una fuente de aguas cristalinas del manantial de la bondad, la fuente del corazón. Y una fuente de luz y claridad. La fuente cerebral de las ideas magníficas y maravillosas realizadas en la bondad cristiana. Recibo estas ideas brillantes, que al ser llevadas a la práctica, han realizado mis anhelos.
65 Debéis tener la alegría, amados míos, de saberos ya instrumentos del amor, aunque sea por unos momentos, y os digo: en esta noche, identificáis conmigo vuestro ser al manifestarme la dulzura que de vosotros esperaba.
66 Y vosotros, mis amados, que me presentáis también vuestros desvelos, vuestro trabajo, que me presentáis todo lo que habéis hecho para poner en movimiento lo que antes era solo una idea. Yo mismo en mis cátedras, os decía: si como cristianos no queréis trabajar, os daré otro nombre para que hagáis labor, os llamaré mis “obreros del bien” y sólo así, vuestros hermanos me entendieron y se pusieron en movimiento. La semilla ha sido mía y vosotros habéis realizado mi pensamiento; vuestros hermanos os ayudaron a cultivarla, para que fructifique. Las aguas, las tomaron de la fuente de la mente. Y os repito: los medios no me interesan, lo que me importa son los fines. Me entregáis plantas, flores y frutos; y yo recibo, todo lo que habéis hecho; y que esa semilla de luz, sea una realidad.
67 A vosotros, que formáis parte de los “obreros del bien” porque trabajaréis para mi obra: juntaréis vuestras obligaciones del hogar, las analizaréis y como participantes de este movimiento, las horas libres que os permitan vuestras ocupaciones para las necesidades de vuestro hogar, las dedicaréis a mi obra, a mi organización de “obreros del bien” y a todos repetiréis que son los mismos cristianos o espiritualistas los “obreros del bien; que son los hijos de la escuela del amor, hijos de la nueva vida, parvulitos de Cristo, para que no os confundan y piensen que son dos o más grupos diferentes.
68 Voy a daros muchas ideas luminosas, muchos dones y gracias espirituales iluminando las facultades superiores de vuestro espíritu para que realicéis maravillas; pero de cierto os digo: que en esta labor que habéis emprendido, daréis luz y bondad, porque vosotros seréis nobles y bondadosos. Todo lo que hagáis de bien, lo haréis sintiéndoos fortificado por mi amor; sintiendo, que estáis conmigo y yo con vos.
69 Pueblo mío, debéis amar a esta labor; porque ella, os hará cristianos verdaderos; porque ella, pondrá en movimiento lo que antes no estaba; y la debéis realizar, en aquello que juzguéis conveniente porque esta labor está llena de bondad; y la haréis de limpia voluntad en su acción, ya que es, la voluntad del Cristo. Y tendrán vuestros labios, frases brillantes; y en vuestro corazón, arderá la llama bendita del amor cuando habléis de mí, porque así lo haréis, entonces se conmoverán vuestros corazones, porque yo me comunicare de Espíritu a espíritu y será un florecimiento el Cristo, en vuestros labios, en los momentos de vuestra iluminación.
70 En esta organización: unidos, trabajaréis por mi causa. Mi obra espera mucho de vosotros porque habéis sido capaces de poner en movimiento lo que antes no estaba; y seguiréis manteniendo, esa buena actividad.
71 Y en esta noche, mi pueblo, reconoceréis a este grupo, como parte de mi grey. Y vosotros, obreros del bien, él último del año me rendiréis cuentas; y si alguno esta cansado por el servicio a mi obra, le permitiré descansar un tiempo; pero si no está, continuará con su misión, según sea su voluntad. Un año de trabajo, un año de pensar para el bien de la escuela de Cristo, que es la escuela del amor. Un año en que vos, pueblo, les ayudaréis.
72 Pueblo amado: tened siempre presente, al primer grupo de trabajadores míos, a la causa primera de esta organización, a los hijos de la luz. Este primer grupo, que como “obreros del bien” está hecho de la luz divina, es el grupo base, “los hijos de la luz” por el cual yo me manifiesto: mis facultades de cátedra, por los que vendrán los pensamientos elevados para que los convirtáis en bellas realidades.
73 Mis luminosos pensamientos, sin los labios de mis pedestales o portavoces, no los hubieseis conocido, nadie hubiera sabido la frase: “obreros del bien”. El pensamiento es mío; pero la voz, es la de mis intérpretes. Después, vosotros habéis venido a realizar lo que yo quería que se hiciera. ¿No os alegráis, grupo bendito? ¿No es para vuestra satisfacción, haber hecho lo que antes, otros no quisieron o no pudieron hacer?
74 Cuerpo de mediaunidad, facultades de cátedra, dejad de sufrir un poco las angustias de vuestro desconsuelo. Dejad de sufrir la amargura de vuestro corazón, y mirad vuestra obra, que es mi obra y es la obra del grupo que realiza mis pensamientos, lo que él ha conquistado y lo que ha hecho mover. Mis pensamientos, los convertisteis en palabras; y los seguidores de mis pensamientos y de vuestras palabras, hicieron la acción. Sois vosotros: la causa, la base de todos los grupos espiritualistas. Mirad: vuestra obra, les llama a una nueva vida, con todo su contenido de verdad.
75 Yo conozco vuestro sacrificio: de unos, toda una vida dejada en estos, mis recintos. Yo sé de vuestros desconsuelos, de los pesares y las espinas que han llegado a vos; y que han sido causa de dolor, de desolación y de tristeza en vuestra vida; pero ahora, un rayito de esperanza ha vuelto a brillar en vuestro espíritu y empezáis nuevamente a fortificar vuestra fe, al pensar que estos grupos, den el fruto que vos y el Maestro anhela.
76 Unos, me pedís por ellos y por estos recintos donde habéis dejado una gran parte de vuestra existencia triste y dolorosa; sufrimiento que yo conozco. Me pedís por los que empiezan a trabajar, que no sólo sea el entusiasmo de los primeros días, sino que perdure en ellos por siempre. Otros, los que teníais perdida la esperanza y la dicha, os consideráis dichosos y felices al ver mi obra realizada por vuestro conducto. Mas, a ellos, yo les aliento para seguir en su labor como obreros del bien y os aliento a vosotros, mis facultades de cátedra para seguir en vuestros trabajos diarios. Vuestra tarea es dura; pero ahora empezáis a tener más fe y esperanza; y me decís: ¡hágase Maestro amado, tu voluntad en mí para que me sienta un poquito más reanimado para poder seguir en tu camino, cumpliendo con mi misión!
77 Mas, de cierto os digo, portavoces míos: no estéis tristes, puesto que si tomé parte de vuestra vida, fue para provecho de los demás. Y si tomaron de vuestra vida, los seres del bien, fue para curar el cuerpo y el alma de vuestros hermanos; y muchos enfermos, hallaron la salud por vuestro conducto.
78 Escuchad bien, hoy han reconocido las multitudes que vuestra vida ha sido muy útil y que sois las más grandes de mis ovejitas, han reconocido vuestra labor y la vida triste, pero muy útil, que habéis llevado para los demás. El pueblo, en verdad, al reconocer todos esos servicios, os va a ayudar para hacer más liviana vuestra cruz; entonces, todos unidos formando una sola familia en plena comprensión, os ayudaréis los unos a los otros, quitándoos las asperezas de vuestras vidas.
79 Sí mis bien amados, vosotros sois el grupo fundamental, el instrumento principal de mis recintos, los que convertís en palabras, mis pensamientos, mis ideas luminosas para la comprensión de las multitudes; ellas os conocerán y estimarán que vuestro trabajo es bendito; y estáis disculpados de vuestros errores de humano; ya que, el sufrimiento y la amargura os redimen. Solamente, os digo: en vuestros dolores: yo os he consolado; yo he enjugado las lágrimas de vuestros ojos y he visto tan pequeños vuestros errores de humano, que ante vuestra obra de mediaunidad, no los encuentro; porque vuestra obra, es grande para todos vuestros hermanos.
80 Así vos, grupo de facultades, que formáis todos el “grupo de la luz” que no necesita número ni letras, porque es el grupo fundamental, unidos, trabajarán, aunque sé que os ha causado alegría saber que vuestra vida humana es útil, de toda utilidad, según lo que os dije una mañana.
81 Escuchad: acabándose vuestra labor, cerrándose vuestros labios, a esta forma de comunicación, mis recintos y los mismos “obreros del bien” debilitados ya, no serán los mismos que hoy contempláis: decididos y entusiasmados. Mas, no os culpo, al ansiar la terminación de vuestra misión, porque pensáis que así terminarán todas vuestras amarguras.
82 Habéis escuchado bien, pueblo: vos, viviréis para ellos, para este cuerpo de mediaunidad, para los obreros del bien, porque por su cerebro saldrán las frases que harán grupos cristianos espiritualistas, con nombres que satisfagan a los que van a moverse en el amor. Cumplid, porque vuestra misión es necesaria. Cumplid ¡oh! Rosal encarnado, para que las rosas florezcan entre mi pueblo amado.
83 Y a vos pueblo: os recibo esta nochebuena, en unión con vuestro grupo de mediaunidad. No olvidéis lo que por derecho, os corresponde y os pertenece.
84 Pueblo mío, tomad esta pequeña lección: he aquí la dualidad del espíritu y la materia: ellos en espíritu son dulces, tiernos, amorosos y grandes, son nobles y brillantes; en espíritu son dóciles, y me dicen: hágase, amado Maestro, tu voluntad cuando su ser está comunicándose espiritualmente conmigo. Fijaos bien: así es su espíritu, cuando está manifestando a los dictados de la Ley del amor; que quiere, lo que yo quiero; que quiere, lo que quiere Dios. Así es su espíritu, que dócil, se somete; pero que distintos en materia; allí, me dicen que la vida es una carga pesada para ellos.
85 El espíritu libre, a través del alma, se expresa y manifiesta su realidad y su verdad; he allí por qué en materia dice una cosa y en espíritu expresa otra. Ya sabéis por qué vosotros sois más grandes, en alma; que en materia.
86 La materia es cobarde, se traiciona a sí misma; y hasta desconoce los verdaderos sentimientos del espíritu. He allí, brillantemente manifiesta la realidad de la dualidad; brillantemente manifestada la Verdad. Cuando ellos vuelven a las vicisitudes en su materia, ¡qué distintas serán sus expresiones! En alma, son dulces, resignados, capaces de llegar hasta el mismo sacrificio; y en materia: hablan desesperadamente porque les pesa su cruz, porque les es dura su tarea.
87 Sí mis amados, ¿cómo queréis curaros del cuerpo, si vuestra alma no está sana? Cuando seáis dichosos, cuando sintáis alegría y felicidad al servirme; cuando volváis a tener fe, cuando seáis en materia, lo que sois en espíritu, vuestra alma será sana y sano será vuestro cuerpo también. Vuelva en vosotros, la fe para que recuperéis la salud.
88 Las enfermedades físicas vienen del estado anímico de la mente enferma. Si sana en vos, lo invisible, sanará también la materia; pero no olvidéis estas palabras: que vuelva a vosotros, la fe.
86 Y algunos decís: necesito tanto la fe, necesito tanto creer y saber que alguien se preocupa por mí, por mis pesares. Mas, al escuchar mi divina palabra se conmueve todo su ser.
89 Otros decís: ¡si yo pudiera volver a creer, si pudiera alimentar esa fe, de la que el Maestro, nos habla tanto! “¡si yo pudiera creer! Es la frase que en estos momentos habla con inmensa amargura en su materia. Mas, yo os digo: no creáis en los hombres, creed en mí, esperad del Padre y de mí. ¡Qué os importa que el mundo no os comprenda, qué os importa que no os amen; si os amo yo! ¿Acaso no os es suficiente, mi amor? Entonces, olvidad lo demás.
90 He recibido la flor de vuestro trabajo, de vuestro sacrificio y os doy fuerza para vuestras enfermedades, que seguirán con vos; y aunque sintáis por momentos que el alma se escapa de vuestro cuerpo, cuando aparezca en vos la fe, sentiréis salud.
91 Acordaos del mundo, solamente para amarlo; pero olvidaos de él, si creéis esperar algo de él para vos. Acordaos de los demás, solamente para amar y dar; y olvidaos de recibir.
92 Pueblo amado, he aquí la segunda lección: las almas de mis portavoces amados, están comunicándose por cuerpos ajenos en este día. Uno de ellos me sirve en esta noche, de instrumento; y sus labios brillan, con mi santa palabra. La otra viene, comunicándose en materia ajena también, cumpliendo los mandatos de la Ley del amor que la llama.
93 Yo soy a semejanza del canto de la madre que a sus hijos llama. Ellos vienen a buscarme con su pensamiento, como palomas que tienden el vuelo para encontrar su nido y a la madre que ha de darles calor; y cruzan la distancia y se sienten fuertes. Así ellas, vienen a mí, como escucháis a los que vienen ahora en espíritu. Ellos está aquí, diciendo: esta nochebuena, la paso con el Cristo de mis pensamientos, con la luz de mi soledad y ellos viene a mí en pensamiento, como yo vengo a vosotros, en pensamiento también. ¡He aquí, mi pueblo, el poder del pensamiento en plena manifestación comunicándose!
Facultad:
94 Maestro divino, mi pensamiento te pide por mi querida hermana, portavoz de este recinto, porque calmen sus dolores; y en esta noche en que de mi espíritu, llega mi plegaria hasta el celo, te pido por ella, que tanto lloró cuando yo dejé aquel lugar. Señor, que sus ojos ya no derramen más lágrimas para que pueda cumplir su misión. Maestro, te pido por mi hermana, porque ella, sea feliz.
Divino Maestro:
95 He aquí, a vos, pueblo, os digo: entended la lección. La lección, es amplia; y que amplio sea el horizonte del entendimiento, para que comprendáis la realidad de la dualidad. El espíritu, es dócil y resignado; y la materia, es rebelde ante el dolor. El hombre todo, es dualidad: luz y sombra, día y noche, verdad y mentira. ¿Y qué es más importante para vos, pueblo amado: la luz o la sombra, el día o la noche? El alma de los seres, clama por cumplir la voluntad de Dios; y el hombre material o humano, se resiste.
96 ¡Oh dualidad! ¡Oh binario! Eres la expresión maravillosa de lo que los hombres llaman misterio del ser; y de la manifestación del ser, habéis dado una lección a los oyentes de esta cátedra de Cristo: de la existencia del pensamiento del ser encarnado y desencarnado. ¡Oh, vosotros que escucháis al catedrático del amor: escuchad esta cátedra del corazón y del cerebro, en la dualidad, manifestada plenamente!
97 Primer grupo de los obreros del bien, recibo vuestras flores y os bendigo en el nombre del Padre Celestial, os bendigo y en mi amor quedaos, que la paz sea con vosotros.
98 Facultades de mediaunidad, sentíos felices porque siempre seréis reconocidas y porque nunca se os desconocerá; y quien tratare de hacerlo, hará obra contra mi voluntad.
99 Este grupo orientador o grupo de la luz, por su acción, trabajo y utilidad es el grupo que debe tener de vos, pueblo, toda consideración y atención.
100 Y en estos momentos, recibo también a todos los grupos que han hecho de mi palabra, la acción. Yo os bendigo a todos, unidos como una sola semilla que germina, que crece, que tiene tallo y flores, que tiene frutos. Así daré la bendición a la que antes fue semilla y que ha germinado y ahora tiene flor y fruto. Benditos seáis en el nombre del amor.
101 Portavoces benditos, mirad vuestra obra, ¡alegraos por ello! Y todo el año 1950, seguirán trabajando en esta mi organización.
102 En el nombre del amor de la ternura, del amor de la sabiduría, del amor de la luz yo os recibo, amados míos. Satisfecho, de que habéis trabajado, de que habéis dado alegría y satisfacción a mis pequeños, a mis niños y que la vais a seguir dando.
103 Ya habéis conocido: que la alegría de dar, es superior a la dicha de recibir. Este es un dictado de la Ley y los dictados de la Ley de Dios, se cumplen, porque por ello son divinos y brillan con la luz del Espíritu.
104 Y en esta noche, amados míos, en que recibo vuestro magnífico trabajo, bendigo con cariño vuestra labor, acaricio vuestros corazones y vuestras cabecitas y vuestros pensamientos ilumino.
105 En esta nochebuena de paz, en esta nochebuena de amor, en que el amor se manifiesta como algo hermoso en todos los labios y en todos los corazones; en que en los hogares se bendicen, a los que antes se aborrecieron; en que en todos los labios, hay una frase que dice: “¡feliz nochebuena!” en que regaláis presentes a vuestros seres amados.
106 ¡Nochebuena! En esta noche, llena de luz del Cristo, de luz de vida, de amor, de fraternidad, bendigo a mis ovejitas que traen sus manos llenas del trigo dorado del amor, porque son de Cristo y Cristo es de ellas.
107 Mis amados, que me habéis complacido: en el nombre del Padre y con la luz del Espíritu Santo, el Verbo de Dios, el Cristo de Dios, el consolador prometido que había de venir, derrama sus ternuras y sus bendiciones sobre vuestros corazones.
108 Yo os amo, corazones dulces; y os digo, en verdad: seguid las huellas de mi paso y solamente haced el bien por todos los medios posibles.
109 Haced el bien de corazón, sin esperar recompensa, porque por eso vivís en esta existencia humana transitoria: para prepararos para una vida mejor que no es pasajera, para la vida de las vidas, para la vida verdadera que no tiene muerte, que no tiene sombra, ni sueño, ni mancha, donde todo es inmaculado como el pensamiento de los cristianos elevados hasta la altura del sacrificio, en donde todo es claridad. Allí, estaréis unidos con el Padre por una eternidad.
110 Mi paz os dejo, mi amor os doy. También bendigo a las demás familias que no pudieron realizar algo por ahora; pero que van a realizar más después. Benditos seáis trabajadores míos, mis flores del mañana, para todos es mi amor y mi caricia.
111 De unos recibo su ofrenda, de otros espero sus frutos. Yo sé que van a trabajar. Yo sé que realizarán lo mismo que los primeros, por tanto, os bendigo con infinito amor. Y si hoy sois pequeñas familias más tarde seréis fuertes grupos y haréis cada vez más en el bien. Hoy se sienten débiles; pero mañana serán cada vez más fuertes.
112 Yo soy aquel que regando vuestra semilla con el agua de la fuente del amor os llena de esperanza y fe.
113 Seréis grupos bien organizados y bien capacitados; y haréis, muchas obras benéficas; y trabajaréis, para que sea conocida mi obra en todo el mundo, esta cadena de los “obreros del bien” hecha por varones, mujeres y niños, que sean verdaderos cristianos y quieran ser trabajadores en mi obra de amor y redención, que quieran ser también: “labriegos de la viña del señor”
114 Enviad escritos a todos los lugares en donde sea aceptada mi palabra y repartid esta cátedra para que todos los cristianos espiritualistas, trabajen en mi labor de amor. Así es como también vosotros trabajaréis para el bien de vuestra alma y en ella florecerán las rosas de la servicialidad, las rosas del bien y os haréis inmortales en espíritu, como es inmortal el pensamiento de luz.
115 Os lleno de esperanzas para el futuro, hago un reguero de luz en vuestro camino y os bendigo en el nombre de aquel que me envía, de aquél de quien tomé la luz.
116 Amados míos, en esta noche en que el amor ha hecho palpitar de emoción los corazones y alumbra los pensamientos, yo os digo: en la mesa del banquete espiritual, hubo para todos ricas viandas, vestiduras blancas y brillantes luceros en sus blancas vestiduras; para todos, hubo himnos inmortales en la fiesta del Espíritu.
117 Todos sois iguales delante de mí; todos sois señores, todos sois hijos en el reino del Padre. Tanto los que trabajaron primero, como los que trabajen después; si todos llegan con su ofrenda, todos conocerán el reino, porque el amor es el camino seguro que les conducirá hasta él.
118 Si vosotros queréis conocer el reino, dejad que os guíe el corazón, fuente de bondad y ternura. Haced de vuestras vidas, vidas útiles y benéficas. Haced de vuestra vida, una bendición, porque en esta noche, os bendigo en el nombre del Padre, en el nombre de aquel que me dijo: enséñalos a amar. Y os he enseñado a amar para que sigáis la huella de mi paso; y vosotros, enseñéis a amar a los hombres, como yo os he enseñado.
119 Seguiréis convirtiendo, a los lobos; en corderos porque los lobos, de hoy; serán los corderos, del mañana. La humanidad entera recibirá por vuestro conducto esta bendición del Cristo del amor, del redentor del mundo. ¡Benditos seáis todos, mis amados!
120 Vos también, pueblo mío, que asistís por primera o segunda vez a este recinto y que os toma, de nuevo, esta cátedra: podéis hacer el bien; sin grupo, sin número, ni determinadas letras, podéis hacer labor de amor, la misma labor de los obreros del bien, podéis hacer lo que han hecho éstos.
121 Cada uno de los oyentes de mis cátedras, puede convertirse desde estos momentos, en obrero del bien y repartir amor a su paso.
122 Podéis llevar a los niños esta doctrina del corazón. Habladles de mí, haced que desde su corta edad se familiaricen con mis cátedras, que se acerquen a escuchar mi palabra; para que desde hoy, estén preparados.
123 Se acerca el año 1950, de guerra y lucha mental para el pueblo espiritualista; tendréis luchas, discusiones, guerra de ideas en lo espiritual y contradicciones entre los hombres; y no sabéis, pueblo amado, por donde os atacarán. Debéis estar preparados, debéis conocer a donde vais; y caminar, por el camino luminoso del espíritu preclaro y verdadero.
124 ¡Oh humanidad, humanidad! Necesitáis conocer adonde vais, conocer de mi palabra, para que tengáis seguro el camino; conocer de esta verdad palpitante del amor, para que encontréis la gloria en vuestra vida.
125 ¿Cuál es la ciencia que brilla más en el pensamiento y en el celo, del ideal de los hombres? ¿Qué ciencia es la más armoniosa? La ciencia del amor. La ciencia del amor, es la ciencia del espíritu, es la ciencia de las ciencias, la maestra de las ciencias. Aprended de ella y ayudaros con su luz para que no andéis en sombras y llevéis iluminado vuestro camino.
126 Yo soy a semejanza del pan de la vida, en mi palabra tomad de ese pan de la vida y del amor y convertid en acción vuestro pensamiento; y así podréis hacer todo aquello que manda el corazón, todo aquello que marca la buena conducta y la conciencia elevada y podéis realizar las obras de misericordia.
127 Yo fortifico la flama del amor en el pecho noble de los seres humanos. Fortifico la flama de la caridad en el corazón de los niños, para que tengáis participación conmigo, en el reino de la paz.
128 Pueblo mío, entre vosotros, hay también quien ha hecho caridad y nada dice. También entre vosotros, hay muchas flores de servicialidad; y yo las recibo y las coloco en el violetero espiritual, bañándolas de mi luz.
129 ¡Nochebuena, nochebuena! ¡Nochebuena, que brillas con las luces más altas! Que brillas, más que si tuvieras luz de mil estrellas. ¡Brilla, nochebuena! Brilla como mil soles, porque en esta noche celebráis la noche en que nació el Cristo, en Jesús; y en que quiere nacer, en el corazón de cada hombre.
130 Parece que se han unido para siempre, en un ósculo de paz, de ternura y de amor: el celo y la tierra. Que todos queden unificados en el universo, en Espíritu y en verdad, en el nombre del que os ama eternamente.
131 En esta noche, yo os bendigo con la grandeza del amor del rey; porque el rey, es el amor y su sitio yo lo conozco, es un reino invisible; y el rey, es brillante, dulce y de frutos buenos. El rey es compasivo; y viene a vosotros, como una tierna melodía a despertaros de vuestro sueño pesado de materialismo; y arrancaros de él, estableciendo una comunicación verdadera de pensamiento a pensamiento y por el sentimiento puro: de Espíritu a espíritu.
132 ¡Cuerpos y almas; pensamientos, palabras y acción; celos y tierra; elementos de la tierra: agua, aire, tierra y fuego, ¡fuerzas vivas de la naturaleza! En esta nochebuena, todo es bello y bendito; en esta nochebuena, todo está unificado porque ésta es la noche del Cristo.
133 Vosotros morabais en la noche; y yo, a semejanza del día, os hice despertar. La noche era vuestra, el día es mío. Y yo, os he arrullado; y con mis cantos de amor, os he despertado. Y empezáis a abrir los ojos, y a mirar muy alto, no solamente las bellezas del firmamento; sino también la sublimidad y la grandeza de vuestro interior.
134 Mirad muy alto: hasta el alma de los hombres y sabréis encontrar en todos, la parte buena, la parte noble; y hacer gentes buenas, de gentes malas. Que todo se una: buenos y malos, ángeles y pecadores, que todo esté en santa unión. En esta noche llena de luces celestes, unido esté el pensamiento de ángeles y hombres.
135 Nochebuena, llena de hermosura, de fraternidad, noche llena del ¡hosanna a Dios en las alturas! Noche, llena de abundantes bendiciones, que brille el perdón y se olviden los rencores. Noche santa, iluminada por mi amor, yo te bendigo en el nombre de Dios omnipotente.
136 Si vosotros morabais en la noche; ¡yo soy el día sin noche! Que os despierta, abriendo todos vuestros sentidos para que veáis la luz de la realidad: la luz del espíritu y no volváis a dormiros jamás.
137 ¡Venid a mí el que quiera resucitar a la vida de la gracia! ¡Venid a mí el que quiera orar!; pero no de frase; sino de sentimiento puro! Ese fue un tiempo: el tiempo de la frase; y este es otro tiempo: el tiempo de la oración por medio de la acción.
138 Orad: consolando, curando, acariciando. Orad, haciendo lo que yo hice. Orad en las prácticas cristianas, orad en la caridad esto es orar. Sabe orar, el que hace oraciones por medio de sus obras.
139 ¡Ah, oración magnífica, llena de luz! En que eleváis vuestra luminosidad hasta los celos. Oración que tiene el poder, de llegar hasta Dios; oración de acción y caridad, ¡bendita seas!
140 Pueblo mío, recibo todas vuestras penas y alegrías en esta noche. Recibo el pensamiento de todos y el semillero de vuestras ideas; porque en vuestra mente está el germen del bien y del mal; pero la semilla del amor las convierte en semillas de bien por la potestad que tiene, en hacer bueno; lo que es malo.
141 ¿No sabéis que si vos hablarais a la humanidad con la dulzura con que yo os hablo, la humanidad, se redimiría? ¿No sabéis que el amor puede hacer de los criminales, varones y mujeres; dulces y buenos?
142 El amor, tiene todas las bellezas del universo, del celo y de la tierra; y los poderes supremos, de la unidad.
143 Cuando yo estuve en el mundo, el Segundo Tiempo, hablé con amor a todos. Le hablé con amor a María Magdalena, les hablé con amor a los mismos criminales; les hablaba del reino del Padre; y entonces, ellos dejaban de ser lo que habían sido. Esto, es Ser obrero del bien.
144 Para que seáis obrero del bien, no os dediquéis solamente a curar las enfermedades físicas, dedicaos a hacer el bien a vuestro semejante en todos los casos de su vida: hoy en unos, mañana en otros; que en muchas ocasiones el alma, se encuentra más necesitada que el cuerpo.
145 No olvidéis que he sembrado en vuestro corazón, desde que mi luz os ungió, la semilla del amor; dejad que ella crezca en vuestros sentimientos, para que me dé frutos dulces; que sean para la humanidad curación en sus males, consuelo en sus penas, luz en sus tinieblas.
146 Cuando el amor fructifique en vos, podréis aliviar a los enfermos, consolar a los tristes y conmover los corazones.
147 ¡Qué sensibles son aquellos que tienen triste el alma y están heridos en la mitad del corazón! ¡Ah! Si vos supierais hacerles vivir; traerles de nuevo a la vida, endulzarles su existencia, ¡qué felices les haríais, cuánta amargura apartaríais de su camino, cuánto consuelo encontrarían en vos!
148 Mas, debéis tener tacto y tino para tratar a vuestros hermanos, y darle a cada uno, lo que necesita. Daros amor en abundancia, que el amor, es el gran manantial inagotable.
149 Pero todavía no sabéis amar, guardáis vuestras reservas, porque no sabéis y no entendéis las grandezas del amor. Cuando entendáis y sepáis amar y conozcáis de estas maravillas, ¡oh mi pueblo! Entonces habrá terminado el drama de la humanidad.
150 Aquellos, que hoy únicamente saben maldecir y solamente tienen palabras duras; bien pueden más tarde, bendecir y dar ternura.
151 Tenéis que trabajar arduamente para lograr el renacimiento de vuestros hermanos; y hacer bueno, lo que antes era malo.
152 He estado con vos, mi pueblo, en irradiación; he estado con vos, en vuestro corazón y en vuestro cerebro. Y en esta noche, cuando deis a los niños pobres, acordaos de mí. Cuando estéis en la mesa familiar, acordaos de mí. Cuando tengáis motivo de rencor o pase por vuestro camino aquel que le tenéis rencor, acordaos de mí y abrazadle, llamadle hermano, iluminadle con la luz de la fraternidad, perdonadle si os ha ofendido, olvidad las ofensas y acordaos de mí.
153 En esta noche, sed suave como el pan blando, sed brillante como el sol. Acordaos que es la noche y después el día. Que si vos, sois la noche; yo soy el día sin noche y os doy mi luz para alumbraros eternamente.
154 Volveréis a vuestra vida, a vuestro ruido, a vuestras costumbres; pero en todo eso, no olvidéis la luz de vuestro ideal. Acordaos de mi enseñanza. Acordaos de mí, y llevadme en vuestro corazón, eternamente presente.
155 Y, os repito esta frase: os encargo a mis pequeños, a mis niños pobres, os encargo a aquellos que no tienen pan, abrigo, techo y cariño. Os encargo a los que sufren, a los que lloran. Vos que tenéis la dicha de escuchar mi palabra, llevadles de la frase dulce, de la fuente de consuelo para calmar su angustia y su mal.
156 En el nombre del Padre Dios, en paz os dejo. En el nombre del santo Espíritu, mi luz os doy. ¿Tenéis atrición, propósito de transformación verdadera? ¿Tenéis propósito de desmaterializaros para espiritualizaros? ¿Propósito de ser verdaderos cristianos u obreros del bien? Entonces, tomad la luz de mi palabra y alumbrad vuestro sendero, seguid la huella de mi paso y venid por donde yo voy.
157 ¿Tenéis propósito de hacer vuestros: los dolores ajenos? ¿De ver en cada semejante: una parte de vos mismo? ¿Queréis ser los labriegos de la viña bendita de señor?
158 Los cristianos espiritualistas u obreros del bien, de acuerdo con mi doctrina, son, a semejanza de Cristo: labios que bendicen, manos que prodigan la caridad y plantas que caminan para buscar a quien hacerle bien.
159 De cierto os digo: el amor, es como un torrente inagotable que arrasa con lo que esté mal y nadie lo detiene. ¿Qué me pedís que no os conceda, si estáis obedeciendo mi palabra?
160 Tomaréis de mis portavoces, a alguien que pueda acompañaros para dar cátedra a aquellos que son hijos de Dios y son también mis ovejitas, mis parvulitos. Y para yo me derramaré entre ellos.
161 Bendigo vuestro amor porque os preocupáis por ellos. Bendigo vuestros buenos propósitos; y siempre tendréis para vos y para dar, porque nunca os hará falta. Llevad a uno de mis aparatos humanos y se hará labor de obrero del bien. ¡Bendito sea vuestro corazón, bendita sea vuestra caridad!
162 Pueblo amado: vuelve, la luz del pensamiento de Cristo, nuevamente a las alturas del reino de la paz. Vuelven nuevamente estos labios humanos, a quedarse silenciosos, después de haber brillado con la palabra del amor. Vuelve nuevamente la luz a las alturas; pero mi amor, entre vosotros queda.
163 Queda mi bendición, mi luz, la fragancia de esta cátedra, vigorizando las mentes. La influencia, la sustancia de la esencia de mi palabra, del ideal espiritual, entre vosotros quede. Quede en vosotros, mi luz; la fuerza en vuestros buenos propósitos; y todo lo que a vosotros os doy.
164 Así, mi pueblo amado, gozad como los auténticos cristianos lo hacen: rectamente y con amor.
165 Y ante la alegría familiar de vuestra mesa, recordad lo que he dicho en esta cátedra: “yo bendigo la mesa de los pobres, yo bendigo la mesa de aquellos, que saben hacer la caridad.”
166 ¡Benditos seáis vosotros, porción de mi pueblo escogido! Y doy mi despedida, en esta frase: ¡amaos los unos a los otros! Como yo os he enseñado a amar.
¡Mi paz, sea con vosotros!